Astrea asintió suavemente, observando la confusión en los ojos de Sven. —Sí, soy la diosa de la justicia y la paz. —Su tono era calmado y compasivo, intentando calmar la agitación que aún residía en él.

Sven murmuró en voz baja: —Justicia y la paz... —negando con la cabeza ante los pensamientos que se le cruzaban. A pesar de su esfuerzo por recordar por qué el nombre Astrea le parecía importante, no lograba ubicarlo con claridad en su mente. Quizás se estaba equivocando y en realidad no era tan relevante como creía.

Astrea, observando su confusión, cambió de tema con curiosidad. —Por cierto, ¿qué idioma es ese en el que hablabas? Me produce curiosidad, ya que en los eones de mi vida no he escuchado ese dialecto.

—Oh... es... español, aunque también hablo japonés. —Sven respondió, resolviendo la duda de la diosa. Astrea abrió los ojos ligeramente sorprendida antes de sonreír y llevarse un dedo a la barbilla.

—El japonés tengo entendido que solo lo hablan algunos de los miembros del Lejano Oriente. —Eso sorprendió a Sven, ya que recordaba que uno de los miembros de la familia Hestia provenía de allí, aunque no recordaba exactamente su nombre. —Pero sobre este "español", no tengo ningún conocimiento... es una lengua extraña, incluso su nombre suena extraño. —Astrea bajó la mano de su barbilla y miró al joven que la observaba atentamente. —¿Eres acaso de... tierras lejanas?

—... ¿Tierras... lejanas? —Sven repitió, aún más confundido por esas palabras específicas.

—Se les llama así a las personas que vienen de lugares muy distintos a estos, algo así como los dioses Odín, Thor, Rá... —ella murmuró con cuidado. Sven levantó una ceja, aún más perplejo.

—¿Eh? —A pesar de que tal vez entendía a lo que ella se refería, le seguía resultando extraño. ¿Astrea estaba insinuando que venía de otra época? ¿O tal vez de otro mundo? Si la última era correcta, tendría que confirmárselo, pero la idea de revelar la verdad le producía escalofríos.

Astrea, percibiendo su vacilación, se acercó un poco más y habló con suavidad: —No te preocupes, Sven. No estás obligado a compartir más de lo que te sientas cómodo. Sin embargo, si realmente eres de tierras lejanas, tal vez podría ayudarte a adaptarte mejor a este lugar…

—Yo... puedo decir que vengo de tierras... muy lejanas. —Sven comenzó con cautela. —Sé por qué llegué aquí, pero no puedo decírtelo... mi misión es llegar a Orario. —Sven esperó algún tipo de reacción divina que lo obligara a hablar, cerrando los ojos con miedo. Sin embargo, no ocurrió nada, solo silencio. Abrió los ojos con incertidumbre y vio a la diosa asimilando sus palabras.

—Entiendo... —ella comenzó suavemente antes de suspirar un poco. —Pero no podrás llegar muy lejos si no entiendes siquiera el idioma Koine, que es el que habla la gran mayoría de la gente de aquí. —Astrea se dio la vuelta mientras abría las cortinas del pequeño ventanal de la casa de madera. —Podría ayudarte con ello, ya que soy prácticamente la única en estos momentos que puede darte asesoramiento del idioma común. —Dijo, apoyándose en la ventana.

Sven la miró casi maravillado, observando cómo el sol iluminaba su rostro divino y su pelo se agitaba levemente. Era como contemplar una pintura hecha de forma celestial; sus ojos cian lo atraparon por unos breves segundos que parecieron minutos.

—Realmente lo agradecería, Astrea… ¿Señora Astrea?

—Solo Astrea está bien, Sven. —Ella respondió con cariño y con una sonrisa, demostrando su amabilidad. —¿Quieres que te muestre la aldea? Estamos un poco lejos de la ciudad principal de Solingel, por lo que podría mostrarte la aldea en su lugar. —Astrea preguntó esperando la decisión de Sven.

