Del amor y otras molestias
Historia IV
El deseo de una madre
Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-
Ooc (Un poco, por el bien de la trama xD)
Nota: Esta es una colección de capítulos no lineales algunos largos, otros tipo viñeta, en este universo la masacre Uchiha y el ataque del zorro no ocurrieron.
•••
Mikoto Uchiha nunca se había considerado una madre exigente, tampoco era de las que acostumbraban a entrometerse y opinar sobre la vida de sus hijos.
Cerró el cajón de los cubiertos habiendo acabado de fregar y secar cada pieza de la vajilla a consciencia, era un soleado y fresco domingo en el que correspondía realizar la limpieza de primavera, por la ventana observó al mayor de sus hijos barriendo la calle, siempre tan atento y colaborador, salió al pasillo secando sus manos en el delantal camino a su habitación y vio al menor junto con su mejor amigo discutiendo y lanzándose tierra mientras deshierbaban el jardín interior y limpiaban el estanque de los peces, sus niños siempre tenían tanta energía, le alegraba tanto el día ver que su tímido pequeño hijo tuviera un amigo tan incondicional como Naruto.
Amaba a sus hijos con toda su alma, pero había algo que la vida le quedó debiendo, un sueño ahora imposible de cumplir. Estaba agradecida puesto que sus hijos eran dos chicos maravillosos, tenían sus altibajos y peleas como cualquier par de hermanos, convivía con tres fuertes e importantes elementos shinobi para la Aldea de la Hoja, tres respetados Uchihas que al final del día para ella eran solo su esposo y sus dos eternamente pequeños hijos, aunque físicamente ya no estuvieran tan pequeños.
Inspiró profundo.
En pocos años Itachi cumpliría la edad para desposarse y heredar la posición como líder del clan y era su deber como matriarca encontrarle una esposa adecuada para sucederla, tendría que ser una mujer amorosa, atenta y fuerte, que sea firme e inteligente, era el deber de una esposa ayudar a su marido a mantenerse en el camino de las buenas decisiones puesto que mantener un matrimonio es un trabajo en equipo, tendría que ser alguien dispuesta a apoyar a Itachi y luchar a su lado.
Cuando niños creyó que la pareja perfecta para Itachi sería la pequeña Izumi, de su misma edad, su mejor amiga, tan dulce, comprensiva, leal y fuerte, una mujer Uchiha y nieta de uno de los ancianos sabios de clan, era la opción perfecta y de la que todos esperaban prosperase un amor de cuento.
Lastimosamente la adolescencia y las prolongadas misiones de Itachi les hicieron tomar rumbos distintos, la vida shinobi fortaleció su camaradería y fue apagando lentamente el interés romántico de la pequeña ya convertida en mujer y en ausencia de Itachi Izumi fue deslumbrada por alguien más.
Suspiró pesadamente.
Sacudió los futones del lado más soleado del jardín exterior escuchando de fondo las risas de Naruto, los reclamos de Sasuke y el regaño de Itachi hacia ambos por el desastre que hicieron con su pequeña guerra de hierbas arrancadas en el jardín.
Conocía muy bien a sus hijos, a fin de cuentas, había sido ella quien los trajo al mundo y con quien más tiempo pasaron en su infancia, a fin de cuentas su marido era un hombre demasiado ocupado y por desgracia el deber del cabeza de clan no deja tiempo para ser un padre muy presente, no podía culparlo por eso, pero Fugaku siempre mostró interés por sus pequeños sobretodo por el mayor, como su madre reconocía al prodigio que era su hijo y al mismo tiempo por ser su madre no podía verlo como el arma letal y el orgullo de la aldea como lo veían todos los demás, ella solo veía a su niño, su dulce y pequeño Itachi son su sonrisa tranquila y su gentil forma de ser, por eso sabía que merecía todo el amor del mundo y sabía que era precisamente lo que Itachi aspiraba a encontrar, alguien que le tratara con amor, que viera dentro de él y más allá de lo que veían sus compañeros y todos los demás en la aldea, sabía que Itachi aunque no lo admitiera abiertamente quería enamorarse, aunque él nunca lo admitiese estaba segura de que sintió por Izumi mucho más que una amistad, él tenía planes para ellos y con dolor lo vio alejarse confundido un poco más cada día, hasta que finalmente se vio obligado a dejarla ir y ser feliz con alguien que pudiera estar presente, su hijo tenía un corazón noble pero aunque fuera un shinobi muy fuerte como hombre aún le faltaba aprender a hablar, nunca quiso declararse porque no tuvo el corazón de hacer a Izumi esperarlo durante años quizás, incluso cuando sabía que si se lo hubiera pedido ella lo habría esperado, lo sabía porque no era ciega y como madre y mujer sentía ese ligero cambio de actitud en su hijo cuando cierta pelirrosa rondaba cerca, ese pequeño vuelco en el aire que cambiaba su energía cuando su corazón se aceleraba discretamente por ella.
