Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer salvo los que yo he creado para esta historia. La historia es mía.
Capítulo 1
Edward Pov
Llevaba toda la noche de turno en la sala de emergencias, el café que había bebido hace una hora no me había hecho mucho efecto pero por suerte mi turno acabaría pronto.
Siendo las 5 de la mañana había terminado de atender a una ronda de pacientes cuando llegó una ambulancia con una emergencia. Me acerqué inmediatamente a la camilla.
―¿Qué sucedió?
―Paciente desconocida, aproximadamente 30 años. Se cayó de las escaleras, tiene las costillas rotas. Su hija viene con ella.
Al verla me quedé helado, reconocería ese rostro sin importar la cantidad de años que hubieran pasado.
―¡Salven a mi mami!― Me giré a la procedencia del grito, la niña tenía los ojos llorosos, siendo retenida por las enfermeras. No emitió ningún otro sonido, quizá debido al shock que sentía. Lo que me preocupaba era la herida en su cabeza, donde se observaba una importante cantidad de sangre.
Los guié hasta una cama disponible y procedí con la rutina para examinarla. Había que ser un tonto para creer que simplemente se había caído.
―Llamen a mi padre.― ordené a las enfermeras.
―En seguida doctor Cullen.
―Hijo, qué sucede.― Mi padre preguntó entrando en la sala.
―Paciente desconocida…
―Isabella Swan.―susurró Carlisle interrumpiendo a la enfermera. Lo miré de reojo y él se acercó para observar más de cerca. Lo dejé examinarla y miré a la niña. Era un corte en la cabeza, necesitaría suturas.
―Hola peque, ¿puedes decirme tu nombre?
―Lyra Eloise Swan.―la pequeña con rostro de duende tenía ojos verdes y cabello castaño claro, casi rubio. Como si pudiera hacer una comparación en directo me giré hacia la camilla pero no pude ver su rostro. Aunque recordaría perfectamente esos ojos chocolate. Lyra no tenía nada de Bella.
―Muy bien Lyra, eres muy valiente.―La tomé en brazos y la senté en otra camilla― Mi nombre es Edward. Te golpeaste fuerte la cabeza, ¿recuerdas cómo fue?
―Estábamos jugando y… ay.― Lyra cerró los ojos cuando comencé a curar la herida.
―Lo siento nena, trataré de que te duela lo menos posible… Jugando, ¿a estas horas?
―Bueno es que…
―¡¿Isabella Swan?!
―¡Abuelito Charlie! ―Miré la procedencia del grito y Charlie Swan se acercaba a pasos agigantados.
―Mi niña, ¿qué ha ocurrido? ― noté el impulso de la niña en ir con su abuelo y el impulso de Charlie de querer tenerla en brazos, pero me encontraba haciendo mi trabajo para evitar una gran cicatriz.
―A Isabella le están haciendo una tomografía, ha llegado inconsciente.
―¿Mi mami estará bien?
―Me aseguraré de ello, peque.― le sonreí a Lyra y la dejé con su abuelo. Necesitaba saber el estado de Bella.
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―¿Cómo está? ― pregunté a mi padre quien miraba las radiografías.
―La tomografía salió bien, tiene rotas un par de costillas, le hemos puesto calmantes y la están ingresando en internación. Deberá pasar aquí la noche y no sé si más tiempo. Todo depende de su evolución.
―¿Crees que sea cierto lo de la caída?
―La verdad es que no, hijo. Esperemos a que ella nos lo diga cuando despierte. Mientras tanto podemos preguntarle a la niña.
―Ella dijo que estaban jugando.
―¿A la madrugada?
―Sí, lo mismo pensé yo.― respondí siguiéndolo a la sala de espera. Un Charlie muy agotado con una niña durmiendo en su regazo nos esperaban.
―¿Cómo está mi hija? ― preguntó sin poder levantarse. La niña no se inmutó.
― Charlie… ― Carlisle comenzó a explicarle la situación al jefe de policía, yo por mi parte no podía dejar de hacerme muchas preguntas.
―¿Ellas estaban viviendo aquí? ― pregunté interrumpiendo. Charlie me miró dubitativo.
―Han venido de vacaciones. Se estaban quedando en un hotel.― respondió.
―¿Vienen de Arizona?
―Edward.― me frenó mi padre.
―Yo… haré unas llamadas. Muchas gracias doctor Cullen.― Charlie apoyó la cabeza de la niña en su campera que había hecho una especie de almohada y se levantó, caminó saliendo de la sala de emergencias tomando su teléfono.
―Me preocupa la situación, hijo. Pero recuerda que no somos quienes para entrometernos.
―Si, claro. ― suspiré retirándome. Por el momento no había nada que pudiera hacer.
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―Has estado ocupado más de lo debido, te esperaba para almorzar.― unos brazos cálidos rodearon mi cintura un momento y luego me soltó para estar a mi lado.
―Lo siento, he estado ocupado con un caso.
―¿Otra vez en urgencias? ¿En serio?
―Prometo que cenaremos juntos.― le sonreí y entregué la ficha médica que estaba llenando.
―Prometes muchas cosas, amor. ¿Cuándo cumplirás con tu palabra?
―Tanya por favor…
―Sí lo sé, estoy jugando, amor. Sé lo importante que es tu trabajo.― se acercó y dejó un beso en mis labios.― Te veo más tarde.― Sonreí al verla alejarse y un sentimiento de nostalgia me revolvió el estómago. Miré la hora y fui a buscar la habitación de Bella, necesitaba saber cómo estaba, aunque temía que no le agradara mucho verme.
Hola! soy yo de nuevo, sigo viva. Tenía esta historia escrita hace rato y como no dejo de pensarla decidí publicarla. Espero quieran acompañarme en lo que sea que dure este tramo. No publicaré nada aún en la página de Elite Fanfiction porque quiero asegurarme de tener bien continuada la historia. Gracias por seguir acá. :) Dejenme un comentario dando su opinión o lo que esperan de esta historia.
