Del amor y otras molestias

Historia VI – Parte 2

El día en el que me enamoré de ti

Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-

Ooc (Un poco, por el bien de la trama xD)

Nota: Esta es una colección de capítulos no lineales algunos largos, otros tipo viñeta, en este universo la masacre Uchiha y el ataque del zorro no ocurrieron.

•••

Suspiró profundamente y forzó una sonrisa en su rostro apático intentando recuperar algo de fuerza para levantarse, volteó a mirar el reloj de pared de su sala de estar que marcaba las doce menos veinte y se incorporó con una profunda inhalación.

-Está bien Sakura, sabíamos que esto pasaría tarde o temprano, no fueron nada, solo fue un desliz, fue bonito mientras duró, se acabó, tienes que seguir con tu vida ya pasó el momento de hacer un drama- se dijo a sí misma en voz alta, se miró en el espejo colgado en la pared del inicio de las escaleras.

Qué desastre.

Se sentía una vergüenza.

Soltó la coleta desenredando su larguísimo cabello rosa con una pequeña peinilla en la estantería, su aspecto desmejorado no le hacía ninguna justicia, pero ni siquiera la gruesa vidriera de dolor que cubría ahora su mirada jade lograba opacar la belleza de sus ojos, intentó darse algo de crédito por eso.

Se abrazó a sí misma dándose pequeños golpecitos en los hombros a modo de consuelo y se acarició algunos mechones de cabello con cariño.

-Ya… ya…- susurró- todo está bien Sakura… todo va a estar bien, la vida no acaba aquí ¿vale?- susurró al espejo- es un chico, hemos pasado por esto antes ¿verdad? Seguimos vivas, nada acabó con Sasuke, nada acabará con Itachi.

Era consciente de que parecía haber perdido sus facultades mentales hablándose y consolándose a sí misma, pero de algún modo en su soledad solo quedaba ella para decirse aquellas palabras de consuelo y recordarse que podía continuar, había luchado mucho, había crecido mucho, había superado mucho para estar en donde estaba.

No iba a echarse a morir por un muchacho y menos cuando de antemano ya era plenamente consciente de que este era el único final posible.

Subió a su habitación con lentitud aun forzándose a relajarse y dibujar una sonrisa en su rostro apesadumbrado, se quitó la ropa lanzándola hacia la cesta y se tronó el cuello haciendo leves estiramientos a los músculos de sus hombros y brazos, se cubrió con su bata favorita y se sentó en el borde la bañera rozando las puntas de los dedos de su mano derecha por la blanca cerámica distraídamente esperando a que se llenara con el agua más helada que pudo soltar esa vieja tubería.

Esto tomaría un buen rato.

Se sentó en su escritorio tomando papel y bolígrafo y comenzó a escribir su carta de despedida, por si sus padres no la encontraban en casa al regresar, volteó pensativa con la mirada fija en la mochila de viaje a medio hacer y suspiró dejando que el aire arrastre su tristeza por la habitación.

Se concentró en su escritura.

La bañera había comenzado a desbordarse cuando terminó, el texto era corto y conciso sin demasiados detalles y sin especificar demasiado sobre el lugar que iría en caso de que aquello perjudique su misión, aún no tenía grandes detalles ella tampoco y apenas hablaría con la Quinta sobre eso esa misma noche antes de partir.

Corrió a cerrar el grifo.

Metió primero el dedo pulgar con su pie comprobando la temperatura, estaba helada, muy helada tal y como lo quería, era una técnica un poco bruta, pero llevaba haciéndolo hacia mucho tiempo para lidiar con todo tipo de estrés, emocional, físico, mental…

Tomando una profunda bocanada de aire se deslizó por la lustrosa cerámica de la bañera dejando que toda la fuerza la abandonara, un estremecimiento la recorrió por el shock que provocaba la baja temperatura al contacto con su piel pálida, dejó que su cuerpo se hundiera en el agua como una piedra y se sumergió como acostumbraba a sumergirse en el rio cuando las emociones la superaban, sus rodillas quedaron a la intemperie provocándole un agradable desbalance de temperatura y sus largos cabellos flotaban enmarañados por todas partes cubriéndole el rostro.

Frío.

Calor.

Quiso huir de ahí.

Quiso salir de la bañera con la frente en alto y con la dignidad intacta al menos en apariencia.

Pero honestamente aún no se sentía lista para enfrentarse a las habladurías de la aldea, sus padres aún volverían en varios días y con suerte un nuevo chisme abarrotaría las calles para ese momento y no tendrían que lidiar con la vergüenza de escuchar el nombre de su hija tildado de ser la amante de su capitán, con el pasar de los días todos dejarían de entrometerse en su vida amorosa y con suerte sus hazañas en el exterior le devolverían su dignidad de kunoichi a ojos de la aldea.

•••

Dio vuelta a la llave y abrió la puerta principal entrando a casa de los Haruno como a su vivienda propia.

Colgó las llaves en su lugar en el genkan tal y como las encontró antes de salir a comprar el almuerzo, dentro de su paranoia había cerrado con llave para evitar que algún aldeano, amigo chismoso o cierta gentuza con quien compartía un lazo sanguíneo apareciese a perturbar la escasa paz mental de Sakura.

Aunque bien era sabido que poco o nada evitaría una puerta la interrupción de Itachi Uchiha en la vida de Sakura Haruno, así que era consciente de que tarde o temprano le tendría rondando por ahí justo como la noche anterior y tenía claras intenciones de obligar a Sakura a dormirse temprano si eso lograba espantarlo otra vez.

Dejó las bolsas con pollo agridulce, ensaladas y algunos dulces sobre la mesita de centro del salón escaneando el lugar en búsqueda de Sakura.

La casa estaba muy silenciosa pero no le sorprendía considerando el estado mental actual de la pelirosa.

-¡Sakura traje el almuerzo!- llamó recibiendo solo silencio como contestación.

La televisión seguía encendida pero el programa que habían estado "viendo" hace mucho que había terminado.

Echó un vistazo en la cocina, todo estaba como en el desayuno.

Miró el reloj de pared del salón marcando las dos quince, había estado fuera mucho tiempo, esperaba que Itachi no hubiera tenido la osadía de secuestrar a Sakura en ese par de horas.

Subió las escaleras con prisa contenida en sus piernas sintiendo una especie de vacío en la boca de su estómago provocándole cierta sensación de acidez.

Un escalofrío le recorrió la espalda cuando sujetó el pomo de la puerta de la habitación de su joven compañera de equipo.

Miedo

Temibles ideas y un horrendo presentimiento le embargaron su mano tembló ligeramente cuando la levantó empuñando con intenciones de tocar.

No acostumbraba a hacerlo, pero algo dentro de si le gritaba que no abra esa puerta, llamó tres veces.

Nada.

