–Mira esto…wow, es genial –. El viajero sostuvo una tabla azul bastante grande, mostrándose emocionado al querer mostrarlo a Paimon.

–Llegamos a Natlan y lo primero que quieres es surfear? –.

–Bueno, si te parece me pongo a buscar a Capitano y si lo encuentro le pido un combate hoy mismo. Igual no tiene piedad conmigo como si lo tuvo Arlechinno –. De repente se puso de mal gusto, recordarlo solo lo hizo enfadarse cuando solo quería la opinión de Paimon.

Nunca tuvo la oportunidad de estar en una tabla de surf en la playa, visto tantos mundos donde la gente surca olas con tanta concentración que nada de sus preocupaciones puede penetrar en el equilibrio, siempre posicionando el cuerpo con los pies firmes.

–A-Ah, bueno está bien…Paimon no quiere obligarte a hacer cosas que no quieres ahora y entiendo como te sientes –.

Cinco naciones, más preguntas que respuestas, su hermana parece cada vez más alejada de querer regresar con él y ni siquiera el poder conseguido desde Mondstadt ha sido suficiente para la fuerza de Aether. Después de temblar ante la Sota y perder, de la forma mas humillante posible ha reflexionado sobre lo patético, inútil y sofocante del viaje sin haber conseguido algo hasta ahora.

Ahora mismo, si empezaba a pensar eso probablemente se rompería y querría tirar todo a la basura, quedándose en la Relajatetera hasta derrumbarse eternamente.

–No quiero enfadarme ahora Paimon, de hecho me gustaría estar solo un rato. Come si quieres o observa los alrededores sin alejarte mucho, iré a nadar un rato –. Aether señaló hacia el mar, sin embargo el clima inquietaba por nubes grises que avanzaban y cubrían todo el azul sin detenerse.

Paimon estuvo reprimiéndose a objetar, pero el viajero realmente quería estar a solas y relajarse en este momento. Ella suspiró, volando bastante resignada sin evitar estar preocupada.

–De acuerdo…pero ten cuidado –. Murmuró con una expresión mirando al cielo oscuro de reojo.

–Solo tuve que pagar unas cuantas monedas por pedir una tabla prestada, espero no romperla entonces –. Él nadó lenta y progresivamente sobre la tabla, comenzando a perder esos pensamientos tan engorrosos que enturbian su mente y lo llenan de inseguridad.

Mientras nadaba, empezaron a caer gotas sobre el mar, Aether no le prestó atención y consideraba que no tardaría en salir el sol o que solo serán unos minutos de llovizna.

– ¡WOOO, JEJE! –. Estaba bastante lejos de la playa, lo suficiente para encontrar olas donde podía saltar la tabla y moverse como un barco en medio de una tormenta.

"Necesitaba un momento así". Él suspiró con satisfacción, poniendo el modo cerebro apagado y disfrutar de la diversión con las olas.

Nadó hasta una ola que se había hecho por el viento, llegando a ponerse en pie sobre la tabla cuando se puso encima. Balanceándose de un lado a otro, sin perder el equilibrio, libre de estrés y concentrándose en exclusiva a montar olas como si fueran dragones.

Realmente estaban siendo unos minutos salvajes, donde Aether se centró tanto que no divisó la lluvia cada vez más fuerte que caía hasta estar en medio de olas grandes. El viento y la lluvia trajeron un mar diferente, difícil de domar que le hacía estar muy concentrado sin cometer cualquier desliz.

Una lluvia no le iba a arruinar la diversión, este momento de distracción que le relajaba sin perder concentración. La lluvia solo masajeaba su espalda, podía seguir surcando en la tabla con sus pies estables.

– ¡¿Pero qué?! –. Las olas comenzaron a mojarlo, debido al fuerte viento que corría increíblemente fuerte hacia el rostro del chico. No se trataba de una lluvia normal, de hecho, empezó a tener sentido porque nadie estaba en la playa en ese momento.

Paimon miraba desde la distancia en la orilla, moviéndose de un lado a otro asustada.

–Oye, ¿qué está haciendo él? –.

– Ehm…surfea, ¿acaso no está permitido? –. Una parte de ella sería un alivio si resulta ilegal y debe decirle que salga del mar, pero otra parte le daba malos presentimientos.

