Pokémon es una marca registrada propiedad de Nintendo y Gamefreek, yo no soy dueña ni de los personajes ni de la ambientación, simplemente me gusta imaginar la posibilidad de que pasaran más cosas de las que nos presentó el anime.
Corazón Eléctrico
Lo primero que recuerda Pawmi es abrir los ojos y encontrarse con dos pokémons mirándola fijamente.
- ¡Ya abrió los ojos! -dijo una pokémon que fácilmente era tres veces más grande que ella, pero por algún motivo Pawmi sentía que amaba a esa pokémon, por lo que se acercó caminando por primera vez en su vida hasta ella y la miró desde el suelo, era naranja, parada sobre dos patas y con una enorme melena. La pokémon enternecida por el gesto levantó del suelo a la recién nacida y la puso frente de sí.
- Hola pequeñita, mi nombre es Pawmot y soy tu madre -dijo esta, luego giró a la recién nacida para que viera al otro pokémon, era un pokémon negro con cara blanca, mofletes amarillos y orejas romas-, y este de aquí es tu padre, su nombre es Emolga.
La pokémon todavía tardaría un par de semanas en aprender a hablar por lo que hizo un ruidito como si entendiera que ese pokémon macho tenía algo que ver con ella.
Pawmot y Emolga la dejaron en el suelo para que ella explorara el lugar, ella no lo sabía pero estaban en la casa de los dueños de Pawmot y Emolga, estos tenían una hija que debía estar durmiendo, de repente escucharon un grito desde el segundo piso lo cual asustó a Pawmi quien se tapó la cabeza con ambas patas, Pawmot la recogió del suelo y la tomó en brazos mientras la mecía.
- Tranquila mi bebé, esto lleva pasando desde hace un tiempo, no debes asustarte, nadie vendrá a hacerte daño -aseguró ella mientras se repetía que todo iría bien, que no debía tener miedo, Emolga abrazó a su esposa para calmarla.
A la mañana siguiente los dueños de ambos pokémons fingían que nada había pasado, pero estaban tan ensimismados que no fue hasta que su hija salió de su habitación y vio a la pequeña familia de pokémons, que alguien se percató que el huevo se había abierto.
- ¡¡¡Waaaa!!! -gritó la niña de cinco años corriendo a ver a Pawmi, la arrebató de los brazos de Pawmot para verla más detenidamente, Pawmi se tardó un rato en despertar pero cuando vio a ese raro ser mirándola tan detenidamente sintió miedo y se puso a llorar, los padres alarmados por el grito de un pokémon desconocido se acercaron a la fuente del ruido y se sorprendieron al ver a Pawmi.
- ¡Mamá!, ¡Mamá!, ¡Este pokémon estaba con Pawmot! -acusó ella.
- Mi niña, ¿Recuerdas el huevo que habían puesto los pokémons? -preguntó su madre y esta asintió con determinación-, bueno dentro del huevo estaba ese Pawmi, ¿No te parece sorprendente?
- ¡Sí, sí! -gritó feliz la niña, luego vio a la pokémon y le dijo-. Hola bebé, mi nombre es Clara y cuando cumpla diez años saldremos de aventura juntos por Paldea ¿Ya?
- Clara, no te precipites tanto, todavía faltan seis años -le recomendó su padre.
- No seas tan aguafiestas, deja a nuestra hija soñar -dijo su esposa sonriendo, pero por dentro sintiéndose profundamente disgustada con el comentario.
- Como tú digas cielo -dijo el hombre después de respirar hondo, no podían iniciar una pelea en ese momento.
Los años pasaron y Pawmi aprendió un montón de cosas de sus padres pokémons y la niña que sería algún día su entrenadora, pero se podría decir que la vida de la niña en cuestión era cada vez más compleja.
En un inicio Pawmi solo entendía que los gritos de enojo que se escuchaban desde la pieza de los padres de Clara le hacían sentir miedo, pero su madre le aseguró que no era nada, luego las peleas se trasladaron al día. Mientras Clara estaba en la escuela los padres no eran capaces de fingir y se gritaban todas las cosas que se habían guardado. Un día escucharon los pokémons que Clara había llegado más temprano de lo habitual y trataron de alertar a sus dueños, pero estos no les prestaron atención y Clara por primera vez fue consciente de que todo eso de que tenía una familia feliz era una mentira, por el miedo escapó y Pawmi la siguió, la niña al darse cuenta que la pokémon la seguía se giró y le dijo.
- ¡Por qué no me avisaste antes! -Pawmi no sabía qué decir- ¡Debiste haberme dicho que mis padres se odiaban! ¡Eres una inútil! ¡Te odio!
Y siguió corriendo la niña. Pawmi se sintió muy herida por lo que regresó a casa, ahí ambos adultos se habían encerrado en sus oficinas para calmarse antes de que su hija llegase (lo cual no iba a ser posible).
- ¡Mamáaaa! -llegó la pokémon y abrazando a su madre lloró, Pawmont le sobó el lomo tratando de hacer algo para calmarla- ¡Clara me dijo que me odiaba! ¡Dijo que debí haberle dicho que sus padres se odiaban! ¡¡Pero no podía!! ¡¡Nunca podría decirle algo así!!
- Mi amor, Clara se siente muy herida, por eso dijo esas cosas, no te lo tomes personal, es solo una humana pequeña.
Pawmi siguió llorando pero las palabras de su madre la habían hecho sentir mucho mejor.
Los padres se enteraron más de un mes después que su hija los había visto peleando, esto les dio más motivos para pelear y casi un año después definieron que se debían divorciar por lo que iniciaron las peleas legales por quien se quedaría con la custodia de su hija. Pawmi reiteradas veces trató de acercarse a Clara, pero esta no soportaba a la pokémon, por lo que la empujaba lejos o le dedicaba miradas de odio, la niña estaba tan enojada con el mundo que no era capaz de ver las buenas intenciones de la pokémon.
Un día Clara llegó a casa feliz y le contó a su madre que habría un evento de Idols Pokémons en el centro de eventos principal de su ciudad, le rogó a su madre que la dejase ir y esta accedió con la única condición de que tenía que ir acompañada de Pawmi, por lo que Clara accedió, ya en el concierto Clara con sus amigas se sentaron cerca del escenario (puesto que sus entradas eran VIP) y al iniciar la presentación Pawmi (quien llevaba meses sumida en una constante depresión) vio a dos humanas y seis pokémons subir al escenarios, ellas se veían muy felices y después de decir un par de palabras empezaron a bailar y cantar junto a los pokémons.
Pawmi estaba tan encantada con los brillos, el baile, la música y todo, que por primera vez en mucho tiempo se sintió genuinamente feliz y saltando de los brazos de Clara se sentó lo más cerca posible del escenario para ver mejor a esos pokémons que aún concentrados mantenían sus rostros sonrientes y parecían disfrutar mientras llevaban a cabo su acto.
Al terminar la presentación Clara tuvo la oportunidad de ir a conocer a las Idols y Pawmi aprovechó el momento para hablar con los pokémons de estas.
- Hola -dijo esta con una gran sonrisa, la Delphox bajó la cabeza para ver a la diminuta pokémon.
- Hola, un gusto, mi nombre es Delphox, ¿Cómo te llamas tú? -preguntó esta.
- Mi nombre es Pawmi, un gusto, tan solo quería decirte que estuvieron fenomenales -dijo la pequeña pokémon naranja.
- Gracias, que dulce eres -sonrió Delphox, luego viendo que su entrenadora estaba todavía hablando con las niñas, decidió hacer algo divertido-. Oye, ¿Te gustaría tratar de cruzar un aro de fuego?
- ¡Como en la presentación! -exclamó esta muy sorprendida-, no creo estar a la altura de la gracia con la que Sylveon cruzó el aro pero puedo tratar, ¿Estás de acuerdo Delphox?
- Está bien -dijo esta y con su vara hizo un aro de fuego, Pawmi miró la abertura, sentía que tenía que calcular el movimiento muy bien para asegurarse de no quedar chamuscada, por lo que respirando hondo saltó a través del aro, cayendo sana y salva al otro lado.
Delphox quedó sorprendida pero trató de disimularlo.
- Bien, otra vez, esta vez más arriba -dijo esta.
Pawmi saltó nuevamente sin quedar chamuscada por lo que Delphox insistió nuevamente alzando cada vez más el aro hasta que las patitas de Pawmi no le dieron para llegar hasta el aro.
- Bueno, lo hiciste muy bien…
- ¡No, espera! -Pawmi buscó en su interior ese poder propio de los pokémons y usando Ataque Rápido saltó más alto y cruzó el aro, luego girando en el lugar volvió a saltar dando un giro en el aire, y de manera consecutiva dio un tercer salto dando dos giros seguidos y terminando sin caer por el mareo.
