¡HOLA! Esta vez me tarde un poco. Pero tengo una excusa muy buena. Cuando se me ocurra, la diré D: Mentira, casi me rompí un tobillo y se me paso.

CAPITULO 17 - Intimidad.

ZORO RORONOA.

Mientras Sanji se bañaba, mi mente iba una y otra vez al momento exacto en que cerró la puerta del aseo. Estaba genuinamente atemorizado, incluso si lo analizó bien, creo que temblaba un poco. Maldije mi actuar cuando lo bajé al suelo, esto se salía de control y no quería eso. Soy un imbécil, por no aclarar las cosas, provoco ansiedad en la persona que me gusta…

Tuve que decirle, ya no podía ocultar la verdad, mis sentimientos me sobrepasaron y casi dejé que mi deseo nublara mi juicio. Se rompía un poco mi corazón al ver su expresión, estaba dudando de su valor de nuevo y estoy seguro que es culpa de ese idiota. Si supiera cuantas fantasías tengo con respecto a él, no le cabrían dudas.

Mi polla saltó de gusto al verlo de rodillas frente a ella, esos labios suaves y esa lengua rosada, serían mi perdición. Es esa mirada que pone, la que me quita el aliento; esas ganas de ser deseado – No te fuerces demasiado.

Lo dejé a cargo, nunca me habían hecho una mamada con tanta devoción y yo no perdería detalle de este evento, disfrutaría de verlo – Es grande – Él es pequeño. Siseé al sentir el calor recorrer desde la base hasta el glande – Deliciosa – Gruñí, quería meterla entera, para ver hasta donde llegaba – Tan gruesa.

-Cómela – Un destello brilló en sus ojos, o tal vez estaba enloqueciendo. Su boca hizo desaparecer la mitad del miembro y luego lo soltó, haciendo un sonido tan erótico que me erizó el vello de la nuca.

Sacó la lengua y delinea la cabeza, para terminar, dando golpecitos suaves contra el músculo blando – No cabe – Lo colocó contra su rostro e hizo la comparación – Es demasiado.

Con el deseo que le tengo, no durare ni un minuto. Lo alejé de mi polla, levantándolo por el brazo, y estampando mis labios contra los suyos, en un beso hambriento. El jadeó, enrollo las extremidades tras mi cuello e intento seguirme el ritmo. Aproveché el hecho de que soltó la toalla para deshacerme de ella y mandarla a volar. Amasé ambos cachetes, separándolos en el proceso - ¿Quieres esto? – Enfatice mi pregunta, al rozar su agujero con la cabeza. El asintió, sujetando mi cabello para mantenerme cerca - ¿Seguro?

Abrió sus hermosos ojos y las pupilas estaban tan dilatadas, me dieron un golpe de realidad. De nuevo, había dejado que el deseo se apodere de mí – Ni se te ocurra.

No entendí su comentario, hasta que bajó una de sus manos y sujeto la mía contra su nalga – ¿Sanji?

-Me vas a coger, tanto y tan rico que olvidaré mi nombre – Lamio mis labios – Solo te detendrás si yo te lo pido.

Suele tener miedo a expresar lo que quiere, no tengo idea de lo ocurrido a lo largo de su vida, ya que no habla mucho sobre el tema. Pero puedo decir sin temor a equivocarme demasiado, que la mayoría de sus experiencias han sido un asco. Así que escucharlo ser tan autoritario con algo, es un placer por sí solo.

Caminé hasta mi dormitorio y baje su delgado cuerpo sobre la cama, traje el lubricante del cajón, pidiéndole que se pusiera lo más cómodo posible. Contrario a lo esperado, él se volteó y levantó sus preciosas nalgas hacia mí. Quería morderlo – Solo para estar seguros… - Apreté un cachete, el gimió bajito – No quieres parar.

- ¡Te voy a matar! – Reí de su expresión cuando volteó la cabeza, pero cualquier otro comentario murió en su boca, ni bien el lubricante hizo contacto con su entrada. Contuvo la respiración al sentir la invasión y ya con dos adentro empezó el deleite.

