Esta obra es una creación original y está protegida por derechos de autor. Los personajes y elementos del universo de Fairy Tail pertenecen al autor mangaka Hiro Mashima


Fairy Tail Nueva Extalía
Capítulo 14: Vestigios y Sombras
Arco del Nuevo Reino


Mientras Adrien se alejaba, dejando tras de sí solo oscuridad y el eco de sus crueles palabras, Happy cerró los ojos, buscando refugio en la confusión de su mente.

"Carla..." Murmuró levemente.

El dolor en sus extremidades apenas se comparaba con la punzada que sentía en su corazón.

"Ya me aburres con tanto. ¡Carla, Carla!" Se quejo Adrien molesto. "Si realmente hubieras querido que siguiera con vida, no te debiste interponer en mi camino."

Happy se calló un poco y sus ojos rojos, se dirigieron con furia hacia Adrien y rechinó los dientes, pero se detuvo, estaba molesto, ya que estaba a su merced si intentaba algo. "Bastardo."

"Al fin te dignaste a decir algo más, pero ya me aburriste. Lo siento idiota azul, pero tengo mejores cosas que hacer que verte morir en esta celda." Adrien se detuvo en la puerta de salida dando una última mirada Happy antes de intentar abrir la puerta.

Sin embargo, cuando Adrien estaba a punto de dar su último paso fuera del calabozo cuando un sonido peculiar lo detuvo. El eco de sus pasos se desvaneció, y un silencio inquietante se apoderó del pasillo.

Fue entonces cuando una suave y enigmática voz femenina resonó en el aire, haciendo que Adrien se detuviera en seco.

"¿Ya te vas, señor Adrien?" Dijo esa voz. "Pero si recién acabo de llegar..."

"¡Ay! No puede ser" Dijo Adrien con un tono de fastidio al reconocer la voz.

Una sombra oscura comenzó a deslizarse por el suelo, avanzando rápidamente y pasando por debajo de los pies de Adrien. La sombra parecía tener vida propia, moviéndose con una fluidez antinatural, hasta detenerse frente a la celda de Happy.

Allí, la sombra comenzó a alzarse, deformándose y retorciéndose hasta tomar forma física, una figura de una Exceed femenina, con una apariencia inquietante y a la vez imponente.

"Que bueno es volverte a ver, Adrien." Dijo esa Exceed.

"Quisiera decir lo mismo, Crystial..." Adrien murmuró con fastidio con sus orejas bajas.

Crystial era una imponente Exceed de pelaje verde menta, con un vestido de volantes violeta que contrastaba vívidamente con su color. Su figura alta y elegante era casi el doble del tamaño de Happy, reflejando su estatus y su naturaleza adulta en contraste con el pequeño Exceed encadenado.

Los ojos eran lo más destacados de aquella mujer, pues sus escleróticas eran de un color fucsia y sus pupilas son un verde esmeralda, penetrantes y misteriosos, y en su mano derecha, un tatuaje de araña de color plateado brillaba suavemente. Crystial tenía una presencia enigmática y majestuosa, con una aura que parecía moverse con cada paso que daba, haciendo que su llegada fuera aún más inquietante.

En su espalda, una capa negra fluía detrás de ella, adornada con un diseño sutil de telaraña que brillaba débilmente en la penumbra, acentuando su aura de misterio.

"No me extrañaste." Murmuró Crystial con un falso tono de tristeza.

"¿No deberías estar en la oscuridad de tu polvosa iglesia, Crystial?" preguntó Adrien, notablemente irritado por la presencia inusual de la segunda mano derecha dea reina Shaddick en la capital real. "A menos que tengas otros asuntos aquí... Como por ejemplo, ese fugitivo que busca la reina."

Crystial, sin embargo, hizo caso omiso de las palabras de Adrien, enfocando su mirada en el Exceed azul que estaba frente a una mirada fija en Happy, Crystial habló con una voz suave pero firme, una voz que acariciaba cada palabra con la misma delicadeza con la que una araña teje su telaraña.

"El caos siempre encuentra su propósito, Adrien... pero a veces, las cosas necesitan ser movidas en la dirección correcta."

Adrien, frunciendo el ceño, respondió con una nota de escepticismo. "Supongo que con el 'caos' te refieres a nuestro prisionero azul, y no al 'otro'. ¿Verdad?"

Sin embargo, Crystial no respondió, ya que su mirada estaba enfocada en el prisionero de la celda. "El caos debe ser manejado, por esto estoy aquí, Adrien." Dijo señalando a Happy, mientras Crystial volvía a su forma de sombra y ingresaba en la celda.

Al entrar en la celda, Crystial se acercó a Happy con una calma perturbadora. Ignorando el malestar evidente de Adrien, que se había vuelto fastidioso ante la intrusión, Crystial tomó con delicadeza el rostro de Happy entre sus manos. Forzando a Happy a formar un puchero, sus dedos eran suaves pero firmes, y su toque parecía tanto consolador como intimidante.

"¿Shaddick te envío?" Pregunto Adrien mientras observaba la extraña actitud de Crystial ante Happy.

Happy, aún en su estado debilitado, apenas lograba enfocar su vista en la figura que se erguía frente a él. El dolor punzante en su cuerpo no hacía más que intensificar su confusión. "¡Uhg!" Se quejo.

"Has causado una gran perturbación a la capital real, pequeño Exceed," continuó Crystial, su tono casi acariciando las palabras. "Pero no todos los disturbios son inútiles... algunos tienen un propósito más elevado."

"¿Sabes, pequeño Exceed?" murmuró Crystial en un tono que mezclaba suavidad y burla. "Hay muy pocos que tienen el privilegio de ver a nuestra reina Shaddick en persona en un lugar como este... y menos aún, los que tienen la suerte de seguir con vida después."

Mientras hablaba, Crystial comenzó a acariciar la cabeza de Happy, deslizando sus dedos entre su pelaje manchado de sangre y suciedad. Su toque, aunque delicado, no estaba exento de un aire inquietante, como si estuviera jugando con él, disfrutando del control que tenía sobre su frágil estado.

"¡Que desagradable!" Se quejó Adrien, desde el otro lado de las rejas, observaba la escena con evidente disgusto. La actitud de Crystial, tan despreocupada y juguetona en un momento que él consideraba crítico, lo irritaba profundamente.

Sin embargo, se mantuvo en silencio, sabiendo que no tenía autoridad sobre ella, y que cualquier intervención podría ser peligrosa.

Crystial, notando la tensión en el ambiente, dejó escapar una risa ligera, un sonido que se mezcló con el eco de la celda. Sin previo aviso, obligó a Happy a levantar la vista, sosteniéndolo con firmeza para que sus ojos, aunque apagados, se encontraran con los suyos.

