Resolución.

La magia de las mariposas seguía esplendorosa alrededor de Penélope y Colin y de todos los presentes.

Nadie podría percibir que entre los dos flotaba un ofrecimiento sensato de parte de la mujer protagonista de la velada.

El miedo que tenía Penélope de poner a la familia de su aún esposo en la palestra, dañarlos y dejarlos a merced del el escrutinio público no la dejaba en paz desde que le había enviado su carta a la Reina.

La música seguía sonando y les dejaba unos minutos más de conversación sin que alguien se acercase.

Penélope tenía claro que el futuro para ella era incierto y quizás nada feliz. No le importaba su bienestar ni las consecuencias a pagar pero no podía permitir que los Bridgerton fueran arrastrados hasta una posición indigna y entredicha dentro de la sociedad en que vivían. Eso no lo aceptaría.

El peso de todos sus actos debía cargarlo ella, sólo ella y nadie más.

Colin la miraba serio, pasmado pero con ese aire seguro que lo caracterizaba. Esperando que ella le explicara cómo se atrevería a pensar que él podría dejarle pero ella no dijo nada.

-Debía estar aquí, no te iba a dejar sola. Soy responsable de tu protección-Aseguró él.

Penelope negó con la cabeza nerviosa.

-Gracias por estar aquí esta noche-lo interrumpió-Era lo último que me atreví a solicitarles.

Penélope hizo una nueva pausa.

-Ahora, ya puedes alejarte y hacer una nueva vida.

Lo miró directo a los ojos. Colin no dio crédito a lo que acaba de escuchar.

-Prometo que respetaré tu decisión. Tienes la completa libertad de cortar todos los vínculos que nos unieron.

Penelope suspiró suavemente asumiendo por dentro y enfrentando con entereza el dolor que sentiría en breve.

-Esta noche la pasaré en casa de mi madre... Hablaré con ella ahora. Tienes a disposición el carruaje para que no te incomode compartirlo-Afirmó ella consiente de que ya no volvería a producirse un nuevo encuentro como el que los había llevado a ser más que amigos-Puedo enviar por mis cosas mañana de forma discreta…

Colin estaba atónito y literalmente congelado.

-Pen, yo…

No podía creer lo valiente que era su esposa demostrando que ella podía asumir los riesgos y la responsabilidad de cada uno de sus actos ahora fuera del anonimato.

Ella, por su parte, no resistió un segundo más. Tenía que dejarlo libre y dar el paso definitivo que la alejara de él.

Colin la observó hacer una leve reverencia de retirada con un paso atrás.

No. Esa palabra estalló en su cabeza. No podía permitir que ella pensara en que el no la amara.

Penélope no pudo dar un segundo paso atrás ella se dio cuenta de que la mano de Colin había atrapado la suya deteniéndola.

-Me pediste que me limitará a estar junto a ti y hoy resolviste lo de Whistledown de la forma más impresionante. Ahora debo yo pedirte algo a ti.

-Lo que quieras...-Susurró ella.

-Hay algo que es importante que debes saber pero primero debo hacer unos arreglos. Puedes esperar unos minutos aquí.

Ella asintió curiosa.

Colin miró a su alrededor y buscó a Eloise con la mirada y cuando la encontró hizo un gesto para que se acercara a ellos.

-Puedes acompañar a Penélope-Le pidió a su hermana-Es imperioso que resuelva un asunto que requiere la máxima atención.

Ambas mujeres lo miraron extrañadas pero asintieron y vieron como Colin desaparecía entre los presentes.

Colin debía actuar y no se le ocurrió otra forma para tener la atención de su esposa y la de todos.

Fue directamente a los anfitriones del baile y con la autorización de su suegra, la de sus cuñadas y los maridos de las ultimas le pidió a la ama de llaves que llenará el salón principal de copas de champaña.

Su amada esposa debía tener un claro conocimiento de sus sentimientos y que mejor que declararlo ante quien quisiera escucharlo. Haría un brindis. El brindis de su vida.

La señora Varley tardó tres minutos en cumplir el encargo. Los sirvientes entraron nuevamente con bandejas llenas de aquella bebida burbujeante importada desde Francia.

Una vez que todos tuvieron en sus manos las copas Colin fue directamente a la pista de baile y pidió a los músicos detener por completo el suave intermedio.

-Señoras y Señores-La voz de Colin sonó fuerte captando la atención de todos los presentes de inmediato-Quiero proponer un brindis por la mujer más extraordinaria del mundo.

Los ojos de su esposa se abrieron por la sorpresa que le causó verlo en medio de la pista viéndola directamente a ella.

