REVENGE
~Capítulo 11~
Mimi observó atentamente las fotografías que el detective, que contrató para seguir a Yamato en el encuentro con su amante, le llevó.
Ahora más que nunca tenía claro quién era la mujer con la cual engañaba a Sora. Mejor dicho, la joven, porque no tenía más de veinticinco años, era menor por Yamato por varios años.
Y, para variar, era empleada de la misma empresa de Sora. Sí, empleada. Nadie más y nadie menos que una de sus diseñadoras, curiosamente era la codiseñadora a cargo del desfile que Izumi estaba preparando.
La castaña apretó su puño molesta.
¿Cómo rayos, Yamato, involucraba a esa gata con su hija?
¿Por qué le sorprendía? Involucró a las gatas de Sora y su madre con sus hijas, Izumi y Nene. Debió pensar que esto era posible.
Apretó los dientes enojada, odiaba saber que Yamato seguía siendo el mismo desgraciada, aunque...
¡Un minuto! ¿Y si, utilizaba esto a su favor?
Los días avanzaron y la vida cotidiana de cada uno de ellos seguía su curso. Haruna, poco a poco, se integraba a la empresa, asumiendo responsabilidades y realizando diversos trabajos. Su adaptación era notoria, y su entusiasmo por contribuir al equipo se reflejaba en cada tarea que emprendía. Sorprendiendo a todos los trabajadores de la empresa, en especial a Nene y Yamato.
Por otro lado, Sora se encontraba inmersa en la preparación de su próximo desfile de moda. Reuniones creativas, pruebas de vestuario, y la coordinación de detalles logísticos ocupaban gran parte de su tiempo. La anticipación y el nerviosismo se mezclaban, pero su dedicación y pasión por la moda impulsaban cada paso que daba hacia el evento.
Takuya e Izumi, por su parte, se encontraban inmersos en el ajetreo de sesiones de fotos y el desarrollo de los diseños de la rubia. Las cámaras capturaban la esencia de cada prenda, y las habilidades de Izumi como diseñadora se traducían en creaciones únicas y cautivadoras. Entre debates creativos, pruebas de vestuario y ajustes finales, la pareja enfrentaba con entusiasmo los desafíos que surgían en el competitivo mundo de la moda.
A medida que los días avanzaban, el ambiente vibraba con la energía creativa y laboriosa de cada uno, marcando una etapa significativa en sus carreras y relaciones.
No obstante, así como la fecha del desfile se aproximaba, una fecha importante y muy difícil se acercaba tanto para Yamato como para Mimi.
Mimi se detuvo en la entrada del cementerio, observando con solemnidad el paisaje que se extendía ante ella. El portón de hierro forjado se abría ante sus ojos, como un umbral entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Un escalofrío recorrió su espalda mientras el viento susurraba entre los árboles, llevando consigo el eco de historias olvidadas.
Con paso vacilante, Mimi avanzó entre las hileras de tumbas, cada una marcada por una lápida de mármol o piedra que parecía susurrarle secretos del pasado. El crujir de la grava bajo sus pies resonaba en el silencio del lugar, creando una atmósfera de solemnidad y reverencia.
Las flores marchitas y las velas parpadeantes adornaban algunas de las tumbas, testigos silenciosos del amor y el recuerdo que aún perduraban en el corazón de aquellos que visitaban el lugar. Mimi se detuvo ocasionalmente para leer los nombres grabados en las lápidas, dejando que la solemnidad del lugar calara hondo en su alma.
Finalmente, después de un camino lleno de reflexión y respeto, Mimi llegó a su destino: la tumba que buscaba.
Sintió un fuerte dolor en su pecho al ver por primera vez frente a sus ojos el lugar donde descansaban los restos, de su pequeña, de la tercera mitad de su corazón, de la persona que le dio fuerza para salir adelante cuando cayó en prisión, y que ahora no estaba a su lado...
Su pequeña
Un nudo en su garganta se hizo presente, su corazón comenzó a arder y las ganas de llorar se hicieron presente, como cada año en esta fecha, mejor dicho, como cada vez que recordaba a su bebé.
~Recuerdo~
Mimi acarició suavemente su vientre crecido de nueve meses, donde descansaba su pequeña hija, que estaba próximamente a nacer.
Era increíble como el tiempo pasó, por un tiempo creyó que le sería imposible mantener su embarazo en prisión, pero funcionó, en pocos días conocería el rostro de su pequeña.
—¡Hora de almorzar!— Una voz se escuchó por los parlantes de prisión.
Fue así como todas las mujeres en sus respectivas prisiones se colocaron en pie y salieron en dirección hacia el comer. Como siempre, ella esperó ser hasta la última en salir, su vientre era pesado y debía caminar con cuidado.
Lo que no sabía era que, eso le traería consecuencia, ya que apenas salió de su celda una mujeres aparecieron frente a ella.
—¡Vaya, vaya! ¿A quién tenemos aquí?—Musitó una mujer de cabello rojo, llena de tatuajes, con una ropa super vieja.
—A la señora de Ishida.— Comentó otra tipa bastante adulta, con cabello canoso y unos rasguños en el rostro.
Mimi frunció el ceño ante esto.
—¡Disculpa! Ex de Ishida.— Corrigió la primera.
—No me molesten.— Musitó.
—¡Ey! No te estamos molestando, simplemente venimos a ver como estabas.— Declaró la primera mujer.
Ambas se acercaron a ella y la rodearon.
—¡Mira, que panzona estás!— Exclamó la segunda— Parece que tu criatura está apunto de nacer.
Mimi hizo una mueca.
—Eso no es asunto suyo.
—No de nosotras.— Comentó la primera— Pero si de tu amiga, Sora.
¿Qué?
—¿Sabes? Ella quiere darte un regalo antes de que nazca tu pequeña.
—¿Regalo?— Preguntó Mimi.
Las mujeres intercambiaron miradas entre ellas, sonrieron maliciosamente para luego acercarse a ella y la sujetaron por los brazos.
—¡Hey! ¿Qué me hacen?— Preguntó Mimi— ¡Suéltenme!
Sus compañeras de celda simplemente rieron y jalaron de ella hasta llegar a las escaleras.
—¿Sabes?— Una de las mujeres posó su mano en su vientre— No creo que tu pequeña bebé merezca vivir una vida tan miserable.—Comentó— Ya que será muy miserable para ella saber que madre está en prisión.
¿Qué?
—Creo que lo mejor será librarla de esa vergüenza.
—¿A qué te refieres?— Cuestionó la castaña.
Las mujeres intercambiaron miradas y rieron.
—¡Dile adiós a tu bebé!— Comentó una antes de jalar de su brazo.
—¡Hey! No.— Exclamó Mimi al ver las intenciones de ella—¡Déjenme!
—Tranquila, será una agradable caída.— Musitó la tercera mujer antes de empujarla por las espalda.
—¡No, por favor, no!— Rogó la Tachikawa, no obstante, las mujeres no la escucharon y sin piedad la lanzaron por las largas escaleras, a ella y a su bebé.
Mimi instintivamente colocó sus manos en su vientre, intentando cuidar de su bebé, no obstante, esta misión pareció imposible, ya que giraba, giraba y giraba en las escaleras, hasta que llegó al final y fuerte golpe en la cabeza la hizo sentirse aturdida. No obstante, su preocupación aumentó cuando sintió que algo se rompía en su interior (la bolsa) y el líquido amniótico mojó su entrepierna.
~Fin del recuerdo~
Mimi tragó saliva sintiéndose de muerte, sus piernas se debilitaron al recordar aquel momento. Movió su cabeza intentando recordar aquel parto difícil, donde juró escuchar un llanto, el cual resultó falso, porque al despertar de la anestesia le dijeron que la perdió.
Sí, perdió a su pequeña.
Hoy se cumplían dieciocho años luego de su muerte.
Era difícil creer que habían pasado dieciocho años desde aquel día fatídico. Dieciocho años desde que sus sueños se desmoronaron en pedazos, desde que su corazón se rompió en mil fragmentos al enterarse de la pérdida de su pequeña. El dolor seguía siendo tan agudo como el primer día, como una herida que nunca terminaba de cicatrizar.
Mimi se arrodilló junto a la lápida, sintiendo el frío mármol bajo sus manos temblorosas. Cerró los ojos con fuerza, reviviendo en su mente el doloroso recuerdo del parto difícil, el miedo paralizante, y luego, la devastadora noticia de que su bebé no sobrevivió. Un sollozo escapó de sus labios mientras las lágrimas comenzaban a caer, empapando la tierra frente a la tumba.
—Mi pequeña... mi ángel.— susurró Mimi entre sollozos, dejando que el dolor y la tristeza fluyeran libremente— Te echo tanto de menos... cada día... cada hora... cada segundo. Desearía poder tenerte aquí conmigo, abrazarte, decirte cuánto te amo.— Quizás, nunca la tuvo en brazos, pero la sintió muchas veces en su vientre, era una criatura muy inquieta que le daba muchas patadas y le hacía sentir que estaba ahí.
Lagrimas brotaron de sus ojos, el sonido de su llanto se mezcló con el susurro del viento y el canto de los pájaros. Mimi se aferraba a la lápida como si fuera su única conexión con su hija perdida, buscando consuelo en la frialdad de la piedra y en los recuerdos que seguían vivos en su corazón.
El sonido de una rama romperse, como si la hubiesen pisado alertó a Mimi, rápidamente secó sus lágrimas y volteo dispuesta a alejarse del lugar, sin haber dejado el ramo en la tumba. Volteo dispuesta a irse, no obstante, apenas giró la mirada se encontró frente a frente con...
Su hermano menor
¡Rayos!
Pensó Mimi al ver a Ryo.
El Akiyama se quedó inmóvil al sentir la mirada de aquella mujer sobre él.
Como todos los años, en esa fecha, vino a visitar a su hermana y sobrina, sin embargo, no esperaba encontrarse con aquella mujer, en ese lugar, mucho menos de esa forma. Estaba llorando, sí, llorando, frente a la tumba.
Eso lo desconcertó
La observó por unos minutos y un paso en falso, delató su presencia en aquel lugar.
—Haruna Anderson.
La castaña hizo una mueca.
—¿Tú, otra vez?
Ambos intercambiaron miradas sin saber exactamente que hacer o decir.
—¿Qué hace aquí?— Preguntó Ryo.
—¿E?—Balbuceo Mimi— Na-nada.
El oji-azul se acercó.
—¿Vino a ver la, supuesta tumba, de mi hermana?
¿Supuesta?
¿Qué intentó decir Ryo con eso?
—¿La tumba de tu hermana?—Preguntó Haruna.
El Akiyama asintió.
—¿Qué tontería dices?— Cuestionó— ¿Por qué vendría?
—Disculpe, pero me pareció que sí.—Respondió el oji-azul.
—¡Pues no!— Respondió— Ni siquiera sé quien es tu hermana.
—Yo pensé que sí.—Declaró.
Ryo pasó su mirada por las flores de aquella mujer y se sorprendió al ver que trataban de unas lilium color rosa.
Esas eran las flores favoritas de su hermana Mimi.
¡Vaya!
Otra coincidencia.
Esa mujer no solo se parecía a su hermana, si no que entre sus manos sostenía un ramo con las flores favoritas de Mimi Tachikawa.
—Disculpa muchacho, pero no tengo tiempo para hablar contigo.— Musitó Haruna colocándose sus gafas de Sol sobre sus ojos.
Ryo hizo una mueca.
—Es una pena, sin duda.— Musitó— Me hubiese gustado continuar hablando con usted, y haberle mostrado el lugar donde se encuentra enterrada mi pequeña sobrina.— Se acercó al lugar donde estaba la lápida "Demiyah Ishida"
Haruna ni siquiera miró el lugar.
—Junto a su madre, mi hermana...— Agregó Ryo— O, bueno, junto a sus supuestos restos.
Esto último provocó que Haruna sintiera que el alma salía de su cuerpo.
Acaso ¿Ryo en verdad la reconocía?
No, no era posible.
—Tu hermana, la que, según tú, se parece a mi.— Comentó Haruna.
El oji-azul asintió.
—Lo lamento por ti, chico.— Musitó la castaña— Pero no tengo razones por la cual debería acompañarte a ver su tumba.
—Creí que sí, después de todo, se veía bastante afectada mientras acariciaba la tumba de mi sobrina.— Declaró Ryo recordando como hace unos segundos ella estaba llorando frente a ese lugar.
¿Qué?
¡Oh no!
Al parecer, Ryo la vio.
¡Esto no era bueno!
—Te equivocas, no estaba llorando.— Musitó Haruna.
—Yo vi que sí...
—¡Viste mal!— Rápidamente lo interrumpió— No tengo razones para hacerlo.— Respondió— Y si me disculpas, no tengo tiempo para perder contigo.— Fue lo único que dijo antes de alejarse del lugar dejando a su hermano en el lugar lleno de dudas.
Mientras tanto en la empresa, como cada día, Nene y Kiriha se encontraban trabajando en sus proyectos.
Kiriha miró a Nene, quien estaba concentrada en su computadora, y decidió romper el silencio.
—Nene ¿Cómo vas con tu trabajo?
Nene levantó la mirada y sonrió—Bastante bien, como siempre.—Alardeo—Estoy avanzando bastante. ¿Y tú? ¿Cómo va el tuyo?
