Sakura Haruno tenía 26 años y una vida bastante estable. Era una médica talentosa, respetada por sus colegas y amigos. Sin embargo, había un área de su vida que no iba tan bien: su vida amorosa.

Después de varias decepciones, citas desastrosas y relaciones que se desvanecían antes de empezar, había perdido toda esperanza. Se consideraba a sí misma como "la chica del proceso", o como la chaviza decía: "manic pixie dream girl". Decidió darle una oportunidad a algo nuevo: las aplicaciones de citas. Al principio, era escéptica. ¿Qué tan efectivo podía ser conocer a alguien en una app donde la mayoría solo se interesaba en una foto de perfil y una biografía de 140 caracteres?

Según Ino, a ella le habían funcionado bastante bien.

Después de semanas de intercambiar mensajes con un usuario llamado "Sasu98", alguien que parecía compartir sus intereses, Sakura decidió arriesgarse. El perfil de Sasu98 mostraba un gusto común por la medicina, la música, y algunas aficiones menos relevantes como las artes marciales y los videojuegos.

Así que, cuando Sasu98 sugirió encontrarse en una feria local, Sakura, aunque con algunas dudas, aceptó. Después de todo, ¿qué podría salir mal en una feria? De hecho, sonaba divertido.

—¿Vas a tomar mi orden? — habló una voz grave sacándola de sus pensamientos.

—¿Disculpa? Estoy atendiendo a esta chica —respondió Ino, señalando a la pelirrosa frente a ella—. Espera tu turno en la fila como el resto.

El hombre rodó los ojos, resignado, mientras Ino devolvía su atención a Sakura.

—Te dije, las aplicaciones de citas son la nueva onda, ya no necesitas buscar el amor por las calles —dijo Ino, ignorando por completo a los clientes que esperaban por un café—. Y dime, ¿cuándo lo vas a ver?

—Ah, mañana iremos a la feria.

—¿La feria? Eso suena interesante para una primera cita, frentona. ¿Y cómo es él?

—No tiene muchas fotos en su perfil, pero parece apuesto, además es todo un caballero.

—¿Vas a tomar mi orden o no? —interrumpió el hombre.

—No —respondió Ino secamente mientras miraba el reloj en la pared del local—. Mi turno terminó, espera a que la chica que sigue te atienda.

—No voy a esperar más. En lugar de estar platicando sobre chicos con tu amiga, deberías haber tomado mi orden.

—Pues no esperes más y lárgate.


El día de la cita, Sakura estaba algo nerviosa, pero sobre todo escéptica. Sabía que la mayoría de las citas en línea no resultaban como se esperaba, pero al menos podría disfrutar de una buena comida y divertirse un poco. Mientras caminaba hacia la entrada de la feria, su mente revoloteaba con pensamientos sobre cómo sería su cita. ¿Sería tan encantador en persona como lo había sido en sus mensajes? ¿O sería uno de esos chicos que se pasan todo el tiempo hablando de sí mismos?

Al llegar, Sakura se sintió abrumada por el bullicio de la feria: el aroma dulce del algodón de azúcar, las luces parpadeantes de las atracciones y la risa de los niños corriendo de un lado a otro. Sacó su teléfono y envió un mensaje rápido a su cita: "Ya llegué. Estoy cerca del carrusel."

Minutos después, recibió una respuesta: "Estoy cerca, voy para allá."

Sakura miró a su alrededor, esperando ver al hombre apuesto caminando hacia ella. Sin embargo, lo que vio fue… algo inesperado.

Un joven con cabello negro y ojos oscuros, vestido con una camiseta simple y jeans, se acercó. Su rostro tenía una expresión seria. Sakura frunció el ceño, tratando de comprender lo que veía. Este chico parecía… alguien de fiar.

El joven se detuvo frente a ella y, con una voz sorprendentemente profunda, dijo: —¿Sakura, verdad? Soy Sasu98.

Sakura parpadeó varias veces, esperando que todo fuera una broma o que estuviera en el lugar equivocado.

—Ah… Sí, soy Sakura —dijo, forzando una sonrisa mientras intentaba procesar la situación—. ¿Tú eres… Sasu98?

—Sí... llámame Sasuke —respondió, como si no hubiera nada extraño en la situación—. Acompáñame, hay un puesto de comida que me gustaría probar.

Sakura estaba atónita. No sabía cómo reaccionar. Sin embargo, él lucía tan seguro y relajado que no tuvo el corazón para ser descortés.

