IV.

Había un zumbido extraño en sus oídos que ahogaba el caos que lo rodeaba. Se preguntó si así era la muerte. La religión lo retrataba como la entrada a un nuevo mundo, donde si eras bueno irías al paraíso y si eras malo irías a un infierno.

Sabía que le esperaba lo último.

Se retorció en su lugar en el suelo tratando de no pensar. Estaba confundido. Aunque al mismo tiempo pensaba que tenía razones para ir al infierno, otra parte de sí mismo dijo que no. Sus sentimientos y emociones eran caóticos y no sabía si era verdaderamente el mismo. Sabía que su madre era pelirroja casi marrón pero no parecía que fuera naranja. Su padre era pelinegro no de un color similar al de su madre. Se suponía que hablaba español, no inglés de la reina. Era el hermano mayor, no el menor. Tampoco tenía tantos hermanos, a lo sumo primos y primas que se sintieron como tal.

El fuego a su alrededor lo estaba devolviendo a sus sentidos. Escuchaba explosiones, no de bombas o granadas, pero era peligroso y el aire comenzaba a oler raro.

Se suponía que estaba en la casa de una vecina.

Su madre(o tal vez no) se había ido al hospital con dos de sus hermanos mayores y su hermana menor. Al parecer intentaron experimentar algo en su cuarto y su hermana los interrumpió en algo que les voló en la cara. Su mamá no quería dejarlo solo y no quería llevarlo con ella al feo hospital, así que lo dejó con sus vecinos mientras buscaba que curaran a sus hermanos y hermana. Una parte de él creyó que también tendría que ir al hospital. Apretó con fuerza sus ojos y trató de sentarse. Pero...

URKK-

Otra vez sintió disgusto con su cuerpo. Cada parte de él ardía y creía que era mejor descansar. Sintió cortes y quemaduras en la mayor parte de su cuerpo. También su cabeza comenzó a dar vueltas por la probable conmoción cerebral y era difícil pararse sin que sintiera la necesidad de comprobar la dureza del suelo con su cara. Tapó su cara con el cuello de su camisa celeste y, siguiendo el protocolo ante un incendio, se puso a gatear buscando a su vecina y su hija. Encontró un cuerpo grande y rubio que no dejaba de sangrar y que su respiración había terminado hace mucho tiempo. Se asustó y buscó el cuerpo de la niña.

Por un momento sintió que volvía a estar solo hasta que vio un cuerpo similar, más pequeño, sin sangre y... ¡¿respirando?!

"¡Luna!"


Ron se despertó lleno de sudor y con el corazón golpeando a mil por hora. Parpadeó y se pasó una mano por la cara, limpiándose el sudor y las lagañas que se formaron por recuerdos intensos. No tenía ganas de levantarse de la cama. Pero era esa hora del día que debía sí o sí levantarse.

No había tenido ese sueño en mucho tiempo.

Una toalla húmeda sirvió para limpiar el sudor de su cuerpo. Después de todo, el ejercicio arruinaría el propósito de un baño.

Se puso pantalones, buzo y zapatos deportivos que consiguió a mitad de precio en una tienda de prendas usadas en el pueblo cerca de su casa. Aunque pudiera conseguir dinero como manitas, no le daba lo suficiente dinero para ropa buena (Aunque era más por un pensamiento tacaño que por otra cosa). Prefería guardar su dinero en una cuenta de ahorros que era administrada por él y su profesor.

Parte de su conocimiento en su mundo anterior podría ser erróneo, pero se arriesgó en algunas inversiones y está esperando que terminen bien.

Igual su profesor está atento a los cambios.

Se estiró un poco y salió de su habitación compartida. No encontró a nadie en la sala común. ¿Pero quién estaría a las 5 de la mañana en un jueves? Tal vez Granger, o Jasmine si no podía volver a dormir. Escuchó un pequeño ruido en el lado de las niñas, pero no le importó o no estaba lo suficientemente despierto para lidiar con otras personas.

Salió por el retrato de Giselle, la dama gorda. Podría saludarla, pero se encontraba dormida y la señora era peor que él cuando lo despertaban. Fue una acción casi robótica que terminó con él por las afueras del castillo. Su profesora de bachiller tenía razón, la memoria muscular era muy espeluznante.

