Capítulo 1
Harry Potter era un chico común con un novio común. Bueno, común en el mundo del que procedía Harry. Harry era el novio oficial de Tom Riddle, quien a su vez era el dueño de una de las compañías de marketing más famosas del país. Este hecho de por si era inusual para muchos, ya que mientras muchos sostenían que Harry, por su apariencia podría ser bisexual u homosexual, Tom Riddle era de esos hombres que despedían un aura de hombre alfa heterosexual muy difícil de ignorar.
Así que cuando Tom Riddle llegó con Harry a la fiesta de navidad de su compañía, fue tan bueno como haber anunciado su compromiso matrimonial. Harry se convirtió en el novio "oficial" de Tom y muchas personas se dieron cuenta del amor puro y sincero que Harry le profesaba a Tom, porque esa mirada llena de ternura solo podía ser de un amor puro.
Sin embargo, muchos de los empleados criticaron la actitud fría y algo distante de su jefe hacia su amante. Parecía más bien resignado que enamorado. Como si Harry lo hubiera perseguido y él simplemente se hubiera cansado de correr y ahora estaba lo suficientemente cómodo con ser pareja de un cachorro enamorado.
Los empleados de Riddle estaban seguros de que este romance no iba a durar ni un año. Por fortuna o desgracia, todos se equivocaron.
El romance duró 3 años y Harry, que renunció a su herencia para estar con Riddle, estaba viendo a su novio tener sexo con una mujer castaña que reconoció como la hija de una familia rica. Las lágrimas de Harry quisieron derramarse pero en vez de eso, solo apretó los puños y dejo que la "avergonzada" pareja de infieles se vistiera mientras él se servía un whiskey.
Harry nunca bebía whiskey, ya que prefería el dulzor de los cócteles, pero esta vez necesitaba un trago que le quemara el interior y el whiskey hizo maravillosamente su función.
Su padre, James Potter, un Lord menor pero que tenía una fortuna tan equiparable como la de Riddle, lo había expulsado de la familia cuando Harry se negó a dejar a Riddle. Harry había heredado la terquedad de sus dos padres y sabía que su padre tenía razón, que Tom un día se cansaría de jugar a las casitas con él, pero Harry simplemente se negaba a dejarse manipular por su padre a través del dinero.
Harry tenía dinero suficiente para considerarse un rico de baja categoría y tenía un negocio propio que hacía mantenimiento administrativo a la empresa de su pareja. Por fortuna, sus contratos estaban establecidos como temporales y se renovaban cada ciertos meses, así que su ruptura sería lo suficientemente limpia, tanto en lo romántico como en lo económico.
La pareja de adúlteros salió de la recamara principal. La mujer se veía bastante apenada y salió sin siquiera mirar a Harry a los ojos. Harry no estaba enojado con aquella mujer. Bueno, sí estaba algo enojado, ya que ella sabía que Tom estaba en una relación, pero no la culpaba completamente. Sabía que el mayor culpable ni siquiera era Tom.
El mayor culpable de esta infidelidad debió haber sido Thomas Riddle Sr., el padre de Tom y quién tenía la mayor cantidad de acciones del grupo al que pertenecía la compañía de Tom. Y que quería que su hijo hiciera un matrimonio conveniente para su familia.
Esa era una de sus grandes discusiones, la forma en que papito suegro seguía gobernado los aspectos más relevantes de la vida de Tom y este siempre se dejaba manipular con lo de ser desheredado. Quizás fue porque su madre falleció sin poder poner una mano sobre ningún capital de aquel grupo comercial o fue el hecho de que Tom se sentía inseguro de poder hacer las cosas bien por su propia cuenta. Harry no lo sabía.
Solo sabía que se había cansado de seguir jugando con Tom. Harry quería un novio que de verdad pusiera su felicidad, la de ambos, antes que las expectativas de sus padres. Y mientras él se alejó de las manipulaciones de su padre, Tom no había cortado ese lazo con el suyo.
—Harry, cariño, no deberías beber whiskey tan temprano—Apenas eran las 8 de la noche y tenían un evento en poco más de 2 horas.
