—Cecil, buscale un carcaj de flechas, ¿trajiste verdad?
Las palabras de la diosa Astrea hicieron que la voz de Cecil se apagará en el instante, se giró confundida pero solo se encontró con la amable sonrisa de Astrea indicando y ordenando que cumpla su petición. La peliazul suspiró pesadamente antes de ir a buscar un carcaj de flechas entre las cajas.
Que simplemente pruebe y ya, total no es como si fuera a ser su arma principal… especialmente en la mazmorra.
Cecil regresó lentamente con un carcaj de flechas en su brazo, su mirada fruncida vio los ojos de su diosa con algo de molestia por haberle pedido haber ido a buscar las flechas. soltando el carcaj de flechas en el suelo alzó su voz.
—Acá están.
—Gracias, Cecil.
Astrea le dio una sonrisa mientras Sven agarraba el carcaj de flechas algo confundido mientras revisaba las flechas de madera tan anticuadas, osea, eran flechas bien hechas pero lo extraño era la punta de estás, ya que solo había tallado el filo con un cuchillo para darle forma a la flecha, a diferencia de las flechas de su mundo donde de hecho tenía algo de metal en su punta dándole la forma puntiaguda.
—¿Qué pasa? ¿Algún problema?
—No, es solo… se ven extrañas, ¿no tendrían que tener punta de metal?
Sven expresó su confusión mientras tocaba la punta de madera frunciendo un poco la vista por lo anticuado que eran, Astrea parpadeó un poco y miró hacía Cecil que apretó sus puños en protesta antes de señarlo.
—¡¿Crees que gastare metal para forjar las flechas?! ¡Ni siquiera será tu arma principal y es un gasto de recursos completamente innecesarios!
Sven sonrió nerviosamente y miró hacia otro lado intentando ignorar las protestas de Cecil. Astrea miró a Sven antes que ella entrara a su hogar y volviera con unas manzanas.
—Usarás esto como blanco.
—Oh… si, funcionara.
Sven accedió tranquilamente a las palabras de la diosa Astrea. Cecil se sentó en la silla de madera cruzada de brazos murmurando algo sobre "Idiotas sin lógica". Astrea dejó las manzanas a una distancia moderada y volvió a su posición mientras le informaba a su hijo.
—Ahí, debería de estar bien, ¿No?
—Si, esa distancia está bien, Rea.
Sven respondió afirmativamente mientras miraba los objetivos a una distancia moderada de alrededor 50 metros, las manzanas estaban encima de pequeñas montañas de tierra de escalas diferentes. Sven tomó el arco con diligencia mientras lo alzaba y se ponía en posición, dio un ligero paso hacia atrás para mantener el equilibrio, su mano fue lentamente hacía una de las flechas del carcaj y con técnica sacó la flecha mientras daba una suave respiración. Cecil y Astrea en ese instante sintieron que algo se veía diferente por unos momentos en Sven. A diferencia del chico tranquilo y a veces irritador que era para Cecil, ahora se sentía en presencia de alguien con mayor agudeza y tranquilidad, completamente diferente a cuando ella le trató de enseñar a usar una espada.
Sven tensó suavemente el arco mientras cualquier sonido proveniente a su alrededor se disipaba como si nunca hubiera algún sonido, su mente completamente en su objetivo, la manzana se veía como cualquier blanco disponible, una presa a cazar. la cuerda continuó tensando hasta estar en completa sintonía con el aire y el manejo, entonces sus dedos soltaron la cuerda hábilmente y la flecha se disparó a gran velocidad pero no diferente a cualquier otra flecha. Los juegos de la manzana salieron disparados en el momento que la fuerza de la flecha se incrusto con fuerza en el blanco.