- ¡Finish! -gritó ella imitando la frase que había dicho la entrenadora de Delphox.
Escuchó que alguien se acercaba y asustada miró a la enorme humana hincarse a la altura de la pequeña pokémon.
- Hola, ¿Eres un Pawmi? Te quería decir que te estuve observando, realmente tienes talento para las acrobacias -luego miró a Clara- ¿Ella practica en casa o es su primera vez saltando por un aro?
- Que yo sepa nunca lo había hecho -admitió la niña de casi diez años, de repente se le ocurrió una idea-, pero creo que debería seguir practicando, lamentablemente yo no pienso dedicarme al mundo del espectáculo por lo que ¿Estaría mal que te la quedases? Así ella podría ser la artista que está destinada a ser.
La entrenadora pareció leer las reales intenciones de la niña por lo que miró a la pokémon un segundo y contestó.
- Está bien, hace un tiempo estoy buscando a un sexto miembro para mi equipo -dijo esta.
- ¡Qué bien! -gritó la niña y tomando a la Pawmi se la acercó a la Idol quien por poco no la atrapar por lo rápido del movimiento- Toda tuya, fue un gusto conocerte Serena, adiós Pawmi, ten una buena vida.
Y la niña se fue corriendo dejando a todos los presentes mudos, Ariana fue la primera en reaccionar y estaba muy enojada.
- Ese tipo de personas nunca debería tener un pokémon -dijo esta indignada.
- Tienes toda la razón -coincidió Serena.
- ¡Sí! -coincidió a su vez Delphox.
- Entonces… Serena… ¿Atraparás a ese Pawmi? -preguntó viendo que su amiga todavía tenía al pokémon entre sus brazos.
- ¡Sí! -dijo esta volviendo a la realidad, de su bolsillo sacó una pokéball y con un toque capturó a Pawmi, la pokéball dio dos botes en el suelo y estaba hecha la captura, por lo que Serena tomó la pokéball y sacó a la pokémon quien estaba claro que había consentido el separarse de Clara.
Serena se puso a la altura de la pokémon y sonriéndole le dijo.
- Bienvenida al equipo Pawmi, mi nombre es Serena, en un rato más conocerás al resto de los miembros del equipo.
Efectivamente al final del día Serena le presentó a Oricorio, Pangoro, Tinkaton y Sylveon, cuando Serena los dejó solos los pokémons empezaron a hacerle preguntas.
- ¿Cuál es tu nombre? -preguntó Pangoro quien siempre parecía enojado.
- M-mi nombre es Pawmi -dijo la pequeña.
- ¿Cuántos años tienes? -preguntó Tinkaton.
- S-seis a-años -respondió esta.
- ¿Te gustan las cosas dulces? ¡Serena es genial preparando Pokelitos! Tienes que probarlos, ¿Verdad chicos? -dijo Sylveon.
- Mis favoritos son los con limadura de plata -afirmó Tinkaton.
- Pero nadie más los puede comer, a menos que… -Sylveon miró a la recién llegada- ¿Eres de tipo acero?
- ¿Qué? ¡No! Soy de tipo eléctrico -exclamó Pawmi sorprendida.
- Bueno, Tinkaton, todavía eres la única del equipo que puede comer los pokélitos de limadura de plata, ¿Que genial no crees? -dijo la pokémon muy feliz.
Así siguieron hablando y Pawmi poco a poco ganó confianza en sus nuevos compañeros de equipo, estaba tan entretenida con la conversación que no se dio cuenta de que ya había anochecido.
- Chicos, volví -dijo Serena quien había salido un rato- ¿Todo bien por aquí?
- ¡Sí! -respondieron todos, hasta Pawmi.
- Que bien, entonces… -la entrenadora metió sus manos en su bolso- ¡Tachaan! -exclamó sacando un set de peines y una botella de plástico de color blanca.
- ¿Los van a peinar chicos? -preguntó Pawmi.
- Nos van a peinar querida -corrigió Oricorio.
- Wow, no me han peinado en ¿Cuánto? ¿Dos meses? ¿Tal vez más? -comentó la pokémon.
Delphox sin pensarlo mucho usó psíquico y levitó a Pawmi hacia su entrenadora quien quedó extrañada.
- Ella va primero -fue su explicación.
Serena estuvo casi una hora peinando a la pobre Pawmi quien quedó con toda la piel adolorida por los tirones de pelo que vivió, además su cuerpo estaba aceitoso por el líquido para deshacer nudos que tuvo que usar Serena sobre ella, sin pensarlo mucho se subió a la cama y se metió bajo las sábanas, ahí se sintió a gusto por lo que rápidamente se quedó profundamente dormida.
Los días siguientes fueron muy extenuantes no solo por la rutina de cepillado, sino por los entrenamientos, pero Pawmi debía admitir que, aunque fuera difícil, le encantaba aprender pasos de baile y hacer que sus ataques adquirieran un atractivo físico superior.
Desde las gradas Pawmi vio cómo el resto de los pokémons se presentaron mientras iban de gira por Paldea, pero la gira no podía durar eternamente por lo que un día tomaron un avión y volaron hasta un lugar que era muy cálido, lleno de vegetación y pokémons que Pawmi no conocía, el resto de pokémons de su equipo le dijeron que ese lugar se llamaba Alola y durante un par de semanas estarían de vacaciones, eso no significó mucho para Pawmi quien seguía teniendo que entrenar dos veces más que el resto para llegar al nivel correcto de expertís.
Cuando las vacaciones terminaron tomaron otro vuelo más y llegaron a un lugar con edificios muy pintorescos, todos se estaban preparando para dormir cuando un Bunnelby entró en la habitación, pero antes de que este pudiese decir nada Sylveon fue tacleada por una bola naranja.
- ¡Sylveon! -luego la bola saltó y tackleó a Delphox- ¡Delphox! -luego saltó nuevamente pero fue atrapado en el aire por Pangoro- Pangoro, ¡¡Déjame salir de este lugar!!
- No hasta que te calmes -dijo el pokémon.
- ¡Cómo me voy a calmar! ¡¡No los he visto en cuatro años por el amor a Arceus!! -gritó el pokémon.
- Pero eso no te da el derecho a taclearnos, además, con este acto infantil estás causando una mala impresión a los nuevos miembros de nuestro equipo -dijo el pokémon.
- ¿Hay nuevos miembros? -preguntó Dedenne por fin más calmado por lo que Pangoro lo depositó en el suelo, Dedenne miró a Oricorio, Tinkaton y Pawmi- L-lo lamento señoritas, mi nombre es Dedenne, viajé durante unos meses con estos tres pokémons por lo que estaba un poco emocionado de verlos.
- No te preocupes, entendemos que estabas muy feliz -dijo Tinkaton.
- Bueno… jajaja -rió el pokémon mirándolas a todas, de repente algo le llamó la atención, se acercó a Pawmi quien era 10 cm más alta que este- ¿Eres un ratón eléctrico?
- C-creo, me han llamado así un par de veces ¿Por qué preguntas? -preguntó ella.
- Es que creí que ya conocía a todos los ratones eléctricos del mundo, pero parece que me faltó uno ¿De qué región eres? -preguntó él.
- Paldea -respondió ella.
- ¿Paldea? Interesante, nunca había escuchado hablar de ese lugar, ¿Cómo es? ¿Qué se come…?
- Basta Dedenne, -Bunnelby le puso una pata sobre el hombro- acaban de llegar a Kalos y por lo que escuché se quedarán un tiempo con nosotros, habrá mucho tiempo para que conozcas a los nuevos pokémons de Serena, pero por ahora dejémoslos dormir.
- Está bien Bunnelby -aceptó el pokémon y se dirigieron a la puerta, cuando el ratón eléctrico de Kalos salió Bunnelby se giró un momento.
- Bueno, yo solo había entrado para darles la bienvenida a Kalos, espero que nos llevemos bien -dijo este.
- Cuenta con eso -respondió Tinkaton.
Bunnelby sonrió complacido.
- Entonces dulces sueños, los veo mañana -dijo este y se fue de la habitación, Tinkaton se giró hacia Delphox.
- Se ve como un tipo simpático -dijo esta.
- ¿Quién? ¿Dedenne o Bunnelby? -preguntó la pokémon zorro.
- Ambos, pero en especial Bunnelby, ¿Tiene pareja? -preguntó la pokémon de tipo hada-acero.
- No… ¿Tal vez? No lo sé, nos acabamos de reencontrar ¿Recuerdas? -dijo la pokémon de tipo fuego-psíquico.
- Que mal, es lindo -dijo esta y se dirigió a su cama donde se recostó dejando su martillo cerca de su cuerpo-. Buenas noches a todos -dijo la pokémon y a los pocos segundos se la escuchó roncar suavemente.
