Hestia se encontraba rodeada de una forma que genuinamente no esperaba ver, había sido llevada a la tienda de Hefesto y tenía que ver cómo habían 4 aventureras que genuinamente parecían ser ridículamente fuertes, aunque no las conocía del todo, mientras tanto permanecía sentada frente a Hefesto que estaba analizando la enorme espada maltrecha, y a su lado se encontraba Astraea mirando a la Diosa pelirroja.

—¿Tú qué dices?

—Definitivamente es Grattor, reconozco el trabajo, yo misma lo supervisé… Pero… Sigh, demonios, definitivamente se trata de eso.

—¿Alguien puede decirme qué demonios está pasando? Porque llevo básicamente tres días secuestrada —Hestia finalmente se hartó y habló, mirando a las dos Diosas que le dirigieron una mirada extraña, cómo si se preguntaran cómo explicarle la situación a Hestia.

—... Hestia, ¿Tienes alguna idea de cómo es que esta espada llegó a tu hijo? —fue la pregunta de Hefesto, suspirando para darle una mirada severa, una mirada que Hestia no esperó ver en ella, ni siquiera cuando la echó de su familia le dió esa mirada.

—Ya te lo dije, su tío se la heredó, la tenía con él cuando lo conocí —fueron las palabras de la pequeña Diosa, repitiendo lo que había dicho cada que la interrogaron, nuevamente venía el mismo círculo.

Se sabía las preguntas en este punto, y también las mismas respuestas.

Si, el nombre del chico era Bell Cranel; Si, nadie lo conocía al llegar a Orario; Si, ha usado esa espada desde que llegó; No, no pasa de los 14 años, no podría haber estado hace 7 años en la ciudad.

Eran las mismas preguntas una y otra vez, y lo peor es que ella no podía ver cuál era la relación entre todas esas preguntas, cosa que la frustraba de sobremanera y la hacía enojarse en gran medida porque, bueno porque sus amigas no eran capaces siquiera de darle una menor explicación a sus incógnitas, pero es que ni una sóla respuesta eran capaces de darle.

—Hestia… ¿Conoces a este familiar? —fue la pregunta de la Diosa de la justicia —. Probablemente no lo viste, pero alguna vez te mencionó su nombre? Tal vez algún retrato? —fue la pregunta de Astrea, haciendo que las aventureras en la habitación básicamente pararan el oído.

Hestia claramente se sorprendió por el cambio de pregunta, no esperaba tener que responder eso, pero inmediatamente una escena de hace alguna semana le llegó a la cabeza.

Fue un día en el que Bell le estaba dando su afilado de costumbre a Grattor, una simple conversación corta que realmente no parecía tener nada de valor para ella, pero que ahora por mero reflejo, tal vez simplemente por el recuerdo evocado no tuvo reparos en mencionar.

—Zald.

En ese momento la habitación quedó en un silencio sepulcral, cómo si hubiera sido asesinado alguien de forma brutal y su cadáver ahora estuviera frente a todos, cosa que claramente hizo que Hestia sintiera que ahora su pellejo posiblemente podría estar en peligro, giró lentamente la mirada incluso sólo para ver cómo una chica pallum de cabello rosado estaba empezando a apretar los dientes.

Astraea y Hefesto se miraron, y luego fue turno de que las aventureras se miraran entre sí.

—No tengo ninguna duda —finalmente dijo la chica de cabello rojo, finalmente hablando y mirando de forma estoica a la pequeña Diosa que genuinamente no parecía tener una idea —. Voy a tener que hablar con su dependiente muy seriamente.

Hestia por un instante se sorprendió, abriendo los ojos cómo platos para acto seguido que su ceño se frunciera un poco.

—¡Para tu carro chica! ¿Eso por qué demonios o con el permiso de quién? —fue la pregunta agresiva de la pequeña Diosa que inmediatamente se puso al tú por tú con una aventurera de nivel 6.

—Estamos hablando de la seguridad de todo Orario Diosa idiota, con permiso nuestro vamos a —fueron las palabras de la pallum que inmediatamente saltó para detener a la Diosa. Pero pronto fue detenida por Astraea.