"¿Sabes, pequeño Happy?" dijo, arrastrando las palabras con un tono casi maternal. "La princesa de los Exceeds... tu querida Carla, sigue con vida. Está herida, sí, pero se está recuperando. Aún no sabemos dónde se esconde, pero no te preocupes... la encontraremos."

Adrien se sorprendió al escuchar. "Oye, eso es información restring..." Intento decir, pero la mirada de Crystial le indico que no interviniera.

Happy, aún desmayado por el dolor, apenas reaccionaba a la presencia de Crystial. Sin embargo, al escuchar la mención de la princesa de los Exceeds, su expresión cambió levemente. La noticia de que Carla aún vivía y se estaba recuperando parecía darle un rayo de esperanza.

"¿E-esta con v-vida...?" Murmuró levemente "¡Ugh!"

"Sí," continuó Crystial, su tono adquiriendo un matiz cruel. "La princesa Carla sigue con vida, pero no sabemos dónde se encuentra. Aunque estás deseando una posible salvación, lamento informarte que tu destino está sellado."

Por primera vez en días, Happy dejó de llorar. Sus ojos, antes llenos de desesperación, mostraron un brillo de esperanza. La simple mención de que Carla estaba viva fue suficiente para que, aunque fuera por un breve instante, el dolor y la tristeza en su corazón disminuyeran.

Crystial observó ese cambio en Happy y, con una sonrisa que no alcanzó a sus ojos, susurró suavemente, acercando su rostro al de él. "Pero no te confundas, mi pequeño. Aunque ella esté viva... tu destino es morir. La ejecución está sellada. No hay escapatoria para ti."

El brillo en los ojos de Happy se apagó tan rápido como había llegado. La cruda realidad de sus palabras se estrelló contra él, hundiéndolo aún más en la desesperación.

"¿Que esperabas? ¿Que tus acciones no tuvieran consecuencias?" Recriminó Crystial. "No es por ser mala, pero podemos repasar las cosas por la que te van a ejecutar."

"¡Basta...!" Murmuró Happy sin fuerza en su voz.

Sin embargo, Crystial hizo caso omiso. "Aquí están tus crímenes, agresión contra la guardia Fantasma, ataque a un trabajador/empleador del castillo real, multiple destrucción de propiedad privada y pública, disturbios en la vía pública y por último, intento de homicidio contra un integrante de la familia real."

"¿Todo... eso...lo provoque...?" Murmuró levemente Happy.

"Happy... Solo con el último cargo, es castigado con la ejecución." Respondió Crystial con un falso tono de tristeza y empatía.

"Es un fin del juego para tí, al menos hasta que Shaddick vea que hacer contigo."

Crystial soltó su agarre, dejando que su cabeza cayera pesadamente hacia adelante, mientras una lágrima solitaria rodaba por su mejilla.

Crystial se levantó, satisfecha con la reacción que había provocado. Se giró hacia Adrien, que había estado observando la escena con una mezcla de desdén e impaciencia.

"Ves, Adrien... el caos tiene su propósito. Y a veces, para moldear a alguien... hay que romperlo primero."

Con esas palabras, Crystial se dio la vuelta y salió de la celda, dejando a Adrien con una mirada de desprecio antes de desvanecerse en la oscuridad del pasillo, como si nunca hubiera estado allí.

Happy, aún temblando y debilitado, miró a Adrien con ojos vidriosos y un leve susurro en su voz. "¿Quién... era esa mujer?"

Adrien, visiblemente irritado por la intrusión de Crystial y con la intención de finalmente irse, se detuvo en la puerta de la celda. "Ella es Crystial," dijo con desdén. "La mano derecha de la reina Shaddick. Se encarga de los prisioneros del reino con una actitud bastante siniestra, como pudiste notar. Además, es una Vestigio del Reino."

Happy recordó la información que él y sus compañeras habían encontrado en la biblioteca sobre Shaddick y los Vestigios. Decidió no mostrar la chispa de reconocimiento que brilló fugazmente en sus ojos al escuchar la palabra Vestigio. No quería que Adrien supiera que él y sus compañeras habían estado investigando a Shaddick. En lugar de eso, fingió confusión.

"¿Vestigio...? No sé de qué estás hablando," murmuró, esforzándose por mantener una expresión de desorientación.

Adrien, notando la reacción de Happy, continuó con un tono casi condescendiente. "Los Vestigios son los 12 guerreros de élite, encargados de proteger el reino de Extalía y sus distritos de cualquier amenaza. Son los más formidables y respetados en todo el reino. Crystial, como uno de ellos, es un ejemplo perfecto de su siniestra eficiencia."

Happy asintió levemente, intentando procesar lo que había escuchado. La información obtenida antes comenzaba a encajar, pero el conocimiento de lo que realmente enfrentaba lo hacía sentir más desamparado que nunca.

Adrien prosiguió con desdén. "Ellos forman parte de un plan de seguridad implementado por las reinas Shaggotte y Shaddick. Cada reina ha elegido a seis integrantes para su grupo. En los distritos, ha sido muy efectivo, pero aquí en la capital, la gente lo considera más una leyenda porque no se ha hecho público debido a la falta de tiempo."

Happy asimiló la información, pero su mente estaba más centrada en la conversación que en el contenido. "¿Y por qué me dices esto?" preguntó, su voz cargada de tristeza que intentaba ocultar.

Adrien se encogió de hombros, mostrando una actitud despectiva. "Para que sepas que el reino está bien protegido, sin importar tus acciones. Tu presencia aquí solo ha servido para destruir tu relación con Carla y Touka. No hay vuelta atrás."

Las palabras de Adrien resonaron profundamente en Happy, no solo porque reflejaban la realidad de la situación, sino porque intensificaban sus propios sentimientos de culpa. Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos mientras su mente se inundaba de recuerdos de su enfrentamiento con Carla. La crueldad de Adrien se convirtió en un eco de su propio arrepentimiento y autodesprecio.

Adrien, percibiendo la debilidad de Happy, no mostró compasión. "Patético," dijo con desdén, antes de salir del calabozo.

Solo en la celda, el peso de la culpa y el remordimiento abrumaron a Happy. Sabía que, independientemente de lo que dijera Adrien, la verdadera razón de su desesperación era el daño que había causado a Carla. Aunque ella estuviera con vida, el hecho de haberla herido lo consumía. Había caído en la oscuridad y Carla había pagado el precio.

La sensación de no merecer una segunda oportunidad lo hizo desmoronarse. Mientras las lágrimas caían silenciosamente, Happy llegó a la desgarradora conclusión de que incluso si Carla y Touka llegaban a rescatarlo, lo mejor para ellos sería dejarlo allí, en su celda, para expiar sus pecados.

