Los zorros son rojos.

La abuela de Judy siempre decía que los zorros son rojos porque el diablo los hizo…

La espalda lacerada, el dolor de las extremidades que estuvieron inmóviles durante muchas horas, el hambre y la sed a la que fue sometida, la dejaron al borde de la muerte… La cual ahora ya no era una idea que la atemorizaba. La muerte era algo que poco a poco estaba empezando a desear.

La puerta del calabozo se abrió y los guardias la liberaron de sus ataduras. Esperaba otra ronda de torturas, estaba lista, pero no fue así; la llevaron lejos de la mazmorra, arrastrándola por los largos pasillos.

Su viaje terminó en una habitación oscura donde fue colocada en un suave y cómodo colchón… Judy se hundió entre las sabanas; el beso de la comodidad fue sumamente relajante.

-Bienvenida, conejita-, Dijo la suave voz de ese demonio rojo, Judy estaba tan cansada y maltratada que su cuerpo había sido llevado al límite a base de tortura, tanto así que ni siquiera pudo levantar la cabeza para ver a su captor.

-Mal… dito-, Dijo Judy suavemente en un susurro; quería moverse, quería enfrentarlo, quería hacer cualquier cosa, pero no podía.

-Shhhh…. No pelees conejita-, Dijo el zorro rojo con una amplia sonrisa, mientras se despojaba de su ropa.

Judy sabía lo que venía… Quería levantarse. Trató con todas sus fuerzas de mover sus brazos y un calambre le sacó un gemido de dolor, empezando a llorar, tanto de dolor como de desesperación, -Oh, vaya, ¿En serio intentaste moverte?-, Dijo nuevamente Nick con una macabra sonrisa, deleitándose ante el sufrimiento de su prisionera.

El zorro rojo caminó hasta un pequeño armario y de él sacó una botella con un líquido de color que Judy no podía distinguir, -Este aceite está compuesto de romero, canela y jengibre, excelente para calmar el dolor-, Dijo subiendo en la cama, acomodándose sobre ella, Judy solo cerró los ojos tratando de no pensar en nada, podía sentir el calor de su… cosa… Deslizarse entre sus nalgas, podía sentir levemente su peso, su aliento, si pudiera, estuviera temblando de miedo, pero no podía.

Entonces sintió el aceite caer en su espalda, el agradable y dulce aroma inundó su nariz, gimió suavemente, cuando las patas del zorro se posaron sobre ella, y empezaron un suave masaje.

Dolió al principio y las heridas más frescas ardieron un poco, pero pronto el dolor menguó, sus extremidades pronto dejaron de gritar de dolor y en cambio se entumecieron, podía sentirlas, pero ahora solo estaban ahí. Las patas de este zorro eran "mágicas", la recorrían sin vergüenza, su desnudez hace mucho dejó de importar y ahora sus filosas garras la tocaban sin ningún pudor.

Patas, orejas, cuello, espalda, nalgas, estómago y vagina… No quedó zona sin explorar, el zorro recostó con cuidado a la conejita sobre su espalda mellada, la abrió de piernas y dejó caer un poco de aceite, y le dedicó una depredadora sonrisa.

Acomodó su miembro y poco a poco se dejó caer, cosa a lo que Judy gimió con disgusto, no hubo dolor, no hubo desagrado, solo una ligera incomodidad.

-Nick…-, Dijo de repente el zorro cuando la penetración fue completa. -Nick Wild-, Agrego.

Judy abrió nuevamente los ojos, lo miró fijamente y se encontró con esos ojos esmeralda, que la miraban con… ¿Aprecio? ¿Deseo? ¿Amor?, no… La miro con posesividad.

Nick entonces se retiró y la volvió a penetrar, cada vez más rápido, cada vez más profundo, pero no había dolor, no había sufrimiento, solo había placer. Pasó tanto tiempo en esa oscura mazmorra, se había perdido en el hambre y la tortura, que sentir fuertemente estas otras sensaciones era un salvavidas.

Nick se detuvo, mostrando su miembro en todo su esplendor con el nudo, gritando por alivio, Judy seguía sin decir nada, pero ahora su mirada era de deseo.

-El dolor puede terminar-, Dijo Nick mientras la volteaba, -Solo tienes que someterte a mí, ser mía, para mí y nadie más-, Inconscientemente había colocado su pata junto a una pata de Judy, la cual lentamente y bajo la atenta mirada de Nick la extendió y tomó su pata.

Nick sonrió satisfecho; la sumisión de un fuerte guerrero siempre fue lo mejor. La rompió, no solo eso, ahora procedió a tomar los pedazos y a pegarlos de tal forma que esta linda conejita se convertirá en una hermosa esposa sumisa.

-Esto va a doler un poco-, Dijo Nick dándole un pequeño beso en la mejilla, Judy asintió y se preparó cuando sintió nuevamente la penetración, pero esta vez hubo una enorme presión que pronto se convirtió en una presión interna.

Un suave gemido escapó de su boca mientras Nick se desplomo encima de ella. El anudamiento había sido completado y el dolor no se comparaba en nada a lo que había sufrido; podía sentir el caliente semen de este… demonio, inundándola; era obvio que quedaría preñada, se había rendido, se había sometido… ya no era una guerrera.

La abuela de Judy siempre decía que los zorros son rojos… porque el diablo los hizo… Y ahora Judy entendía por qué decía eso.

Bueno, esta obra debería ser más larga… Pero si me pongo a trabajar en esto sé que lo voy a dejar de lado, como muchas otras obras, así que disculpen lo pequeño que es, pero planeo expandir la historia a futuro. Agradezco los comentarios y cualquier crítica.