—Lyra, calma —dijo ella para que luego tuviera que mirar a Hefesto y esta asintiera, dando un suspiro inmediato.

—Hestia… Esta espada es demasiado peligrosa… No está en su mejor momento, no le queda mucho tiempo de vida pero el mayor problema es quién fue su portador…

—¡Pues habla maldita sea, porque este juego de dónde está Waldo me está empezando a cansar!

Hefesto inmediatamente torció un poco el ceño, con melancolía por sus palabras pero poco después suspiró.

—Hestia… Hace mucho tiempo hubieron dos familias, las familias más poderosas, de dos de los primeros Dioses que bajaron al mundo inferior… Zeus y Hera… No hablemos mucho de ellos, lo importante es que tras su derrota y ser expulsados de Orario, los que yo me atrevo a decir que eran los miembros más fuertes de esas familias atentaron contra Orario, provocaron un conflicto que a día de hoy se recuerda cómo…

—El Gran Conflicto —fueron las palabras de Astraea mientras miraba la espada con un suspiro —. Las fuerzas del mal y del bien chocaron fuertemente en ese día… Muchas familias perdieron, hubo mucha sangre corriendo en las calles de esta ciudad.

Hestia por un momento se asombró, era claro que no esperaba esa historia de la nada, pero claro que volvió al embate.

—Bueno, entiendo que eso fue peligroso, me alegro que ustedes hayan superado ese evento, pero no entiendo todavía que tiene que ver Bell en todo-

—El nombre de uno de esos aventureros todopoderosos era Zald, y esta espada fue forjada por mi familia.

Finalmente Hestia se quedó en silencio al escucharla, mirando a Hefesto con ojos claramente sorprendidos puesto que, realmente no esperaba eso ya que si sus palabras eran reales entonces significaba que el tío de Bell había cometido una masacre…

—Tenemos la sospecha de que la tía o tal vez la madre de ese chico en su familia puede ser la otra agravante… Alfia.

Hestia entonces sudó frío y bajó la mirada, realmente eso fue otro golpe porque conocía el nombre, Bell más de una vez lo mencionó, así que era claro que no lo olvidaría, y siendo honestos Alfia no era un nombre muy común cómo para que la tía de Bell tuviera el mismo nombre que una terrorista.

—Entonces si todo eso es cierto, es probable que Bell sea…

—¡NO TE ATREVAS A TERMINAR ESAS PALABRAS HEFESTO! —Hestia reaccionó inmediatamente pasando a las aventureras para golpear el escritorio de su amiga, escuchando el desenvaine por lo menos de dos espadas, girando la mirada para encontrarse con una Katana y una espada recta provenientes claro de las aventureras de Astraea.

Claro que la Diosa aludida inmediatamente calmó la situación, para acto seguido mirar a Hestia con un gesto más comprensivo, tratando de apelar a ella.

—Mira, sé que tal vez no tuvimos la mejor forma de abordar el tema…

—Tuvieron la peor forma de hacerlo, sí.

—... Supongo que, no lo vas a dejar pasar… Mira, hagamos algo, cumplimos una petición que tengas por los inconvenientes.

Inmediatamente todos en la habitación guardaron silencio al mirar a Astraea con clara curiosidad ya que, bueno, no era lo más habitual que dijera esas palabras considerando la situación en la que consideraban al hijo de Hestia un terrorista en potencia, pero antes de que continuara con una negativa, pronto la Diosa de la justicia hizo su efecto.

—A un Dios no se le puede mentir, por lo que estoy planeando confiar en tu juicio, si dices que Bell no es… Bueno, eso, confiaré en tu palabra —Astraea sonrió antes de que Hestia suspirara —. Así que toma esto cómo un pago, una forma de arreglar las cosas entre tú y Hefesto, y entre tú y yo.

—No soy comprable, ¿Sabes?