Happy comenzó a recordar su estancia en la repugnante y oscura celda desde que fue capturado hace cinco días, sintiendo cómo su culpa y desesperanza lo consumían...


Flashback


Castillo Real

Era la medianoche, habían pasado unas cuantas horas desde la pelea entre Happy y Carla. La lluvia seguía cayendo con intensidad, su sonido amortiguado por las gruesas paredes del castillo. En el interior del majestuoso edificio, un pasillo largo y oscuro estaba iluminado apenas por las tenues antorchas que parpadeaban en las paredes. El eco de los pasos resonaba por el pasillo vacío mientras la Guardia Fantasma avanzaba con una determinación silenciosa.

Happy estaba encadenado por completo, su cuerpo envuelto en un intrincado capullo de cadenas que lo mantenían inmovilizado. Las cadenas no solo limitaban su movimiento, sino que también estaban hechas de piedra de sellado mágico, evitando cualquier intento de resistencia.

En la vanguardia del grupo, Adrien lideraba la comitiva con una expresión de vehemencia cruel en su rostro. Su paso era firme y seguro, y su presencia era atemorizante. Se sentía orgulloso, como si se tratase de un cazador volviendo con su presa. A pesar de su satisfacción, Adrien no salió ileso del enfrentamiento. Uno de sus brazos estaba envuelto por completo en harapos manchados de sangre, evidenciando una fractura en su brazo, mano y muñeca. Pero incluso con el dolor que seguramente lo atormentaba, nada quitaba la satisfacción de su rostro.

A su lado, dos miembros de la Guardia Fantasma sostenían a Happy, arrastrándolo con cuidado pero sin piedad hacia el subsuelo del castillo.

El pasillo descendía en espiral hasta un nivel más bajo, donde la humedad y la oscuridad se intensificaban. Cada paso de los guardias resonaba en el pasillo de piedra, y el sonido metálico de las cadenas se unía al ritmo de sus movimientos.

Adrien, con su habitual indiferencia, observó cómo Happy era arrastrado por los guardias. La escena que se desplegaba ante él era una mezcla de eficiencia fría y malicia. "Míralo, ahí va,"

La Guardia Fantasma avanzó sin detenerse, atravesando puertas de hierro macizo y escaleras de piedra que descendían al nivel más bajo del castillo.

Finalmente, llegaron a una pesada puerta de se acercó a la puerta y, con un gesto, la abrió para revelar un pasillo aún más oscuro y frío.

"Bienvenidos a los calabozos reales," anunció Adrien con un tono casi ceremonioso. "Aquí, los traidores y los que han causado desorden encontrarán su verdadera penitencia."

Happy, aún envuelto en sus cadenas y sin poder moverse, fue arrastrado por los guardias a través del sombrío pasillo hasta una celda especialmente oscura al final del corredor. La celda estaba equipada con barras de hierro grueso, y en su centro se alzaban dos enormes pilares de piedra maciza. De estos colgaban dos cadenas oxidadas que oscilaban lentamente en la penumbra, como fantasmas de prisioneros pasados.

Los guardias arrojaron a Happy con rudeza al suelo de la celda, provocando que su cuerpo encadenado cayera pesadamente. Adrien se inclinó hacia él, su rostro deformado por una sonrisa de desprecio y satisfacción.

"¡Ahhh!" se quejó Happy, su voz débil pero llena de angustia. "¿D-Dónde estoy?"

Adrien se enderezó, mirando a Happy como si estuviera observando a un insecto atrapado en una trampa. "Esta será tu hogar por un tiempo," dijo con un tono casi ceremonioso, como si estuviera pronunciando una sentencia. "Aquí, aprenderás que tus acciones tienen consecuencias, maldito Exceed."

Happy intentó moverse, pero las cadenas alrededor de su cuerpo se lo impedían. La sensación ardiente y dolorosa en su brazo herido solo intensificaba su desesperación. "¡A-Adrien, bastardo! Sácame de aquí, tengo que salvar a Carla...!"

Adrien soltó una carcajada seca, disfrutando del sufrimiento de Happy. "Te quedarás aquí," declaró con frialdad. "Alguien importante vendrá a verte pronto, y más te vale mostrar respeto." Luego se dio la vuelta, soltando un leve quejido de dolor cuando su brazo fracturado protestó. "Ahora debo arreglar el daño que hiciste," añadió con rencor, mirando su brazo herido.

"Antes de marcharse, Adrien lanzó una última humillación. "Toma esto como un último regalo de mi parte." Se giró hacia uno de los guardias que estaban detrás de él. "¡Oye, tú! Cubre su cabeza con esto." Adrien arrancó el harapo manchado de sangre que envolvía su propio brazo y se lo entregó al guardia.

El guardia abrió la celda y, con una brutalidad indiferente, envolvió el harapo alrededor de la cabeza y el rostro de Happy. El olor acre de la sangre seca y el sudor inundó los sentidos de Happy, provocándole un quejido ahogado.

Adrien sonrió una última vez, convencido de que esta sería la última vez que vería a ese "estorbo azul". Con un aire de satisfacción, se volvió y se dirigió hacia la salida del calabozo.

La puerta se cerró con un estruendo, y el sonido del candado al caer fue el último recordatorio de la nueva realidad de Happy: una prisión implacable en el subsuelo del castillo, rodeado de sombras, silencio, y el amargo olor de la derrota.


Al cabo de una hora, Happy apenas consciente debido al dolor de sus heridas, comenzó a percibir una serie de sonidos en la oscuridad. El harapo ensangrentado que cubría su rostro bloqueaba su visión, pero no podía evitar notar el eco de una multitud de pasos pesados acercándose a la celda. Los pasos, inconfundibles en su cadencia militar, pertenecían a la Guardia Fantasma

Entre los murmullos inaudibles, sintió un pinchazo repentino en su hombro herido. "¡Auch!" Al principio, Happy se sobresaltó, pero pronto notó que el dolor en su brazo, causado por los disparos, comenzaba a disiparse lentamente, hasta casi desaparecer.

"No me duele tanto... Debe tratarse de un anestésico." Razonó Happy ahora un poco más consciente.

En efecto, se trataba de un anestésico que habia hecho efecto, brindándole un breve alivio de su agonía.

Entonces el harapo que cubría su vista fue retirado, y Happy parpadeó ante la luz tenue que reveló su entorno. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba rodeado por la Guardia Fantasma. Justo frente a él, se encontraba una pequeña Exceed de pelaje gris, con un cubrebocas que ocultaba gran parte de su rostro.