– No, es que había alerta de tormenta...¡no debería estar tan lejos de la playa! –. El ciudadano estaba impactado y asustado, terminando abruptamente porque el viento venía en dirección a la orilla y obligaba a cubrirse la cara.

– ¡Oh no!; ¡AETHER, SAL DE AHÍ AHORA! –. Paimon esperaba que su grito de pánico fuese suficiente para advertirlo.

Antes de poder pensar, Aether se había quitado el brazo del rostro y ver la situación, llevándose un golpe de frente cuando su ola lo volcó por la intensidad del aire.

– ¡AAAAAAAAHHHHHHH! –.

–¡AETHER! –. Paimon gritó aún más atemorizada, casi al borde de las lágrimas mientras los ciudadanos resguardados observaron el momento cuando cayó.

El viajero salió del agua, luego del golpe violento por la ola. Jadeando de miedo y incredulidad por el cambio de clima nada más llegar, encontró la tabla, preparándose a nadar de vuelta.

No sabía realmente si es buena idea regresar con la tabla, ahora con el cuerpo en frío, solo quería regresar a salvo con Paimon. La playa se volvió insegura ante este clima y no había prestado atención al detalle.

Se había alejado bastante del mar, pero la posibilidad de peligro lo hizo nadar con todas sus fuerzas sin mirar atrás y sudando escalofríos.

Paimon se horrorizó por lo que estuviera viniendo detrás, había gritado algo y no pudo saber lo que quería decir cuando una ola golpeó como un ladrillo en su nuca.

–¡Aether!, ¡Aether! –.

Los gritos aterradores de Paimon provocaron el asombro de los ciudadanos, entendiendo la angustia tan airada mientras un cuerpo se balanceaba en las olas y lo golpeaban con fuerza detrás suyo. Después del último golpe, el viento paró sin dejar de llover con intensidad.

Nadie le advirtió que hoy no es un día para salir a surfear, a pesar de estar el puesto de tablas de surf abierto al público, especialmente siendo novato en ello cuando buscaba relajar las tensiones del nuevo fracaso en su viaje por Fontaine, quería entretenerse y divertirse mientras pisaba Natlan por primera vez.

Paimon estaba aterrada cuando el cuerpo de Aether no había salido del mar, pasaron segundos llenos de pánico latiendo en su pecho.

– ¡POR FAVOR, QUE ALGUIEN HAGA ALGO! –. Paimon se sintió inútil, llorando y soltando un grito con toda la fuerza de su garganta.

Ese alguien corrió después de ver el panorama y la ansiedad que inundaba a todos, tomando la primera tabla que encontró, tuvo el control de dirigirse directamente a las fuertes olas surcando ante la lluvia tormentosa para rescatar a Aether. En este momento no hay socorristas, pero estas situaciones no son raras para alguien como ella si debía rescatar a cualquier persona que subestima, no domina o jamás ha pisado las aguas de Natlan.

Mientras surcaba en medio de las olas, balanceándose con la tabla bastante seria y decidida a rescatar a Aether quien daba últimos coletazos de auxilio para tratar de aferrarse a la vida, asomando la mano débilmente e ir bajándola poco a poco cuando su conciencia se fue de sabático.

Por suerte, su mano fue tomada antes de sumergirse cuando cerró los ojos, la chica lo sujetó entre los brazos y se posicionaba más fuerte sobre los pies en la tabla después de sacarlo, con un jalón como si estuviera de pesca.

Ciertamente el chico es un poco pesado, las olas rodearon todo el camino de la chica morena. Paimon había pensado que lo lograría, pero el tamaño que tomaron las olas es monstruosamente más grande que las anteriores y perdió de vista a los dos.

Ella voló más atrás al ver cómo las olas vinieron sin control hasta estrellarse con la arena, debido a otra ráfaga de viento mortal. Todos corrieron en ayuda cuando el agua cayó con ambos chicos arrojados en la arena.

La persona que había ido en rescate se recuperó rápidamente, chasqueó un poco los dientes y se golpeó la cabeza unas cuantas veces mientras se quitaba agua que estaba en sus oídos pitando.