—Bien, aunque necesitaré darle unos retoques según tu parte del trabajo.
—Entiendo.
El rubio volvió su mirada a su laptop.
—Estuve pensando en agregar algunos gráficos interactivos mostrando la cantidad de dinero a utilizar y las estadísticas de funcionabilidad para ser más claros en nuestra propuesta. ¿Qué opinas al respecto?
—¿Tú crees que funcione?
—¡Pues claro!— Exclamó la castaña— Eso podría captar más la atención durante la reunión. Y hacer la propuesta más interesante.
—Mmmm...—Kiriha llevó una mano su mentón— Mañana es la reunión, así que dudo que implementar algo nuevo nos ayude. Salvo que quieras quedarte horas extras para finalizar el proyecto y trabajar tu idea de los gráficos.
Nene hizo una mueca ante esto— Lamentablemente no puedo, ya hoy tengo algo que hacer en la noche.— Comentó— Mejor dicho, tenemos.— Corrigió.
—¿Tenemos?— El rubio se sorprendió ante esto.
La castaña asintió:
—Quería invitarte a Ryouma y a ti al desfile. — Declaró Nene.
¿Qué?
Kiriha ladeo la cabeza.
—¿Por qué querría, yo ir, a un desfile de modas? — Preguntó.
—Porque tienes el sentido femenino activado. — Musitó la castaña.
Esto molesto al rubio.
Una cosa era fingir ser hueco y otra cosa era que lo consideraran "femenino"
—Nene, no me gusta la moda. — Declaró el oji-azul— Al contrario, odio todo lo que tiene que ver con moda.
—¿Por qué no? — Preguntó Nene— Yo pensé que a los gay les gustaba todo lo que tenía que ver con moda y cosas femeninas.
Kiriha negó con la cabeza:
—¡Pues a mí no!
Evidente fue para Nene el enojo del rubio. Y esto, en cierto modo le gustaba.
Kiriha decía ser gay, pero algo le hacía pensar que no lo era del todo, al contrario, el otro día que salieron parecía fastidiado con su "pareja" Esto le llamaba la atención, ya que quería ver hasta donde podía llegar para saber si en verdad era homo o si ella tenía alguna posibilidad con él.
—Bueno, Ryouma el otro día me dijo que le encantaba la moda. — Comentó Nene— Y supuse que le gustaría ir al desfile que realizaran mi madre y mi hermana. — Habló— Tanto así que le envié la invitación digital a su WhatsApp.
¿Qué?
—¿Cómo tuviste su número?
—Se lo pedí el día en que salimos
¡Oh no!
El rubio se mordió el labio inferior.
Nene observe su móvil.
—¡Uh! Justo me respondió y dijo que con gusto irá al desfile, acompañado de ti.
¿Qué?
¡Rayos!
No, por favor no.
—Supongo que no dejarás solo a tu novio en esto ¿e?
Kiriha apretó su puño molesto ante esto.
Mimi observó a lo lejos como Ryo se alejaba de la tumba donde reposaban los restos de la pequeña. Sentía su pecho apretado, en cualquier minuto su corazón saldría de él, apenas podía respirar.
Primero, recordar a su hija, y luego encontrarse frente a frente con su hermano fue mucho para ella. Lo más preocupante, era saber que Ryo la reconocía. Eso significaba un peligro para él. Ella no quería nuevamente hacerlo sufrir como hace años, prefería que creyese que estaba muerta antes de hacerlo participe de su venganza contra los Ishida.
Sin embargo, eso no quitaba que le doliese estar lejos de él luego de tantos años. Le causaba alegría que fuese adulto, que ya tuviera su vida resuelta y fuese tan guapo, porque eso demostraba que creció bien gracias a Tomoko. No obstante, era doloroso para ella saber que perdió mucho tiempo con él, que no estuvo a su lado en momentos importantes, y que por culpa de la familia de Yamato, perdieron todo el dinero que les pertenecía, con el cual Ryo pudo haber optado a una mejor educación y a una vida menos sacrificada.
Lágrimas y más lágrimas brotaron de sus ojos.
~Recuerdo~
—¿Por qué nunca me dijiste que te molestaban en la escuela?— Preguntó Mimi.
—Porque es un tema de hombres, no de mujeres.—Respondió Ryo.
—Es cosa de apoderados.— Contestó la castaña— ¿Qué clase de machismo es ese conmigo? ¿e?
—¿Machismo?— Cuestionó Ryo— Simplemente quiero arreglar yo mis problemas.
—Está bien que quieras arreglarlo, pero a tu edad necesitas de mi ayuda.— Contestó la mayor.
El oji-azul bajó la mirada—Pero...—Suspiró— Tú ya tienes muchos problemas.— Declaró— No quiero darte más.
Mimi dirigió su mirada hacia el pequeño.
—No es un problema para mi hacerme cargo de ti.
—Pero trabajas todo el día.— Respondió el oji-azul— Intentas hacer todo lo posible para que yo esté bien.— Relató— No creo que sea justo para ti que tengas que enfrentarte a mis problemas.
—Mi vida...—Mimi se acercó a él y depositó su mano en su cabello— Tú jamás serás un problema para mí.
—Claro que sí.—Respondió Ryo— O, eso me dicen todos.
—¿Perdón?— Preguntó la oji-miel— ¿Por qué dices que, todos te dicen eso?
—Porque es así.—Comentó el Akiyama— Todos se burlan de mí, porque según ellos, por mi culpa tú no puedes realizar tus sueños.— Musitó— Eres una mujer hermosa, cantas increíble, además eres amable, tienes todo para triunfar, pero...—Suspiró— Yo soy el impedimento para eso ocurra.
—Ryo, eso no es cierto.— Mimi abrazó a su hermano— Tú no eres un impedimento en mi vida, al contrario, eres lo más lindo que tengo en mi vida y para mí es un gusto cuidarte.
—¿Un gusto?— Preguntó Ryo— ¿O, una obligación?
—Pero ¡Qué pregunta es esa!— La oji-miel exclamó— Claro que es porque quiero y no solo por obligación ¡Eres mi hermano! y te amo.
El pequeño simplemente suspiró, verdaderamente se sentía triste.
—Todos me llaman huérfano, porque mi madre y mi padre están muertos.— Declaró— Y, dicen que, murieron por mi culpa.
¿Qué?
Mimi observó sorprendida a su hermano.
—¿Por tu culpa?
Ryo asintió.
—Dicen que, mis padres decidieron morir antes de criar a un idiota como yo.
¡Un minuto!
—¿En verdad te dicen eso?
El pequeño asintió.
Pero ¿en qué mundo vivían esos niños? ¿cómo se atrevían a decir cosas tan fuertes?
Mimi acarició su mejilla— No les hagas caso a esos niños, no saben lo que dicen.— Declaró— Que nuestros padres hayan muerto no es tu culpa.—Habló— Al contrario, no es la culpa de nadie, lamentablemente nuestros padres partieron muy pronto de esta vida.
—Lo sé, pero ellos usan eso para molestarme.— Declaró—Y logran hacerlo, porque, saben lo difícil que es para mí.— Bajó su mirada— Ya que todos tienen a sus familias constituidas, en cambio yo no.
Mimi sintió un ardor en su pecho ante esas palabras, la tristeza en el rostro de su hermano era algo que la lastimaba internamente.
—Me hubiera gustado tener una familia normal con ellos aquí presente.
~Actualidad~
A Ryo le tocó una vida difícil, desde muy pequeño, luego de la muerte de su madre, solo quedaron ellos dos en la vida.
Ella prometió estar a su lado, pero...
No pudo cumplir su promesa
¡No pudo!
Mimi apretó su pecho ante el profundo dolor que sentía en su corazón, sentía ganas de gritar, lanzarse al suelo, romper su ropa debido al dolor que sentía, pero sabía que, aunque hiciese eso, nunca podría sentir alivio, porque perdió los momentos más importantes de la vida de su hermano.
Se sostuvo en una tumba ante la inestabilidad que sentía y se dejó caer al suelo mientras lloraba, lloraba y lloraba.
Se sentía muy débil.
Primero, visitar la tumba de su hija y ahora ver a su hermano, terminó provocando un gran colapso en ella, lo mejor sería irse.
Fue así como respiró profundo, intentando recuperar la cordura para ir a la tumba y dejar aquellas flores que trajo. Cuando se sintió en buenas condiciones decidió acercarse, sigilosamente, para no llamar la atención, no obstante, antes de llegar a ese lugar, del lado contrario por donde salió Ryo, apareció cierto hombre rubio de ojos azules, a quien Mimi reconoció al instante.
¡Rayos!
Pensó.
Rápidamente intentó esconderse, nuevamente, tras una tumba, la cual estaba cerca de la tumba y asomó levemente su mirada, rogando al cielo que aquel sujeto no la haya visto.
¿Qué sujeto? Nadie más y nadie menos que, Yamato Ishida.
Mimi observó al rubio quien llevaba unos liliums rosados en sus manos. Esas eran sus flores favoritas. Acaso ¿se las trajo a ella? No, no era posible.
Yamato avanzó entre la tumba, caminó por el lugar, hasta que se detuvo frente a dicha tumba.
La tumba de "Mimi Tachikawa" y su hija
El rubio hizo una mueca al sentir el nudo en su garganta y la tristeza embargo su ser.
Mimi observó, sigilosamente, al rubio, quien se acercó a la tumba de "Mimi Tachikawa" y acarició la lápida.
Sí, acarició la lápida.
Se sorprendió ante esto.
—Algunas veces me pregunto, porqué ocurrió esto.— Fueron las palabras del rubio— Porque el destino nos quiso alejar.
Mimi alzó una ceja sorprendida ante estas palabras.
—Izumi y Nene están cada día más grandes.—Yamato se mordió el labio inferior— Cada vez se parecen más a ti.— Sonrió— Claro, en diferentes sentidos. Nene físicamente es igual a ti. Sin embargo, Zoe tiene ese brillo que tú tenías en los ojos y...—Suspiró— Es alegre como tú.
¡Un minuto! Yamato ¿estaba hablando con ella?
—Sé que no merezco venir hasta aquí y hablarte como si nada, luego de todo lo que pasó.—Declaró Yamato— Pero me es imposible, sobre todo hoy.
"Hoy"
El día en que su hija, la bebé que esperaba Mimi, murió.
Sí, murió.
Llevó su mano a su pecho al recordar aquel doloroso momento.
Yamato se acercó a la tumba y acarició la lápida de Mimi— Me es inevitable pensar en ti e imaginar...—Un nudo se formó en su garganta cortando sus palabras— Imaginarme como hubiese sido nuestra vida junto a Nene, Izumi y...—Dirigió su mirada hacia la lápida donde estaba el nombre de la pequeña: "Demiyah Ishida"
Sí, Demiyah, ese era el nombre de su pequeña.
Significaba: Niña Sagrada.
Porque ella siempre sería su niña sagrada, a quien nunca conoció, pero a quien quiso cuidar y no pudo.
—Nuestra hija.
Mimi sintió un nudo en su garganta.
—Sí, lo sé, no debería estar aquí. Pero, yo jamás olvidaré que prometí quererte para siempre. Y era cierto, no había dudas en mi mente. Si el destino tuvo planes diferentes. Y te herí por accidente. Perdón...—Yamato le habló a los restos de Mimi Tachikawa— Si me solté de ti. Si no te defendí. Fue que mi corazón estaba ciego. Lo siento.— Suspiró— Espero que algún día puedas perdonarme.—Declaró— Tú y...—Nuevamente acarició la lápida de "Demiyah Ishida"— Nuestra pequeña.
¡No, no, no!
Esto era mucho para ella.
Demasiado
Lo mejor sería irse.
Mientras tanto, en la casa Ishida, Izumi se encontraba moviendose de un lugar a otro mientras intentaba arreglarse, la hora de estar en la compañía se acercaba y ella aún no estaba lista. Verdaderamente estaba nerviosa.
¡Muy nerviosa!
—Tranquila Izumi, todo estará bien.—Se dijo así misma— Todo estará bien.
Un suave golpeteo en la puerta llamó su atención.
¡Toc, toc!
—¿Quién es?
—Soy yo.— Una voz respondió y la puerta se abrió— Rika.
Izumi observó sorprendida a su hermana.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a hablar contigo.— Respondió la pelirroja, quien parecía nerviosa— ¿Puedo entrar?
Esto le sorprendió a la rubia, por lo general su hermana se mantenía distante de ella.
—¿E? S-sí.— Respondió mientras terminaba de acomodar su arete.
Rika entró tímidamente, cerrando la puerta tras de sí. Se quedó de pie frente a Izumi, jugueteando nerviosamente con los dedos.
—¿Puedo... puedo hablar contigo un momento? —preguntó Rika, evitando el contacto visual.
Izumi asintió, invitándola a sentarse a su lado en la cama.
—Claro, Rika. ¿Qué sucede? —preguntó con gentileza, preocupada por la evidente angustia de su hermana.
Rika respiró hondo antes de hablar, como si estuviera reuniendo valor.
—Izumi, yo... yo quería pedirte perdón —comenzó, las palabras saliendo con dificultad de sus labios.
La rubia se sorprendió ante esto.
—¿Perdón? ¿Por qué, Rika? —inquirió, suavizando su tono para transmitir tranquilidad a su hermana.