Se dispuso a trotar alrededor del castillo hasta sentir que se le salían los jugos.

Analizó los últimos dos meses que ha estado en Hogwarts y le gustaron.

Había visto mucha magia doméstica por parte de Molly y mató un poco de esa sensación "mágica". Pero el estar en Hogwarts le hizo sentir como un verdadero niño, era como ver su primera película de fantasía y era un sueño del que no quería escapar. Era divertido hablar con fantasmas y pinturas. Los mismos se sorprendieron que el niño les hablara activamente. Pensaron que era una fase, pero Ron sabía que ellos tenían mucha más información que en el futuro podría usar, eso y parecía que necesitaban un poco de compañía.

Después de eso necesitaba encontrar la habitación de las cosas perdidas.

Fue fácil y al mismo tiempo divertido.

Si no tuviera una maña para decir o preguntar cosas random, Fred y George hubieran sospechado. Les preguntó dónde estaban las cocinas y estos aceptaron de inmediato. Eso pasaba cuando eras buen hermano y no hablabas de sus travesuras.

Los visitó durante una semana antes de preguntar en donde estaba la "habitación de ir y venir", porque si les preguntara sobre la "habitación de cosas perdidas" lo hubieran mirado raro. Los siguió visitando por el almuerzo o cuando tenía hambre, hoy planeó llevar a Jasmine y Neville a las cocinas ya que se cumpliría un año más desde la derrota de Voldemort y no creyó que la niña quería celebrar el día de la muerte de sus padres. Si tenía suerte Granger no sería tan odiosa para que alguien la mandara al baño a llorar. Así evitaría que el troll de Quirrel la matara. No quería volver a lidiar con un troll hasta que tuviera quince años.

Le mostraron la habitación y esperó hasta que se fueran para poder hacer lo que quería. Llevó consigo una maleta para guardar objetos malditos hecho por su profesor. Era más grande por dentro y tenía una generosa cantidad de 20 casilleros con una medida de 50x50. Llevó guantes de piel de dragón y tenazas de plata bañadas en agua bendita (quién hubiera pensado que eso funcionaba en este mundo) para su tarea. Su profesor le dijo que le trajera cuantos objetos malditos pudiera para su propio estudio personal, no le dio mucha importancia. Tal vez en el futuro el viejo le haría desarmar algunos mientras pudiera.

Le pidió a la habitación que le mostrara los objetos oscuros que se escondían para poder destruirlos. Sintió que la cosa lo juzgaba como el sombrero. Al final lo dejó pasar. Habían más de doscientos, pero menos de trescientos, no sabía cómo tenía esa información, pero lo atribuyó a la habitación. Todos estaban en bancos de madera lo suficientemente altos para recogerlos con las tenazas. Encontró el objeto más importante, la diadema de Ravenclaw. Era hermosa y una parte de él quería ponérsela, pero sintió que sería estúpido ponerse una diadema de mujer y lo guardó en el compartimiento especialmente hecho para el Horrocrux. Buscó otros nueve ya que no quería llenar los veinte en total (Incluso si confiaba en su profesor, esos objetos eran volátiles y era mejor darles espacio).

Sintió que fue otra misión para asegurar un paquete, aunque la última le quitó su pierna mala. Gracias a eso le arreglaron la cadera. Regresó a su habitación y guardó la cosa en un cajón oculto dentro de su baúl.

Era lo único que podía hacer por el momento.

No podía matar al basilisco porque no hablaba pársel.

No podía liberar a Sirius hasta que se gane la confianza de Madame Bones a través de su sobrina. Su profesor tenía mala historia con la ley mágica de Gran Bretaña. También podría volverse el favorito de la profesora Mcgonagall pero era una gran patada en los huevos que no sabía si quería recibir. Era un vago y quería hacer lo suficiente en todas sus clases para no sobresalir y que le exijan demás (o era esa parte constante de él que quería evitar todo el problema y alejarse de todo).

No podía contactar a Lupin porque no sabía dónde estaba y el hombre lobo sabía esconderse. Y era un bastardo increíble. La pobre Jasmine no sabía del tipo o su sombra.

Quería matar a Greyback pero el tipo era tan escurridizo como Lupin.

