Lili había mirado a su alrededor, pero nada la atacaba; era como si le dieran espacio, o como si quisieran hacerla caer en la desesperación absoluta. No tenía idea y, en realidad, no importaba; ya estaba desesperada. Había conseguido moverse por sí sola hasta llegar a un lugar que pensó sería, por lo menos, medianamente seguro. Estaba al lado de uno de los árboles del doceavo piso, donde la luz tenue filtraba entre las hojas, proyectando sombras inquietantes.

Ella dejó su mochila y se sentó, recostándose en ella para tapar su rostro con ambas manos. El suelo húmedo y frío se sentía incómodamente contra su piel a través de la ropa, un reflejo de la incomodidad que sentía en su propia piel.

Liliruca había vivido una vida realmente horrible. Desde su nacimiento estuvo destinada a ser solo un saco de generar dinero para sus padres, los cuales al final murieron y la dejaron sola, abandonada en una familia que la vio como el eslabón más débil. Recordó las noches frías y hambrientas, cuando sus padres la dejaban sola para ir en busca de más riquezas, sin importarles su bienestar.

Incluso si intentó volverse una aventurera para ganar dinero, nunca lo logró. Carecía de talento para hacerlo. Su forma de ganarse la vida fue volverse una ayudante de tiempo completo; sin embargo, en cualquier caso, eso solo hizo que los aventureros le escupieran. Era normal, los ayudantes solo eran la mula de carga, podían llevar suministros, podrían cargar con los botines, pero al final, a ojos de los aventureros, ella lo único que hacía era llevar el equipaje, y tenía el descaro de cobrar por ello. La mirada despectiva de sus compañeros aventureros aún estaba grabada en su memoria, recordándole constantemente su aparente inutilidad.

Cada vez que cerraba los ojos, veía los rostros de aquellos que la despreciaban y sentía una punzada de dolor en su pecho. El peso de su mochila era un recordatorio constante de las cargas que había llevado durante toda su vida, no solo físicas sino emocionales.

Ella había sentido odio, odio hacia los aventureros que la despreciaban sólo por querer sobrevivir. Intentó con todas sus fuerzas escapar, quería alejarse de esa vida y lo logró, consiguió escapar de la familia Soma por un tiempo, y entonces se dió cuenta de que nada era para siempre; Los aventureros de su familia la encontraron, lastimaron a la pareja de ancianos que le dieron lo más cercano que tuvo a un hogar, destruyeron su tienda, robaron su dinero, y nadie hizo nada.

No sólo sentía odio por ellos, también sentía odio por su Dios. Soma había creado una familia, pero no se hacía cargo de ella, todo el día y todos los días encerrado haciendo vino, olvidándose de que los seres que vivían bajo su mano también tenían sentimientos, también estaban vivos.

Sin embargo ella tampoco estaba exenta de culpas, había usado una excusa, una burda excusa en su odio para robarle a los aventureros que trabajaban con ella; había engañado y robado tantas veces que se volvió natural en ella ser sólo una ladrona, una burda ladrona que no podía hacer más.

¿Ella valía algo de lo que robó? No, ni siquiera un solo valis valdría su vida, la vida de una ayudante no tenía valor para nadie, menos la de una ladrona. ¿Había sido realmente odio lo que la impulsó a robar? O tal vez una desesperada búsqueda de justicia en un mundo que le había negado cualquier rastro de equidad, ya ni siquiera le importaba. Todo, todo había sido en vano.

¿Por qué quería vivir? ¿Qué era lo que la impulsaba a seguir adelante? No tenía idea y ni siquiera estaba segura de que le siguiera importando. Su vida era un desperdicio y no tendría sentido salvarla. Finalmente, se rompió.

Había empezado a llorar a cántaros, las lágrimas amargas caían desde sus ojos y se derramaban como gruesas gotas que caían por sus mejillas, mezclándose con el sabor salado en sus labios y la sensación de ardor en su piel. Ella odiaba su vida, odiaba seguir viva, y lo peor es que ahora iba a morir de una forma horrible.

"— Eres una amiga para mí, Lili, no podría dejar de salvarte ni aunque me pidieras que dejara de hacerlo, porque tú me importas."