Puso la mano en el pecho de Aether, quien seguía inmóvil y no respondía, una preocupación oscureció la expresión tensa de la morena quien miraba a los ciudadanos.

–¿Alguien sabe algo de primeros auxilios? –.

Todos la vieron resignados, apenados por no tener alguna experiencia de ayuda y estar seguros de que no lo matarían por error si les obligaran. También es porque estas personas conocían a Aether, la chica todavía no estaba consciente al aparecer inmediatamente cuando salió a traerlo a la playa.

Paimon no se quedó quieta, por lo que recordó lo que Aether hizo exactamente cuando Paimon estuvo ahogándose y la pescó.

–¡Paimon no puede hacer esto sola, ayúdame! –. Mualani puso sus manos en el pecho de Aether, ayudando a Paimon a sacarle agua mientras repetían el proceso, con el miedo creciendo en sus pechos.

Por mucho que forzaron en sacarle agua, no había señales de vida en el pecho, Mualani no soportaba seguir viendo sufrir a la pobre Paimon quien sollozaba sin parar. Algo dentro de la morena le presionaba a no dejarlo morir por nada en el mundo.

–Por favor, despierta…no dejes a Paimon…no dejes a tu hermana –. Paimon sollozaba, con la mano de Aether que puso sobre su pequeña cabeza.

Todos mostraron empatía con la situación de Paimon, sin muchas posibilidades de poder seguir vivo y Mualani tenía un lapsus al verlos detenidamente.

La chica de cabello azul claro cayó en cuenta de quién se trataba, pero en este momento sea como sea, no había pulso en el pecho del chico de cabello dorado. Solo podía pensar en salvarlo, sin importar como.

Ya probó todo lo que sabía, no quedaba más remedio que traerlo a la vida.

"Solo espero que esto funcione".

Tomando un rostro decidido, hundió las manos en sus mejillas mientras se acercaba lentamente…

Después de haber pasado un silencio bastante tenebroso y casi funeral, la conciencia pudo recuperar vida, sus pulmones habían expulsado tanta agua que le dio un ataque de tos. Estar atrapado en las olas fue una de las peores pesadillas que podía tener como muerte, quizás ahora acaba de ganarse un nuevo trauma de por vida.

Solo por querer olvidar sus problemas un pequeño momento.

Él despertó muy alterado, encontrándose con unos ojos cautivadores y atrapantes, acompañado de una dulce voz que lo calmaron.

–Tranquilo, estás bien –.

Mualani pasó el brazo sobre los labios sin dejar de poner una mano en su mejilla, jadeaba un poco cansada por conseguir despertarlo, en el fondo valía la pena y está feliz después de escuchar los gritos de auxilio por parte de Paimon.

Hablando de ella.

– ¡Idiota!, ¡si está siendo duro esto para ti, puedes hablar las cosas con Paimon y buscar cualquier forma de ayudarte!, ¡WUUUAAAAHHHHHH! –. Ella se acomodó en el pecho, el viajero se sintió mal y compartió un abrazo para calmarla en presencia de tantos ciudadanos conmovidos.

Mualani sonrió, alejándose un poco y dejándoles espacio después de la angustia vivida incluso dentro de ella durante un momento.

–Jaja, no soy muy buena como socorrista, pero todos estaban avisados de que el clima no ayudaría si querían surfear –.

Aether parpadeó varias veces al percatarse de eso, sintiéndose mal y apenado por esta preocupación innecesaria.

–Ah…lo siento. Es mi primer día aquí en Natlan. Entonces pensé que probar las olas nada más llegar podía ser relajante de cierta forma –. Un sonrojo pasó sobre las mejillas del rubio, admirando cada detalle de la persona que lo salvó de su imprudencia.

Mualani no está molesta ni decepcionada, comprendió las disculpas de Aether, poniéndose de rodillas sobre la arena y sonreía tranquila.

–No pasa nada, hombre. Bienvenido a Natlan, si necesitas una guía y una maestra de surf para tu próxima vez, ¡Mualani está a tus servicios! –. La voz suave, alegre y su sonrisa especial cautivó los ojos dorados brillantes del chico que sonreía.

Mualani le dio unas palmadas a la cabeza. Cuando sus miradas se conectaron, ambos sintieron un latido especial.

