¡Hola! Ésta es una nueva historia en la que estoy muy emocionada por comenzar a mostraros. Espero que os guste tanto como a mí me está gustando esta idea. Decidme qué opinais.
Llevo 9 meses siendo Conan Edogawa, siendo el niño sabelotodo al que tratan como un engreído por mis conocimientos. Donde a pesar de haber ayudado a la policía a resolver incontables casos, siguen sin querer tenerme en cuenta debido a la edad que aparento, por lo que me encuentro de nuevo en la escuela primaria teniendo que volver a repetir esta "bella y dulce" etapa que ya he vivido anteriormente, solo que esta vez, ella no esta a mi lado.
A pesar de que Ran promete esperar por mí, sé que desde el día que desaparecí, siente una tristeza que desea ocultar al mundo entero. Donde la veo llorar todas las noches mientras observa al cielo nocturno susurrando siempre las mismas palabras "maniático de los misterios, vuelve sano a casa por favor", mientras varias lágrimas salen de sus hermosos ojos manchando su precioso rostro. Por lo que cada día que paso aparentando ser este niño, siento como caigo cada vez más bajo del infierno. Después de tantas mentiras enmascaradas a lo largo de este tiempo, siento que soy la peor persona de este universo, por engañar y destruir la confianza que tenía Ran hacia mi.
Sin embargo aquí me encuentro, viendo como la liga juvenil de detectives intentan encontrar un gato desaparecido de un compañero de clase.
-Conan, podrías ayudarnos- masculla de pronto un Genta mosqueado sacando al mencionado de sus pensamientos.
-Lo siento Genta, pero no creo que necesiten mi ayuda para encontrar a este gato, después de todo es bastante sencillo adivinar dónde puede encontrarse con los datos que nos ha dado Takeru.
-Pero es demasiado difícil Conan- responde Ayumi acercándose a este- solo nos ha dicho que le gusta pasearse por las calles vecinas a su casa, por lo que ir pasando casa por casa buscando al gatito de Takeru va a ser demasiado complicado.
-Tenemos más pistas a parte de esa Ayumi. Sabemos que hay un vecino a dos calles de distancia que se ha encontrado varias veces con ese gato cerca de su apartamento, por lo que podríamos empezar por buscar allí.
-Oh Conan, eres genial- contestó la pequeña Ayumi abrazando al detective encogido.
-Si claro, recordando eso yo también lo habría deducido- farfulla Genta molesto de brazos cruzados.
-Y yo también - murmura Mitsuhiko a su vez.
-Bueno chicos, no perdamos el tiempo- dice la científica que hasta el momento se había encontrado en silencio.
Al cabo de un par de horas, la liga juvenil de detectives, vuelve a resolver un caso de desaparición (aunque fuera un gato), por lo que vuelven a sus casas más felices que los días atrás.
El detective se hallaba de camino a su casa actual, mientras se sentía más cansado de lo normal, ya que desde hace varias semanas que apenas podía conciliar el sueño al tener pesadillas en las que aparecía Ran. La peor pesadilla que ha tenido hasta el momento trataba…
Era una noche cualquiera en la agencia de detectives Mouri, donde se encontraban en la zona de arriba Ran y Conan viendo un capítulo de la serie que veían juntos desde hace unos meses. Ran se encontraba sentada en un sofá frente a la televisión, mientras el detective encogido se encontraba sentado en el suelo apoyando la espalda en el mismo sofá.
-Está súper interesante el capítulo de hoy ¿verdad Conan?- preguntó Ran con esa sonrisa tan característica suya, esa sonrisa que con tan solo 4 años de edad hizo que me enamorase de ella.
-Claro, hermana Ran- respondió mientras un ligero rubor se hacía frente en sus mejillas.
Mientras seguían viendo el episodio, Conan escuchó un sonido que provenía de la calle, era un sonido peculiar que hizo que fuera a investigarlo para ver de qué se trataba. Según se asomó por el gran ventanal de la sala, vió estacionado un coche de lo más sospechoso, no reconocía de quien podía ser, pero no pudo evitar tener una rara sensación de que esas personas no iban a traerle nada bueno a su nuevo hogar.
Al cabo del rato, Ran decidió irse a dormir ya que se encontraba cansada después del largo y duro día que había tenido en la escuela, pero eso no hizo que el joven decidiera que también era hora de ir a descansar. Estuvo horas mirando por la ventana, cuando vió a alguien acercarse a aquel coche tan sospechoso.