No podía destronar a los Malfoy porque no tenía pruebas suficientes de sus crímenes, ni podía matarlos porque aún no era bueno para detectar protecciones. También su profesor hizo un hincapié en que no lo ayudaría activamente para que aprendiera a hacer las cosas por su cuenta. ¿Tal vez sería bueno hacer lo mismo que la historia de "Back? Not Really"? Pero debía liberar a Dobby o al menos darle una pista para que el pequeño psicópata se libere. Tal vez los raptaría en la copa internacional de Quidditch. Porque había un montón de mierda en el ministerio que debía exterminar cuando pudiera interrogar al rubio afeminado. Si creía que el cruciatus era la mayor herramienta de tortura, entonces estaba equivocado.

Al menos evitaron el duelo de Malfoy y el corredor del tercer piso.

Tampoco podía ayudar a Jasmine en sus cuentas bancarias hasta el próximo verano. Había estudiado economía y administración, y sabía que podía ayudar a la niña. Aunque se sintió muy intrusivo y estúpido de su parte decirle: "¿Puedo ser tu administrador?". Si la niña no le dejaba ver sus cuentas lo más probable es que el padrino lo mandara a la siguiente luna.

Había un montón de cosas por hacer para tener una vida tranquila.

(Aunque una parte de él sentía que su propio pensamiento era bastante simple y no trataba de ir más allá y sentía que le estaba faltando el respeto a la sabiduría de Rowena. Pero era mejor así. Solo si quería que todo fuera a un ritmo que pudiese seguir y predecir.)

Como terminar de hacer ejercicio para bañarse, cambiarse de ropa, desayunar e ir a clases.

Qué duro era ser un hombre en el cuerpo de un niño.

Cuando volvió a la sala común de Gryffindor, encontró a sus hermanos y su mejor amigo Lee Jordan planeando algo y no estaba de humor para escuchar las payasadas de esos tres.

Había otros estudiantes, pero no los conocía.

Fue directo a su habitación y encontró a sus compañeros de habitación aún dormidos. Despertó a Neville y le dejó un vaso con agua del grifo para que se lo eche en la cara. Necesitaba una ducha caliente. Dejó que la regadera le diera directo, la inflamación de sus músculos doloridos disminuyó. Era algo que no podía permitirse muchas veces en La madriguera. Tampoco entendía la razón de Arthur para seguir en un trabajo mediocre, los padres que tuvo en su primera vida prefirieron dejar su orgullo y buscar buenos trabajos para conseguirles cosas buenas a su hermano y a él. Había un límite en lo que uno podía trabajar en algo que le gustaba y el bienestar de una familia.

(O era solo él extrañando a sus padres que dieron más de lo que ellos podían y no supo apreciar.)

...

Estaba demasiado pensativo para su gusto y los golpes en la puerta le decían todo lo que quería saber de ello.

Se lavó y secó.

Dio gracias por pensar en llevar un uniforme al baño, no obstante, dejó los zapatos en su cama para que no se mojen o desgaste por el vapor. Salió secándose el cabello con un pequeño hechizo ingenioso que le recordaba a una secadora no-mágica. Encontró a Jasmine con un libro de hierbas encima de su cama y sus zapatos a un lado.

Le dio una palmada amistosa en la espalda a un Neville sonámbulo que iba a bañarse (Fue lo suficientemente discreto para cambiar al agua fría, lo más probable es que el niño se despierte por el frío).

"Buenos días Jasmine, ¿temprano para el estudio?"

La niña acostumbrada a esta rutina, asintió mientras un color cereza se acentuaba en sus pálidas mejillas.

"Otra vez saliste a hacer ejercicio." Dijo más como afirmación que como pregunta.

Solo sacudió la cabeza con diversión, era ella quien hacía ruido en la mañana.

Cogió sus zapatos de la cama, no estaban en tan buen estado como hace una semana. Debía darles un lustrado. Se puso las medias y metió los pies en los zapatos, ajustándose lo más apretado posible.

"¡RON!" Sonó el grito repentino de su amigo.

Que buena manera de comenzar una mañana.

Jasmine solo le dio una mirada divertida.

Era hora de comer.


Después de que un Neville psicótico quiso arrancarle la piel por el agua helada, fueron al comedor para un desayuno rápido y saludable para las clases del día. Similar, o prácticamente igual, a los libros. Tuvo encantamientos como primera clase del día. El profesor Flitwick los juntó de manera casi aleatoria. Pero él sabía las uniones importantes.