-¡Iré con Kushina, Sasuke, Naruto quiero el jardín limpio cuando regrese!- se despidió de sus retoños con el sonido seco la puerta al cerrarse.
-¡Si!- se escuchó desde dentro de la casa y apuró el paso con una sonrisa satisfecha.
Le encantaba invitar a Sakura a cenar a su casa, ella le agradaba a todos, era fuerte y respetada, la mejor kunoichi de la aldea incluso mejor que cualquiera de las kunoichis del clan Uchiha, aunque a Fugaku le doliera admitirlo, no había nacido alguien en el clan con tan perfecto control y cantidad de chakra, un shinobi con esa capacidad y un sharingan sería una cosa aterradora de enfrentar, por eso le ilusionó tanto la idea cuando Itachi bromeó sobre casarse con ella.
Sobretodo porque su hijo muy pocas veces hacía bromas y aun menos veces Fugaku reía tan complacido, pensó que quizás habría una esperanza para su hijo de encontrar el gran amor que anhelaba.
Pero le rompía el corazón saber que al presentar la idea con los ancianos la negativa había sido rotunda y sus decisiones como matriarca habían sido seriamente cuestionadas, sin embargo, no había sido descartada del todo puesto que para algunos de los viejos estirados del consejo la brillante discípula de la Hokage era perfecta para el segundo hijo.
Sasuke…
-Buen día Kushina ¿Esperaste mucho?- sonrió sentándose en su lugar favorito, llevaban desde su promoción a chunnin visitando la misma casa de té y sentándose en la misma mesa a la misma hora, la dueña ya anciana las trataba como una madre a sus hijas y se sentaba con ellas en la mesa de vez en cuando si no había mucha gente a charlar y ponerse al día, recordaba sus consejos maternales cuando tuvo a su primer hijo y luego con el segundo y a Kushina con su pequeño Naruto, que debido al sello del Kyubi nunca pudo tener hermanos dejando también a Kushina con un sueño a medio cumplir compartiendo el sentimiento de vacío con ella.
Ser bendecidas con una niña.
-¡Mikoto!-saludó feliz de verla- Claro que no, acabo de llegar- sonrió ampliamente- ¿Cómo has estado? ¿Qué dijeron los viejos?
Suspiró profundamente apesadumbrada.
Ahora solo guardaban esperanza en tener lindas nueras que las bendigan con lindas nietas.
-¿Es un no verdad?- Kushina hizo un mohín decepcionada y golpeó la mesa - ¿Al menos lo hablaste con Itachi?
-Jamás lo admitirá abiertamente, cuando sucedió lo de Izumi solo dijo "Es mi amiga, quiero que sea feliz"- agravó la voz imitando a su hijo y sonrió con tristeza- en ese sentido ambos son como su padre ¿sabes? Itachi es quien más se parece a mi en cuanto a personalidad, Sasuke salió por completo a Fugaku a veces es un dolor de cabeza tratar con ambos, Itachi es un consuelo él nunca se negó a leer una novela romántica conmigo, Sasuke siempre hacía caras de asco y escapaba, pero ¡argh! Itachi es igual de testarudo que esos dos solo piensan en batallas, la aldea, las misiones, entrenar, me siento tan incomprendida en esa casa llena de hombres… - se desahogó dejándose caer pesadamente sobre la mesa.
Kushina le palmeo la cabeza con suavidad a modo de consuelo.
-Te entiendo- suspiró Kushina resignada- Por la seguridad del sello no puedo concebir otro hijo, así que no puedo ni intentarlo, Naruto es mi adoración, pero admito que a veces es… incontrolable- lloriqueó- no cambiaría a Naruto por nada, pero cómo me hubiera gustado poder darle una hermanita- suspiró apoyando la mejilla sobre su mano y mirando hacia el exterior con resignación.
Si, Kushina y Mikoto llevaban toda la vida reuniéndose en ese lugar para desahogarse juntas sobre lo complicada que es la vida de una madre rodeada de varones.