La persona que se estaba acercando al coche era Amuro Toru, un miembro de la organización con el seudónimo de Bourbon, pero a su vez un infiltrado por el departamento de la policía secreta Japonesa, su nombre real era Rei Furuya.
"¿Qué hace Amuro acercándose a un coche como ese?- pensó el detective observando con mayor curiosidad"
De repente y durante un lapso de tiempo, pudo ver una escalofriante sonrisa familiar , Gin.
"¡GIN! ¿Qué hace aquí? ¿no me digas que me ha descubierto?- millones de preguntas y teorías pasaban por la mente de el niño mirando con nuevo terror a aquel coche misterioso"
"Mierda, no puedo escuchar que es lo que están hablando, podríamos estar en peligro, Ran podría estar en peligro"
En ese momento se escuchó un sonido sordo que venía de la habitación de Ran, un sonido proveniente de un disparo.
-¡Ran!- gritó el detective mientras corría apresuradamente a la habitación de esta.
-¡Ran, estas bien!- no podía controlar la urgencia de sus palabras en su voz, por lo que cuando la joven lo escuchó no tardó ni un segundo en girarse para mirarlo de frente y ver qué le pasaba al niño que se encontraba desde hacía unos meses en su casa.
-Conan, ¿pasa algo? ¿estás bien?- preguntó asustada por el cambio de humor del joven.
-Si Ran, pero lo más importante ¿lo estás tú?
-Claro estaba descansando...
Repentinamente sonó de nuevo aquel sonido de hacía unos instantes atrás, y fue cuando se dió cuenta de la cara de horror que tenía ahora su amada frente a él.
Ran se encontraba sentada en su cama cuando le dispararon por la espalda en la zona izquierda, junto a su corazón, por lo que según impactó el proyectil, esta se echó hacia delante debido al impacto.
Según calló frente a su amado detective, no pudo quitar la cara de horror y confusión hasta que echó su último aliento de vida.
-¡Raaaaaaan! -gritaba desesperado el detective mientras sollozaba acunando el cuerpo de la chica que más amaba en el mundo.
-¡Ran, por favor!- había cada vez más urgencia en su voz, hasta que se percató de la última lágrima que salió de su dulce rostro después de fallecer entre sus pequeños brazos.
Ver a la persona que amas sin vida frente a ti, y saber que ha sido por culpa tuya, es una de las peores cosas que uno podría experimentar. Entender que por culpa de un error tuyo, la persona que más amabas se ha ido en lugar de haberlo hecho tú, por mucho que desearas haber sido tú en lugar de ella.
Según impactó la bala en el cuerpo de Ran, el niño sintió como si a él también le hubieran disparado, robándole así su vida. Se encontraba muerto en vida, después de esto, nadie iba a poder hacerlo sentir de otra forma.
Según despertó de aquella pesadilla, lo primero que hizo fue ir corriendo a la habitación de Ran y ver que todo había sido realmente un sueño. No podía vivir esa situación, vivir sin ella sería el peor dolor que podría experimentar nunca. Dio gracias cuando la encontró dormida plácidamente sobre su cama, por lo que inconscientemente sonrió mientras una lágrima salía de sus ojos azules debido a la ansiedad que sentía.
Desde aquella noche, suele dormir cerca de Ran, pero también cerca de la ventana de su habitación, necesitaba asegurarse que nada ni nadie pudiera hacerle daño en la vida real.
-Ya estoy en casa- dijo el joven mientras entraba por la puerta de la agencia de detectives.
"Que raro, no hay nadie aquí- pensó el detective mientras salía y se dirigía a la zona de arriba"
-¿Hola, hermana Ran?
-Hola Conan, ¿me buscabas?
-No hermana Ran, solo que como la agencia está vacía pensaba que te habías marchado con el tío a algún sitio.
-No Conan, papá se fue con unos amigos a jugar al mahjong.
-Vale- respondió dándole una sonrisa a la karateka mientras se acercaba a su lado.
-¿Qué vas a querer cenar hoy Conan? Estaremos solos hasta que papá decida venir a casa, por lo que hoy cenaremos los dos. Si quieres después de cenar podemos ver un episodio de la serie que estamos viendo- masculló con una sonrisa genuina al niño.
-De acuerdo hermana Ran. Si quieres podemos hacer una sopa de miso con salmón entre los dos.