- Haaaa, esa chica -dijo Oricorio subiendo a su percha-, apenas ve a un pokémon lindo nos pregunta si tiene novia, pero nunca tiene el valor de ir y preguntarle ella misma.
- No te sientas decepcionada de ella -pidió Delphox acomodándose en su cama-, es más común el no tener el valor de preguntar las cosas directamente, confía en mí, te gano en años.
- Si tú lo dices querida -dijo esta y se quedó dormida.
- ¿Qué piensas sobre esto Pawmi? -preguntó Sylveon desde su cama- ¿Tú te atreverías a preguntarle al pokémon en cuestión si tiene novia?
- N-no sé Sylveon, la verdad es que nunca he conocido a un pokémon guapo -dijo esta.
Sylveon bostezó y apoyó su cabeza sobre la almohada.
- ¿Enserio? Eso es muy raro… -la pokémon empezó a roncar.
Ya con todos sumidos en un profundo sueño, Pawmi subió a la cama donde seguramente dormiría Serena, tiritó un poquito cuando una fría briza de viento se coló por su pelaje y esta pensó "Por favor llega rápido Serena".
En Paldea ella nunca había sentido frío, el clima mediterráneo y las habitaciones siempre calefaccionadas de su casa en invierno la habían acostumbrado a un rango de temperatura un poco más alta que el común de Kalos en invierno, por lo que a pesar de que en el día no había sentido frío, ahora estaba experimentando aquella sensación por primera vez.
"Siento que se me congela el cerebro" Se quejó la pokémon.
Al cabo de una tortuosa media hora Serena fue a revisar a sus pokémons, los había dejado en la sala de estar y encontró a Pawmi sobre el sillón hecha un ovillo tiritando. La entrenadora alarmada la tomó en brazos y se la llevó a su cama, antes de cerrar los ojos Serena se prometió ir a comprar al día siguiente ropa de abrigo para su más nuevo integrante.
Al día siguiente Pawmi despertó sin saber dónde estaba, pero el ver a Serena durmiendo tranquilamente la hizo asumir que ella la había cargado hasta ese lugar, lejos se escuchaba el sonido de platos y servicios, tenía hambre por lo que decidió salir de debajo de las sábanas y ver si se podía conseguir una baya, el efecto repulsor fue inmediato y la pokémon volvió al cobijo de las sábanas, esto fue suficiente para que Serena se despertara.
- Hola pequeñita, ¿Dormiste bien?
Al verla temblando bajo las sábanas Serena recordó lo sucedido la noche anterior, le empezó a hacer cariño en el mechón de pelo naranja y ella encantada se dejó caer de costado.
Ya más tranquila Serena salió de la cama y buscó un chaleco sin mangas de su mochila, luego tomó a Pawmi y la envolvió con el chaleco.
- Espera aquí, me cambio de ropa y salimos de compras -le prometió.
Después de un rápido desayuno Serena dejó al padre de Clemont y Bonny cuidando a sus pokémons, solo Oricorio insistió en acompañarlas ya que amaba ir de compras.
Serena entró a una tienda especializada en moda para pokémons, ahí un Furfrou con un corte de pelo similar a un gorro, orejas con largo pelo y mechones teñidos de rosa se acercó a la artista pokémon.
- ¡Four! -gritó ella y una mujer salió de detrás de una cortina para atender a la entrenadora.
- Hola, mi nombre es Clarice y soy la dueña de esta tienda -dijo la anciana de cabello rubio grisáceo tomada en un moño alto y ojos verdes, era obvio a simple vista que esta mujer estaba emparentada en algún grado con el abuelo de Corina (líder de tipo Lucha de Kalos).
- Un gusto, estoy buscando ropa de invierno para esta chica -y acto seguido sacó a Pawmi.
- ¡Un Pawmi! Hace años que no veo uno, adivino, ¿A esta chica le está costando acostumbrarse al frío de Kalos? -preguntó la mujer mientras le tomaba las medidas.
- Sí -contestó Serena, justo en ese momento Oricorio salió de su pokéball y fue directo a la zona de accesorios donde empezó a probarse adornos-. Lo lamento mucho, Oricorio, querida, vuelve aquí -pidió la entrenadora, pero Oricorio no estaba escuchando, fascinada se veía al espejo con el colgante que tenía agarrado con su pico.
- Tranquila dulzura, en este lugar amamos a los pokémon -la tranquilizó la anciana.
Ya tomadas las medidas, Clarice las guio hasta un salón lleno de prendas diminutas colgadas en perchas, la señora empezó a sacar diversos abrigos para que Pawmi los analizara.
- ¿Qué hago? No sé nada de moda -se quejó Pawmi después de analizar ocho prendas y no saber qué hacer.
- No te preocupes, esto le pasa a todos la primera vez -dijo el Furfrou que contra todo pronóstico era macho.
- ¿Qué debo hacer? ¿Con cuál me veré linda? -se preguntó la pokémon frustrada.
- Primero debe gustarte la textura de la tela, elige un par y te los probarán, al final tu entrenadora será la que tome la decisión de qué llevar, no es tan complicado, créeme.
Pawmi haciendo caso al consejo del pokémon canino eligió por textura, luego le probaron uno por uno las prendas, al final quedaron con 3.
- Muchas gracias por la compra, recuerde volver cuando ella evolucione -se despidió Clarice.
- No lo voy a olvidar. -Aseguró Serena.
Pasaron los días y llegó el momento de partir, Pawmi no entendía muy bien la diferencia entre las Performance y lo que llevaba aprendiendo hasta el momento, pero sí notó que las prácticas de baile ya no eran tan seguidas como las de manejo y control de movimientos.
Pawmi veía que se estaba oscureciendo a través del techo de su pokéball, fue entonces cuando Serena se encontró con otro humano, un chico. Pawmi lo único que quería era salir de su pokéball y estar calentita, cuando Serena la dejó salir tackleó a la almohada que tenía al frente, para su sorpresa la almohada le correspondió el abrazo, con los ojitos brillantes por el frío miró hacia arriba y vio que lo que estaba abrazando era un pokémon amarillo con mofletes rojos.
Una parte de Pawmi entró en pánico, "...nunca he conocido a un pokémon guapo" recordó sus palabras. Ahora sí había conocido a un chico guapo y estaba en pánico, por suerte Serena la fue a salvar.
Con cuidado le puso su chaleco y ahora más caliente no sabía qué hacer, no tenía el valor de acercarse a ese pokémon amarillo tan guapo por lo que eligió hacerse la dormida junto al calefactor.
Al cabo de un rato de sus pokéballs salieron Sylveon, Delphox y Pangoro quienes, después de terminar su cena, saludaron a los pokémons del otro entrenador como si los conocieran desde hace años.
- ¡Pikachu! ¡Qué bueno volver a verte! -saludó Sylveon al pokémon.
- Pasó más tiempo del que esperaba -expresó este sonriendo y poniendo una mano tras la cabeza.
- ¡Y que lo digas! ¡Hay tanto que contar! -de repente los ojos de Sylveon se toparon con los de Pawmi, la pobre estaba tan cohibida que no se había movido del lugar ni para cenar, Sylveon tomó con sus lazos a Pikachu y lo depositó frente a Pawmi- Te presento a Pawmi, es el integrante más nuevo de nuestro equipo, seguro congeniarás bien con ella.
- ¡Eres la de antes! ¡Un gusto, soy Pikachu! -saludó con orgullo el pokémon amarillo.
- Pawmi, lamento lo de antes -se disculpó bastante incómoda.
- Tranquila, estoy acostumbrado, mi amiga Togedemaru lo hacía todos los días y eso por un año -explicó este.
- Debió ser una amiga muuuy cercana -dijo con cierto tono juguetón Sylveon.
- ¡Para nada! Yo no estaría con una única etapa -dijo a su defensiva Pikachu.
"Entonces Pawmi te vendrá fenomenal" pensó para su adentro Sylveon mientras su veta casamentera brillaba en forma de un aura maligna.
- Entendido, nada de únicas etapas -dijo Sylveon con una sonrisa inocente.
- Bien, dicho esto, ¿Quieren jugar? -preguntó Pikachu poniéndose en dos patas y levantando la cola y las orejas.
- ¡Las traes! -dijo Sylveon tocando a Pikachu, Pawmi decidió olvidarse de sus preocupaciones jugando un rato.
Al final todos los pokémons pequeños se unieron al juego de las traes, Pangoro y Delphox estaban muy interesados en conocer a Lucario y Dragalge, solo que estos dos no eran muy sociables.
Ya cansados se fueron a dormir, pero a Pawmi le costó conciliar el sueño ese día, ¿Qué era esta sensación de mariposas en el estómago? Se preguntaba, nada en su vida la había preparado para ese preciso momento, por lo que escondida bajo las sábanas pasó toda la noche tratando de entender por qué no podía dejar de pensar en cierto pokémon amarillo.