Rika bajó la mirada, avergonzada.
—Por cómo me comporté el otro día, sé que fui irrespetuosa y grosera contigo, porque intentabas ayudarme, pero estaba tan enojada que me dejé llevar y-y...—Suspiró— Eso no debió ser.—confesó, con la voz entrecortada por la emoción.
Izumi suspiró, sintiendo cómo se derretía cualquier rastro de molestia que pudiera haber albergado hacia su hermana. Extendió su mano y colocó suavemente sobre el hombro de Rika.
—Rika, está bien. Todos cometemos errores, yo también cometí un error ese día, creo que debí darte espacio.—Suspiró— Quizás, fui invasiva.
Rika negó— No lo fuiste.— Contestó— Simplemente querías ayudarme. Yo fui la actúe arrebatadamente.
Después de todo, Izumi no tenía la culpa de que las comparasen.
—No te preocupes, entiendo que fue un momento difícil para tí.
—¿Puedes perdonar?
—¡Pues claro!—dijo con una sonrisa reconfortante.
Rika sonrió de lado ante esto, con esto se sentía aliviada.
Hace días buscaba formas y formas para pedir perdón, finalmente, hoy se atrevió a pedir perdón.
—¡Gracias, Izumi! ¡Lo siento mucho! —exclamó, lanzándose a los brazos de su hermana en un abrazo apretado.
Izumi correspondió al abrazo con ternura, sintiendo cómo se disipaban las tensiones entre ellas.
—Está todo bien, Rika. Siempre seremos hermanas, pase lo que pase —aseguró Izumi, acariciando suavemente el cabello de Rika.
Un sentimiento de paz y conexión llenó la habitación mientras las dos hermanas se abrazaban.
~Horas más tarde~
En la casa de la familia Kimura.
Tomoko y su hijo adoptivo, Ryo, se encontraban cenando.
—Lamento la tardanza.—Musitó el castaño— Sé que me tocaba cocinar hoy, pero se me hizo tarde.
—No te preocupes.— Respondió Tomoko— Tú sabes que me gusta cocinar.—Comentó— Sin embargo, me preocupo que no llegaras temprano ¿dónde estabas?
—Fui al cementerio.— Declaró Ryo.
—Me lo imaginaba.—Comentó la mujer.
Hoy se cumplía un año más desde que Mimi perdió a su bebé.
Como todos los años, Ryo iba en esa fecha a visitar el lugar donde descansaban los restos de aquella pequeña y de Mimi.
—Aun no puedo creer que ya sean dieciocho años.— Comentó el Akiyama.
—Bastante tiempo.— Suspiró Tomoko—Es como si fuera ayer cuando...—Habló con nostalgia— Mimi gritaba de emoción por el test de embarazo.
Ryo asintió.
—Mi hermana estaba emocionada por estar embarazada, otra vez.
La mujer Kimura asintió.
Era su embarazo deseado, ya que, a diferencia del primero, Yamato y ella estaban casados, el Ishida había terminado su carrera, la carrera de Mimi en la música estaba despegando, eran "independientes" y vivían en un lugar fuera de la comuna, bastante seguro.
No obstante, no salió como esperaba.
—¿Sabes? Estaba ahí y me encontré con Haruna Anderson.
—¿Haruna Anderson?— Preguntó Tomoko— ¿Esa, mujer millonaria, a la cual Koushiro sirve?
Ryo asintió.
—Me sorprendió verla, creía que era una mujer extranjera que no tenía familia aquí.— Comentó— Pero me la encontré...
Y le causó mucha incertidumbre que estuviese llorando frente a la tumba de su hermana.
—El otro día buscaste artículos de ella ¿no?—Comentó— ¿No investigaste de su origen?
—Sí, y es por eso que me da curiosidad.— Respondió Ryo.
Sus orígenes eran de afuera, no de Japón.
—Haruna...—Musitó Tomoko un tanto nostálgica— ¿Sabes? Es curioso.
—¿Curioso?
La Kimura asintió.
—No creo que te acuerdes, pero Mimi una vez me comentó que cuando su hija naciera, le colocaría el nombre de Haruna.
¿Qué?
Esto sorprendió a Ryo.
—Nunca me lo habías dicho.—Declaró— Pensé que su nombre sería Demiyah, o al menos, eso dice la lápida.
Tomoko negó:
—Lamentablemente, ese es otro evento Ishida.—Comentó—Yamato le colocó el nombre de "Demiyah" cuando le dijeron que murió, y como él fue quién hizo los tramites para su entierro así quedó.
¡Vaya! Eso no lo sabía.
Ryo llevó una mano a su mentón bastante pensativo.
Eran muchas cosas en común, primero Haruna llorando en la tumba con las flores favoritas de su hermana, su parecido con Mimi y ahora se sumaba esto. Aquella mujer justo se llamaba, como Mimi quería nombrar a su hija.
Tres coincidencias
—¡Vaya! En verdad no lo esperaba.—Musitó Ryo.
Tomoko asintió.
El oji-azul le dio un sorbo a tu taza con té mientras analizaba estas tres coincidencia.
—Hablando de Mimi y sus hijas.—Tomoko decidió continuar hablando, no obstante, dandole otro enfoque— Hoy es el desfile de su hija, Izumi.
Ryo asintió— Sí, es hoy.
La pelinegra dirigió su mirada hacia su hijo adoptivo.
—Espero que no tengas pensado acercarte al lugar donde se está realizando el desfile.— Advirtió Tomoko.
—¿Por qué?— Preguntó Ryo— Acaso ¿no puedo acercarme como un aficionado a la moda a ver el desfile de mi sobrina?
—Claro que no, primero porque tú odias la moda.— Respondió la mujer— Y segundo, porque no creo que sea adecuado que utilices esa técnica para acercarte.
—¿Por qué?
—¿En verdad preguntas?— Cuestionó la mujer— Izumi está rodeada por su familia, todos los Ishida estarán ahí, y no solo ellos, también Kousei y mi hijo. No quiero que tengas problemas.
—Pe-pero Takuya es mi amigo y será el fotógrafo principal del desfile.— Declaró el Akiyama— No sería extraño que quiera ir a apoyar a mi amigo.
—Claro que puedes apoyar a tu amigo, pero si eso significa encontrarte con Yamato, entonces no es buena idea.— Respondió la oji-azul.
Ryo se mordió el labio inferior, verdaderamente quería acercarse, no era justo que por culpa de ese sujeto tuviera que estar lejos de ella. No obstante, Tomoko tenía razón, mientras más lejos estuviera de Yamato y su familia, mejor.
Mientras tanto, en el gran salón de la compañía "Takenouchi Style", la atmósfera vibraba con una energía palpable. Miles de personas llenaban el espacio con sus murmullos emocionados y el tintineo de sus conversaciones, creando una sinfonía bulliciosa que resonaba en las paredes del salón.
Las luces brillaban intensamente, iluminando la pasarela principal donde tendría lugar el esperado desfile de moda. El escenario estaba adornado con elegancia, con una pasarela larga y reluciente que se extendía como un camino hacia el futuro de la moda.
Los asientos estaban cuidadosamente dispuestos alrededor de la pasarela, esperando ser ocupados por invitados ansiosos por presenciar las últimas creaciones de "Takenouchi Style". Desde celebridades hasta críticos de moda, la audiencia era diversa y repleta de expectativas.
El aire estaba cargado de anticipación y emoción, mientras los invitados intercambiaban miradas expectantes y susurros de emoción. Cámaras parpadeaban, capturando cada momento de este evento trascendental en el mundo de la moda.
En los bastidores, el equipo de diseñadores, modelos y personal de producción se movía con frenesí, poniendo los toques finales a las prendas y asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto para el gran espectáculo que estaba por venir.
Izumi observó atentamente como las personas ingresaban.
Mordió su labio inferior, verdaderamente se sentía nerviosa.
¡Muy nerviosa!
Respiró profundo intentando mantener la calma, pero fue imposible. Ver a tantas personas llegar le generaba ansiedad.
—¡Vaya! De a poco van llegando las personas.— Comentó Takuya observando el lugar.
Izumi simplemente asintió, mientras jugaba con un mechón de su cabello. Esto no pasó desapercibido para el moreno.
—¿Estás nerviosa?— Preguntó Takuya.
La rubia asintió— No debería estarlo.— Admitió— Pero lo estoy.
No era para menos, era su primer desfile a cargo de ella.
Bueno, no solo de ella, sino que también de Nanami, pero era la primera vez que recibiría gran parte del crédito.
—Espero que todo salga bien.
—Estoy seguro de que lo hará.— Contestó el moreno— Te has esforzado bastante por esto y todo esfuerzo siempre tiene recompensa.
—¡Eso espero!— Exclamó Izumi.
El moreno pasó su mirada por la rubia, estaba temblando, con decía todo, estaba muy nerviosa.
—¿Sabes? Antes de subir al escenario con mi banda tenemos una especie de "rito" para alejar las malas vibras y el nerviosismo.
La hija de Yamato se sorprendió ante esto.
—¿A sí?
Takuya asintió.
—¿Cómo es?
—Es algo simple pero efectivo. Nos damos ánimos unos a otros, recordamos por qué hacemos lo que hacemos y nos conectamos con nuestra motivación.
—¿Motivación?
Takuya asintió— Recordamos por qué estamos aquí.
Izumi observó un tanto confundida al moreno sin entender.
—Mira, primero cierra tus ojos.—Takuya le comentó a la rubia.
La chica obedeció, y cerró los ojos.
—Respira profundamente. Inhala todo el estrés y exhala toda la negatividad.
Izumi siguió la indicación.
—Ahora, piensa en por qué decidiste subir al escenario. ¿Cuál es tu motivación? ¿Por qué haces lo que haces? ¿Por qué quisiste diseñar y realizar este desfile?
La rubia pensó en ello por un momento y luego sonrió.
—Quiero compartir mi pasión por la moda, transmitir emociones, quizás muchos piensan que la ropa es algo banal, pero para mí, diseñar, es como sentir una brisa refrescante, y al momento en que los presento, lo hago con gusto demostrando la alegría que siento al crearlos y de alguna forma, quiero conectar con la gente.
Takuya asintió complacido.
—Exacto.—Comentó— Y si, eso es así, entonces ¿por qué tendrías que temer? Al transmitir tu pasión, tu expresas lo que eres, y eso es lo importante, no tengas miedo.
Buen punto.
—Nuevamente respira profundo.
Izumi respiró profundo.
—Y, ahora, abre la boca.
La rubia alzó una ceja, sin abrir los ojos— ¿Abrir la boca?
—Sí.
—¿Por qué?
—¡Solo hazlo!
Fue así como la Ishida abrió la boca y sintió como algo dulce se introducía a su boca.
Abrió los ojos antes esto.
—Pe-pero que...
Observó a Takuya, quien tenía una paleta pequeña de chocolate en su boca y ella también tenía una en la boca.
—Junpei, es fanático de los chocolates, y siempre dice, el nervio es provocado por el hambre.
¿Qué?
—Sí, suena loco, ya que es común de él hablar tonterías.— Comentó el moreno— Pero algo dulce, no hace mal en la vida.
Izumi saboreo la paleta de chocolate que Takuya ingresó en su boca.
—Mmm...Está deliciosa.
—¿Y?—Preguntó—¿Cómo te sientes?
—Mejor.— Respondió la rubia y sonrió— Bastante bien.— Sorprendentemente.
Takuya sonrió al ver que la rubia ya no temblar, eso significaba algo bueno.
—Eso es bueno.—Depositó una mano en su hombro derecho.
Takuya le dio un firme apretón en el hombro.
—¡Vamos a hacer que este desfile sea inolvidable! ¡Estoy seguro de que dejarás a todos impresionados!
Y, como si el destino quisiera arruinar aquel momento agradable, otra vez. Kouji apareció en el lugar y al ver a su novia tan cerca del moreno se enojó.
Justo en ese minuto, cierto sujeto llegó al lugar.
—Izumi.—Una voz llamó la atención de ambos.
Y, como si el destino se encargara de repetir esta escena y mil veces, Kouji se encontró frente a Takuya e Izumi.
Mimi, mejor dicho, Haruna se observó atentamente al espejo mientras acomodaba sus elegantes pendientes de perlas, que combinaban con su traje del mismo color que consistía en un short corto, una chaqueta sobrepuesta en sus hombros y un top elegante, color blanco con escote de corazón. Además, utilizaba unos tacones bastante altos.
No obstante, su elegante y fina ropa no combinaban con su rostro, luego de llorar, llorar y llorar verdaderamente se le hizo difícil camuflar su rostro, tenía sus ojos muy enrojecidos y las bolsas de sus ojos infladas, tuvo que aplicarse casi un kilo de base e iluminador para poder hacer esto "poco visible"
Suspiró.
—Tranquila Mimi, tranquila.—Se habló a sí misma.
Hoy era el desfile de su hija, debía estar presentable y feliz por su logro. Por primera vez, en mucho tiempo podría presenciar algo realizado por ella.
¡Toc, toc!
Un sonido en la puerta llamó su atención.
—Adelante.—Musitó.
Fue así como la puerta se abrió y en el lugar apareció Koushiro.
—Permiso, Mimi.