Cuando llegaron al puesto —que era de hamburguesas—, Sakura no pudo evitar notar la leve alegría en el rostro de Sasuke al ver las opciones en el menú. Como si estuviera en su zona de confort, él ordenó dos enormes hamburguesas con queso y todo tipo de salsas.

—¿No vas a comer nada? —preguntó él, mientras tomaba un gran mordisco de su hamburguesa.

—Sí, claro —respondió Sakura, aún desconcertada, pero hambrienta. La comida no se desperdicia, pensó, y pidió su propia hamburguesa.

Mientras comían, charlaron un poco. Aunque Sakura intentaba mantener una conversación normal, las respuestas de Sasuke eran tan extrañamente maduras que no la invitaban a seguir hablando.

«Aburrido.»

Después de las hamburguesas, Sasuke sugirió subirse a algunas atracciones. Primero fueron a la montaña rusa, luego a los autos chocones, y finalmente a la rueda de la fortuna. Mientras giraban y giraban en la rueda, Sakura comenzó a sentir una mezcla de incomodidad y preocupación. Esta "cita" estaba resultando muy extraña.

Finalmente, tras la última vuelta en la rueda de la fortuna, Sakura decidió que era hora de terminar la "cita". Cuando bajaron de la atracción, Sasuke sonrió y le dijo:

—Me divertí hoy, Sakura. Gracias por pasar tiempo conmigo.

—Ah, sí… yo también… me divertí —respondió Sakura, tratando de mantener la calma mientras su mente seguía procesando todo lo que había sucedido.

—Tal vez podamos hacerlo de nuevo algún día —dijo él con una sonrisa ladina que, en otras circunstancias, podría haber sido encantadora.

—Sí… tal vez —respondió Sakura, aunque en su mente pensaba que lo más probable es que esto no volviera a suceder.

Cuando se despidieron, Sakura no pudo evitar sentir una mezcla de alivio y vergüenza. ¿Qué acababa de pasar? Era evidente que su cita no era lo que esperaba. Aun así, no podía evitar sentir un poco de pena por Sasuke. Parecía que él había tenido una buena experiencia, mientras que ella estaba confundida y algo mortificada.


Al día siguiente, Sakura se encontró con Ino en su cafetería favorita, como solían hacer cada fin de semana o cuando Ino trabajaba y se distraía con el chisme. Tan pronto como se sentaron, Ino, siempre al tanto de las aventuras amorosas de Sakura, no pudo evitar preguntar:

—¡Bueno, cuéntame! ¿Cómo te fue en tu cita con el chico de la app? ¡Debes estar emocionada!

Sakura se quedó en silencio por un momento, tratando de encontrar la manera adecuada de explicar lo sucedido.

—Fue… interesante —dijo, tratando de no sonar demasiado negativa.

—¿Interesante? —repitió Ino, alzando una ceja—. Vamos, Sakura, necesito más detalles. ¿Qué hicieron?

Sakura suspiró y comenzó a contarle a Ino sobre la feria, las hamburguesas y las atracciones. A medida que relataba la historia, Ino se veía cada vez más interesada.

—¿Y cómo era él? —preguntó Ino—. ¿Era alto, guapo? ¿El típico galán?

Sakura se removió en su asiento, sintiendo cómo la vergüenza empezaba a apoderarse de ella.

—Bueno, era… diferente a lo que esperaba —comenzó, eligiendo sus palabras con cuidado—. En realidad, era… muy infantil.

Ino soltó una carcajada.

—¡Me encanta! Hombres con alma de niño es lo que necesitamos. Un hombre que sepa divertirse sin preocuparse demasiado por nada.

Sakura tragó saliva, sintiendo el calor subir a su rostro.

—No, Ino… no es solo que tenga alma de niño. Es que… —hizo una pausa, tratando de encontrar la mejor manera de decirlo sin sonar ridícula—. Es que era un hombre con alma de niño, cara de niño… y cuerpo de niño. Tenía 13 años, Ino.

La expresión de Ino se congeló por un momento, antes de estallar en carcajadas, atrayendo la atención de todos en la cafetería.

—¡¿Qué?!


¡Hola! escribí esto mientras miraba un capítulo de vecinos, una serie de comedia mexicana muy famosa JAJAJAJAJA.

escribir no es mi fuerte pero queria intentar sacar esto de mi mente, aún asi gracias por leer.

— kari.