27 de agosto 1812
Elizabeth abrió lentamente los ojos; sentía un intenso dolor de cabeza. Miró a su alrededor desorientada: la habitación era muy hermosa y luminosa y el mobiliario era de un estilo refinado que no le resultaba familiar. Con preocupación llegó a la conclusión que nunca había estado en ese lugar.
Cerró los ojos de nuevo, e hizo un esfuerzo por recordar lo que había ocurrido, y dónde estaba. Pero no tuvo éxito; su mente estaba en blanco. Se dio cuenta que tenía varios moretones en los brazos, y un dolor persistente en la espalda cuando se movía. Notó que vestía uno de sus camisones.
En ese momento, la puerta se abrió, y una joven sirvienta entró en la habitación. Al verla despierta, la sirvienta sonrió y exclamó con alivio, "¡Señorita, qué alegría que al fin despertó! Voy a avisar a mi patrón y a sus tíos. Están muy preocupados por usted."
Antes de que Elizabeth pudiera decir algo, la sirvienta salió rápidamente. Con esfuerzo, Elizabeth se levantó de la cama, y se acercó al gran espejo que estaba en la pared. Al ver su imagen, frunció ligeramente el ceño; su cabello estaba enredado, su rostro pálido y demacrado, y además tenía un pequeño corte en la frente.
Se sobresaltó al escuchar el ruido de la puerta, y sonrió al ver entrar a su tía Gardiner.
La Sra. Gardiner se acercó con una expresión en el rostro que era una mezcla de preocupación y alivio, y la abrazó. "¡Oh, Lizzy, teníamos tanto miedo que no despertaras!"
Elizabeth, aún muy confusa, preguntó con voz débil, "¿Qué no despertará? ¿Qué ha sucedió? ¿Dónde estamos?"
La Sra. Gardiner, al notar el rostro de confusión de su sobrina, le explicó, "Tuvimos un terrible accidente, Lizzy. El carruaje volcó, y te golpeaste muy fuerte en la cabeza. Estuviste inconsciente por dos días, y teníamos mucho temor que no despertaras."
Elizabeth abrió muy grande los ojos por la sorpresa, y preocupada preguntó. "¿Y el tío Gardiner? ¿Cómo está?"
La Sra. Gardiner respondió con un tono tranquilizador, "Está relativamente bien. Además de varios golpes, se torció fuertemente un tobillo. El doctor nos dijo que, con el debido reposo, es muy probable que se recupere por completo."
Elizabeth suspiró aliviada, y con creciente curiosidad, preguntó nuevamente, "¿Dónde estamos?"
"Estamos en Pemberley," respondió la Sra. Gardiner.
Elizabeth frunció el ceño, y repitió asombrada, "¿En Pemberley?"
"Sí," confirmó la tía Gardiner, y agregó, "Poco después del accidente, dos carruajes vinieron a socorrernos. En uno de ellos estaba el Sr. Darcy y su hermana."
Elizabeth intentó recordar los detalles del accidente, pero su mente seguía nublada. La Sra. Gardiner continuó hablando, "El Sr. Darcy no es como me lo imaginaba; ha sido muy amable con nosotros, y ha estado muy preocupado por tu salud y la de tu tío..."
Al notar que Elizabeth parecía distraída y cansada, la Sra. Gardiner le preguntó con ternura, "¿Te sientes bien?"
Elizabeth negó con la cabeza y respondió, "Me duele mucho la cabeza, y no recuerdo lo que sucedió."
La Sra. Gardiner le apretó la mano suavemente, tratando de consolarla. "No te preocupes, Lizzy. El doctor afirmó que si despertabas podías tener algunos problemas de memoria."
En ese momento, la joven sirvienta regresó con una bandeja que tenía té, sándwiches, quesos, mermelada, pan y frutas.
A insistencia de la Sra. Gardiner, Elizabeth comió unos sándwiches y tomó una taza de té, y como aún estaba muy somnolienta, poco después se volvió a dormir.
Despertó unas horas después, sintiéndose relativamente mejor. Cerró los ojos, pero sus recuerdos de los eventos recientes eran muy vagos. Recordaba que sus tíos la habían invitado a ir a la Región de los Lagos, pero el resto era una nebulosa.
Suspiró, al recordar que estaba en Pemberley. No se acordaba de lo que había sucedido en las semanas anteriores, pero recordaba claramente al Sr. Darcy y que habían partido en malos términos meses atrás… Top of Form
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"Sra. Gardiner, ¿cómo está la Srta. Bennet?" Preguntó Darcy con profunda preocupación al ver salir a la Sra. Gardiner de la habitación de Elizabeth.
"Afortunadamente, está relativamente bien. Pero está muy dolorida por los golpes, mareada y no recuerda lo que pasó." Con una sonrisa de alivio, la Sra. Gardiner agregó, "Pero estoy convencida que se va a recuperar por completo en unos días."
Darcy respiró hondo, sintiendo un gran peso levantarse de sus hombros. Los últimos días habían sido extremadamente difíciles para él. Cuando descubrió que Elizabeth era una de las personas involucradas en el accidente, su corazón dio un vuelco. Al verla con el rostro ensangrentado, los ojos cerrados y tan inmóvil, temió lo peor. A pesar que Elizabeth había rechazado su propuesta de matrimonio, y se estaba esforzado por olvidarla, al verla en ese estado, se dio cuenta que sus sentimientos seguían siendo muy fuertes.
Al comprobar la gravedad de la situación, Darcy tomó la decisión de invitar a los Gardiner y a Elizabeth a hospedarse en Pemberley. Posteriormente, mandó llamar al único doctor de Lambton, el Sr. Tilk, un experimentado doctor que era muy respetado en la región.