"¿Quién eres?" Pregunto Happy, pero la pequeña Exceed no respondió, de hecho estaba bastante asustada a simple vista. El pensó que su temor tal vez sea por estar rodeada de esos guardias espectrales.

Esa chica sostenía una jeringa vacía en su temblorosa mano, y su ropa simple indicaba que era una sirvienta del castillo. La pequeña criatura parecía asustada, temblando visiblemente.

"Me inyectastes un anestésico ¿Verdad?" Pregunto Happy. Él estaba a punto de agradecerle por su acción, pero fueron interrumpidos por el sonido de unos pasos.

La pequeña Exceed empezó a temblar más, mientras estaba lo más erguida posible, como si alguien Importante hubiera entrado.

De repente, los guardias alrededor de Happy se pusieron firmes al unísono, creando un pequeño espacio en medio de su formación. La Exceed gris comenzó a temblar aún más, el miedo claramente reflejado en sus ojos.

El sonido de pasos lentos y deliberados se hizo eco desde la entrada del calabozo. Cada paso aumentaba la tensión en el aire, y la incertidumbre crecía en el corazón de Happy. Una figura comenzó a emerger de las sombras, y la pequeña Exceed gris apenas pudo contener un gemido de terror. "¡Agh!"

"Ya has hecho suficiente. Retírate," ordenó una voz femenina, fría pero poderosa. La pequeña Exceed no necesitó más, y se apresuró a salir, sus pasos temblorosos resonando en la piedra mientras pasaba junto a la figura que se aproximaba.

Happy se puso más nervioso y asustado de lo normal. Tenía una leve sospecha de quien se trataba ,y si su intuición era correcta, significarían muy malas noticias para él.

"¡No me digas... que es..." No pudo terminar la palabra, debido a que tenía se le hizo un nudo en la garganta gracias al nerviosismo.

La figura se acercó lo suficiente como para que la luz débil revelara su apariencia. Era una mujer humana, con un cabello blanco hasta los hombros, atravesado por rayas negras que la hacían parecer tan imponente como la noche misma. Con una expresión indescifrable en su rostro, la mujer se paró frente a Happy.

No había duda en la mente de Happy; estaba frente a la reina Shaddick, la temida reina de la noche

"... S-Shaddick?!" Titubeó Happy con los nervios de punta. Ante sus ojos, estaban frente la reina Shaddick, la que aparentemente podría ser un potencial peligro para los Exceeds de este reino. "Tú..."

"¿Qué te sucede, Exceed? ¿El gato te comió la lengua?" Replicó Shaddick, con un tono gélido y una sonrisa que apenas tocaba sus labios.

Happy tragó saliva, su mente corriendo a toda velocidad mientras intentaba entender lo que estaba pasando.

Shaddick se acercó más, hasta colocarse justo frente a su celda. Con un elegante movimiento de su mano, una cadena dorada a simple vista filosa, se materializó desde el suelo. Sin previo aviso, la cadena cortó limpiamente las ataduras de Happy, liberándolo sin causarle daño alguno. El sonido metálico de las cadenas al caer resonó en la celda, aumentando la presión en el aire ya cargado de tensión.

Happy permaneció inmóvil, incapaz de procesar lo que acababa de ocurrir.
"¿Q-Que demonios... Acaba de pasar? Él estaba completamente atento, a cualquier movimiento que estuviera planeando Shaddick.

"Happy, miembro de Fairy Tail, compañero del Dragón Slayer de Fuego, Natsu Dragneel, conocido como Salamander." Dijo con una voz fría y una mirada penetrante.

Hizo una pausa, permitiendo que cada palabra se hundiera en la mente de Happy antes de continuar.

"Aquí, en este reino, eres conocido como el héroe azul por los M.F., y como uno de los salvadores del reino de Extalia para los Exceeds junto a sus compañeros del gremio. Pero esas viejas glorias no significan nada para mí. Ahora estás aquí, a mi merced, y lo que fuiste en el pasado no te salvará de lo que viene."

Un sudor frío recorría la frente de Happy debido al nervisismo. "¿Que hago? Se supone que ella podría ser una de las responsables de la futura calamidad del reino Exceed, pero hasta ahora, no tengo pruebas de nada y además mi situación como prisionero no me favorece. Además ella aún es una reina... ¿Debo mostrar...respeto?

A pesar de la presión de la situación, Happy intentó mantener un tono respetuoso, aunque la defensiva no era fácil de ocultar. "Reina Shaddick... Mi intención no era causar daño al reino o a las personas."

"Sabes por qué estás aquí ¿Verdad?" Shaddick lo miró con una expresión que combinaba desaprobación y frialdad. "La paz y el orden en mi reino son mi prioridad, Happy. No toleraré a nadie que perturbe este equilibrio, sin importar el costo. Un líder debe tomar decisiones difíciles para proteger a su gente."

Happy, a pesar de estar atrapado y debilitado, intentó mantener la dignidad. "Si Carla está en peligro por mi culpa... debo hacer todo lo que pueda para salvarla."

"Es bastante hipócrita querer salvar a la princesa Carla, cuando usted mismo, fue el responsable de su ataque y posterior paliza a tal punto en que se desconoce si la princesa está viva o muerta." Exclamó Shaddick con severidad en su voz.

"¡No fue mi intención, no pude mantenerlo a "él" bajo control!" Respondió Happy desesperadamente refiriéndose a lo que sucedio en esa pelea contra Carla.

"¡Sea o no tu intención, o cualquiera que sea el motivo, tus acciones han lastimado a gente inocente, y es mi deber llevar al responsable ante la justicia para que sea castigado conforme a la ley!", respondió Shaddick.

Shaddick, con su porte majestuoso y su fría autoridad, se dirigió a Happy una vez más con una voz que resonaba con el eco de la ley y la justicia.

"Happy, has sido traído aquí no solo por tus acciones individuales, sino por el impacto devastador que has causado en el reino. Los cargos que se te imputan son graves y, en su conjunto, constituyen una amenaza significativa para el orden y la estabilidad que mi gobierno se esfuerza por mantener."

Mientras enumeraba los cargos, Shaddick no pudo evitar dejar escapar una ligera sonrisa de satisfacción. El gesto no era de regocijo, sino una señal de que, para ella, estaba cumpliendo con su deber de mantener el orden y la justicia en el reino.

"Primero, has violado el toque de queda establecido por el reino, poniendo en riesgo la seguridad pública. En segundo lugar, has causado destrucción tanto de propiedad privada como pública, afectando a numerosos ciudadanos y creando caos innecesario."

"Pero, yo..." Intento refutar Happy, pero Shaddick no lo dejaba hablar.

