Rayos de luz se filtraban por el tragaluz del gimnasio de Monarch, y una brisa descontrolada se percibía en el lugar.
Izuku, se encontraba en medio de esta brisa. Jadeando pesadamente mientras Aguilar lo miraba desde lejos, habían pasado varios meses desde el incidente del centro comercial, pero Izuku empezaba desesperarse porque todavía no lograba controlar adecuadamente su quirk.
—¡Concéntrate, Izuku!— exclamó Aguilar —Recuerda lo que te he enseñado. El viento no puede ser forzado. Debes guiarlo—.
Izuku cerró los ojos, intentando encontrar la calma en medio de su frustración. Sabía que Aguilar tenía razón, pero el deseo de controlar su quirk a veces lo llevaba a intentar forzarlo, lo cual solo resultaba en una brisa desordenada y errática.
—Lo sé, maestro.. solo... es difícil...— respondió Izuku entre jadeos.
Aguilar caminó hacia él, su expresión serena y paciente.
—Izuku, el viento es una extensión de tu voluntad. Si tu mente está en caos, el viento reflejará ese caos. Respira hondo, despeja tu mente y siente el flujo del aire a tu alrededor—.
Izuku tomó una profunda respiración, dejando que el aire llenara sus pulmones. Poco a poco, la brisa descontrolada comenzó a calmarse, volviéndose más suave y manejable. Abrió los ojos y se enfocó en el flujo del aire, permitiendo que su mente se sincronizara con su quirk.
—Eso es, Izuku. Siente el viento, no lo fuerces— dijo Aguilar con una sonrisa.
A medida que Izuku se calmaba, la brisa se volvía más controlada. Usó movimientos suaves de sus manos para dirigir el flujo del aire, formando pequeños remolinos a su alrededor.
—Muy bien, Izuku. Ahora vamos a aumentar la dificultad— indicó Aguilar, activando varios dispositivos de entrenamiento que lanzaban obstáculos y proyectiles hacia Izuku.
Izuku, con su renovada calma, empezó a esquivar y desviar los obstáculos usando su quirk. Aunque todavía cometía errores, cada vez era más hábil y preciso. El entrenamiento continuó durante varias horas, con Aguilar proporcionando guía y correcciones.
Finalmente, después de un largo y extenuante entrenamiento, Aguilar detuvo los dispositivos y se acercó a Izuku.
—Has mejorado mucho, Izuku. Pero recuerda, este es solo el comienzo. El control del viento es un arte que requiere práctica constante y paciencia—.
Izuku asintió, sudando y respirando con dificultad, pero con una sonrisa en su rostro.
—Gracias, señor Aguilar. Prometo seguir trabajando duro y mejorar cada día—.
Aguilar sonrió y le dio una palmada en el hombro.
—Lo sé, Izuku. Estoy orgulloso de tu progreso. Ahora, descansa un poco. Mañana continuaremos—.
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Han pasado un par de semanas desde que Izuku comenzó a entrenar su quirk con más intensidad en las instalaciones de Monarch. Los avances han sido lentos y desesperantes para él. A pesar de sus esfuerzos, todavía no lograba el control que tanto anhelaba. La frustración se acumulaba con cada sesión, erosionando la paciencia que había trabajado tan duro para desarrollar.
Una tarde, tras un agotador día de entrenamiento, Izuku se encontraba solo en el gimnasio, sus pensamientos revoloteando entre la duda y la frustración. Sentía que, a pesar de sus esfuerzos, su quirk seguía fuera de su control, como si fuera una tormenta desatada dentro de él, imposible de domar. La brisa a su alrededor era errática, reflejando el caos interno que sentía.
—¿Por qué no puedo controlarlo?— murmuró para sí mismo, golpeando el suelo con el puño, mientras pequeñas ráfagas de viento se arremolinaban a su alrededor, apenas respondiendo a su voluntad.
Justo en ese momento, la puerta del gimnasio se abrió, y Aguilar entró, observando a Izuku desde la distancia por un momento antes de acercarse. Había notado la lucha interna de Izuku en las últimas semanas, y sabía que el joven estaba al borde de su límite.
—Izuku— dijo Aguilar, su voz calmada pero firme —Estás tratando de controlar el viento con frustración y desesperación, pero esos sentimientos solo te alejan más de tu objetivo—.