—Koushiro.— Pronunció su nombre— ¿Qué haces aquí? Pensé que te tomarías esta tarde para ir a cenar con tu hija.
—Sí, vamos a ir a cenar.— Declaró Koushiro— No obstante, necesito hablar contigo de algo muy importante.
Mimi alzó una ceja sorprendida ante esta declaración.
—¿Qué ocurre?
—Verás, hace tres días me llegó una información que llamó mi atención.—Musitó el pelirrojo antes de deslizar sus dedos por su tablet y voltear la pantalla hacia la castaña.
—¿Qué es eso?
—Un informe policial.—Contestó Koushiro— Acerca de la desaparición de un grupo de adolescentes que iban a asistir a un campeonate de cheerleader en las costas de China.
Mimi ladeo la cabeza sorprendida ante esto.
—¿Y-y por qué me muestras esto?
—Porque curiosamente este caso se dio hace dos semanas atrás.—Declaró el pelirrojo— No obstante, la noticia no salió hasta hace poco.—Comentó—El caso por alguna razón se cerró en China, ya que se presumió que fue un accidente que el bus tuvo y cayó a un barranco, ya que en ese lugar fueron encontrados.—Habló— No obstante, el informe clínico que logré rescatar al hackear algunos correos, encontré que no se pudieron reconocer los cuerpos.
—¿Por qué hackeaste esos correos?
—Porque necesitaba salir de dudas.— Declaró el pelirrojo— Verás, curiosamente el accidente fue cerca de las costas de Shenzen, donde se encontraba el barco de la empresa Ishida con un cargamento que haría a una empresa de China.— Musitó— Y, para variar, unas de las empresas con las cuales interactuó Hiroaki Ishida antes de hacer la entrega fue una empresa que patrocinaba el concurso al cual este equipo de cheerleader participaría.
—¿Qué?— Mimi se sorprendió ante esto.
—Como bien sabes, he intentado hackear los sistemas de la empresa Ishida desde que tú estás y entre una serie de correos que revisé, se mencionaba este hecho.— Comentó Koushiro.
—¡Un minuto!— Exclamó la castaña— ¿Crees que ellos tendrían algo que ver con esto?
El pelirrojo asintió.
—Exactamente.— Comentó— Como bien sabes, llevamos años siguiéndole los pasos y siempre he visto el mismo patrón, lugar donde sus barcos hacen entregas es justo el lugar donde ocurre una desaparición de mujeres.
Sí, lo sabía.
Koushiro más de alguna vez se lo comentó, desde que ellos comenzaron este plan de venganza seguían paso a paso sus movimientos.
—¿Crees que esas mujeres que desaparecieron ahora son víctimas de la trata de blanca de Hiroaki Ishida y Toshiko Takenouchi?
El pelirrojo asintió.
—Y no solo eso.— Declaró Koushiro— Hoy nuevamente revisé sigilosamente los ordenadores de la empresa Ishida mediante el wi-fi, y descubrí unos correos de Hiroaki Ishida hablando del desfile de esta noche.
—¿Hablando del desfile de esta noche?—Preguntó Mimi— ¿Qué tendría que hablar Hiroaki de ese desfile? Se supone que lo organiza Sora.
—Nada tendría que ver, pero tú bien sabes cómo es de ingenioso ese tipo.—Musitó el pelirrojo— En el correo menciona un yet privado que saldrá hoy en la noche y el cargamento de barco que sale hacia Austria hoy.
—¿Crees que buscarán hacer otra trata de blanca?
El pelirrojo asintió.
—Tengo mis serias sospechas, ya que Hiroaki se contactó con unos miembros de la policía, sin dar mucha explicaciones.— Comentó.
Mimi llevó una mano a su mentón.
Acaso ¿era posible?
—Debes estar alerta.
Así como él estaría alerta.
—Kouji, no te enojes, Takuya es mi compañero, es su deber estar aquí.— Declaró Izumi mientras caminaba junto a su novio, quien evidentemente no quería escucharla.
El Minamoto hizo una mueca.
—No me agrada ese chico.
—Lo sé, pero ¿qué más le puedo hacer? Es mi compañero de trabajo.— Respondió la rubia— Y mi amigo.
—Amigo.—Kouji rió— No sabía que te gustaba tener amistades tan barriobajeras.
La rubia hizo una mueca— Kouji, por favor, no me generes más problemas ¿sí?— Declaró— Hoy tengo mi primer desfile como diseñadora a cargo, estoy muy nerviosa, no necesito pasar un mal momento.
Su declaración estaba llena de nerviosismo, ya que ese día marcaba su debut como diseñadora a cargo de un desfile. La ansiedad se reflejaba en sus ojos mientras buscaba comprensión.
Kouji, por otro lado, permanecía impasible, sus palabras resonaban con una ironía evidente.
¿Mal momento?
¡Qué curioso! ¡Él estaba pasando un mal momento al estar ahí!
La confrontación continuó cuando cuestionó la lógica de su invitación.
—Entonces ¿para qué me invitas si crees que te haré pasar un mal momento?
—Kouji, no quise decir eso.—Declaró Izumi, sus palabras eran un intento de suavizar las tensiones, de evitar que la situación se saliera de control— Simplemente no quiero que tengamos problemas en este momento.
—Lo hubieras pensado bien antes de invitarme, entonces.—Comentó el Minamoto. Sus palabras dejaban entrever su frustración.
—Pe-pero, Kouji, eres mi novio.— La oji-verde trató de recordar la importancia de su relación— Quiero que estés junto a mí, apoyándome, no provocando una discusión y...
—¿Sabes? Tienes razón, no tengo ganas de discutir.—Habló el oji-azul antes de voltear— Me voy.
¿Qué?
Sus palabras resonaron en la habitación, dejando a Izumi sorprendida e insegura de cómo manejar la situación.
—¿Cómo que te vas?— Preguntó.
—Lo que escuchaste, me voy.— Respondió Kouji— Si soy un problema para ti, entonces, no vale la pena quedarme.
No le gustaba asistir a desfiles de moda ¿por qué perdería su tiempo solo por Izumi en uno de ellos?
—Oye, no te vayas.— La rubia intentó evitar que se fuera, pero el Minamoto pareció no escucharla— Kouji.— Dio unos pasos para seguirlo, no obstante, justo en ese momento frente a ella apareció, Miyako, la asistente de su mamá.
—Izumi ¡Qué bueno que te encuentro!— Exclamó— Sora te necesita rápidamente detrás del escenario.
—Pe-pero...—balbuceó Izumi, tratando de explicar la situación, pero Miyako cortó cualquier objeción.
—¡Pero nada!— Miyako alzó la voz— Debes ir.
Su tono autoritario dejó claro que no había margen para discusión.
Mientras tanto en la entrada del lugar, Hikari y Takeru ingresaban al lugar donde se ejecutaría el desfile.
—Muchas gracias por invitarme.—Agradeció la castaña a su acompañante.
—No me agradezcas, tu primo tendrá participación como fotógrafo, y tú como miembro de su familia merecías estar aquí.
La castaña sonrió.
Takeru también sonrió y observo el lugar.
—Mira, ahí está mi tía, nos podríamos sentar junto a ella.
Hikari observó hacia el lugar que indicó el rubio. Tk suavemente tomó su mano y jaló suavemente para comenzar a caminar.
Fue así como ambos caminaron entre medio de la gente, por unos pequeños pasillos que se formaban entre las sillas acomodadas, hasta que finalmente llegaron a primera fila, donde se encontraba una joven mujer, no mayor de cuarenta años, de cabello corto castaño, ojos cafés y piel pálida, quien utilizaba unas lentes, además vestía un elegante traje femenino color azul marino, una blusa blanca y unos tacones bastante altos.
—Tía Satomi.— El rubio llamó y la mujer volteo hacia ellos.
—Takeru.— Se levantó de su lugar para saludar a su sobrino— Me alegra verte.
—Igualmente.— Respondió el rubio.
Satomi pasó la mirada por la castaña— ¡Vaya! Veo que vienes acompañado.
—¿E? S-sí, ella es una amiga.— Contestó el rubio antes de dirigir su mirada hacia la castaña— Hikari, te presento a mi tía Satomi Minamoto.— Luego observó a la mujer—Tía te presento a Hikari Kanbara.
Satomi observó a la chica de pies a cabeza, analizando cada rasgo de aquella chica, desde su físico hasta la ropa sencilla y "común" que utilizaba, sin joyas, cero elegante para la situación.
—Disculpa ¿dijiste Kanbara?— Preguntó la tía de Tk.
El rubio asintió.
¡Qué raro!
No conocía a ninguna familia Kanbara que tuviera alguna empresa, participantes en la política o que tuviera algún miembro conocido en Japón.
Tal vez, era una familia de bajo perfil.
—Es un gusto es conocerla, señora Minamoto.— Hikari, nerviosa, extendió su mano en señal de saludo.
Satomi observó este gesto un tanto extrañada, generalmente prefería hacer una reverencia al estilo japonesa. No obstante, decidió corresponder al gesto.
Satomi pasó su mirada por las manos de Hikari, no eran muy elegantes, al contrario, sus uñas parecían haber vivido una travesía o algo así, estaban muy mal cuidadas, al igual que sus manos, no estaban arrugadas, pero si descuidadas, estaban bastante resecas y...
¡Tenía un callo!
Hizo una mueca ante el contacto y alejó su mano de ella.
—Bien, querido, me alegra ver que vengas acompañado esta noche.— Comentó Satomi— ¿Vamos a tomar asiento?— Musitó— Al parecer está a punto de comenzar.
Takeru asintió.
Fue así como los tres fueron a tomar lugar en una parte del público.
Izumi observó frente a frente a la mujer que el otro día le brindó una mano cuando se esquinzó el pie.
—Señora Haruna, me alegra verla.
La castaña sonrió— Buenas noches Izumi.—Pasó su mirada por su madre— Señora Ishida.
—Me alegra ver que pudo venir.
—¡Pues obvio no iba a perderme este momento!— Exclamó Haruna.
Era el desfile de su hija, quería estar junto a ella.
—Es un gusto contar con la presencia de tan importante empresaria.— Declaró Sora.
—El honor es mío.— Respondió la castaña antes de sacar de su bolso una elegante cajita—Espero que este pequeño gesto pueda expresar mi gratitud por permitirme estar aquí hoy.—Se lo extendió a Izumi.
La rubia se sorprendió al ver esto.
—Señorita Haruna, no era necesario.
—Claro que sí.— Contestó la castaña— Por favor, acéptalo ¿sí?
La oji-verde asintió.
—En verdad, no debía.—Comentó Sora.
—Pero quise.— Respondió Haruna— Estoy muy emocionada por ver su desfile. Apuesto que será ¡Increíble!— Comentó— Digno desfile de la compañía Takenouchi Style.
—Pues, eso espero.— Musitó la rubia.
Justo en ese momento, la puerta corrediza se abrió y en el lugar apareció un grupo de persona.
—Señora Ishida, Izumi.—Habló un chico moreno— Que bueno que las encontramos, Miyako-chan nos digo que nos necesitaban para empezar el desfile.
—Sí.— Respondió Sora— ¡Que bueno que están aquí!
—Señorita Haruna, le presento a mi equipo.— Declaró Izumi, fue así como poco a poco fue presentando a su costurera, una mujer adulta de aproximadamente treinta años, luego a un joven, quien llamó encargado de publicidad, y luego llegó a otro chico.
—Él es el fotógrafo, Takuya Kanbara.— Musitó la rubia.
Mimi pasó su mirada por él, era moreno de cabello castaño, por alguna razón le resultó familiar, juraría que lo vio en algún lado, pero no recordaba en donde y...
¡Un minuto!
¿No fue uno de los amigos de Ryo que Koushiro contrató para la fiesta?
¡Sí! Y también, aparecía en una de las publicaciones de la página de Instagram, donde Ryo y sus amigos promocionaban sus servicios.
Takuya hizo una reverencia estilo japonesa.
—Hola, mucho gusto.
—Hola.— Respondió Mimi.
—Y ella...—Izumi señaló a una chica rubia de ojos rosa a su lado— Es Nanami, diseñadora que está coproduciendo este desfile.
La castaña pasó su mirada hacia ella. Rápidamente, el disgusto se apoderó de ella al reconocer a la...
Amante de Yamato
Sí, la amante.
Muchas sensaciones llenaron su ser, ya que sintió asco, repudió y luego, por alguna extraña razón pena, sí, pena, porque de seguro esta chica era otra víctima del idiota de Yamato.
—Mucho gusto.
Nanami devolvió la sonrisa con amabilidad, aparentemente ajena al conflicto que se desataba en el interior de Mimi.
—El placer es mío, Haruna-san —respondió con cortesía, sin notar la tensión que se palpaba en el aire.
Mimi respiró hondo, tratando de mantener la compostura. No podía permitir que sus emociones le jugaran en contra, aunque moría de curiosidad.
Pasó su mirada por Sora.
¿Cómo era posible que trabajase con ella y de paso la engañara de esta forma?
¿Tan tonta era Sora al creer que Yamato le pondría solo atención a ella?
Y hablando de Roma...
Justo en el lugar apareció Yamato Ishida.
—Permiso, buenas noches a todos.—saludó.
—¡Padre!— Izumi se emocionó al verlo.