—Por favor… Astrea. —Sven caminó hacia ella mientras la miraba al rostro. Al menos podía comunicarse con alguien… bueno, solo con una persona que era una divinidad prácticamente…

Realmente debía aprender el idioma natal "Koine".

Cuando salieron de la habitación, Sven y Astrea avanzaron a través del pequeño hogar de madera. El hombre al que habían visto antes se acercó, ya que parecía ser el dueño de este acogedor hogar. Levantó su mano y habló en aquel idioma extranjero que Sven no podía comprender. Astrea asintió y sonrió mientras le daba una mirada al joven castaño.

—Dice: "¿Cómo te sientes? Y si hay algún dolor muscular". —Repitió las palabras en su idioma, traduciéndole amablemente. El chico se sorprendió por unos momentos antes de asentir con la cabeza, ya que no podía comunicarse verbalmente; al menos daría señales de que estaba todo completamente bien.

—¡Todo bien! —Respondió Sven, alzando sus pulgares y dándole una sonrisa para tranquilizar al hombre, quien empezó a reírse un poco ante la actitud bastante enérgica del joven.

Astrea le informó al hombre en el idioma natal que le mostraría gran parte de la aldea al joven Sven. El hombre respondió con un asentimiento antes de dejarles el paso libre, no sin antes decir algunas palabras a Astrea que ella no pudo evitar recibir con suaves risas, para confusión de Sven.

—Está diciendo que puedes quedarte en su casa por unos días. —Ella le contestó a Sven y el chico se sorprendió por la amabilidad de toda esta gente… Por fin ahora realmente empezaba a sentirse bendecido. —Bueno, por aquí. —Guió la diosa. Saliendo de la casa, la luz solar impactó, cegando los ojos de Sven por unos momentos hasta que pudo acostumbrarse a la luz. Pudo ver cómo algunos ciudadanos pasaban con sus hijos e incluso una que otra jovencita que lo miraba de reojo.

Empezaron a caminar mientras Astrea charlaba con él, usando su propio arcano para comunicarse correctamente.

—Entonces, Sven, solo por curiosidad, eres bastante joven, ¿no? —preguntó.

—No tanto, este año cumplo dieciocho años. —Informó Sven mientras paseaba con la mujer, quien abrió los ojos.

—Pareces más joven de lo que eres, pensé que tenías quince o catorce. Aunque con tu altura también puedes parecer algo adulto. —Astrea dijo con algo de diversión. La diferencia de ambos era bastante notoria, siendo Sven de alrededor de 5'8 pies de alto, una estatura casi promedio pero que se notaba a leguas en comparación con Astrea, quien medía alrededor de 5'3 pies de alto.

—Qué graciosa. —Contestó con sarcasmo.

Astrea solo se tapó su boca mientras sus ojos se abrían como si se sorprendiera ante el sarcasmo y luego una sonrisa se filtró entre los dedos que tapaban sus labios, demostrando diversión.

—Sí, soy muy graciosa~

—Era sarcasmo, Astrea.

—Lo sé~

Mientras la pareja "discutía", se pudieron escuchar pequeños gritos de niños corriendo de lo que parecía una niña de alrededor de 12 años. Estaba alzando sus manos, imitando ser un poderoso monstruo. Las damiselas fingieron estar asustadas y parecían estar pidiendo ayuda hasta que llegó un niño mayor alzando una espada de madera, actuando como un gran héroe.

—Μην φοβάσαι! Θα νικήσω αυτό το κακό τέρας!

Cargó contra el "temible" monstruo que era la niña, e hicieron lo que parecía una batalla antes de que la niña fuera "cortada" por la espada de madera en su cuello. Dramáticamente, la niña de doce años cayó al suelo tocándose su garganta antes de derrumbarse y hacerse la muerta.

—Ο ήρωάς μας!

—Ο ήρωάς μας!