A pesar de su situación desesperada, intentó absorber cada palabra con calma. La acusación más grave aún estaba por venir, y su mente se preparaba para el golpe.

"Más grave aún," prosiguió Shaddick, su tono endureciéndose mientras su sonrisa se mantenía apenas visible, "es el cargo de amenazar a un funcionario real, un acto que atenta contra la autoridad de la corona y la estabilidad de la monarquía. Pero el cargo más grave y el que más peso lleva sobre tus hombros es el de agresión e intento de asesinato de la familia real. La paliza que propinaste a Carla no solo es una ofensa a la realeza, sino una afrenta directa al corazón del reino. Con solo este último cargo, se castiga con la pena de muerte."

Happy bajo la mirada y sentía un nudo en la garganta. "No voy a desmentir que lastimé a Carla," respondió Happy, con la voz quebrada por la angustia. "Pero el peso de la culpa y el remordimiento ya me están destrozando por dentro. El hecho de haberla herido y haber roto mis vínculos con ella... ese dolor ya es suficiente castigo." Las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos. "Sé que he cometido errores, y por eso estoy aquí, prisionero. Pero, Reina Shaddick, le suplico una oportunidad para remediar mis errores."

Sin embargo, Shaddick negó con la cabeza, su expresión permaneciendo firme. "No puedo ser indulgente con un criminal. Debo demostrar a los civiles que romper una ley conlleva un castigo severo, conforme al crimen cometido."

Happy temblaba ligeramente mientras observaba cómo Shaddick se acercaba, sus ojos reflejando una mezcla de miedo y desconfianza. Su voz, temblorosa, rompió el silencio:

"¿V-vais a ejecutarme ahora?" preguntó, su tono quebrado por la angustia.

Shaddick mantuvo su mirada fija en él, y por un breve instante, sus labios formaron una leve sonrisa. "Eso sería demasiado simple, Happy. Antes que nada debemos confirmar el estado de Carla. Depende de lo que haya sucedido con ella, ser la naturaleza de tu ejecución. Si está viva o muerta es un detalle importante para lo que vendrá después. Y, por supuesto, debemos notificar a la reina Shaggotte apenas sepamos su destino."

Happy sintió un breve alivio, como si una pesada carga se levantara de sus hombros por un momento. "He ganado algo de tiempo", pensó.

Pero Shaddick, con su fría y calculada expresión, no le permitió disfrutar de ese respiro por mucho tiempo. "Sin embargo, eso no significa que no pagarás mientras esperas tu sentencia."

"¡¿Q-Qué?!" Exclamó Happy sorprendido.

Antes de que Happy pudiera reaccionar, Shaddick dio una orden a la Guardia Fantasma, que rápidamente se movió hacia él. Happy intentó resistirse, pero fue inútil; en cuestión de segundos, sus brazos fueron encadenados a los pilares, forzándolo a arrodillarse.

"¡Maldición!" Pensaba trataba de levantarse.

El pánico se apoderó de él cuando comenzó a luchar contra las cadenas, tirando desesperadamente en un intento de liberarse. Pero la realidad golpeó fuerte cuando un grito desgarrador escapó de sus labios. El efecto del anestésico había desaparecido, y el dolor de su brazo herido regresó con una intensidad insoportable.

"¡Ahhh! ¡No!", gemía Happy, sus ojos llenos de lágrimas mientras el dolor lo consumía.

Shaddick, sin mostrar compasión, se acercó lentamente y, con una calma perturbadora, levantó un dedo para dibujar un símbolo mágico en la frente y en las pequeñas orejas de Happy.

"¿Q-Qué es estas haciendo?" El Exceed intentó apartarse, pero las cadenas lo mantenían inmóvil, sus movimientos inútiles ante la fuerza que lo sujetaba.

Mientras trazaba el símbolo, Shaddick murmuró con una voz glacial, "Castigatio Regalis: Resonantia Doloris."(*)

De repente, un sonido familiar y aterrador llenó la mente de Happy: los gritos desgarradores de Carla. Las escenas de su enfrentamiento reaparecieron, vivas y crueles, como si estuviera reviviendo cada golpe, cada momento de esa terrible pelea.

El dolor no era solo físico, sino emocional, desgarrando su alma mientras veía una y otra vez el daño que había causado.

"¡No... no, por favor, no!" suplicó Happy, sus gritos cargados de desesperación mientras trataba inútilmente de bloquear esas imágenes. "¡Detén esto, por favor! ¡No puedo soportarlo!"

Happy sollozó, tirando de las cadenas con toda su fuerza, pero no había escapatoria. Las imágenes continuaban, cada grito de Carla resonando en su mente como un martillo en su conciencia.

Shaddick observaba su sufrimiento con una fría satisfacción. "Este símbolo te hará revivir esos momentos horribles durante los próximos dos días, Happy," explicó con una cruel tranquilidad. "Considera esto un adelanto de lo que te espera."

El eco de sus palabras quedó suspendido en el aire mientras Happy, entre lágrimas y desesperación, no pudo hacer más que implorar en vano, atrapado en el tormento que él mismo había provocado.

Shaddick se dio la vuelta, marchándose lentamente, una sonrisa de satisfacción esbozándose en sus labios mientras susurraba para sí misma: "Las semillas de la catástrofe están a punto de crecer."


Fin del Flashback


Habían pasado horas desde que Adrien y Crystial se presentaron en su celda, la sola presencia de ellos le habían hecho recordar su horrible encuentro con la reina Shaddick.

Happy yacía encadenado en una posición incómoda, las muñecas encadenadas y sujetos a los pilares, sus rodillas dobladas y el cuerpo inclinado hacia adelante. El dolor emocional fue grande debido a las imágenes vívidas de su enfrentamiento con Carla seguían atormentándolo, gracias al cruel hechizo de Shaddick.

"Carla..." Suspiro su nombre.

Pero ahora a pesar del sufrimiento, Happy mantenía un hilo de esperanza. Sabía que Carla aún estaba con vida, y esa pequeña chispa de esperanza era todo lo que le quedaba para sostener su espíritu. El pensamiento de que ella había sobrevivido le daba fuerzas para soportar la agonía que enfrentaba.

"Esta con vida... Me alegro que ella esté a salvo."

El sonido de las cadenas y el dolor en su brazo le habían impedido dormir, pero el agotamiento y la desesperación comenzaron a cobrarle factura. Su mente, a punto de ceder, empezó a vagar hacia recuerdos más amables, intentando aferrarse a la esperanza de que podía haber una oportunidad para redimirse.