Pawmi a la mañana siguiente estaba cansada, pero un shock de adrenalina surgió de su interior cuando vio bostezar a Pikachu.
- Buenos días, no sabía que eras madrugadora -saludó él.
- Sí, jejeje -rió ella incómoda.
- Todavía es temprano -comentó viendo al exterior de la cueva- ¿Quieres dar una vuelta? Seguro el dormilón de Ash no se da cuenta de nuestra ausencia.
- B-bueno, solo espero que nada malo pase -dijo mirando a su entrenadora dormida.
- ¡Tranquila! Tienes al ratón eléctrico más fuerte del mundo a tu lado, nada va a pasar -aseguró él y empezó a correr entre la vegetación del terreno semi-pantanoso, Pawmi le siguió el ritmo sin mayor esfuerzo.
- Eres rápida -comentó mientras reía por la adrenalina el pokémon amarillo.
- Te podría rebasar si quisiera -dijo con cierto orgullo la pokémon.
- No lo creo, te digo, soy el más rápido y fuerte, vencí a un Latios una vez -aseguró.
- Noooo, ¿Enserio? ¡Eso es épico! -comentó ella.
Siguieron corriendo un buen rato hasta que llegaron a la base de una cascada, ahí se tiraron al suelo cansados pero felices.
- No esperaba que me siguieras el ritmo, para ser una primera etapa eres muy atlética -mencionó él.
- ¿Hay algo malo en ser una primera etapa? -preguntó ella recuperando lentamente su personalidad tímida e insegura.
- Siempre siento que son bebés, aunque he conocido a primeras etapas que me superan en años, en el fondo nunca pierden la jovialidad de un niño pequeño -explicó él.
- E-entiendo -por algún motivo Pawmi se sentía avergonzada.
De repente a Pikachu le cruzó por la cabeza una duda.
- L-lo lamento, no debí hablar mal de las primeras etapas, sé que eres una etapa única por lo que debes sentirte mal por algún amigo que tuvieras antes de ser un pokémon de Serena. Por tu apariencia pensé que eras una primera etapa, pero ¿No es tonto? Todos los ratones eléctricos menos los de mi línea evolutiva son etapas únicas.
- Espera un poco -pidió ella levantándose del suelo-, no te equivocas, aunque soy un ratón eléctrico soy la primera de tres etapas evolutivas, mi mamá es un Pawmot y sé que existe una etapa intermedia. Sí soy pequeña -esto último lo dijo con cierto resentimiento en la voz.
- ¡De verdad! ¡¡Wow!! Creí que éramos los únicos -se expresó él-, en mi viaje a Paldea vi a un Pawmot ,pero nunca pensé que fuera una etapa final.
- ¿Viste a un Pawmot? No son tan comunes, tuviste suerte -comentó ella con una sonrisa en el rostro.
- Y que lo digas -dijo este sonriendo ampliamente, en ese momento hubo un tic en su oreja-, mejor volvamos, presiento que Ash se está por despertar.
- ¿Cómo sabes eso? -preguntó ella.
Pikachu le dedicó otra amplia sonrisa, solo que esta en vez de transmitir orgullo, transmitía el enorme cariño que sentía por su entrenador.
- Ha sido mi mejor amigo por diez años, créeme cuando te digo que está por despertar -aseguró él.
Pawmi sintió que su corazón se aceleraba, no sabía por qué, pero esa faceta de Pikachu había movido algo en su interior.
- Entonces en marcha, si no te ve se preocupará -dijo ella y salió corriendo con Pikachu a su saga.
Los días continuaron con normalidad, solo que un pequeño factor en la rutina había cambiado, cada mañana Pawmi se despertaba temprano y salía a correr con Pikachu, en la mitad paraban y conversaban de cosas de la vida. Pikachu era… muy arrogante, tanto que a veces a Pawmi le costaba sentir empatía hacia él, pero el amor incondicional a su entrenador, sumado con su espíritu aventurero y liderazgo innato hacían que los momentos en que se ponía cabeza dura valieran la pena. Era divertido hablar con él, entrenar con él, estar con él, pero ella seguía sin entender qué pasaba, un día fue interceptada por Sylveon.
- Pawmi, ¿Qué sientes por Pikachu? -preguntó ella acorralándola con sus cintas contra un árbol.
Por algún motivo Pawmi se sonrojó.
- ¿A qué te refieres con eso? -preguntó ella, que por algún motivo le avergonzaba decir la verdad.
- Vamos, yo sé de sus citas mañaneras, dime ¿Qué tan lejos han llegado? -preguntó ella quien ya no aguantaba la incertidumbre, fue en ese momento que intervino Oricorio.
- Sylveon, querida, deja a la chica en paz, con este método no lograrás nada -dijo la pokémon volador-fantasma.
Sylveon retiró sus cintas avergonzada.
- Lo lamento Pawmi, es solo que me gusta mucho hablar de romance -explicó.
- Tranquila, te conozco y sé que no tenías malas intenciones -dijo con ese toque de timidez propio de ella.
- Entonces, querida, parece que no entendiste la pregunta de Sylveon -decidió ir al grano Oricorio-, ella quiere saber si sientes algo especial por Pikachu.
- Heee… -Pawmi no sabía por dónde empezar- es muy simpático, congeniamos bien, me gusta entrenar con él. -Luego frunció el ceño- Tiene unas ideas que a veces pueden llegar a ser despectivas e hirientes, pero sé que es solo por su narcisismo.
- No suena como algo muy romántico para mi… ¡Aouch! -Oricorio le propinó un golpe con el ala a Sylveon.
- Entiendo, pero ¿No te hace sentir mariposas cuando piensas en juntarte con él? -preguntó asertivamente la pokémon ave.
- ¡Cómo lo sabes! -exclamó Pawmi sorprendida.
- Instinto querida, instinto -luego la miró con ternura-. ¿Y sientes que te sonrojas cuando te dice cosas bonitas? ¿Se te acelera el corazón al pensar en su sonrisa?
- S-sí -estaba muy avergonzada, sentía como si pudiera ver a través de ella.
- Entonces debe ser alguien muy especial para ti -dijo con una sonrisa Oricorio.
- Por favor Oricorio, es obvio que ella… -Oricorio la volvió a callar.
- Es valioso darse cuenta de las cosas sola, es lo bello de aquella emoción -la terminó la pokémon morada.
Pawmi no entendía de qué estaban hablando, pero decidió dejarlo pasar.
- Creo que ya es mi turno de entrenar, nos vemos luego chicas -escapó del lugar la pokémon de tipo eléctrico.
- A veces detesto que me interrumpas, ¿Lo sabías? -se quejó Sylveon.
- Sí, pero ya verás que es para mejor, ella debe disfrutar de la emoción de enamorarse por primera vez, solo espera un poco, seguro te busca para pedir tu consejo -aseguró con su acento nasal la pokémon ave.
- Eso espero, ¡Amo hablar sobre amor! -exclamó ella.
Oricorio rió divertida.
- Solo espero que cuando te toque a ti puedas ser tan abierta -dijo esta.
- ¡Oye! -exclamó la de tipo hada.
Al cabo de un par de semanas llegaron a una ciudad con edificios de piedra y madera que, en palabras de Oricorio, eran "Exquisitos". Al día siguiente Pawmi despertó lista para encontrarse con Pikachu, pero encontró un gran impedimento al abrir la puerta, una gran pokémon rosa de ojos azules le impidió el paso.
- Hola, soy la asistente de la Enfermera Joy, Wigglytuff, no sé cómo serán las reglas de tu entrenador, pero en el Centro Pokémon está prohibido que los pokémons vaguen libremente -la sonrisa forzada de la pokémon era muy intimidante- por lo que te pido amablemente que cierres la puerta y no trates de escapar nuevamente.
- E-está bien enfermera -dijo la pokémon cerrando lentamente la puerta, cuando se escuchó el "clic" de la cerradura Pawmi empezó a escuchar como alguien suavemente golpeaba la ventana. Ella, asumiendo quién la estaba llamando, corrió hasta el alfeizár de la ventana y vio a través del vidrio, estuvo feliz al ver cómo Pikachu le indicaba cómo abrir la ventana.
Ya fuera, Pawmi agradeció llevar su chalequito ya que hacía más frío que en la ruta anterior, rápidamente subió por el techo del edificio hasta quedar junto a Pikachu.
- Wigglytuff siempre merodea los pasillos para asegurarse de que nadie rompa las reglas, en otras regiones las enfermeras son más flexibles, pero aquí no -explicó Pikachu.
- Es bueno saberlo -admitió ella.
- Ayer no se me pasó por la cabeza que quisieras salir por la puerta, te habría avisado -dijo este un poco arrepentido-, al menos lo dejó pasar esta vez -suspiró aliviado.