Me he acostado con muchas mujeres y hombres a lo largo de mis 26 años de vida. De todos los colores, razas y contexturas, pero no recuerdo una sola vez, en la que casi me corrí, solo con ver el placer de mi compañero. Todo el nerviosismo inicial de Sanji había desaparecido, estaba genuinamente disfrutando de mis dedos, ahogando sus expresiones contra la almohada.

Yo quería escucharlo, así que rodee su pecho con el brazo libre y lo levante hasta tenerlo apretado contra mí, una vez estuvo asegurado, retome las atenciones, susurrando en su oído mi pregunta - ¿Te gusta? – Todo lo que salía de su boca era gritos contenidos de gozo.

El colocó ambas manos contra mí antebrazo para darse estabilidad - ¡Si! ¡Por favor si! ¡No te detengas! – Era lo último que me pasaría por la cabeza, cuando mis dedos fueron estrangulados y su semen manchó mis sábanas, me di por satisfecho.

El pantalón aun lo tenía puesto, mi pene estaba duro y medio apretado por el bóxer – Algo me dice que tendremos que cambiar la ropa de cama.

Me miró sobre el hombro y sonrió, mi estómago dio un vuelco – Espero que todavía no.

Solo de pensar en todo el abanico de posibilidades con esa frase, me sentí desfallecer. Apoye mi frente en el omóplato antes de hablar – Vas a matarme…

No dijo nada, simplemente me beso en la coronilla y dejó su cuerpo a mi disposición. Fue el mejor sexo que he tenido en mi maldita existencia. No era tanto el acto en sí, todo se sentía tan diferente al hacerlo con Sanji, como si las demás veces fueran un bocadillo y este fuera el plato principal. Él se durmió antes de que habláramos sobre el tema, por lo que yo me encargué de la limpieza de la habitación y la nuestra. El pos gustillo tampoco estaría tan mal, si el no pareciera un muerto sobre el mobiliario. Al menos respiraba con normalidad.

LUFFY MONKEY.

No es que hayan cambiado mucho las cosas ahora que somos novios. Chateamos siempre que podamos, a veces me envía fotos de él desde su móvil y siempre dice que se las toma Bepo. Le pedí conocerlo y aceptó más rápido de lo que creí, tendría el agrado de volver a verlo y realmente poder conversar antes de la siguiente cita.

-Escuché a Roronoa y Vinsmoke hablar de tu novio después del almuerzo – Miré sobre el monitor a Kin'emon – ¿De verdad sales con un peleador?

Estaba con la vista enfocada en la calle – No está peleando por ahora – Seguía siendo algo entrometido, pero me fastidiaba un poco menos cada vez.

-Deberías tener cuidado – Enarque una ceja, el no me vio porque estaba dándome la espalda – Nada bueno sale de esa gente.

-¿Qué significa eso? – Estaba serio, mortalmente serio – No lo conoces.

-La mayoría son iguales – Se giró, me miró sin cambiar su expresión – Eres un chico muy bueno e ingenuo, no me gustaría que te pase nada.

La conversación murió ahí, no entendía su estado de ánimo y menos sus palabras. Porque Torao no es un matón, ni siquiera lo he escuchado decir groserías y él desconoce su manera de ser. Espero que no se convierta en un tema del cual hablemos a menudo.

El día de la cita le pedí a Zoro que me acompañe hasta la puerta del centro. Desde que pregunté por Torao, pude sentir las miradas indiscretas sobre mi. Me molestaban bastante, hasta que comprendí el motivo. Espero que en un futuro se calmen, pero no estaba molesto con él por decirlo. Al contrario, me dio algo de calma escucharlo decir que soy su novio.

Su amigo estaba aun en su visita al psicólogo, yo terminaba súper mal algunos días, luego de la terapia y este parecía uno de esos momentos para Bepo. Intenté calmarlo, funcionó mejor de lo que esperé y se relajó conmigo. Hablamos de muchas cosas, la mayoría era referente al moreno, pero eso no parecía molestarle. Se veía tranquilo durante nuestra charla y me alegra ver que a pesar de su nerviosismo, acabé llevándome bien con una de sus personas importantes. Incluso nos dejó a solas para ir a cambiarse y cuando regresó parecieron segundos la separación.

-Nos vemos – Le dije al de pelo blanco y este sonrió.

-Espero que logres hacerlo hablar más – Torao rodó los ojos, yo contuve una risita.

