CAPÍTULO LXXIV

TRANSGRESIÓN

Bebiendo una taza de café, sin preocupación alguna la rubia Mina leía los diarios del día anterior.

"¿Todo en orden?", cuestionó Mizuno mientras se sentaba frente a ella.

"Así parece", contestó y luego consultó el reloj, el cual acababa de marcar las tres de la madrugada. "La noche aún es larga, cualquier cosa puede pasar"

"No ha habido emergencia alguna, así que ¿Por qué no te vas a descansar?. Los residentes y demás personal lo están haciendo"

"Aunque lo necesitara me resultaría imposible, esta es mi tercera taza", riendo un poco señaló.

"¿Extrañas la emoción que había en combate?, ¿Echas de menos esa ardiente sensación?"

"Mentiría si dijera que no, pero sin que nadie muera", y apenas terminó de decir, la puerta de la clínica se abrió con violencia.

"Médicos, necesitamos médicos", un oficial sanitario gritó.

"Hora de entrar en acción", colocando el estetoscopio alrededor de su cuello, Mizuno dijo mientras dirigía sus pasos hacia la calle, sin embargo su expresión cambió al contemplar la escena que se abrió frente a sus ojos. "¿Qué ha pasado?", cuestionó acercándose a uno de los cuatro hombres que de la ambulancia militar iban siendo bajados.

"Les dispararon, los otros tres ya están muertos"

"¡Maldición!. Mina, ve y despierta a los demás y preparen el quirófano", ordenó al mismo tiempo que presionaba la herida en un intento por frenar el sangrado.

"A la orden"

"¿Saben cómo ocurrió?", colocando un improvisado vendaje, cuestionó.

"Aún no, los encontramos a pocas calles de aquí", contestó uno de los sanitarios mientras que a prisa se dirigían hacia la sala de operaciones.


(Cerca de ahí)

Sin imaginar que pasaba más allá del centro de la ciudad, insomne Alisa contemplaba el lugar vació a su lado.

"¿A dónde habrá ido?. ¿Habrá decidido regresar a su hogar?", se preguntó por enésima vez sin saber que su pregunta pronto tendría respuesta.

La puerta de la habitación se abrió, dando paso al pelinegro Armand.

"¿Dónde estabas?", fue la forzada pregunta que ella formuló.

"En lugar de preguntar si estoy bien, ¿Te interesa más saber dónde estuve?. Mejor pregunta si te engaño", con tono burlón se dirigió.

"¿Lo haces?"

"No te importa", fue su sarcástica contestación.

"¿Dónde estabas?", insistió.

"Tampoco es de tu incumbencia"

"Lo es porque soy tu esposa, ¿En tu ausencia lo olvidaste?"

Armand se encogió de hombros y sentándose a orilla de la cama, comenzó a desvestirse.

"Respóndeme, no puedes irte y luego volver y hacer como si nada pasara"

"No me molestes"

"Ya lo sé todo. Sé que tu cambio tiene que ver con esa mujer y por favor no te atrevas a mentirme"

Ante sus palabras él se volvió, fijando la mirada en la suya. "¿Qué crees saber?"

"Hable con la teniente Aino, sé que ella es la mujer que decidió acompañarte"

"¿Ella te lo dijo?, ¿Qué derecho cree tener esa estúpida?", más molesto que antes masculló.

"A veces las palabras no son necesarias, basta con interpretar los silencios. Y cuando se lo pregunte el suyo fue muy largo"

Armand avanzó hacia ella para tomarla por los hombros; "Te prohíbo que vuelvas a hablar con ella"

"¿Con qué derecho me lo pides si tú vas por ahí haciendo lo que te place?", liberándose de su tosco agarre replicó.

"No quiero volver a repetírtelo. Buena no es, podría meternos en serios problemas"

"¿Más de los que tú me estás causando?"

"No es más que una ramera, ella y todas las que rodean a ese maldito coronel. Recuerda lo sucedido con Kozlov y esa mujer. Lo envió a prisión"

"Creo entender a qué se debe tu enojo. En tu ausencia ella te engaño, ¿Verdad?"

Armand frunció el entrecejo y caminando hacia ella, la tomó por la barbilla; ¿Tú también te vas a burlar en mi cara?, ¿Eres igual que ella?... pero qué preguntas hago, estoy seguro que en más de una ocasión tú también te revolcaste con algún superior... todas lo hicieron. Apestan a lo que son, a rameras"

Ante sus palabras Alisa alzó su mano, abofeteandolo con fuerza.

