Capítulo 38

El coche de Lil se detuvo frente a la casa Stackhouse, haciendo que sus ocupantes salieran manteniendo aquel silencio total, sólo quebrado por el sonido de las llaves de la rubia.

-Enseguida estaré contigo, ¿vale? Danos un minuto. -Susurró la bruja hacia Sookie, soltando su mano para dejarla acceder al interior. Una vez solos, Lil fijo sus ojos en los de Eric, hablando con seriedad. -¿Sabías que esto iba a pasar?

-No. Puedes verlo en mi mente si no me crees. -Agregó tras un leve silencio, haciendo que la camarera suspirara de forma derrotada antes de hablar.

-Siento lo de antes, ¿vale? Me has demostrado que se puede confiar en ti, lo sé. Pero es que todo esto es demasiado, Eric. Earl está acechando en cada lugar y momento, y luego esos vampiros son… Tenemos miedo; nosotras no somos como tú. Inmunes al sufrimiento, casi indestructibles físicamente. Avísanos cuando haya alguna novedad, y nosotras haremos lo mismo. Debo ir con Sook.

Lil se detuvo antes de girarse, observándolo mientras le hablaba de forma solemne, captando toda aquella firmeza en los sentimientos del hombre.

-No dejaré que os hagan daño a ninguna. Yo tampoco me fío de la Autoridad; mataron a mi hermana, serán por siempre mis enemigos. Pero hay que devolver los golpes cuando es oportuno, o se vuelven contra ti. Si todos seguimos el plan y vamos a una, estaremos bien.

-Ojalá tengas razón. Adiós, Eric.

El vampiro contempló como la joven se metía dentro de la casa tras su susurro derrotado, para después desaparecer de la zona volando.

Eric aterrizó ante su bar en unos pocos minutos, entrando rápido para dirigirse a su despacho tras cruzar una rápida mirada con Pam, quien entendió enseguida.

La rubio lo siguió al instante, cerrando la puerta tras de ella una vez estuvieron en el pequeño cuarto.

-¿Qué ha pasado con Bill?

-Ha conocido la verdadera muerte.

-Joder… ¿Ha valido al menos para algo?

-Madeleine dice que sí; que Lilith ha sido enviada a su plano y confinada allí. Iré a hablar con lo que queda de Autoridad sobre lo de esta noche, y a ver qué tienen para ir a por Earl antes de que pueda envenenar la sangre de medio planeta y matarnos a todos. Ya sabéis qué tenéis que hacer. No bebáis de nadie que no conozcáis bien y sin hipnotizarlos primero.

-Lo haremos. Tú ten cuidado con esos hijos de puta. Aunque la facción de Salomé ya esté muerta, todos esos peces gordos no son trigo limpio.

-Lo sé. No te preocupes. Avísame si pasa algo por aquí. Tengo que irme ya o no llegaré a tiempo; ya sabes cómo es Flanagan.

-Estirada engreída… -Murmuró con desprecio, haciendo sonreír al vikingo, quien habló de nuevo antes de amagar con irse.

-Necesito otra cosa, Pam. Y necesito que seas tú quien se encargue de ello. Encuentra a esa vampiresa, Azahara, y mátala. No va a dejar de molestar, y yo no voy a estar por aquí mucho últimamente.

-¿En serio? Lil es una bruja, joder; ahora no es una puta inútil. Además, esa zorra milenaria es más fuerte que yo. -Se quejó ella, cruzando los brazos sobre el pecho.

-Es una yonqui ahora mismo; débil y descentrada; Tú eres mucho más lista, podrá hacerlo.

El rubio le dedicó una última sonrisa socarrona antes de desaparecer, haciendo que la vampiresa maldijera por lo bajo ante el tedio de aquel trabajo.


Eric tardó unos minutos en llegar a Nueva Orleans, concretamente ante el edificio moderno en pleno centro de la ciudad donde se reunía el poder vampírico del país.

Como era costumbre, una alta seguridad se encontraba al acceso del lugar, pero lo dejaron pasar tras comprobar quien era y asegurar que tenía cita para aquella reunión. No obstante, uno de aquellos guardias, también vampiro, lo siguió hasta la sala subterránea donde todos ya esperaban.

-Por fin, señor Northman. Esto es demasiado serio como para hacernos esperar. -Habló Nan Flanagan sin ápice de humor, clavando sus ojos en el recién llegado.

-Lo siento, pero está siendo una noche complicada. Bill Compton ha muerto tras el hechizo para desterrar a Lilith.