Abrió la puerta con cautela dudando de lo que podría encontrarse ahí dentro, imágenes de ella y su hermano en una situación comprometedora le empujaron a abrir la puerta de golpe finalmente, pero no había nadie, ni rastro de Sakura.

Una suave brisa entró por la ventana haciendo volar una delicada hoja de papel perfumada que había estado reposando sobre su escritorio, la tomó entre sus manos escaneándola rápidamente.

-¡Mierda! ¡Sakura!- corrió al balcón mirando hacia todas partes en la calle con desesperación sus ojos desorbitados escanearon el panorama rápidamente - algunas personas en la acera voltearon a mirar hacia arriba alertados por los gritos de aquel chico de cabellos azabaches.

Volteó de vuelta hacia la habitación y entonces lo vio.

Una gran cantidad de agua escapaba por la rendija que formaba la puerta del baño sin tocar el suelo y cubría buena parte de este hasta mojar la alfombra al pie de la cama.

En un parpadeo estuvo frente al baño abriendo la puerta abruptamente, su cerebro lo había traicionado e imágenes de Sakura con las muñecas abiertas en la bañera y un kunai empapado en su sangre le invadieron la mente empañando sus ojos es un ferviente deseo de llorar.

-¡SAKURA!- Estaba completamente seguro de que su grito angustiado se había escuchado hasta la torre del Hokage puesto que su garganta había sufrido un fuerte desgarrón por la magnitud del esfuerzo no acostumbrado.

Algunos de sus cabellos flotaban graciosamente en el agua cubriendo en algo sus partes íntimas cuando sintió un gran tirón y un fuerte agarre por debajo de sus brazos mientras era sacada del agua de forma súbita siendo estrechada entre un par de fuertes brazos masculinos y un corazón desbocado.

Tembló por el contraste de temperatura al sentir el aire tibio que se filtraba por la ventanilla rozarle la piel desnuda.

-N-no lo hagas no lo hagas por favor, Sakura… no te vayas…-rogó entre suspiros.

-¡¿Sasuke?! ¿¡Q-qué crees que haces i-idiota!?- lo golpeó furiosa sonrojándose violentamente mientras cubría su desnudez como mejor pudo con sus brazos- ¡LARGO!- gritó fuera de sí y Sasuke casi pudo jurar que toda la casa tembló por el estruendo de su voz.

Estaba más que viva.

Nuevamente algunos aldeanos voltearon a mirar con curiosidad la casa un segundo antes de continuar con su día.

Sasuke enrojeció de vergüenza y huyó del cuarto de baño sintiéndose patético, se sentó en cama de la pelirrosa aún empapado por el "rescate" con las rodillas recogidas contra su pecho y el mentón apoyado sobre ellas aburrido, segundos después la pelirrosa salió del baño con una toalla alrededor de su cuerpo y otra recogiendo su cabello sometiéndolo bajo su mirada inquisitiva.

Ella negó suavemente su cabeza cerrando sus ojos ofuscada al verlo en esa posición, como un niño regañado.

Sasuke observó su gesto y sonrió suavemente, por primera vez verla tan enojada lo hacía sentir feliz, al menos ya no estaba deprimida.

-Sasuke ¿Se puede saber en qué DEMONIOS estabas pensando?- inquirió buscando mentalmente razones para no matarlo en ese momento.

Resopló frustrada soltando la toalla de su cabello y empezando a exprimirlo con rudeza y sin ningún cuidado.

No tenía caso enojarse con él.

-Idiota, como no respondías subí a buscarte y casi me infarto cuando te vi en la bañera, creí que intentabas matarte…- explicó desviando la mirada avergonzado, el sonrojo aún no abandonaba del todo su rostro- eres una imbécil…- la insultó y se mordió los labios sintiéndose un idiota, se reprendió mentalmente necesitaba dejar de tratarla de esa forma si quería recuperarla.

Sakura sonrió con ternura y luego una suave risa emergió de su pecho dulcemente.

Su risa le llenó el corazón.

-¿Sabes? No me morí cuando me rompiste el corazón- comenzó explicando y se sentó a su lado en la misma posición que él la mirada de Sasuke se deslizó inevitablemente por sus muslos descubiertos- así que no voy a morirme por Itachi y así como hoy te quiero tanto- confesó y volteó su rostro hacia el joven Uchiha dándole una suave caricia chocando su hombro con el del pelinegro juguetonamente ensanchando su sonrisa, el sonrojo en las mejillas de Sasuke se encendió un poco más sintiendo su cercanía- sé que volveré a quererlo como el buen amigo y maestro que en realidad es- finalizó.

Sasuke dejó salir todo el aire que había estado conteniendo casi aliviado de verla recuperar su personalidad y resiliencia habituales.

-Entonces no me des esos sustos…- susurró emocionalmente agotado y exhaló completamente aliviado- traje pollo agridulce y anmitsu para almorzar, no creo que sea buena idea salir hoy, Itachi es una especie de celebridad en la aldea y no creo que esos idiotas te dejen en paz fácilmente- se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta.

Sakura rio suavemente levantándose también.

-Espera- le detuvo y le lanzó una camiseta gris suya de esas que robaba a sus compañeros para utilizar como camisón, Sasuke la atrapó en el aire cambiándose rápidamente la camiseta mojada.

Sakura no perdió detalle del hombre frente a ella, había crecido mucho, le sacaba varios centímetros de estatura, su cuerpo había ganado musculatura con los años, su espalda era ancha y su abdomen y pectorales firmes y trabajados, notó los músculos de sus brazos que resaltaban durante la flexión que hizo colocándose la camiseta.

Sasuke ya no era el mismo niño de antaño, al menos no físicamente…

-¿Te preocupas por mi Sasuke-kun?- cuestionó pensativa provocándole parar en seco su intención de irse de la habitación dejando su mano fija en el pomo de la puerta sin mirarle.

-Es muy obvio que sí, tonta- susurró antes de salir de la habitación y dejarla vestirse en paz.

Sakura decoró el ambiente con una risita ante la atípica reacción avergonzada de Sasuke siempre impregnado en orgullo, al parecer las secuelas de ese pequeño encuentro con su desnudez aún hacían mella en su normalmente ácida actitud.

-Sasuke, voy a tardar un poco, pon el anmitsu en el refrigerador para que no se caliente ¿sí?- le avisó asomando su cabeza por la puerta.

Suspiró al escuchar el escueto monosílabo de afirmación de su compañero.

Soltó la toalla que cubría su cuerpo secando con cuidado los restos de gotas que decoraban su piel, con mucha delicadeza tomó un gran pomo de crema con aroma a flores de cerezo de su armario y masajeó su piel con amor y consciencia desde las puntas de los dedos de las manos hasta las puntas de sus pies, cada rincón, relajándose en el proceso con el dulce aroma que la caracterizaba, tomó la secadora y un cepillo poniendo el calor muy bajo y se tomó su tiempo secándose el largo cabello, tenía que continuar con su vida como siempre hacía, la relajaba mucho cuidarse, había aprendido a quererse hace muchos años.