Izuku alzó la mirada, sus ojos llenos de frustración y cansancio.
—Lo sé, maestro, pero es que... no importa cuánto lo intente, siempre parece escaparse de mi control. Es como si estuviera destinado a fallar— confesó, su voz quebrándose ligeramente.
Aguilar se arrodilló frente a él, colocando una mano sobre su hombro.
—Izuku, el despertar de un quirk tan poderoso como el tuyo nunca es fácil. Es natural que sientas frustración, pero no puedes dejar que esa frustración te controle. Necesitas aprender a soltar el miedo al fracaso, a confiar en ti mismo y en tu habilidad para mejorar con el tiempo—.
Izuku asintió, tratando de absorber las palabras de Aguilar, pero aún sentía el peso de sus propias expectativas aplastándolo.
—Pero... ¿cómo lo hago?— preguntó, su voz apenas un susurro.
Aguilar lo miró con una mezcla de compasión y determinación.
—No tienes que hacerlo solo, Izuku. Es por eso que he pedido ayuda. Alguien que tiene experiencia con quirks poderosos y que puede guiarte en este proceso—.
Antes de que Izuku pudiera preguntar a qué se refería, la puerta del gimnasio se abrió nuevamente, y una figura imponente entró. Era Star and Stripe, una de las heroínas más poderosas del mundo, conocida por su implacable fuerza y su quirk único.
—¡Izuku Midoriya!— dijo Star and Stripe con su voz firme y decidida, mientras se acercaba a él. —He oído hablar mucho de ti, joven héroe. Estoy aquí para ayudarte a descubrir lo que realmente puedes hacer—.
Izuku se puso de pie rápidamente, sorprendido y un poco nervioso por la presencia de una heroína de su calibre.
—Es un honor, Star and Stripe— dijo Izuku, inclinándose ligeramente en señal de respeto.
Ella sonrió, asintiendo con la cabeza.
—He hablado con Aguilar sobre tus dificultades, y creo que puedo ayudarte a encontrar el estado mental necesario para controlar tu quirk. Pero primero, quiero que entiendas algo muy importante: el poder que tienes dentro de ti es increíble, pero requiere disciplina y claridad mental para controlarlo. Vamos a trabajar en eso hoy—.
Izuku asintió, dispuesto a aprender lo que fuera necesario.
—Lo haré, haré lo que sea necesario para controlarlo— respondió, su determinación renovada.
Star and Stripe lo guió hacia el centro del gimnasio, donde comenzó a explicar su enfoque.
—Mi quirk me permite imponer reglas a la realidad, pero lo que voy a hacer contigo es un poco diferente. Quiero que cierres los ojos, Izuku, y te concentres en tu respiración. Olvídate de la frustración y el miedo, solo siente el viento a tu alrededor. Déjalo fluir libremente— instruyó, su voz calmada pero firme.
Izuku hizo lo que le pidió, cerrando los ojos y concentrándose en su respiración. Poco a poco, la brisa en el gimnasio comenzó a calmarse, volviéndose más suave y controlada.
—Bien, ahora quiero que imagines que estás en el ojo de una tormenta. A tu alrededor, el viento ruge y el caos reina, pero en el centro, donde estás tú, todo está en calma. Quiero que mantengas esa calma interior, sin importar lo que pase a tu alrededor— continuó Star and Stripe, su quirk comenzando a influir en el entorno, recreando la sensación de estar en el ojo de una tormenta.
Izuku sintió la presión a su alrededor aumentar, como si estuviera realmente en medio de una tormenta, pero se aferró a la calma interior que había encontrado. El viento rugía, pero él permanecía tranquilo, centrado.
—Eso es, Izuku. Mantén esa calma, deja que el viento te rodee pero no te consuma. Guíalo, no lo controles— dijo Star and Stripe.
Izuku comenzó a mover sus manos suavemente, dirigiendo el viento a su alrededor con una precisión que no había tenido antes. No estaba forzando el viento, sino guiándolo con una suavidad que sorprendió incluso a él mismo.
Star and Stripe sonrió, viendo cómo Izuku daba sus primeros pasos hacia el verdadero control de su quirk.