La voz de Bell entonces hizo un eco en su cabeza. Esas palabras que le dio el día en que se enfrentó a Enoch para salvarla.

Bell, él siempre estaba ahí para salvarla, enfrentando monstruos mucho más fuertes y poniendo su vida en peligro sin dudarlo ni un segundo. Aunque estaba segura de que valía más la pena pelear para salvar cosas más importantes que ella, Lili era constantemente protegida por Bell. Ese chico había hecho auténticas locuras para protegerla de todo mal.

Por un momento, su mente divagó, reviviendo cada rescate, cada sonrisa y cada palabra de aliento que él le había dado. Era como si esas memorias formaran un escudo contra su desesperación, un recordatorio de que no estaba sola.

Ella le importaba. Por primera vez en su vida, le importaba a alguien.

La pequeña chica lo sabía, sabía que Bell era alguien demasiado bueno para ella, pero, por un momento, solo por un momento, sintió que valía la pena vivir.

Se limpió las lágrimas y la nariz, y decidió seguir lo que su corazón le dictaba, el corazón que estaba gritando el nombre de Bell Cranel, el corazón que había sido salvado y conquistado por el héroe León.

— El Amo Bell ha hecho tantas cosas por Lili… — se levantó y miró a su alrededor. El aire húmedo se había vuelto más ligero, y por un momento, los gruñidos de los monstruos parecían más lejanos. Lili, por primera vez en su vida, empezó a pensar en cómo sobrevivir.

Se quitó su capa, el abrigo que normalmente usaba para cubrir su identidad y su cuerpo la abandonó. Sacudió el abrigo y tomó la espada mágica que estaba en su interior. Dejó el abrigo y la espada envuelta sobre el suelo, mientras abría su mochila para sacar una soga.

Ató una roca a un extremo de la soga y miró hacia el árbol donde estaba descansando. Giró la roca rápidamente antes de lanzarla sobre una de las ramas. Había logrado lazar la rama, de la cual empezó a tirar con todas sus fuerzas. Tenía falna, era más fuerte que una persona normal, por lo que al tirar con todas sus fuerzas, lentamente escuchó la madera crujir.

Con un último esfuerzo, la madera se desgajó, rompiéndose completamente y cayendo al suelo justo sobre la mochila de la chica.

Lili sonrió y se acercó, desenredando la cuerda de la rama. Con su daga, empezó a quitar las ramas más pequeñas del palo más grande. Tras limpiarlo, afiló un poco la punta y luego cortó una gran muesca en la punta.

Usó su daga para rasgar su abrigo en varias tiras de tela, y quitó la tela que cubría la hoja de la espada mágica. Lili no tenía la fuerza para romper la empuñadura, así que simplemente metió la espada en la muesca de la rama, con todo y mango, antes de usar la tela para atarla.

Después de un poco más de trabajo, Lili había improvisado una lanza. Miró el piso en el que se encontraba antes de tomar aire para calmarse. Estaba decidida.

Iba a vivir para volver con Bell.

X X X X

Lili estaba caminando lentamente por el doceavo piso, tratando de seguir sus propios pasos para encontrar las escaleras de salida del mar de niebla. No tenía idea si se había perdido o si aún no había llegado a la entrada.

Por el momento, usaba su lanza improvisada, con la mochila colgada en la espalda y la lanza firmemente sujeta en ambas manos. Era su mejor opción, un arma fiable que no requería mucho entrenamiento para ser usada con competencia y que le permitía mantener distancia con sus enemigos.

Lili no planeaba jugar a ser una aventurera; sabía que usar su daga como tal la pondría en serios problemas.

Se detuvo un momento y miró su brazo. Su ballesta seguía lista para ser disparada. Derribar enemigos a distancia sería lo ideal, pero el problema era que no tenía muchos virotes. Había abandonado el plan para traicionar a Bell y dejó la mayoría en su refugio, junto con otras cosas que ahora sabía que le hubieran sido útiles. Suspiró y negó con la cabeza; no era momento para pensar en eso.