-Me parece bien Conan- farfulló Ran- ves a lavarte las manos y nos pondremos a ello.
Una vez terminaron de cenar, se pusieron a ver un episodio de la serie que propuso Ran antes, pero el joven notaba algo distinto, sentía como una especie de dejavú en la situación que estaban viviendo en estos momentos. Escuchó un ruido sordo que venía de la calle y corrió instintivamente a mirar por la ventana de la sala.
"No puede ser, no pueden ser ellos. Ran estará en peligro si fuera así- pensaba con urgencia acercándose a mirar"
-¿Conan qué haces? Te estas perdiendo lo más interesante- murmuró Ran mirando al joven que se encontraba tenso mirando por la ventana.
-Lo siento hermana Ran, voy enseguida - contestó dando un último vistazo a la calle.
En la avenida no se encontraba nada fuera de lo normal, coches yendo por la carretera y peatones andando por las aceras, por lo que intentó relajarse un poco mientras volvía a su sitio original.
Cuando terminó la serie, Conan se seguía notando algo ansioso. No podía ser que ese sueño que tuvo hace unas semanas atrás fuera real, ¿verdad? Tenía que ser casualidad, no podían ser ellos vigilando sus pasos, no podían herir a Ran.
La adolescente no pudo quitarle ojo al niño desde el incidente de la ventana, había notado lo rígido que se le había quedado el cuerpo después de aquello. Tampoco pasó desapercibido para la karateca el hecho de que el niño desde hacía unos días dormía cerca de su ventana por las noches. Aunque él intentara levantarse antes que ella para que esta no le pillara, hubo en un par de ocasiones en los que Ran despertó en mitad de la noche, y entre la oscuridad lo vislumbró ahí, sentado mirando a la ventana, igual de rígido que en estos momentos.
-Oye Conan, ¿te pasa algo últimamente?- inquirió mirando al detective encogido.
-No me pasa nada hermana Ran, ¿por qué preguntas?
-Te he visto dormir algunas noches en la ventana de mi habitación, con el mismo semblante serio que tienes desde hace un rato, por lo que estoy preocupada- argumentó con cierta inquietud en su rostro, cosa que no pasó desapercibida por el adolescente.
-Lo siento si te he preocupado- replicó en voz débil mirando al suelo.
-No te preocupes Conan, ¿quieres dormir conmigo esta noche?
"No puede ser- habló internamente el chico- ¿quiere dormir conmigo?- seguía pensando mientras se sonrojaba al pensar en lo cerca que estarían si accedía"
-No se hermana Ran, tal vez no sea buena idea. Contestó el joven, aunque por dentro moría por decirle que sí- tal vez si nos viera el tío Kogoro se enfade con los dos.
-No te preocupes por papá, si tu quieres puedes venir a dormir hoy conmigo.
Después de meditarlo un poco, el detective accedió. Esta noche podría tener la oportunidad de poder descansar después de tantos días sin pegar ojo.
A la mañana siguiente el joven detective se notaba mucho más descansado. Se sentía algo culpable por haber dormido con Ran beneficiándose de su apariencia, pero por primera vez en mucho tiempo, las pesadillas no hicieron acto de presencia en sus sueños, en su lugar tuvo sueños agradables con ella.
Mientras terminaba de prepararse para ir a la escuela, sonó el timbre de la casa, poniendo al joven de nuevo en estado de alerta.
"No pueden ser ellos, no vendrían a plena luz de el día por nosotros ¿no?- pensaba, pero cuando escuchó la voz de sus amigos de relajó de nuevo"
-Conan, están aquí tus amigos.
-Gracias hermana Ran, me voy entonces ya para la escuela.
-De acuerdo, tened cuidado chicos- dijo despidiéndose de los niños.
-Hola Conan- saludó Ayumi mientras comenzaban a bajar las escaleras de la agencia.
-Hola chicos.
-Oye Kudo, ¿podemos hablar un momento?- inquirió la científica acercándose al detective para que solo él le escuchara.
-¿Pasa algo Haibara?
-No, solo quería darte esto- dijo mientras extendía una píldora al niño.
-¿Esto es…?- preguntó ilusionado.
-¿Que le estas dando a Conan Haibara?- consultó Mitsuhiko con cierto recelo en su voz
-¿Estás enfermo Conan?- consultó Ayumi mirando al nombrado con tristeza.