—Muy bien, Izuku. Has dado un gran paso hoy, pero este es solo el comienzo. Con práctica y paciencia, podrás dominar no solo el viento, sino todo tu potencial— dijo, su voz llena de confianza.
Izuku abrió los ojos, sintiendo una nueva esperanza dentro de él. Sabía que aún tenía un largo camino por recorrer, pero por primera vez en semanas, sentía que estaba en el camino correcto.
Al día siguiente, tras un día completo de entrenamiento con Star and Stripe, Izuku no solo había mejorado en el control de su quirk, sino también en sus habilidades de combate. Cada ejercicio, cada desafío lo había empujado más allá de sus límites, obligándolo a adaptarse y crecer. Sin embargo, a pesar de los progresos visibles, Izuku sabía que aún le quedaba un largo camino por recorrer.
Esa mañana, Izuku se despertó temprano, su cuerpo dolorido por el entrenamiento intensivo del día anterior. Aun así, una determinación renovada lo impulsó a levantarse. Había experimentado por primera vez lo que se sentía tener verdadero control, aunque fuera solo un atisbo, y no quería dejar que esa sensación se escapara.
Después de un desayuno rápido, se dirigió al gimnasio, donde ya lo esperaba Star and Stripe. La heroína lo recibió con una sonrisa, notando la resolución en sus ojos.
—Buenos días, Izuku— lo saludó con su tono firme pero alentador. —Veo que estás listo para continuar—.
Izuku asintió, estirando sus músculos mientras se preparaba mentalmente para lo que vendría.
—Sí, Star and Stripe. Quiero seguir mejorando. Ayer me di cuenta de lo que puedo lograr si me concentro y mantengo la calma, pero también sé que aún no estoy ni cerca de dominar mi quirk por completo— confesó, su voz llena de determinación.
Star and Stripe lo observó por un momento, viendo el fuego en su mirada.
—Esa es la actitud correcta, Izuku. Pero recuerda, no solo se trata de dominar tu quirk. Como héroe, también debes fortalecer tu cuerpo, tu mente y tus habilidades de combate. Hoy nos enfocaremos en eso— dijo, mientras lo guiaba hacia el centro del gimnasio, donde su equipo de élite ya estaba preparado.
El entrenamiento comenzó con una serie de ejercicios de resistencia y agilidad. El equipo de Star and Stripe, compuesto por algunos de los héroes más experimentados de Estados Unidos, lo puso a prueba con una intensidad que Izuku nunca antes había experimentado. Le lanzaban ataques de varios ángulos, lo obligaban a reaccionar rápidamente y a utilizar tanto su quirk como su fuerza física para defenderse y contrarrestar.
—No te centres solo en el viento, Izuku— le recordó Star and Stripe mientras esquivaba un golpe y contrarrestaba con un barrido de viento. —Tu quirk es una herramienta, pero no debes depender exclusivamente de él. Un héroe completo puede luchar incluso cuando no puede usar su quirk—.
Izuku asimiló sus palabras, ajustando su enfoque. Comenzó a integrar más sus habilidades físicas en el combate, usando el viento solo cuando era necesario. Sus movimientos se volvieron más fluidos, más estratégicos. Aunque todavía cometía errores, Star and Stripe y su equipo lo guiaban, corrigiendo sus fallos y proporcionándole retroalimentación constante.
Después de varias horas de entrenamiento intenso, Star and Stripe decidió cambiar el enfoque.
—Bien, Izuku, has hecho grandes progresos hoy, pero ahora quiero que nos concentremos nuevamente en tu quirk. Esta vez, quiero que te enfrentes a un solo oponente: yo— declaró, dando un paso al frente.
Izuku sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. Había visto de lo que Star and Stripe era capaz, y sabía que enfrentarse a ella sería un desafío monumental.
—Sí, señora— respondió, asumiendo una posición defensiva.
—El viento a mi alrededor se mantiene en calma—.
La atmósfera en el gimnasio de Monarch se cargó de tensión en el momento en que Star and Stripe se posicionó frente a Izuku. El brillo de su quirk comenzaba a envolver el espacio a su alrededor, imponiendo una calma absoluta en el aire. Izuku sintió de inmediato la diferencia: el viento, su principal herramienta de combate, se había vuelto inerte, indomable, como si estuviera atrapado en una prisión invisible.
