El camino a la excelencia, sobre todo a la excelencia marcial, es un camino de pura disciplina y esfuerzo, es por eso que aunque él tenía aparentemente más días libres de los que podía esperar ahora estaba entrenando a primera hora de la mañana. Los golpes de la espada Ignis Heros contra el aire aún cuando el sol aún no empezaba a salir por detrás de la enorme muralla de Orario mostraban la dedicación del guerrero en el uso de su espada.

Las lecciones de su familia siempre perduraban en él, la disciplina que aprendió siempre lo hacía ser capaz de balancear su espada cada mañana antes de prepararse para ir al calabozo. Un corte descendiente, uno de izquierda a derecha, diagonal, en abanicos largos, Bell no dejaba de entrenar y probar al uso de su arma.

Finalmente se detuvo dejando caer unas gotas de sudor al suelo, antes de bajar su espada y tomar su camisa, levantando el borde para usarlo cómo una toalla para secarse el sudor de la frente.

— Fuh, hoy tengo el día libre otra vez… Creo que tendría que ir a ver si encuentro algo de comer en la anfitriona…

Bell suspiró antes de volver a girar su espada entre sus manos, y empezar a blandir el arma nuevamente, en sus prácticas regulares él tenía que estar siempre listo para todo lo que fuera a hacer.

Probablemente siguió así durante una hora y media más, pues el sol ya había subido en el cielo y el aire fresco de la mañana empezaba a calentarse nuevamente, lo que le dió a Bell la idea de que ya era momento de prepararse para empezar el día, por lo que con un movimiento hábil, enfundó su espada y empezó a caminar al interior de la iglesia.

Por un momento Bell se detuvo, girando su mirada hacia un lugar que de cierta forma conocía, la mansión crepúsculo, tenía que ir ahí para ver si encontraba a Lefiya, ya había pasado un tiempo desde que ella se fue a una expedición supuestamente corta, pero ahora no tenía idea de cuánto le iba a tomar regresar.

Se encogió de hombros, pero cuando estaba por regresar al interior de la iglesia se encontró algo que no esperaba, pues había una persona caminando por ahí.

El lugar de las ruinas era bastante poco visitado, por lo que ver a alguien caminando por las calles cercanas a la iglesia era realmente algo que no esperaba ver.

Hasta que se dió cuenta que esa persona estaba empezando a correr hacia él, reconociendo la ropa de color rosa que se acercaba rápidamente.

— ¿Lefiya?

X X X X

Bell estaba sentado en uno de los bancos en buen estado dentro de la iglesia, había preparado una taza de café aunque el problema es que sólo había dos tazas en la casa, la suya y la de su diosa, por lo que había usado la suya para prepararle una a Lefiya.

La elfa no perdió el tiempo en consumir el líquido en su interior antes de mirar al chico con una sonrisa algo tímida, la elfa no tardó en hablar con una sonrisa.

— Venía para verte, ya hemos regresado de la expedición y, bueno, estaba pensando que podríamos retomar nuestro entrenamiento.

El albino entonces sonrió y le asintió con calma, antes de darse la vuelta.

— Espérame aquí no me voy a tardar mucho.

Lefiya se sorprendió un poco cuando él fue al interior de uno de los cuartos de la iglesia, dejándola sola en el banco. Ella inclinó ligeramente la cabeza pero por un momento pensó que él sólo había ido por su equipo, su armadura y esas cosas, pero de alguna forma sintió que él iba a ir por algo más. Sin embargo, decidió no pensarlo.

Miró el lugar, la iglesia estaba que se caía de lo mal que estaba, los cimientos eran fuertes, podían mantener la estructura, pero el techo se notaba que no iba a aguantar mucho más.

La familia de Bell era realmente pobre, si no estaba mal con el estado de la iglesia podría darse cuenta fácilmente, sin embargo decidió no hacer mucho caso a esos pensamientos, relajándose en el banco hasta el momento que Bell regresó, aunque para curiosidad de Lefiya, aunque para curiosidad de la maga, el chico no tenía su armadura, en realidad ahora mismo tenía dos cosas.