Neville fue juntado con Dean (no recuerda si eso apareció en los libros).

Jasmine se juntó con Seamus (cuidado con tus ojos Finnegan o los perderás por un hechizo punzante).

Y a él...

¡A él le tocó con Granger!

Se preguntó si este era el castigo por sus pecados por intentar ser un sabelotodo con su hermano menor.

Igual no importó.

Dejó que la niña le diera el trato de hielo que les dio luego del incidente Malfoy.

Respiró, se relajó al mismo tiempo que hizo como si estuviera analizando las acciones de sus compañeros. Aprendió este encanto junto a otros mientras estaba con su profesor. Tenía memorizado todos los encantos del primer al tercer año en su cabeza para concentrarse en cosas más importantes, como oclumancia.

Primero se dejó caer en una especie de trance a sí mismo y realizó el primer hechizo, si puede llamarse así, que le enseñó su profesor llamado expansión de la conciencia.

Aquí viene la explicación básica.

Expansión de la conciencia, podría decirse que era la forma de crear yoes de un mismo en su conciencia, múltiples personalidades que no chocan entre sí y que trabajaban como una mente colmena. Podría dejar ese yo al mundo para que realizara la tarea de relajarse y actuar como un buen estudiante mientras que el practicaba oclumancia. Su profesor incluso mencionó que, si por un año practicaba en su oclumancia, podría crear hasta nueve yoes (Aunque era nuevo y no recibió bien los recuerdos de ese yo).

Practicó el método que le enseñó su profesor.

Aclaró su mente y encriptó sus pensamientos aleatorios bio-eléctricamente, o al menos así era la instrucción básica, para obtener una especie de claridad para obtener mejor control y enfoque.

Se necesitaban horas y horas para completar el proceso. Además, era algo que debía practicar todos los días para no que no se pierda el efecto. El profesor mencionó que tenía un amigo en Oregón-Estados Unidos que tenía una máquina que podría hacerlo por ellos de manera permanente, pero perdió el contacto con él y cuando lo buscó solo encontró al gemelo haciéndose pasar por él.

Encontró los planos de la máquina que su amigo prometió y se fue.

Aún sigue construyéndose, pero prometió que en un año podría terminarlo.

Por lo que les tocó hacer un método mixto. El paso anterior más el siguiente.

El primer paso de todos es poder calmar la mente (y era un paso que necesitaba porque la biología degenerada de un mago sangre pura tenía defectos y esta destruyó su control emocional). Además de practicar el primer paso, se sometió a un tratamiento médico para reducir su defecto genético.

El segundo paso era la perspectiva, no era un paso difícil pero tampoco era fácil. Era ver los recuerdos, analizarlos y colocarlos en un esquema propio sobre los pensamientos que quería ocultar. Por un momento quiso hacer un paisaje mental de una fortaleza impenetrable pero su profesor lo mandó a la mierda y le dijo que se detuviera.

Estaba equivocado.

Según su profesor, los esquemas rígidos y estructurados son fáciles de destruir. Además, los esquemas rígidos reducían la creatividad y dañan la mente. Una de sus evidencias fue el método de la familia Black. El amigo de su profesor, Alphard Black, le mostró el método de su familia en petición de Arcturus Black para poder mejorarla ya que ésta aumentaba la legendaria locura Black.

En contraste, un esquema flexible y rotativo a menudo ayudaba a dispersar los pensamientos de manera rápida y no rompían la mente como un montón de cristales.

Igual tenía que tener cuidado.

Incluso las artes de la mente tenían su rebote.

Pasaron unos treinta minutos en el mundo exterior pero el sintió que fueron horas, era un pequeño retraso que su profesor le advirtió.

Vio a Granger mirarlo como si estuviera a punto de cometer un sacrilegio ante la santa ley y a un Flitwick paciente y amistoso como si esperara algo.

...

...

...

¡Oh!

Cierto, el hechizo de levitación.

Recogió su varita del pupitre, una extraña mezcla de sauco y ciprés. Hizo los movimientos necesarios y, sin darse cuenta, con un encantamiento silencioso. Todos lo miraban impresionados y cuando se dio cuenta del desliz ya todo se fue al carajo.