Amaba a Itachi pero también se amaba a ella.

-¡Sakura apresúrate el pollo se va a enfriar!

Escuchó el llamado sin responder, se le antojó tan normal…

¿Sería así de tranquilo convivir con Sasuke?

¿Sería una persona horrible si le daba una oportunidad?

Hacía demasiado calor a esas horas, el calor siempre era más intenso a la media tarde, deslizó la falda de mezclilla por sus piernas dejándose la camiseta rosa en el interior de la mezclilla, pero no le gustó el resultado, negó suavemente con la cabeza insatisfecha y se quitó la ropa tomando un fresco vestido rojo oscuro suelto de manga corta ideal para el calor de ese día y sus pantuflas de ir por casa, con el cabello totalmente seco recogió la mitad en una media cola y ató su bandana ninja alrededor de su cabeza como una diadema como siempre hacía, tomó el rubor de la mesita colocándose un poco sobre las mejillas dándose algo de color, el frío del agua y la mala noche la habían palidecido un poco pero al menos el baño se había llevado la hinchazón de sus ojos.

Nunca tuvo planeado morir de amor.

Ella era de las que sufrían solo un momento y luego levantaban cabeza.

Como ya lo había dicho, no murió por Sasuke, tampoco moriría por Itachi.

Sonrió satisfecha con el reflejo que le devolvía el espejo, se sentía preciosa, su largo cabello casi rozaba sus muslos, soltó la media cola y se decidió a dejarlo caer libre por su espalda como más le gustaba.

La idea de cortarlo a la altura de su cintura cruzó su mente por un momento, admitía que tener el cabello tan largo llegaba a ser molesto en las misiones, pero estaba segura de que se arrepentiría de cortar tan solo un pequeño mechón.

Bajó las escaleras despacio con energías totalmente renovadas y se encontró con Sasuke mirando un combate en televisión, no tenía idea de que ese día fuesen los exámenes chunin de ese año.

-¿Es la hermana pequeña de Hinata?

Sasuke asintió sin mirarla.

-Wow sí que ha crecido, me parece que fue ayer cuando vi a esa niñita entrar a la academia- sonrió Sakura- que fuerte es…- se asombró.

-Tes ves mejor- reparó en ella mirándola de reojo sacándole una sonrisa amigable mientras entraba a la cocina en búsqueda del anmitsu prometido, cuando lo tuvo en sus manos se sentó con Sasuke en el sillón a mirar la televisión ahora en medio de una pausa publicitaria después de que Hanabi le diera una paliza a un chico de la aldea de la hierba, recogió sus piernas cómodamente sobre el amplio sillón.

La pregunta cruzó nuevamente su mente.

¿Sería así de tranquilo convivir con Sasuke?

-Sasuke-kun ¿Debería de cortarme el cabello?- se aventuró a preguntar divertida golpeándolo suavemente con sus mechones rosas.

Estaba jugando.

Sasuke la miró atento por un momento sintiendo el roce de los mechones entre el hombro y el cuello pensativo, meditó un segundo la oportunidad que tenía, buscando las palabras correctas.

-Me gusta así- concluyó pacíficamente tomando una de las cajas de pollo agridulce y unos palillos y recargó su espalda cómodamente contra el sofá y sonrió a gusto.

Inspiró el dulce aroma que desprendía Sakura.

Ese aroma que tanto le gustaba.

Se sintió completamente en paz, por fin las cosas comenzaban a ser como siempre debieron ser.

-Oye Sasuke- llamó curiosa y escuchó el monosílabo de Sasuke mirándole con las mejillas llenas de comida sugiriéndole continuar- ¿Por qué en la academia decían que te gustaban las niñas de cabello largo?- rio para sus adentros por la cómica visión de su compañero dando un bocado al anmitsu y dejando la cuchara entre sus labios.

Sasuke tragó calmado y volteó a verla intrigado, frunció el ceño graciosamente como acostumbraba a hacer cuando pensaba con profundidad.

Ese rumor...

Bufó recordando la razón y sintió ganas de reír estúpidamente.

-Supongo que fue porque una vez un idiota se rio del cabello largo de Itachi y yo le di una golpiza y dije que mi hermano es genial, por alguna razón una estúpida niña escuchó eso y difundió el rumor de que me gustaba el cabello largo- rodó los ojos irritado.

La risa estruendosa de Sakura llenó la habitación ganándose una mirada divertida de Sasuke quien rió con ella con su acostumbrado disimulo.

-No era cierto en ese momento- le dijo y la miró a los ojos- pero tu cabello me gusta así, Sakura-sonrió con sinceridad tomando un mechón de cabello rosa entre sus dedos acariciándolo delicadamente.

Sakura se sonrojó, era la primera vez que Sasuke le soltaba un halago sincero sin pizca de malicia.

-No seas condescendiente Sasuke- sonrió de medio lado alejando su cabello de las manos traviesas del Uchiha sintiéndose nerviosa con su respuesta tan directa- trátame como siempre ¿sí? No me pasa nada… me alegra ver que ya no eres un niño berrinchudo- repasó sus mechones peinándolos con los dedos, sus manos temblaron ligeramente- has madurado.

-Intento ser amable contigo y tu no dejas de ser una idiota- murmuró resignado y dejó el pequeño contenedor vacío en un plato sobre la mesita alejándose ligeramente de la pelirosa ahora molesto con su extraña actitud evasiva, se levantó del sofá escuchando el pitido de la olla del arroz que había puesto a hacer mientras Sakura intentaba volver a la normalidad.

Sabía que era ahora o nunca.

Dejó los cuencos con arroz sobre la mesita, y se acuclilló en el tatami frente a la joven pelirosa ganándose su mirada curiosa a sabiendas de que ella no era del todo inmune a él, aunque siempre intentaba hacerse la fuerte y la desinteresada.

-¿Recuerdas esa misión hace dos años? Cuando nos peleamos porque te besé y me preguntaste si siento algo por ti- comenzó.

Algo dentro de sí le gritaba que era una canallada aprovecharse de su vulnerabilidad para tirar abajo esas defensas contra él que ella tanto se había esforzado en construir a lo largo de los años.

-Uhm… si, recuerdo- forzó una sonrisa sintiendo la conversación que se avecinaba- creí que ya habías olvidado eso.

Pero era su momento de dar el golpe final, no tendría otra oportunidad como esa.

-Dijiste que no te molestaría si te beso para comprobar si siento algo por ti…- dijo en voz baja acercándose cada vez más a su rostro confundido, su mirada profunda se clavó en sus ojos verdes y Sakura no pudo evitar perderse en esos pozos oscuros tan insondables como los que le habían robado el corazón.

