DGM no me pertenece.
Extraño
Era algo realmente extraño, demasiado, pero después de su enfrentamiento con Road en el arca, se sentía bastante relajado, a pesar de que la mudanza de cuartel lo mantenía ocupado. Era como si se hubiera quitado un gran peso de encima, como si el nuevo y real Lavi acabara de renacer. Fue algo bueno enfrentarse a sus yo pasados. Entendió muchas cosas de sí mismo y tenía una nueva y renovada energía para seguir siendo Bookman.
Mientras paseaba por la ciudad, se preguntaba si realmente Road estaba muerta, no lo creía, después de todo su puerta seguía allí, era como si solo le hubiera ganado el juego. Fue interesante la manera en la que logró vencerla, su disfraz era el mismo Allen. ¿Cuál será la razón por la que dice que le gusta? Debe haber algo más allá.
De repente, se detuvo al ver un cabello conocido en una dulcería. Tal y como supuso, ella no estaba muerta.
Road salía del local, con una paleta en la boca, la cual sacó a darse cuenta de su presencia.
Por precaución, agarró su martillo.
—Nos volvemos a encontrar, Bookman.
—Eso parece—respondió con desconfianza.
—No te preocupes, no haré nada, solo vine de compras.
—¿Tú? ¿De compras?
—¿Por qué la sorpresa? Quería unos dulces y unos postres que llevaré a casa. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
—Paseando.
—¿Solo?
—Si quieres saber si Allen está conmigo, tengo malas noticias, no lo está.
—No por eso te pregunté, pero si es realmente una mala noticia, ¿por qué tengo que encontrarme contigo y no con Allen?
—¿De verdad te gusta?
—¿Tiene algo de malo?
—¿No es algo extraño? Es tu enemigo…
Road sonrió.
—No comprendo tu punto Bookman… amar a Allen no es nada extraño para mí.
Ahora fue el turno de Lavi sonreír.
—Definitivamente eres extraña…
—Por cierto, ya que dio la casualidad de que nos encontramos, te quería decir que eres muy inteligente, lograste vencerme en mi propio juego.
—Admito que fue terrible, pero tu disfraz fue obvio.
—Por eso me alegra que Allen te tenga como amigo y también es bueno para ti, Allen jamás intentó lastimarte.
—¿Sabes? No logró comprenderte.
—No creo que sea necesario que me comprendas.
—Pero, aun así, si no fuéramos enemigos, definitivamente me agradarías mucho.
—Tomaré eso como un cumplido. Cuando veas a Allen, salúdalo de mi parte, ¿quieres?
—Eso puedes hacerlo tú, no creo que deba decirle a nadie que estuve hablando contigo como si nada.
—Te irá mal si se enteran—se burló.
Road volvió a sonreírle y antes de darse la vuelta para irse, dio un pequeño brinquito para darle un beso en la mejilla, dejándolo sin palabras.
¿Le encantaba besar a cualquiera o qué?
Road desapareció entre la gente y fue hasta ese momento que notó que en su mano se encontraba la paleta que ella había comprado.
Caminó de regreso a la Orden perdido en sus pensamientos.
Esa Noah era un enigma, no la entendía en absoluto, ¿quién era realmente?
Al llegar se encontró con Allen cerca de la puerta.
—Hola Lavi, ¿dónde estabas?
—Solo fui a dar un paseo. Oye, Allen—le preguntó con una sonrisa divertida—¿qué dirías si Road me hubiera besado?
Tuvo que aguantarse la risa al ver las expresiones de su amigo. Primero fue sorpresa, después un sonrojo y por último frunció el ceño.
—¿Te pusiste celoso con solo imaginarlo?
—¡¿Celoso?!—gritó Allen—¡¿por qué me pondría celoso?!
—Ella ya te besó antes a ti.
—Bueno, sí, pero—admitió avergonzado—no entiendo qué tiene que ver eso ahora y, además, ¡por qué me molestaría si ella te besara! Pero, sobre todo, ¡ni siquiera sé por qué me besó, así que besarte a ti tendría menos sentido aún!
Allen no pudo seguir negándolo, ya que Lavi le metió la paleta que aún traía en la boca y se alejó.
—Te la regalo y no te preocupes, Road es toda tuya.
Mientras iba a su habitación, solo pudo escuchar a Allen toser, suponía que tanto por la paleta intrusa como por su comentario.
Sí, era extraño.
DGM no me perte
nece.
Extraño
Era algo realmente extraño, demasiado, pero después de su enfrentamiento con
Road en el arca, se sentía bastante relajado, a pesar de que la mudanza de cuartel
lo mantenía ocupado. Era como si se hubiera quitado un gran peso de encima,
como
si el nuevo y real Lavi acabara de renacer. Fue algo bueno enfrentarse a sus yo
pasados.
Entendió muchas cosas de sí mismo y tenía una nueva y renovada
energía para seguir siendo Bookman.
Mientras paseaba por la ciudad, se preguntaba si realmente Road estaba muerta,
no lo creía, después de todo su puerta seguía allí, era como si solo le hubiera
ganado el juego. Fue interesante la manera en la que logró vencerla, su disfraz era
el mismo Alle
n. ¿Cuál será la razón por la que dice que le gusta? Debe haber algo
más allá.
De repente, se detuvo al ver un cabello conocido en una dulcería. Tal y como
supuso, ella no estaba muerta.
Road salía del local, con una paleta en la boca, la cual sacó a darse cuenta de su
presencia.
Por precaución, agarró su martillo.
—
Nos volvemos a encontrar, Bookman.
—
Eso parece
—
respondió con desconfianza.
—
No te preocupes, no haré nada, solo vine de compras.
—
¿Tú? ¿De compras?
—
¿Por qué la sorpresa? Quería unos dulces y unos postres que llevaré a casa. ¿Y
tú? ¿Qué haces aquí?
—
Paseando.
—
¿Solo?
DGM no me pertenece.
Extraño
Era algo realmente extraño, demasiado, pero después de su enfrentamiento con
Road en el arca, se sentía bastante relajado, a pesar de que la mudanza de cuartel
lo mantenía ocupado. Era como si se hubiera quitado un gran peso de encima, como
si el nuevo y real Lavi acabara de renacer. Fue algo bueno enfrentarse a sus yo
pasados. Entendió muchas cosas de sí mismo y tenía una nueva y renovada
energía para seguir siendo Bookman.
Mientras paseaba por la ciudad, se preguntaba si realmente Road estaba muerta,
no lo creía, después de todo su puerta seguía allí, era como si solo le hubiera
ganado el juego. Fue interesante la manera en la que logró vencerla, su disfraz era
el mismo Allen. ¿Cuál será la razón por la que dice que le gusta? Debe haber algo
más allá.
De repente, se detuvo al ver un cabello conocido en una dulcería. Tal y como
supuso, ella no estaba muerta.
Road salía del local, con una paleta en la boca, la cual sacó a darse cuenta de su
presencia.
Por precaución, agarró su martillo.
—Nos volvemos a encontrar, Bookman.
—Eso parece—respondió con desconfianza.
—No te preocupes, no haré nada, solo vine de compras.
—¿Tú? ¿De compras?
—¿Por qué la sorpresa? Quería unos dulces y unos postres que llevaré a casa. ¿Y
tú? ¿Qué haces aquí?
—Paseando.
—¿Solo?