Colin no podía amar más Penélope pensó Violet al verlo parado allí y se alegró de que su hijo fuera capaz de gritarlo a los cuatro vientos.

-Sin duda alguna este baile se recordará en Mayfair por mucho tiempo y no puedo dejar pasar la oportunidad de terminar la velada con un último brindis. Por supuesto, en primer lugar, manifestando lo orgulloso que me siento de mi esposa-Dijo con una sonrisa dedicada a ella-Todos saben que nuestro enlace es reciente y debo reconocer que el hecho de casarme con ella significaba casarme también con la ingeniosa y magnífica Lady Whistledown.

Los presentes estaban expectantes.

-Lo hice sin dudarlo porque amar tan profundamente a alguien que logra entrar en nuestro corazón supone amar cada parte de ella. Me costó entenderlo. Casi la pierdo-Hizo una pausa- Si, también deben saber que ella estuvo a punto de comprometerse con otro caballero-Señaló gesticulando con la mano libre para que nadie murmurara -El destino ayudó para que yo pudiera reconocer mis sentimientos y actuar antes que fuera demasiado tarde.

Penélope tenía los ojos brillantes. Su emoción era tangible y de no estar junto a Eloise, quien, emocionada también por las palabras de su hermano tenía su mano en la de su amiga. No lo hubiera podido soportar aquella declaración de haber estado en soledad. Seguramente ya hubiera huido de la escena.

-Esta noche-Continuó Colin- La decisión de salir del anonimato implica un nuevo comienzo y estoy absolutamente dichoso de estar a su lado-Se dirigió directamente a ella-Penélope. Te amo con todo lo que soy. Te amo con nuestro pasado y te amo con nuestro futuro. Te amo por cada una de mis sonrisas, y más aún, por todas y cada una de las tuyas. Sólo quiero que seas feliz mi amor porque sólo así podré serlo yo.

Colin alzó su copa sonriendo feliz alzó la copa.

-¡Por mi mujer!

-¡Por tu mujer!-Gritaron todos aplaudiendo y vitoriando bebieron a la salud de la feliz pareja que finalmente volvía a acercarse.

Eloise se retiró para que ellos vivieran su momento a solas.

La música volvió a sonar y la pista se llenó de inmediato. La pieza que seguía era el vals más popular. Tendría unos minutos para hablar.

Colin la miraba embelesado acortando la distancia.

-¿Te quedó claro que no planeo vivir una vida lejos de ti?- Le preguntó susurrando.

Penélope asintió mientras sentia las lágrimas deslizarse por sus mejillas.

-En primer lugar debo disculparme y admitir que mi comportamiento no ha sido el mejor en estos días y tal vez te llevé a creer que mi enojo no tenía límites. Creo que tu éxito me cegó, Pen... Tus logros son tan grandes que me ahogue un poco en la envidia. Tenías un propósito tan claro que no me di cuenta que yo también tengo uno y ese es adorarte.

-Colin…Te amo-Dijo con emoción contenida y ojos aguados-Usted es un buen hombre señor Bridgenton.

-Que suerte tengo de tenerte y al menos recibir un poco de tu luz. Te amo.

Ambos unieron sus manos y las entrelazaron.

-¿Me concede el extraordinario honor de bailar conmigo... Señora Bridgerton?

Penélope sonrió y ambos se dirigieron a la pista.

Bailaron en silencio mirandose mutuamente con devoción. Estaban en su burbuja. Nadie más existía. Cada roce, cada giro dado eran una caricia y hacian que Penélope volara y Colin disfratara de la proximidad.

El compas de la melodía era su favorito.

Todo era perfecto aunque la música terminó demasiado pronto. Quedaron tan apegados que Colin aprovechó la cercania y con su ternura infinita acarició la mejilla de su esposa.

Volvió a la realidad y como último acto acercó sus bocas y le dio el beso que anelaba con desesperación.

-Colin... algunas personas nos estan observando...

-No importa. Estamos casados y puedo besarte cuantas veces quiera. De hecho. Nos iremos ahora. Recordé que te debo...

-No me debes nada.

El sonrió negando y se acercó a su oído.

-Te debo la noche de boda que no tuviste...

Penélope se rio mientras sus mejillas se encendidan.

-Será una noche muy larga amada mía-Aseguró Colin-Muy larga...

Con el entusiasmo a flor de piel se retiraron a disfrutar de la noche de bodas que no tuvieron...


Es un agrado retomar la escritura. Agradezco el espacio y quizás nos veremos pronto... sí alguien quiere hacer alguna observación o se imaginó algo distinto. Bienvenido/a es a decirla. Un abrazo.