Hubo un momento de aprensivo silencio entre los vampiros presentes, a quienes Eric en realidad no conocía más que de haberlos visto un par de veces, a excepción de su líder, Nan.

-Dime al menos que ha servido para algo, Northman. Tenemos demasiada mierda encima.

-Parece que sí. Podemos tachar a Lilith de la lista y centrarnos en el hada y su ejército de chuchos. ¿No es así?

-Sí. Toda esa panda de idiotas de la Autoridad ha sido eliminada. No había mucha más alternativa, visto lo visto. Hubiera sido un puto escándalo de cara a los humanos, y no estamos para más putas guerras ni odios de esa gente, y menos de sus gobiernos. -Respondió la rubia, levantándose de su asiento antes de hablar nuevamente, tras un suspiro. -Vayamos al punto dos. ¿Qué hay de nuevo sobre el tal Earl?

-Ya han puesto en marcha el plan, y sabemos que su idea de manipular sangre humana no tardará mucho, pero aún no sabemos más detalles. Es muy reservado y no le tiembla el pulso a la hora de masacrar a sus posibles o potenciales enemigos, aunque sean familia suya.

-Bueno, tenemos una buena noticia al menos. Hemos dado con esa bruja que dijiste. Ahora vive sola en Baton Rouge, en una casa aislada a las afueras. Mi gente te pasará la dirección. Pero que una cosa quede clara, Northman. Sólo os daremos una oportunidad a ti y a tus colaboradores de manejar este asunto. Si la cagáis y vuestro plan no sale bien, intervendremos con todas nuestras fuerzas y nos llevaremos por delante a quien haga falta si va contra nosotros.

Eric mantuvo la mirada a la vampiresa unos instantes antes de hablar con el mismo tono decidido.

-Está bien, pero sólo habrá acuerdo si ninguno de nosotros sufre daño; eso incluye no sólo a las medio hadas, también al lobo que nos está ayudando.

-Trato hecho, siempre y cuando no cambien de bando. Solucionad esto ya.

El vikingo asintió con solemnidad, tratando de reflejar una confianza que, realmente, no podía tener con aquel asunto tan complejo. Ponerse de acuerdo con las primas y que nadie se saliera de los planes, iba a ser difícil.


El sonido del móvil hizo de Lil despertara casi abruptamente, pues no solían llamarla pasada la madrugada. Rápidamente se desperezó y alcanzó el objeto sobre la mesilla, extrañándose al ver el nombre en la pantalla.

-Alcide ¿Va todo bien?

-Hola. Tranquila, no pasa nada. Siento si te he despertado, Lil, pero no podía esperar a mañana y que Will se adelantara o algo…

-¿De qué hablas? ¿Has bebido? -Preguntó arrugando el entrecejo, cerciorándose de que su cadencia al hablar era extraña y lenta.

-Un poco, la verdad. He estado con tu hermano después del trabajo, ya sabes. Todo iba bien, pero ha empezado a sacar el tema de nosotros dos. Ya sabes que está obsesionado con que nos liemos, y claro, el pobre alberga esperanzas sabiendo que nos vemos, aunque obviamente no sabe el porqué.

-Vale, Alcide. Ves al grano, porque me cuesta seguirte. ¿No le habrás dicho nada de lo de Earl?

-No, joder, claro que no. -Agregó rápido, haciendo que ella suspirara con alivio. -La cosa es que, como no paraba de preguntarme sobre si lo nuestro marchaba o no y eso, le he tenido que decir que te gusta otra persona, Lil. No he entrado en detalles, tranquila, no sabe ni siquiera que es un vampiro. Pero sé que va a preguntarte y, no quería que te pillara de sopetón. Lo siento mucho, de verdad. No me ha quedado opción.

-Sí, lo entiendo, Alcide. No pasa nada, en serio. Yo también siento que te dé tanto la brasa. No debe ser agradable con las circunstancias en las que estamos. Gracias por decírmelo, al menos podré prepararme mentalmente. -Se resignó la joven, llevándose una mano al rostro para frotárselo.

-Bueno, pues eso es todo, Lil. Ya hablaremos cuando haya novedades. Suerte con Will. Buenas noches.

-Sí, gracias; igualmente, Alcide.

La joven colgó emitiendo un sonoro suspiro, dejándose caer de nuevo en la cama para acostarse, maldiciendo interiormente ante la venidera conversación con su hermano. Claramente, conociéndolo, aquello no se haría esperar.