"¡Increíble, Señor Weasley!" Aplaudió con entusiasmo el pequeño profesor. "25 puntos para Gryffindor por un perfecto hechizo silencioso. Siga así, Señor Weasley."

La mirada de dagas de Granger solo lo hizo sudar con exasperación.

No era su día.


Al final de la clase estaba de mal humor.

No quería ese tipo de atención, ya era molesto que lo consideraran un estudiante al que debían hacerlo esforzarse. Su profesor en casa era más que suficiente molestia de estudios.

"No sabía que podías hacer un encantamiento silencioso, Ron. Debiste practicar mucho." Dijo un más entusiasta Neville. Desde que consiguió una varita que le cabía no dejó que su entusiasmo para aprender magia se detuviera.

Jasmine asintió de acuerdo con su amigo más rechoncho.

"Siendo sincero no es algo que quiera presumir." Expresó Ron mientras agarraba su estómago de manera incómoda. "Pero es un ejercicio sencillo. Tal vez se los enseñe el sábado." Si es que no estaba en un hospital.

Al no ver un misil tupido corriendo hacia los baños o que se alejara de ellos era más que suficiente para él.

Practicó oclumancia durante la historia de la magia.

Almorzaron sus pesos en comida deliciosa.

Fueron a una insatisfactoria clase de defensa contra las artes oscuras.

Y tuvieron una clase interesante sobre la reacción de los metales en las pociones con su nuevo profesor. O, mejor dicho, profesora. Si él no fuera un tipo con el cuerpo de un niño y ella una mujer casada, le hubiera invitado a un trago.

Que mal suyo y el de la Señora Tonks.

Fue divertido y no tuvo que usar sus piedras rúnicas para proteger su poción.

Y Granger no salió llorando en todo el día. Hubiera sido como el carajo ya que no hizo nada directamente contra ella. Estaba bien para él que se mantuvieran alejados.

No fue un ganar-ganar, pero fue tranquilo para evitar una noche de terror y persecución de Trolls.

No fueron a la fiesta de Halloween.

A ninguno de ellos le gustaba mucho las multitudes, principalmente Neville y Jasmine. Eso y quiso que Jasmine tuviera su momento de duelo en un lugar tranquilo. Le preguntaron si iban al viejo salón de transfiguración que usaban para practicar los aspectos prácticos de la magia.

Él negó y les dio otra sugerencia.

"Vamos a las cocinas."

"¿Qué? ¿Dónde?" Preguntaron sus amigos al mismo tiempo.

"Las cocinas de Hogwarts. No hay reglas en contra de usarlas para cualquier comida." Respondió con una sonrisa sencilla y un encogimiento de hombros. "¿Dónde creen que usualmente me pierdo durante la mayoría de almuerzos?"

Los chicos dijeron un "Oh" ante el descubrimiento de las desapariciones espontáneas de su amigo. Fueron al vestíbulo de entrada y bajaron por unas escaleras. Encontraron un amplio pasillo de piedra en el sótano, muy iluminado y decorado con cuadros de temática gastronómica.

"Ron, ¿no estamos yendo a los dormitorios de Hufflepuff?" Preguntó un nervioso Neville.

"Cerca, pero no." Dijo un Ron entusiasta mientras acercaba a sus amigos abrazándolos por los hombros. "Es como le dije a Jasmine. Helga trajo a los elfos domésticos de Hogwarts, es obvio que estarían cerca de lo que fue un lugar querido para ella. Además, los Hufflepuff son visitantes regulares de las cocinas."

Los dirigió hasta una pintura extraña de un frutero inmóvil. Era extraño por el hecho de que esta no se movía."¿Y qué hacemos ahora?" Preguntó Jasmine

Ron solo sonrió y puso sus manos en sus caderas haciendo una pose cómica de superhéroes.

"Haremos reír a la pera." Contestó con voz seria.

Sus amigos lo vieron inexpresivamente. El refunfuñó y murmuró algo que sonó como "público difícil".

Dejó su pose y le hizo cosquillas a la pera que ¡¿sorprendentemente se rio?! De repente se transformó en un gran pomo verde. Ron lo accionó y los metió a uno de los lugares más extraños que vieron en Hogwarts.