"Si Carla está viva... tal vez haya una oportunidad para mí," pensó Happy con dificultad. "Si logro sobrevivir a esto, si sobrevivo a este castigo... tal vez, solo tal vez, podría hacer algo bueno para compensar el daño que causé."

Con el cuerpo agotado y la mente tambaleándose, Happy cerró los ojos con firmeza, intentando encontrar un descanso en medio de su tormento. La esperanza de que podría enfrentar su destino con dignidad y quizás encontrar una forma de redimirse le daba algo de consuelo.

"El precio que debo pagar por lastimarla... es el mío propio," murmuró para sí mismo, el sonido de su voz quebrada resonando en la celda vacía. "Si este es el precio por el daño que causé, entonces lo aceptaré. Pero haré todo lo posible por no rendirme. No puedo... no debo."

Con esas palabras y el tenue resplandor de la esperanza aún brillando en su corazón, Happy logró cerrar los ojos y finalmente encontrar algo de paz en medio de su dolor y desesperación, esperando que, al menos, su sacrificio sirviera para algo bueno.


[***]

[***]

[***]


Al día siguiente.

El sexto día en la celda, Happy dormía profundamente, el dolor y la tensión acumulados finalmente lograron vencerlo. Sin embargo, el silencio de la prisión fue interrumpido por una voz que penetró la oscuridad con un tono firme y cargado de una autoridad palpable. "Happy."

El Exceed despertó de golpe, su cuerpo tenso mientras levantaba lentamente la vista. Para su sorpresa, se encontró con la figura imponente de alguien bastante importante.

"¡R-Reina Shaggotte! Murmuró Happy con la voz áspera y con un tono de bastante preocupado. Esto significaba que ella ya estuviera al tanto de la situación de su hija, es decir su pelea contra Carla.

No había un rastro de la benevolencia que él recordaba; su rostro estaba marcado por una seriedad profunda y una tristeza desgarradora.

Shaggotte se mantuvo a una distancia respetuosa, pero su mirada estaba cargada de un dolor profundo. "No he venido como reina, Happy," dijo con voz fría y decidida. "He venido como la madre de Carla."

Happy sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ante la intensidad en la voz de Shaggotte. Ella no estaba allí para ser una autoridad distante, sino para confrontarlo como madre, alguien profundamente afectada por sus acciones.

Shaggotte avanzó un paso hacia él, su expresión dura y sus ojos fijos en Happy con un dolor palpable. "Como madre, no puedo expresar el sufrimiento que siento al ver al responsable de casi matar a mi hija frente a mí. La magnitud del daño que has causado a Carla es algo que me afecta profundamente."

El corazón de Happy se hundió. "Lo siento... Lo siento tanto. No era mi intención causar tanto daño, literalmente no tenía el control de la situación. Si pudiera revertir lo que hice, lo haría."

"Sabes algo, lo que más me decepciona es que te conozco muy bien Happy. Se cómo eres y jamás me hubiera esperado algo de esto, sobretodo que provenga de ti." Hizo una pequeña pausa. "Yo confiaba en ti, ya que Carla confía plenamente en tí y eso es lo que me molesta." Recriminó Shaggotte a Happy que comenzaba a llenarse de lágrimas.

Happy, aún encadenado y debilitado, intentó mantener la compostura, pero no pudo evitar el dolor en su voz. "Lo siento... No sabía que eso iba a suceder. Mi intención nunca fue hacerle daño."

Shaggotte lo miró con una mezcla de furia y desesperación. "La intención puede ser un consuelo débil cuando el resultado es tan devastador. Mi hija ha sufrido mucho, y a pesar de que se esté recuperando eso no cambia el hecho de que ambos pelearon."

"No fue mi culpa. La pelea empezó porque Carla me atacó primero, a pesar de que le dije que no quería pelear. Yo solo me defendía," explicó Happy, su voz llena de angustia.

Happy trató de hablar, pero las palabras le faltaban. El peso de la culpa y el dolor en su brazo lo hacían sentir aún más impotente. "Si pudiera deshacer el daño que causé, lo haría sin dudarlo. Quiero hacer lo correcto."

Shaggotte se inclinó un poco hacia él, su mirada seria. "No puedo liberarte. Shaddick lo podria interpretar como un acto de rebelión, ya que estaría liberando un prisionero capturado bajo su mando."

"No es necesario que me liberé, yo quiero estar aquí para expiar mis pecados." Respondió Happy.

"Mi hija querrá respuestas, así que podríamos enviar información en secreto, a Touka y a Carla a través de mis súbditos, para que puedan saber que estás intentando enmendar tu error." Sugirió Shaggotte.

Happy, aliviado al menos por la posibilidad de comunicación, preguntó con ansiedad: "¿Entonces... ¿no me van a ejecutar?"

"Carla sigue con vida," dijo Shaggotte, su tono suavizándose un poco. "Por eso, abrogaré el caso de tu ejecución. Sin embargo, debes cumplir con el castigo correspondiente. La ley es clara y aunque desearía que las circunstancias fueran diferentes, no puedo ignorar lo que hiciste."

Shaggotte mantenía su postura firme, su voz cargada de una tristeza y una determinación inquebrantables. "No estoy aquí para ofrecerte consuelo. Estoy aquí para asegurarme de que mi hija reciba justicia y para considerar si hay algún atisbo de redención en ti."

"Lo entiendo perfectamente y le agradezco su ayuda," dijo Happy con una pequeña sonrisa, pero rápidamente pasó a una mueca de dolor al sentir un agudo tirón en su hombro herido.

Shaggotte, aunque mantuvo su compostura, no pudo evitar notar el sufrimiento en el rostro de Happy. "Esos miserables no te dieron atención médica ni trataron tus heridas. No te preocupes, ahora que es de día, enviaré a alguien para que te suture y recibas la atención médica necesaria." Sus ojos recorrían el cuerpo maltrecho del Exceed, viendo el estado deplorable en que lo habían dejado.

Entonces Shaggotte, salió un breve momento y regreso hacia donde se encontraba Happy.

Shaggotte se alejó un momento, y Happy aprovechó para exhalar profundamente, sintiendo una leve calma por las palabras de la reina.

Al cabo de unos minutos, la reina volvió. "He solicitado que alguien venga a tratar tus heridas," dijo Shaggotte al regresar, su mirada aún severa. "Mientras tanto, quiero saber algo importante."

"¿De qué se trata?" preguntó Happy, notando que el ambiente había cambiado, tornándose más serio. "Según varios testigos de tu pelea, incluidos algunos de mis súbditos que escucharon tu confesión ante Shaddick hace algunas noches... mencionaste que perdiste el control de 'él'.