Se quedó congelada en su sitio, Sasuke se acercó peligrosamente a su rostro sonrojado entrecerrando sus ojos, Sakura pudo predecir lo que seguía, pero no se apartó.

De alguna forma…

Quizás esto era lo mejor para todos.

-Ya no necesito de esos trucos infantiles para saber que te quiero a mi lado- confesó en un susurro rozando sus labios antes de sellar los centímetros que los separaban con un beso suave y delicado, Sakura cerró los ojos por reflejo, pero no se movió de su lugar dudó en si responder esa lo correcto, fue a penas un roce inocente al inicio, pero Sasuke decidió profundizarlo abriéndose paso en su boca con seguridad, lentamente Sakura deslizó sus manos hasta su nuca acariciando sus cabellos tímidamente al inicio para luego corresponderle con avidez, Sasuke sintió una presencia tras ellos y abrió sus ojos observando directamente a los ojos de su hermano quien se encontraba de pie al inicio de la escalera mirándolos con seriedad sin dejar de besarla.

Sintió a Sakura deslizar sus manos de su cuello a su pecho y finalmente hacia si misma antes de apretar los puños contra las rodillas y una lagrima traviesa escapó de su ojo derecho, su cuerpo se tensó, ya se había dado cuenta, pero no se separó bruscamente de él, fue Sasuke quien rompió con el beso, rozó su nariz y le dio una pequeña sonrisa tranquilizadora poniéndose de pie, Sakura se levantó clavando sus ojos verdes en la mirada adolorida de Itachi ubicándose tan solo un paso detrás de Sasuke.

Su mirada se volvió de hielo.

-Hola…- sonrió falsamente con suavidad- felicidades por el compromiso, capitán- hizo una reverencia respetuosa.

Sabía perfectamente como actuar en su delante a partir de ahora.

-Sakura… necesitamos hablar, no puedes…- su voz tembló ligeramente y su mirada se fijó en el pulcro suelo de madera, se sentía tan perdido y avergonzado.

No la culpaba por lo que había visto.

Sabía perfectamente que su hermano intentaría algo así y ella era libre de darle la respuesta que quisiera, pero antes tendría que escucharlo.

-No necesitas darme explicaciones Itachi-san- se acercó a él y con suavidad tomó su rostro entre sus manos obligándolo a mirarla a la cara- sabíamos que las cosas serían así, no estoy molesta contigo- sonrió.

Esa sonrisa falsa tan condescendiente.

Itachi se asqueó.

¿Qué le había pasado a su dulce Sakura? ¿Qué le dijo su estúpido hermano menor?

Aun así, no pudo evitarlo, la abrazó, la estrechó entre sus brazos con desesperación acariciándola, recorriéndola suavemente, cerrando los ojos con fuerza invadido por el deseo irrefrenable de llorar en sus brazos como un niño, odiaba solo la idea de tener que soltarla en ese momento.

¿Cómo viviría el resto de su vida sabiendo que jamás volvería a estar a su lado?

¿De verdad todo simplemente quedaría así?

La miró directamente a la cara sin soltarla, no le importó que su hermano los estuviera mirando con su cabeza a punto de explotar de furia.

-Sakura… huyamos.

-¡NO!- Sasuke se acercó harto de ser un espectador y lo empujó con fuerza tomando a Sakura de la muñeca para atraerla hacia si mismo separándolos bruscamente- ella ya eligió ¿verdad Sakura?- la duda nubló su mirada buscando el amor en sus ojos verdes y sintió sus esperanzas decaer cuando la vio desviar sus ojos hacia otro punto con incomodidad- Sabes que esto es lo mejor…

"Sabes que esto es lo mejor"

¿Lo era?

-No decidas por mí, Sasuke, te dije que no me molestaría si me besaras, nunca hablé de corresponder a tus sentimientos- su voz suave resonó como un eco cruel dentro de su cabeza haciéndole sentir que estaba cosechando exactamente lo que sembró.

Rechazo.

Aunque lo intentó.

Realmente ella nunca más volvería a amarlo, solo olvidaría a Itachi como lo olvidó a él también sin posibilidades de poder ganarse su corazón nuevamente.

Ambos la habían perdido.

Una parte de él con las esperanzas rotas comenzó a resignarse a perderla y el agarre en su muñeca perdió fuerza hasta convertirse en una tenue caricia.

-¿Quieren pollo?- sonrió Sakura señalando la caja extrañamente de buen humor contrastando por completo el lúgubre ambiente que se había formado- No quiero hablar de esto ahora, por favor llévense bien, son hermanos, olviden esa estúpida rivalidad que tienen, a fin de cuentas, yo no voy a casarme con ninguno de los dos- afirmó cantarina y rio suavemente dejando caer la realidad como un balde de agua fría sobre las cabezas de ambos Uchihas, aún soy muy joven para considerar el matrimonio, quiero experimentar la vida un poco ¿saben?

Se sintieron verdaderamente humillados.

Completamente derrotados por esa pequeña mujer de cabellos rosas e irresistibles ojos jade.

Los había rechazado a ambos.

-Tendremos esta conversación cuando estemos todos más calmados- continuó su monólogo obligándose a tragar el arroz con una falsa actitud alegre que casi consiguió arrancar una arcada a Sasuke por el asco que le hizo sentir, esa sonrisa cruel y forzada dibujada en sus encantadoras facciones.

-Basta…-murmuró deteniendo su mano y ella se soltó con tanta rabia que pensó que se había fracturado la muñeca por la fuerza que usó.

Su mirada furibunda pesó sobre los dos hermanos que la contemplaron arder de ira casi con temor.

-¡BASTA USTEDES DOS!- rugió cortante y el muslo de pollo se estrelló contra la pared rozando la cabeza de Sasuke haciendo un agujero.

Ya repararía eso luego.

Suspiró con fuerza buscando calmarse intentando espantar las intrusivas ganas de volver a echarse a llorar desconsolada, no haría una escena, no era una niña, podía manejar esto, se repetía mentalmente.

-Sakura…-llamó Itachi en voz baja intentando acercarse a ella con cuidado consiguiendo que ella solo se alejara bruscamente de él.

-No, Itachi, ya no más- declaró en un susurro lastimero aun tratando de regularizar sus emociones- podemos seguir siendo amigos como siempre, pero por favor no hagas promesas que no podrás cumplir, dame algo de tiempo, prometo que todo volverá a como era antes de que empezáramos con este drama sin sentido.

El corazón de Itachi se agrietó un poco más, estaba a punto de estallar o a punto de morir de dolor, quizás se volvería loco como su bisabuelo allí mismo viendo como perdía para siempre al amor de su vida quien ahora consideraba toda su historia un drama sin sentido.

Ella no estaba dispuesta a luchar a su lado.

Se había rendido.

Sasuke sintió esto, el dolor de Sakura era palpable, tanto como el dolor del mismísimo Itachi que parecía estar a punto de romper en llanto mirándola fijamente con los ojos aguados al borde del total quebranto emocional, no supo que pintaba él en esa escena, había elegido el peor momento para tratar de hacer su jugada.