Harry se sirvió más whiskey en su vaso—Si lo dices por el evento del grupo de tu padre, no pienso ir, ¿Por qué no llevas a esta chica que acabas de follar? Se ve que es del gusto de tu padre—.
—Cariño, sabes que eso es un golpe bajo. Solo estaba jugueteando un poco. Mi único amor eres tú—Tom quiso acercarse a besar a Harry, pero esta vez Harry lo esquivo, negándole a Tom la única forma en que podía contentar a su pareja.
—No pienso ir al evento de tu padre. Puedes decirle que su plan funcionó y que no pienso seguir contigo—Harry se veía claramente enojado pero no había lágrimas como Tom esperaba y suponía que Harry no estaba tan enojado, pero lo suficiente para hacer un berrinche.
—Está bien. No vayas al evento. Hablaremos de esto mañana, una vez que te calmes—Tom simplemente salió de su pent-house. Tenía ropa en su oficina y podría cambiarse para el evento ahí.
Tom demostró al hacer eso que no conocía a Harry en realidad. Sus padres, hermanos y amigos, incluso los no tan cercanos, sabían que cuando Harry no lloraba, es porque la decisión estaba tomada.
Luego de que Tom salió, Harry simplemente llamó a algunos de sus trabajadores de su compañía, les solicitó ayuda para empacar todas sus cosas de aquel hogar y quito cada rastro de su presencia en aquel elegante lugar que hasta hace unas horas llamaba hogar.
Thomas Riddle Sr. había ganado esta guerra y Harry ya no quería seguir esperando a que Tom cortara relaciones con su padre. ¿Qué pensaba decirle Tom? ¿Qué él se iba a casar con aquella chica pero lo mantendría a él como amante? No, Harry no había sido el heredero de la fortuna Potter solo por ser el primogénito. Su hermano menor era bueno pero no llegaba a su genialidad despiadada y su hermana era mejor como segunda al mando que como CEO de cualquier empresa de su padre. Lily Potter, su madre, era una abogada despiadada y sin alma, pero no podría encargarse de la parte administrativa y por eso controlaba la parte legal del negocio.
En poco tiempo, el pent-house, que antes había tenido decoraciones de arte de buen gusto, plantas bien cuidadas e incluso una cava, una despensa y un refrigerador lleno de comida, estaba tal y como cuando Harry llegó a vivir ahí hace poco más de 3 años. Un lugar estéril de vida y más un lugar para solo dormir.
Con todo empacado en el camión que Harry rentó rápidamente como una emergencia, dirigió a su equipo hasta la casa de su mejor amiga en el mundo, Hermione Granger, quién vivía en los suburbios junto a su novio que resultaba ser el mejor amigo varón de Harry, Ron Weasley.
Ambos eran pareja desde hace 4 años y sabía que ambos querían casarse pero sus familias estaban en los peores términos. Como fuera, ambos chicos vivían en una casa modesta porque estaban ahorrando para su boda y lo bueno de esta casa, es que a pesar de su modesta ubicación, era grande y espaciosa hacia el jardín.
El plan de Harry era encargarle a Hermione sus cosas, mientras él se iba a un hotel y empezaba la búsqueda de un nuevo lugar para vivir.
Cuando Harry llegó con sus amigos, estos aceptaron cuidar sus cosas, pero no lo dejaron irse a un hotel. En cambio, le ofrecieron su habitación de invitados. Harry aceptó por que veía que era importante para sus amigos el ayudarle. Quizás tuvo que ver que él les regalo un cheque por cerca de medio millón de libras a cada uno cuando se graduaron de Princeton, como regalo de graduación. Ellos le regalaron una caja de chocolates de Harrods. Harry apreció muchísimo ese gesto, contrario a la creencia común.
Como fuera, Harry estaba instalándose luego de haberles pagado a sus empleados y darles un buen bono por su rápida ayuda. Harry sabía tratar a sus empleados y estos retribuían siendo las personas más fieles que un jefe pudiera tener.