El crujido de una rama rompió el silencio, haciendo que Lili girara rápidamente, con la lanza en alto. El bosque se veía vacío, pero su instinto le decía que no estaba sola.

Lili recordó lo que había visto en los usuarios de lanza. No eran necesarias tantas piruetas como hacían algunos aventureros; lo esencial era apuñalar con el arma.

Otra rama sonó detrás de ella y se giró, apuntando nuevamente su lanza al origen del sonido. Nuevamente, estaba sola. Había aprovechado el poner la espada mágica como punta de la lanza. No planeaba usar sus tiros limitados de magia, a menos que fuera absolutamente necesario. La espada debía funcionar como una hoja cortante y punzante, extendiendo así su durabilidad.

Lili giró con fuerza y empujó la lanza con toda su potencia, penetrando en el cuello de un monstruo que se lanzó sobre ella: un Imp. El diablillo murió por el corte en su garganta.

Soltó la lanza por un momento y levantó su brazo para cargar un virote, disparando y acertando en medio de los ojos de otro Imp. Tenía suerte; eran solo dos de ellos.

La pequeña Pallum no perdió tiempo y recuperó su lanza junto al virote, alejándose rápidamente. Hizo cuentas mentales: tenía aproximadamente seis tiros de su espada mágica y treinta virotes, treinta tiros de ballesta y seis usos de magia antes de inutilizar su lanza.

Se detuvo de nuevo e inmediatamente interpuso su vara entre ella y un Imp que saltó sobre ella, saliendo del mar de niebla con un grito. El monstruo fue alejado ligeramente por el arma en medio.

Lili agradeció por un momento que existía Artel Assist en su estado; gracias al peso del Imp podía ejercer suficiente fuerza para mantenerlo alejado de ella. Sin embargo, el monstruo no se detenía.

Haciendo uso de toda su fuerza, lanzó al monstruo al suelo, se puso de pie y empujó su lanza en una puñalada fuerte, atravesando la piedra mágica del Imp y haciéndolo estallar en cenizas.

Lili suspiró al ver eso y levantó nuevamente la lanza, mirando a su alrededor. Sentía que estaba en una trampa mortal, rodeada de Imps.

Con su estado, sería mejor dejar su mochila y correr, pero su habilidad Artel Assist aumentaba su fuerza con el peso que cargaba. Giró para apuñalar a un Imp que se abalanzó sobre ella, justo en la garganta. El monstruo peleó un tiempo antes de finalmente caer. Lili no se quedó quieta, soltó su lanza y cargó su ballesta, disparando a otro Imp que salió de la nada. El proyectil falló.

Maldijo por lo bajo mientras el diablillo la arrojaba al suelo. Hizo un esfuerzo titánico para separarlo y volver a cargar su ballesta, disparando justo en el ojo del monstruo. Este gritó de dolor, dándole a Lili tiempo suficiente para salir de esa posición mortal y recuperar su lanza del cuello del Imp caído, antes de rematar al que agonizaba.

Había dejado su mochila en el suelo, un grave error. Sintió un fuerte arañazo en la espalda, giró por instinto y golpeó con el asta del arma en la cabeza del que la había lastimado. Sin embargo, un error de cálculo hizo que lo matara al rebanar su cabeza con la hoja del arma.

Tomó aire pesadamente, sintiendo el ardor en su espalda por el arañazo. Recuperó su mochila y retomó el camino.

Lili sentía miedo, pero también algo de esperanza. No sabía de dónde venía esa perspectiva optimista, pero decidió aferrarse a ella con todas sus fuerzas.

Su camino no la dejaba bajar la guardia, probablemente en el lugar en el que estaba no había un sólo sitio seguro, por lo que mantenerse en movimiento hasta encontrar la entrada del piso sería su mejor opción y eso es lo que estaba haciendo, el piso 12 no era tan grande cómo para estar perdida por una cantidad de tiempo realmente enorme. Sólo esperaba ser capaz de llegar a la entrada antes de que un monstruo realmente peligroso la encontrara.