El pelinegro sonrió con malicia y asintiendo, de forma procaz escupió; "Con tu silencio no has hecho otra cosa más que darme la razón, será mejor que me largue y no vuelva"

"Se hombre y cumple con tu palabra. Ahora más que nunca he comenzado a conocerte de verdad", ella contesto mientras lo veía abandonar la habitación.


(En la clínica)

"Está perdiendo mucha sangre", con los guantes y la bata completamente empapados, Mizuno gritó. "La bala perforó una arteria importante, no puedo suturar", añadió.

"Ya todo está listo para realizar la transfusión", uno de los residentes civiles anunció.

"Pierde más sangre de la que recibe", Mina señaló.

Mizuno se detuvo y dejando caer sus hombros, negó con la cabeza. "La muerte es natural y hace ya casi un año que la guerra terminó, ningún hombre debería morir de esta manera", expresó y deshaciéndose de los guantes, embargada por la impotencia los arrojó al cesto de la basura, luego en un rincón se derrumbó a llorar.

"¿Te encuentras bien?", Mina cuestionó.

"Comienzo a hartarme de mi profesión. Eso es todo", la médico murmuró. "La medicina es algo que siempre me emociono y aunque sé que no tengo ningún control sobre la vida o la muerte, a veces no puedo evitar sentirme incapaz"

La rubia negó con la cabeza, colocando ambas manos sobre sus hombros para darle ánimos; "Nos mantuviste con vida, venciste a la muerte cuando ya nos tenía en sus fauces, así que no vuelvas a decir que eres incapaz. Observa a esos jóvenes, tienen mucho que aprender de ti"

La peliazul sonrió, aunque de forma débil, "Hay que continuar, certifica la hora del deceso de los cuatro hombres. Además tenemos que dar parte a la oficina de gobierno provisional"

De pronto la puerta de la sala de operaciones volvió a abrirse, dando paso a una enfermera civil; "Tenemos otra emergencia"

Recobrando su fuerza Mizuno se puso en pie; "Ya escucharon, a trabajar. Esta noche nadie más va a morir"

Dirigiendo sus pasos hacia el pasillo, contempló la infernal escena que se abrió frente a sus ojos, provocando que sus labios se secaran y su cuerpo fuera sacudido por un violento escalofrío que amenazó con derrumbarla.

"¿Qué?", gimió ante el desfile de moribundos hombres que comenzó a abarrotar el lugar.

Fue como regresar a los terribles días en que los combates no cesaban.

"¿Qué ha pasado?", saliendo de su asombro cuestiono y luego se dirigió hacia uno de sus nuevos pacientes.

"Suponemos que se trata de una intoxicación", uno de los sanitarios contestó señalando a los hombres que sin control vomitaban. "En los camiones hay más, incluidos algunos civiles"

"Maldición!", un estudiante que atendía a uno de ellos sin fuerza chillo y acto seguido se desplomó, quedando sin conocimiento.

"Fritz, despierta", la rubia en vano trató de hacerlo reaccionar.

Del ambiente se apoderó un nauseabundo aroma, el cual los presentes reconocieron como alcohol, sin embargó en él hubo algo más que alertó a la experimentada cirujano.

"No se trata de una simple intoxicación... cubran sus bocas y narices", habiendo reconocido el amargo olor y habiendo sido testigo de lo que sucedió con el futuro médico, gritó.

"Algunos ya están muertos", comunicó otra de sus estudiantes.

"Tenemos que concentrarnos en atender a los que aún tienen una oportunidad... Que alguien avise a la oficina de gobierno provisional... y que por favor nadie más se acerque al edificio", Mizuno ordenó.

Y mientras el caos se apoderaba del lugar, desde el otro lado de la acera un muy nervioso Wilhem observaba aquel infierno.

"¡Demonios!", incrédulo murmuró. Luego trató de acercarse a los autos sanitarios.

"No puedes pasar", bloqueandole el paso un soldado expresó.

"Quiero ayudar"

"Entonces cubre tu boca y nariz"

Obedeciendo, a prisa el joven comenzó a sacar a los civiles para que recibieran la atención. "¿Qué pasa?"

"Están intoxicados... ayúdame con ese otro", el hombre contestó.

Temblando en el más puro terror, el chiquillo asintió.


(En casa de la aguamarina)

Sin imaginar lo que estaba aconteciendo, ante el rápido ir y venir de pesados autos el rubio abandonó la cama.

"Aún es de madrugada, ¿Por qué hay tanto movimiento?", pensó consultando el reloj.

"¿Pasa algo?", confundida ella preguntó.