Ahora, frente a su computadora, Harry estaba buscando propiedades y observó en una de esas múltiples páginas de renta, que la propiedad que estaba a dos casas de la de sus amigos, estaba en venta y el precio era ridículo. Normalmente eso quería decir que había algún tipo de problema, como un problema estructural, algún litigio con alguna compañía que quería la tierra o un vecino problemático.
Bueno, Harry no se amedrentaría contra una compañía que quisiera la tierra y en cambio compraría las casas aledañas para obtener un buen precio por todas ellas y si era el vecino problemático… bueno, sobrevivió a Riddle Sr. No había nadie más problemático que él. Si era un problema estructural, habría que ver qué tipo de problema era. A veces solo se requería el equipo adecuado de restauración de edificios, pero la gente solía ser tacaña para reparar sus casas.
Hermione estaba algo preocupada por la elección de Harry de casa. Había oído historias sobre la lúgubre propiedad y aun siendo una persona racional y lógica, no podía abstraerse totalmente a la idea de que había algo malo con la propiedad. Y como no pensarlo, ya que mientras su propia casa se veía algo vieja, se sentía vida en ella y alrededor de ella.
En cambio, esta propiedad era lo más parecido a esas películas de terror donde la propiedad se veía vieja, abandonada y como si hubiera sucedido un homicidio en ella. Todas las casas de esta zona eran de corte antiguo pero de dos pisos y tenían un sótano "semisalido", es decir, parte del sótano estaba debajo del suelo y otra parte estaba arriba del suelo, de forma que para acceder a la planta baja, había que subir una corta escalera. Apenas unos 5 escalones.
Todas las casas tenían techos inclinados, una chimenea para el sistema de calefacción y estaban adosadas. Si alguien pudiera ver por arriba dichas casas, estas estarían alineadas en un cuadrado y compartiendo un jardín enorme, pero este estaba dividido perfectamente para cada propiedad.
La casa de Harry se distinguía como un faro por ser la última de la calle. Era justo la de la esquina y se veía el tronco de un árbol muerto y decrepito. La pintura que había sido rojo ladrillo en algún punto, ahora parecía de un color enfermamente parecido a la sangre seca. Y la propiedad aledaña no ayudaba en nada, ya que aunque se veía "habitada", no lo parecía. Era como si la habitara algún tipo de anciana o anciano de esos que hablarían de alguna terrible maldición.
Hermione había acompañado a Harry a ver la propiedad y el dueño era justamente el habitante de la casa de al lado. Harry tocó el timbre con seguridad mientras Hermione parecía aprehensiva. Quién les abrió no era un anciano decrepito sino un hombre de mediana edad con nariz ganchuda y vestido en su totalidad de gris.
Llevaba el pelo suelto y largo ligeramente por debajo de los hombros. Unas pantuflas anodinas adornaban sus pies y tenía una pijama de camisa y pantalón en un tono gris ligeramente más encendido que el de sus pantuflas. Sus ojos parecían apagados y sin vida, pero eran de un negro profundo y muy hermosos en cierta forma. Sin embargo, la piel cetrina por la falta de sol, le daban una apariencia de muerto viviente… Harry empezaba a comprender por qué nadie compraba la propiedad.
—¿Qué desean? —Harry pensó que esa voz era perfecta para un cantante de Soul, profunda y rica en matices, pero se concentró en el negocio que traía entre manos.
—Buenas tardes, Sr. Snape. Mi nombre es Harry Potter y vi que está vendiendo la propiedad al lado de su casa. Me preguntaba si podríamos llegar a un arreglo que nos beneficie a ambos—.
—Denme un momento—El Sr. Snape se ausentó unos minutos y salió vestido ahora con una bata negra que lo cubría más que su pijama. Si bien aún era verano, ya estaban en los últimos días y el clima de las mañanas y tardes ya empezaba a ser fresco.
Los 3 se dirigieron a la casa de al lado y Harry observo que por dentro no había daño estructural. El papel tapiz tendría que irse y pensaba en cambio enyesar y pintar. Quizás unos vinilos en aquella pared de la sala se verían bien si escogía los adecuados. La biblioteca y el salón vacío que parecía haberse adaptado como una pequeña sala para reuniones, serviría para poner parte de su colección de arte y el estudio cerca al lado de la biblioteca sería una excelente oficina. El jardín necesitaría un trabajo mayor pero nadie mejor que Neville y su pequeña compañía de jardinería para ese trabajo.