El veterano doctor examinó cuidadosamente a Elizabeth, y con una expresión de tristeza y preocupación, informó que no había mucho que pudiera hacer en ese momento. Había sufrido un fuerte golpe en la cabeza, y todo lo que se podía hacer era esperar a que despertara. No lo dijo explícitamente, pero todos entendieron que existía la posibilidad que no lo hiciera.
Al escuchar las noticias, Darcy esbozó una leve sonrisa de alivio y respondió. "Me alegro mucho que la Srta. Bennet se esté recuperando. Hace una hora, le pedí a unos de mis sirvientes que le llevara una nota al Sr. Tilk. Estimo que en unas horas estará aquí."
La Sra. Gardiner asintió, visiblemente aliviada. "Gracias por todo lo que ha hecho por nosotros, Sr. Darcy. Estamos en deuda con usted."
"No tiene que agradecerme; simplemente hice lo que cualquier otra persona habría hecho en mi situación." Darcy respondió con una leve sonrisa.
Unas horas más tarde, después de examinar minuciosamente a Elizabeth, el Sr. Tilk se reunió con Darcy y la Sra. Gardiner en la biblioteca para dar su diagnóstico, "Tengo el agrado de informarles que la Srta. Bennet esta fuera de peligro."
Tanto Darcy como la Sra. Gardiner suspiraron aliviados. El Sr. Tilk agregó, "Es probable que por varios días más continue teniendo mareos, y por ello, no es conveniente que salga de la habitación. Si insiste en salir, que sea con supervisión."
"Vamos a seguir sus sugerencias al pie de la letra."
"Otro tema, la Srta. Bennet está preocupada porque sus recuerdos de las últimas semanas son borrosos."
La Sra. Gardiner asintió, y el Sr. Tilk agregó, "En mi experiencia es relativamente común lo que le está sucediendo, y le aseguro que no es grave. Es probable que con el correr del tiempo recupere por completo la memoria…"
Tanto Darcy como la Sra. Gardiner le agradecieron al Sr. Tilk y se comprometió a hacer todo lo posible para garantizar que Elizabeth se recuperara lo antes posible.Top of Form
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A la mañana siguiente, Elizabeth se despertó sintiéndose notablemente mejor. A pesar del dolor de cabeza que aún persistía, el cansancio y los mareos se estaban desvaneciendo. Se levantó con cuidado, se miró al espejo y notó que su semblante había mejorado. Su piel estaba menos pálida, y los moretones comenzaban a desvanecerse. Se cepilló el cabello con suavidad y se recostó nuevamente en la cama, cerró los ojos y se durmió nuevamente.
Sobre media mañana, la joven sirvienta, Molly, entró en la habitación con una bandeja con un rico desayuno con pan fresco, mermeladas, frutas, queso, pasteles y té. Enseguida entraron la Sra. Gardiner y una joven alta, rubia y elegantemente vestida, que Elizabeth nunca antes había visto.
La Sra. Gardiner se acercó a Elizabeth con una sonrisa tranquilizadora, y le presentó a la joven. "Lizzy, me alegra tanto ver que tienes mucho mejor semblante."
Elizabeth sonrió, "Me siento mucho mejor tía." Posteriormente miró con curiosidad a la joven rubia.
La Sra. Gardiner procedió a hacer las introducciones, "Lizzy, te presento a la Srta. Georgiana Darcy, ella es la hermana menor del Sr. Darcy."
Georgiana, con timidez evidente, inclinó la cabeza y sonrió ligeramente. Elizabeth, que aún estaba ligeramente aturdida, devolvió el saludo y sonrió. Al principio la conversación era relativamente forzada, pero pronto Elizabeth se dio cuenta que la Srta. Darcy era muy tímida.
Recordó que había escuchado en varias ocasiones afirmar que la Srta. Darcy era una talentosa pianista, y decidió hablar sobre música para animar la conversación. "He oído que a usted le gusta mucho la música, Srta. Darcy," dijo con una sonrisa. "Y que además usted es una gran pianista."
Georgiana se sonrojó al escuchar ese elogió. "Sí, me gusta mucho la música. Pero no me considero una gran pianista." Sonrió y agregó, "Mi hermano ha hablado mucho sobre usted y afirma que pocas veces escuchó a una dama tocar tan bien como lo hace usted."
Elizabeth se sorprendió por el elogio del Sr. Darcy, y respondió en forma juguetona. "Me temo que su hermano ha exagerado mi talento. Me gusta tocar el piano, pero disto mucho de ser una buena pianista."
Georgiana frunció el ceño y respondió con sinceridad. "Mi hermano rara vez exagera. Me gustaría mucho oírla tocar."
Elizabeth sonrió. "Estaré encantada de tocar para usted, Srta. Darcy. Y si desea, en cuanto me siento mejor, podríamos tocar un dueto."
Georgiana se mostró entusiasmada ante la idea. Su rostro, antes tan serio, se iluminó con una hermosa sonrisa. La conversación entre las dos jóvenes continuó en forma más animada.
La Sra. Gardiner, al notar que la conversación entre su sobrina y la Srta. Darcy estaba fluyendo muy bien, decidió retirarse para visitar a su esposo, y escribir una carta a Longbourn para mantenerlos informados sobre la recuperación de Elizabeth.
Una hora más tarde, Molly volvió a recoger la bandeja con los restos del desayuno. Georgiana se despidió de Elizabeth, prometiendo regresar después de terminar sus lecciones.
Elizabeth siguió el consejo del doctor y permaneció en su habitación el resto del día, pero estaba ansiosa por levantarse al día siguiente y poder retomar su vida normal.
