What If

Prólogo

—La música está muy alta, apenas escucho mis pensamientos—. Kairi sonrió con una botella de cerveza en su mano.

—Es una fiesta, ¿esperabas que fuese karaoke? Duh—. Yuffie llevó la bebida a su boca. Toda su anatomía estaba despatarrada en el sillón, incluso las piernas estaban abiertas—. Mi consejo es que la disfrutes, después viene la adultez y blabla.

—En esta coincido con Yuffie—. Naminé se sentó al lado de ellas, corriendo la basura de la alfombra—. No sabemos cuándo será la próxima vez que nos veamos.

—Sí, ¿verdad? Aparentemente tomamos todos caminos distintos—dijo Kairi con algo de nostalgia—. Voy a extrañar mucho todo esto.

—¡Nuestro último año! —. Selfie apareció atrás del sofa, con una botella de cerveza en la mano, insinuando un brindis al colocarla en el centro de la mano—. ¡Es una fiesta, vamos chicas! Chin-chin.

Es verdad, era el último año, en realidad el último día de prepatoria. Sonrieron al unísono al chocar las petacas.

Sora estaba ensimismado, con adrenalina en su cuerpo y una cámara de video en mano. Habían optado por usar la casa de Tidus, la misma era lo suficientemente grande como para inmensa cantidad de personas. Ninguno había faltado. Y él se iba a encargar de grabar cada momento de esa fiesta, ya mañana después de una resaca y el último abrazo (bueno quizá no tanto) grupal ninguno se vería en largo tiempo. El castaño llevaba una gorra con la visera de la misma al revés y había llegado a grabar las últimas palabras de las chicas. Se acercó para hacerles zoom con la cámara.

—Ahora todas: ¡digan sus últimas palabras! —. Tanto Kairi como Namine sonrieron e hicieron el símbolo de la paz. Yuffie sólo atino a revolear los ojos y Selfie... Bueno, ella ya estaba los efectos del alcohol sólo se colocó cabeza abajo y mostró sus dientes—. Sabes Yuffie eres una adulta aburrida, ¡creí que ibas a ser más emocionante!

—Yo te voy a dar tu adulta emocionante—. Sora le sacó la lengua y empezó a correr de espaldas—. ¡Ven acá maldito puber!

En tanto se atropellaba con los invitados, el castaño se divertía. Lástima que aún no había conseguido dar con Ventus y Vanitas para que también aparecieran en el video. Los había buscado a lo largo de toda la mansión, menos la cancha de Blitzball. No. Sora sabía que no era un deporte que llamara la atención de Vanitas. Pero sí se había acercado a la piscina ya por ahí, por esas casualidades de la vida estaban ahí tirados... Peleando. Pero no, todo lo que había visto había sido a Wakka Tidus y Larxane jugando poker y casi desnudos. No era broma, uno de ellos había arrancado una hoja de los arbustos para cubrir sus partes nobles. Él no había podido no filmar aquello. Es decir, era demasiado gracioso como para olvidar por los años siguientes. Aquí era la cuestión, nunca en los cinco años de preparatoria Sora había visto tanto alcohol junto.

No. Nunca. Y las reservas que estaban guardadas en la cocina eran interminables. A pesar de su fracaso en hallar a esos dos, Sora no seso su búsqueda. Enserio, ¿qué tan grande podría ser esta mansión? La sala de estar estaba ocupada incluso por gente que no conocía, los cuadros estaban torcidos por el ajetreo de la gente que estaba bailando, las botellas y papas fritas estaban pegadas a la alfombra, e inclusivo había gente intercambiando saliva (y probablemente otras cosas) en rincones pudorosos de la casa. Todo era adrenalina pura. Y el mismo sentía sus mejillas rojas de tanto tequila que había tomado. Un desmandre era poco. Oh, aparte de ellos dos. Sora se detuvo un momento, había un grupo que ciertamente había obviado filmar; el grupo de Roxas. Se acercó con la adrenalina de la noche.

—¡Yo, Roxas! —gritó Sora, enfocando la cámara directamente en ellos—. El día de hoy te permito ser sociable y agregar algo a la cámara—. Roxas puso su mano en el foco de la cámara algo molesto—. Aww, dale Rox, no seas así.

—No sé qué es lo que quieres que diga—. Los enormes ojos de Roxas lo miraron de par en par—. Enserio que no se me ocurre nada.

—Recuérdame, ¿por qué eres mi mejor amigo?

—Porque no puedes vivir sin mí—. Roxas sonrió de costado, engreído. La cámara de Sora enfoco en un zoom a su bebida—. ¿Qué?

—¿¡Qué demonios estás tomando?!