-No prometo nada, pero lo intentaré.

Nos despedimos de manera amistosa, en definitiva es alguien que puedo tratar y apreciar con el paso del tiempo. No parece una persona con problemas de adicción, pero tendrá algo de eso si está ahí. Torao no habla demasiado sobre su pasado, hay veces en las que me recuerda un poco a papá.

-¿Qué quieres comer? – Estábamos caminando en el centro comercial tomados de la mano.

-¿Pizza? – Miró dentro del local, estaba colmado de gente – Aunque deberíamos esperar bastante.

-Mejor buscamos otra lugar – El se veía genial esta noche, no podía evitar que mi mente fuera directo a ese techo y tuviera ganas de volver a besarle de la misma manera.

-¿Luffy? – Alcancé a murmurar un si, pero no creo que lo haya escuchado. Tenía una media sonrisa en los labios - ¿Qué estás mirando?

-A ti – tenía que ser sincero. Él se sonrojó y seguramente yo estoy igual o peor. Cubrió con una de sus manos desde la nariz a la boca.

Afianzó el agarre de nuestras manos y me jaló con suavidad para que sigamos caminando – No sé cómo responder a eso.

Me reí – Lo estás haciendo bien.

Al final decidimos ir por comida china, es algo que nos agrada a ambos y el restaurante no estaba lleno. Hablamos de muchas cosas superficiales, el encuentro con Bepo no fue tocado y en parte entiendo. Sé que le cuesta abrirse a los demás y el hecho de presentármelo es una avance.

-¿Pudiste hablar con tu entrenador? – Negó con la cabeza.

-Tuve algunos problemas y se me pasó – Algo capto su atención, arrugó las cejas, sujeto más fuerte mi manos e intentó cambiar de dirección. Escuché su nombre y me pareció haber oído antes esa voz.

-Baby – Murmuró.

-¡Mira que no ser capaz de aparecer durante casi tres meses! – Ella enfocó sus despampanantes ojos en mi e hizo un mohín con los labios - ¿Quién es este?

-Mi novio – Algo habrá hecho corto en su cabeza, porque pude ver como los colores le subían por el rostro.

-¡¿Qué?! – La muchacha que la acompañaba le hizo un gesto para que se calme, no funcionó – ¡Desapareces un tiempo y te vuelves gay!

-Baby cálmate, la gente nos está mirando – No dijo mentiras.

Ese teatro de niña mimada, pensé que solo se daba en las películas. En mí cabeza, nadie haría algo así en público y menos a una persona que en teoría es su hermanastro – Vayámonos – La voz grave de Torao, resonó entre los murmullos y solo atiné a seguirlo. Podía escuchar los alaridos de la chica desde lejos.

Al salir del edificio el silencio fue sepulcral, ni siquiera un auto pasaba por la zona. Él caminaba sin un rumbo aparente, solo intentando alejarse lo más posible del lugar. A unas cinco cuadras lo detuve, ya me estaba cansando de perseguirlo. Un paso suyo son dos míos.

-Ya no creo que nos siga – Me soltó y murmuró "lo siento" - ¿Ella es? – Quiero que él me lo diga, la recuerdo de las fotos.

-La niña que adoptó Corazón – Torcí los labios y suspiró – Es mi hermanastra.

-¿La de tu departamento? – Asintió solo moviendo su cabeza – Se ve agradable – El sarcasmo nunca ha sido mi especialidad, pero siento que si digo más, puedo molestarlo.

Los párpados los tenía cerrados y aún así, pude ver que rodaba los ojos – No te haces una idea.

-¿Estás mejor? – Negó con la cabeza y suspiró - ¿Siempre es así?

-No, eres la primera pareja que tengo desde que somos familia – Estábamos parados en medio de la calle, una moto me asustó y eso pareció sacarlo del trance – Deberíamos regresar, tengo que llevarte a casa.

-O podría ir a tu departamento – Por la cara que hizo, deduzco que esa no era una opción – Mejor no. Ya es tarde.

-… Me encantaría que vayas, pero – Nada que venga luego de esa palabra, es positivo – Es peligroso.

-¿Puedo saber por qué? – Me miró durante un largo rato y luego de pensarlo mucho, habló de nuevo.

