MPREG – Good Omens
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AU / Omegaverse
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8. Ropa apretada
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Gabriel dio un sorbo al té que está bebiendo, había pedido unos días sin paga para poder estar con Crowley en aquel momento crítico en donde y se sumaba a la lista de personas que, no solo saben de los trabajos del padre del Omega, sino también de querer matarlo por ser alguien que se gana muchos enemigos hasta por sonreír.
Crowley no estaba de mejor humor, y sabiendo que aquello no es para nada lo mejor para el bebé, no puede evitarlo y, además siente como si el bebé también estuviera enojado, algo que en un momento le causo gracia, aun no sale y ya esta enojado con el idiota de su abuelo.
—Entonces ¿Se lo tomo bien? –los ojos de furia en Crowley le hicieron mejor dar otro sorbo al té.
Una semana lejos de su esposo era igual a días sin ver el sol salir, sin sentir el calor abrazador de sus rayos, era igual a dejar de respirar, y su cachorro también lo estaba resintiendo. El doctor le regaño en un intento de no querer hacerlo, le dejo muy en claro que no dejará pasar mucho tiempo lejos de su Alfa, ya que aquello podría hacerle mucho más daño que otra cosa, y no es no pudiera estar lejos de su pareja, pero y teniendo el expediente que tiene, es mejor prevenir en muchos sentidos.
Al menos Crowley se llevó varias prendas del Alfa con él, aquellas con el aroma de su Azirafel con las cuales dormía, salía y se daba cariños íntimos, y es que una semana solo y con ganas no es algo bueno ni agradable, la buena noticia es que su madre es demasiado buena en su trabajo y ya esta atando cabos de los sujetos quienes quieren acabar con su padre, que por una parte sabe que lo tendría bien merecido, que claro ellos no son la excepción en estar arriba de la lista de querer golpearlo.
Ama a su padre aun si lo niega, le quiere y necesita, como también le causa rabietas y unas ganas de empujarlo desde un gran edificio, aun no entiende del todo, y eso que es un adulto, como es que su madre, una detective y Alfa como ella se uniera a alguien como su padre. Lucifer no es feo, tampoco es desagradable, de hecho, tiene un encanto algo extraño y hace que a la gente se le afloje la lengua, ayudando en un inicio a su madre con algunos casos, y eso que no tiene relación con la policía.
Es decir, tiene sus dudas si están juntos en verdad por amor o si ella lo está vigilando muy de cerca.
Como fuera, la pareja está haciendo todo lo posible por terminar con aquello en el menor tiempo posible para no poner más en riesgo a su hijo, el cual no es que fuera ajeno a saber usar un arma o a defenderse, su madre le había llevado a clases de defensa y algunas de boxeo, le enseño a cargar un arma y darle en el blanco, aunque no ha tenido la necesidad de apuntarle a alguien con un arma.
Crowley si entiende y acata las ordenes de su madre cuando esta le ordena algo, sin cuestionar. Se molesto mucho cuando supo que Lucifer le contó, ambos estaban de acuerdo de no decir nada, y al final su pareja decidió mejor hablarlo debido a que sentía que algo no estaba bien, para bien o para mal decidieron hacer caso a ello, y resulto ser que ya alguien empezaba a vigilar a su hijo.
El silencio empezó a ser fastidioso, Crowley no era de los que estuvieran callados por mucho tiempo, notó entonces algunos detalles en las ropas del otro Omega, por ejemplo, el estar desabrochado del zíper por ejemplo y del botón, el usar más ropa del Alfa, lo cual no seria raro por su estado, sin mencionar que pese a eso Crowley no le gusta el estilo de ropa de su esposo, que lo use de ponerse y no sobre puesto como lo podría hacer es más raro.
—Dilo –escupió molesto Crowley notando y sabiendo a que viene esa mirada del otro Omega —estoy gordo, lo se.
—No dije eso –atendió rápido.
—Lo pensaste –aquellos ojos se achicaron al verlo.
—No puedes saber que pienso –se ofendió Gabriel.
—Claro que sí, eres muy obvio –cruzo la pierna sobre la otra.
Rodó los ojos, aquello no los llevaría a nada. Se paso la mano por el rostro —eres insoportable.
—Di algo que no sepa –sonríe Crowley, lo cual hace sonreír al otro Omega, los dos son igual o peor de fastidiosos el uno del otro.
—Esa camisa no va contigo –se atrevió a decir Gabriel —y deberías dejar de usar esos apretados pantalones que sabes ya no te entran.
Aquello volvió a amargar el ambiente del cual iban saliendo.
Crowley estuvo refunfuñando todo el camino hacia el centro comercial, no era de que le desagradará salir de compras, en realidad le gusta salir a comprar discos, vino y alguna que otra cosa para Azirafel, salir a comprar ropa no es del todo algo que le fastidie, tan solo que el área de maternidad no es un lugar al cual quisiera entrar sabiendo que este solo tiene colores pastel, ropas anchas y sin estilo.
Usar la ropa de su Alfa es la opción que había tenido debido a lo cómoda como grande que es, lo malo es que y ante los acontecimientos en donde tiene que estar en otro lugar que no es su hogar no puede andar con todo al aire como quisiera, por ello y aun si le llevaba bastante tiempo, se coloca sus pantalones aun si estos quedan desabrochados.
