Las llamadas fotografías se han hecho comunes, piensa Floch al recorrer su casa y ver varias como si fueran pinturas, pero enmarcadas en vidrio y esparcidas en tamaños pequeños. Son de él, la desconocida que es su esposa y el niño que es una copia de él, un cadete que está por graduarse del campamento de reclutas.
Los días pasan y descubre más mientras trata de volver a la normalidad, a su antigua vida, una que ni siquiera recuerda.
Jean está muerto. Resulta que Floch logró detenerlo, no solo a él, pero es la muerte que personalmente más le afecta.