Sakura le había rechazado y ahora mismo pasaba completamente de él.

Se había vuelto invisible.

Como siempre.

Algo en su interior le gritó que se alejara de ahí, sus piernas, aunque congeladas en su sitio le mandaban salir de esa casa corriendo antes de ver algo que potencialmente podría joderlo para siempre, su mente daba vueltas en una sola idea, podría declararle sus sentimientos a Sakura como un hombre normal como ella decía cuando le haya dado algo de tiempo para pensar, estaba seguro de que conseguiría hacer que olvide a Itachi si le daba algo de espacio, si volvía a ella con paciencia, la enamoraría despacio.

Ya no podía entender lo que estaba sintiendo.

¿En qué momento sus sentimientos por Sakura Haruno se habían vuelto tan atrozmente invasivos?

¿En serio podía ser el amor algo tan destructivo?

Itachi no la amaba, estaba encaprichado con ella, no podía culparlo pues Sakura era una mujer muy especial, era confiable e inteligente, dulce y fuerte, además de hermosa y talentosa como ninguna otra mujer en la aldea.

Del mundo, para él.

Solo un loco o un idiota podría dejarla ir o un cobarde como Itachi o un estúpido niñato inmaduro como él lo fue.

Apretó los puños con fuerza chasqueando la lengua derrotado.

Desapareció en una nube de humo harto de ver esa escena trágica, ya hablaría con ella después, quizás no habría otro momento más adecuado que este para que ellos puedan romper esa absurda relación y seguir con sus vidas.

Solo tenía que esperar un poquito más…

•••

-Te amo Sakura- declaró.

Se llevó una mano al pecho sintiendo claramente el dolor, un pinchazo en su corazón tan fuerte como si su cuerpo quisiera morir en ese momento.

Ella suspiró y le dio la espalda en silencio, se sentó en el sofá abrazándose a sí misma en búsqueda de algo de consuelo, cuánto dolía escuchar esas palabras.

Los segundos pasaron torturándolo.

Quiso acercarse a ella con urgencia.

-Te amo- declaró en un hilillo de voz rindiéndose completamente, una triste sonrisa se dibujó en su rostro y dos lagrimas dibujaron caminos por sus mejillas cuando volteó a mirarlo, rápidamente captó la oportunidad y se aproximó a ella para abrazarla, ella no correspondió a su abrazo, pero no le importó, no la soltaría.

-Lo intenté, créeme que así fue- susurró con voz quebrada contra el hueco de su cuello inspirando su delicado aroma.

Quiso guardar ese olor en su nariz para siempre, grabarlo en su mente hasta su muerte y otras vidas.

La encontraría en las flores cada primavera.

La encontraría en las nubes cada vez que contemplara el cielo.

La encontraría en el viento cada vez que rozara su piel.

Ella se separó para mirarlo con sus ojos rotos, le corrió algunos oscuros cabellos rebeldes tras la oreja como él mismo solía hacer con ella acariciándole las mejillas con devoción.

Nunca nadie le amaría como ella.

Nunca volvería a amar con la intensidad con la que amaba a Itachi Uchiha.

-Lo sé- susurró- sé que me amas y sé luchaste por nosotros, pero hay cosas que nos superan Itachi-kun.

Quizás simplemente se quedaría soltera como su maestra, enviudada por un hombre con el que nunca se casó, permaneciendo eternamente fiel a sus recuerdos.

Suspiró profundamente soltando todo el aire contenido por la madura forma que tenía Sakura de ver las cosas.

-Por eso me iré- continuó- iré a entrenar médicos a Suna y al país del hierro durante unos años, aprenderé nuevas técnicas de esos lugares, tengo la aprobación de Tsunade-sama así que puedes hacer tu vida tranquilo lejos de mí, admito que no soportaría verte casándote con alguien más.

Su voz sonaba tan débil

-No Sakura… aún podemos… yo sé qu-

-¡No!- declaró con firmeza cortándole de lleno- no voy a convertirme en tu amante ni nada parecido Itachi, quiero casarme y formar una familia con un esposo a mi lado, no quiero vivir en las sombras de esa forma, no me pidas algo tan cruel- exigió con más lagrimas arremolinándose en sus ojos.

-Nunca te pediría algo como eso- corrigió con una pequeña sonrisa, acarició la piel de su brazo- el compromiso fue anunciado, pero no hay fecha, podemos usar este tiempo para convencerlos- tomó sus manos entre las suyas depositando todas sus esperanzas en ese toque queriendo transmitirle seguridad- mi padre nos ha conseguido algo de tiempo, voy a quedarme en la aldea como el vicecapitán de la policía ¿Y si nos mudamos juntos?

-¿D-de qué estás hablando?

Le observó confundida, su cara convertida ahora en un lienzo en blanco.

-Ten a mi primogénito Sakura, no podrán negarnos un matrimonio si traemos a un niño sano- la rodeó con sus brazos y acarició sus cabellos con ilusión.

-¿Cómo si nos casáramos en secreto? Ja…- una risa irónica que sonó a un bufido escapó de sus labios- ¿Es ese tu plan increíble? ¿Embarazarme y verte en la obligación de casarte conmigo? "Mancillarme" y que te obliguen a tomar responsabilidad?... ¿Sabes lo que harán los viejos cuando se enteren?- su rostro se ensombreció, sus brazos cayeron como un peso muerto sobre el sofá.

-No te preocupes por eso…

Itachi se aferró a ella no queriendo escucharle rebatir tan pesimista.

-Nos matarán a ambos, solo a mi o en el mejor de los casos me encerrarán como una concubina solo para criar a tu hijo porque no podrán resistirse a querer ver en qué clase de máquina asesina se convertiría ese niño porque es así como te ven- sentenció cruelmente- Itachi… estas cansado, no estás pensando coherentemente- habló con seriedad- No puedo hacer algo tan estúpido.

Sakura le empujó suavemente buscando alejarlo de ella un momento.

Exhaló todo su cansancio y se tocó las sienes buscando paciencia.

Itachi sintió esa declaración como un puñetazo en la boca del estómago, en su mente turbada todo aquello había sonado mucho mejor, pero a medida que recuperaba la consciencia de sí mismo fue viendo cada vez más fallos en aquel estúpido plan.

Se llevó las manos al rostro con desesperación.

Sakura lo vio hundirse lentamente en esa vorágine y comenzó a sentir que estaba siendo realmente injusta con él, Itachi tampoco tenía la culpa de lo que estaba ocurriendo.

¿Quién diría que tu propia familia podría desconocerte solo por amar?

No se esperaba ver a Itachi cayendo tan bajo hasta que vio pequeñas lagrimas cristalinas recorrer su rostro y aterrizar sobre la blanca tela del sofá.