é-Entraron en mi departamento hace poco. Incluso puse una denuncia y vino la policía – Me preocupé, lo notó, pero no dijo nada para tranquilizarme - ¿Recuerdas que te mencioné a alguien malo en la vida de Bepo?

-¿El que hizo que huyera? – Asintió, pero la moto volvió a pasar y algo asustado le pedí ir a mi departamento a hablar.

-¿Podemos?

Le dije que sí y luego de pedirle a Sanji que durmiera en casa de su hermana emprendimos camino al complejo. Torao estaba nervioso, manejaba más despacio que de costumbre. No me miraba a la cara e intentó por todos los medios de poner su rostro sin emociones, pero sus cejas lo delataban.

LAW TRAFALGAR.

¡Todo iba tan bien! ¡¿Por qué teníamos cruzarnos con Baby?! ¿Era necesario que le contará del allanamiento a mi departamento? ¿Siquiera tendré el valor de contarle lo de Bepo? – Pasa.

Me tomó de la mano y una vez estuvimos dentro, hizo que lo siguiera. Era una cocina/comedor no tan grande – ¿Qué hacemos aquí?

-Te prepararé un té y cuando estés más calmado, podrás contarme todo.

Iba a negarme, no necesitaba eso para relajarme. Tal vez con unos 30 minutos en el saco de boxeo, pueda pensar con normalidad y ordenar mis ideas para expresarlas de una manera más amigable – Estoy demasiado nervioso como para que una infusión me calme.

-¿Tienes algún método para relajarte?

-¿Golpear un saco de boxeo?

-Puedo preguntarle al esposo de Reiju si tiene uno aquí – No me parecía una buena idea, pero él salió por la puerta y regresó a los pocos minutos con un hombre que cargaba un saco – Katakuri, te presento a Torao, Torao el es Katakuri.

El señor bajó el saco y me tendió la mano, correspondí al saludo. Abrió grande los ojos al verme de cerca - ¿Eres… el cirujano?

-Sí – Me pidió un autógrafo, pero Luffy le dijo que se lo daría después, porque ahora estábamos ocupados. El asintió comprensivo y luego de despedirse se retiro.

-Me debes un autógrafo – Una vez que la puerta estuvo cerrada él me miró - ¿Lo vas a colgar?

-No veo un soporte – Me apuntó a una viga en el techo.

-¿Sirve?

Asentí con la cabeza, pedí prestada una silla y lo colgué. Una vez estuvo arriba, me saque el abrigo, remangué la remera e intenté dar un golpe. No funcionó, escuché la costura de mi prenda ceder – Creo que la romperé.

-Pu. Puedes quitártela – Estaba mirando por la ventana.

-¿No te molesta?

-¡Para nada! – Las orejas las tenía rojas. Podía verlas perfectamente.

-De acuerdo.

Tenia un poco de frío cuando me la quite, pero rápidamente paso una vez que comencé a golpear el costal. Es como si mi cerebro entrará en trance, podía olvidar todo y solo concentrarme en la sensación de entumecimiento de mis manos. Me relajaba, más al voltear y mirar el rostro de Luffy, me trajo a la realidad.

Él estaba concentrado en la cicatriz de mi pecho, sentí vergüenza – Lo siento – Iba a ponerme la remera de nuevo, lo evitó, sujetando el borde de una manga.

-¿Quieres contarme ahora?

-¿Desnudo? – Se sonroja, yo igual.

-¡NO! ¡Mientras golpeas el saco! – Lo pienso un momento – Te prometo mirar a otro lado si te pongo incomodo.

Acepto eso, espero que él se voltee hacia la pared y comienzo a hablar. Le cuento como conocí a mis amigos en el orfanato, cuando empecé a salir con Ikkaku, la primera vez que los vi drogados… Ya no sentía mis manos – Su tutor o responsable por así decirlo, los prostituía por dinero – Golpee tan mal el saco, que sentí un dolor subir por mi codo. Me detuve – Ikkaku ya no lo soportó y se suicidó cuando tenía 17.

No me animaba a mirarlo, era la primera vez en mi vida, que hablaba de lo sucedido. Encima sentía que caminaba sobre un campo minado, ya que si decía demasiado, hablaría de Donquixote, de mi adopción o de lo sucedido cuando era un adolescente - ¿Ese hombre es quién regresó?