Cecil y Astrea quedaron casi fascinadas ante tal dominio del arco, Astrea casi sintió que estaba frente a una de sus compañeras, la diosa de la caza, Artemisa. La gran habilidad del manejo del arco le hizo recordar a esos momentos en el "Tenkai" cuando su propia amiga le invitaba a que vea sus propios debuts de práctica con el arco. Tal vez estaba exagerando si lo pensaba bien, pero Sven… era una persona completamente diferente de antes a ahora. Manejar un arco no era distinto a manejar una espada, todos los principios eran difíciles en mayor medida incluso el arco se consideraba complejo y todo lo sabía debido a Artemisa. Debía tener calma, saber controlar tu respiración y centrarse únicamente en el blanco aparte de tener mucha técnica. Algo que Sven demostró con mucha maestría.
En el momento Sven soltó un suspiro y bajó lentamente su arco. Cecil fué la primera en alzar la voz casi con un grito sorprendida ante tal habilidad mostrada
—Oye… ¡¿Qué fue eso?!
—¿Eh?
Sven le devolvió la mirada a sus espectadores, encontrando el rostro de Cecil convertido en confusión y sorpresa, mientras que el de Astrea tenía una sonrisa casi orgullosa como si reconociera la gran habilidad que el chico tenía.
—Eso, eso… ¡Fue completamente diferente a cuando entrenamos! ¿Dijiste que tenías algo de práctica? ¡Cuanto!
—Creo que deberían haber sido casi dos años y medio.
—¿Dos… años y medio?...
Cecil apenas podía procesar las palabras que estaba recibiendo, casi pensando que simplemente fue un golpe de suerte. Sven asintió no comprendiendo la gran sorpresa de la peliazul y el porqué de su reacción.
—¿Qué tiene?
—¿Cómo que qué tiene? No puedes tener tanto maldit-
—Bueno, bueno, basta.
Astrea interrumpió la conversación con fuertes aplausos para tratar de aligerar el ambiente. Ambos miraron en su dirección, una frustrada y él otro confundido sin entender lo que ocurre.
—Sven, ¿No entiendes que es lo que pasa en verdad, no?
Astrea preguntó amablemente mientras sonreía.
—No, no lo entiendo, Rea.
—Ya veo. ¿Dijiste que hace dos años y medio practicabas arquería, no?
Sven asintió ante las preguntas de la divinidad. Cecil se cruzó de brazos mientras miraba a ambos conversar.
—Te viste como un elfo.
—¿Qué?
Cuando Astrea mencionó esas palabras, el rostro de Sven ya confundido se volvió aún más inconcluso, sin comprender absolutamente nada de lo que estaba diciendo. Después de todo no es como si fuera realmente tan bueno con el arco y que lo comparan incluso con otra especie le resultaba extraño.
—El arma principal de los elfos y que mejor saben usar, son los arcos, ¿sabías?
—¿En serio? ¿Y eso qué tiene que ver?
—Sven, estás al nivel de un elfo, tienes gran técnica y maestría del arma, incluso diría que casi te comparo con una vieja amiga mía, tenías ese aire extraño que ella irradiaba cuando veía sus prácticas.
—¡Señora Astrea! ¡¿No fue simplemente suerte?!
Para Cecil que estaba acostumbrada a forjar espadas, no comprendía completamente del todo las armas a distancia ya que no es como esas mismas armas funcionaran tan bien, aparte que según ella eran armas inútiles ya que gastan bastantes recursos para que sea algo de un solo disparo. Es un desgaste muy innecesario de dinero. Astrea le devolvió una mirada, casi amenazante.
—Nunca juzgues un arma por su portada. Puede ser un arma bastante letal en muy buenas manos. Artemisa, mi vieja amiga me dijo eso. Las espadas pueden ser buenas, si, pero los arcos tienen el mismo valor, solo que depende del tirador. Así qué, no desperdicies el esfuerzo de Sven, Cecil.
—... Está bien.
Ante la explicación, Cecil simplemente bajó la mirada y murmuró, aunque aún estaba algo frustrada por perder con sus propias palabras. No quería darle la razón, pero no podía simplemente pelear con una deidad.
—Aunque me gustaría seguir practicando con espada, la verdad.
La peliazul miró al chico confundida al notar su mirada en ella. Sven estaba diciendo eso al momento que miraba a la diosa Astrea.