Unas hojas de papel y un par de espadas de madera.

— ¿Y eso?

Bell sonrió antes de ofrecerle las hojas de papel a la Elfa, Lefiya miró con algo de sorpresa las hojas y empezó a leer, dándose cuenta del título.

"Plan de Entrenamiento para Lefiya".

La elfa se sorprendió de la letra de Bell, pero conforme lo leía más se sorprendía, era un plan de alrededor de diez hojas que contenía todo lo que ella necesitaba, hasta incluía una sección de apoyo emocional y una dieta que ella tendría que seguir, todo para que fuera completamente capaz de usar canto concurrente al final del mes.

Sin embargo lo que la tenía algo sorprendida era que, de hecho, el plan de entrenamiento contemplaba cosas cómo sesiones de esgrima, así cómo ejercicios físicos para aumentar su potencia física y rendimiento, algo que cómo maga no necesitaba, era más para un espadachín mágico que para un mago puro, levantando la mirada para conseguir una respuesta del chico, aunque ciertamente con un ligero rubor en su rostro por las consideraciones emocionales detalladas en el plan.

— Esto… ¿Por qué?

— Bueno, no creo que te quieras quedar cómo una espadachín mágica, pero practicar el combate físico mientras cantas siempre es una buena forma de tener una idea de cómo hacer la magia en cuestión, para eso es el entrenamiento de esgrima que detalla el plan.

— Bien, pero "Motivación y apoyo emocional: Refuerzo Positivo: Elogiar sus logros y progreso, destacando sus mejoras para fortalecer su autoestima." — preguntó mientras miraba la hoja antes de mirarlo de regreso.

— Ah, eso es mío, perdón — tomó las hojas y las separó dejando para ella las partes que ella debía seguir.

— ¿La dieta es necesaria?

— Lo que come un guerrero es la fuerza del mismo, no puedes pelear con la estómago vacío, y de la misma forma no puedes hacer magia sin energía en el cerebro.

— Bien, bien… Entonces supongo que… Desayunaré… Avena con frutas frescas y nueces, oye eso no suena tan mal.

— Una dieta no tiene por qué ser mala — dijo el albino mientras sonreía para luego tomar ambas espadas y ofrecerle una. — Bien, por el momento dejemos la dieta y vamos a hacer algo relacionado al entrenamiento.

Habría pasado una hora y media desde el inicio del entrenamiento.

Lefiya por un momento sintió que sus brazos se iban a salir, ella no era una peleadora clave, por lo que esta práctica realmente estaba mellando su resistencia, aunque Bell no la estaba acompañando podía ver que si esto era lo que él hacía cada mañana, entonces el chico estaba loco.

O por lo menos eso pensaba ella, cualquier guerrero que se preciara realmente se sentiría cómo en casa.

Se mantenía en movimientos bastante básicos con la espada, por ejemplo el uso de tajos descendentes.

— Bien, es hora de que tomes un descanso — dijo el albino con una sonrisa mientras llegaba con lo que ella identificó cómo yogur y algo de fruta, su estómago sintió la gloria cuando el albino le ofreció el alimento que no tardó en consumir.

Lefiya se detuvo mientras comía para tragar un poco y mirarlo con una sonrisa.

— ¿Bien, que va a seguir ahora?

— Por el momento tenemos que enfocarnos en el uso de tu magia, por el momento aunque ya sé que dominas el canto estático, vamos a practicar de forma estática — le dijo el albino con una sonrisa, antes de que ella le asintiera, terminando de comer para regresar el plato.

Bell se acercó a ella para luego pararse a su lado y apuntar su mano hacia un pilar en ruinas.

— Gospel.

La onda de choque producida por el bloque de sonido que salió desde el albino impactó al pilar, haciendo apenas daño a la estructura.

— Yo tengo mucha facilidad porque mis cantos son todos cortos o medios, pero tu tienes una magia más fuerte con un canto que requiere de más tiempo, así que lo que vamos a hacer es comprobar qué tan rápido puedes cantar, también vamos a usar esto para hacer una prueba sobre tu control mágico. Quiero que ataques al pilar con tu magia sin hacer daño al pilar — le dijo con una sonrisa, Lefiya sonrió y asintió, esto era pan comido para ella.