Happy tragó saliva, consciente de lo delicada que era esa confesión. Sabía que no podía ocultar la verdad. "Es cierto. Alguien se aprovechó de mi estado emocional... para lastimar a Carla."

Shaggotte lo miró fijamente. "¿De quién se trata?"

Happy cerró los ojos brevemente, tratando de reunir el coraje necesario. "No lo sé muy bien. Hasta hace poco pensé que se trataba de un mal sueño. No estoy seguro de qué es exactamente. Pero sé algunas cosas sobre él."

"¿Cuál es su nombre?" preguntó Shaggotte, su tono autoritario pero contenido.

Happy agachó la mirada, un escalofrío recorriendo su cuerpo antes de susurrar: "Freyr... su nombre es Freyr."

Shaggotte frunció el ceño, la confusión dibujándose en su rostro. "¿Freyr? ¿Y cuál es su objetivo? ¿Cómo logró apoderarse de ti?"

Antes de que pudiera responder, Happy dejó de moverse. El dolor que lo había acompañado desde el principio pareció desaparecer, y su cabeza cayó ligeramente hacia atrás, como si hubiera perdido el conocimiento de golpe.

"¿Happy?" La preocupación se apoderó de Shaggotte. "¿¡Happy!? ¡Oye, responde!" gritó, tratando de abrir la celda, sus manos temblorosas por la creciente angustia. El miedo de una madre, combinado con la responsabilidad de una reina, la mantenía al borde del pánico.

Pero entonces, para su sorpresa, el cuerpo de Happy se movió lentamente, como si alguien más estuviera al mando.

"Oye... ¿estás bien?" Shaggotte preguntó, relajando ligeramente los hombros. Pero en cuanto sus ojos se posaron sobre él, notó algo profundamente perturbador: la mirada de Happy había cambiado por completo. Donde antes había dolor y agotamiento, ahora solo había una ira fría y contenida.

"¿Q-Quieres saber los objetivos de Freyr?" La voz que emergió de sus labios era grave, tensa, llena de resentimiento. "Es decir, de mí..."

Shaggotte retrocedió un paso, sorprendida. Esa no era la voz de Happy. El tono, la mirada, todo en él había cambiado. "¿Quién eres tú...? ¿Qué haces en el cuerpo de Happy?" preguntó, intentando mantener la compostura. "¿Qué es lo que buscas?"

"Busco derramar la sangre de Carla." La respuesta de Freyr fue fría, calculada, y retorcida con odio. "Ella me arrebató todo, y ahora tiene que pagar por ello."

Shaggotte sintió un nudo en la garganta. "¿Qué estás diciendo?" Su voz tembló con furia. "¿Qué tienes contra ella? ¡No ha hecho nada malo!"

La rabia en los ojos de Freyr creció. El cuerpo de Happy se estremeció, su puño apretado temblaba como si quisiera liberarse de las ataduras, pero el dolor en su hombro lo obligó a detenerse. Aun así, su sonrisa, llena de sufrimiento y locura, se torció en su rostro.

"¿Nada malo?" Freyr miro con recelo y rabia. "¡¿GRACIAS A ELLA, HE PERDIDO TODO LO QUE HE AMADO!?

"¿Perdiste todo? ¿A que te refieres?" Pregunto Shaggotte, pero se detuvo cuando vio a Happy, otra vez en esa extraña posición y tosió un poco de sangre

Pero antes de que pudiera obtener una respuesta, el cuerpo de Happy se sacudió violentamente. Tosió, y un hilo de sangre escapó de sus labios.

"¿S-Shaggotte...?" La voz débil de Happy rompió el silencio. Parecía haber vuelto en sí.

Shaggotte lo miró, atónita, pero rápidamente recobró la compostura. "Happy, ¿qué fue todo eso? ¿Qué sucedió?"

Happy respiró con dificultad, horrorizado por lo que acababa de ocurrir. "¡Lo siento mucho, majestad! Freyr... él está dentro de mí. No puedo controlarlo... solo sé que odia a Carla con cada fibra de su ser. Cuando toma el control, siento su odio... es abrumador."

Shaggotte quedó pensativa por unos instantes, comprendiendo que Happy no había sido totalmente responsable del ataque contra Carla. Sin embargo, la gravedad de la situación requería respuestas. "Entonces... realmente alguien más se ha apoderado de tu cuerpo." Sus ojos se oscurecieron.

"¡Aye...!" Respondió Happy decaído.

"Empieza desde el principio," dijo con firmeza, acercándose un poco más. "Necesito escuchar todo lo que ha ocurrido para entender lo que está pasando dentro de ti."

Happy, con un expresión decidida, intentó organizar sus pensamientos. Había tanto que decir, tanto que explicar. Pero el agotamiento mental lo estaban venciendo. A medida que intentaba recordar, su cuerpo comenzó a temblar, y una sensación de mareo lo invadió.

"Freyr..." murmuró, pero las palabras se le escapaban.

Shaggotte notó el cambio en él. "Happy, ¿qué ocurre? ¡Concéntrate!" insistió, pero era evidente que el Exceed no podía seguir. Sus párpados pesaban cada vez más, y antes de que pudiera explicar algo, su cuerpo cedió.

"¡Happy!" gritó Shaggotte, alarmada, mientras lo veía desplomarse, pero debido a las cadenas, no pudo moverse mucho. Se arrodilló rápidamente junto a él, buscando signos de conciencia. Su respiración era irregular, y aunque su corazón latía, parecía estar en un estado de profundo agotamiento.

Justo en ese momento, uno de los sirvientes que Shaggotte había enviado entró con un botiquín médico. "¡Majestad! He traído los suministros."

"Rápido, atiende sus heridas," ordenó Shaggotte, sin quitar los ojos de Happy. Mientras el sirviente comenzaba a trabajar, ella se apartó un poco, preocupada por la fragilidad del estado del Exceed.

Sin embargo, a pesar del alivio de saber que sus heridas serían tratadas, la mente de Shaggotte seguía nublada por las preguntas. ¿Qué significaba todo esto? ¿Qué o quién era Freyr? Y lo más importante, ¿qué peligro representaba para Carla?


Mientras tanto

Centro medico

En el sexto día desde la pelea que tuvo, Carla se sentía más ligera a comparación del día anterior. Ahora podía ponerse de pie, pero aún no recuperaba su fuerza por completo. Aunque las heridas aún dolían, su cuerpo empezaba a responder.

"¡Auch! Touka ve con más cuidado." Se quejo Carla.

Ella había logrado incorporarse con esfuerzo, mientras Touka retiraba cuidadosamente los vendajes de sus extremidades, rostro y cola, dejando solo los que cubrían las heridas más graves en su pecho y abdomen."