- ¿Te has metido muchas veces en problemas? -preguntó ella.
- Suficientes como para no intentar escaparme y asumir que ese día debo dormir hasta tarde -dijo este suspirando derrotado.
A Pawmi le brillaron los ojitos.
- ¿Por qué insististe verme hoy en ese caso? Después del regaño había asumido que no nos veríamos -dijo ella.
Pikachu se sonrojó un poco y puso una mano detrás de la cabeza como queriendo quitarle el peso al asunto.
- Solo quería verte, me la paso bien a tu lado -admitió él.
Ambos pokémons bajaron la cabeza sonrojados y riendo por lo bajo.
Justo en ese momento Pawmi escuchó a su entrenadora empezar a levantarse.
- Que raro, hoy se está levantando más temprano de lo usual -comentó frunciendo el ceño y girando la cabeza.
- Debe ser que está nerviosa por la Exhibición Pokémon en un par de días -dijo este.
Pawmi bajó la cabeza mientras sudaba frio, Pikachu vio de reojo su reacción por lo que decidió darle una palmadita en la espalda.
- Tranquila, todo saldrá bien, vas a hacerlo fenomenal y todos vitorearán tu nombre, te lo aseguro por experiencia propia -dijo este orgulloso de si mismo.
- P-pero qué pasa si me caigo, o me adelanto, tengo este extraño presentimiento de que algo grande está a punto de pasar -dijo esta completamente angustiada.
Pikachu le dio un abrazo, Pawmi quedó con la boca abierta ante tal gesto, un poco insegura regresó el abrazo. Ya más calmada Pikachu la alejó un poco manteniendo sus manos sobre sus hombros.
- Todo irá bien, te lo aseguro.
Pawmi presintió en lo más profundo de su ser que se le había acabado el tiempo.
- Está bien, tengo que confiar en mi -dijo esta con determinación, luego se separó de él y bajó hasta la ventana, ahí la abrió y entró. Al cerrar la ventana tras de si se quedó sentada en cuatro patas en el borde de la ventana, luego llevó una mano hasta su cara, su rostro estaba caliente, no podía controlar su respiración. "¿Qué me pasa?" se preguntó.
En el día le costó enfocarse en cualquier actividad, siempre terminaba en las nubes. Sus pokémons se dieron cuenta y fue Delphox la que se dio el tiempo de hablar con ella.
- ¿Todo bien Pawmi? -preguntó ella preocupada justo después del entrenamiento.
- Sí, no, ¿No sé? ¡Haaaa! ¿Qué me pasa hoy? Todo empezó tan bien cuando me junté con Pikachu, pero el resto del día no he podido dejar de pensar en él -se quejó.
Sylveon escuchó a lo lejos los problemas de Pawmi, tentada dio un paso hacia el lado, pero esto fue suficiente como para que Tinkaton por poco la aplastara con su martillo.
- ¡Disculpa! ¡No era mi intención! -se disculpó la pokémon preocupada por el bienestar de su compañera.
- Es su culpa por no prestar atención, ella tenía que saltar en ese momento -la criticó Pangoro.
- ¡Sylveon! -Serena fue corriendo a su encuentro- ¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo?
Sylveon se dio cuenta que aunque cada fibra de su ser le rogara ir a la charla de chicas de Delphox y Pawmi, el entrenamiento era más importante.
- ¡Todo bien Serena! -dijo sonriendo ampliamente para no preocupar a su entrenadora.
- Que alivio -dijo Serena en un suspiro, acto seguido se levantó del suelo-, desde el inicio -pidió con determinación.
-¡Síiii! -respondieron sus pokémons.
- Entonces no dejas de pensar en él -dijo Delphox con una gran sonrisa, luego rió un poco pero la contuvo con una mano- ¡Bupff! Sabes, yo una vez estuve en tu mismo lugar -dijo ella.
- En serio -a Pawmi se le abrieron mucho sus ojitos.
- Sí, aunque nunca tuve el real valor de decirle mis sentimientos a Greninja -admitió esta sin perder la sonrisa- ¡Haaa! Eramos táaan jóvenes, teníamos una vida por delante, como Fennekin no era muy sutil con mis sentimientos, pero luego evolucionamos y las cosas se pusieron más complejas. -La sonrisa cambió de felicidad a tristeza- Una parte de mí esperaba volver a verlo si regresaba a Kalos -luego la miró todavía sonriendo-, creo que una parte de mi se arrepiente por no haber sido más clara con él.
- ¿Ese Greninja era especial para ti? -preguntó la pequeña pokémon eléctrico, Delphox miró al cielo anhelante.
- Sí, era mi mejor amigo, desde el primer día supe que sería alguien especial para mí, nunca creí que al terminar el viaje él cargaría el peso de una maldición en su espalda y se volvería algo más grande de lo que yo podía imaginar. A veces realmente lo extraño, -luego buscó con su tercer ojo a cierto pokémon zorro que estaba entrenando no tan lejos de ahí- pero como dicen "la vida debe continuar".
- Siento que lo que tú sientes es parecido a lo que yo siento… pero con un toque melancólico -dijo esta ligeramente triste.
- Sí, porque yo no tomé la iniciativa y… ¿Quién sabe? Tal vez nunca fue recíproco, pero… ¿Sabes? Quiero seguir adelante, enamorarme nuevamente y Lucario es un caballero en todo aspecto, voy a hacer lo posible por acercarme, no quiero volver a vivir lo mismo, en especial por cómo veo que van las cosas entre nuestros entrenadores -dijo ella con esperanza.
- ¿Pasa algo entre Ash y Serena…? ¡Más importante! ¿Qué es eso de estar enamorada? ¿Enamorada como mis padres? -preguntó ella.
- Debieron estarlo -acertó Delphox-, cuando dos pokémons ponen un huevo es raro que formen una "familia", a veces uno de los padres está presente, otras veces ninguno de los dos. Tuviste una suerte increíble de ser criada por ambos -genuinamente Delphox admiraba a los padres de Pawmi, por mantenerse juntos y darle a su hija lo que ella no tuvo.
- ¡E-espera! -Pawmi entró en pánico- ¿Y-yo y Pikachu? ¡¿L-los dos en ese tipo de relación?!
- Sí, creo que nunca había visto a Pikachu hacer espacio en su rutina para un pokémon, él siempre ha sido bastante tajante a la hora de poner límites, no creo que sea descabellado que terminen en esa situación -admitió ella.
- No creo que Pikachu me encuentre especial de esa forma -se desanimó Pawmi.
- ¿Por qué dices eso? -preguntó ella sorprendida.
- Porque parezco un bebé cuando soy solo cuatro años menor que él -dijo esta completamente desanimada.
- Haaa… -suspiró Delphox apoyando su cabeza contra su mano- Así no funciona el amor, pero es cierto que Pikachu no le da una oportunidad a cualquiera, -la miró de reojo y le dedicó una media sonrisa- haz lo que te dicte tu corazón, nada está escrito en piedra.
Pawmi seguía sintiéndose insegura, pero le dedicó una sonrisa a Delphox.
- Tienes razón, muchas gracias, c-creo que ahora entiendo mejor lo que está pasando -dijo ella.
- Entonces no fue en vano hablarte de mis sentimientos -dijo sonriendo la pokémon zorro.
- ¡Delphox, Pawmi, vengan, necesitamos practicar un poco más para la presentación! -las llamó Serena.
- El deber llama -anunció Delphox.
- ¡Sí! -exclamó Pawmi más animada.
Ya con las cosas más claras Pawmi pudo disfrutar de sus encuentros con Pikachu con mayor libertad y seguridad.
- …entonces fui y golpeé ese tronco que calzó perfectamente entre la espada y el escudo de ese Aegislash y de un ataque lo derroté! -Exclamó él.
- No sé mucho de los combates, pero eso sonó como un plan muy complejo, ¿Cómo te dio la orden tu entrenador? -preguntó ella.
- No sé, ¿Aura tal vez? Lucario dice que esa es la energía que nos permite comunicarnos con nuestros entrenadores fuera y dentro de combate -explicó el pokémon amarillo.
- Entonces debo tener un fuerte lazo de "aura" con Serena, sé que todavía duerme, pero pronto despertará -explicó ella divertida por la situación.
- De verdad tenía miedo de que un día Serena atrapara un ratón eléctrico y fuera como… -un escalofrío recorrió su cuerpo- las otras compañeras que he tenido.
Una sensación, que no podría ser descrita de otra forma que no sean celos, recorrió el cuerpo de Pawmi.
- ¿Cómo eran ellas? -preguntó Pawmi no queriendo dejar ver sus reales emociones.