Asentí con la cabeza, pero al mirarlo, supe que no me oyó porque seguía mirando el concreto – Sí. Él es quien invadió mi departamento, puse la denuncia, pero creo que saldrá nuevamente y no sé cómo proteger a Bepo…

-Una orden de alejamiento, que lo denuncie por prostitución o violencia intra familiar, homicidio en segundo grado, exposición al peligro de un menor, venta de estupefacientes – Enumero todo lo que le había dicho y podía sentir como su voz se quebraba a medida que avanzaba - ¡Qué asco de… criatura! ¡Ni siquiera puedo llamar a eso ser humano! ¡Y decirle animal seria un insulto para estos!

-Por eso me escondí, no quería a alguien así cerca de ti – Los ojos le brillaban, estaba conteniendo las lágrimas.

-Quisiera que… No hicieras todo solo. Yo puedo ayudarte, tu ya te aguantaste un corte en la cara por culpa mía – Suspiré.

-Jamás me perdonaría si te pasa algo. No pude proteger a gente que quería y aún sigo lamentando eso… No los pude salvar…

-No creo que ellos estén enojados contigo. Estoy seguro, que hiciste todo lo posible, en ese momento – Se levantó del sofá y camino hasta estar cerca de mí, me tendió la mano y la tomé. No me había dado cuenta de lo lastimadas que tenía las mías, hasta ese momento.

Retrocedí, no deseaba ensuciarlo. Él no me dejó, acortó la distancia – Voy a lavarme primero.

Estoy sudado, mis nudillos estaban abiertos y salía un poco de sangre de estos – No me molesta – Acaricio el índice – Pero vamos a vendar esas heridas luego de desinfectar.

-¿No te molesta que este sucio?

-Mmmm ¡No digas eso! – Cuando subió sus delicadas manos por mis brazos, sentí que se eriza bajo su toque – Te ves muy guapo ahora, en ningún momento pensé que estuvieras sucio – Se separó de mi e involuntariamente, busque el contacto – Iré a traer el botiquín.

Aún estoy en shock, no puedo creer que le acabo de contar a alguien sobre Ikkaku. Que esa persona no me mire diferente por haberme relacionado con gente de esa clase. Encima de todo, que me diga guapo luego de verme con las cicatrices expuestas.

Tocó mi hombro y sobresaltado giré. Lo asuste con esa reacción – Lo siento, no te oí.

-Solo tengo el spray para las heridas, ¿Crees que sirva? – Asentí y él me instó a seguirlo.

Me sentó en la tapa del excusado y luego de limpiar la herida con agua oxigenada, le puso el spray. Retirando el exceso con un papel de baño. Era suficiente limpieza, para unas heridas tan pequeñas como estas. Les colocó vendas y una vez su trabajo terminó, sonrió – Gracias.

-Por el contrario… Yo te agradezco la confianza, y si hay algo que pueda hacer para ayudarte, dímelo.

Cuando moví mi cuerpo e intenté levantarme, apreté la ducha que estaba cerca y acabe mojándonos a ambos. Luffy se dispuso a apagarla, pero solo logró echar el aparato al suelo y que este terminará de empaparnos por completo. Se limpió la cara con una toalla y me tendió otra a mi – Esta chorreando – le indiqué, el se dio una golpe en la cabeza y yo lo detuve antes de darse el segundo – El cerebro es delicado, no hagas eso.

-Lo siento – Se sonrojó con fuerza e hizo un intento de alejarse, más casi se fue de cara al suelo. Lo tomé por la cintura, evitando su caída -¡Gracias! ¡ESTA muy resbaloso y! … firme.

Su mano estaba sobre mi corazón, este latía desbocado dentro de mí pecho. Al bajar mis ojos a su rostro, involuntariamente pasaron por su torso y cómo la ropa estaba mojada, se podía ver la forma exacta de sus aureolas. Carraspeó y yo casi me atraganté con saliva. Su mirada parecía fuego y yo soy un hombre que no conoce a nadie que lo vea de esa manera.

¿Puedo besarle? – Quiero besarte – Esa no era mi voz. Luffy fue quien lo dijo esta vez.