—Lo primero que debes aprender, Izuku, es que no siempre tendrás las condiciones ideales para usar tu quirk. A veces, te enfrentarás a enemigos que limitarán tus habilidades o te pondrán en situaciones difíciles. Quiero que aprendas a adaptarte a cualquier circunstancia— dijo Star and Stripe, su voz firme y segura.
Izuku asintió, aunque el nerviosismo le revolvía el estómago. Asumió una postura defensiva, consciente de que enfrentarse a una heroína de su calibre sin poder usar plenamente su quirk sería un desafío monumental. Pero no había vuelta atrás.
El primer movimiento fue de Star and Stripe. Sin previo aviso, avanzó con una velocidad impresionante, cerrando la distancia entre ellos en un abrir y cerrar de ojos. Izuku apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando lanzó un puñetazo dirigido a su rostro. Instintivamente, se agachó, esquivando el golpe por centímetros, sintiendo el viento que levantaba el movimiento de la heroína.
Pero Star and Stripe no le dio respiro. Giró sobre su talón y lanzó una patada giratoria hacia el costado de Izuku, quien apenas logró levantar su brazo para bloquearla. El impacto fue feroz, y aunque evitó el golpe directo, la fuerza lo hizo retroceder varios pasos.
—No te distraigas, Izuku— le advirtió Star and Stripe, avanzando de nuevo con una serie de golpes rápidos y precisos.
Izuku se enfocó, recordando las palabras de Aguilar y de la propia Star and Stripe. No podía permitirse depender del viento; tendría que usar su cuerpo y su mente al máximo. Bloqueó un golpe, esquivó otro, y cuando vio una apertura, lanzó un puñetazo hacia su oponente. Pero Star and Stripe lo desvió con facilidad, respondiendo con un gancho que impactó en el estómago de Izuku, haciéndolo tambalear.
—Eres rápido, pero aún estás pensando demasiado en el viento— le dijo mientras retrocedía, dándole un momento para recuperarse.
Izuku apretó los dientes, recuperando el aliento. Sabía que tenía razón. Incluso ahora, estaba tratando de encontrar una manera de usar su quirk, pero el aire estaba bloqueado, inmóvil bajo el control de Star and Stripe. Necesitaba un nuevo enfoque.
Recuperó su postura y cargó hacia ella, esta vez sin la intención de usar su quirk. Sus movimientos eran más fluidos, más enfocados. Lucharon cuerpo a cuerpo, intercambiando golpes y bloqueos a un ritmo frenético. Izuku comenzó a adaptarse, usando su velocidad y agilidad para esquivar y contraatacar. Encontró formas de utilizar el entorno a su favor: un salto hacia una pared para impulsarse y lanzar un golpe desde arriba, una voltereta para evitar un barrido de piernas y contraatacar con una patada baja.
Star and Stripe notó el cambio en su estilo. Aunque seguía dominando el combate, Izuku estaba comenzando a desafiarla de formas que no había anticipado. Sus ataques se volvían más creativos, más impredecibles. Pero ella no era una heroína veterana por nada.
—Bien, Izuku, pero veamos cómo manejas esto— dijo, activando una nueva orden en su quirk. —El aire en el entorno de Izuku se vuelve turbulento—.
De repente, el viento a su alrededor cobró vida, pero no de la manera que Izuku esperaba. No podía controlarlo; en su lugar, el aire formaba remolinos caóticos, tratando de desestabilizarlo. Cada movimiento se volvió más difícil, como si el viento mismo estuviera en su contra.
Izuku luchó por mantener el equilibrio mientras Star and Stripe lanzaba una nueva serie de ataques. Bloqueó uno, pero otro le alcanzó el hombro, haciéndolo girar. Estaba siendo arrinconado, sus opciones cada vez más limitadas.
—No luches contra el viento, Izuku. Fluye con él— le aconsejó Star and Stripe mientras lanzaba un puñetazo.
Las palabras resonaron en su mente. No luchar contra el viento, sino fluir con él. De repente, comprendió. En lugar de resistirse a la turbulencia, comenzó a moverse con ella. En vez de intentar controlar el viento, dejó que lo guiara, usando su impulso para esquivar los ataques de Star and Stripe con más fluidez.