Era una alumna de Riveria, había aprendido perfectamente de control mágico por lo que fue cómo un paseo en el bosque.

— Rayo de luz desatado, arco del árbol sagrado. Eres un experto en el arco. Dispara, francotirador de las hadas. Penetra, flecha de precisión absoluta — su pronunciación fue rápida y sobre todo hermosa, era impecable cada que hablaba por lo que en el momento en el que salió el rayo de su mano e impactó en la estructura, sonrió al ver que sólo había hecho una pequeña quemadura.

Ella tenía la clara sonrisa de que había ganado, desde luego, pero luego recordó que tenía que seguir y así lo hizo, volviendo a empezar el canto una y otra vez, algo que le parecía ciertamente fácil, pero no es del todo así, ya que ella había empezado a sentir el desgaste, aunque no en su mente, ya que su gran reserva de mente no era consumida por el pobre nivel de la magia que estaba haciendo, el desgaste era en su propia concentración.

Controlar el poder de la magia que estaba haciendo, en lugar de lanzarla sin pensar mucho más, realmente la estaba empezando a cansar, suponiendo que esto era lo que iba a sentir para mejorar en el canto concurrente. O por lo menos eso quería pensar ya que no terminaba de entender por qué Bell la hacía practicar canto estático si cómo maga pura de la familia Loki había dominado eso desde hacía mucho tiempo.

Apretó los dientes antes de lanzar otro Arcs Ray, dejando la estructura humeante, jadeando de agotamiento mientras sentía que el sudor estaba bajando por sus mejillas directamente al suelo, antes de que Bell le pusiera la mano en el hombro.

— Bien, vamos a descansar ahora, el control del poder mágico es realmente importante para el canto concurrente — le dijo el albino mientras la llevaba al interior de la iglesia.

Lefiya se sentó en uno de los bancos mientras se llevaba la mano a la cabeza, tratando de relajarse, mirando a todas partes antes de que Bell se parara frente a ella, sonriendo para levantar una mano y hablar.

— Cierra los ojos y respira profundamente, ahora vamos a meditar.

Bell sonrió al ver que Lefiya, aunque inclinaba la cabeza, le hacía caso, cerrando los ojos y tomando una respiración profunda. Bell entonces, usando un poco la espada de madera corrigió la postura de la chica en el banco, antes de hablar calmadamente.

— Concéntrate en tus sentidos, tu respiración, el tacto, el oído, deja que tu mente deje de pensar, cada que sientas que te aferras a un pensamiento lo dejarás ir con un suspiro y volverás a empezar, ¿De acuerdo?

El albino sonrió mientras se quedaba sentado frente a ella, mirándola antes de que Lefiya asintiera y empezara, respirando profundamente para tratar de concentrarse en su respiración, aunque realmente fue algo más complicado de lo que esperaba nuevamente. Ella tuvo un momento en el que pensó sobre el entrenamiento, ¿la meditación en serio le iba a servir para el canto concurrente?

Suspiró, volvió a concentrarse en sólo su respiración. ¿De qué forma podía esto ser relevante siquiera para el entrenamiento de un guerrero? ¿Concentrarte en tus sentidos de alguna forma te podía ayudar en la batalla?

Suspiró otra vez, ahora centrándose en su oído. El escuchar lo que pasaba a su alrededor de cierta forma la hizo empezar a reflexionar, tal vez la meditación era algo que tenía que hacer, el canto concurrente era algo que venía de la magia, la magia en escencia nace de la capacidad mental de un mago, y había escuchado mil veces que la meditación calmaba la mente.

Suspiró, una vez más. Perdió la cuenta de cuántos suspiros dió antes de que finalmente pudiera concentrarse únicamente en una sola cosa, se concentró en los latidos de su corazón.