Gabriel le empezó a buscar conjuntos de acuerdo a los gustos de su amigo, en el lugar estaban otros Omegas con sus Alfas, mujeres revisando las prendas que mejor se vieran en ellas, Crowley solo quiere que su cachorro nazca para volver a sus ropas de cuero y piel, a sus ligeras camisas y sus collares.
—Es lo más parecido que hay –le mostraba Gabriel las prendas en colores pastel como lila y azul, siendo esto a palabras del Omega lo que va más en colores del otro, aquello era un mal chiste, uno que en verdad se tenía que aguantar.
—Lo que sea –las reviso, no estaban tan mal, camisones y pantalones ligeros, todo fuera por no estropear la otra ropa que tiene, aquello es solo por un tiempo, además tampoco quiere que por ello su bebé tenga algún problema, el doctor le había dicho desde hace un tiempo que debía usar ropa más cómoda, prendas ligeras.
Pasaron a comer algo, Crowley ya había disminuido un poco su consumo de azúcar y comer un tanto más saludable, frutas y verduras, frutos secos y barras de chocolate amargo, las cuales, si busca con mezclas como naranja, frutos rojos o nueces no sabe tan malo. El día paso más rápido que los otros trayendo la solitaria noche en donde desea tener los brazos de su Alfa rodeándole, las caricias a su abultado vientre, los susurros y palabras que le hacen sonrojar.
—Solo será por un tiempo –las llamadas habían sido limitadas por su precaución, Crowley estaba al cuidado por personas de la más alta confianza de su padre y madre, en un lugar en el centro que es transitada, lo cual duda si es lo mejor o peor, aunque por ahora las cosas han estado tranquilas y las visitas de Gabriel son de ayuda, no disminuye la necesidad de tener el aroma de su Alfa, su calor y presencia.
Aunque Crowley no es el único pasando esta situación, Azirafel gruñía molesto y enojado por no tener a su pareja y cachorro cerca, sentía la necesidad de ir por él y traerlos de vuelta a casa, a su hogar, al nido en donde ambos pasaban algunas noches. ¿Por qué tenía que pasar algo como eso en esos momentos?
—Todo está bien, el regresará pronto, los dos, mi familia –hablaba para si en la soledad del lugar, no importaba cuantas prendas de su esposo tuviera a la mano, no era jamás suficiente a tenerlo ahí delante suyo, verlo, sentirlo —todo está bien.
Mentalizarse, debía de hacerlo para no dejarse llevar e ir por ellos, tiene que dejar que sus suegros arreglen el asunto, Chloe hablo con él, le dijo las cosas y que haría todo en sus manos para que aquello terminará lo más rápido posible, ella es una buena mujer que, no sabe cómo llegó a caer en las manos de aquel diablo que tiene por esposo.
Cada mañana para ambos era igual, sin querer hacer la rutina, deseando que los días pasen rápido para poder estar con su amado; Azirafel se arregló sin mucho ánimo para salir a trabajar, y antes de poner la mano sobre el pomo, le llegó un mensaje cuyo sonido no era de nadie más que de su pareja.
Lo reviso a prisa, una foto. Abrió el chat y lo que miro le hizo reír, llorar y emocionarse ¿Con que lo había sobornado Gabriel para que usará esa ropa? Se ve tan tierno con esos colores, el ceño fruncido y su cachorro creciendo ¿tan grande estaba?
El había hecho lo posible para hacer que Crowley se pusiera ropa más cómoda, adecuada y ligera, pero este siendo tan terco y testarudo, tal como le gusta, se negaba a dejar su estilo, diciendo que él bebé tenía que también ir con estilo, y por las patadas y movimientos que recibía, parecía ser una afirmación a las palabras de su madre, el cual sonríe de manera orgulloso.
Seguro Gabriel fue quien tomo la foto y la envió, se arriesgaba mucho en enviar aquello, pero se lo agradecería luego con bastante chocolate caliente.
—¡Dame eso! –Crowley estaba echando humo, pero no de enojo, sino de vergüenza de que Azirafel viera aquello, y otra parte se sentía tan sexy de que su Alfa mire sus ropas ¿le gustaría?
Gabriel le entrego el teléfono entre leves risas, estaba feliz ya que Beelz ahora quien sacaba las charlas, la cual saludaba primero al verlo, quien buscaba el modo de estar cerca de él, aquello emociono en muchos sentidos al Omega, aunque también había empezado a escuchar que aquella mujer tiene una ex pareja Alfa le hizo pensar mejor las cosas.
¿Si ella solo es amable? ¿Si no le agradada para algo más que una amistad?
—¿Estás bien? –se sobresaltó. Se olvido que ya no estaba en el departamento de Crowley, sino en la oficina, sacando copias de algo que no recuerda ahora, con Beelz al costado suyo —¿Te sientes mal?
Abrió la boca, más no salió siquiera un sonido, recogió las copias y se fue de ahí sin decir nada, dejando a la mujer desconcertada y preocupada, investigaría si hay algo que le preocupe al Omega, si puede ayudar en algo.
06/09/2024
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Sexo en el embarazo