¿Así se ve un hombre con el corazón roto?

-Uchihas… genéticamente el amor los vuelve locos… esa tonta maldición al parecer no es solo una leyenda ¿verdad?- murmuró enrollando sus brazos alrededor de la cintura masculina con delicadeza tratando de brindarle algo de consuelo se acurrucó contra su pecho sintiendo su corazón latir desbocado- es momento de terminar con esto Itachi, yo lo acepté hace mucho tiempo, sabía que lo nuestro era una felicidad temporal-sonrió tristemente- por favor solo despidámonos tranquilamente, no nos hagamos más daño.

-Viviré en agonía el resto de mis días sabiendo que no hice lo suficiente para defender lo que siento por ti, por eso voy a dimitir, me exiliarán, quizás hasta quieran matarme, pero nos iremos juntos, muy lejos de aquí- se mordió el labio inferior reprimiendo un sollozo apretándola contra su cuerpo, lagrimas de sangre rodaron por sus ojos, el Mangekyō Sharingan había despertado producto del dolor tan intenso que le provocaba la visión de perder a Sakura para siempre, cerró los ojos con fuerza.

Se sentía frustrado.

Patético.

¿De qué le servía ser un prodigio si ni siquiera podía defender a la mujer que amaba de un montón de viejos?

La idea de matarlos y deshacerse de ellos se cruzó por su mente, mataría a cualquiera que se opusiera.

-Eso nunca, no seas idiota- rodó los ojos exasperada y suspiró- a saber, lo que te harán si dimites, te exiliarán y se desharán de ti y luego yo correré la misma suerte- ¿Alguna vez has visto a un Uchiha vivir fuera de esas paredes? Además ¿Por qué asumes que dejaré tirada toda mi vida aquí y simplemente te seguiré como un perrito?- le acarició la espalda intentando reconfortarlo.

Por supuesto que lo haría, pero ella tenía también su orgullo.

Él la miró herido.

Sakura lo contempló con ternura limpiando las lágrimas rojas que habían rodado por sus mejillas con algo de preocupación, Itachi notando la incertidumbre en su mirada desactivó el carmín de sus ojos que reafirmaba la maldición que conllevaba portar su sangre.

-Itachi amas la aldea y a tu familia, no te alejaría de nada de eso jamás- acarició sus cabellos como la noche casi maternalmente- me olvidarás con el tiempo así que por favor déjame ir y conviértete en un gran líder para que ninguno de tus descendientes tenga que sufrir algo como esto nunca más.

Lo miró directamente a los ojos y lo besó, el profundizó ese beso con sabor a despedida, se dejaron caer en el sofá.

De repente la idea de embarazarla ya no le parecía tan estúpida.

Incrementó la intensidad del beso deslizando sus manos por sus muslos con un descaro que normalmente no poseía, su piel ardía bajo su tacto, se dejó llevar, esta vez nada en el mundo iba a impedir que la amara como ella lo merecía.

Jamás se aferró a nada.

Jamás reclamó un capricho.

Pero Sakura era suya.

Ella no supo en qué momento él la había despojado del vestido y ahora se ahogaba entre su respiración entrecortada y los furiosos besos de Itachi que recorrían su cuerpo sin dar tregua.

Con dificultad abandonó sus labios para contemplarla, el cabello rosa se esparcía como una manta sobre el sofá hasta rozar el suelo, sus ojos entrecerrados brillando deseosos, su rostro sonrojado, su frente perlada de sudor y sus pechos descubiertos subiendo y bajando al son de su errática respiración.

Se estaba derritiendo entre sus brazos, podría morir y renacer en ese preciso instante.

Se sintió completamente perdida en los sentimientos reflejados por esos ojos oscuros como dos ónices que la recorrían cautivados.

Para Sakura todo estaba ocurriendo a cámara rápida, logró distinguir el techo de su habitación, su cabeza se echó hacia atrás y apretó las mantas con fuerza retorciéndose embebida en el placer, arqueó su espalda a merced de sus caricias, de sus labios, de su lengua, estaba totalmente perdida, ausente, se sentía flotar.

Parecía estar soñando.

Pero esos vergonzosos sonidos que emergían de su garganta eran reales.

Tan reales como la textura de sus sabanas contra su piel desnuda.

Sus uñas se enterraron en su ancha espalda.

Tan reales como el dolor que sintió cuando él se hundió en ella.

Una parte de ella murió, un trozo de su esencia se fusionó con la suya mientras se entregaba en cuerpo y alma al amor de su vida.

•••

La carta de despedida de Sakura que había leído por la tarde llegó a su mente, recargó su espalda contra el barandal del puente en el que el equipo 7 solía reunirse en sus tiempos de gennin y extrajo un cigarro de la caja que acababa de comprar, Asuma solía decir que fumar le ayudaba a calmar los nervios.

"Lo siento mamá, lo siento papá, me iré lejos"

"No tengo muchos detalles sobre esta misión"

"Partiré hoy mismo así que no me esperen"

-¡'yo!- saludó alegremente Kakashi apareciendo a su lado- ¿Por qué tan solo a estas horas Sasuke?- sonrió divertido bajo su máscara y le retiró el cigarro de las manos en un parpadeo- sabes que esto es malo para ti ¿verdad?

Sasuke exhaló sin más remedio.

-¿Sabes dónde irá Sakura?

Un brillo astuto atravesó los ojos de Kakashi llevándose una mano al mentón en un falso gesto pensativo que irritó a Sasuke- ¿Por qué debería decírtelo?- le picó- el pequeño Sasuke-kun finalmente quiere declarar sus sentimientos ¿Quieres mis consejos? Puedo compartir contigo un poco de la sabiduría de Icha Icha…- sacó su inseparable libro del bolsillo de su chaleco táctico viéndolo enrojecer con diversión.

Sasuke frunció el ceño molesto con la actitud de su maestro.

-La última vez no pude detenerla…- murmuró entre dientes irritado- no quiero que ella se vaya- admitió avergonzado.

-Sakura fue reasignada a Suna por una misión especial que le encomendó Tsunade-sama a petición del cuarto Kazekage, se va dentro de un rato así que si tienes algo de suerte y eres tan rápido como creo que eres, podrás alcanzarla- no despegó sus ojos del último número de Icha Icha Paradise ni por un segundo y sintió la presencia de Sasuke desvanecerse.

Kakashi sonrió con ternura volteando un momento a mirar el cielo nostálgico.

Crecen tan rápido…

-Corre Sasuke, yo me hago cargo del papeleo…- pensó abatido.

•••

Todas las palabras en esa carta cobraron sentido de repente.

No era una despedida suicida.

Se iba de misión, había solicitado una misión extensa para así tener una excusa para alejarse durante tiempo indefinido.

Realmente se iría de la aldea para no estar cerca de Itachi, saltó por los tejados haciendo gala de su velocidad hasta aterrizar en el balcón de su habitación ingresando sin ser invitado.