Sora, quien estaba conversando con Takuya en ese momento, se giró al escuchar la voz de Yamato. Su rostro se iluminó con una sonrisa radiante al verlo, y Mimi sintió un nudo en el estómago al presenciar la inocencia en los ojos de su amiga.
—¡Yamato! Qué sorpresa verte aquí —exclamó Sora, acercándose a él con entusiasmo.
—Vine a ver cómo están.— Comentó el hombre— Supuse que Izumi estaría nerviosa.
La nombrado asintió.
—Lo estaba, pero ahora que estás aquí, me siento mucho mejor.— Declaró la oji-verde abrazando a su padre.
El oji-azul intentó sonreír. Sí, intentó. La verdad es que este día siempre era triste para él, no obstante, su hija de al medio, no merecía una mala cara, al contrario, quería estar a su lado.
Yamato no le dedicó ninguna mirada a su amante, al contrario, simplemente pasó de ella.
Nanami se mordió el labio inferior ante esto y tomó su cabello para comenzar a jugar con él.
Mimi observó la interacción entre ambos con una mezcla de desdén y resignación. ¿Cómo podía Sora ser tan ingenua? ¿No se daba cuenta de que Yamato solo jugaba con ella, al igual que lo hizo con Mimi en el pasado?
Sin embargo, decidió mantener sus pensamientos para sí misma y desviar su atención hacia los preparativos del desfile. Ahora no era el momento ni el lugar para confrontar a Yamato o cuestionar las decisiones de Sora.
Con un suspiro, Mimi se centró en su trabajo, tratando de ignorar la presencia de Yamato y la complicada maraña de emociones que lo acompañaba.
Mimi forzó una sonrisa fría y asintió con la cabeza, manteniendo una distancia física y emocional entre ellos.
—Buenas noches, señor Ishida.—lo saludó con voz controlada, aunque por dentro ardía de indignación.
El nombrado dirigió su mirada hacia la castaña.
—Haruna Anderson.— Pronunció su nombre, no le sorprendió verla ahí, ya que sabía que estaba invitada— Buenas tardes. Es bueno contar con su asistencia.
La castaña, fingió, una sonrisa.
—El gusto es mío de estar aquí. No me perdería este evento por nada en el mundo.
Justo en ese momento, la secretaria de Sora, Miyako apareció en el lugar.
—Permiso, no quiero alarmar a nadie, pero el desfile está a punto de comenzar.— Declaró.
La pelirroja asintió.
—Miyako, por favor, señálale a la señorita Anderson donde tenemos su puesto reservado.
La joven de anteojos asintió.
—Claro, lo haré.
Fue así como el desfile dio inicio, modelos jóvenes caminaban por la pasarela mostrando los elegantes y atractivos diseños que crearon tanto Izumi como Nanami.
Todos los presentes parecían expectantes, no obstante, había excepciones. Ejemplo, Kiriha, quien verdaderamente estaba apunto de quedarse dormido.
—Está interesante el desfile ¿no?—Nene le habló al "novio" de Kiriha.
—¡Sí!— Ryouma exclamó— ¡Es, super, top!
Kiriha simplemente hizo una mueca, odiaba estar en ese lugar, era demasiado aburrido.
¡Jamás le gustó la moda!
Eso era cosa de mujeres.
Nene pasó su mirada por el rubio, era evidentemente que estaba aburrido, su cara era de cero interés. Aunque, no era el único. Pasó su mirada por su hermana menor, Rika, quién también estaba aburrida observando el desfile.
—¡Vaya! Al parecer alguien no está muy a gusto.—Musitó.
La pelirroja dirigió su mirada hacia la mayor.
—No me culpes, estoy aquí solo por Izumi.— Declaró— Nada más.
Luego de haberse comportado mal con ella, no quería ser ingrata y faltar.
Aunque, ganas no le faltaban de irse.
—Pues deberías hacer el intento de cambiar el rostro.— Comentó Nene— Si nos sacan una foto no quiero que aparezcas de ese modo.
Rika observó con malos ojos a su hermana.
Ese comentario fácilmente podría hacérselo su abuela, Toshiko.
¡Claro! Nene era una copia de ella.
—Dudo que nos saquen una foto.— Habló Rika— Aunque, estaría interesante ¿sabes?— Se acercó a ella— Una foto que enfoque a Kiriha y su novio. Para recordar siempre que un hombre pudo hacer lo que tú no puedes.
Nene frunció el ceño ante este comentario.
¿Qué le estaba tratando de decir? ¿Qué Ryouma pudo más que ella al estar con Kiriha?
—Cállate, idiota.
La pelirroja simplemente sonrió, amaba hacer enojar a Nene.
La castaña apretó su puño.
¡Rika ya vería!
En realidad, todos verían que ella podía tener al chico que quisiera bajo sus pies.
¡Bip, bip!
El móvil de la menor vibró. Rika, ante esto, sacó su smartphone y lo revisó, tenía un mensaje de nadie más y nadie menos que: Ese idiota.
(De: Idiota)
Supongo que la princesa debe estar triste de no verme hoy, porque irá al desfile de su hermana ¿no?
¿Triste de no verlo? Sí ¿cómo no?
Negó con la cabeza y respondió.
(Para: Idiota)
¿Querrás decir ¡Feliz! de no verte?
(De: Idiota)
Ja ja ja muy graciosa.
Aunque lo niegues, estoy segura que me extrañas.
Rika sonrió ante esto.
(Para: Idiota)
¡Ya te gustaría!
Nene pasó su mirada por su hermana, quien de un momento a otro sonreía mientras chateaba con, quien sabe quien. Observó la pantalla donde decía "Idiota"
—¡Uh! ¿con quién estás hablando?—Molestó.
Rika alzó la mirada— ¿P-por qué preguntas?
—Porque te ves muy sonriente.— Nene se acercó a ella— No me digas que tienes un enamorado secreto.
—¿Q-qué?— Preguntó la pelirroja.
Nene la observó curiosa.
—¡No digas tontería, Nene!
—Solo digo.— Musitó— Después de todo, estabas muy sonriente hablando con ese "Idiota"
Rika frunció el ceño.
—Entrométete en tus asuntos.
—¡Ey! No te enojes.
—No me gusta que se entrometan en mis cosas.— Respondió Rika— Ya lo sabes.
—Entonces ¿tengo razón?— Preguntó— ¿Es un enamorado secreto?
—¡Pues claro que no!— Contestó la pelirroja—No soy como tú que solo piensa en chicos.
Nene se cruzó de brazos.
—No pienso solo en chicos.
—Bueno, eso parece.—Musitó Rika.
La castaña rodó los ojos y sin piedad, alzó su mano para jalar suavemente un mechón del cabello de la pelirroja.
—¡Respétame niña!
—¡Auch!— La pelirroja apartó su mano.
Verdaderamente era molesto hablar con su hermana mayor, era muy molestosa con ella. Típico de hermana mayor.
Mimi observó a lo lejos a Yamato levantarse de su lugar y dirigirse a la salida del lugar.
Era evidente, hace varios minutos atrás, que estaba incómodo en ese lugar, ya que movía su corbata de un lado a otro, como si estuviera ahogado, evidentemente estaba inquieto, y su rostro no era el mismo serio de siempre, al contrario, sus ojos estaban totalmente apagados y tristes.
Fue así como se levantó de su lugar, caminó en dirección a la salida y efectivamente se encontró con el rubio, quién estaba con la cabeza baja.
—Señor Ishida.—Lo llamó.
El rubio al escuchar la voz la mirada, encontrándose con la mujer.
—Haruna.
La castaña asintió y se acercó a él— No esperaba encontrarlo aquí ¿Se encuentra bien?
—¿E?— Yamato intentó aclarar su garganta y rápidamente llevó una mano a su corbata— ¿P-por qué pregunta?
—Porque hace unos segundos no lo he visto bien.—Respondió la castaña.
—E-estoy bien.
—¿Seguro?— Preguntó— Se ve triste.
—¿Triste?
Haruna asintió.
¡Rayos!
—Es su imaginación.
—No lo creo.—Respondió observando al rubio directamente.
El silencio se hizo presente mientras Yamato intentaba controlarse a sí mismo, verdaderamente sentía mucha impotencia, ahogo, desolación, prácticamente todos los sentimientos negativos que una persona podía sentir.
—¿Por qué está así?
Yamato desvió la mirada— Por nada.
—¿Seguro?— Cuestionó la castaña.
El rubio asintió y le dio la espalda a la mujer.
La Tachikawa hizo una mueca, era evidente que estaba triste.
—¿Sabe? Si usted necesitaba conversar o algo así, no dude en hablar conmigo.— Declaró— Tal vez, no nos conocemos hace mucho, pero entiendo que se siente al estar en una posición tan alta, con tantas presiones y a su vez.
Yamato suspiró.
Verdaderamente se sentía atrapado.
Como cada vez en esta fecha
—No me gusta hablar de mis problemas.
—Bueno, yo solo le digo.— Haruna depositó su mano derecha sobre la mano izquierda de Yamato— Si necesita apoyo, aquí estoy.
Ante este contacto, Yamato rápidamente quiso alejar su mano, no obstante, al alzar la mirada se encontró fijamente con la mirada de aquella mujer, y literalmente se sintió indefenso ante aquella mirada color miel que lo observaba expectante, como si pudiera leer a través de él.
¿Qué era sensación?
De repente, todo el temor que sentía comenzó a disiparse, sintió una calidez muy inusual en ella, algo que hace tiempo no sentía, y por alguna razón, su corazón que se encontraba oprimido dio un brinco, pero no de ahogo.
—Dígame.— Haruna le habló— ¿Está así por la empresa?
De repente, todo el miedo que sentía comenzó a tornarse en calma y confianza.
Sí, algo ilógico, pero esa mirada que esa mujer tenía era muy...
Familiar
—N-no.—Respondió— No es por la empresa que estoy triste o por mis obligaciones.—Comentó el rubio.
—¿No?— Haruna musitó.
Yamato negó y bajó la mirada— Es simplemente que...— Suspiró— Hoy es una fecha, bastante difícil para mí.
¿Difícil?
—¿Difícil?— Preguntó Haruna— ¡Vaya! Al parecer para ambos hoy es un día difícil.
¿Ambos?
—Hoy perdí a alguien especial.
Esto sorprendió a Yamato, ya que no lo esperaba.
El silencio se apoderó del lugar.
—Yo también perdí a alguien especial.— Musitó el rubio.
Nuevamente el silencio se apoderó del lugar y una fría brisa se levantó golpeando a ambos.
Yamato, como siempre ocurría en esta fecha, sintió su pecho apretado, ardiendo, era una horrible sensación de ahogo, que jamás logró dominar y que simplemente le daban ganas de abandonar todo.
—¿De verdad, señor Ishida?
El rubio asintió.
—Pocos lo saben.— Declaró—Pero hoy se cumple un aniversario más desde que...— Hizo una pausa y suspiró—Perdí a mi hija.
¿Qué?
Haruna se sorprendió ante esta declaración.
—¿A su hija?— Preguntó.
El rubio asintió.
—¡Vaya! No sabía que usted perdió una hija.—Declaró la castaña.
—Como dije, pocos lo saben.— Contestó Yamato.
—¿Era mayor que sus hijas?
El rubio negó.
—Menor que Nene e Izumi, pero mayor que Rika.— Respondió.
—¿Y-y...—Haruna tragó saliva—¿De qué murió?
—Murió por...—Yamato bajó su mirada y apretó su puño— Por un accidente.
¿Accidente?
—Muy desagradable, en una circunstancias q-que...—Suspiró— Prefiero no mencionar.
¿Circunstancia que no quería mencionar?
¡De seguro aun creía que ella fue quien la mató!
Después de todo, eso fue lo que le dijeron y eso fue lo que se creyó.
~Recuerdo~
—Yamato.— Mimi intentó incorporarse sobre la cama, pero el dolor intenso de su vientre se lo impidió, además, sentía una pesadez horrible en la cabeza, además unas cuerdas sostenían sus muñecas a los bordes de la cama— Yama, amor, por favor, ayúdame.— Lloró— ¡Sácame de aquí!
Yamato observó horrorizado a la castaña sin poder creer el estado en el cual se encontraba, era lamentable. Dolía verla así, pero más dolía saber la causa por la cual se encontraba de esa manera.
—N-no.— Respondió— No te voy a sacar.— Declaró— Mataste a nuestra bebé.
¿Qué?
Mimi pensó sorprendida.
—N-no, yo no fui.— Contestó la castaña— Los lobos, Sora, tu padre...—Intentó hablar, pero no fue posible, su consciencia estaba muy lejos, fuera de sí— Acabaron con la vida de mi bebé.
Yamato negó, él ya sabía todo, Mimi decidió acabar con la vida de esa criatura lanzándose escalera a bajo.
—P-por favor, sácame de aquí.— Lloró la Tachikawa mientras jalaba de las cuerdas, mas, no recibió ayuda, sino una mirada de odio.
~Fin del recuerdo~
Haruna, mejor dicho, Mimi apretó su puño totalmente furiosa ante este recuerdo.
—¡Vaya! En ve-erdad, l-lo lamento.— Intentó articular esas palabras tratando de ocultar el dolor que la invadía.
Yamato simplemente suspiró.