—Lo sé, pero es una forma de hacer un intercambio por los problemas causados, aparte llevaste esa espada a la fiesta por alguna razón, no creo que sea por nada, ¿Verdad?

Hestia finalmente suspiró mientras se calmaba un poco antes de asentir.

—Bell ama esa espada, por lo que pensaba si podían darle mantenimiento y evitar que siga degradándose… o… —Hestia tenía una idea en mente.

X X X X

Inmediatamente en ese instante, cómo un relámpago una espada corta degolló a un grupo de goblins, pasando a toda velocidad para apuntar su brazo y con un encantamiento veloz un grupo de sombras de guerra se vieron completamente obliteradas por el impacto de varios bloques de sonido.

Bell continuaba su trayecto por la mazmorra incluso en ausencia de su confiable espada principal, los monstruos pronto lo atacaban con todas sus fuerzas, haciendo que el chico se esforzara demás usando su magia cómo un verdadero campeón para golpear a los enemigos frente a él.

Pero, de cierta forma se sentía mal, porque con una espada más corta se estaba moviendo mucho más rápido que con Grattor, parecía que finalmente no era su destino usar esa espada cómo su arma principal, por lo que finalmente no podía hacer nada más ante el sentimiento agridulce.

—Ahhh —el chico había empezado a detenerse para empezar a tomar las piedras mágicas de los monstruos caídos.

Estaba realmente desanimado y es que después de todo realmente le iba mejor que en ese momento, aunque no le tardó mucho en ver algunos drops de monstruos, sonrió y se dedicó a salir de la mazmorra para ir directamente hacia el hogar de la familia Hestia, pero realmente estaba muy pensativo.

Ya habían pasado tres días desde que su Diosa se fue a alguna fiesta, por lo que no tenía a su espada querida en sus manos.

Su Diosa había dicho que esto era una posibilidad, era probable que ella fuera a salir durante un par de días, por lo que realmente no se estaba preocupando mucho en base a lo que ha dicho su deidad patrona, sin embargo realmente se sentía solo sin su Diosa en su hogar.

Mientras empezaba a regresar hacia su hogar subiendo por las escaleras de la dungeon, mirando hacia la derecha para pronto encontrarse con cajas enormes con el emblema de la familia ganesha, lo que lo hizo preocuparse de alguna forma mientras giraba la mirada para escuchar las conversaciones a su alrededor.

—El Monster Feria ya se está acercando.

—Si, ya es esa época del año, increíble pensar que ya tiene tanto tiempo desde que a ese Dios loco se le ocurrió esta locura.

Tras escuchar eso en un sólo instante empezó a moverse con violencia una de las cajas, haciendo que Bell por mero instinto tratara de alcanzar a Grattor, pero suspirando al sentir que su mano tomó el puro aire, mirando entonces a la caja con mucha curiosidad.

Había un monstruo ahí dentro, el movimiento y un rugido se lo había confirmado, pero ahora se estaba sorprendiendo enormemente de que ahora hubiera un monstruo en la superficie y de forma legal.

Bell procuró alejarse lo suficiente del animal enjaulado y se encaminó al gremio para cambiar sus ganancias del día.

X X X X

El tiempo había pasado, claro, era el día siguiente de ese extraño encuentro por parte de Bell con un monstruo que aunque encadenado, se encontraba en la superficie, se levantó, tomó su espada corta, la ajustó a su cinturón y entonces emprendió su camino hacia la salida del lugar, sólo para encontrarse pronto con un ambiente que realmente no esperaba ver.

Al salir a la calle principal es cómo si toda la jovialidad "tranquila" de Orario se hubiera disparado pues ahora no era más que una ciudad consumida por el carnaval, había una fiesta en las calles de la ciudad y eso era lo que estaba sorprendiendo tanto al joven aventurero, no entendía la razón del festival pero sentía la necesidad de unirse al mismo.

Su camino, cómo de costumbre, lo estaba llevando al calabozo, pero mientras pasaba era capaz de mirar todo el montón de puestos ambulantes que iban con dirección al coliseo, su agudo oído era capaz de darle algunas pistas por las palabras de los lugareños pero nada determinante.