-¡Buenos días Himiko-san!- hizo una reverencia respetuosa.
Mikoto y Kushina voltearon al mismo tiempo reconociendo la voz tan dulce y alegre de Sakura, la integrante femenina del equipo siete había llegado a sus vidas para de alguna forma por ligera que fuese llenar el vacío de ese sueño sin cumplir y se había ido tan pronto como llegó, a Mikoto le tomó algo de tiempo perdonar a Sasuke por eso, le costaba creer que su hijo prácticamente se había comportado como un matón con ella hasta hacerle renunciar, no lo había educado así, aunque para el alivio de su consciencia como madre hace tan solo un par de meses por fin había vuelto a integrarse al equipo con sus chicos que parecían llevarse mucho mejor que antaño, razón de felicidad para ambas mujeres.
-¡Sakura-chan! Feliz cumpleaños- sonrió alegre la mujer sacando un paquete de la vitrina- tu pastel y...-rebuscó algo dentro del refrigerador- tu anmitsu favorito como cortesía de la casa mi niña.
-Muchas gracias Himiko-san- sonrió ampliamente sacando su monedero para pagar el pastel.
-¡Sakura-chan!- llamaron al mismo tiempo la Uchiha y la Uzumaki ganándose la mirada alegre y cariñosa de la chica, la observaron de pies a cabeza encantadas, estaba preciosa hace mucho que no la veían lucir tan radiante.
Llevaba un delicado vestido blanco de volados y el cabello recogido en una elegante media cola alta con un par de mechones enmarcando su bonito rostro, se veía encantadora nada que ver con su ropa habitual de entrenamiento, estaban tan acostumbradas a verla agotada y con la ropa jironada e incluso ensangrentada de tanto entrenar que a veces hasta olvidaban que debajo de la coraza brillante de la orgullosa estudiante de la quinta Hokage habitaba una chica como las demás.
Con un corazón como las demás…
-¡Tú eres muy lento!
-No ¡Tú eres muy lento!
Sasuke y Naruto pegaron sus caras gruñendo, ganándose ambos un coscorrón y un regaño de la chica que exigía se comportaran por una vez en sus vidas y no le arruinen su cumpleaños.
-Feliz cumpleaños Sakura-chan- felicitó Kushina con alegría y ojos brillantes- ¡Ya eres toda una hermosa mujer!
-Felicidades Sakura-chan te ves preciosa ¿Verdad Sasuke?- picó su madre provocándole a orgulloso hijo pequeño voltear el rostro tratando de ocultar el tierno carmín que se había formado con una mueca de disgusto.
-¡Gracias!- Sakura les dio una tierna sonrisa decorada con el rubor en sus mejillas antes de volver su vista al mostrador dispuesta a dejar el dinero por su pastel.
-¡No seas tonta Sakura-chan!- Naruto sacó su monero rápidamente dejando un par de billetes para pagar el pastel en lugar de la pelirrosa- es tu cumpleaños no puedes pagar tu propio pastel- regañó amigable.
Kushina sonrió orgullosa de la caballerosidad de su hijo, le había educado muy bien y Mikoto le lanzó al suyo una mirada significativa.
-Es cierto- coincidió le Uchiha dejando otro par de billetes sobre el mostrador dispuesto a pagar a medias ganándose una mirada complacida de su madre y un asentimiento.
Los tres chicos se dispusieron a salir del lugar sumidos en su conversación sobre sus amigos quienes ya esperaban en el BBQ.
-¡Pórtense bien!- corearon ambas mujeres y los tres se despidieron dos de ellos con una sonrisa y un gesto amigable de su mano y uno de ellos con un leve asentimiento y una mano en el bolsillo.
Mikoto contempló pensativa por el amplio ventanal de la cafetería la vista que tenía de la calle, justo antes de girar en la esquina Sakura tropezó con una piedra y fue Sasuke quien impidió su caída sujetándola por los hombros con su mano libre, ella rio y se engancho del arco que formaba su brazo al tener ocultas las manos en sus bolsillos reincorporándose.
-Si que eres torpe…
-Si que eres idiota…
Suspiró, pero, aunque se insultasen y por fuera pareciese que se llevaban fatal, ni Sakura soltó el brazo de Sasuke al seguir caminando, ni él la apartó como normalmente haría con cualquier otra chica que se le colgase del brazo.