"No lo sé, vuelve a la cama", asomándose a la ventana expresó, descubriendo que un auto militar se había estacionado y de el descendía Fiódor y la castaña capitana.

"¿Qué habrá sucedido?", el rubio se cuestionó mientras se dirigía a abrir. "¿Qué pasa?", interrogó una vez que atendió.

"Hay una emergencia en el hospital de la cirujano Mizuno. Tiene que acompañarnos"

"En un minuto estaremos en camino", dirigiendo sus pasos hacia la habitación, comenzó a vestir su uniforme.

"¿Está todo bien, coronel?, ¿A dónde va?"

"Tengo que ir al hospital"

"¿Se siente mal?. Voy con usted", a prisa Michiru se puso en pie.

"Estoy bien, pero algo ha ocurrido. No tienes de qué preocuparte, la capitana Kino se quedará contigo. Vendré en cuanto sea posible"


(Oficina de gobierno provisional)

Reunidos, Volkov, Ivanovich y Pavlov discutían parte de los últimos acontecimientos.

"Sabía que la prohibición lo único que traería serían más problemas", expresó Pavlov.

"Aún así nos vimos forzados a tomar esa medida", pensativo replicó el general.

"También tenemos el asunto del oficial asesinado por un civil", Ivanovich señaló.

"Ese es el menor de nuestros problemas. Por el momento tenemos que concentrarnos en el asunto del alcohol. Ello supone un riesgo aún más grande"

"Le doy la razón, Pavlov", tomando el informe del médico, el general expresó.

"A toda costa hay que evitar que nuestros hombres sigan consiguiéndolo y en lo posible evitar que los civiles lo logren"

"¿Desconfía de alguien en especial, Ivanovich?", el mayor en rango preguntó.

"No puedo señalar a nadie en específico, señor, pero sin duda en este asunto no están involucrados los superiores, al menos no los de mayor rango. Esto es asunto de suboficiales y me atrevería a decir que podrían estar coludidos con algunos civiles"

"O los únicos culpables podrían ser civiles", Pavlov agregó.

"¿Qué propone?", cuestionó Volkov.

"Hacer un gran esfuerzo por revisar toda la ciudad, informar a los generales Smith, Francoise y Harrison, para que nos ayuden impidiendo el contrabando hacia este lado de la ciudad"

"¿Y hacerles saber que tenemos un problema?, olvídelo", Volkov gritó. "Nos acusarán de incompetentes"

"Entonces ubiquemos todos los sitios que puedan servir para ocultar la elaboración y distribución. Revisemos bodegas y lugares abandonados"

"Tomaría tiempo, además correremos el riesgo de no encontrar nada una vez que los culpables sepan lo que hacemos"

"Lo he considerado, señor. Y es por eso que estaba pensando que podríamos llevar a cabo la operación en un solo día. Apoyándonos exclusivamente en los oficiales de confianza"

Volkov dudo; "Sería un esfuerzo sobrehumano"

"Si, pero salvaría muchas vidas", Ivanovich señaló.

"¿Usted qué propone, Pavlov?"

"Retirar la prohibición, señalar en dónde pueden adquirirlo de forma segura, pero sobre todo a un bajo precio"

Sin previo aviso la puerta se abrió con violencia, permitiendo el paso de un suboficial.

"Hay una emergencia en la clínica de la cirujano Mizuno", anunció.

Ante sus palabras los tres hombres saltaron de sus asientos.


(En algún lugar de la ciudad)

Observando a través de la mirilla de su rifle y apuntando en todas direcciones como buscando una desprevenida presa que cazar, un hombre de cabello entrecano tarareaba la hermosa ópera que del fonógrafo provenía.

A su espalda, el cojo hombre cuyo rostro estaba oculto detrás de una espesa barba y que era el mismo que dio muerte al oficial a las afueras de la cancillería, lo veía sin atreverse a molestar.

"Esta noche ese imbécil hizo un buen trabajo, no creí que fuera capaz de llegar a tanto. Sin embargo en cualquier momento podría tornarse problemático", expresó el hombre del rifle a punto de jalar el gatillo en contra de un oficial del Sur.

"Es un peón más, tarde que temprano habrá que sacrificarlo"

"Tú lo conseguiste, así que hazlo cuando lo creas conveniente", fijando otro objetivo hizo como si disparara.

"Como órdenes", contestó haciendo ante él el saludo militar, luego encaminó sus torpes pasos hacia la salida.

"Espera... ¿La has visto a ella, o al viejo?", volviendo a apuntar hacia otro oficial, cuestionó.