No entendía por qué, pero el rítmico golpe en el interior de su pecho la mantenía concentrada, relajada incluso, nada podía enervarla en ese momento, ni siquiera podía escuchar lo que estaba pasando en el exterior, o bueno, en realidad sí escuchaba, pero había logrado dejar ir todo lo que la pudiera sacar de ese estado. Su respiración era relajada, la sensación en cada punto de presión de su cuerpo la ayudaba a mantenerse en la tierra, y su calmado corazón era lo único que le importaba en ese momento.

— Bien, ya es hora de abrir los ojos — y finalmente regresó a la realidad cuando Bell habló en su oído, abriendo los ojos de golpe para ver al chico que se estaba alejando con una sonrisa.

— ¿Cuánto tiempo fue?

— Treinta minutos, terminaste el entrenamiento matutino — dijo el chico con una sonrisa mientras la miraba a los ojos. — Puedes relajarte haciendo lo que quieras, mientras no sea nada extenuante antes del entrenamiento de la tarde.

— Bien… Una pregunta, ¿para qué fue la meditación? O bueno, en general todo esto…

El albino sonrió antes de levantar una mano, extendiendo su dedo índice para hablar mientras cerraba los ojos para recitar las palabras que Alfia y Zald una vez le dijeron.

— Un guerrero tiene que saber usar su arma, debe saber manejar el estrés y sobre todo, mantener su concentración. Aunque tú no tengas intenciones de volverte una espadachín mágica, para saber usar canto concurrente debes manejar las otras dos, el estrés mental sólo por el hecho de usar magia muy controlada repetidamente puede recordarte al estrés de una batalla en la que están intentando matarte. Pero la meditación es otro tipo de entrenamiento mental, si puedes aislar al mundo para concentrarte sólo en una cosa, entonces, cuando estés tratando de lanzar un hechizo poderoso en movimiento podrás aislar al mundo y concentrarte en mantener el control de tu magia a la hora de lanzarla — finalizó el chico antes de darle una sonrisa mostrando los dientes. — Y el entrenamiento de esgrima es para lo que va a pasar en el entrenamiento de la tarde.

Lefiya asintió y se levantó del banco antes de estirarse y mirar al chico, luego de la meditación su mente estaba más clara y relajada, viendo las cosas desde otra perspectiva que realmente ahora le parecía extraña.

Luego levantó su mano para mirar un reloj en su muñeca, pensando por un momento en las maravillas de la ingeniería de piedras mágicas.

— Ya se acerca la hora del almuerzo

— Bien, ahora entonces ¿Recuerdas qué tenías en la dieta para esta hora?

— Uhh, ¿ensalada de pollo?

— Correcto.

Bell sonrió antes de empezar a caminar, deteniéndose fuera de la iglesia antes de girar la cabeza y ver a la maga elfa, haciendo un gesto con la cabeza para indicarle que fuera con él, después de todo, él también tenía que comer, sonriéndole a la chica mientras cerraba los ojos. Lefiya por su parte asintió y ambos fueron a un restaurante que conocían bastante bien.

X X X X

En la Anfitriona de la Fertilidad tanto Lefiya cómo Bell estaban sentados el uno frente al otro, Bell por su parte tenía un buen plato de pasta mientras que Lefiya degustaba su ensalada de pollo, algo curioso, pero para ambos no había ningún problema, en realidad así estaban perfectamente bien, Lefiya prefería bastante la comida más verde gracias a ser una elfa.

Mientras comían, Lefiya miró al chico y empezó a hablar, trataba de mantener una conversación para matar el tiempo en el establecimiento.

— Parece que esta no es la primera vez que enseñas — inició Lefiya con calma, mientras miraba al chico atentamente, antes de que este la mirara un poco.

— No, no es la primera vez, aunque sí es la primera que enseño canto concurrente, tuve que pedirle ayuda a… una vieja amiga, para hacer eso.

"¿A quién llamas vieja mocoso?" escuchó la voz de Alfia en su cabeza.

— ¿En serio? Vaya, entonces estoy en manos de alguien con experiencia — Lefiya rió antes de tomar una porción y meterla en su boca, para volver a hablar con calma. — ¿A quién le enseñaste?

El albino por un momento se quedó en silencio, recordando un momento en el pasado, casi cómo si hubiera visto una especie de fantasma, por un momento recordó un momento en el que vió a una chica que lo trataba cómo un maestro.