—Roxas no soporta el olor a cerveza—. Olette rió ante ello—. Desde que lo conozco siempre ha sido. Así que estamos viendo ta-da—dijo, haciendo una presentación con las manos—.Un simple jugo de naranja exprimido por el mismo.

—Mi bro es un pussy—. Hayner dijo simulando llorar ante ello, y después llorar de la risa. Evidentemente era algo gracioso—.Recuerdan la vez que salimos a un bar y Roxas nos esperó afuera toda la noche con la portatil en mano, y con el frío que hacía.

—Ah sí, tuvimos que llevarlo al hospital porque tenía hipotermia.

Las carcajadas resonaron en toda la pequeña habitación en la que se habían recluido, incluso Sora quién había filmado todo sentía lágrimas ante ello. Roxas nunca le había contado lo ocurrido y eso que llevaban quince años de amistad.

—Oigan, si no se dieron cuenta estoy aquí.

Esto sólo causo más risa.

Llegando a las cuatro de la madrugada ya algunos comenzaban a vomitar en los retretes, otros al aire libre y Roxas estaba más que seguro que, a juzgar por el grito (llanto) de Tidus, seguramente también la piscina. Cuando su grupo de amigos se unió al de Sora supo que era un buen momento para empezar a escuchar sus propios pensamientos. No era que le disgustara la fiesta, por el contrario, la estaba pasando de maravilla, pero estaba preocupado por su gemelo. Ventus no había mostrado signos de estar vivo y le preocupaba saber que Vanitas podía estar molestándolo. Los cuatro se había prácticamente criado juntos. Las familias de Sora y Roxas se conocían desde casi decadas y así como Leon se llevaba tan bien con Cloud esperaban que sucediera lo mismo con ellos. Como sea, Roxas y Sora se llevaban bien; pero Vanitas había desarrollado algún complejo con Ventus. ¿Obsesión? Podría ser. Era muy probable. No era que Ventus no supiera defenderse, por el contrario. El muchacho era mecha corta; y Vanitas lo sacaba de sus casillas con facilidad. Y lo que Roxas temía era que si estaban en el segundo piso alguno de los dos saliera volando por la ventana. Además de qué...

¡Eres un maldito bastardo! Si te acercas a mí otra vez.

Gritos. Sí. Los de su hermano. Y parecía que algo iba a estallar pronto. Roxas estaba más que seguro que Vanitas estaba involucrado.

Corrió al salón principal.

Todos miraban la escena frente a ellos. La música se detuvo y todos pararon sus actividades. Incluso aquellos estaban desnudos por la partida de poker. Sora miraba incrédulo lo que pasaba. Ventus bajaba de las escaleras echando humo por sus orejas en tanto Vanitas se mantenía con el hombro recostado en la pared, sus ojos dorados destilaban algo de maldad y diversión. Sora sabía que Vanitas podía ser un psicópata en el fondo, pero siempre se había mantenido a raya con Ventus. No obstante la expresión de Ventus decía que esta vez había pasado el límite.

—Oh, ¿enserio? Mira el espectáculo que estás haciendo Ven—. Vanitas sonrió de manera soberbia, sus manos en los bolsillos y con sus ojos clavados en Ventus. Nunca los había movido de allí.

—Tú... Tú...—. Las manos de Ventus temblaban, Sora se percató de ello—. Voy a matarte—. Antes que se le abalanzara, el castaño lo interceptó, tomándolo de las muñecas, pero hasta para él se estaba complicando el contenerlo—. ¡Suéltame, Sora!

—Whoa, whoa. Tranquilo Ven—. Sora estaba más que seguro que si lo soltaba iba a quedarse sin hermano. Vislumbró a Roxas en el corredor, quien seguramente había escuchado los gritos—. Rox, una mano no me vendría mal.

Vanitas soltó una carcajada, y otra... y otra. Al tiempo que Roxas tomó de los hombros a Ventus, Sora tomo a su hermano de la muñeca. Pero este se soltó en un violento sacudón.

—Ay Ven, nunca dejas de divertirme, pero—. Hizo una pausa, acomodándose los cabellos de manera tranquila. Pero no la tranquilidad a la cual un ser humano normal podría acostumbrarse o relajarse. Era todo menos eso. La tranquilidad que irradiaba el muchacho de cabellos oscuros era escalofriante—. Me aburrí, lástima que tenías que atraer la atención de todo el mundo.

Diciendo esto Vanitas se retiró, Sora corrió tras él y le hizo un gesto con la mano a Roxas para que sacara a Ventus de la casa. Honestamente, de todos los días. Vanitas tenía que elegir el último. El castaño suspiró y siguió los pasos de su hermano.