Las damiselas gritaron como si tuvieran felicidad mientras el niño levantaba su espada con una gran sonrisa inocente. Sven vio el intercambio con algo de diversión. A pesar de no haber entendido absolutamente nada de lo que decían, podía sentir las buenas vibras de todo este pueblo y de los niños que estaban jugando.

Astrea debió haber notado que el chico se detuvo y sonrió después de devolver la mirada hacia donde veía.

—"Nuestro héroe~" —Repitió las palabras que las damiselas decían. Sven se volteó al ver que ella dijo esas palabras. —Eso es lo que están diciendo. —Contestó.

—Oh… ¿Este lugar es así… siempre? —Preguntó.

—Naturalmente, sí. —Respondió la diosa. —Es muy bonito, ¿no? Ver a tantos niños jugar y el buen ambiente de este parque.

—Sí, lo es… ¿Orario es así…?

—Podría decirse. —Astrea se dio la vuelta como si no quisiera que los niños vieran su rostro. —Vamos, no quiero interrumpir su diversión con mi presencia.

—¿Por qué…? Ah… sí. —Sven pareció comprender a qué se estaba refiriendo.

Alcanzó a Astrea rápidamente y caminó a su lado mientras seguían explorando el pueblo. Finalmente, terminaron cerca de lo que parecía ser una pequeña corriente de río. Astrea se llevó la mano a un mechón de su cabello y lo puso detrás de su oreja mientras una suave brisa de viento hacía volar sus divinos cabellos.

—Este es uno de mis lugares favoritos en la aldea. —Comentó Astrea, mirando el río con una expresión serena. —Es un buen lugar para reflexionar y encontrar paz.

Sven apreció la tranquilidad del lugar y cerró los ojos, disfrutando de la esencia del entorno. La corriente del río hacía ecos en sus oídos, recordándole los viajes en familia cuando vivía en Japón. El olor del lugar, junto con la corriente del río y las flores que adornaban el césped, le evocaba el Sendero de la Filosofía en Kioto. Con una profunda inhalación, sintió que su energía tanto mental como física se transformaba en pura paz, y luego exhaló, dejando ir todos los malos pensamientos.

—Es muy hermoso. —Dijo, apreciando el lugar.

—Lo es. —Asintió Astrea, observando su reacción. —Este lugar tiene la capacidad de calmar el espíritu. Es uno de los motivos por los que amo esta aldea.

Sven abrió los ojos y miró a Astrea, sintiendo una conexión con el lugar y con ella.

—Gracias por traerme aquí, Astrea. Realmente necesitaba algo así.

—Me alegra que lo aprecies, Sven. —Respondió ella con una sonrisa cálida. —Bueno, supongo que ya vimos todo lo necesario… —se estiró levemente. —Entonces, empecemos tus lecciones yendo ya a mi casa.

Sven asintió. Astrea se detuvo por un momento mirando el paisaje, como si recordara memorias lejanas. Luego negó con la cabeza y se llevó la mano al corazón.

—¿Astrea? ¿Estás bien? —Sven notó la expresión de dolor y el gesto, por lo que casi instintivamente tocó el hombro de la diosa, quien pareció volver a la realidad.

—Sí, estoy bien. Solo estaba recordando a mis hijos y a uno de mis hijos… —respondió, tratando de tranquilizar a Sven con su sonrisa. —Vamos. —Retomó el camino.

El chico apretó los labios, como si quisiera entrometerse y preguntar "¿tenías una familia?" pero sentía que no era lo correcto decir esas palabras en ese momento. Además, no tenía pensado quedarse tanto tiempo en el pueblo; una vez que lograra dominar lo básico del idioma común posiblemente se aleje de Astrea y no la vuelva a ver. Al menos ese es su plan, una cosa que es segura es que él estará agradecido con ella desde el fondo de su alma.

—Llegamos. —comentó Astrea con una sonrisa mientras caminaba hacia la pequeña cabaña de madera, subiendo por los tablones de madera. Sven miró maravillado la cabaña, que lucía encantadora por fuera, adornada con flores en un florero. Aunque estaba algo alejada del pueblo, el lugar era suficientemente tranquilo y pacífico.