—Me gustaría aprender un poco de todo… y se que… no soy fuerte, sé que no soy bueno con nada más que… el arco, pero quiero aprender.
Sus ojos esta vez miraron a Cecil, y ella casi se pierde en sus ojos al ver la flama determinada que yacía en sus ojos. Sintió un atisbo de vergüenza subir a sus mejillas.
—Si tu lo dices, Sven.
Astrea se llevó la mano a su mejilla con una sonrisa amable mientras Sven asentía.
—Cecil, por favor, ayúdame a entender a usar la espada…
—... Bien ¡Bueno, pero voy a ser dura contigo! ¡No vengas llorando después! ¡Hmmp!
Cecil apartó su rostro para que no vea la ligera vergüenza en su rostro, ya que él estaba poniendo su fé en ella. Sven tuvo risas divertidas y Astrea se unió.
—¡Oigan! ¡No… ¡No se rían!
Las mejillas de Cecil parecían un pequeño tomate estampado que adornaban y combinaban con sus ojos anaranjados fruncidos.
—Por favor, se lo ruego, ¡Señora Astrea!
Frente a ella una elfa cubierta de un manto verde estaba postrada en una dogeza, su cabeza casi tocando el suelo, su cabello rubio estaba ligeramente opaco por la suciedad. No podía ver su rostro. Pero lo sabía… esto realmente le había afectado a su única hija.
No, a ella también le había afectado, pero no puede retractarse, ya ha llorado bastante por ellos, pero podía verlo, todo tipo de justicia en ella se había evaporado, tal como si fuera aire, pero ella podía verlo. Astrea sabía que su hija solo tenía dolor y no había forma de liberarla de esa maldición, de ese odio.
Astrea amaba demasiado a sus hijas, las amaba demasiado, pero tras enterarse de todo, e incluso en el momento que sintió como su conexión con casi todas ellas fue arrancadas como un tallo pudo saber que fue lo que le ocurrieron y ahora estaba mirando a la única superviviente… Era obvio sus pensamientos, siendo ella una diosa, podía sentirlo sin necesidad de hacer preguntas. Astrea se levantó del sillón, después de tantos días que le rogó.
—Está bien.
Respondió la diosa antes de dar suaves pasos hacia la elfa, que ni así le dió el rostro, para verla. Se sintió decepcionada pero también dolida, ella realmente quería hacer algo, tenía que decírselo, ella no debía castigarse y sabía perfectamente que era lo que posiblemente ella haga una vez abandone la ciudad.
Se detuvo justo a su lado, y la miró, la elfa seguía en la misma posición sin atreverse a darle la cara, simplemente estaba allí devastada y llena de dolor mientras temblaba en sí misma, de ira, de odio.
—Ryuu, ríndete con la justicia.
En ese entonces, ella no había formulado bien sus palabras. Ella realmente no lo dijo de mala manera, lo había dicho para que ella no se sintiera atada, que haga lo que tenga que hacer, que no entrometa su egoísmo y lo haga tapar como una "justicia", tenía seguir su corazón, que haga lo que deba hacerse y aplicar su propia "justicia" a su manera.
Pudo escuchar el jadeo de la elfa, sintiendo que todo se derrumbaba más para ella…
Astrea debió haber formulado mejor sus palabras esa vez…
Sus ojos se abrieron de golpe cuando despertó viendo el techo de madera de su hogar, se levantó tocándose la cabeza al darse cuenta que había vuelto a soñar con aquél día y volvió a sentir sus ojos húmedos.
"Ah… lágrimas?"
Astrea pensó recordando el sueño donde fué la última vez que la vió, a su única hija, la única superviviente.
—Ryuu…
Susurró su nombre con lástima, dolor y nostalgia. Sintiendo que su corazón divino se apretaba ligeramente. En ese momento un impacto hizo eco en sus oídos y haciendo que todo dolor desvanezca distrayéndose, y que la hizo despertarse al completo. Sus ojos vagaron hacía la ventana que daba al patio trasero.