Las habitaciones estaban en el piso superior y parecían adecuadas. Había 3 habitaciones pequeñas y una grande con vestidor. Harry pensó que esa era la habitación matrimonial. Pero lo que selló el trato fue el sótano. Uno de los sueños de Harry era tener un lugar donde poner su cava y sus conservas caseras, así como un espacio para su despensa. Tom siempre se negó a adaptar un espacio así para Harry porque rompería la estética del pent-house.
Harry pensaba que era porque Tom no pensaba en el pent-house como el hogar de ambos.
—¡Me la quedo! —El Sr. Snape solo asintió y guío a los jóvenes hacia su propia casa.
Una pequeña llamada del hombre y un notario llegó a validar la firma del contrato de venta. Harry estaba felizmente asombrado de que el hombre fuera tan meticuloso y no intentara engañarlo con el precio. Por lo que había visto de la casa y sus problemas, el precio era más que adecuado. Incluso se podría decir que se estaba rematando.
Ambos hombres se dieron la mano una vez que el notario selló y firmó las copias, le entregó la suya a Harry y le dijo que fuera a recoger sus escrituras en un par de días.
Harry se fue de ahí con su contrato firmado y Hermione estaba pensando en porque esa casa nunca se vendía. Quizás es como le había comentado Harry, algunas personas se dejaban intimidar por la apariencia del vendedor y pensaban "Oh, no. Ahora viviré al lado de ese cadáver viviente". Quizás era porque Harry y sus amigos no eran exactamente comunes que no se vieron amedrentados por aquella apariencia andrajosa. Como fuera, Hermione empezó a enumerar algunas compañías que ella conocía, ya que ayudaron a remodelar su casa cuando la compraron.
Harry podía apreciar la rapidez de las compañías que Hermione había recomendado. La que más le llamó la atención era la que habían hecho los hermanos de Ron, los hermanos mayores, ya que al parecer, Bill y Charlie Weasley habían decidido dejar sus "trabajos adecuados" y buscaron algo más interesante que hacer.
Bill junto a su prometida Fleur eran los que diseñaban los nuevos espacios y Charlie junto con varios empleados eran los que demolían los muros. Otros trabajadores se encargaban de volver a hacer los muros y otros más de pintarlos o empapelarlos.
Harry le indico sus ideas a Bill y en una semana ya habían sido derribados algunos muros de su hogar. La biblioteca se amplió y fundió con el estudio, de forma que Harry tendría su colección de libros y una parte de la de arte, así como su escritorio favorito de caoba y nogal, que tuvo durante todo este tiempo en una bodega rentada porque a Tom no le gustaba lo viejo que se veía. Era el escritorio de su tatarabuelo.
La sala y aquella habitación que Harry sospechaba había sido una sala para reuniones, fueron remodeladas en una sala para visitas y una sala de cine respectivamente. La idea de diversión de Harry no era hacer fiestas en piscinas o clubes sino jugar juegos de mesa con sus amigos o hacer maratones de películas. Claro que podía comportarse a la altura de eventos elegantes o ir a clubes, pero no era como el gustaba pasar su tiempo.
El sótano se transformó en el sueño de Harry, con un espacio para sus vinos, otro para sus conservas y una despensa con repisas distribuidas de forma magnifica para tener todo en orden. Harry casi quería llorar cuando vio el sótano terminado.
Las habitaciones las retapizó con un papel neutral pero más acorde a su propia personalidad. Los tonos azules y verdes combinaban bien y su propia habitación tenía acentos de verde intenso y azul eléctrico, pero de forma que se veía elegante, funcional y aun así, acogedor.
El vestidor fue la obra magna de Fleur y Harry bromeó con Bill sobre robarle a su prometida. Bill contestó que ni siquiera lo pensara porque él ya la había apartado para su compañía. Fleur rió y dijo que Harry no podría competir con el "paquete de prestaciones" de Bill.