El cojo hombre cuyo castaño cabello comenzaba a tornarse blanco, negó con la cabeza; "Me acerqué lo suficiente, pero no me fue posible", recordando al oficial que esa noche lo interrogó, furioso apretó el puño.

"Fue lo mejor, ¿No?", burlón pregunto.

Aunque dudando el sujeto asintió.

"Vete, te llamaré cuando te necesite", ordenó.

"Como tú digas", expresó y luego abandonó la habitación.

El sujeto torció los labios como formando una forzada sonrisa. "Quien dé ese paso he de ser yo. Y si es que no hay nada ni nadie que me lo impida, he de hablarle con la verdad", llevando un cigarrillo a sus labios, desde ese ático y de forma cobarde continuó apuntando.


(En la clínica)

Aún antes de llegar al centro de ese infierno terrenal desatado con las más perversas intenciones, el rubio pudo contemplar la magnitud del problema al que se enfrentaban.

Y apenas se estaciono, Fiódor le entregó una mascarilla; "Será mejor que use esto, la médico lo ha ordenado"

"Vamos... A un lado, a un lado", el coronel ordenó abriéndose paso entre los curiosos que se acercaban para poder echar un vistazo.

Y apenas cruzó la puerta no pudo evitar horrorizarse, mas no tuvo tiempo para detenerse a pensar, dirigiendo sus pasos hacia el lugar en el que Mizuno se encontraba.

"¿Qué es esto?", cuestionó.

"Envenenamiento por ...", la peliazul respondió.

"¿...?"

"Así es, fue utilizado por los altos mandos del Norte a fin de evitar ser capturados con vida. En este caso fue mezclado con el alcohol que bebieron. Y no creo que haya sido hecho de forma accidental"

"¿Con qué propósito?", fue la pregunta a la que se vio obligado. Entonces aquella terrible idea cruzó su cabeza; "¿Con el fin de deshacerse de nosotros?", pensó observando a los oficiales, luego observó a los civiles. "No, si ese fuera el caso ellos no estarían en esta condición", murmuró.

"Coronel, por favor dé la orden de que nadie se acerque al edificio. Nadie me escucha y el problema podría ser agravado"

"Ahora mismo lo haré"

"Necesitamos más personal. Esto se está saliendo de nuestras manos", desesperada señaló la rubia enfermera.

De pronto la puerta se abrió, dando paso a aquellos tres hombres.

"Todos fuera", implacable ordenó el general Volkov.

"Imposible, esta es mi clínica", replicó la peliazul.

"Dije que todos fuera", de nuevo ordenó mientras que con un ademán le indicaba al personal médico que lo acompañaba que ingresara para sustituir a los ya presentes.

"No lo haré", valiente la peliazul se plantó ante él.

"Le recuerdo que esta es una institución militar, capitana"

"Son mis pacientes, no puedo abandonarlos"

No muy contento con la cirujano, el viejo dio una última orden; "Entonces todo aquel que no sea personal sanitario retírese"


Notas de autor;

De a poco nos vamos acercando hacia un inminente final.

Michelle; Los Kremer fueron afortunados al poder huir a tiempo y sobre todo que se libraron de las severas penas que había para quienes lo hicieran. Para Haruka fue vital encontrarse con Michi, ella de alguna forma impidió que terminara perdiendo la poca humanidad que le quedaba. Ambos ganaron.

Kaiohmaru; Nuestro rubio se merecía un buen jalón de orejas, me atrevo a decir que desde que estaba con Misaki, solo que ella era más impulsiva, en cambio nuestra Michi es tranquila, pero implacable cuando se lo propone.

Isavellcota; Tanta tranquilidad ya era extraña, pero aunque poca era algo que ya se merecían. Ese pollito sin ser consciente cada día va uniendo más a sus papás al punto de que Haruka está decidido hablar con toda la verdad. Ambos están a un paso de ser felices. Sin duda Gunther se moriría al saber lo que su hermana hizo por su propia voluntad.

szar; Cierto, ojalá y les den permiso para casarse, aunque si no lo obtienen a ambos poco va a importarles. Casados o no están destinados a estar juntos, aunque nunca está demás el reconocimiento legal. Exacto, las prohibiciones nunca han funcionado (a excepción de los lugares que mencionas) y solo perjudican a la población sin importar si son consumidores o no.

Kyoky; Hoy fui yo quien se retrasó xd. Haruka es un miedoso que le tiene miedo al éxito xd. Sin decir nada lo tiene todo, pero cuando lo haga tendrá mucho más, que la vida aún tiene mucha felicidad que devolverle. Este capítulo ha respondido una de tus dudas.