-No chicos, estoy bien- masculló alzando la mano a su cabeza avergonzado.
-Solo tiene un constipado común- respondió la científica- por lo que le estaba dando un analgésico.
-Oh vaya, espero que te recuperes pronto- murmuró Ayumi mientras volvía a dejar a los adolescentes solos.
-Bueno Haibara- dijo intentando retomar la conversación- ¿entonces esto es un antídoto del APTX?
-Si, pero no te acostumbres Kudo. Solo te lo estoy dando porque llamó esta mañana la señorita a la casa del profesor preocupada por ti. Nos dijo que llevabas varios días intranquilo sin dormir y que no sabía por qué motivo podría ser ya que no le dices nada. ¿Desde cuando llevas así?
-Desde hace unas semanas- contestó secamente el detective al recordar de nuevo aquel mal sueño.
-¿Y a qué se debe esta vez, que te pasa?
-Tuve una horrible pesadilla Haibara, simplemente eso. Pero, se sintió tan real… por lo que no puedo descansar hasta que no esté seguro de que no se va hacer realidad.
-Bueno Kudo, ahí tienes una píldora que te ayudará a quitarte por el momento ese malestar que tienes, pero ya sabes que es un prototipo, solo dura 24 horas.
-Entendido, gracias Haibara- contestó sonriendo en su dirección, sacando un leve rubor en las mejillas de la científica.
La mañana transcurrió normal, aburrida para ambos adolescentes. Conan se encontraba algo ansioso de volver a su casa para poder tomarse aquella píldora que tenía en el bolsillo de su pantalón. Quería ir a ver a Ran según volviera a ser Shinichi Kudo y poder estar con ella, ya que desde que se habían hecho novios no habían estado juntos de nuevo. A pesar de tener varias horas en la escuela, se le pasaron rápido al pensar que podrían hacer Ran y él cuando se vieran durante el tiempo que le durara el antídoto, por lo que en cuanto terminaron las clases, se apresuró a irse a su casa corriendo.
Durante el camino a la mansión Kudo, Ran llamó al detective diciéndole que si podía ir a casa enseguida ya que no se encontraba bien y necesitaba ayuda para realizar algunas tareas del hogar, por lo que pese a que el joven deseaba con ansias volver a su cuerpo original, decidió posponer el encuentro hasta que Ran se recuperara de la enfermedad que padecía.
-Ya estoy en casa hermana Ran.
-¿Dónde estás?- preguntó cuando no la encontró por la casa.
-No está aquí.
-Vermouth ¿qué haces aquí? ¿Dónde está Ran?- reclamó con urgencia.
-Lo siento, pero no he podido hacer nada por salvarla.
-¿Como…?
-Cuando llegué ya no estaba aquí.
-¿DÓNDE ESTÁ?- preguntó con furia en su voz esta vez.
-Se la ha llevado Gin, no se donde estará. Lo siento- respondió mientras comenzaba a dirigirse a la puerta.
-Tu que vas a sentir Vermouth, prometiste que no le harían nada, ¡y se la han llevado joder! -dijo mientras se le quebraba la voz.
-Espero que puedas encontrarla viva, bala de plata, pero el tiempo corre en contra de nuestro ángel.
Según cerró la puerta al marcharse, el detective se encontraba en estado de shock, no sabía qué hacer para encontrarla. Finalmente una de sus pesadillas se había hecho realidad, solo que esta vez se encontraba perdido completamente, no sabía a quién debía de acudir para pedir ayuda.
Tardó un par de minutos en reaccionar y comenzar a pensar con quien debería de hablar para que lo ayudaran a encontrarla lo más pronto posible, por lo que cuando terminó de tranquilizarse comenzó a moverse. Su primera parada era el Poirot, debía de hablar con Amuro y averiguar si éste sabía algo sobre lo que acababa de suceder.
-Hola, bienvenido Conan- dijo Azusa mientras sonreía al pequeño niño que tanto conocía.
-Hola Azusa, ¿se encuentra Amuro aquí hoy?
-Si, ha ido a comprar no debería tardar en llegar. ¿Quieres tomar un zumo mientras o algo de comer?
-No gracias Azusa, esperaré a que venga- respondió lanzándole una sonrisa falsa, sin vida.
Los minutos se le estaban haciendo eternos, parecían horas. Sentía que llevaba días metido en aquella cafetería en la que había estado en tantas ocasiones con ella desayunando junto con su padre.