- Pachirisu era un tipo hiperactivo como ningún otro, diría que me daba problemas diferentes que Buneary, ella era muy insistente en eso de querer ser mi pareja, Sinnoh fue una región difícil. Por otro lado en Unova Emolga era una buscapleitos narcisista, si no fuera por Snivy habría sido un viaje imposible. En Kalos estaba Dedenne, aunque no lo creas él era un bebé cuando fue atrapado entonces es como un hermano menor para mí. En Alola estaba Togedemaru, ella estaba enfrascada en ser mi pareja, pero toda esa energía hacía que la viera más como una hermana pequeña. El último viaje en grupo fue con Goh, ahí conocía a una Pikachu con la que realmente pensé poder tener algo formal… pero que evolucionara en Raichu complicó las cosas y terminó siendo otra chica muy persistente -explicó este agobiado.
- Sé que no te gustan las primeras evoluciones porque parecemos bebés…
- ¡E-espera!, n-no quería sonar…
- … pero tampoco pensaba que tuvieras un problema con las terceras evoluciones ¿Qué es lo malo de ellas? -Pawmi estaba enojada y se notaba.
- Son muy grandes y fuertes… -fue la respuesta derrotada de Pikachu.
- ¿Te molesta que una pareja sea más fuerte que tú? ¡Por eso rechazaste a una pobre Raichu! ¡¡Tán fácil es cambiar de parecer!! -Pikachu en ese momento sentía como si Pawmi usara intimidación.
- ¡E-ella nunca fue nada! -se excusó-, r-realmente no me puedo imaginar con una Raichu, son muy fuertes ¿Sabes cuánto dolía cuando me abrazaba?
- ¡Y crees que fue fácil para mis padres! ¡Pawmot mide casi un metro y mi papá es un emolga!
Dicho esto ella se levantó de su lugar y bajó el tejado a gran velocidad, Pikachu alcanzó a detenerla justo para ver cómo los ojos de Pawmi estaban llenos de lágrimas, ella se zafó de su agarre y entró a la habitación de Serena, justo ahí estaban sus amigas para contenerla en un abrazo.
- Tranquila, Pikachu siempre ha sido así, no te lo tomes personal -dijo Delphox.
- Estamos aquí para ti Pawmi -aseguró Tinkaton.
- Pensar que yo te traté de emparejar con ese chico -dijo Sylveon con desdén.
- Por ahora solo déjenla llorar, es lo que necesita -pidió Oricorio.
"Quien diría que el amor era tan complejo, mamá, papá, los extraño mucho" fueron las últimas palabras que cruzaron por la mente de Pawmi antes de quedarse tranquilamente dormida en los brazos de sus amigas.
En el tiempo que quedaba para la Exhibición Pokémon Pawmi no fue al llamado de Pikachu, simplemente se centró en sus entrenamientos.
Pikachu trató de hablar con ella, de disculparse, ni siquiera aceptó unirse a la cena romántica de Ash y Serena, a pesar de que estaba en su pokéball en ese momento, nada la hacía cambiar de parecer y fue en la Performance que sucedió, ella terminando su presentación evolucionó a una forma que él no podría catalogar de otra forma más que "hermosa" y el arrepentimiento fue mayor. Pikachu en su vida nunca había sido rechazado porque nunca se había permitido querer a alguien de esa manera y ahora que sabía qué se sentía, se arrepentía de haber sido tan tonto, tan orgulloso, como para perder a la única pokémon que había genuinamente amado de esa manera.
- ¡Pawmo! ¡Pawmo! -la llamó Pikachu cuando la vio fuera de su pokéball justo después de la Exhibición Pokémon.
Pawmo respiró profundamente antes de poner su mejor sonrisa, no quería armar un conflicto.
- ¿Qué pasa Pikachu? -preguntó ella.
Ahí Pikachu sintió que todo se detenía, ¿Qué pensaba decir?
- Te salió fantástica la Performance -dijo todavía con cara de bobo.
- Gracias, me esforcé mucho -dijo ella tratando de sonar cordial.
- Créeme, lo hiciste perfecto, en mi vida nunca había visto una votación tan desequilibrada, arrasaron -dijo todavía procesando qué decir.
- Me alivia que lo diga un espectador antiguo, no fue fácil dominar los nervios, pero en el escenario, frente a toda esa multitud -Pawmo recordó con anhelo el estar frente a ese público iluminado por varas de colores-, realmente me hizo darme cuenta de que ese era mi lugar.
-... -"¡Piensa Pikachu!" se recriminaba "¡¿Cómo te vas a disculpar?!"- Tan solo te quería decir que si a tu padre le gustan grandes y fuertes está bien, todos tenemos nuestro tipo.
Esto le sacó una genuina carcajada a Pawmo, Pikachu rió un poco incómodo, al menos esa parecía una respuesta prometedora.
- La historia de mis padres es más larga que solo un pawmot enamorado de un emolga, realmente fue una cosa a la que tuvo que adaptarse con el tiempo -rió ella.
"Eso es algo que yo también tendré que enfrentar en algún momento, espero estar preparado" Pensó en lo más profundo de su ser Pikachu.
- ¿Quieres jugar? -preguntó poniéndose en posición de juego.
- ¡Si me atrapas! -y ambos corrieron por todas partes, al final Pikachu la alcanzó y cayeron rodando justo a los pies de Delphox, esta los vio y sonrió, hizo como si nada pasara mientras seguía conversando con Lucario.
Las reuniones matutinas fueron retomadas, aunque ahora eran un poco diferente.
- ¡...entonces salté por el aro de fuego y lo logréee! Delphox estaba muy sorprendida y parece que Serena también -luego se le oscureció el rostro por un segundo- Clara ya no me quería cerca por lo que me dejó ahí, yo tenía el presentimiento de que ese día se iba a deshacer de mi, en retrospectiva no fue tan malo, pero dolió.
Pikachu le puso una mano sobre el hombro y le dedicó una expresión de preocupación.
- ¿De verdad estás bien? Debe ser horrible que tu entrenadora te abandone -dijo él.
Pawmi puso su mano contraria sobre la del pokémon amarillo y le dedicó una triste media sonrisa.
- Más que nada, extraño a mis padres, m-me hubiera gustado despedirme mejor, decirles "Todo irá bien, Serena es una muy buena entrenadora y realmente encajo en su equipo, no lloren, yo también los voy a extrañar" -un par de lágrima rodaron por sus mejillas, Pikachu no lo dudó ni un segundo y la cobijó entre sus brazos.
- Yo también tenía una mamá y una hermana, eran Kangaskhan y las amaba mucho, tanto como para evolucionar, pero sabía que era una carga para ellas por lo que me alejé y a los pocos días me capturaron para ser entregado al Laboratorio del Profesor Oak, todos en el lugar me veía como un ser peligroso después de mi primer intento de escape, al final llegó Ash y a regañadientes lo tuve que aceptar como entrenador. No voy a negarlo, Ash como niño era una molestia, pero yo no era mucho mejor, -alzó los ojos hacia el cielo recordando con nostalgia cómo se peleaban cuando él no quería seguir órdenes- al final el tiempo lo mejoró todo y ahora no me puedo imaginar una vida sin él.
- Muchas gracias por compartir tu historia conmigo -dijo ella.
- Eres la primera a la que le cuento -dijo este separándose, luego se avergonzó bastante-, aunque confío que no le cuentes a nadie, es una historia muy personal y prefiero que me vean como el sensato e inteligente Pikachu y no como el rebelde juguetón que era en mis primeros años.
- Parece que evolucionar cambia mucho tu personalidad -comentó ella tanto para sin misma que para Pikachu.
- Los ratones eléctricos de segunda etapa tenemos mucha energía -coincidió.
- Entonces, ¡Las traes! -y ella salió corriendo entre la vegetación, él se tardó un par de segundos en reaccionar.
- ¡No es justo! -gritó mientras corría.
- La vida no es justa, ¡Jajajaja! -rió ella.
- Pikachu, dime la verdad, qué pasa entre tú y Pawmo -lo acorraló un día su mejor amigo y entrenador.
- No sé a qué te refieres -se hizo el desentendido Pikachu.
- Los he visto escaparse varias veces -dijo este un poco enojado-, Serena no me cree, pero es obvio que pasa algo.
- Está bien, tú ganas, somos algo. -Se rindió Pikachu.
Obviamente Ash no pudo entender que Pikachu había evadido la pregunta nuevamente por lo que se sintió conforme.
- Con tal de que todo salga bien en este viaje deberías ser capaz de verla seguido -le dijo tratando de zanjar el tema.
- ¡¡De verdad!! -la reacción de Pikachu fue espectacular.
Ash se puso a reír.
- Sí, tú sabes que voy en serio, al final solo es decisión de Serena aceptarme -dijo este.