Siempre en esta fecha o en el aniversario de la muerte de Mimi su mundo se desmoronaba, se recriminaba miles de veces no haber sido lo suficientemente hombre para luchar por la mujer que amaba y por su hija.
¡Al contrario! Dejó que Mimi estuviera sola y embarazada en prisión. Sí ¡En prisión! Eso jamás se lo perdonaría.
—Bueno, pero debe estar feliz, después de todo, luego de perder a su hija, tuvo a Rika.
Yamato sonrió con tristeza— Rika es un regalo, sin duda.— Comentó— Me ha dado muchas alegrías.— Musitó— Pero nunca, nadie, reemplazará el lugar de aquella hija que no logré ver crecer.— Declaró— Porque esa pequeña al igual que Izumi y Nene significaba...— Apretó su puño— Parte del corazón de la persona que más...
¿La persona que más?
Yamato bajó la mirada.
—He amado.— Susurró esto último con intenciones de que la castaña no lo escuchara, no obstante, el lugar estaba en silencio, así que no fue difícil escucharlo.
"La persona que más he amado"
Esas palabras resonaron en su cabeza.
"Esa pequeña al igual que Izumi y Nene significaba parte del corazón de la persona que más he amado"
Esas palabras no eran una coincidencia ¡Claro que no!
Ella siempre le dijo a Yamato, que sus hijas formaban parte de su corazón. Y siempre lo dijo, hasta el último día en que se vieron. Y aún lo continuaba diciendo.
El rubio movió su cabeza intentando alejar esos pensamientos de él.
¿Por qué hablar de este tema lo convertía en una persona tan débil y cursi? Quizás, porque para él siempre sería lo más doloroso de su vida. Perder a la mujer que más amo y a su hija.
Pero tenía más preguntas:
¿Y por qué decía todas estas palabras frente a esta mujer? ¿Por qué Haruna Anderson lo inspiraba confianza sin conocerla?
Ninguna de esas preguntas tenía respuestas.
O, tal vez sí.
Ya que esa mujer, por alguna razón, con esa mirada, ese rostro y el aroma del perfume le recordaba mucho a Mimi. Sí, algo sin sentido, ya que esta mujer era una persona demasiado segura, cero infantil y decidida en la vida. No obstante, de algún modo se parecía a Mimi.
Nuevamente movió la cabeza intentando alejar esos pensamientos.
—Disculpe señora Anderson, no debería hablarle de esto.— Comentó— Usted vino a ver el desfile, no a escuchar mis tristezas.
—No se preocupe, señor Ishida.— Musitó Haruna.
—No, de verdad, lo siento.— Declaró el rubio.
Generalmente, él no era una persona que demostrara debilidad, al contrario, siempre intentaba aparentar ser frío, fuerte y serio, no obstante, siempre en este día o cuando se cumplía un año más después de ese incendio que terminó con la vida de la madre de sus hijas, todo en él se desconfiguraba, se volvía una persona vulnerable, sensible y sin querer dejaba salir estos sentimientos afuera.
Eso jamás le ocurría
Ni siquiera cuando recordaba a su madre.
Pero siempre cuando algo se relacionaba a Mimi lograba tocar sus fibras, como si el amor que sintió por ella quisiera salir.
¡Pero no debía dejar que eso ocurriera!
Aclaró su garganta y se enderezó.
—Permiso, señora Anderson, debo volver a ver el desfile de mi hija.— Intentó sonar "fuerte"
Haruna lo observó un tanto intrigada, ya que de un momento a otro la compostura del rubio y la expresión de su rostro cambió.
—Está bien.
Fue así como Yamato ingresó al lugar dejando sola a la castaña, quien, al estar sola, sintió un horrible dolor en su corazón, como si este se rompiera en mil pedazos.
—¿Por qué Yamato?— Preguntó en voz baja mientras unas lágrimas caían por sus ojos— ¿Por qué sufres como víctima cuando tú fuiste el culpable de todo?
Los más triste para ella, era ver que Yamato decía estar arrepentido, pero aun así se encargó de eliminarla a ella de la vida de sus hijas y no solo a ella, sino que a Ryo también lo dejó solo, triste y lejos de sus sobrinas.
¿Cómo podía creer en él cuando sus acciones no eran correctas?
El desfile terminó y una ola de aplausos se hizo presente para las diseñadoras a cargo, el equipo de producción, y para la dueña de la compañía, Sora Ishida. Para concluir, la esposa de Yamato, con una sonrisa radiante, saludó al público desde el final de la pasarela. Su cabello oscuro caía en ondas suaves sobre sus hombros, y sus ojos brillaban con orgullo y satisfacción. Era evidente que el desfile había sido un éxito rotundo.
Mientras el aplauso continuaba, Sora se acercó al micrófono dispuesto en el escenario. La multitud se aquietó rápidamente, ansiosa por escuchar sus palabras.
—¡Gracias a todos por estar aquí esta noche!— comenzó Sora con entusiasmo— Es un honor presentarles nuestra última colección, fruto del arduo trabajo y la dedicación de todo nuestro equipo. Quiero expresar mi profundo agradecimiento a cada uno de ustedes: a nuestras diseñadoras, Nanami e Izumi.— Señaló a ambas jóvenes, quienes fueron aplaudidas— A nuestro incansable equipo de producción y, por supuesto, a todos nuestros maravillosos modelos que han dado vida a estas prendas de una manera increíble.
La audiencia asintió y algunos asistentes comenzaron a aplaudir nuevamente.
Sora habló con emoción palpable en su voz— Quiero agradecer a nuestra fiel audiencia, a aquellos que nos han apoyado desde el principio. Sin su apoyo y su pasión por la moda, nada de esto sería posible. Muchas gracias por todo, ahora, como en cada desfile queremos celebrar con ustedes, hemos organizado un coctel, esperamos que puedan disfrutar de él.
El auditorio estalló en un estruendo de aplausos y vítores, mientras Sora saludaba a la multitud con gratitud y humildad. Era evidente que, para ella, el éxito de la empresa no solo se medía en términos de ventas o reconocimiento, sino en la conexión emocional que había logrado con su audiencia y en el impacto positivo que su trabajo tenía en la industria de la moda.
Fue así como todos se colocaron de pie y se encaminaron al lugar donde el coctel se realizaría.
—El desfile estuvo ¡alucinante!— Exclamó Satomi orgullosa— Izumi hizo un excelente trabajo.
Takeru asintió.
—Sí, la verdad es que mi sobrina puso todo su talento en esos diseños y eso se nota.
Satomi sonrió.
—Talento heredado de su abuela, Natsuko, no hay duda en eso.— Comentó.
"Abuela de Izumi"
En otras palabras, madre de Takeru, hermana de Satomi.
—¿Tu madre? ¿no?— Hikari le preguntó al rubio.
Tk asintió orgulloso.
Los tres llegaron a una mesa donde se encontraba el coctel.
—Y ahora, viene lo mejor de esta noche.— Musitó el rubio.
Hikari observó admirada la variedad de manjares que se encontraban en la mesa, eran muy variados y exóticos.
Tk evidentemente estaba ansioso por comer, no obstante, cuando iba a hacer esto.
¡bip, bip!
Su móvil sonó.
—Disculpen, tengo que contestar, es una llamada importante.— Musitó el rubio.
—No te preocupes querido.— Declaró Satomi.
—Ve tranquilo, te esperamos.
El rubio sonrió agradecido.
Fue así como se alejó del lugar, dejando a Satomi e Hikari a solas.
—Y bien...—La madrastra de Kouji intentó comenzar una conversación— Cuéntame de ti, dime ¿siempre has vivido aquí en Japón?
Hikari asintió.
—Sí, siempre he vivido aquí.—Respondió— Pero para ser más específica mucho más tiempo viví en el sur, hace poco me vine a vivir aquí.
—¿En qué zona vives?
—Vivo en Adachi.— Respondió Hikari.
¿Qué?
¿En Adachi? Esa comuna tan...
Pobre
Satomi hizo una mueca ante esto.
—¿Y, estudias?
Hikari asintió.
—¿Qué carrera?
—Educación en Párvulos.
—¡Vaya!— Musitó Satomi un tanto...¿decepcionada?
Esa carrera era muy básica, de poca ganancia, y cero valorada.
—Al parecer, te gustan los niños.
Hikari asintió.
—Que bien.—Musitó Satomi sin mucho interés.
La prima de Takuya hizo una mueca, por la expresión de la mujer era evidente que, al parecer, no le estaba agradando.
Takeru regresó justo a tiempo para notar la tensión en el aire entre Satomi e Hikari. Con una sonrisa amable, se acercó a la mesa y colocó una mano reconfortante en el hombro de Hikari.
—Perdón por la espera.—dijo Takeru, dirigiéndose a las dos mujeres—Tuve que resolver un pequeño asunto. ¿Qué tal va la conversación?"
Satomi forzó una sonrisa y asintió—Estábamos solo conociéndonos un poco más—respondió, aunque su tono sugería que había poco entusiasmo en ello— Me comentó que está estudiando educación en párvulos.
Takeru asintió—Sí, quizás, nos conocemos hace poco en este corto tiempo he verificado que tiene una pasión increíble por la educación y un talento natural para conectar con los niños.—dijo con admiración en su voz—Es algo realmente admirable, ¿no cree, tía Satomi?
Satomi pareció incomoda por esto—Sí, supongo que sí.— Respondió intentando sonar "amable"— Es importante tener pasión por lo que haces, sin importar la carrera que elijas.
Hikari agradeció el apoyo silencioso de Takeru con una sonrisa tímida— Sí, estoy muy agradecida por tener la oportunidad de trabajar con los niños.
Satomi simplemente hizo una mueca, jamás esperó que su sobrino buscase a una chica como ella para olvidarse de Catherine.
Izumi observó a su al rededor, todos disfrutaban del coctel, comentaban acerca del desfile, más de una persona se acercó a ella a felicitarla, no obstante, ella no estaba de humor.
Kouji, su novio, se enojó y se fue.
Sí, simplemente se fue.
No se quedó para estar con ella en este momento tan importante, aun sabiendo lo importante que era.
Eso le dolía, después de todo, esperaba que su novio estuviera con ella en aquel momento tan feliz.
Bajó la mirada muy triste.
Justo en ese minuto, Takuya apareció frente a ella.
—¡Ey! Izumi ¡Todo salió bien!— Exclamó el chico— ¿Vamos a ce...—Quiso terminar, pero no fue posible, ya que notó el rostro de la chica—Ey ¿por qué estás triste?
—¿Triste?
El moreno asintió.
—N-no, no estoy triste. El desfile salió bien ¿no?
—No bien.— Preguntó Takuya—El desfile salió increíble, todos te aplaudieron.
—S-sí...— Respondió la rubia— Estoy feliz por eso.
—Evidentemente no lo estás.— Musitó— Estás triste, tu rostro lo dice.— Comentó el moreno— ¿Por qué estás así? ¿Ocurrió algo?
La rubia hizo una mueca.
—¿Tuviste problema con tu novio?
Esto sorprendió a la oji-verde.
—¿Q-qué?— Izumi alzó la mirada sorprendida— ¿Cómo supiste?
—¡Vaya! Así que eso es.— Declaró Takuya— Debí imaginarlo, después de todo, era predecible luego de la forma en que reaccionó al verte conmigo.—Hizo una mueca— Lamento mucho si el culpable de la discusión fui yo.
—No es tu culpa.—Respondió la oji-verde—Kouji tiene un carácter bastante difícil.—Declaró—Es bastante celoso y generalmente, no reacciona bien cuando no hago lo que él me dice.
Eso no sonaba bien ¿Por qué ella debía hacer lo que Kouji le dijera? Era su novio, no su dueño.
—Y si, no se hace lo que él quiere, simplemente se va. Eso ocurrió hoy.— Bajó la mirada— Y se fue.
—¿Se fue?— Preguntó Takuya.
Izumi asintió.
—¿Cómo es posible que pusiera su enojo, antes de estar contigo en un momento tan especial?
—Tiene un carácter difícil.—Comentó— Muy...—Resaltó— Difícil.
—Si tiene un carácter difícil ¿cómo puedes estar con él?
No era justo para ella que por enojos innecesarios te arruinase momentos como este.
Izumi simplemente suspiró.
Kouji siempre fue un chico complicado, con un carácter demasiado amargo, cuando comenzaron su relación en verdad creyó que, por ella, él cambiaría, pero al parecer se equivocó, porque el Minamoto cada vez parecía empeorar, cada vez era más frío, celoso, posesivo y muy fácil de irritar.
—¿Sabes? No mereces estar triste por un chico como él.— El moreno suavemente tomó la mano de Izumi y jaló de ella hacia la mesa de coctel más cercana a ellos— No debes estar triste.— Musitó Takuya— ¡Tan solo mira! El desfile, por el cual tanto trabajaste funcionó, no dejes que el mal actuar de ese chico arruine toda tu celebración. Eres una chica demasiado bonita, afortunada y talentosa como para estar triste por alguien como él...—Declaró antes de sacar de una mesa dos copas— Ten ¡Vamos a hacer un brindis!
—¿Un brindis?
El moreno asintió.
—Por ti.— Respondió— Y el excelente desfile que montaste.
Takuya llenó las copas y levantó la suya en alto, esperando que Izumi hiciera lo mismo.