Necesitaba encontrarla, esta vez las cosas no serían iguales.

Tal como lo imaginó ahí no quedaba ni un alma.

Recorrió la habitación con su vista e intentó sentir su chakra.

La cama estaba descubierta y las mantas reposaban perfectamente dobladas y recogidas en una esquina del colchón.

El armario y biblioteca personal estaban casi vacíos.

Como sus ojos.

Apretó los puños frustrado, iracundo lanzó la silla contra el suelo y salió de esa casa dando grandes zancas con un solo objetivo frente a sus ojos, no tenía idea de porqué un sentimiento tan grande de traición lo embargaba, la sensación de abandono que aquejaba su pecho en esos instantes le provocaba morderse los labios con rabia contenida.

Tenía tanto que decirle y no permitiría que se le hiciera tarde.

No otra vez.

-Iré con ella, envíame ahora- declaró entrando al despacho abruptamente empujando las puertas con fuerza sin siquiera tocar, a su espalda una somnolienta Shizune le daba alcance protestando en voz alta que esas no eran horas de irrumpir en el despacho de la Hokage.

Tsunade Senju le escaneó con la mirada aburrida y se quitó las gafas de lectura bostezando perezosamente.

-Gracias Shizune, puedes dejarnos yo me haré cargo- su mirada aburrida se posó sobre la integridad de la pelinegra quien asintió antes de retirarse cerrando las puertas suavemente.

-¿Sabes qué hora es mocoso impertinente? Y no- respondió a secas volviendo su vista a los papeles que descansaban sobre su escritorio.

-Tsk- desvió su mirada hacia el costado sintiéndose incómodo- tu no lo entiendes…

-Lo entiendo perfectamente, mi inocente y quizás un poco estúpida pupila me pide irse a "estudiar" técnicas médicas de regiones lejanas para alejarse de su amor platónico otro insípido Uchiha que casualmente es el hermano mayor de su primer fracaso amoroso- musitó como si nada totalmente absorta en el sello rojo que colocaba sobre el papeleo- Y yo lo apruebo asignándole una misión de rango A.

-¿Por qué? ¿Por qué dejarla ir por una razón tan ridícula? Sabes que ella es más útil aquí… la necesitamos aquí…

-No, tú la necesitas, Sasuke- corrigió con voz firme posando su mirada severa sobre su figura haciéndole temblar imperceptiblemente- no creas que no estoy al tanto de tus mediocres intentos por sabotear cualquier clase de relación que ella pudiera mantener con Itachi.

Sintiéndose atrapado un matiz rojizo se expandió por sus mejillas haciendo arder su rostro.

-Déjame ir con ella… por favor- solicitó avergonzado, desvió la mirada hacia la ventana en un intento por ocultar su expresión- prometo no dar problemas, apoyaré su investigación y la ayudaré en cualquiera que sea la misión que le asignaste…- Tsunade sintió ganas de carcajearse viendo al orgulloso mocoso de los Uchiha convertido en un manojo de incertidumbre y vergüenza, había oído los rumores por las calles de la aldea que anunciaban que Sakura tenía comiendo de su mano nada más y nada menos que a los "hermanitos Uchiha".

El karma tardaba, pero llegaba.

-Olvídalo- sentenció- la dejé ir porque ella necesita madurar, encontrará un buen amante en Suna e Itachi será historia de ayer- sonrió burlona esperando la reacción del pobre chico frente a ella.

Un buen amante.

Sus ojos se abrieron como platos.

Ella necesita madurar.

-Por favor Tsunade-sama- murmuró con dificultad su suplica- las palabras le quemaban en el pecho, se estaba rebajando, se estaba humillando ante esa mujer irresponsable y alcohólica que se hacía llamar Hokage, los ojos de Tsunade brillaron interesados ante la repentina muestra de respeto del muchacho sintió lástima de él por un momento.

Pero quizás….

Podría sacar algo divertido de todo esto, lo haría sufrir un poco…

-Dame una razón- exigió elevando una ceja en su faz inquisitiva.

Sasuke posó su mirada oscura llena de determinación sobre la Hokage negándose a dar marcha atrás con sus exigencias, Tsunade le sostuvo la mirada firmemente expectante por su respuesta, el aura imponente de la rubia hizo trastabillar su fuerte voluntad.

-Y-yo-empezó con cautela- la quiero- confesó a secas en un susurro apenado desvió la mirada a sus pies con un sonrojo emergiendo en sus mejillas- y se que me arrepentiré si dejo que vuelva a irse así…

-Está bien- se resignó la mujer resonando en la habitación un suspiro cansado.

Sasuke elevó el rostro rápidamente contemplándola con una mezcla de sorpresa y vergüenza.

-Emitiré tu permiso y te asignaré a esta misión con una condición- su mirada ambarina lo contempló con seriedad, Sasuke le sostuvo la mirada con orgullo con el rostro aun ardiendo de vergüenza- solo si ella accede a ir contigo, Sakura liderará esta misión y tú te asegurarás de protegerla, no me saqué esta misión de la manga por amor a mi discípula, como comprenderás hay tensión en el mundo ninja y es requerido fortalecer nuestras relaciones diplomáticas así que no me des problemas ¿entendido? La misión es la prioridad.

Sasuke asintió con solemnidad.

-Si, Tsunade-sama- hizo una ligera reverencia sin poder contener una pequeña sonrisa triunfal y dirigiendo sus pasos hacia la puerta.

-Una cosa más- pronunció con severidad, la intensidad de la mirada ambarina obligó al pelinegro a echar un vistazo hacia ella rápidamente sobre su hombro- si me mientes y vas tras ella contra su voluntad no solo lo sabré si no que personalmente me aseguraré de que no vuelvas a tratarla- aseveró.

Sasuke se tensó en su sitio y asintió quedamente.

-Ahora largo de aquí mocoso- lo echó sin más.

•••

El sonido del pequeño tacón de sus zapatillas hacia ecos sobre el suelo de piedra, iría al país del hierro y luego a Suna en el país del viento como una representante diplomática de Konoha e intercambiaría conocimientos médicos aportando en las investigaciones que estén realizando como parte del fortalecimiento de relaciones entre su aldea y dichos países, una misión larga e importante justo como había requerido.

Le sabía fatal haberle mentido a Itachi.

"Volveré en un mes, habrá tiempo de pensar en una estrategia"

Le había dicho sonriente, la mirada ilusionada de Itachi la acosaba en sus conflictivos pensamientos al saber que lo estaba traicionando.

Esa misión muy bien podría extenderse por años con breves regresos a Konoha cada tanto para visitar a su familia, puede que incluso termine instalándose definitivamente en alguna de esas aldeas.

De una pequeña bolsa extrajo una pequeña pastilla blanca jugueteando con ella entre sus dedos con expresión dudosa depositando la bolsa y la caja en el basurero a su lado mordisqueando suavemente su labio inferior.