Astrea abrió la puerta de su casa con un juego de llaves que sacó del bolsillo de su vestido. Antes de ingresar, se dio la vuelta y miró al castaño.

—¿Vas a entrar? —preguntó.

—Ah… Sí… sí, ya voy. —Sven dejó de estar absorto con el exterior de la cabaña y avanzó, entrando en la casa.

Al ingresar, Astrea cerró la puerta. Caminaron un poco, viendo que había un pequeño comedor y, en uno de los pasillos, una habitación. También había varios cuadros bastante artísticos y preciosos. Era un pequeño hogar bastante acogedor.

—Linda casa. —comentó Sven, mirando los adornos y algunos jarrones con flores sobre la mesa con un mantel.

—Gracias. —respondió Astrea mientras movía una de las sillas. —Por favor, siéntate y espera aquí. Traeré un poco de agua.

Sven hizo lo pedido, acercándose a una de las sillas y sentándose en ella. Pronto, Astrea regresó con una jarra de agua y dos vasos. Sirviendo un poco de agua para su invitado, se sentó y miró al chico.

—Bueno, podríamos empezar con lo más básico. Te enseñaré palabras para poder comunicarte, como "Hola", "Buenos días" y cosas relacionadas. Luego, pasaremos a una lección escrita para aprender lo mismo y cómo escribir en nuestro idioma regular, el cual es el "Koine".

Astrea explicó detalladamente cada mínima cosa mientras Sven prestaba atención, bebiendo del vaso de agua que amablemente le habían servido.

Hogar de Astrea. Noche.

Había una pequeña llama iluminando los rostros de Sven y Astrea. En la pequeña mesita había algunos restos de una pequeña sopa de verdura junto a cucharones de madera. La noche ya había llegado en todas esas lecciones que fueron impartidas.

—¡Mmp! Creo que por hoy es suficiente.

Astrea se estiró en la silla con cansancio a la vez que bostezaba. Sven dejó la pluma con lentitud al oír esas palabras y miró en su dirección, el papel debajo de él contenía un poco de tinta y había símbolos de escritura de algún idioma. Más en específico "Koiné" y muchos símbolos repetidos.

—Esto es más difícil de lo que esperaba…

—Bueno, es un idioma completamente nuevo para ti, ¿normal, no?

Sven dio una suave sonrisa ante las palabras de Astrea quien le alzaba una ceja con una sonrisa divertida ante lo que decía su "alumno"

—Bueno, es muy tarde, puedes pasar la noche aquí si quieres, Sven.

—Astrea, no hace falta.

—Insisto. Es muy noche.

—Está bien…

No parecía que cedería fácilmente, por lo que Sven suspiró antes de responderle mientras asiente. Astrea dio una sonrisa casi triunfadora y se levantó mientras agarraba los cuencos vacíos con los cucharones con restos de sopa. Sven se preparó para recoger los papeles con los que ha estado estudiando y aprendiendo (al menos lo básico).

—No Sven, deja los papeles ahí, mañana seguirás de todas formas.

—Oh… bueno es verdad.

Sven se sintió tonto al saber que ella tenía razón por lo que se levantó sin recoger los papeles y caminó detrás de la diosa, esta alzó su ceja al ver que le seguía pero luego sonrió cuando vio que tomaba uno de los cuencos con cucharon de su mano y se ponía a lavar el traste con ella. Al finalizar Astrea lo guió a una habitación de huésped que tenía al lado de su habitación. Una vez ingresó se dio la vuelta para ver hacia Astrea quien le dió una cálida sonrisa.

—Buenas noches, Sven.

—Buenas noches, Astrea.

Con eso ella cerró la puerta de la habitación. Sven al momento de oír la puerta de al lado y cerrarse otra vez, se sentó en la cama con las manos entrelazadas respirando hondo con los ojos cerrados.