Allí estaba alguien que creyó que nunca más vería, su hija, la ex-capitana de la familia Astrea. Alise Lovell… Su pequeña y simpática Alise mientras sostenía un arco. No… Alise no usaba un arco, ella usaba una espada, ¿porque ella está usando un arco?
Astrea se talló sus ojos y entonces vió que la figura había cambiado rápidamente. Esta vez vio pequeños mechones que se movían por la inercia del viento, pequeñas gotas de sudor cayendo por su barbilla masculina y una suave sonrisa de orgullo en sí mismo. No era Alise, si no… su nuevo hijo varón; Sven.
—Que idiota…
Ella no pudo evitar murmurar divertida al verlo trabajar diligentemente en su maestría con el arco. Cecil les había dejado sus armamentos el día de ayer y solo se llevó unas pocas espadas de todas las que había traído que eran alrededor de 20 espadas de distintas base pero misma creadora.
Astrea agarró sus ropajes y se cambió mientras se quitaba sus prendas de pijama, dejando caer su parte superior de su pijama mientras buscaba un vestido negro, extrañando su vestido que había dejado en su anterior hogar.
Sus pensamientos vagaron hacía el pasado, hacía su ex-capitana de su Familia, recordó lo entusiasta que era, lo inocente y también lo bella que ella era. Era una gema con la que tuvo la belleza de encontrarse, su encuentro no eran para nada iguales a como lo fué con Sven. Pero ambos niños eran parecidos, sobre todo… en su honestidad y franqueza.
—Je…
Se puso a pensar cómo habría sido una reunión entre ellos dos, seguramente con un Sven malhumorado o más bien avergonzado quejándose de Alise, pero ambos queriéndose como debía ser una familia. Estaba segura que ambos se hubieran llevado tan bien… Kaguya posiblemente molestaría a Sven al igual como lo era en el pasado, Ryuu estaría en contra de tener un miembro masculino, pero con el tiempo le aceptaría como su familia, Lyra se encargaría de enseñarle bastante y le trataría con su tosca forma de hablar…
Ella dió un suspiro mientras terminaba de ponerse su prenda negra junto a su falda larga y agarró un cepillo mientras se acomodaba los pelos enredados de su cabello que tenía antes de salir de la habitación.
Cuando se encontró con Sven, ella caminó con una sonrisa mientras desvanecía sus pensamientos sobre "¿qué hubiera pasado si?" y lo vió mientras se secaba un poco el sudor seco de su barbilla debido a las temperaturas de la mañana.
—Buenos días, Rea.
—Buen día. ¿Desde hace cuánto que estás así?
—Desde hace… em… ¿media hora…? ¿Creo? No sé, hace rato.
Sven respondió las dudas de la diosa con una expresión algo insegura antes de simplemente alzar sus hombros como diciendo "no es que importe". Sven dejó el arco con delicadeza en el suelo y empezó a caminar hacía donde habían acabado las flechas, en un tronco.
El tronco tenía tallado una especie de diana algo tosca, pero entendible para poder practicar. Astrea le había pedido ayuda a algunos de los del pueblo para hacer posible la diana, y terminaron logrando ello.
—Jaja~ entonces, Sven, ¿cómo vas con el idioma?
—Hmmm… Bien, ayer pude comunicarme bien con Cecil cuando te fuiste a charlar con algunos de los del pueblo.
Astrea asintió comprendiendo mientras veía a Sven sacar las flechas del tronco con algo de dificultad y casi tropezando con ello.
—Και τα πας καλά με τη Σεσίλ; (¿Y te llevas bien con Cecil?)
Sven se quedó allí tratando de digerir las palabras, antes de sonreír y levantar su voz para practicar el idioma.
—Είναι δύσκολη κοπέλα, αλλά δεν την αντιπαθώ, τη συμπαθώ, παρόλο που μερικές φορές μου φέρεται άσχημα. (Es una chica dificil, pero no me desagrada, me cae bien aunque me trate mal a veces)
Ambos se dieron una sonrisa mientras Sven caminaba de vuelta hacía ella con las flechas de madera ya recogidas en su mano y las dejaba en el carcaj de flechas vacío.