Pikachu ya sabía el objetivo de su viaje, pero era la primera vez que no vio con tan malos ojos que su compañero tuviera a otra persona especial en su vida. Hasta ese minuto siempre se había dicho que todo podría acabar de la noche a la mañana, que no debía hacerse esperanzas, que aunque sintiera por Pawmo algo que nunca antes había experimentado no debía hacer algo que los dejara en una situación más comprometedora. Ahora el pokémon de tipo eléctrico estaba con ganas de hacerle porras a su entrenador.
- Suerte con Serena, seguro siente lo mismo -lo alentó subiéndose a su hombro.
- Gracias amigo -Ash no entendía las palabras pero sí el sentimiento.
Era una tarde como cualquier otra, estaban en medio del bosque y Pikachu llamó a Pawmo para que subiera a un árbol con él. Pikachu estaba muy nervioso.
- Toma -le pasó un ramo de flores, ella sorprendida lo recibió.
- Gracias, no me lo esperaba -dijo ella.
- T-tan solo… -Pikachu estaba más nervioso que cuando se enfrentó a la liga de Sinnoh- q-quiero decirte que eres muy bonita y que lo he pasado fenomenal estando a tu lado. Nunca había sentido esta conexión, esta compatibilidad, con nadie.
- Estoy segura que en algún momento lo sentiste con tu entrenador -dijo ella sin entender a qué se refería- hablando de… ya es hora de la cena, deberíamos bajar.
- ¡No! ¡Espera! -la agarró de una de sus manos, ella lo miró extrañada- ¡Mira la vista! ¡Te quería mostrar la vista!
Pawmo miró al atardecer, desde el árbol se veían las nubes rosas y blancas sobre un fondo morado, era muy bello de contemplar por lo que se volvió a sentar en la rama, mientras Pikachu pensaba como proceder, ¿Podía seguir inventando frases de cortejo hasta que ella se diera cuenta? No era una opción, él no era así.
- ¡Mira!, creo que hay un Moltres volando por este lado -dijo él.
Ella se giró poco divertida con el comentario.
- Pikachu, es prácticamente imposible encontrar ¡...!
Pikachu aprovechó la cercanía y cerró la distancia en un beso de boca y nariz. Pawmo quedó impresionada, nunca en su vida esperó eso, cuando se separaron Pikachu la miró a los ojos.
- Tan solo quería decirte que me gustas y quiero que seamos novios -pidió él.
- ¡¿N-novios?! ¡¿Cómo los humanos?! -preguntó ella.
- Sí, sé que cuando un pokémon le expresa amor romántico a otro pide que sea su pareja, pero… -bajó la cabeza mientras le dolía el pecho- si somos pareja y Ash con Serena toman caminos separados… realmente no sabría a cuál elegir.
Pawmo apoyó su cabeza en el hombro de Pikachu.
- Te entiendo, realmente deseo seguir mi sueño, pero ser de entrenadores diferentes dificulta las cosas, como en el caso de mis padres -esto último lo dijo con el corazón roto.
- ¡Espera! ¿Tus padres no eran del mismo entrenador? -Pikachu estaba sorprendido.
- No, mi padre era de la madre de Clara y mi madre el pokémon del papá de Clara. Cuando empezó el divorcio ninguno de los dos pensaba en ceder al otro, yo iba en el grupo de Clara por lo que ví cómo un día mi madre se alejaba junto al resto de pokémons del padre de Clara, llevaba más de tres meses sin verla cuando… -sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar cómo su mamá le decía "sé una buena niña, encuentra tu destino" mientras se alejaba de la mano con su entrenador- Los extraño mucho, no me gustaría pasar por lo mismo dos veces -dijo ella sollozando.
- N-no es necesario que seamos nada -trató de calmarla Pikachu, esto fue suficiente para que Pawmo hiciera cable a tierra.
- Para nada -zanjó el tema ella-, te amo y mucho, nunca había sentido algo así por nadie y me niego a perderlo solo por el miedo a algo que tal vez nunca pase -estaba completamente determinada.
Pikachu volvió a acortar la distancia y se dieron un muy significativo beso.
- Entonces tenemos que hacer lo posible para que Ash y Serena terminen juntos, quiero que seas mi pareja -dijo este con dulzura pero determinación en sus ojos.
- Así se habla amor mío -dijo ella antes de caer en cuenta de sus palabras, se sonrojó profundamente por cómo lo acababa de llamar, Pikachu se puso a reír.
- Entonces ¿Cómo quieres que te llame? ¿Mi amada, dulzura, querida? -empezó a molestarla, ella seguía avergonzada.
- Ratoncita -admitió ella, esto sorprendió a Pikachu, luego esta se tapó la cara avergonzada-, solo cuando estemos solos, de otra manera soy Pawmo ¿Ya?
- Está bien mi ratoncita -dijo él en tono juguetón acercando mucho su rostro y ambos empezaron a frotarse la cabeza contra el otro.
Ya se había superado la primera gran prueba de su relación, pero todavía quedaba un reto, uno tan grande que ni sus entrenadores se lo vieron venir.
Era de noche, Pawmo estaba por irse a dormir cuando Serena revisó su contador de pasos.
- ¡¡Hoo Pawmo!! Estás a punto de evolucionar -dijo esta sorprendida.
Pawmo sintió que esa era su sentencia de muerte, había olvidado con el tiempo para qué servía esa pulsera, ahora se recriminaba ¿Cómo no se había dado cuenta? ¿Tan rápido iba a perder al amor de su vida? Pasó toda la noche en vela pensando en una solución, su conclusión fue dejar de moverse.
A la mañana siguiente todos estaban asustados, ella no quería moverse, una enfermera la revisó, pero a Pawmo solo le dolía el corazón.
- ¡Pawmo! ¡¿Qué pasa?! -al enterarse Pikachu dejó atrás a su entrenador y fue a ver a su pareja.
- No pasa nada, solo déjame dormir, estoy cansada -mintió ella y le dio la espalda.
- ¡Nada de eso! -Pikachu se escuchaba desesperado, ella movió una oreja para escucharlo mejor-, tienes que levantarte y demostrarme que estás bien.
- Lo siento, no tengo ganas de moverme.
- ¡Vamos! -Pikachu estaba desesperado, empezó a moverla frenéticamente- ¡Ayer estabas bien! ¡¡Todo andaba bien!! ¿Recuerdas que vimos un grupo de Floette danzando a la luna?
- No quiero pensar en ello -se negó.
Sus entrenadores salieron de la habitación apresuradamente junto al resto de pokémons, Pawmo se sintió muy sola y no pudo evitar llorar, Pikachu saltó para verla mejor, se hizo una bolita a su lado, con los ojos llenos de lágrimas decidió esperar ahí para ver si se mejoraba, esto movió algo en el interior de Pawmo, esta rió con tristeza.
- ¡Por favor no te rindas! -insistió Pikachu frotando su cabeza contra la de su pareja, esto la hizo decidir a abrirse.
- No quiero ser un Pawmot -admitió ella con melancolía.
- ¡¿Qué?! -Pikachu no entendía a qué venía ese comentario.
- Los Pawmo evolucionan al caminar mil pasos, Serena dijo que estaba por evolucionar por lo que no voy a dar ni un solo paso más en mi vida -se explicó.
- P-pero -Pikachu estaba alarmado ¿No caminar nunca más en su vida?- ¿Por qué no quieres evolucionar?
- Dos razones, la primera es que me gusta ser un Pawmo -explicó ella, luego tragó saliva- y la segunda es que tú nunca estarás cómodo conmigo como un Pawmot.
En ese minuto Pikachu sintió toda la carga de ser parte de la decisión de Pawmo.
- ¡No te preocupes! ¡No te voy a dejar por ser un Pawmot! ¡Te amo mucho como para que cambien mis sentimientos de esa manera! -aseguró él desesperado pero completamente honesto.
Pawmo se tiró boca arriba, luego alzó las manos pensando en cuán grandes eran las de su madre.
- No sabes cómo son los Pawmot, no te puedo imaginar estando cómodo entre mis brazos como tantas veces ví a mi padre, tú no eres ese tipo de pokémon, te vas a cansar y yo seré las más dolida en esto -luego se le llenaron los ojos de lágrimas-, y lo peor es que no hay vuelta atrás después de evolucionar.
Pikachu tuvo que ser sincero consigo mismo ¿Sería capaz de amarla aunque cupiera entre sus brazos? No sabía, siempre había rechazado a las pokémons por tonterías, nunca creyó que sus propias palabras serían la tumba de otro.
- De verdad puedo intentarlo, solo dame una oportunidad -pidió él.
Pawmo se giró para verlo, con cariño le puso una mano en su mejilla.
- Pero esta es mi decisión, no quiero evolucionar, prefiero morir a verme tan grandota -dijo ella.
Pikachu lloraba en silencio.