Tomo una profunda bocanada de aire antes de poner la pastilla en su boca y tragarla con pesar.

Acomodó los tirantes de su mochila de viaje sobre sus hombros apretándolos presa de la incertidumbre, la ansiedad burbujeaba en la boca de su estómago a cada paso que daba, rememoraba la ultima sonrisa que Itachi le dio al despedirse jugando con la idea de convertirse en padre, aunque fuera un pésimo chiste dada la situación.

Bueno, sintiendo la pastilla rasgar su garganta lentamente pensó que ahora a aquel mal chiste solo le quedaba un 1% de posibilidades.

La alta figura de una persona ataviada en una capa oscura al final del camino pedregoso llamó su atención.

-Es muy tarde para que camines sola por aquí- habló al pasar por su lado.

-Sabes perfectamente que de asaltarme alguien no soy yo quien correría peligro- respondió a secas.

Sasuke sonrió de medio lado sujetando suavemente su muñeca para llamar su atención, ella volteó curiosa.

-¿Qué quieres Sasuke?

-Este es el camino para salir de la aldea.

Los ojos verdes de Sakura le miraron sin emoción.

-Te irás así sin más- afirmó.

-Tengo una misión, volveré en una semana- se limitó a responder intentando reanudar su caminata.

Sasuke incrementó la presión en el agarre sobre su muñeca ligeramente, Sakura se fijó en su mirada oscura ahora apañada por un velo de decepción y ¿tristeza?

-Sabes que eso no es verdad, no tienes que irte Sakura, estaremos bien- Sakura intentó dar un paso hacia atrás intentando liberarse del agarre y pronto sintió los fuertes brazos de Sasuke rodearla, no pudo evitar que dos lagrimas traviesas viajaran por sus mejillas, con su rostro atónito suavizándose en un gesto comprensivo no pudo hacer más que corresponder al abrazo de quien había sido todo ese tiempo su primer amor, su mejor amigo y su más grande rival.

Apoyó su mejilla contra su pecho haciéndose consciente por primera vez de lo mucho que le sacaba de estatura en realidad, e inspiró con profundidad el aroma amaderado que desprendía queriendo llevarlo por siempre en su memoria.

Por supuesto que lo extrañaría, extrañaría a todos, pero tenía que hacer lo correcto, ni ella ni Itachi podrían olvidarse jamás sabiendo que coincidirían cada tanto mirándose por la calle, en fiestas y reuniones preguntándose eternamente como de felices habrían sido si la vida fuera un poquito más justa.

-Mi vida ya no está aquí, Sasuke-kun- sonrió con tristeza- espero que nos volvamos a encontrar en otra ocasión, ven a visitarme alguna vez- paseo sus manos por la ancha espalda del pelinegro en una caricia conciliadora.

Era la despedida.

El la apartó de su cuerpo con suavidad sujetándola de los hombros ganándose una mirada desconcertada por parte de la pelirosa.

-Te quiero- confesó firmemente la mirada ónix parecía atravesar su faz y mirar directamente en su alma.

-Sas…

-Y no me importa si no sientes lo mismo-la interrumpió suspirando, una profunda tristeza se instaló en la profundidad de la mirada de Sakura observándolo directamente a los ojos en búsqueda de una pisca de falsedad, sus ojos comenzaron a aguarse- sé que yo…- dudó- sé que yo no he sido un ejemplo de caballerosidad, se que no soy amable como él, no te trato con delicadeza y tampoco puedo ser tan delicado, no soy un buen hombre lo acepto, y tienes mil motivos para rechazarme otra vez, porque no puedo prometerte que todos nuestros días serán felices, y n-no puedo prometerte que no te arrepentirás de esto…- admitió su voz quebrándose ligeramente

Sakura respiró con dificultad presa de la ansiedad y ahogándose en las palabras que no podía pronunciar.

-Pero prometo quedarme a tu lado, prometo que nunca te daré la espalda, yo siempre te elegiré Sakura y aunque ahora quizás no sientas nada también puedo prometerte que haré que vuelvas a quererme como antes- sus manos se deslizaron por su cuerpo una llevó a su nuca atrayéndola hacia su rostro, su semblante en blanco con sus ojos cargados de asombro no se inmutó al sentir los labios del pelinegro sobre los suyos, su mente volvió a la realidad saboreando en medio del beso una lágrima cálida que escapó traviesa por uno de los ojos de Sasuke, un sollozo escapó de su garganta antes de que enredara sus manos detrás del cuello masculino correspondiendo al beso entre sus propias lágrimas.

Se separaron Sasuke con una pequeña sonrisa aliviada contemplándola con un cariño que jamás le había profesado, y ella con su rostro abatido bañado en lágrimas intentando recomponerse de aquel desliz de crueldad que había tenido.

Estaba siendo una persona horrible.

Pero si él la odiaba entonces quizás, quizás solo así su dolor se desvanecería más rápido, así solo sería ella quien llevara todo el peso de aquel amor, así el no la buscaría, de ese modo el no dejaría la aldea ni a su familia, solo así evitaría que él haga una locura que arruinase su vida.

-Si aún así no puedes quedarte conmigo… si no puede ser… entonces llévame contigo donde vayas- pidió tomando sus manos entre las suyas.

-Gracias Sasuke- una pequeña sonrisa triste se plasmó en su rostro y con su mirada jade llena de culpa asintió en silencio y reanudó su caminata.

Sasuke exhaló con alivio sin decir una palabra más, no lo necesitaba y negándose a soltar su mano igualó el paso con ella dándole una pequeña sonrisa sincera en un intento por reconfortarla, entrelazó sus dedos con firmeza y retomó su habitual seriedad al sentir una presencia conocida a su espalda, Sakura se tensó a su lado ella también lo había sentido, pero en ningún momento dejó de caminar hacia adelante con decisión.

Ella no volteó.

Él no la soltó.

.

.

.

.

Notas de la autora:

¡Bajen las antorchas! No me maten aún… sigan leyendo la historia, apenas estamos entrando en lo bueno JAJAJA ; )

La verdad es que esta historia/capitulo de dos partes iba a ponerlo mucho más adelante porque es un poco "dramas" antes quería subir unas viñetas más cortas, pero este se enlaza con la historia de la feria y pensé que era mejor dejar que lo lean de una vez, creí que, aunque la historia no fuera muy lineal que digamos si es mejor mantener cierta coherencia en el argumento.

PD: Sakura perra egoísta, me encantas.

PD2: Si, la ultima parte si es una referencia al episodio donde Sasuke deja la aldea, por eso a modo de tributo a este momento tan crucial de SasuSaku el dialogo contiene un par de frases que Sakura le dice a Sasuke solo que a diferencia de Sasuke, Sakura si se lo lleva. xD

Con cariño,

Azulen.