Era una sala enorme con el techo muy alto, tan grande como el Gran Comedor que había encima, llena de montones de relucientes ollas de metal y sartenes colgadas a lo largo de los muros de piedra, y una gran chimenea de ladrillo al otro extremo. Repentinamente algo pequeño se acercó a Ron corriendo desde una de las esquinas de la sala.

"Señor Ronnie, señor." Preguntó una pequeña elfina con orejas puntiagudas similares a un chihuahua y ojos del tamaño de aceitunas. Llevaba incluso una bonita toga tejida con el logo de Hogwarts en el pecho. "Estar aquí no deben, señor Ronnie, señor. La fiesta fuera está."

Ron se arrodilló y le dio un suave abrazo a la elfina. Ella solo chilló, pero parecía acostumbrada a tal muestra de afecto. "Perdón por molestarte, Gigi" dijo un afectuoso Ron, que cambió de ánimo de manera repentina como si se estuviera olvidando de algo. "¡Oh! Perdona mi torpeza."

Se alejó de la elfina y atrajo a sus amigos para una rápida presentación.

"Estos son mis amigos. Jasmine Potter y Neville Longbottom." Dijo alegremente pero luego pasó a uno solemne. "Hoy es el aniversario de la muerte de los padres de Jasmine y creí que sería bueno pasar una noche tranquila juntos con tu deliciosa comida. ¿Podemos?" Preguntó al final con preocupación.

La elfina le sonrió triste y asintió. Sabía de la niña. ¡Era la alegría de muchos elfos y elfinas! Le podrían servir a su salvadora y sus amigos. Pero no podían ser muy serviciales. No. No. Era un día para callar, no para celebrar. Pensó.

Los llevó a una mesa de las tantas mesas desocupadas.

"Gracias Gigi." Agradeció el pelirrojo. "Dame un filete y puré de papás. También una jarra de jugo de limón, poco azúcar si es posible. Por favor."

"Claro, Señor Ronnie, Señor." Dijo la elfina alegre de trabajar. "¿Y ustedes, Missy Jazzy, Señor Nivy?"

"Lo mismo por favor" dijo Jasmine. Neville asintió queriendo lo mismo. Confiaban en el gusto de su amigo.

Afortunadamente no pasó nada y tuvieron una velada tranquila. Les dieron suficiente helado como para congelar sus cerebros que no reconocieron los temblores distantes que a cada paso se perdían en la lejanía.

Pero después de un rato, un súbito portazo y fuertes pisadas hicieron que los tres y los elfos circundantes se sobresaltaron. La profesora McGonagall, el profesor Snape y el director Dumbledore entraron exaltados al comedor. La profesora McGonagall miró aliviada a los tres niños antes de darles una visión dura y estricta de siempre.

Ron se sorprendió levemente al ver un extraño alivio en los ojos del murciélago humano.

Estrangulados por la emoción, corrieron hacia los niños confundidos (incluso el pelirrojo sabía hacer una cara confundida bastante creíble). Dado que el rojo los trajo era correcto que él respondiera por los tres.

"¿Profesores?"

"¡Señor Weasley! ¡Señorita Potter! ¡Señor Longbottom! ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿No escucharon sobre el troll?" Preguntó McGonagall con una voz teñida de pánico mientras se acercaba a la mesa de platos de helado a medio comer.

"¿T-Troll?" Preguntó confundido y asustado Neville.

"Estamos aquí poco antes de la cena" Respondió Ron mientras inclinaba su cabeza en falsa confusión y preocupación. "Escuché pisadas, pero pensé que era un Hagrid borracho. Aunque me pregunto qué tan borracho tuvo que haber estado para provocar tantos temblores ahora que lo pienso." Sabía que era el troll pero tuvo hacer de idiota

Era una historia creíble teniendo en cuenta que el semi-gigante podía hacer semi-terremotos cuando corría emocionado o alterado.

"No señor Weasley." Dijo un aliviado Dumbledore. "Esa idea sería mucho más agradable. Den gracias que están a salvo."

"¿Pasó algo profesor? ¿Alguien salió herido?" Preguntó preocupada Jasmine.

"Solo una, señorita Potter, pero no es grave. Llegamos justo a tiempo para evitar una tragedia." Dijo un triste Dumbledore. "Lamentablemente, la señorita Granger estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado."