—¡Cabello blanco nyaaa! —una voz lo llamó, haciendo que Bell volteara la mirada para encontrarse con una de las camareras de la Anfitriona, sonriéndole tranquilamente para desviarse de su camino e ir hacia ella.

—Eras… Anya, ¿Correcto? —preguntó mirando a la chica la cuál le asintió rápidamente y luego tomó su mano para hacer que la extendiera y ponerle un monedero en la mano al chico.

—¡Escucha cabello blanco! Tienes que llevarle a Syrnya su monedero porque se puso a flojear en el Monster Feria.

Bell la miró confundido, tratando de entender sus palabras hasta que la comprensión (Y un susurro oportuno por parte de Zald) le hizo entender, haciendo que Bell le asintiera a Anya entendiendo sus palabras, pero, había un problema ahí por lo que el albino se dignó a preguntar.

—Oye, no tengo mucho tiempo en la ciudad así que no entiendo —dijo mientras se guardaba el monedero en el bolsillo —. ¿Qué es la Monster Feria?

—Buranya! —Anya miró a Bell más de cerca, antes de sonreír y empezar a explicar —. La familia Ganesha hace una feria en la que saca monstruos del calabozo y los doma en el coliseo nya!

—Oh, entiendo, pero, ¿Eso no es algo peligroso?

—Sí, pero eso es lo divertido nya.

X X X X

Por un momento, ella sintió que algo pasaba en sus espaldas, voltear la mirada para comprobarlo fue claro, la Diosa de la belleza, aclamada y afamada por tener el amor de todo aquél que ella quisiera, al girar la mirada se encontró con algo que ella esperaba ver, sonriente no pudo perder el tiempo y levantó la mano.

—Loki, aquí, aquí —Freya llamó a la diosa del engaño que no tardó en sentarse en la misma mesa que la diosa, pero no estaba sola, venía acompañada y qué bien acompañada estaba, venía con una de las aventureras más afamadas de todos los tiempos.

Aiz Wallenstein, la princesa de la espada, una mujer que era conocida tanto por su belleza cómo por su destreza, la heroína indiscutida de todos los aventureros de Orario que aspiraban a tener su poder, y una gran cantidad de ellos que aspiraban a tener su mano. Era eso, claro que era eso, Freya sonrió pues, después de todo no había imaginado que Loki fuera a traer a esa chica cómo escolta para lo que ella había planteado era, básicamente, una reunión de amigas.

Sin embargo, también entendía a Loki, eran rivales en poder y de cierta forma mujeres de poder dentro de Orario, por lo que, también eran rivales políticas, pero en este momento realmente no le importaba, la política siempre hizo que le doliera la cabeza.

—Freya, hace tanto tiempo desde la última vez que habíamos hablado, ¿No te parece? —dijo Loki con una sonrisa mientras se sentaba en la mesa, haciendo que la princesa de la espada se sentara a su lado, mirando a la Diosa de los tramposos con una sonrisa que básicamente delataba lo que estaba en sus pensamientos.

Por un momento, Freya pudo ver cómo la princesa se quedaba embelesada mirándola, era algo normal a su parecer puesto que, aunque estuviera casi completamente cubierta, su encanto seguía siendo algo que podía afectar incluso a las mujeres.

De todas formas se sorprendió cuando el alma dorada de la chica fluctuó y ella desvió la mirada, no era algo poco normal, pero el aura negra que rodeaba el oro que brillaba en su alma finalmente la hicieron entender.

"Es una lástima" pensó, mientras se acomodaba en la silla, para luego mirar a la Diosa a los ojos.

—Entonces, ¿para qué me has traído? —fue la pregunta de Loki mientras Freya sonreía, no dijo nada, pero pudo ser simplemente esa sonrisa que hizo que Loki entendiera lo que estaba pasando por su cabeza —. ¿Es por un nuevo niño del que te has encaprichado?

