CXXV
La ceremonia tiene lugar en el patio de Joyce, bajo un cálido sol de primavera y frente a una mesa decorada para la ocasión con un blanco mantel, flores y guirnaldas. Aunque dura poco —Eleven supone que por requerimiento de Hopper, considerando lo inquieto que se le nota—, todos los momentos clave están presentes. Y si la novia y el novio discuten segundos antes de darse el sí —sin que nadie sepa cómo se las arreglan para encontrar un motivo en ese contexto—, al menos lo hacen con sendas sonrisas en el rostro.
—Gracias por venir, linda —le agradece Joyce luego, cuando Eleven la felicita y comenta sobre lo hermosa que está.
—Es bueno verte, niña —refunfuña Hopper, prodigándole un abrazo afectuoso que la sorprende un poco, mas no le desagrada.
Ambos están algo más en guardia al aceptar los buenos deseos de Henry —posiblemente debido a la falta de familiaridad de Hopper con él—, mas no nota hostilidad alguna cuando el oficial le estrecha la mano.
La fiesta, aunque no más ostentosa que la ceremonia, es mucho más animada. Un DJ al que Eleven reconoce como un colega del sheriff —pues lo ha visto en uniforme antes— se ocupa de ambientar el lugar con música tranquila mientras los invitados degustan algunos tentempiés sencillos y los novios posan frente a un concentrado Jonathan en cada rincón de su patio.
¿Estás aburrida?
El pensamiento la sorprende. Eleven gira el rostro hacia Henry, quien está sentado en una mesa con los Wheeler, los Sinclair —menos Mike, Nancy y Lucas, quienes comparten mesa con ella, Max, Will, Jonathan (cuando retorne de la sesión de fotos) y Dustin— y la señora Henderson, soportando una mirada llena de sospecha —aunque no sabe a qué puede deberse— de la hermana menor de Lucas.
No, responde, plasmando una sonrisa casual en su rostro. ¿Y tú?
Imposible aburrirme al lado del demonio que es la hermana de tu amigo Sinclair. Una pausa. ¿Sabes qué me dijo?
Eleven ha escuchado de pasada comentarios de Max y Lucas sobre la brutal honestidad de Erica.
Oh, no. ¿Qué te dijo?
Henry levanta la copa de agua que le han servido y se la lleva a la boca, lanzándole una mirada a la niña a su lado a la par que responde sin dudar:
Que no cree que seamos primos; que no nos parecemos en nada.
Eleven aprieta un puño contra su boca para intentar calmar su risa. A su lado, Max frunce el ceño y luego se endereza ligeramente en su asiento para mirar a Henry por encima de su cabeza.
—¿Están haciéndolo de nuevo? —le susurra—. ¿Es que no pueden dejarse en paz por una tarde?
—… Perdón —balbucea, fingiendo que se limpia los labios con una servilleta.
Hace su mejor esfuerzo por ignorar la mirada anhelante de Mike frente a ella sin ser descortés.
Al principio, el ambiente en su mesa es algo incómodo. La hora del almuerzo le ofrece un breve respiro: frente al bufet, Eleven finge dudar entre las cuatro opciones disponibles mucho más de lo necesario. Cuando al fin se dispone a retornar a su mesa con una porción de pollo y ensalada de pasta en mano, advierte una presencia familiar a su lado.
—¿Está todo bien?
Sus hombros se tensan, mas se fuerza a responder:
—Sí.
Si bien Henry no parece muy convencido, retorna su mirada al bufet. Eleven se detiene y aprovecha para observar su perfil: su belleza es suficiente para dejar a cualquiera sin aliento, mas sería una mentira decir que sus sentimientos se limitan a lo superficial de las apariencias.
Después de todo, si ese fuera el caso, aquello que anida en lo profundo de su pecho no supondría la calamidad que en realidad es.
—Lo digo en serio —insiste.