—A pesar de todo, has demostrado ser fuerte y talentosa. Este brindis es para que te recuerdes de lo increíble que eres y para que dejes atrás cualquier cosa que te entristezca. El mundo está lleno de oportunidades y personas que aprecian lo que haces.—Declaró— Una chica talentosa e increíble, no merece sufrir por un idiota como él.
Izumi sintió un cálido cosquilleo en el pecho ante las palabras reconfortantes de Takuya. Observó la copa y la tomó con delicadeza, sintiendo el frío del cristal contra sus dedos, y la levantó al nivel de su mirada, encontrando los ojos profundos y sinceros del joven frente a ella.
Era extraño. Este chico la hacía sentir...
Una calidez que no podía explicar.
El coctel continuo, todas las personas parecían felices, mientras disfrutaban de buena charla y comida, en realidad, la mayoría, ya que había algunas excepciones, ejemplo Satomi, quien estaba un tanto incómoda por la acompañante de su sobrino.
A un costado del escenario, en una mesa, Toshiko Takenouchi e Hiroaki Ishida se encontraban disfrutando del coctel, mientras sostenían una conversación.
—¿Está todo listo para el trabajo de hoy?—Preguntó el padre de Yamato.
Toshiko asintió— Sí, todo listo.
Hiroaki pasó su mirada por las modelos francesas que "Takenouchi Style" contrató para el desfile y que, prontamente se convertirían en militantes de su negocio secreto.
—Todo debe salir a la perfección.— Declaró— Nada puede salir mal, porque no podemos ser descubiertos.
—Lo sé, no debes preocuparte.— Respondió la Takenouchi— Todo está planeado con precausión.
—Muy bien.— Musitó Hiroaki antes de caminar hacia la mesa y tomar una copa con champagne.
Justo en ese momento, otra persona, mejor dicho, una mujer castaña de anteojos, también tomó una de las copas que había en la mesa.
Hiroaki reconoció al instante a la hermana de la difunta Natsuko.
—Satomi Minamoto.
—¡Vaya! Hiroaki Ishida.— Musitó la mujer— Me sorprende verte en un desfile de moda.
—Vine a ver a mi nieta y su nuevo emprendimiento.— Comentó Hiroaki.
Y a su vez, venía a trabajar, pero eso no lo mencionaría.
—Debí suponerlo.
—¿Y, Kousei?— Preguntó—¿No quiso venir a apoyar a su nuera?
Satomi negó: —Tú bien sabes que a él no le gustan este tipo de cosas.
Sí, era verdad.
—¿Y, Kouji?
—Se suponía que iba a venir, pero no lo he visto, así que de seguro no vino.— Musitó la mujer.
—Debió venir, después de todo, es su novia.
—Eso mismo le dije, pero tú sabes que ese chico tiene un carácter difícil.
Sí, lo sabía.
Por alguna razón, Kouji le recordaba a Yamato cuando tenía su edad. Literalmente, cualquier persona que conoció a Yamato de joven, creería que Kouji era su hijo antes que Nene o Izumi, ya que tenía un carácter similar.
Hiroaki negó con desaprobación.
—Deberían controlar mejor a ese chico, si quieren que se case con mi nieta.
—Hacemos lo mejor que podemos.—Comentó Satomi— Pero, lamentablemente, él no es tan fácil de sobrellevar.
Sí, no lo era, tenía un carácter fuerte, por eso lograba mucho a nivel profesional, porque no daba su brazo a torcer fácilmente.
—Bueno, Kouji debe empezar a ser consciente de que, este trato nos conviene, tanto a ustedes como a nosotros, después de todo, si él se casa con Izumi, tendrá todas sus acciones y si es lo suficientemente ambicioso, puede llegar a ocupar la gerencia general.—Declaró Hiroaki— Después de todo, es el mejor candidato hasta la fecha.
—Mejor candidato.—Musitó Satomi— ¿Y, Nene?
—Es buena sí, pero es mujer.—Respondió— Tiene buen rendimiento, pero deberá ir un eslavón más abajo.
—¿Y, Takeru?
Hiroaki hizo una mueca ante esto.
—No creo que Takeru sea más competente que tu hijastro.
Satomi dirigió su mirada hacia su sobrino, quien continua con su pareja.
—No digas eso, Tk, tiene todo para tomar la gerencia.— Declaró.
Hiroaki negó— Ojalá lo tuviese, pero lamentablemente no.
—Claro que sí, es solo que necesita un poco de tiempo.
—¿Tiempo?— El Ishida cuestionó— Creo que ha tenido suficiente.
Satomi negó.
—No seas tan exigente con él.
Era difícil no serlo, quería que su hijo fuera perfecto.
—Debo serlo, no quiero que cometa el mismo error que su hermano, Yamato.— Comentó.
Satomi ante esto hizo una mueca y dirigió su mirada hacia su sobrino.
—Ya arruinó el compromiso con Catherine, eso no resultó como esperaba.
—Esa chica fue la que arruinó el compromiso, no él.— Musitó la mujer de anteojos.
—Catherine simplemente quería vivir la vida y estaba en su derecho, Takeru debió ser firme y pensar en la empresa antes que en sus sentimientos.
Satomi negó con la cabeza: —Hiroaki, por favor, no hables así, tú sabes que sufrió bastante.
—Pero perdimos un negocio importante.— Declaró— Ahora tendré que buscar otro negocio, en el cual poner mi vista.
¿Otro negocio?
Sí, negocio.
No permitiría que Takeru cometiera el mismo error de Yamato siguiente su "corazón" y no la cabeza o los intereses de su familia.
Satomi pasó su mirada por su sobrino.
Al parecer, él no estaba con interés de comenzar un negocio relacionado con su vida "amorosa"
O, al menos no, por el momento.
—¿Sabes? Esa chica que está junto a Takeru.
—¿Chica?— Hiroaki dirigió su mirada hacia su hijo— ¿Qué chica?
—La que lo acompaña.
—¿Esa castaña?
Satomi hizo una mueca— No es lo que esperaba.
El padre de Yamato observó a su ex cuñada sorprendido.
—¿A qué te refieres con eso?
Satomi observó atentamente a Takeru con aquella joven.
—Nada, ignóralo.
Tal vez, era una cita sin sentido, posiblemente Tk quería jugar y estaba en todo su derecho.
Mimi observó el lugar, Yamato Ishida no estaba en ningún lugar, luego de acabar el desfile todos fueron al coctel, no obstante, hace unos minutos prácticamente desapareció de su vista.
Bueno, lo mejor sería no darle importancia.
Ya mucho lloró por sus palabras, sin querer el rubio la debilitó grandemente.
Sin embargo...
Esto no acababa con su sed de venganza
¡Claro que no! Debía continuar con lo que planificó en aquel día.
Observó su móvil, ya casi llegaba la hora de que aquel correo que planificó llegase a Sora. Y, hablando de Sora, justo en ese momento frente a ella apareció la mujer de Ishida.
¡Vamos Mimi! Actúa
Pensó para sí misma, respiró profundo y caminó hacia ella.
—Sora.— Pronunció su nombre.
La mujer alzó la mirada— Haruna.
—¡Quiero felicitarte!— Exclamó— El desfile estuvo ¡Impresionante!
Sora sonrió— Muchas gracias.— Contestó— Pero, no debes agradecerme a mí. Si no que a Izumi, ella es la autora de todo esto.— Comentó— O bueno, una de las autoras.
—Me encantaron los diseños.— Musitó— Le tenía fe a Izumi, pero superó mis expectativas.
—Sí.— Musitó Sora— La verdad es que muy talentosa.
—¡Bastante!— Exclamó Haruna— Y, la diseñadora que le acompañó, tampoco lo hace mal.— Comentó.
—Sí, la verdad es que Nanami también es talentosa.— Contestó la pelirroja.
Haruna asintió.
—¿Sabe? Hace tiempo estoy buscando una diseñadora personal.— Musitó— Me encantaría contratar a una de las dos, ya sabe, es bueno ver ropa de pasarela, pero una como empresaria generalmente quiere ser autentica.
Sora sonrió— ¡Claro! Yo podría decirles.— Comentó— Quizás, Izumi diga que no, porque ella está muy atareada con sus estudios y la compañía, pero Nanami siempre busca clientes nuevos.
—¿A sí?— Preguntó Haruna.
La pelirroja asintió.
—Veras, ella ya pasó la universidad, trabaja en la compañía y se encarga de algunos pedidos extra.— Declaró— Ya que está haciendo lo posible por tener su propia compañía.
—¡Wow! Pero, usted dándole toda esta ayuda ¿no ayuda a su competencia?
—No.— Contestó Sora— La verdad es que a Nanami le tengo mucho cariño.
¡Que curioso!
Pensó.
—¿A sí?
La pelirroja asintió.
—Yo pensé que era una simple empleada.
Sora negó: —La verdad es que, al principio, cuando llegó a hacer una pasantía era una simple empleada y estudiante de diseño, pero luego de conocerla, Izumi y yo le tomamos cariño.—Comentó— Escuchamos su historia de vida, la cual es muy difícil, estudiaba becada en la Universidad y a su vez trabajaba, fue así como finalmente, yo me decidí brindarle una beca financiada por la misma compañía y luego Nanami continuo trabajando aquí.
Mimi quedó en shock al quedar aquellas palabras, literalmente era increíble e imposible creer que esa chica a la cual Sora tanto ayudó le estaba devolviendo todo lo que le dio de una pésima manera, dejandola como una "cornuda"
Bueno, Sora debía de alguna pagar todo lo que le hizo ¿no?
~Recuerdo~
Sora observó de pies a cabeza a Mimi, con evidente desprecio.
—Mira, lo mugrienta que estás.
La castaña hizo una mueca— Sora, por favor, sácame de aquí.— Rogó— No quiero estar en esta prisión.
La pelirroja rio con ironía— ¿Enserio quieres pedirme ayuda?— Cuestionó— Luego de todo el daño que provocaste.
—Sora, yo jamás quise dañarte.
—¡Claro que sí!— Respondió la pelirroja—Me traicionaste como amiga. —Musitó Sora.
—¿Yo?— Cuestionó Mimi— ¡Tú me traicionaste al desconfiar de mí!
—¿Cómo no iba a desconfiar de ti?— Preguntó la pelirroja— Yo fui buena contigo, siempre confié en ti, a pesar que mi madre siempre me dijo que no eras de fiar ¿De qué me sirvió? Me traicionaste como una ramera.
No, ella jamás la traicionó.
—So-sora no creerás que yo…
—¡Cállate! — Sora alzó la voz— No te quiero escuchar. —Declaró— Si vine a verte a esta mugrosa prisión fue simplemente para mostrarte que no ganaste. — Alzó su mano—¿Ves esto?
Mimi observó su mano, llevaba una sortija dorada con diamantes bastante linda.
—Es mi anillo de compromiso, porque en breve Yamato y yo nos casaremos.
¿Qué? Pensó Mimi sorprendida.
—N-no, esto no puede ser...— Intentó hablar.
—Lo es.— Respondió Sora— A tu esposo, lo recibiré como paga por todos los actos de caridad que realicé contigo.— Declaró— Después de todo, tú me pagaste de la peor forma al involucrarte con Taichi.
—¡No me involucré con Taichi!
—Claro que sí.— Contestó la pelirroja empujando a Mimi— ¡No lo niegues! ¡Estúpida!
La castaña ante esto no dio más del enojo y sin piedad, se abalanzó contra la Takenouchi.
—¡Maldita!
~Actualidad~
¡Que curiosa era la vida!
Sora le dijo que ella fue su "acto de caridad" por todo lo que la ayudó, ignorando que ella también le brindó una mano cuando perdió a su hijo y a su esposo. Y, para variar, ella creyó que le fue infiel, cuando en realidad no fue así.
Ahora, el destino se la cobraba, ya que su esposo en verdad le estaba siendo infiel con alguien que ayudó.
—¡Wow! Sora, que buena persona eres.— Exclamó hipócritamente— De verdad, es genial como ayudas a personas como Nanami a surgir.
—No es para tanto.
—¡Claro que sí! Es bastante.— Musitó.
Sora tuvo intención de responder, no obstante, el sonido de su móvil llamó su atención.
¡Bip, bip!
La pelirroja, por razones de trabajo decidió revisar su móvil.
—Permiso, debo revisar, tal vez, sea mi asesor.
Mimi simplemente sonrió— No te preocupes.
Fue así como Sora revisó su móvil, esperando encontrar un mensaje de él, no obstante, apenas desbloqueo la pantalla se dio cuenta de un correo de destino desconocido.
"Yamato te está engañando"
Sora alzó una ceja sorprendida ante esto.
Abrió el correo y grande fue su sorpresa al ver unas imágenes adjuntas, además de un escrito.
"Tu esposo se divierte a tus espaldas"
¡Bip, bip!
Nuevamente sonó el móvil y llegó otro mensaje, el cual abrió, esta vez era ¡Un video!
"Aquí está la prueba de su engaño"
Mimi pasó su mirada por la pelirroja, quien tenía una cara de espanto ¡Horrible!
Eso era bueno
—Permiso, Sora, ahí está Izumi.— Musitó— Iré a saludarla.
Sora asintió— S-sí.— Respondió— Vaya.
Fue así como la castaña se alejó del lugar dejando sola a la pelirroja, quién observaba su móvil poder creer lo que veía.