Un Silverback, un Infant Dragon o un Orc, esas cosas podrían acabar con su vida en un sólo instante si se las llegara a encontrar, tenía estadísticas bajas de defensa, así que el plan si se encontraba con uno de esos monstruos era correr con todo lo que tuviera. Claro que se mantuvo en combate, ella tuvo que detenerse un momento para levantar su ballesta y derribar del cielo a un murciélago que estaba acercándose a toda velocidad.

Bad bat, era un monstruo que podía aparecer en este piso, aunque probablemente hubiera sido uno subido de los pisos inferiores, nunca había estado ahí pero no descartaba la idea, el problema es que, al derribar a ese monstruo este se perdió en la niebla, por lo que había perdido otro virote. Maldijo por lo bajo, pero sin más recuperó su camino, esto era luchar por la supervivencia el mayor tiempo que pudiera.

X X X X

Lili perdió la noción del tiempo que había estado dentro del doceavo piso, era efectivo que se había perdido, en este momento estaba descansando en las raíces de uno de los tantos árboles distribuidos en el interior del lugar, se estaba bebiendo una de las pociones que había guardado dentro de su mochila, para ser precisos, era la última de las pociones que tenía. Así que mientras sentía sus heridas cerrar, se puso de pie para tomar su lanza y hacer cuentas.

Había perdido diecisiete virotes, afortunadamente no había tenido que gastar ningún uso de la magia en su arma, así que por el momento seguía teniendo esa opción. Se colgó la mochila en la espalda, antes de empuñar con más soltura su lanza, empezando a caminar mientras apoyaba el asta de su arma en su hombro, mirando hacia el mar de niebla mientras se preparaba y se quitaba algo de la suciedad del rostro, trató de eliminar el miedo, tenía que regresar con Bell, por eso no perdió el camino.

Tan pronto como empezó su camino escuchó el movimiento entre la niebla, los imps estaban nuevamente tratando de tomarla por sorpresa, por lo que ella empuñó firmemente

el arma con ambas manos, mirando hacia sus alrededores para tratar de estar preparada para enfrentar al monstruo que probablemente saldría cuánto antes.

Tan dicho cómo tan hecho, desde un costado salió uno de esos monstruos, pero Lili estaba preparada, haciendo que ella inmediatamente perforara en el cráneo al monstruo, usando su peso para lanzar su cadáver y girar para volver a apuñalar, había escuchado su movimiento, la estancia en el piso la había obligado a afinar su oído.

Atravesó el pecho del imp por una de sus costillas, soltando la lanza para cargar un virote en su ballesta y disparar contra un monstruo que saltó inmediatamente sobre ella, sonriendo al terminarlo por el tiro que le puso entre ceja y ceja. Pronto cargó un tiro más y apuntó el arma al pobre Imp que estaba luchando en el suelo con la lanza encajada en el pecho, un tiro certero en la piedra mágica terminó con su sufrimiento al volverlo cenizas.

Lili inmediatamente recuperó su lanza y tomó sus dos virotes, lista para empezar a andar nuevamente mientras ponía su munición a mano, antes de detenerse; había visto algo en la niebla.

Era cómo… Otro pallum.

Lili por un momento abrió los ojos cómo platos, antes de abrir la boca nuevamente desde que entró en el lugar.

— ¡Oye! — la chica empezó a correr para tratar de alcanzar al Pallum, pero no lo encontró. — Diablos, ¿dónde se metió?

Se preguntó antes de sentir que el suelo estaba retumbando, girando la mirada para encontrarse con lo que ella se temía; Un Orc se estaba acercando. A paso lento, la tenía en la mira.

Ella suspiró antes de mirar hacia su espalda, tenía que correr nuevamente, pero al girar la cabeza escuchó algo que no quería escuchar; Un muro crujiendo.

El calabozo le había tendido una trampa, Lili maldijo por lo bajo antes de levantar su lanza, tenía la opción de escapar por uno de los costados, pero si había escuchado el sonido de un muro quebrándose, significaba que estaba cerca de una de las paredes, correr hacia ella le jodería la vida, pero correr hacia el otro lugar la habría puesto en una situación peor, puesto que si tenía una pared a su lado podría seguirla hasta la salida.