Él vuelve a posar la vista en ella, entonces. Sus ojos de un azul cerúleo la escrutan con detenimiento, pero sin la frialdad calculadora que —sabe— usualmente esgrime para con el resto de las personas.
Lo que sea que halla en ella parece satisfacerlo, pues le ofrece una sonrisa relajada:
—No tengo motivo para dudar de ti, ¿o sí?
—Nunca —le asegura ella, también sonriendo.
…
Intenta con todas sus fuerzas ignorar el ardor que se adueña de sus mejillas mientras camina de vuelta a su mesa.
Eleven tiene un miedo particular el día de hoy: que Mike la invite a bailar. Por eso, hace lo posible por levantarse de la mesa y desaparecer apenas termina el segundo baile de los novios y el DJ declara como inaugurada la pista de baile.
Poco a poco —y luego de que el sol se oculte, en mayor medida— tanto grupos de amigos como parejas van adueñándose de la pista. Eleven los observa desde detrás de un árbol, regocijándose en la alegría de amigos y desconocidos por igual.
—Uno pensaría que deseas retirarte temprano.
Inspira hondo para controlarse frente a Henry: con el secreto que carga encima, lo que menos le conviene es demostrar nerviosismo donde siempre ha existido familiaridad y confianza.
—Si eso quieres, podemos irnos —afirma sin despegar los ojos de la pista.
Él suelta una leve risa, y ella al fin se siente lo suficientemente segura como para levantar la vista hasta su rostro.
—¿Qué?
—No puedes pretender que me crea eso cuando estás mirando la pista de baile de esa manera. Ni siquiera has bailado con Max.
No, no puede arriesgarse a que Mike se le acerque, ni siquiera casualmente. Aunque ya no estén juntos, Eleven sabe que lo mejor para él —y para una futura amistad, lo que de ser posible le agradaría bastante— es algo de distancia.
Y si él no va a tomarla, es su deber hacerlo.
—No tenía ganas… y ya están sonando temas lentos. No quiero entrometerme entre ella y Lucas.
Oh, no.
Nota la apertura que le ha dado al instante: después de todo, si no quiere molestar a su amiga y a su novio, ¿por qué no bailaría con el suyo propio…?
Debí haberlo dejado en que no tenía ganas…
—Entonces…
Clava los dedos sobre la tela que recubre sus muslos, preparándose mentalmente para una interrogación que nunca llega.
No, lo que llega es la mano de Henry, extendida frente a ella a modo de invitación. Como si esto fuera poco —como si su semblante no fuera ya de por sí deslumbrante, como si no fuese Henry y todo lo que Henry es—, el hombre frente a ella ladea la cabeza de tal manera que un mechón de su cabello se rebela ante su meticuloso peinado y cae a un costado de su frente.
—¿Te gustaría bailar conmigo?
Si fuese inteligente —y ella sabe que lo es, tal vez no como Henry, pero definitivamente más de lo que sus profesores piensan— debería excusarse de alguna manera.
Sin embargo…
—Sí.
Sin embargo, se trata de Henry.
La próxima vez, será fuerte. La próxima vez mantendrá su excusa, por incoherente que él la encuentre.
I took my love, I took it down
Sí, la mantendrá, incluso aunque él halle su mentira evidente tras haberla descubierto observando a los demás divertirse y ser felices bajo los reflectores de la pista de baile con el anhelo pintado en el rostro.
Climbed a mountain and I turned around
La próxima vez —cuando sea que esta ocurra—, rehuirá la cercanía de Henry, su mano pegada a su cintura, la suya encima de su hombro.
And I saw my reflection in the snow-covered hills
Sus manos sujetándose la una a la otra; la suya con firmeza, la de él con su gentileza real, aquella que va más allá de la conveniencia.
'Til the landslide brought me down
—Eleven. —Aunque le pareciera escuchar la voz en su cabeza, sabe que lo ha dicho en voz alta: ha distinguido las sílabas en sus labios, así de cerca como están.
Oh, mirror in the sky, what is love?
—¿Sí?