Sora depositó su dedo pulgar en la pantalla para abrir el video y, literalmente quedó en shock al que su esposo Yamato estaba en esas imágenes con Nanami acariciándose, besando y...No valía la pena mencionarlo.
Apretó su puño furiosa.
Mimi/Haruna se abrió paso a través de la multitud que todavía estaba zumbando de emoción después del desfile de moda de su hija, Izumi. La energía en el aire era palpable, impregnada con la emoción y el asombro de los espectadores por las increíbles creaciones que habían desfilado por la pasarela.
Cuando llegó junto a ella se percató que, Izumi estaba junto a su compañero de trabajo, el fotógrafo que cantó en la fiesta, ambos estaban siendo aceptando felicitaciones y elogios por su éxito. Izumi, radiante y llena de orgullo, recibía los cumplidos con gracia y humildad, agradeciendo a todos los que habían contribuido al éxito del evento.
Mimi se acercó con una sonrisa cálida, sintiéndose inspirada por la creatividad y el talento de la rubia— Izumi.—La llamó y ella volteo hacia ella.
—Señora Haruna.
El moreno también volteo hacia ella.
—Quería felicitarte...—Declaró—Por el maravilloso desfile. Tus diseños son verdaderamente impresionantes.
—Gracias, señorita Anderson.— respondió Zoe con calidez, apreciando sinceramente las palabras de elogio de la mujer.
—Bueno, en realidad, quiero felicitar a todo tu equipo.—Haruna pasó su mirada por el moreno—Hicieron un trabajo maravilloso.
—Gracias.— Habló Takuya—Pero todo es crédito de Izumi. Yo solo me encargo de sacar fotos.
—Claro que no, tú también ayudaste.
—Sí, ayudé.— Respondió el castaño— Pero no a diseñar, eso no va conmigo, ya que, si de mi dependiera, hubiera puesto a jugadores de fútbol con balones y camisetas.
Izumi no supo si reír ante esto u ofenderse por aquella abominación contra la moda.
—En verdad, quiero felicitarlos, el desfile estuvo increíble.— Declaró— Y, todos los diseños estaban muy atrayentes.—Comentó— Sobre todo los que llevaban tu marca Izumi.
—¿La reconoció?
—¡Pues claro!— Exclamó la castaña— Me encantó el borde dorado con tu nombre grabado.
—Nadie jamás se había dado cuenta.— Comentó la rubia.
—¿No?
Izumi negó.
La mujer adulta rió— Dato de mí, me gusta ver hasta los últimos detalles.
—Eso es bueno.—Musitó la oji-verde— Señorita Anderson, si quiere volver a ver los diseños, los diseños los puede encontrar en nuestra página web, anteriormente hicimos una sesión de fotos dirigida por mi amigo aquí presente.—Señaló al moreno— Y publicamos todo, ya que todos los diseños estarán en pre-venta.
—Interesante.— Comentó Haruna— Le echaré un vistazo entonces, ya que ¡me encantaron los diseños!
Izumi sonrió ante esto.
—¿Sabes? Tienes un talento único.—Musitó la castaña.
—Sí, su talento es excepcional.—Agregó Takuya.
La rubia se ruborizó ante esto y bajó la mirada apena—No es para tanto.
—¡Claro que sí!— Exclamó el moreno.
—Tienes un talento, como dijo tu amigo, excepcional.— Declaró la Anderson.
—Y no solo eso.— Comentó el chico— También pasión por lo que hace.
—Se nota.— Comentó Haruna— Talvez, muchos dirán que es algo banal, pero ver tus diseños fue como sentir una brisa refrescante, que demostró tu alegría al crearlos y de alguna forma, conectó con la gente.
Izumi observó sorprendida a Haruna Anderson al escuchar aquellas palabras. Y, literalmente, quedó en shock. Takuya también, ya que esas fueron las mismas palabras que la rubia dijo antes de que el desfile comenzara.
Haruna al ver la cara de asombro de ambos, rápidamente quiso retractarse— Rayos, disculpen si sonó muy cursi.— Comentó.
—¿E?— Balbuceo Takuya observando a la hija de Yamato.
Zoe cerró sus ojos y sonrió— No se preocupe.— Musitó— Es simplemente que...—Abrió sus ojos y llevó una mano a su pecho— Esa es la principal razón por la cual amo diseñar y presentarle al mundo lo que hago.— Comentó— Como usted dijo, quizás es algo banal, pero amo poder sentirme libre con aquello que me gusta hacer, y, sobre todo, me gusta que lo disfrute.
La castaña sonrió ante estas palabras.
—Muchas gracias por venir señora Anderson.— Comentó la oji-verde antes de acercarse a ella y hacer una reverencia estilo japonesa— Me encantó, contar con su presencia, y espero que, podamos convivir más.
Por alguna razón, esa mujer le causaba cierta paz, tranquila y confianza. Sí, algo extraño, ya que prácticamente era una desconocida, pero su mirada era encantadora, el tono de su voz pacífico, la sentía muy maternal.
Sí, maternal.
Algo extraño, pero que era real.
Haruna, mejor dicho, Mimi, la verdad madre de Izumi, sonrió conmovida ante estas palabras.
—¡Claro! Me encantaría conocerte más.
Lo que más deseaba en su vida era pasar más tiempo con sus hijas, ellas eran la razón más grande de vivir que ella tenía, y por eso, estaba de vuelta aquí, porque quería estar a su lado.
Luego de que el desfile terminó y el coctel comenzó, Yamato no se sintió bien, al contrario, sentía un dolor de cabeza que lo mortificaba, aunque intentó mantenerse en el coctel, haciendo acto de presencia por su hija, no pudo más, fue así como se dirigió al segundo piso del edificio, donde se encontraba la oficina de Sora, su esposa, guardaba en ese lugar paracetamol, ibuprofeno, entre otros medicamentos que, por lo general, tomaba cuando le daba migraña, lo que era habitual en ella, ya que sufría de cefalea crónica.
Y, efectivamente, su esposa guardaba sus medicamentos, fue así como tomó un paracetamol, se dirigió al baño a buscar agua e ingresó el medicamento en su boca, esperanzado de que todo mejorara.
Aunque, bien sabía que era imposible, cuando estaba estresado o triste, su cabeza tendía a sufrir dolores como estos.
Salió del baño y caminó en dirección al ascensor. Sin embargo, no alcanzó a llegar hasta él, ya que cierta persona, mejor dicho, una chica bastante joven, de veinticinco años, rubia de ojos rosa, bastante sensual, curvilínea, muy atrayente físicamente.
—Nanami.— pronunció Yamato su nombre con sorpresa, su voz ligeramente afectada por la incomodidad que sentía.
—Yamato.— Respondió la rubia.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a verte.—Contestó— Escuché que Sora decía que no te sentías bien.
El rubio se mordió el labio inferior.
Nanami se acercó a él con una sonrisa seductora, sus ojos centelleando con un brillo travieso—Quería asegurarme de que estuvieras bien, Yamato.— respondió con una voz suave y melódica, sus palabras envueltas en un aura de misterio y tentación— Pareces un poco... afligido.
—Es-estoy bien, solo un pequeño dolor de cabeza.— admitió con sinceridad, deseando que ella no notara su incomodidad— Nada de qué preocuparse.
—¿Seguro?— Preguntó la joven.
Yamato asintió.
Nanami se acercó un poco más, sus labios curvándose en una sonrisa juguetona— No tienes que mentirme, si te sientes mal dímelo.—Animó— Ya sabes que podría ayudarte con eso.— sugirió con un destello travieso en sus ojos.
Yamato frunció ligeramente el ceño, sintiendo una combinación de intriga y cautela ante las palabras de Nanami. Sabía que era una mujer encantadora y tentadora, pero también sabía que su presencia podía ser peligrosa para su tranquilidad emocional y su compromiso con Sora. Además, no estaba de ánimos.
Nanami pasó su mano por la corbata de Yamaro— ¿Sabes? He tenido la sensación de que me estás evadiendo desde que llegaste.
—¿Evadiendo?
Nanami asintió.
—N-no.—Yamato tomó su corbata— Claro que no.
—A mí me parecía que sí.— Comentó la oji-rosa—Ni siquiera me diste lugar para saludarte.— Musitó— Evades mi mirada, tanto así que ni siquiera te has dado tiempo para apreciar mi ropa.
¿Apreciar su ropa?
—Me coloqué linda para ti.— Musitó Nanami.
Yamato pasó su mirada por la chica, quien llevaba un vestido amarrillo ajustado al cuerpo, bastante corto, pero elegante, con escote en forma de corazón y tirantes delgados. Además, utilizaba unos tacones gigantes lo que hacia sus piernas más largas y atrayentes. Su cabello rubio lo tenía amarrado en una coleta alta.
—¿Cómo me veo?
Yamato la observó de pies cabeza— Bien.— Observó a su lado— ¿E?— Rápidamente pasó una mano por su coleta y la acomodó en su escote— Ahí está bien.
Nanami sonrió ante el nerviosismo del rubio.
—¿E? Nanami, no creo que sea bueno que nos vean juntos.— Declaró Yamato.
—Nadie está mirando.— Musitó la chica mientras depositaba sus brazos en sus hombros.
—Espera, que...
No alcanzó a decir algo cuando Nanami se acercó a besar sus labios y mordiendo su labio inferior.
Yamato no supo cómo reaccionar.
La joven se alejó de él—¡Ey! Podríamos aprovechar que estamos a solas.— Musitó antes de jalarlo de la camisa en dirección a su oficina y cerrar la puerta tras ellos.
—¿E? Nanami, no estoy de ánimos para esto.
—¿Por qué no?—Preguntó la chica acariciando sus labios—Acaso ¿no te gustaría repetir lo del otro día?
Nuevamente se acercó a darle un beso.
Yamato retrocedió—Nanami, no es bueno que estemos así.— Declaró—Alguien nos podría ver.
—Todos están pendiente en el coctel.— Respondió Nanami— No creo que alguien venga para acá. Es mi oficina.
Fue así como la rubia unió sus labios con los de Yamato, quien verdaderamente se quedó inmóvil, no era primera vez que se besaban, pero a su vez no se sentía cómodo con esta situación, verdaderamente no tenía ánimos para esto, debía rechazar.
Yamato posó sus manos en su cintura para alejarla, no obstante, antes que se alejase la puerta de la oficina de Nanami se abrió y, frente a ellos apareció nadie más y nadie menos que...
La esposa de Yamato
—¡Que rayos está ocurriendo aquí!— Gritó la pelirroja.
+Quiero hacer una diferencia entre el amor pasional (entre parejas) al amor fraternal o de padre a hijo, por ejemplo, la mirada de Mimi cuando Yamato la ve, o cuando tiene contactos con ella, Yamato siempre la chispa del "primer amor" que básicamente siempre ha sentido con ella. No obstante, cuando Ryo tomó la mano de Izumi fue una escena bastante conmovedora en sentido de "amor fraternal" por ser familia, Izumi también sintió algo, pero fue extraño, como si tomara la mano de su hermana o de su tío Takeru.
+Debo mencionar que, si me demoro en esta historia es porque estoy a dos historias, esta y "La sultana del imperio" escribo de una y de otra.
Respuesta a comentarios:
BethANDCourt: ¡Gracias por tu entusiasmo! Me alegra mucho saber que estabas esperando con ansias la actualización de la historia. ¡Amo leer comentarios! Sobre todo cuando son largos. Sobre Mimi, todos en su lugar probablemente lloraríamos y nos lanzaríamos a los brazos de sus hijas, pero ella está en una posición difícil, han sido años de tristeza y ahora necesita ser fuerte, incluso ante ellas para poder recuperarlas. Y, sí, lamentablemente hay muchos agujeros en esta historia, Yamato con Sora piensan algo, Mimi dice lo contrario, ya veremos si es alguien que está manipulando o no. Qué bueno que te siga gustando las escenas de Nene y Kiriha. Sí, la escena del baile es chistosa jajaja y más encima, Ryouma le da otro toque ¡Entiendo tus preocupaciones sobre Kouji! Él es uno de los personajes más complejos, esperemos que todo se resuelva de la mejor manera posible, aunque también lo dudo, Takuya es bueno con Izumi y Kouji es desconfiado. ¡Qué bueno que te gusten las parejas Takeru x Hikari y Ryo x Rika! A mí también ¡Me encantan! TakeruxHikari es mi top 1, seguidos por Takumi, Kirine, y luego viene RyoxRika, espero desarrollar bien las historias entre TakeruxHikari y RyoxRika, ojalá te guste. ¡Es genial poder complacerte con este capítulo! ¡No te preocupes por el "testamento"! ¡Es un placer leer tus comentarios y ver tu pasión por la historia! ¡Gracias por estar tan atrapada en ella! Espero que sigas leyendo y comentando, te mando un abrazo.
TheBigParadox: Sí, creo que nadie se esperaba esa escena. Toshiko e Hiroaki son repudiables y merecen caer. De a poco todos irán tomando el hielo a los asuntos, espero que sigas leyendo y comentando. Te mando un abrazo.
+Por supuesto, también quiero recomendar mis historias a aquellos que aman el Mimato y Takari: "La noche del 3 de Abril" (esta contiene Takumi, Taiora, entre otras parejas) y "La sultana del imperio" que está en proceso.