"Estás cicatrizando más rápido de lo que esperaba," comentó Touka con una sonrisa mientras miraba las zonas donde el pelaje de Carla no había vuelto a crecer completamente, dejando parches vacíos que interrumpían el blanco inmaculado de su rostro y cuerpo. "Aunque... bueno, tu pelaje va a necesitar un poco de ayuda para volver a ser lo que era."

Carla asintió, con la mirada fija en un punto distante. "Lo sé. No me preocupa tanto mi apariencia ahora mismo." Su voz estaba cargada de una seriedad que sorprendió a Touka. "Solamente quiero saber como se encuentra Happy." Pensó ella.

Mientras aplicaba el ungüento en las áreas afectadas, Carla cerraba los ojos, pero su mente estaba lejos de la habitación."No dejes que eso te detenga," dijo Touka con un tono más animado, tratando de aliviar la tensión. "Este ungüento hará maravillas. En poco tiempo, tu pelaje volverá a crecer como antes."

"Gracias," respondió Carla distraída. En su interior, las imágenes de su último encuentro con Happy seguían atormentándola. Aunque sabía que eventualmente tendría que enfrentarlo, el mero pensamiento de verle de nuevo hacía que sus manos temblasen ligeramente. No podía evitar recordar las pesadillas que la habían atormentado cada noche desde entonces. Verlo de nuevo significaría enfrentarse no solo a él, sino también a ese dolor que había dejado marcas mucho más profundas que sus heridas físicas.

"Estas pensando en él ¿Verdad?" Pregunto Touka mientras aplicaba el ungüento sobre la mejilla de Carla.

Carla desvío la mirada y no supo que responderle.

"Se que puede ser difícil, es decir, volver a ver al responsable de tus heridas..." Touka suspiró sabiendo que sus palabras debían ser cuidadosas en ese momento. "Pero también estamos juntas para poder enfrentarlo."

"Agradezco tu apoyo, Touka. Pero..." Carla se llevó una dedo a su barbilla, algo pensativa. "Aún no tenemos algún plan para ver a Happy..."

"De hecho si tenemos a alguien, solamente tenemos que esperar un poco." Dijo Touka con optimismo.

Después de unos minutos en silencio, Touka se percató de un leve movimiento en la ventana.

Al levantar la vista, Carla notó una paloma mensajera posada en el alféizar. "¿Qué es eso?" murmuró mientras se acercaba para abrirla.

"Es nuestra ayuda." Respondió Touka con una sonrisa.

Carla se incorporó, mirándola con curiosidad, aunque con cierta reserva. La paloma soltó un pequeño rollo de papel, del cual colgaba una pequeña lácrima de proyección. Touka, con cuidado, lo desdobló y activó la lágrima, permitiendo que una voz familiar resonara en la habitación.

"Espero que este mensaje llegue a su destino." Se escucho una voz que Carla reconoció rápidamente.

"Es la voz de mi madre." Exclamó Carla sorprendida. "Entonces esta lácrima ha grabado un mensaje de mi madre. ¿A esto te referías cuando dijiste que nos vendrían a ayudar?"

"Mas o menos..." Respondió Touka riendo nerviosamente, mientras se llevaba una mano a la cabeza. "Ella era la única que podía ayudarnos."

"Sé que estás recuperándote, Carla, y que tu conflicto con Happy pesa sobre ti. Pero ahora tengo información que debes conocer. Happy ha sido retenido por la guardia fantasma tras su pelea, y su caso está bajo la jurisdicción de Shaddick."Carla se tensó.

La voz de Shaggotte continuó: "Hablé con Happy y estoy tratando de abrogar su sentencia de ejecución. Sin embargo, no confío en que Shaddick acepte esto fácilmente. Por lo tanto, he decidido enviarles un plan B."

La lácrima proyectó un mapa del castillo, detallando los accesos y el subsuelo. "Happy está encarcelado en un calabozo bajo el castillo. Este plano te ayudará a llegar allí si las cosas no salen como espero."

Touka observaba el plano con atención mientras Shaggotte proseguía. "Utilicen esta información solo si no consigo reducir su sentencia. Y una vez que la tengan, destruyan esta lágrima de proyección. No podemos permitir que Shaddick descubra que he intervenido de esta manera."

La grabación finalizó con un tono más suave. "Carla, espero que te recuperes pronto. Sé que este es un momento difícil para ti, pero confío en que encontrarás la fuerza para superarlo."

El silencio llenó la habitación tras la última palabra de Shaggotte. Carla y Touka se miraron, procesando lo que acababan de escuchar."¿Qué vas a hacer?" preguntó Touka con seriedad.

Carla, aunque aún sentía el miedo latente, apretó los puños. "No podemos esperar a ver qué hará Shaddick. Si las cosas salen mal, debemos estar preparadas." Su voz sonaba más firme de lo que se había sentido en días, aunque aún llevaba consigo el peso de sus emociones no resueltas.

"Entonces que es lo que quieres hacer con esta información, y lo más importante. ¿Cuando y como ejecutaremos este plan?"

Carla con una expresión decidida, golpeo la mesa con determinación en su mirada. "Mañana mismo, no me importa si no estoy recuperada por completo. Mañana en la noche ejecutaremos el plan de escape."

"¡¿Mañana de noche?!" Exclamó Touka sorprendida.

Al parecer ambas chicas estarán bastante ocupadas, con este plan entre sus manos.


Fin del Capítulo 14


Enhorabuena, habéis llegado al final de este capitulo bastante importante debido a la cantidad de nueva información con respecto al reino Exceed. Nuestro Exceed favorito si que está sufriendo física y emocionalmente debido a su confrontación contra Carla, y su situación en el calabozo no parece bastante esperanzadora para él. También al fin está apareciendo Freyr, un personaje bastante interesante e importante en esta historia a niveles que jamás se hubieran imaginado.

Con respecto a este capítulo, lo escribí bastante rápido, debido a que me encuentro inspirado y sin acceso a mi juego favorito, por lo que estaba más tiempo escribiendo que en otros pasatiempo.


Respondiendo comentarios:

AzurekMagician: Me alegro que hayas encontrado melancólico e interesante la inmersión a los pensamientos de Carla y sus verdaderos objetivos. Si realmente supieras de lo que realmente ocurre, créeme es bastante más profundo este asunto sobre la visión oscura.


Si les gusto el capítulo, házmelo saber con una reseña o un mensaje privado, si quieres estar al pendiente de cada actualización de esta historia, solamente pon ese corazón de favoritos. Os estaré esperando.

InsideBlu se despide, hasta la próxima.

¡Good Bye!


Próximo Capítulo 15: Infiltración Nocturna