- Estoy seguro que Ash y Serena encontrarán una solución, solo espera un poco, no te rindas -pidió él.
A Pawmo le rompió el corazón ver a Pikachu tan roto por lo que acercó sus cabezas y le dio un pequeño beso.
- Entonces esperaré, esperaré hasta que haya una solución, solo por tí amor de mi vida -aseguró ella.
Pikachu se tiró sobre ella abrazándola mientras sollozaba, Pawmo se permitió llorar a su vez, que cruel era ese sentimiento, el amor de pareja, tan solo le quedaba esperar a ver si los humanos, más hábiles e inteligentes, tenían una respuesta para su conflicto.
Ya había anochecido cuando Serena le puso la Piedra Eterna en el cuello, en ese momento la incómoda electricidad que recorría su cuerpo desapareció, así ella supo que era libre.
- ¿Vamos a dormir amigo? -fue la pregunta de Ash a Pikachu.
Pikachu negó con la cabeza y abrazó a Pawmo, una parte de su ser temía que la solución hubiera sido inefectiva a pesar de que el color había vuelto al cuerpo de su pareja.
- ¡Vamos amigo! -lo tomó en brazos y lo cargó a la salida, Pikachu agarró el alfeizar de la puerta y usó todas sus fuerzas para impedir ser arrastrado fuera, estaba tan concentrado que no pudo entender el intercambio de palabras entre su entrenador y Serena, al final este cedió y lo depositó de vuelta junto a Pawmo.
- Me prometes que cuidarás bien de Pawmo -fue lo que alcanzó a entender.
- Sí -confirmó él y tomando Pawmo de la mano la metió bajo las sábanas para cobijarla, luego le dio un beso en la cabeza y la acurrucó contra su pecho-. Ha sido un día muy complicado, solo duerme, yo te protegeré.
Pawmo lloró de la alegría mientras se dejaba invadir por el familiar aroma del pokémon amarillo, poco a poco su ansiedad se fue disipando, dejando solo el lento sonido del corazón de Pikachu, al final quedó profundamente dormida.
"Debo ser más fuerte" Se dijo Pikachu "Dejé de usar Trueno porque requería de mucha concentración hacerlo acertar en el blanco, pero, si se llegara a romper el collar de Pawmo debo estar preparado para enfrentarme a una horda de pokémons salvajes, no quiero verla tomar esta decisión otra vez". Se dijo, a la mañana siguiente una rara mujer lo hizo recordar Trueno, ahora lo único que le quedaba era practicar hasta nunca más hacerlo fallar.
Epílogo
Habían pasado varios años desde que Pawmo y Pikachu se habían conocido, en general habían tenido mucho cuidado de no poner un huevo, era una regla muda entre pokémons con entrenador dejar que sus entrenadores definieran cuándo era el momento de reproducirse, aunque algunos entrenadores sin escrúpulos esperaban un huevo de pokémons que no se conocían o se llevaban fatal, es por eso que el día que Ash y Serena los llevaron a la guardería ambos se sentían tan aliviados como nerviosos, ¡Iban a ser padres!
La decisión de sus entrenadores no había sido apresurada, en un inicio se habían planteado la posibilidad de que su bebé en camino (de género desconocido en ese momento) poseyera un pokémon desde su nacimiento, ninguno de los dos había tenido esa experiencia, pero estudios confirmaban que era bueno para el crecimiento de los niños.
Cuando supieron que el bebé en camino era una niña de inmediato decidieron que se llamaría Dalia en honor a la madre de Ash, a Vera le entristeció bastante saber que no eligieron su nombre, pero le prometió la pareja que si algún día tenían otra niña le pondrían su nombre.
Ya habían pasado ocho meses de embarazo y habían considerado que un Pawmi sería un buen acompañante, era suave y de carácter dócil, no aprendía ataques muy peligrosos en esa forma, entonces el día que se lo plantearon a sus pokémons…
- Pikachu, Pawmo, queríamos saber si querían tener un hijo -les habló Ash.
Ambos quedaron de piedra, Pawmo fue la primera en contestar tomando la mano de Pikachu y mirándolo con lágrimas de felicidad en sus ojos, este chocó su cabeza contra la de ella cerrando los ojos igual de emocionado.
- Sí -fue la respuesta de Pikachu.
- Entonces los llevaremos a la guardería de la Ruta 7, nos tardaremos un par de semanas -explicó el entrenador.
- No importa -fue la respuesta de Pawmo.
El viaje estuvo cargado de un gran nerviosismo, Pikachu y Pawmo hablaron sobre cómo le querían decir a su retoño, no podían elegir un nombre pero querían que tuviera una forma especial de ser llamado.
- Mi mamá me decía "mi niña" -recordó Pawmo en una ocasión.
- Eso sería complicado, ¿Qué pasa si es un niño? -planteó su duda Pikachu.
- Entonces sería "mi niño" -rió Pawmo por el comentario.
De una forma u otra llegaron, habían viajado en la casa rodante ya que Serena tenía ocho meses de embarazo y no estaba en condiciones de caminar tanto.
Dentro de la Guardería olía a feromonas, a ambos les dieron un espacio especial donde pudieran estar tranquilos, ahí ocurrió la magia varias veces, el lugar era como una especie de droga que no les permitía pensar en otras cosas más que en concebir a su descendencia.
Pikachu y Pawmo en retrospectiva no se acuerdan de mucho de esa semana, pero el huevo que puso Pawmo hizo que valiera la pena haber vivido una experiencia tan extraña.
Cuando los fueron a buscar ambos estaban agotados pero orgullosos del huevo que tenían al frente.
- Bien, no sé si nos quieres acompañar, pero la mejor forma de eclosionar un huevo es caminar mucho ¿Qué dices Pawmo? -preguntó él.
Ella no se lo pensó mucho, moría por estar ahí cuando su hijo o hija abriera los ojos por primera vez.
- ¡En marcha! -exclamó ella.
En un par de ocasiones Pawmo realmente se sintió culpable ya que Serena no lo estaba pasando muy bien, era su último mes y estaba muy cansada, por su lado Ash la llamaba dos a tres veces al día para saber cómo estaba, ella le decía que estaba bien y con eso Pawmo estaba más tranquila. Ser la Reina de Kalos por diez años había sido divertido y cansador, pero esta nueva etapa de su vida estaba bien también.
Al cabo de unas tres semanas Ash estaba muy nervioso, todavía no se abría el huevo y Serena en cualquier momento podía entrar en labor, por suerte Arceus lo escuchó y mientras hablaba con su esposa el huevo empezó a brillar. Ella junto a su marido y los pokémons de él vieron cómo el huevo lentamente se abría y de su interior salió una bola de pelos naranja.
Pikachu y Pawmo se aseguraron de ser lo primero que viera su pequeño retoño y funcionó, esa bolita naranja abrió sus ojos de botones y vio a sus padres, no sabía qué pasaba pero sintió un amor tremendo al ver cómo este le sonreían.
- Hola bebé, ¿Cómo estás? Mi nombre es Pawmo…
- Y yo soy Pikachu…
- Y somos tus padres.
Y eso fue Corazón Eléctrico, la historia de Pikachu y Pawmo. El epílogo es varios años posterior al epílogo de Cuatro Años Después, en parte porque quería narrar el siguiente paso de la relación entre los pokémons y sus entrenadores.
¿Por qué elegí el nombre Dalia para la primera hija de Ash y Serena? Porque después de corregir Cuatro Años Después me di cuenta de cuánto apreciaba la pareja a sus madres y que Dalia, en todo aspecto, había sido un pilar en la vida de Ash tanto en el anime como en el fanfic, es por eso que le quise poner Dalia a la primogénita de ambos.
Por otro lado, este fanfic está ambientado en los primeros cuatro capítulos de Cuatro Años Después, solo que narrado desde el punto de vista de los pokémons.
Por último quiero mencionar que en este fanfic hice que por fin Pikachu recibiera el karma de sus acciones. Cuando vi el capítulo de la Raichu de Goh me sentí muy mal por ella, realmente fue muy cruel de parte de Pikachu cambiar tan rápido de parecer, por esto él recibe el karma de: 1. Enamorarse de una etapa inicial; y 2. Ver que sus palabras hicieron tanto daño a Pawmo que ella estaba dispuesta a morir.
Ya con esto dicho, la próxima semana habrá un fanfic nuevo para que lo lean, su nombre es "Miremos al Cielo", cuando lo escribí me sentí profundamente conmovida por la historia por lo que les pido que le den una oportunidad, este fic inicia en el capítulo 1 de Cuatro Años Después abarcando el 2 y 3, luego hay un salto temporal para el final de Cuatro Años Después, y si les sorprendió el epílogo de Corazón Eléctrico, no se pueden perder el de "Miremos al Cielo".