Esa noticia estremeció a Ron.

Él no le hizo nada a la niña. Se aseguró de eso. Ni siquiera era tan cruel. Él- Suspiró por sus adentros. En serio debía cambiar las prioridades de esa niña. Pero eso era para después.

"¿Pero... estará bien, o no señor?" Volvió a preguntar Jasmine.

"Estará bien. Ahora vuelvan a sus habitaciones." Ordenó Dumbledore antes de enviarlos a dormir.

"Vengan conmigo. O el señor Filch creerá que se están saltando el toque de queda." Dijo McGonagall.

La siguieron en silencio dejando sentimientos encontrados, principalmente Ron y Jasmine.

"Sin embargo, no he recibido una respuesta a mi pregunta, señorita y señores." Dijo McGonagall cerca de las escaleras móviles. "¿Qué hacían en las cocinas cuando afuera estaba la fiesta?"

Ron respondió por ellos. Él los llevó después de todo.

"Es el aniversario de la muerte de los padres de Jasmine, profesora. Creí que lo mejor era que tuviera una noche tranquila."

La profesora McGonagall les dio una mirada complicada y no les dijo nada más hasta llegar a la puerta de la torre de Gryffindor.

Ya cuando sus amigos entraron en la pintura de Giselle escuchó que lo llamaron.

"Señor Weasley." Llamó McGonagall con su fuerte acento escocés y éste volteó a verla. "Diez puntos a Gryffindor por su consideración hacia un amigo." Ron solo sonrió asintiendo y se fue a la cama.


El sol se ocultaba y los gritos de las niñas eran audibles a las afueras de la escuela primaria local de little whinging. Las siluetas oscuras de niñas abrazandose para evitar que les arrancara los pelos y los vestidos.

La sombra gorda con ojos rojos sentía satisfacción mientras movía los puños hacia las manos y cabezas de sus víctimas, ahogándose en su dolor y miseria. Porque según sus padres, debía hacer sufrir a la niña, por extensión sus amigos, por nacer siendo un bicho raro y un monstruo el cual no debía tener amigos.

Grande era la ironía. Ella no era el monstruo y él siendo un ignorante se volvía el monstruo.

Las sombras de las niñas solo temblaban. Los destellos de azul y marrón ardían con ira e impotencia.

Había otras sombras de ojos rojos que sostenían a una niña conejos verdes. Miraba con impotencia a los últimos amigos que le quedaban. No se quedarían con ella, lo sabía. Pero no podía negar que era triste y desolador. Era la vida que tenía y le tocó vivir. No podía escoger.

"No es nuestra amiga." se escuchó el sollozo por lo bajo. "Ella no es nuestra amiga" fue la voz de la niña de ojos marrones.

El jabalí de ojos rojos dejó de mover sus manos y las observó con morbosa satisfacción. No necesitaba una verificación. Era algo que ya había escuchado tantas veces que no le importaba.

La niña de ojos verdes solo pudo observar con tristeza como sus últimos amigos la dejaban.

Otra vez el jabalí lo había hecho.

La había dejado sola.


"Ron"

Una voz aguda y familiar lo llamó.

"Ron"

Esta vez tocó su hombro y lo sacudió.

"Ron, despierta."

¿No sabía que debía dejarlo dormir? Usualmente rompería el brazo de la persona que tratase de despertarlo, pero recordó que estaba en una escuela así que tenía que suprimir su agresión. Pero las ganas no le faltaron.

"Ron, por favor."

Giró su cuerpo en dirección a quien lo llamaba y por un momento quiso arremeter con violencia.

"Ron, por favor. Despierta." La voz era suave y parecía que iba a llorar.

Abrió los ojos al escuchar el tono de la voz. Vio un destello de verde y supo quién era.

"Jasmine, sabes que es hora de dormir." Dijo un poco más tranquilo, sentándose y tratando, pero fallando en quitarse el sueño de los ojos.

"No podía dormir." Confesó temblando. Las lágrimas se formaron en sus ojos mas no cayeron, su pelo desordenado la hizo parecer más frágil de lo que era y lo enterneció. "Puedo dormir contigo. No quiero dormir sola."