Maldijo internamente, todo lo que le quedaba era pelear, algo que desde luego se había prohibido desde el principio, un Orc, para ella, era básicamente un monstruo de nivel dos, podría matarla de un sólo golpe.

Y entonces volvió a ver a esa Pallum, Lili quiso gritar por ayuda, pero no lo hizo, al contrario, antes de poder hacerlo tuvo que esquivar un mazazo por parte del Orc, saltando hacia un lado para girar y ver lo que el calabozo le había lanzado, un montón de imps. Lili golpeó a uno de los imps antes de cargar su ballesta y disparar a otro en el centro del pecho,

matándolo en el acto, aunque maldijo con fuerza cuando vió que el virote volaba partido justo a la mitad.

Recuperó su lanza y se quitó la mochila de la espalda, renunció al aumento de fuerza de Artel asist para poder moverse mejor.

Mientras intentaba pensar qué hacer, vió algo que no esperaba, ese pallum otra vez, ahora pudo verlo mejor, era una chica Pallum, tal vez de su misma altura, tenía el cabello castaño como ella, y estaba de espaldas, tenía piezas de armadura y una lanza realmente impresionantes.

Ella quiso pedir ayuda, pero, lamentablemente, ese segundo de distracción hizo que uno de los Imps saltara sobre ella, teniendo que aplicar casi cómo un reflejo uno de los movimientos de Bell que tantas veces había visto, usando su ballesta cómo escudo. Maldijo esa decisión, el equipo no se rompió pero si fue arrancado de su brazo, maldijo por dentro al ver lo que había pasado.

Empujó su lanza hacia el enemigo para atravesar su piedra mágica, sin embargo falló la piedra mágica por poco y su lanza se alojó en el monstruo, volvió a ver a la pallum con intenciones de gritar por ayuda, no iba a poder recuperar su arma antes de que el orc llegara. Sin embargo la vió, ella hizo un movimiento con la lanza que le ayudó a quitar algo de la punta de su lanza, y antes de darse cuenta, por mero instinto, replicó el movimiento, deshaciéndose del imp y dejándolo en el lugar en el que estuvo hacía una centésima de segundo para que la maza del orc cayera sobre el monstruo diablillo agonizante.

Al ver la cantidad de vísceras que salieron dispersadas por eso, agradeció no haber estado ahí, volviendo la mirada hacia la que ahora intuía que era una aventurera, la Pallum hizo un nuevo movimiento, girando la lanza con ella junto a su cuerpo, algo que Lili replicó y eso provocó que varios imps que estaban acercándose perdieran su cabeza, ella estaba sorprendida.

Entendió entonces que esa pallum, no la estaba ayudando, no porque no estuviera consciente de su situación, si no porque de hecho le estaba enseñando a salir de ella. La chica sonrió y regresó su atención a la aventurera.

Más pronto que tarde, Lili estaba moviéndose con gran velocidad, esquivando los mazazos del Orc y, de hecho, los estaba usando para que este golpeara a los Imps. Pero no sólo hacía eso, entre cada parada ella realizaba un movimiento con la lanza, cortes amplios, circulares, estocadas. Iba acabando con los monstruos hasta que, al final, sólo quedó el Orc.

Ella levantó la mirada para verlo a los ojos, era el momento perfecto para correr, pero no quería hacerlo.

De cierta forma ser capaz de maniobrar más hábilmente su lanza la hizo sentirse más segura, por lo que en ese instante, por primera vez, le sostuvo la mirada a un monstruo.

Ella entonces avanzó a toda velocidad hacia el Orc que no tardó en lanzar un golpe que cayó en el suelo, Lili giró en el último momento y levantó la lanza para hacer un corte en la carne del monstruo, no le hizo mucho daño, pero aún así era algo que valía.

El monstruo lanzó un grito que ella quiso asumir que era de dolor, continuaba imitando movimientos, pero, de cierta forma esto era más fácil, casi cómo si ella misma supiera qué hacer, el mero hecho de eso le chocó profundamente, ya que eso era algo que no podía ser, ella no tenía talento cómo aventurera.