Freya sonrió mientras tomaba su taza de café con sus largos y finos dedos, haciendo que Loki se llevara la mano a la frente y peinara un poco de los cabellos de su cabeza hacia atrás, ella ya había entendido la razón de por qué Freya se había presentado en el último banquete que fue dado por Ganesha, estaba ahí para reunir información de un niño.

—¿Se trata de uno de mis niños?

—¿Crees que sería uno de tus niños?

—Contigo puedo esperar de todo, Diosa ninfómana —fueron las palabras de Loki que se estaba acomodando en su asiento.

—Qué mala imágen me tienes. No, no es uno de tus niños, de hecho es otro chico… Lo conocí casi por accidente, un día lo ví paseando con una enorme espada sobre su hombro y luego no pude dejar de mirarlo.

—... ¿Es fuerte?

—No… Su naturaleza es la de un cobarde, tal vez correría si se tratara solo de su vida, probablemente lloraría si algo le doliera pero… No está solo… —dijo mientras miraba por la ventana —. No está solo y eso es lo que ha hecho que no sea un niño débil… Es más fuerte de lo que cabría esperar, me atrevería a decir que si se le da la oportunidad… Podría ser más fuerte que mi campeón.

Loki por un momento dudó, pero se puso más seria, encorvando un poco más su espalda para mirar a Freya de frente, casi cómo si quisiera leer los ojos de la deidad contraria pero no pudo, sencillamente le fue imposible entender sus pensamientos.

En ese mismo instante Freya miró por la ventana algo que la hizo levantarse.

—Me tengo que ir, disculpa.

Y tan rápido cómo fue esa conversación, tan rápido cómo terminó, Loki se quejó, claro que lo haría, pero finalmente, Freya era así, sin saber que lo que estaba mirando esa mujer fue visto también por la chica que la iba acompañando. Aiz miró por la ventana a un chico de cabello blanco que estaba caminando en medio de toda la multitud que estaba asistiendo al monster feria.

Freya por su parte, tenía que ir a un lugar importante, un sitio en el que iba a hacer sus negocios tranquila puesto que, claramente, iba a meterse con ese chico, tal vez era una desesperada pero quería verlo brillar en una situación sin precedentes.

X X X X

Lefiya se encontraba caminando por las calles de Orario en pleno festival del Monster feria, ella había sido básicamente arrastrada aquí por sus compañeras de familia, las hermanas amazonas Tione y Tiona podían ser bastante inflexibles en sus salidas de amistad. No se quejaba de todas maneras, era algo claro pero aún así era algo extraño.

Había estado un par de veces en la ciudad en estas fechas, desde que dejó el distrito educativo no era del tipo que asistía a tantos eventos de tanto socializar.

Aún así, el aire jovial que se respiraba en estas fechas genuinamente la estaba llamando, le ayudaba a aliviar sus corrientes de pensamiento y distraerse por momentos del trabajo y del estudio, por lo que ella lo tomaba con los brazos abiertos, aunque, había un problema, un problema con el que no contaba y es que no se sentía del todo a gusto.

Era cómo si todo el tiempo que tenía de ser una aventurera le estuviera diciendo que algo estaba por ocurrir, algo muy malo, pero no era capaz de entender qué era eso tan malo que estaba por pasar.

—¡Oi! ¡Lefiya, vamos al coliseo, ya no falta mucho para que el evento inicie!

Tiona llamó a la elfa que, de todas formas, se tragó un poco sus miedos, al final de todas las cuentas, ¿Qué es lo peor que podía pasar?

X X X X

Hestia estaba mirando con cierto remordimiento de conciencia lo que estaba pasando, la hoja blanca prácticamente estaba brillando de la pureza que emana, conforme la pequeña Diosa pasaba su dedo con una gota de sangre por la hoja, esta iba adquiriendo un grabado que corría por todo el centro de la espada larga, el núcleo mismo de la espada tenía las letras de los Dioses grabadas.

Hestia no era muy adepta a las armas por lo que era muy mala para identificar sus características, pero en esta ocasión la espada era tan hermosa que incluso una completa inepta en el área, cómo ella, era capaz de entender la increíble belleza del equipo.