Can the child within my heart rise above?
—¿Por qué no me dijiste que tú y Mike habían terminado?
Can I sail through the changing ocean tides?
Traga saliva. Debió haber supuesto que él ataría los cabos fácilmente. Debió preverlo. Debió…
Can I handle the seasons of my life?
—Yo… —Las palabras se le atoran en la garganta. ¿Qué se supone que haga? ¿Mentirle?
Well, I've been afraid of changing
¿Decirle la verdad, cuando esta es más peligrosa que cualquier mentira descubierta?
'Cause I've built my life around you
—Si no puedes decirme la razón, está bien —le asegura él, y ella, aunque suene estúpido, no puede evitar detenerse en lo espeso de sus pestañas rubias—. Solo respóndeme una cosa.
But time makes you bolder
Se muerde la lengua y se limita a asentir, bajando la cabeza y fingiendo prestar atención al movimiento de sus pies —como si fuesen a lastimarse el uno al otro tras años de vivir una sintonía conocida solo a ellos dos; como si no se conociesen del derecho y del revés—.
Even children get older
—¿Te lastimó?
And I'm getting older, too
Esa pregunta la desarma. Pese a que sabe que debería negarlo rotundamente —no es cierto, después de todo, y la impresión errónea podría resultar en un grave peligro para Mike—, se toma un momento para considerar lo que hay detrás de sus palabras…
Well, I've been afraid of changing
Preocupación.
Afecto.
Cariño, incluso.
'Cause I've built my life around you
Este es Henry. Esta es su dedicación, su compañerismo.
But time makes you bolder
—No —admite al fin.
—Si esperas que te crea, debes mirarme a los ojos al decirlo.
No necesita invitación para eso —Mike no se lo merece, tampoco—; levanta la vista, y…
—No. —Y sonríe—. Fue algo bonito. Y fue triste terminar. Pero no, no me lastimó.
Even children get older
Henry exhala, entonces, con un sentimiento que parece estar hecho tanto de alivio como de frustración.
—Está bien. —Y el tono ligeramente enfurruñado con que lo dice es tan, pero tan adorable, que Eleven no se contiene (no encuentra manera de hacerlo) y…
And I'm getting older, too
—¿Eleven? —Por un instante, la voz de Henry parece dudar debido a la sorpresa de sentir su frente apoyada contra su hombro; sus dedos se hunden en su cintura, como si temiese que se apartase de él—. ¿Te… molesté?
—No —confiesa ella—. No lo hiciste.
I'm getting older, too
Todo es demasiado y, a la vez, insuficiente: su aroma a jazmín y lavanda, su mano envolviendo la suya…
Ah, take my love, take it down
—Entonces…, ¿estás triste? —inquiere—. ¿Por lo de Mike?
Oh, climb a mountain and turn around
—No, no lo estoy. —Es una media verdad: sí lo está, mas esto no tiene nada que ver con Mike.
And if you see my reflection in the snow-covered hills
Está triste porque el día de mañana, donde sea que ella y Henry estén, esta canción le recordará este momento y la hará llorar con una ilusión que nunca se hará realidad.
Well, the landslide will bring it down
—Bien. Sería una tragedia que terminar con un perdedor como Mike Wheeler te entristeciese.
And if you see my reflection in the snow-covered hills
Pese a sus palabras —y pese a que Eleven suelta una risita por lo bajo ante un comentario tan inherentemente él—, Henry apoya su barbilla sobre su cabeza y muda la mano de su cintura a su espalda en un gesto reconfortante.
—Ey, ¿Eleven? —vuelve a llamarla.
Well, the landslide will bring it down
—¿Hm?
—Te ves hermosa.
Oh, the landslide will bring it down
Eleven esboza una sonrisa triste, cierra los ojos, y sigue el vaivén del cuerpo ajeno a un nivel instintivo, el mismo ir y venir primitivo —y no por eso menos bello; no por eso menos cautivante— de las olas ante la Luna que veneran.