"¿Ya no la volvería a ver nunca más? ¿Se habrá ido de mi lado sin saber realmente quien soy y lo que siento por ella? "
Millones de preguntas pasaban por su cabeza mientras pasaba el tiempo, y cada vez las preguntas se volvían aún más dolorosas que las anteriores.
"¿Me odiará por haberla metido en todo esto? ¿Seguirá viva? "
Una lágrima inocente logró salir de sus pequeñas facciones, que hacía reflejar el dolor interno por el que estaba pasando.
-Hola Amuro- dijo de pronto una voz conocida- ha venido a buscarte Conan, ¿podrías hablar con él?
-Hola Azusa, claro, voy ahora mismo.
Mientas Amuro se acercaba a él, se dio cuenta de el semblante que tenía el joven niño sentado en una de las mesas, se encontraba rígido, con una mezcla en su rostro de ira, furia y tristeza, parecía derrotado, una expresión un tanto peculiar para un niño de tan solo 7 años.
-Hola Conan, ¿te pasa algo?- preguntó mirando al nombrado mientras este levantaba poco a poco la cabeza.
-¿Podemos hablar fuera?
-Claro. Azusa, voy afuera un momento.
Una vez estuvieron lejos de la vista de la gente, el agente infiltrado se acercó al joven para que le dijera qué le estaba atormentando en esos momentos.
-Amuro, ¿tú lo sabías?
-Saber el que Conan.
-¡Que vendrían a por ella! - respondió malhumorado mirando con furia al adulto.
-¿A por quién? No entiendo qué me estás diciendo.
-Han secuestrado a Ran, la Organización, ¡se ha llevado a Ran!
-¿Qué? ¿Cuándo ha sido eso?- preguntó preocupado entendiendo por qué se encontraba en ese estado.
-Hará unos 40 minutos. Cuando llegué a la agencia solo se encontraba Vermouth en ella.
-¿Qué hacía Vermouth allí, en la agencia?
-¡Eso ahora no importa!- masculló con dolor- necesito que me ayudes, por favor, tengo que encontrarla…
-Dame 5 minutos, voy a decirle a Azusa que ha surgido algo y que debo irme pronto hoy.
Cuando se quedó Shinichi solo de nuevo, había un recuerdo que no paraba de repetirse en su cabeza una y otra vez.
Los adolescentes se encontraban en el parque de atracciones Tropical Land, pasando el día juntos. Shinichi se había alejado un momento de Ran para ir a comprar unas bebidas para ambos, pero cuando este volvió, Ran ya no estaba. Estuvo un buen rato buscándola por la zona que habían estado antes de que decidiera irse un momento, cuando a lo lejos pudo ver aquella figura que tan bien conocía. Ran se encontraba sentada en un banco, con las rodillas cerca de su rostro mientras lloraba.
-Tonta, ¿por qué te has ido?- masculló un Shinichi enfadado.
-Lo siento- respondió mientras se secaba las lágrimas que aún le recorrían en sus facciones- vino mucha gente de repente y comenzaron a empujarme, por lo que me acabé perdiendo- terminó de decir con tristeza.
-Tienes muy mal sentido de la orientación Ran- farfulló un Shinichi enfadado.
-Eso no importa- contestó mientras lo miraba a los ojos- no me importa porque sé que siempre lograrás encontrarme, siempre podrás encontrarme. ¿Verdad Shinichi?- preguntó mientras los ojos de ambos se iluminaban.
-Por supuesto boba.
"No puedo permitir que te pase nada malo- pensó el detective mirando a su amiga de reojo esta vez mientras seguían caminando"
-Lo siento Ran, te he vuelto a fallar.
En el momento que Amuro estaba de vuelta, Shinichi llamó a un amigo del FBI, llamó a Shuichi Akai.
-Dime niño, ¿necesitas algo?-murmuró el agente infiltrado que se encontraba en la mansión Kudo.
-Necesito que te reúnas con nosotros en la casa del profesor Agasa en 5 minutos.
-¿Nosotros?
-Viene Amuro también. Ahora nos vemos.
-Entendido.
El camino hasta la casa del profesor jamás se le había hecho tan largo, nada de hecho se le había hecho tan largo como las horas que habían pasado desde el secuestro de Ran. Tenía que encontrarla sana y a salvo, si no, todo lo que estaba haciendo para volver a ser el detective adolescente no tendría ningún sentido.