Harry admitió su derrota en ese rubro. No podría tocar a una mujer de manera sexual, porque era más gay que unicornio cubierto de brillos y con una bandera de arcoíris.
Lo último que hicieron en la propiedad fue insonorizar hacia las propiedades aledañas. La casa de Harry, aunque estaba en la esquina, estaba adosada a otras dos casas, incluyendo la del dueño anterior. No sabía quién vivía en la otra, pero al contrario de la casa sobria del Sr. Snape, la otra parecía demasiado alegre… ya habría tiempo de conocer a los vecinos.
Dos semanas después, Harry estaba mudándose a su nuevo hogar y sus amigos le estaban ayudando con sus cosas, ya que estaban tan cerca de su hogar. Harry organizó una cena para sus amigos, tanto para celebrar que tenía un nuevo hogar como para agradecer tanto a Hermione y Ron por acogerlo todo este tiempo, como a los hermanos de Ron por ayudarle (aunque les hubiera pagado) en hacer posible las remodelaciones en tan poco tiempo.
Neville había asistido a la cena para dar un vistazo al jardín y ya tenía ideas sobre qué hacer con el jardín de su amigo. Conocía bien a Harry y sabía que el pequeño invernadero que planeaba proponerle, le iba a gustar. El resto del jardín podría albergar uno árboles frutales pequeños, algunas rosas en arco para indicar el principio del jardín y un área para tomar el té en los días de verano.
Harry incluso invitó al Sr. Snape que contrario a sus expectativas, aceptó y llegó vestido de negro y con una botella de vino tinto. El Sr. Snape estaba asombrado de los cambios en la propiedad y pensó que su corazonada había sido la correcta. Esta casa solo había estado esperando al dueño correcto. Los otros compradores potenciales se habían decepcionado del estado interior de la casa y habían pedido ver si tenía propiedades con menos problemas.
La verdad es que estructuralmente no tenía problemas y eran más pequeñas cosas como el papel tapiz y reconstruir un par de muros. No representaba mucho gasto en términos monetarios, ya que la casa estaba en una excelente locación y el jardín sería quizás el único punto en contra.
El Sr. Snape estaba feliz de que esta casa finalmente encontrara a su dueño y solo esperaba que Albus y su pareja no fueran demasiado para este joven, aunque viendo que su grupo de amigos tenía varias personalidades extrañas, como aquella chica Luna que llevaba pantuflas de conejo en vez de tenis o zapatos, Snape confiaba en que incluso consideraría a Albus un plus para su hogar.
Aquella noche en que Harry definitivamente abandono a Tom, este había regresado horas después. Cuando no encontró a Harry en casa, pensó que este se había ido a casa de alguno de sus amigos a calmar. No le dio mayor importancia y simplemente se durmió.
Fue hasta la mañana siguiente que observó que cada rastro de Harry se había esfumado del pent-house. Era de vuelta aquel lugar sombrío donde solo iba a dormir entre fiestas y eventos organizados por su padre y su junta directiva.
Tom frunció el ceño y recibió un mensaje de su padre, diciéndole que no se olvidara de la cena con la familia Johnson. Los Johnson eran una familia famosa por tener fortuna en varios países. Si bien no eran tan ricos como ellos en el total de sus activos, su ventaja residía en su red de contactos internacionales.
Thomas había estado feliz inicialmente con la relación de Tom con Harry pero cuando este último renunció a su herencia, Thomas lo considero una molesta mosca pegada a su hijo. Harry tenía razón en que Thomas había orquestado la traición de Tom, pero Tom fue quién se dejó manipular.
Y si, Harry también había acertado con el plan de Thomas con que Tom se casara con Cassandra Johnson y mantuviera a Harry como amante. Después de todo, Thomas había hecho un arreglo similar con la madre de Tom, manteniendo a Merope como esposa y teniendo él una amante de planta.
Como había sido un matrimonio para salvar la cara de la familia Gaunt, Merope nunca aspiró al amor con su esposo, pero si quería una parte del grupo comercial. Thomas se aseguró de que Merope jamás pudiera tener una parte, pero si su hijo. Ella murió de una enfermedad rara y Tom no quería perder lo que tanto deseaba su madre, el poder sobre el grupo comercial Riddle.