Pasó por debajo del garrote al lanzarse de rodillas al suelo y doblar su espalda hacia atrás, antes de volver a ponerse de pie gracias al impulso y clavar su lanza en el suelo, usando la rama para levantarse del suelo por el impulso, aterrizó en el hombro del Orc, el monstruo fácilmente medía tres metros y ella apenas medía un metro con diez. Al aterrizar en el hombro del monstruo, ella saltó y lanzó un único movimiento para clavar la lanza en el pecho del monstruo, pero no se quedó ahí, pronto se deslizó por la vara para caer hasta el cuerpo del orc, poniendo su mano alrededor de la empuñadura de la espada mágica.

Un simple empujón fue suficiente para que una carga se disparara en el interior del monstruo, el fuego se dispersó en el interior, pero ella no se detuvo, volviendo a empujar el arma hasta que finalmente el fogonazo fue tan fuerte que el Orc se desintegró, había roto su piedra mágica.

Aterrizó sobre sus pies, jadeando en su intento de recuperar el aire, apoyando su lanza en el suelo antes de mirar todo a su alrededor.

Ella había… sobrevivido. Sonrió de forma victoriosa al levantar la mirada y ver a la Pallum que ahora la estaba mirando, ella tenía una sonrisa, pero había un visor que tapaba la mitad superior de su rostro completamente.

La aventurera levantó la mano para tomar el visor y retirarlo de su rostro, dejando a Lili completamente desconcertada, antes de que ella girara por los pasos pesados que escuchó, viendo cómo había ahora dos o tres Orcs yendo hacia ella.

La chica no tuvo tiempo de pensar en lo que vió, girando la lanza rápidamente en su mano antes de apuntar hacia los Orcs. Ella estaba dispuesta a pelear si quería sobrevivir, por lo que ahora mismo rendirse no era una opción. Por un momento sonrió irónicamente.

— Y yo que pensaba, que los lanceros que hacían este gesto eran idiotas — declaró con una sonrisa antes de lanzar un grito de guerra y saltar sobre los monstruos con cabeza de cerdo.

X X X X

Lili respiraba aceleradamente mientras observaba cómo la hoja de su lanza se desintegraba. La espada mágica utilizada en su fabricación finalmente había alcanzado su límite de usos, dejando su lanza como un simple palo largo. Necesitaba encontrar una manera de hacerla efectiva nuevamente.

A pesar de todo, una sonrisa se dibujaba en su rostro. Había terminado con más monstruos en este tiempo que en toda su vida. Había luchado con todas sus fuerzas y ahora, sin virotes ni magia, solo contaba con una daga y un palo. Sin embargo, no iba a rendirse; su determinación de regresar con Bell la mantenía firme.

Había logrado regresar al décimo piso. Con una sonrisa decidida, escuchó un grupo de Orcos acercándose. No sabía cómo, pero nuevamente se había encontrado rodeada.

— Vaya, realmente estoy en problemas, ¿no es así? —se preguntó, girando la vara en sus manos y apuntando con la punta más afilada hacia los Orcos, con una sonrisa desafiante.

Recordó lo que vio en la pallum: era ella misma, era una versión de ella pero cómo una aventurera. Lili estaba segura de que había enloquecido o algo por el estilo, pero no le importaba. Estaba lista para volver a pelear contra los monstruos que amenazaban su vida.

De repente, un sonido la hizo sonreír.

— ¡Codicia, lengua de llama encerrada. Devoren, colmillos ardientes! —Lili se lanzó al suelo, reconociendo el canto. Lo siguiente que vio fue a Bell saltando sobre ella, su espada encendiéndose con llamas hambrientas que lanzó con un fuerte corte. —¡REA AMBROSIA!

Con ese grito, Bell bañó a los monstruos con las fauces ardientes que comenzaron a devorarlos con avidez.

— ¡¡Lili!! —gritó Bell, girando para verla.

Lili estaba sucia, con heridas por todo el cuerpo, y sostenía lo que Bell intuyó que era una lanza improvisada, manchada con la sangre de los monstruos. Sin embargo, ella tenía una gran sonrisa en el rostro.

— Amo Bell, qué alegría verlo bien… Lo hice… regresé… con usted… —y entonces, el mundo se volvió negro para la pequeña soporte.