'El troll la asustó.' pensó el pelirrojo

Tal vez no lo vio, pero el solo saber que alguien que conocía salió herido fue suficiente como para levantar banderas de peligro. O tal vez fue porque era Hermione y como no fue su amiga se sintió culpable el dejarla sola, llorando en algún baño y era atacada por un monstruo aterrador y asqueroso.

No era culpa de la niña, era la de Ron por no prestarle más atención a la niña de melena tupida. Suspiró para sus adentros y se sentó.

Además de la información básica que se obtenía de los libros y películas de Harry Potter, ya podía intuir el tipo de vida de la niña.

Este era un paso de confianza y lo sabía.

"Ayúdame a acomodar las cortinas de la cama. No quiero gritos de parte de Dean y Seamus." Al no verla moverse le habló con una voz divertida. "¿Te comió la lengua el gato o es así como me quieres besar?"

La niña resopló y creyó ver un pequeño sonrojo. Tal vez el sueño y la oscuridad le estuvieran haciendo ver cosas.

Negó con la cabeza y cerraron las cortinas. Dio gracias que las camas de Hogwarts eran grandes. Movió las sábanas y se acostaron cada uno en un extremo de la cama y los cubrió con mantas. No dijeron nada. Simplemente vieron el vacío, él perdiéndose en la nada y ella en un pensamiento profundo que él desconocía.

"¿Ron?" Llamó Jasmine.

"¿Humm...?" Soltó adormilado.

"¿Por qué quisiste ser mi amigo?" Preguntó con angustia. "No tengo nada para ofrecer más que una fama inmerecida e indeseada."

"Te lo dije, ¿no?" Dijo un poco más despierto. "Quise alejarme de mis hermanos y buscar una niña bonita como amiga. No le des tantas vueltas." Dijo mientras desestimaba sus preocupaciones con una mano al aire. Tras eso último se acomodó con vista directa a las cortinas blancas.

"¿Ron?" Esta vez suplicó su amiga. "Sé honesto conmigo por favor. ¿Por qué quisiste ser mi amigo?"

Esta vez se volteó a su dirección con un poco de irritación, pero tras pensarlo un poco, decidió decir una verdad.

"Originalmente mi mamá me lo pidió." vio el estremecimiento en los hombros de la niña, pero aun así siguió. "Pero ella y yo no nos llevamos bien así que mandé al carajo cualquier petición que ella tuviera. Quiso castigarme, pero papá me respaldó. No quería hacerme tu amiga por una orden." Vio que la tensión bajó un poco. Ella volteó a verlo directamente a sus ojos, fue una hazaña sorprendente considerando su nivel de miopía. No había sonrisa en sus labios solo una mirada intrigada e indescifrable. "No pensaba buscarte en el tren, no niego que lo estaba debatiendo, pero como estaba yendo al azar, me topé contigo y creí que era bueno quedarme. Te conocí y me dije que sería tu amigo." Los labios de la niña se apretaron y por el débil brillo en sus ojos, imaginó que estaban conteniendo un río de lágrimas. "Luego vino Neville y pensé: 'porque no tengo mi camarilla con esos dos'. Creo que fue una de mis mejores decisiones hasta ahora." Luego sonrió un poco triste y entonó un poco más bajo pero audible. "¿O te arrepientes de ser mi amiga?"

La niña negó furiosamente. Estaba agradecida, la experiencia en Hogwarts, presentada por su amigo, fue única. Era agradable con sus compañeros de año, pero solo él y Neville se acercaban a lo que deseaba de mejores amigos. Pero confiaba más en Ron. Y se sintió un poco mal en tratar de probar su amistad de esta manera.

"Gracias Ron." Sonrió y bostezó.

Ron solo la observó con la misma mirada divertida y sonrisa que parecía una mueca. Pasó un brazo sobre ella atrayéndola a un suave abrazo y extrañamente no tembló como en ocasiones anteriores. Ella cerró sus ojos y no dejó que sus verdaderos sentimientos salieran a flote, no debía saberlos.

Cuanto dolor iba a pasar Jasmine Potter, pero no bajo su mando. Él se aseguraría de eso.


Recuerden mis queridos compatriotas, "Back? not really" es la mejor historia de Flowerpot que se puede encontrar. Se las recomiendo y no se olviden de apoyar al autor.