Una vez dentro de la casa del profesor, Conan comentó lo que había sucedido desde que salió de la escuela primaria hasta que llegó al Poirot, obviando la parte en la que se quedó en estado de shock.
-Lo siento mucho Shinichi- farfulló el profesor dándome una palmada en el hombro.
-¿No te ha dicho nada más Vermouth acerca de dónde podrían habérsela llevado?- inquirió el agente del FBI.
-No, lo único que mencionó fue que había sido Gin quien se la llevó.
-Gin- mencionó Haibara poniéndose pálida al mencionar a ese hombre escalofriante.
-Entonces no tenemos tiempo que perder- respondió Amuro mirando al del FBI.
-¿Sabes algún lugar que suelan frecuentar?- preguntó Conan al agente infiltrado.
-Hay dos o tres fábricas que han mencionado de pasada, pero no sé con exactitud el lugar.
-Eso va a ser un problema- contestó Akai- el tiempo es escaso en este tipo de situaciones. Aunque tratando de ellos, posiblemente ya hayan acabado con su vida.
Un escalofrío recorrió el cuerpo del detective tras las palabras de Shuichi Akai, pero sabía que tenía razón. Si la habían secuestrado era porque sabían que sigo vivo y querían sacarle información sobre mi paradero. Si Ran no les hubiera dicho nada en todo este tiempo, lo más seguro es que ya la hubieran asesinado a sangre fría.
-Shinichi, ¿estás bien?- preguntó el profesor al notar lo rígido que me encontraba en ese momento.
-No, necesito encontrar a Ran.
-Si vas a meterte en esto entonces tendrás que dejar aun lado tus sentimientos niño, necesitamos que estés centrado en el caso.
-¿Cuándo empezamos?
Habían pasado dos días desde la desaparición de Ran. Kogoro se fue corriendo hasta el edificio de la policía metropolitana para que sus antiguos compañeros pudieran ayudarle a buscar a Ran, Kisaki sin embargo, estuvo visitando varias prefecturas de Tokio para ver si alguien la habría visto por casualidad en las horas pasadas.
-¡No puede ser que no tengamos ninguna pista!- gritaba Kogoro enfadado.
-Lo sentimos señor Mouri, pero las personas que se han llevado a Ran son personas muy meticulosas. No tenemos ninguna pista para buscarla.
-¿Habéis hablado con ese mocoso detective? Puede que se la haya llevado y la tenga en algún sitio- interrogó Kogoro de nuevo a los detectives.
-Hemos hablado con Kudo por supuesto, está también investigando por su cuenta la desaparición de Ran.
-¿Pero dónde puede estar?- dijo mientras varias lágrimas salían de su rostro.
-No lo sabemos señor Mouri, pero haremos todo lo que podamos para encontrarla.
Mientras tanto en la casa de los Kudo se encontraban varios agentes del FBI encargados de encontrar información de la organización y sobre el paradero de Ran Mouri. También se hallaba Amuro con algunos compañeros de la policía secreta, Shinichi y los padres de este último. Cuando se enteraron de lo sucedido decidieron tomar el primer vuelo que había hacia Japón para ayudar a su hijo a encontrar a la persona que más amaba.
-Shin-chan -masculló Yukiko acercándose a su hijo.
-Dime mamá, no tengo tiempo para hablar ahora.
-Necesitas parar un rato y despejar la mente, llevas sin apenas descansar desde que Ran desapareció. Si no estas con todos los sentidos puestos no harás nada- respondió Yusaku poniendo al lado de su mujer.
-Necesito encontrarla papá, ¿no lo entiendes?
-Te entiendo Shinichi, pero tenemos a mucha gente ayudando a encontrarla. Sube a darte una ducha y descansa un rato, cuando vuelvas verás como podrás concentrarte más que ahora.
-Vamos niño, tu padre tiene razón, déjanos esto durante un par de horas y vete a descansar- musitó el agente que vivía en su casa.
Shinichi sabía que pasar tiempo solo era un arma de doble filo, no dejaría de pensar en si seguiría viva, y en el caso de ser una respuesta afirmativa, como estaría después de llevar dos días secuestrada. Lo poco que conocía acerca de la organización no le dejaba descansar, podrían estar torturándola para que les dijeran dónde me encontraba en estos momentos, pero ella no sabe nada acerca de mí o de mi paradero. Pero lo que más me duele es saber que aunque Ran lo supiera, no diría nunca nada de mi, aunque pusiera su vida en peligro.