El cambio fue inmediato. Izuku esquivó un golpe con una elegancia que no había mostrado antes, usando la fuerza del viento para deslizarse por el suelo y lanzar una patada lateral. Star and Stripe sonrió, viendo la chispa de comprensión en los ojos de Izuku. Aunque su patada fue bloqueada, estaba claro que había comenzado a entender el principio fundamental de su quirk.
La atmósfera en el gimnasio de Monarch se llenó de una tensión palpable mientras Izuku y Star and Stripe se enfrentaban. Los rayos de luz que se filtraban por el tragaluz ahora parecían focos sobre un escenario de combate, donde cada movimiento, cada respiración, se sentía cargada de significado. El aire, que antes había estado bajo el control caótico de Izuku, se mantenía ahora en un flujo turbulento pero controlado por Star and Stripe, quien miraba a su joven oponente con una mezcla de desafío y paciencia.
—Recuerda, Izuku, no puedes luchar contra el viento. Debes aprender a moverte con él— dijo Star and Stripe, con la firmeza de una veterana que había visto y superado innumerables desafíos.
Izuku, con el sudor perlándole la frente, asintió mientras recuperaba la postura. La energía que emanaba de Star and Stripe era abrumadora, pero también motivadora. No estaba enfrentándose a un simple entrenamiento; estaba siendo probado al límite, y lo sabía.
Sin previo aviso, Star and Stripe se lanzó al ataque. Su velocidad era deslumbrante, mucho mayor de lo que Izuku había experimentado antes. En un instante, estaba encima de él, lanzando una serie de golpes precisos que apenas pudo bloquear. Izuku retrocedió, usando todo su entrenamiento previo para intentar igualar el ritmo, pero cada movimiento que hacía parecía anticipado, cada defensa era desarmada con una destreza que solo podía venir de años de experiencia.
Star and Stripe sonrió ligeramente, viendo la frustración en los ojos de Izuku. Lanzó un puñetazo dirigido a su costado, pero al último segundo, lo cambió por un golpe ascendente hacia su mentón. Izuku apenas tuvo tiempo para mover la cabeza hacia un lado, evitando el impacto por un pelo, pero el golpe desequilibró su postura, dejándolo vulnerable.
Aprovechando la oportunidad, Star and Stripe ejecutó una barrida con la pierna, derribando a Izuku al suelo. Sin embargo, antes de que él pudiera reaccionar, ella ya estaba sobre él, su pie a centímetros de su pecho, deteniéndose justo antes de impactar.
—Levántate, Izuku— ordenó con un tono severo, pero sin perder la sonrisa de aprobación.
Izuku, jadeando y con el cuerpo dolorido, rodó rápidamente para evitar el pie de Star and Stripe y se puso de pie de un salto. No tenía tiempo para descansar ni para pensar en lo mucho que dolía cada músculo de su cuerpo. Sabía que si quería mejorar, tendría que soportar todo lo que ella le lanzara.
—¡Vamos!— gritó, encendiendo su espíritu combativo. Izuku lanzó una serie de ataques con una mezcla de puñetazos y patadas, intentando aprovechar su velocidad. Sabía que no tenía la fuerza para superarla, pero si podía al menos golpearla, sería un avance.
Star and Stripe bloqueó el primer golpe, luego el segundo, pero en el tercero, Izuku cambió su dirección en el último momento, desviando su quirk hacia un lado para crear una corriente de viento que la desequilibrara. Por un breve instante, logró lo que parecía imposible: hizo que Star and Stripe retrocediera un paso.
Pero la heroína no era fácil de sorprender. Usando el impulso de la corriente, giró su cuerpo y lanzó un contrataque devastador. Su puño, cargado con una fuerza abrumadora, impactó el aire frente a Izuku, creando una onda de choque que lo lanzó hacia atrás con violencia. Izuku apenas tuvo tiempo de cubrirse antes de estrellarse contra una de las paredes del gimnasio.
El dolor recorrió su cuerpo, pero su espíritu no se quebró. Se levantó de nuevo, tambaleándose, con los ojos fijos en Star and Stripe. Sabía que estaba siendo superado, pero algo en su interior lo empujaba a seguir adelante. Algo más profundo que la simple tenacidad, algo que su maestro le había enseñado.