Había sido un día agotador, entre la mañana hasta la noche, todo había sucedido muy rápido que casi no lo creía. Despertar y no saber hablar el idioma común del mundo, la diosa Astrea, el pueblo y por último las lecciones. Era demasiado abrumador para Sven, quien apenas con un solo día (dos en realidad) de estar en ese mundo y el haber sido separado de su familia y amigos. ¿Como la gente que se va a otro mundo puede superar tal crisis de forma tan rápida y adaptarse? Es más, no es que ellos tuvieran el problema del idioma. No pudo evitar maldecir al Vigilante por mandarlo de esa forma sin conocimiento de la lengua.

Quitándose sus zapatillas extendió las sábanas y se metió entre ellas acostando su cabeza en la almohada. Metió su brazo por debajo con un suspiro. No quería seguir pensando en nada más por lo que cerró sus ojos para dormirse. Mañana sería un día de seguir estudiando ese maldito idioma que a la vez era difícil pero no le costaba tanto ya que la escritura es parecida a su idioma japonés.

Jueves. Hogar de Astrea.

Ya ha pasado casi una semana completa desde que Sven vive en el mundo de Danmachi. El día de ayer se la había pasado mayormente estudiando más que cualquier otra cosa, han pasado dos días desde que Sven inició sus lecciones, siendo este su tercer día en el pueblo y cuarto día de estar en ese mundo. Sven dejo la tinta por unos momentos y dio un largo suspiro recostándose en la silla mientras el sol iluminaba el comedor de Astrea. La diosa estaba sentada pacíficamente leyendo un libro, una novela en especial mientras tomaba la taza de la mesa con elegancia y daba unos suaves sorbos a su té de hierbas.

—Hey…

—¿Si? —Astrea alzó su mirada del libro mientras dejaba la taza.

—Me ayudas con esta palabra, no logro entenderlos.

—Oh haber… dejame ver. ¡Oh! Si, aquí verdad? —Señaló con su dedo hacía la palabra "Ευλογίες των θεών." —Dice "Bendiciones de los dioses".

La diosa informó mientras deletrea como si Sven fuera un niño pequeño que apenas está aprendiendo a escribir (el cual irónicamente es así)

—también se puede leer en japonés como "神の祝福" pero el japones solo lo saben miembros importantes del lejano oriente, por lo que es mejor que el japonés no salga siempre de tu boca.

—Entiendo. Por cierto.

—¿Si?

—Anteayer habías mencionado sobre una "Familia…" ¡Está bien si no quieres hablar de ello!

Sven dio una sonrisa algo incómoda al sacar aquel tema y ver como el rostro de Astrea se volvió un poco agrio al oir sus palabras, el castaño se detuvo rápidamente cortando el tema para no incomodar a la diosa.

—No… no pasa nada. —Astrea negó con su cabeza tratando de ser amable con la petición del chico. —Es algo de lo que no me gusta hablar, pero entiendo tu curiosidad sobre ello, después de todo, vas a ser un aventurero cuando vayas a Orario.

Ella arrimó la silla y se sentó mientras daba una suave respiración para calmarse, parecía un tema bastante delicado para ella, como diosa.

—Bueno, yo como diosa tuve una familia en Orario como te dije antes. —Ella empezó. —Tuve hijos… o mejor dicho hijas, ya que nunca le di una Falna a un hombre. Mi familia estaba conformada por mujeres. —Sven escuchó atentamente cada palabra salir de la boca de la diosa, ella tenía la mirada algo baja sonriendo suavemente como si recordara cada momento con cada una de ellas, antes de levantar la vista para continuar. —Era conocida como la familia de la justicia y mis aventureros eran de segunda clase.