Mikoto era muy observadora, atributo muy apreciado en batalla en sus días de juventud cuando aún era una kunoichi en servicio activo, ella también solía ser fuerte y admirada dentro de su clan por eso había sido elegida como matriarca, quizás no tan fuerte como Sakura lo era en la actualidad, pero a diferencia de aquella chica que se esforzaba y entrenaba hasta la extenuación ser una Kunoichi nunca había sido su pasión, Mikoto amaba su vida tranquila, amaba la lectura, hacer arreglos con las flores que cultivaba en su jardín y los largos paseos matutinos cuando iba a hacer las compras con su mejor amiga, por eso decidió casarse pronto y retirarse de la vida shinobi, a Kushina no le costó para nada acostumbrarse a esa vida, ser la esposa de Minato le había dado libertad puesto que bajo la protección del shinobi más fuerte de la aldea el consejo no se atrevía a cuestionar la seguridad del sello, a fin de cuentas Kushina aunque era una kunoichi nunca pudo alejarse demasiado de la aldea quedándose atrapada en misiones de rango D por temor a que una gran batalla desatara el chakra de nueve colas que ahora compartía con su hijo minimizando el impacto de un posible caos para todos.
-Mikoto…- inició Kushina con seriedad- ¿Qué vas a hacer si Sasuke da el primer paso?
Sabía que ella también lo había notado, Kushina era una mujer alegre y graciosa pero no era para nada tonta, no se le escapaba ningún detalle y dado que conocía a Sasuke casi como a su propio hijo estaba segura de que ella podía ver ese cambio de actitud en ellos, él mismo no se daba cuenta de lo apegado que se había vuelto a Sakura, al principio creyó que solo lo hacía porque le molestaba que ella se hubiera vuelto fuerte con solo un par de años lejos bajo la tutela de una Sannin, creía que era envidia y la veía como una rival que superar tanto como a Naruto y eso la alegraba porque sabía que era la única forma en la que Sasuke se permitía ampliar un poquito su mundo y hacer amigos.
Pero entonces lo vio discutir y llevarse cada vez peor con Itachi cada vez que el nombre de Sakura salía a colación, al principio le parecía tierno ver a sus hijos debatirse por las atenciones de una chica, que si uno la tenía en su equipo y el otro también, pensaba que eso nunca ocurriría dadas las personalidades tan frías y distantes que poseían siendo unos dignos Uchihas y la alegró ver una pequeña muestra del corazón que tan celosamente guardaban.
-Lo apoyaré- suspiró- sabes que no puedo tomar partido por ninguno de los dos y sé muy en el fondo de mi corazón que si entre mis hijos hay alguien dispuesto a pelear por lo que quiere ese es Sasuke, Itachi es demasiado de ceder…- sonrió tristemente- pero mi Itachi no merece eso… sé que nunca lo va a admitir pero él quiere encontrar amor en quien será su esposa, sé que Sakura siente algo por él y lo ha sentido durante años pero últimamente la veo tan apegada a Sasuke que temo que eso pueda estar cambiando sus sentimientos…
-Si temes por ellos dos juntos entonces estás tomando partido por Itachi- rio Kushina suavemente tomando su mano sobre la mesa en señal de apoyo- pero es normal… Itachi es tan… él que hasta dan ganas de ayudarle…- ambas suspiraron resignadas.
-Sabes muy bien que se la dejaría a Sasuke, lo ama demasiado y nunca le robaría su felicidad, se que se está alejando a propósito igual que lo hizo con Izumi.
La campanilla de la puerta sonó anunciando la entrada de un nuevo cliente.
Hablando del Rey de Roma.
-Hola Kushina-san, mamá- saludó Itachi entrando a paso calmo como siempre.
-Hola mamá, Hola Kushina-san- saludó Shisui entrando detrás.
-Hola cariño, Hola Shisui-chan-saludó Kushina amablemente a ambos chicos.
-Que gusto me da ver al hijo que se adoptó solo después de tanto tiempo, aún me queda mucha limpieza de primavera que hacer en casa ¿Sabes?- una suave risa acompañó las palabras cariñosas de Mikoto siendo correspondida por el mayor de los chicos.
-Pasaré mañana a primera hora para ayudar con eso capitana- sonrió ampliamente.
-¿Pasaron los chicos por aquí?- interrumpió Itachi aclarándose la garganta para mal disimular la prisa.
-Hace ya un rato, dijeron que estarían en el BBQ- informó la pelirroja- apresúrense no quieren llegar tarde a la fiesta de cumpleaños de Sakura-chan- rio.