El cabello color crema, la piel oscura y esa cola de chacal, lo hicieron sonreír mientras recordaba cómo ella siempre se acercaba a él.

"¡Maestro! ¡Mira lo que aprendí!" la infantil voz de una chica de doce años realmente lo hizo sonreír.

— Fue una amiga que conocí hace tiempo, ella quería aprender a pelear y yo necesitaba experiencia, nos apoyamos mutuamente, actualmente debe tener mi edad… me pregunto qué fue de ella — dijo el albino con una sonrisa, antes de sacudir la cabeza y comer algo.

Lefiya lo miró algo sorprendida por la expresión que puso el chico mientras recordaba a la chica, le pareció algo curioso, después de todo eso hablaba de un pasado que valdría la pena recordar considerando al chico, aunque eso también la hacía preguntarse muchas cosas, Bell tenía catorce años, así que.

¿Desde qué tan joven está entrenando? ¿Qué cosas ha vivido a lo largo de su vida?

Fueron preguntas que surgieron en su cabeza, pero no dijo más, no quería indagar todavía ahí, por lo que ahora a Bell le tocó hablar e hizo una pregunta realmente importante.

— ¿Admiras a alguien?

Lefiya lo miró con sorpresa, pero sonrió y asintió antes de hablar con calma.

— Sí, admiro mucho a la señorita Aiz… Algún día me gustaría estar con ella, cómo iguales.

— Bueno, eso ciertamente es complicado, pero nada es imposible — dijo Bell con una sonrisa.

— Lo sé, pero realmente siento que nunca la voy a alcanzar, ella está en una dimensión completamente diferente a la mía.

— Bueno, eso es ciertamente un problema, pero a ¿Quién le importa la diferencia de tamaño entre un elefante y una hormiga? — dijo el albino antes de continuar. — Yo admiro mucho a mis maestros, y sé que ellos están en un nivel que ni siquiera he podido soñar con alcanzar, pero eso nunca va a quitar que ellos sean mi fuerza, lo que me ayuda a levantarme de la cama cada mañana.

Lefiya rió un poco por la comparación que hizo el chico, pero asintió nuevamente, antes de tomar un poco de su ensalada.

— Soy bastante inútil en mi familia, aunque tengo poder mágico realmente si me comparo con la señorita Riveria no soy la gran cosa.

— Si a esas vamos, yo me puedo comparar con la señorita Aiz y yo en realidad sería menos que polvo — el albino la detuvo antes de que pudiera continuar. — La comparación está mal, pero sé que no puedes evitar compararte, así que por lo menos equilibra la cancha, te estás comparando con Nine Hell's, la mejor maga del mundo, si te pones a pensarlo en realidad eres más fuerte que la mayoría de magos de Orario, incluyendome.

Lefiya por su parte lo miró a los ojos, encontrando una mirada que ella no supo describir, pero de cierta forma la hacía sentir cómo que él la entendía, quizás por sus propias experiencias, o quizás fue por algo más, pero por un momento sintió que él la estaba ayudando.

— Sé lo que se siente estar bajo sombras tan grandes, pero no olvides que tú también creas sombras.

Sus palabras la sorprendieron, pero también la reconfortaron. Lefiya se quedó en silencio por un momento, dejándose envolver por la calidez de la afirmación de Bell. La idea de que ella también podía influir y tener un impacto, a pesar de sentirse a menudo eclipsada, era un pensamiento poderoso y refrescante.

— Gracias, Bell — respondió Lefiya finalmente, con una sonrisa genuina. — No había pensado en eso de esa manera.

Bell asintió, devolviéndole la sonrisa.

— Es fácil olvidar nuestra propia fuerza cuando nos comparamos con los demás. Pero nunca debemos subestimar el impacto que tenemos, incluso si no siempre lo vemos.

La conversación continuó en una atmósfera más ligera y positiva. Hablaron sobre sus sueños, sus metas y las pequeñas victorias que a menudo pasan desapercibidas. Lefiya empezó a ver a Bell no solo como un amigo y compañero de entrenamiento, sino como alguien que entendía sus luchas y compartía sus aspiraciones.