—¿Cómo terminaste aquí? Si eras tan popular…

Sven sentía cada vez que algo se le estaba pasando, algo tan importante realmente debía haber sido mencionado en la novela, apenas y recuerda lo último que leyó que era el volumen ocho de la novela y el último en ser publicado, donde mencionaba algo sobre el "Reino de Rakia" no es que se haya fijado si había nuevos tomos de novelas, por lo que ahora maldice a su yo anterior que tuvo que ponerle más énfasis a revisar la novela más a fondo y no solo ver el anime de corrido y la novela de golpe sin analizarla bien.

—Hubo… Hubo un problema que sucedió en el calabozo. Todos mis miembros de mi familia… Murieron. —ella finalizó bajando su mirada. —Aún recuerdo el corte de mi conexión de mi falna con todos ellos. solo hubo una superviviente.

—No tienes que seguir si te pone tan mal… Astrea.

—No… no, tranquilo… Y-Yo estoy bien, la única hija que quedó con vida me contó lo ocurrido y luego me pidio entre lamentos que abandonara la ciudad que lo que haría no es algo digno de justicia… digno de mi justicia. Yo acepté sus términos… —Ella se quedó en silenció mientras sus manos se juntan entre sí evidentemente ansiosa.

—¿Pero?

—Pero no quería irme… yo debí quedarme con mi hija, pero se veía tan devastada, me lo pedía a gritos y a pesar de que se de primera mano cómo son los actos de los mortales sentía que era demasiado para mi como diosa, quería vivir un poco en paz pero no quería regresar al tenkai. Entonces llegué a este lugar donde me acogieron y bueno empecé de nuevo desde hace ya unos años. Eso es todo.

Astrea se quedó en silencio mientras dejaba que Sven recibiera toda la información y bajó su vista mientras pensaba qué decir.

Sven no tenía palabras para decir algo realmente honestamente, era alguien honesto y tranquilo pero toda esta información que le fue dada de golpe o mejor dicho en un resumen porque sentía que había muchas partes que no le ha contado, pero le ha informado lo suficiente. Sven comprendía un poco las acciones de Astrea y la razón por la que buscara la paz después de tantas desgracias. podía simpatizar con ella en parte debido a su propia situación, pero él había notado algo sobre la diosa, ese desgano cuando se refería a haberse irse de la ciudad. Tenía que hacer esa pregunta, quería ser completamente honesto con la diosa que lo ha estado acogiendo de muy buena forma.

—¿Te arrepientes?

—¿Qué?

Astrea miro a Sven como si le creciera una segunda cabeza ante las palabras tan confusas que le había hecho su "alumno" al que le estaba enseñando y ahora quien sabe algo de ella y de su pasado.

—¿Te arrepientes de haberte ido de Orario?

—Yo… creo.

Ni ella misma tenía la verdadera respuesta. Una parte de ella quería decir que si volvería y tratar de encontrarse con su dependiente, con la única hija de la cual no sabe nada después de tantos años y volver a hablar con ella y arreglar las cosas, pero otra parte de ella tiene incertidumbre, miedo de no poder arreglar las cosas, no era reacia pero tampoco estaba lo suficiente convencida.

—Si pudieras volver… ¿lo harías?

Finalmente, Sven preguntó lo que realmente quería decir. Esas palabras guardaban algo pretencioso y algo egoísta para él pero eso solo podría depender de la respuesta que le daría la mujer.

—¿Que estás tratando…?

—Quiero decir si vendrías a Orario conmigo… y dejarme unirme a tu familia, Astrea.

por unos momentos, el aire se volvió denso y espeso, como si el aire que ambos respiraron se volviera tóxicos para el único mortal de la sala, como si hubiera preguntado algo demasiado delicado y serio frente a ella. sus ojos miraban los de Astrea con destellos de honestidad, tal vez la diosa frente a él era mucho más que una diosa, era una amiga en lo poco que la conoció y si eso significaba ayudarla como ella le está ayudando con sus problemas de comunicación, lo haría.

Aún si eso pone en peligro su relación de amistad con ella.

—Yo… necesito pensarlo.