La lucha continuó, cada vez más intensa. Star and Stripe aumentó la presión, cambiando constantemente su estrategia para mantener a Izuku en vilo. Lo golpeó con combinaciones rápidas, lo acorraló con movimientos impredecibles, pero Izuku seguía adaptándose, mejorando con cada intercambio. Comenzó a entender que no se trataba solo de ser más fuerte o más rápido; se trataba de sentir el flujo de la batalla, de anticipar los movimientos y adaptarse a ellos.
En un momento dado, Izuku intentó algo nuevo. Aprovechando la turbulencia que Star and Stripe había creado en el aire, giró sobre su talón y lanzó una patada con todo su cuerpo. La patada en sí no era especialmente poderosa, pero el viento que la acompañaba, aunque no controlado en su totalidad, creó un vórtice que amenazó con atrapar a la heroína.
Por un segundo, parecía que la estrategia había funcionado. Pero Star and Stripe, con su experiencia, lo anticipó. En lugar de resistirse al vórtice, se dejó llevar por él, girando con la fuerza del viento y usando su propio impulso para propulsarse hacia Izuku. Lo siguiente que sintió fue un impacto demoledor en su estómago que lo dejó sin aire. La fuerza del golpe lo levantó del suelo y lo envió volando hacia atrás, estrellándose nuevamente contra la pared del gimnasio.
Izuku cayó al suelo, su visión borrosa y el cuerpo inmóvil. El dolor lo envolvía como una manta, cada respiración era una lucha. Intentó moverse, pero sus extremidades no respondían. Su mente luchaba por mantenerse consciente, pero la oscuridad comenzó a ganar terreno.
—Izuku, eso fue impresionante— fue lo último que escuchó antes de que la inconsciencia lo envolviera por completo.
Cuando despertó, no sabía cuánto tiempo había pasado. Lo primero que sintió fue el dolor en cada centímetro de su cuerpo. Lo segundo fue la calma en el aire. No había más turbulencia, solo una suave brisa que acariciaba su piel. Abrió los ojos lentamente, parpadeando para aclarar su visión.
Star and Stripe estaba de pie junto a él, mirándolo con una expresión de satisfacción. A su lado, Aguilar también observaba, su rostro reflejando orgullo.
—Descansaste un buen rato, Izuku— dijo Aguilar, ayudándolo a sentarse. —Pero no te preocupes. Te enfrentaste a uno de los mejores héroes del mundo y lograste algo que pocos logran en su primer intento: la hiciste retroceder—.
Izuku dejó escapar una risa suave, que se convirtió en una mueca de dolor. Aunque había terminado derrotado, el hecho de que su esfuerzo fuera reconocido le daba un sentido de logro que no había experimentado en mucho tiempo.
—Lo hiciste bien, chico— añadió Star and Stripe, cruzándose de brazos. —Tienes potencial, pero más importante, tienes la actitud correcta. Aprenderás a controlar tu quirk, estoy segura de eso. Hoy diste tus primeros pasos verdaderos hacia ese objetivo—.
Izuku asintió, con una pequeña sonrisa de agradecimiento en su rostro. Sabía que aún le quedaba un largo camino por recorrer, pero ahora, más que nunca, estaba decidido a seguir adelante, sin importar cuántas veces tuviera que levantarse tras ser derribado.
Mientras se levantaba con la ayuda de Aguilar, una nueva determinación se encendió en su corazón. Había enfrentado uno de los desafíos más grandes de su vida y, aunque había sido derrotado, había aprendido más de lo que jamás había imaginado.
—Mañana seguiremos entrenando, Izuku. Pero por ahora, necesitas descansar— dijo Aguilar, guiándolo fuera del gimnasio.
Mientras se dirigían a la salida, Izuku miró hacia atrás, hacia Star and Stripe. Ella le devolvió la mirada con una sonrisa aprobadora. Era un recordatorio de que el camino que había elegido era difícil, pero no imposible. Y con maestros como ellos, sabía que tenía la fuerza para seguir adelante, paso a paso, hasta alcanzar sus metas.