—Vanitas—. Sora lo llamo serio, había algo acerca de él que ya lo estaba hastiando. Su obsesión por Ventus cada vez tenía peores consecuencias—. ¿¡Qué mierda fue todo eso?!

—Te importaría detallarme que es "eso"—. El muchacho se divertía, o eso creía Sora no podía estar seguro puesto que el rostro de él miraba la ventana. El segundo piso de la casa de Tidus contaba con un corredor demasiado amplio, y el mismo era llamativo por sus enormes ventanales que daban derecho al jardín.

—No te hagas el tonto conmigo. Nunca había visto a Ventus tan... Perturbado.

—Hm—. Vanitas lo miró intensamente a los ojos y sonrió mostrando sus dientes—. Hasta dónde recuerdo, y sé, no es asunto tuyo. Y no tengo porqué escuchar a un pendejo que vive adentro de un closet y es un hipócrita.

—¿A qué—?

—Ahora quién juega a ser estúpido. Lo que sea, no me interesa. Me voy a la mierda de acá.

Sora se quedó en el lugar donde Vanitas lo dejó. En todos estos años que lo conocía (es decir desde que eran dos fetos) el castaño nunca lo había visto tan desinteresado. Sora no sabía que había pasado entre ellos, pero no sólo Ventus había sido el afectado. Aparentemente Vanitas también se había disgustado con la situación. Sora tomó su celular para mensajear a Roxas. Vaya noche y él cuando esperaba que los cuatro terminaran viendo una película al otro día.

Roxas agradeció internamente que Cloud accediera a prestarle la moto. No era que tuvieran mucho viaje, pero sabía y tenía plena confianza en que Roxas iba a estar sobrio toda la noche. Ahora mismo Ventus no decía palabra alguna; pero había dejado de temblar y por más que quisiera mirar su expresión la misma estaba cubierta por un casco negro y la visera del mismo impedía que pudiera siquiera ver sus ojos. Al menos el cuerpo de su hermano había dejado de temblar. Aunque quisiera saber lo ocurrido no se animaba a preguntarle sería como invadir su espacio personal. Ellos dos hablaban absolutamente de todo, pero cuando estaban dispuestos a hacerlo.

El otoño era agradable, pero no cuando cuando conducías una moto. Ciertamente, Roxas no podía estar más desabrigado. Llegaron congelados al complejo de departamentos de Twilight Town, las calles estaba desérticas menos la confitería que solían frecuentar con Ventus cuando no tenían planes, por suerte la misma estaba abajo de su edificio. Roxas se quitó el casco y esperaba que su hermano se percatara que ya estaban en casa y le soltara la cintura. Se bajó de la moto, Ventus le siguió quitándose el casco. Roxas lo miró con detenimiento: su cabello estaba alborotado, sus ojos parecían haber soltado lágrimas (asumió que eran de impotencia, Ven nunca lloraba por situaciones extremas, salvo que se hubiese sentido impotente) y sus labios estaba tan rojos.

Eso último le dio una pauta de que algo había pasado efectivamente. Sintió vibrar el celular en sus pantalones, un mensaje de Sora para saber si Ventus estaba bien. Roxas decidió ignorarlo por ahora y centró la atención en su hermano.

—¿Quieres hablarlo Ven? —. Preguntó, con tacto su hermano miraba el suelo con el ceño fruncido, la cólera pareciera no haber pasado aún.

—Ahora no Roxas... Tengo la cabeza algo quemada—. Respondió en un suspiro—. Es tan difícil saber que pasa por la suya—. Tal como había sospechado ese algo que paso fue grave—. ¿Podemos evitar hablar de ello?

—Aa—. Respondió simplemente, trabó la moto con seguro y la ató a donde Cloud le había indicado—. Bueno, ya que es nuestra última noche aquí... que tal si pasamos por la confitería.

—Eso me gustaría.

Pareciera que una luz se vislumbró en su rostro a medida que se iban acercando. Solo ellos sabían lo que había pasado allá en la casa de Tidus. Y pareciera que se iba a quedar allí un largo tiempo.

Tbc

A/N.: ¡Hola a todos! Bueno, la idea vino a mí y estuve vagando en si publicarla o no. Al final opté porque sí, es decir why not...A quienes leyeron mil gracias por llegar hasta acá. Espero que lo hayan disfrutado, si tienen algo que comentar más que feliz de recibir comentarios.

Este fic no tendrá más de cinco o seis capítulos.

Advertencias: Vanitas. (if you know what I mean...). Yaoi. Bullying.

Ahora a las formalidades:

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Square Enix y Disney. Ninguno de ellos me pertenece.