-Nos vemos luego- se despidieron al unísono saliendo por donde entraron.
-Yo no veo que se la esté dejando- rio Kushina con picardía- ¿Te imaginas que estamos aquí especulando y ella está de novia en secreto con Shisui?
Mikoto rió con discreción.
-Mi tercer hijo no es un robanovias-defendió entre risas.
Ah… adoraba pasar tiempo con Kushina.
-Estás dando por hecho que es la novia de uno de tus hijos.
-Pues ahora que lo mencionas- sonrió con ternura- siempre y cuando no sea causa de su enemistad no me importa a quien de los dos ella elija… solo espero que no les rompa el corazón- concluyó preocupada.
-Es culpa de ellos dos, son unos cabezotas como su padre- criticó la Uzumaki poniendo los ojos en blanco.
Suspiró por milésima vez ese día.
-Tienes razón… pero sé que mis hijos se quieren demasiado el uno al otro como para hacer de Sakura el objeto de su enemistad, solo están hormonales- restó importancia- es la testosterona.
-Ya que lo mencionas… si quieres mi opinión creo que entre ella y Sasuke hay tensión… ya sabes "ese tipo de tensión"- una sonrisa traviesa se pintó en su rostro.
Mikoto se sonrojó llevándose las manos al rostro sorprendido.
-¿Qué piensa esa cabeza loca qué tienes? Aún son unos niños- reclamó y desvió la mirada azorada- ni lo menciones…
Kushina rió escandalosamente por la reacción tan reservada de su mejor amiga.
-¡Estoy bromeando!- se limpió una lagrimilla traviesa que escapaba producto de sus carcajadas calmando su risa con una profunda respiración- pero son adolescentes es natural que empiecen a sentir curiosidad sobre ese tema- se encogió de hombros.
Mikoto guardó silencio y volteó hacia el ventanal con el recuerdo de su hijo sonrojado y ambos alejándose tomados del brazo, sonrió tiernamente.
-Si… supongo que están en esa edad, a fin de cuentas, aunque mi hijo quiera aparentarlo no está hecho de piedra- cruzó las manos sobre la mesa apoyando su mentón sobre el dorso pensativa- en algún momento tenía que descubrir el mundo de las chicas.
-Bueno, tus hijos tienen al 80% de las solteras de la aldea besando el suelo por donde pisan- rio Kushina- te lo deben a ti por supuesto.
-Algo tenían que sacar de mí, ambos tienen el carácter de su padre sin duda.
-Bueno, aún recuerdo todo lo que hiciste para poder ser elegida por los ancianos para que Fugaku te despose- rio Kushina- ¿Recuerdas? Me pedias entrenar juntas toda la tarde… pero siempre voy a creer que te esforzaste en balde era muy obvio que la madre de Fugaku te adoraba.
-Lo hice por mi orgullo, estaba segura de que tomaría mi lugar con todos los honores- sonrió.
-En eso ya tiene Sasuke a quien parecerse- rio Kushina enternecida- aunque el no lo diga abiertamente creo que es Itachi quien lleva la ventaja, si no Sasuke no estaría tan celoso de él, la preferían de Sakura por el mayor de tus hijos es clara.
Mikoto suspiró apesadumbrada.
-No sé que sentir en cuanto a eso… ella bien podría enamorarse de alguien más y olvidarse de mis hijos si ninguno se apresura a declararse, está en su derecho, yo solo presenté la idea a los ancianos para saber si mi Itachi tendría alguna oportunidad y así darle un empujón…
A cada palabra que decía su ánimo decaía.
-Pero ellos la prefieren para Sasuke ¿estoy en lo cierto?
-Siempre en el clavo querida Kushina…
-Entonces quizás, no me hagas caso, solo pienso que es posible que ellos ya lo sepan ¿sabes? Quizás Itachi ya se dio cuenta de que ella ha comenzado a corresponder los sentimientos de Sasuke sin darse cuenta y Sasuke esté en proceso de descubrir que siente algo por ella, no se trata de quien la quiera más, si no de quien de los dos está dispuesto a luchar por ella.
-Tienes razón…
•••
Que silencio había en la casa…
Dejó la bolsa colgada en un gancho en el genkan y se descalzó anunciando su llegada, salió al jardín interior para disfrutar el ambiente del fresco atardecer encontrándose a su esposo descansando en el engawa alimentando a los peces koi en total calma.