SANJI VINSMOKE.

Me sentí mareado con tantas sensaciones nuevas. Con Gin odiaba todo aquello que seguía después del juego previo. Mi boca y agujero siempre dolían. Había veces en las que sangraba y tenía tanta vergüenza al ir al hospital. Si yo no me bañaba, nadie lo haría o me ayudaría a hacerlo. Debía traerle agua y dejarlo dormir o se molestaba.

Abrí los ojos a duras penas, aun era de noche o madrugada; No lo sé con certeza. Solo estaba oscuro. Intenté levantarme y al hacer peso sobre la almohada que estaba abrazando, está se movió. De la sorpresa me hice para atrás, pero un brazo en mi cintura evitó que me alejé. Zoro seguía profundamente dormido.

La garganta y espalda baja, eran las únicas partes adoloridas y eso me descolocó. No tenía dolor en la mandíbula, tampoco era mucho la molestia en mi agujero y estaba limpio – Sanji – Su voz adormilada me erizó la piel - ¿Qué ocurre? – Soltó mi cuerpo y se estiró hasta la mesita de noche para mirar la pantalla del celular – Son las dos.

El estaba desnudo bajo las sábanas que nos cubrían – Es tarde. Debería irme a casa.

Se sentó sobre el colchón para hablar – Si quieres irte, yo te llevaré. Es peligroso salir a esta hora.

-¡No es necesario! – Arrugó las cejas – Perdona, estoy algo nervioso – Levanté la voz sin darme cuenta y por eso me disculpe.

-¿Por lo que paso? – Asentí, el sonrió y dio palmadas al lugar junto a él – Ven aquí – Dudé un poco, pero terminé cediendo al ver su expresión -¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?

-Estoy bien – Estaba arrodillado a su lado – Nunca me sentí tan bien después del sexo.

-Entonces hice bien mi trabajo – Tengo frescas en mi memoria sus atenciones – ¿Y durante?

Confundido lo mire a los ojos, tarde algunos segundos en entender a que se refería y me sonrojé ni bien lo capté – Eso también – Me instó a seguir hablando y lo empuje contra el colchón - ¡No te pases de listo!

Su risa me encanta, sobre todo cuando está recién levantado. Tiene un no sé qué – La timidez sobra después.

-¡Se llama pudor! – Cambio su expresión y mi estómago dio un vuelco. Conozco esa cara, no presagia nada decente – Quieto – Puse una mano sobre su pecho desnudo, él la tomó y beso mis nudillos. Antes de soltarme chupo mi dedo índice de manera erótica, por lo cual tuve que reprimir un jadeo.

-¿Lo volvemos a intentar entonces? Así se te pasa el pudor – ya estaba completamente sobre él, con las rodillas a cada lado de su cadera. Él me había arrastrado hasta ahí y yo me deje guiar gustoso.

-Definitivamente solo piensas con la polla – sus manos subieron por mis muslos y acariciaron mi trasero, frotando su bulto contra mí. Levantó un poco mi cadera y en un intento por no caer de bruces, apoye mis palmas a ambos lados de su cabeza. Volvía a estar en cuatro patas, pero esta vez, él estaba abajo – Si tu intención es seducirme – Miré su boca, seguía roja por nuestros besos de hace algunas horas – Está funcionando.

-¿Si? – Asentí y roce sus labios – Me alegro.

La intimidad con Zoro se siente diferente, es cómo si buscará mi placer más que el suyo. No me quejo, mi historial en ese aspecto es terrible y tener una persona así de atenta, apasionada y condescendiente me encanta. Terminamos enredados en las sábanas, esta vez pude mantenerme despierto por suerte.

-Debería avisar a Luffy que no voy a llegar – Me coloqué una remera suya, él me la pasó y fui a la sala a buscar mi móvil.

Mi amigo me envió un mensaje, pidiéndome que me quedé con mi hermana por hoy, parece que su cita con Trafalgar fue mejor de lo esperado. Al levantar la vista de la pantalla, me encontré de lleno la espalda del cabeza de musgo, mientras buscaba agua en el refrigerador. Podría acostumbrarme a esto.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Nos vemos en el siguiente capítulo :3