– ¡Ay Aether, fue horrible para Paimon! –. Aún estaba con su compañera acunada encima, apoyando la cabeza sobre su cuello y sacándole de la atención de Mualani.

– ¡Que bueno que apareció esta chica!, ¡realmente Paimon nunca hubiera sido capaz de ir sobre las olas ni flotando! –. Mualani movió la mano gentilmente en saludo cuando Paimon empezó a alabarla y señalar la acción mientras estuvo inconsciente.

–¡Después Paimon pensó que era muy tarde y no sobrevivirías!, ¡cuando ella fue tan valiente de darte respiración boca a boca y despertaste! –.

Un silencio se concentró en todo el grupo, desde los ciudadanos que observaron todo, a los dos chicos mencionados.

Aether tembló ligeramente, procediendon a tocarse el labio luego de lo que dijo Paimon, y Mualani seguía a su lado. La pobre chica también quedó congelada, con un color adorable en el rostro, parecido al de sus ojos mirándolo consternada.

El tema jamás lo habrían visto de esa manera, si Paimon no hubiera hablado, Aether parecía incrédulo por esto. Había un sabor fresco y agradable en los labios ahora, desde que despertó frente a ella.

–¿Boca…a…boca? –. Paimon asintió varias veces como si nada, haciendo gritar de vergüenza a Mualani

– ¡AAAAAAAAHHHHHHHHH! –.

–¡LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO!, ¡NO DESPERTABAS Y FUE EL ÚNICO REMEDIO QUE PENSÉ! –. Hizo una disculpa peculiar al agachar la cabeza en la arena, chillando y arrastrándola totalmente avergonzada.

–E-En realidad es culpa mía. P-Perdón, no debí haber entrado al mar en primer lugar, mi compañera no es muy discreta cuando cuenta historias. De todas maneras, t-te debo algo grande por haberme salvado de morir –. Difícil de evadir el hecho de haber tenido un contacto de labios hace segundos con Mualani, Aether no estaba molesto y solo esperaba que no resultara incómodo ahora.

–Y también debo disculparme contigo, Paimon –. Ella infló las mejillas de brazos cruzados, ganándose una pequeña risa del viajero por eso.

Los pensamientos de Mualani son un remolino en medio del océano de la cabeza; darle un beso a Aether, el viajero reconocido de 5 naciones y haberlo salvado en el proceso, no sé le pasó en la cabeza cuando había ido al rescate del chico atrapado en las olas.

Estaba mareándose de pensarlo, muy caliente hasta las orejas.

Dentro del corazón, siente una emoción extraña por haber hecho esto, resultaba lindo a primera vista. Escuchar esas palabras de tranquilidad le sirvieron un poco, sin embargo había sido un encuentro muy inesperado.

–Dijiste que tú nombre es Mualani…¿no? –.

Ella asintió bastante nerviosa, prestándole atención y observaba a Aether sentarse enfrente en la arena.

–Es un lindo nombre…¿crees que podríamos contar con tus servicios de guía? –. Después de todo lo que había pasado, había un rostro de ilusión de Aether cuando le hizo esta propuesta.

–¡¿En serio?!, ¡¿realmente quieres que sea tu guía de Natlan?! –. Paimon se sintió desplazada, pero al observar el brillo en forma de peces saltando en los ojos de Mualani y el gemido de sorpresa, sonrió picaresca por los ánimos de ambos.

Mualani casi se abalanza encima de él, tratando de mantener la calma ya que su primer encuentro ha sido muy turbulento. El final acaba de ser el mayor plot twist visto en su vida, más que cualquier cuento de Natlan que ha leído.

–¡M-Muy bien!, por las molestias no cobraré. Siéntete libre de pedirme cualquier lugar que quieras visitar, también puedo escucharte si es necesario y contarte historias de las leyendas de Natlan. ¡Es un gusto conocerte, Aether! –. Sin embargo, no pudo evitar sonreír de que le gustara su nombre.

Aether y Mualani sonreían bastante emocionados por compartir este futuro de viajes en toda la nación.

Él suspiró un poco atontado, para sonreír de tranquilidad gracias a tener la compañía de Mualani.

–El gusto es todo mío… –.