Cuando Shinichi volvió de nuevo a la biblioteca, se encontró hablando a Jodie, Akai y Amuro, por lo que decidió acercarse para ver de que podría tratarse. Mientras se acercaba pudo observar cómo cambió el comportamiento corporal de los presentes, Jodie tenía un semblante decaído, los ojos llorosos y con los hombros bajos, y sin embargo, Akai y Amuro se pusieron rígidos. Eso significa que tienen que tener noticias, y no deben de ser buenas.
-Hola Conan, ¿has logrado descansar algo?- preguntó la profesora Jodie.
-Hola profesora, la verdad es que no, apenas he podido pegar ojo.
-¿La echas mucho de menos verdad?
-No puedes imaginarte lo duro que es saber que la han secuestrado por mi culpa, si hubiera estado más atento a que nos estaban vigilando…
-No puedes culparte por eso Conan- respondió Amuro poniéndose a su lado.
-¿Habéis descubierto algo nuevo en este tiempo?
-Han ido mis agentes a las fábricas que mencioné el otro día, y no me han dado buenas noticias. La primera fábrica estaba vacía completamente, no había restos de que alguien hubiera estado en mucho tiempo, la segunda fábrica tenía restos de colillas carbonizadas y marcas de ruedas en el suelo, y por último en la tercera fábrica, se han encontrado unas esposas colgando en un poste y sangre alrededor de la zona.
-¿Sangre? ¿Se sabe si es la sangre de Ran?
-Si- masculló el agente del FBI que hasta entonces permaneció en silencio- es la sangre de ella, había un buen rastro de sangre, pero no hemos encontrado el cuerpo.
"No puede ser, Ran, no puede ser…- pensaba el detective mientras se iba alejando de el grupo de adultos mientras estos le observaban"
Después de recibir la nueva información, sabía que ya no se podría hacer nada. Había sangre, mucha sangre, y era de Ran. Pese no haber encontrado el cuerpo, esto no pintaba bien, las horas de encontrarla con vida estaba llegando a su fin, y esta vez no había podido cumplir con su promesa, la única que aún no había logrado romper.
"No he podido encontrarte, no he podido salvarte- se repetía una y otra vez mientras se alejaba de la biblioteca y comenzaba a alejarse de la casa"
-Oye Kudo- la voz de Haibara se escuchaba de alguna parte.
¿De donde provenía esa voz? No lo sé, y no me importaba tampoco a estas alturas, no es la voz de ella, no es la voz de Ran.
-Kudo ¿me estás escuchando?
-Ahora no Haibara, no estoy de humor para tonterías- respondió secamente mientras seguía alejándose de aquel lugar al que tanto había querido volver, su casa.
-¿Ha pasado algo? ¿Se sabe algo nuevo de Ran?
-Que si ha pasado algo dices…- dijo con ironía en su voz mientras una sonrisa triste salía de sus labios- se ha acabado el tiempo Haibara, no volveré a ver a verla, no he podido encontrarla- farfulló mientras comenzaba de nuevo su camino hacia la nada.
Se sentía vacío, andando por las calles y lugares en donde alguna vez de su vida había estado caminando con ella, riendo o simplemente discutiendo, pero eso ahora ya no importaba, eso ya no me importaba. Ahora sé que no volveré a escuchar su voz de nuevo, nunca más podré ver esa sonrisa dulce y esos hermosos ojos, nunca más podré.
Habían pasado dos meses desde la desaparición de Ran, había vuelto a "la normalidad" volvía a ser ese niño creído, solo que ahora no tenía luz, no lucía de la misma forma que lo hacía meses atrás, ya no se sentía la misma persona.
Tardaron una semana más en irse los agentes del FBI de su casa después de la conversación que tuvo lugar en la biblioteca. Asumieron que pese no haber encontrado el cuerpo de la joven, había sido asesinada por esa despiadada organización, por lo que dejaron de buscarla. Mis padres se fueron 1 mes después de aquello, me quedé con ellos hasta que se marcharon de nuevo, no podía volver aquel lugar, volver a casa de Ran sin que ella estuviera allí, era demasiado doloroso, no podría soportarlo. Ahora me encontraba viviendo con el profesor y Haibara, a pesar de que ésta seguía buscando el antídoto definitivo, a mi ya no me importaba.