Al terminar su comida, Lefiya se sintió más motivada y con una nueva perspectiva. Bell le había mostrado que, aunque la comparación con los grandes puede ser desalentadora, cada uno tiene su propio camino y su propia luz que ofrecer. Y en ese momento, Lefiya se prometió a sí misma que no solo admiraría a Aiz desde lejos, sino que también trabajaría para convertirse en alguien digna de admiración por derecho propio.

— Bueno, es hora de regresar al entrenamiento — dijo Bell mientras se levantaban de la mesa. — Tenemos mucho por hacer.

— Sí, vamos — respondió Lefiya con determinación renovada. — Estoy lista para cualquier desafío.

Ambos salieron de la Anfitriona de la Fertilidad, listos para enfrentar el día con un espíritu renovado y un sentido de propósito más claro.

X X X X

— Esto va a ser simple, Lefiya.

Ambos aventureros habían regresado a la iglesia abandonada, el aire de la tarde los envolvía con calma y sobre todo la determinación. Bell se encontraba frente a la Elfa que había recobrado la espada de madera y ahora miraba al chico que tenía su propia espada de madera, lo miraba con atención mientras esperaba lo que fuera a pasar.

— Vamos a empezar con la base del canto concurrente — el albino le apuntó con la espada con una sonrisa. — Vas a hacer magia, pero entre cada frase vas a realizar un movimiento con la espada.

Lefiya se sorprendió un poco por lo que el chico le dijo, mirando el arma mientras pensaba sobre lo que iba a tener que hacer, por un momento sintió miedo, conocía el daño que podría hacerle un Ignis Fatuus, pero, era un ejercicio esencialmente sencillo, una forma extremadamente básica de canto concurrente, puesto que tenía que concentrarse en la magia, pero a su vez tenía que mantener el buen movimiento de su espada para cumplir el entrenamiento.

Sin más, ella se aferró a la espada y asintió, levantando la espada frente a Bell para empezar.

— Rayo de luz desatado — ella hizo el movimiento con la espada, y entonces se tuvo que detener, sintiendo que el poder mágico se dispersaba. — Demonios… Bien, otra vez, Rayo de luz desatado.

Ella había empezado a realizar el entrenamiento nuevamente, viendo a Bell frente a ella que la miraba a los ojos mientras lo hacía, cómo si quisiera evaluar su desempeño, pero no era capaz de mantener el conjuro lejos de la primera frase, teniendo que respirar profundamente antes de empezar otra vez, y luego otra vez, no era capaz de seguir más allá de la primera frase.

— Rayo de luz desatado — ella hizo el movimiento con la espada y logrando concentrarse lo más posible siguió. — arco del árbol sagrado — logró hacer otro movimiento con la espada, sintió que su emoción estaba empezando a desbordarse, pero continuo. — Eres un experto en el arco — ella volvió a hacer un movimiento con la espada, dando un único paso — Dispara, francotirador de las hadas — Lefiya volvió a hacer un sólo movimiento, sintiendo el poder mágico crecer, se asustó, pero logró mantenerse fuerte. — ¡Penetra, flecha de precisión absoluta! — La elfa finalmente hizo un último ataque para apuntar con la mano directamente a Bell. — ¡Arcs Ray!

Desde la mano de la elfa salió disparada una ráfaga de magia que salió disparada hacia el albino a toda velocidad y con mucha fuerza, pero Bell inmediatamente respondió.

— Ataraxia — la barrera se presentó, la magia de la elfa fue completamente anulada contra él, lo dejó sin un sólo daño. — ¡Bien hecho!

El albino sonrió mientras se acercaba a Lefiya que estaba bajando su espada de madera para ver al albino a los ojos con una sonrisa satisfactoria, había sentido que ella había empezado a tener un progreso de verdad.

Los ojos de la elfa vagaron por un momento hasta dar con la espada en sus manos, sonriendo por su propia habilidad con la misma, y de la misma forma sintió que cuando Bell empezó a darle palabras amables, en su interior, algo se hacía más fuerte, su confianza estaba empezando a crecer aunque fuera un poco. El albino por su parte no tardó en ir a buscar algo para darle de comer, manteniendo el régimen de la dieta claro está, ella lo agradeció.

