Floch cierra los ojos y cuando los abre ya no está en el puerto peleando contra una alianza de enemigos y camaradas traidores, sino en un dormitorio que no es suyo.

Pregunta qué sucedió.

Le dicen que el lugar que no conoce es su casa, que ya no hay guerra, que está casado, tiene un hijo— y eso es imposible porque él tiene diecinueve, no tiene la edad necesaria para que exista un niño que se vea como una copia de él, no hay forma de que—

El adolescente le dice a esa mujer que se calme mientras la abraza.