Sven esperaba esa respuesta, por lo que se dio la vuelta y retomó sus estudios en silenció mientras Astrea se alejaba y agarraba la taza de té que humeaba suavemente antes de beberlo por completo y luego salir por la puerta. Sven pensó por unos momentos que no había sido realmente la mejor forma de haber hablado las cosas, pero tuvo fé en que Astrea le diera algún tipo de respuesta.

—Hacer mi familia de nuevo… ¿eh?...

No es que ella estuviera en contra de aquellas palabras, pero aún así… no sabía qué respuesta darle. Después de todo acababa de decirle ciertas cosas de su pasado. No, la verdadera pregunta es ¿por qué se había abierto tanto a él? No es que fuera alguien realmente importante o incluso si lo conoce de hace tiempo. Astrea suspiró sabiendo la respuesta.

Era su naturaleza después de todo.

La curiosidad de los mortales era insaciable, era obvio que en algún momento él preguntaría sobre su familia pero nunca esperó que ese momento haya sido tan pronto. Una parte de ella casi desea que nunca hubiera preguntado, pero no es que lo pueda todo en la vida… que infantil. Una diosa descargando sus inseguridades y su tristeza sobre un mortal que apenas y sabe escribir el idioma común.

—Darle mi bendición e ir a Orario…

Era curioso, ella no había dicho nada en los últimos tres días, pero sabe que ese chico en Orario apenas sobreviviría a la mazmorra. Quería creer en sus habilidades, pero su cuerpo era tan promedio como cualquier mortal, y aún no sabe siquiera la verdadera razón por la quiere ir a Orario aparte de lo obvio (ser aventurero). Sven era honesto, pero había algo en lo profundo, sentía este extraño sentimiento de apego a él, un sentimiento extraño muy diferente a como lo es con los demás mortales, casi como si fuera alguien único, o más bien…

Alguien bendito.

Bendito por algún otro dios. Pero Sven no tenía una bendición… un Falna grabado en su espalda.

Un suspiro más agotador salió de ella y miró por el canal del río, sentada encima del césped. Pudo ver una pequeña flor volar con el aire.

Si volviera a Orario… Podría encontrar a su dependiente, a la única mujer que prácticamente la hizo huir de Orario o mejor dicho la echó a la fuerza;

Ryū Lion.

Extraña a esa pequeña elfa, esa agradable niña. Astrea quiere volver a verla, ella… lo quiere.

—Ey… Astrea…

Tuvo que girar su rostro cuando una voz le llamó. Sus ojos se encontraron con los cafés dulces de Sven quien le miraba con una mirada algo lamentable mientras se rasca la nuca antes de que él rompiera el contacto visual mirando al césped.

—Mirá, perdón por todo esto… no quise presionarte con toda esta mier-

—¡No!... En serio no es tu culpa ni nada de eso, no me siento presionada ni nada por el estilo… simplemente… necesitaba pensar en lo que me dijiste.

Sven pareció sorprendido ante el repentino estallido de Astrea. Ella pareció notarlo y no pudo evitar avergonzarse por hacer tal escena mientras se llevaba la mano a su pecho mientras se apoyaba en su otra mano para ponerse de pie. Sven amablemente se acercó extendiendo su mano que ella aceptó con gratitud y luego miró hacia los ojos cafés del chico.

—Sven.

—¿Sí?

—...

Un suave silencio se formó tras esas palabras, Astrea cerró sus ojos dando una profunda respiración mientras el castaño esperaba la respuesta de la diosa mientras soltaba la mano de la diosa lentamente antes de que ella apretara el agarre y ella llevara su mano al centro del pecho del hombre.

Astrea abrió sus ojos chocando con la sorpresiva expresión de Sven.

—¿Formarias…? ¿Te unirías a la familia de esta diosa?

—... Con mucho gusto… mi diosa.

La sonrisa que se formó alrededor de Sven calmó todos los nervios de la diosa y esta le devolvió la misma sonrisa cómplice.

La familia Astrea vuelve a resurgir al compás del atardecer.

[Fin de capítulo]