Aunque no pudo continuar por el resto del día, el entrenamiento había finalizado por el día, pero la dejó con ganas de seguir practicando y mejorando, por lo que esperaba el día siguiente para volver a buscar a su maestro y entrenar.

— Lefiya, ¿mañana tienes el día libre?

X X X X

[Bell Cranel].

"Canción del León Blanco".

[Nivel 1].

Fuerza: B701 S 927

Resistencia: G 287 C 674

Destreza: B 715 S 901

Agilidad: B 799 S 991

Magia: B 751 S 926

X X X X

Al día siguiente, claro, otro día, Bell se encontraba caminando hacia la plaza de Babel, tenía su equipo puesto, todo preparado para asistir al calabozo en condiciones, lo que le había dicho a Lefiya es que se vieran en la plaza de Babel cada mañana por un mes, para mantener el entrenamiento, pero también porque quería presentarla con Lili.

La intención del albino era invitarla a su party y que pudieran bajar al calabozo, para aumentar la práctica con un ejercicio real, permitirle a Lefiya aplicar lo aprendido en las prácticas aunque fuera en los primeros pisos de la mazmorra dónde estaba seguro que sería pan comido para ella.

Al llegar a babel sin embargo, se encontró con una escena que no esperaba ver, Lili estaba detrás de Lefiya quién miraba a un aventurero rubio que, desde ahí podía darse cuenta que estaba gritando. El albino en un momento emprendió la carrera para ver lo que estaba pasando, llegando en instantes para ver a un aventurero que realmente no reconoció.

— ¡Maldita sea díganme dónde está!

— Señor, ya le dije que no sé nada — declaró Lefiya mientras defendía a Lili con su propio cuerpo, aunque estaba lista para tratar de aplicar el canto concurrente ella conocía al chico.

El hijo prometido, Enoch, Capitán de la familia Aeshma — ella no tenía idea que lo habían destituido — y era un aventurero de nivel dos, pero aunque sabía que ella era más fuerte que él, también tenía antecedentes de que Bell la había abrumado siendo él un simple nivel uno.

Enoch por su parte estaba colérico, quería encontrar a su objetivo y quería hacerlo pronto, por lo que el recibir esa respuesta de Lefiya, otra vez, lo hizo enojar más, recordando la última vez que el albino apareció frente a él. Enoch entonces levantó la mano para golpear a Lefiya.

— Al menos veamos si cuando lastime a alguien suyo aparece…

Él lanzó un golpe, haciendo que Lefiya por instinto levantara sus manos con el bastón para defenderse, pero, antes de hacer nada, el golpe chocó contra algo que hizo un fuerte eco metálico, enoch sintió el rebote de su brazo contra el escudo al que le acababa de pegar, sonriendo por un momento al reconocer el símbolo del León y el Conejo.

— Bell Cranel…

Enoch sonrió de forma casi maniática cuando pudo ver a Bell emerger desde atrás del escudo, el albino tenía la furia ardiendo en sus ojos mientras miraba al aventurero en frente suya, sin embargo, antes de que el albino pudiera hablar, Enoch le apuntó con su dedo.

— ¡Bell Cranel! ¡Yo te reto a un duelo!

Y de esa forma, Orario giró la mirada para observar atentamente lo que estaba por pasar.

Y bueno mi gentecita chula preciosa, otro capítulo que se termina y que los deja con más ganas jajsj yo sé que sí, no me engañan.

En esta ocasión traté de profundizar un poco más sobre el pasado de Bell, pero los dejaré con la duda.

¿Quién era esa chica a la que Bell entrenó antes que Lefiya?

Y sobre todo; ¿Qué es lo que va a pasar en el siguiente capítulo?

Pero bueno, en todo caso, espero que les haya gustado, ya sabes déjame una estrellita si te gustó para que Wattpad nos trate bonito, por mi parte eso sería todo, Rit fuera.

Pd: Hoy no hay imágen hecha por mí.