Una hoja robusta, bastante larga, y tenía el color del platino, aunque Hestia sabía que era infinitamente más fuerte que ese metal, de igual forma estaba bastante sorprendida por esa hoja, con una empuñadura fabricada con madera que según ella entendía era extremadamente rara de encontrar en estos lares del mundo, Sándalo, cómo era que ella la había llamado, y estaba recubierta con piel de rinoceronte negro (Hestia no sabía que ese monstruo existía). La guarda recta juntaba la funcionalidad de los gavilanes de una espada con la hermosura del arma, en el corazón mismo de la espada estaban grabadas las letras de los Dioses.

Hestia levantó la mirada del arma y se encontró con la mirada tanto de Hefesto, cómo de Astrea, las cuales miraban a la pequeña Diosa con mucha curiosidad, sin embargo tras voltear un poco la mirada pudo ver a las chicas de Astrea mirando la espada con cierta… ¿Fascinación?

Aunque, de cierta forma, la conciencia le estaba doliendo, esta hoja sin un nombre era probablemente una de las mejores armas de la ciudad, pero para haber fabricado a esta poderosa obra bélica, se tuvo que perder algo a cambio.

Grattor, la vieja gloria, fue desmontada y fundida.

Hestia sabía que Bell tenía en mente hacer algo cómo eso, pero aún así, le estaba comiendo la cabeza lentamente el pensar que hizo algo a espaldas de su querido hijo, y con algo tan importante para él cómo lo era esta espada.

Aunque, tampoco es que tuviera otra alternativa, la mirada de esas chicas en su espalda realmente le decían algo.

"Mejor la nueva espada que el Legado de un Traidor".

En el poco tiempo que estuvo con ellas se enteró de muchas cosas, y una de esas cosas que llegaron a ella fue que tanto Alfia cómo Zald fueron traidores a Orario, se enfrentaron a los miembros de todas las familias y les hicieron un enorme daño, cómo si fuera algo personal según decían algunos.

Sin embargo, eso hizo que de cierta forma todos se hicieran más fuertes, aunque no aparecieron los dos para el final del conflicto y ahora con la aparición de Bell ella armó el resto de la historia en su cabeza, decidieron que mejor que morir era criar a un chico cómo Bell. No mentía después de todo, al final hicieron algo bueno, que no borraría la infamia de sus últimos actos.

De todas formas, Hestia regresó la mirada a la espada nueva, una nueva creación, dotada de aquello que bendijo a su predecesora.

Si lo veías de cierta forma, era cómo Bell, una nueva espada hecha con los materiales de un arma legendaria, teniendo que formar su propio legado para honrar el legado de su predecesora.

Bell tenía que formar su propio legado para honrar el de sus maestros, o por lo menos eso creía ella mientras miraba el arma.

—Necesitará un nombre.

Fueron las palabras de Hefesto, mirando a la pequeña Diosa que levantó la mirada de la hoja para mirar luego a Astrea. La Diosa de la justicia tenía una sonrisa antes de asentir, sin importar nada, de cierta forma estaba apoyándola con todo lo que tenía, por lo que al final la pequeña Hestia tocó la hoja de la espada con dos dedos, pensando correctamente en todo lo que sabía de Bell para un apodo adecuado.

Un Héroe, ese debía ser el legado que Bell tenía que aspirar a crear, volverse el Héroe de toda una generación, pero no sólo eso, tenía que ser el Héroe de las eras. Un guerrero poderoso, un hombre con músculos de acero y determinación de hierro, tenía que volverse un bastión contra el terror, un defensor de la humanidad… Y no conocería miedo alguno.

Cómo una llama, un fuego tan puro cómo el brillo que emanaba esa espada platinada, una luz que guiara las almas de los condenados en sus peores momentos, eso sería Bell, un héroe de fuego que sin saberlo Hestia estaba caminando al crisol de llamas en el que sería forjado cómo un Héroe.

Ignis Heros, El Héroe de Fuego, la espada de un Campeón.