Sin embargo, Tom estaba lejos de aquella meta y eso a pesar de ser hijo único. Merope no quiso tener más hijos que Tom para evitar una lucha por la sucesión y siendo que Thomas también era hijo único de un hijo único, no había nadie más que heredara el grupo. Ni siquiera la amante de Thomas tuvo un hijo… Merope se encargó de eso y la mujer siempre sería solo la amante de su esposo.
Quizás porque Tom era su único heredero, Thoma se negaba a soltar el mando del grupo. Le gustaba estar en la cima y no aceptaba que su hijo tuviera ideas propias. Lo crio para ser tan despiadado como él y aunque sabía que amaba a Harry, para Thomas, ese amor era una debilidad que debía ser purgada. Su hijo debía ver por los intereses del grupo y los sentimientos no debían inmiscuirse en ello.
Tom, viendo ahora que su casa estaba vacía, reflexionaba si en realidad había lastimado tanto a Harry. No es como si no lo hubiera engañado antes. A veces acababa en la cama de algunas de sus colegas, sobre todo para cerrar un trato con broche de oro, pero jamás aceptó ninguno de los avances de sus congéneres masculinos. Harry era el único con quien podía hacer eso.
Se encogió de hombros, pensando que Harry regresaría en algunas semanas y se alistó para el evento de su padre. Quizás debería afianzar el potencial compromiso con Cassandra y ya tendría tiempo de convencer a Harry de permanecer como su amante.
¿No había dicho Harry que quería una casa más hogareña? Quizás darle una casa de regalo sería un buen gesto. Una casa en el campo o los suburbios. Si, eso es lo que haría cuando a Harry se le pasara el berrinche.
Harry estaba disfrutando los primeros días en su casa cuando una fuerza disruptiva llama Albus Dumbledore toco a su puerta. Si el Señor Snape, que Harry ahora sabía se llamaba Severus, era una persona gris y plana, Albus Dumbledore era todo lo contrario.
Albus Dumbledore era la personificación de la excentricidad. Desde sus zapatos blancos hasta su traje que solo un pachuco podría usar. Y sumado a la bandeja de Jack Skellington con su disfraz de Sandy Claws lleno de galletas de M&Ms estaba también una persona que era el color negro.
El Sr. Dumbledore le puso la bandeja de galletas a Harry, diciendo que era un regalo por llegar al vecindario y Harry invitó a la inusual pareja a tomar el té. Albus puso mucha leche y azúcar en el suyo, mientras su acompañante, que resultaba ser su esposo, un tal Gellert, solo ponía una rodaja de limón y sorbió el té, felicitando a Harry por su buen gusto.
Harry sonrió detrás de su taza, ya que su té era uno que producía la novia de Neville, Luna Lovegood y ella estaba tratando de hacerse un lugar dentro de la industria sin recurrir a la fortuna de su madre, Lady Pandora Lovegood. Luna en vez de poner un negocio en el centro, recurrió a las ventas en línea y estaba desbancando bastante de los comercios tradicionales con su campaña de venta de paquetes "elegantes" de té.
Pero para Harry, siempre tenía listo un lote de su mejor creación: lagrima de luna. Un té negro cosechado en su punto justo y mezclado con un poquitito de Darjeeling de las plantaciones de sus amigas, las gemelas Patil.
James Potter nunca entendió por qué Harry quería ir a Princeton, cuando había buenas escuelas inglesas, pero Harry tenía sus planes igual que sus amigos de Eton. Lo que unía a todos los amigos de Harry, fue que todos habían estado en Eton y todos decidieron irse a Princeton y Harvard. Una mitad en cada universidad.
Mientras tomaban el té, Harry observo a sus vecinos y notó que Gellert no era tan "negro". Era bastante protector con Albus, quién era como un rayito de sol. Harry pensó que cumplían el estereotipo de "rayito de sol" y "protector del rayito de sol" de muchas historias BL.