-Mikoto- saludó con una tenue sonrisa- Qué paz hay en la casa sin esos dos peleándose y el hijo ruidoso de Minato rondando por aquí ¿verdad?
La pelinegra rio con suavidad sentándose junto a su esposo y apoyando la cabeza en su hombro.
-Si… que silencio, dejaron el jardín impecable.
-Ah si, en cuanto llegué se pusieron a limpiar como pequeños robots…- exhaló con pesadez- dime que les hice para que me teman.
-Los obligabas a entrenar como unas bestias- cerró los ojos relajándose.
-Son Uchihas- se excusó- los mimas demasiado Mikoto.
-Son mi niños- justificó.
-Pues a ver si tus niños se casan pronto y se largan, mira que silencio hay en casa sin esos dos dando vueltas por aquí- dejó caer su cabeza sobre la de su esposa.
Mikoto rio recordando su conversación con Kushina.
-¿Cariño?
-Si- respondió casi adormilado.
-¿Te agrada Sakura con Itachi o con Sasuke?
-Con Sasuke, ese muchacho necesita alguien que lo ponga en orden y que carácter tiene esa niña, pueden aprender mucho el uno del otro- respondió con solemnidad en la voz.
Mikoto se permitió reír abiertamente muy divertida durante un largo rato ganándose la mirada extrañada de su esposo por su inusual reacción.
-¿Sabes? Creo que la prefiero con Itachi, siento que ella es ese toque de delicadeza que necesita su vida, le daría un hogar cálido.
-¿Delicadeza? ¿La has visto entrenar?- Fugaku elevó una ceja volteándose a mirarla con seriedad- entre los shinobi hay cosas que solo se llegan a entender del otro al cruzar los puños como iguales, es comunicación no verbal y aunque Itachi la entrene para afinar su técnica la vi una vez luchar contra él y ella se reprime porque le ve como a un maestro a quien admirar, se siente demasiado segura en su presencia y muestra lo mejor que tiene, pero le avergüenza fallar frente a él, lo piensa demasiado.
Mikoto le miró con interés y él continuó explicando su teoría.
-Por el contrario, con Sasuke puede liberar todo su potencial no le importa tropezar si eso implica acertarle un golpe, es más creativa, lucha para vencerlo no para impresionarlo, Sasuke hace lo mismo y lo da todo, pelean hasta agotarse y luego se van riendo sin definir un ganador solo para acordar la revancha al día siguiente.
-Es un punto de vista interesante… No sabía que espiabas los entrenamiento de Sasuke...
Fugaku se sobresaltó ligeramente sintiéndose descubierto por su mujer.
-Es mi hijo y el campo de entrenamiento me queda de camino desde el trabajo a casa, además me interesa ver su progreso- justificó recuperando la compostura- aprovechemos que no están esos escandalosos y salgamos a cenar fuera- ofreció incorporándose y extendiendo su mano hacia ella para entrar juntos a casa.
"y luego se van riendo sin definir un ganador solo para acordar la revancha al día siguiente"
Mikoto sonrió tiernamente.
Si, se parecían tanto a él.
-Me sorprende que la emparejes con Itachi, pensaba que preferías que el amor surja de la amistad.
Se detuvo un momento sintiéndose pensativa.
Amistad…
-¿No es amiga de Itachi?
Fugaku se encogió de hombros restándole interés.
-Incluso si lo son, se lleva mucho mejor con Sasuke, aunque no lo parezca.
-Si que has estado observando a Sasuke- lo picó.
-Es mi hijo- justificó nuevamente arrancando una suave risa de Mikoto quien le tomó de la mano entrelazando sus dedos.
Fugaku la miró con cariño y se alejaron caminando por las ya oscurecidas calles de Konoha.
A final del día lo único que desea una madre es que sus hijos encuentren la felicidad.
.
.
.
.
Notas de la autora:
¿Fugaku Sasusaku y Mikoto Itasaku?
Holaaa, bueno una historia en donde ninguno de nuestros protagonistas es le protagonista, llevaba un tiempo queriendo escribir algo como esto, Mikoto no salió mucho en la serie pero lo poco que salió la reveló como una persona gentil y una madre amorosa así que quise retratar esta parte, y el que a pesar de que no pudo tener una hija de todas formas se entretiene pensando en la vida amorosa enrevesada de sus hijos varones como una especie de casamentera, se me hace muy gracioso pensar en esto.
Una vez muchas gracias por acompañarme en estas historias locas que se me ocurren, los adoro.
Nos leemos!
Azulen.