Los padres de Ran siguen buscando sin descanso, pese a que la policía había decidido archivar el caso por falta de pruebas. Kogoro sigue buscándola junto a Eri por diferentes prefecturas, solo que ya la buscaban por todo Japón sin descanso alguno.
-¿Otra vez me estás ignorando?- preguntó una voz femenina a su lado.
-Lo siento Haibara, no he podido descansar bien.
-No puedes darle más vueltas a ese asunto Kudo, lo más seguro es que esté muerta y hayan escondido el cuerpo para ver si tu aparecías.
El joven al escuchar esa palabras le entraron ganas de devolver, ¿cómo podría hablar así de un ser humano? ¿Cómo podía hablar así de Ran?
-No está muerta- susurró de repente alzando la vista- sé que sigue viva en algún sitio Haibara y voy a encontrarla, me cueste lo que me cueste.
-Entiendo como te sientes Kudo, pero todas las pruebas apuntan a que ella ya no está. Debes comenzar a superarlo y seguir hacia delante.
-¿Seguir hacia delante? Tu mejor que nadie sabes lo que es perder a un ser querido Haibara, no me puedo creer que seas tan cínica con esto.
La científica sabía que no iba a cambiar de opinión por más que tratara de ayudarlo, por lo que decidió dejarle solo en la sala de la casa del profesor. Necesita tiempo para procesar su duelo.
Según comenzaba Haibara a abandonar la sala, llamaron al timbre, la liga juvenil de detectives había venido a casa a ver que tal se encontraba Conan después de la desaparición de la hermana Ran.
-Hola Ai- musitó la pequeña Ayumi dando un abrazo a ésta.
-Hola Ayumi, ¿qué hacéis aquí?
-Hemos venido a ver a Conan, hemos supuesto que podría seguir algo triste desde la desaparición de Ran- contestó Mitsuhiko mientras entraban dentro de la casa.
-No está de buen humor chicos, por lo que no creo que sea conveniente que nos quedemos hoy con él.
-¿Te quieres venir a jugar al fútbol Conan?- preguntó Genta posicionándose al lado de el detective.
-No gracias chicos, hoy me quedaré en casa del profesor. Lo siento.
-Jo Conan, ya no sueles salir con nosotros- farfulló Ayumi disgustada.
-¡He dicho que no!- contestó mientras se marchaba a su habitación.
"Necesito estar solo, ¿es que no lo entienden?- pensaba malhumorado"
Desde que ocurrió todo este asunto, el pequeño Conan no salía con sus amigos, se quedaba en casa sin salir. Apenas iba a la escuela ni se relacionaba con alguien. Sus padres y el profesor estaban comenzando a preocuparse por él, entendían que estuviera triste después de lo sucedido, pero no era normal el cambio de actitud que tuvo después de todo.
Pasaban los meses y Shinichi se encontraba cada vez peor, la culpa lo carcomía tanto que llegó un punto en el que dejó hasta de comer. Se encontraba muy bajo de su peso y en vez de seguir creciendo, seguía con la misma estatura.
-Shin-chan esto no puede seguir así más tiempo- habló su madre acercándose al niño.
Los padres de Shinichi habían vuelto al saber el estado en que se seguía encontrando su hijo, por lo que decidieron quedarse una temporada en Japón.
-Mamá, no te metas en esto- contestó un niño pequeño con mal aspecto.
-Shinichi, si sigues así vamos a tener que llevarte con nosotros a Estados Unidos, y esta vez no obtendremos un no por respuesta- musitó el padre en tono autoritario.
-No quiero irme de aquí, sé que Ran sigue viva en algún sitio, puedo sentirlo papá, no puedo irme… debo encontrarla.
-¿Y quieres que te vea así cuando la encuentres?- preguntó Yusaku creando confusión en el joven.
-Vamos Shin-chan, si la encontraras no podrías hacer nada estando en el estado que te encuentras ahora mismo.
La conversación que tuvo con sus padres le hizo recapacitar, ¿y si cuando nos volviéramos a ver necesitaba mi ayuda? Ahora no podría protegerla pero, ¿realmente sigue Ran con vida? Era una pregunta que a pesar de que su cabeza le decía que sí, una parte de él y la más realista le decía que no podía ser posible, tenía todo en su contra, pero aunque fuera solo por esta vez, se dejaría llevar por su lado irracional hasta encontrar una prueba definitiva.