Harry se ofreció a darles un recorrido por la casa y Albus amó el sótano de Harry y le pidió algunas recetas de conservas. Gellert en cambio, amo la oficina-biblioteca de Harry y resultó ser un gran amante del arte, identificando fácilmente las obras que tenía exhibidas. Harry no pensaba decirle que eran los originales y no unas "muy buenas imitaciones".
Ambos amaron el esbozo de jardín que Neville ya había armado. Todavía era solo marcaje en la tierra y algunas tablas, pero ambos hombres tenían una buena visión del futuro en sus mentes y le dijeron que sería un hermoso espacio. Además de que si se salían con la suya, ese espacio al centro de los jardines, pronto sería una piscina comunitaria.
Harry pensaba que era una buena idea mientras los vecinos estuvieran de acuerdo y ambos hombres le dijeron que no habría problema. Los vecinos solo habían esperado que alguien se hiciera cargo de esta casa en particular y la llegada de Harry había ayudado a los planes de la comunidad.
Harry les comentó que conocía a unos buenos contratistas y les dio el número de la compañía de Bill y Charlie. No sería la primera piscina que construían y le daría más plusvalía a las propiedades de la cuadra, incluyendo la de sus mejores amigos.
Al final de la visita, Harry le dio una lata de té a Gellert, quién agradeció el gesto y ambos hombres le dijeron que fuera a visitarlos cuando quisiera. Apenas una media hora después, Severus Snape estaba tocando a su puerta.
—Espero que Albus no haya sido mucho para manejar—A Harry le agradaba el hombre aunque fuera el color gris personificado.
—No, para nada. Tomamos el té y comimos galletas de M&Ms—La mención de las galletas llevó una leve chispa de interés a aquellos ojos negros—¿Quiere una Sr. Snape? Aún me quedaron algunas—.
—No… bueno, si no fuera mucha molestia y puedes llamarme Severus. Somos vecinos y apenas tengo 45, Señor es para Albus y Gellert quienes ya tienen 70 años—.
—Para nada es una molestia… Severus, ¿Té? —Harry sonrió y Severus Snape entro a la casa.
Si todos aquellos bulliciosos jóvenes, la casa se veía acogedora. No era ese "acogedor" de una señora con gatos como Madame Figg o como la casa del Sr. Filch con su gata. Esta casa era acogedora en el sentido de que te hacía sentir bienvenido y que tu visita era agradable y no una imposición.
Severus, igual que Gellert, apreció el té que le sirvió Harry. La taza era una de motivos otoñales mientras Harry bebía en una taza de navidad. Estaban sentados en la mesa de la cocina y en la tarja se observaba un juego de té de porcelana, bastante hermoso y delicado. Era evidente que Harry Potter era un joven educado en la cortesía según el invitado. Severus no era un tradicionalista del té, pero Gellert Grindelwald, el esposo de Albus, si lo era. El servicio tradicional fue una cortesía para él.
No hablaron de muchas cosas, pero para Severus fue una tarde agradable con alguien que no se sintió intimidado con su presencia como solía suceder y no estaba siendo malentendido con sus comentarios sarcásticos y cortantes. Harry incluso se reía de varios de ellos.
Por extraño que pareciera, Severus pensaba que podría convertirse en amigo de alguien como este joven, al que al parecer, solo le llevaba 20 años. Era una lástima que fuera tan joven, ya que si tuviera al menos unos 30, Severus lo hubiera perseguido. Harry era bastante atractivo con esos ojos verdes, aunque estuvieran detrás de unos lentes y su cabello revuelto y negro solo lo hacía verse más sexy. Pero Severus se había hecho la promesa de nunca buscar relaciones con gente joven.
Harry pensaba que Severus no parecía tan mal tipo una vez que te sobreponías a su sarcasmo. El hombre era inteligente y muy divertido. Harry pensaba que a su grupo de amigos, podría integrar a sus vecinos, al colorido Albus, al "negro" Gellert y al no tan gris Severus. Lástima que aún se estuviera curando su corazón roto, por que Severus era alguien bastante sexy aun con esa ropa gris. A Harry lo que le atraía de las personas eran la seguridad y la arrogancia honesta. Severus Snape parecía el tipo de hombre arrogante que tenía como demostrar el porqué de esa arrogancia.