—Ya veo… realmente has mejorado, y pensar que solo tienes unos días, debes darle muchas gracias a esa habilidad tuya.
Astrea respondió aún comunicándose en el idioma koine. Sven asintió riendo un poco antes de levantarse.
—Por cierto… Astrea.
—... ¿Si?
—¿Ya falta poco… verdad?
Hubo un poco de nervios en su voz, después de todo, el día en el que partirían a Orario realmente se estaba acercando y se estaba poniendo nervioso de solo pensar en ello.
—¿Te vas a acobardar ahora?
—¿Qué? ¡No! Solo… me estoy mentalizando… ¿no vamos a vivir en ruinas verdad?
—... No sé.
—¡¿A qué te refieres con no se?!
Sven se puso un poco nervioso, si bien estaba preparado para todo, él realmente no es que quiera dormir en la calle, y menos tratar así a Astrea después de todo lo que ella le dió… él realmente se lo debe.
—Bueno, no se si mi casa en Orario seguirá estando o la están ocupando… o la hayan derrumbado, pasaron 5 años ¿qué quieres que te diga?
—Mmmh… Bueno, cinco años… ay…
—Tranquilo, yo soy la nerviosa aquí.
Astrea la verdad estaba un pelín nerviosa siendo sincera, por eso no ha gastado todo su dinero en el pueblo y en aquellos cinco años ha ahorrado lo suficiente como para poder alquilar una habitación al menos para dos o tres personas, pero si es así estarán en bastantes… números rojos. No le gustaría endeudarse y menos pedirle a una de sus amigas herreras como lo es Hefestos.
—Cualquier cosa… me voy a esforzar, ¿si?
—Si, confió en ti, Sven…
Quería decir eso, pero la verdad le aliviaba un poco que Cecil estuviera aquí, ya que no se preocupara tanto por él o por ella, ya que ambos se protegerán mutuamente en el calabozo, no es que no confiara en Sven para adentrarse solo, pero… no es como si todo lo que ha dicho y su experiencia en combate le ayude. ¿Pueden culparla?
—Como lo dijiste siento que no lo haces.
—¡No en serio! Es solo, bueno… tal vez un poquito.
—... Eres mala Astrea.
—... Me refiero a que con Cecil y tu estarán juntos no me van a preocupar mucho ya que se cuidaran entre sí… ¿no?
—Claro que sí.
Sven asintió con una mirada seria, demostrando que iba en serio con sus palabras. Él no dejaría que Cecil sea dañada o muera en ese lugar… si no, no merecería… ser digno de reemplazar a Bell Cranel, porque eso es lo que es.
Un simple sustituto.
El sol ya se veía a plena plenitud de la tarde, Sven estaba sentado esta vez leyendo un libro sobre cómo funcionaba la economía del mundo, sus ojos se fruncieron cuando trataba de comprender cómo es que funcionaban los "Valis" todas eran monedas de oro, pero cada una tenía un tamaño completamente distinto al otro que indicaba un precio y el valor de cada una.
Si era una moneda pequeña indicaron 50 valis, una moneda mediana 100 valis, una moneda grande 500 valis, pero luego estaban el cómo se contaban los centavos en partes, lo que hacía que le diera un dolor de cabeza aún mayor. La economía era una mierda, ya sea en su mundo o en cualquier otro lado del multiverso. A simple vista se ve muchísimo más fácil de lo que se hacía ver, pero si hacía cuentas y con los precios que vió en las tiendas del pueblo la vez que fue a comprar con Astrea.
Los precios para la comida, carnes y vegetales eran de hecho bastante accesibles, pero si hablaban de armamento, armas únicamente ya era caro, pero Astrea le había dicho que los precios de aquí no se comparaba a lo caro que estaban en Orario y eso sinceramente le causaba algo de terror, terror de sentirse completamente abrumado con los precios.
—¿Qué es esa cara…?
—Astrea… dijiste que los precios en Orario eran más locos, ¿no?
—Si, ¿por qué…? ¡Ah! No, no te asustes con los precios, ya dijo Cecil que se encargaría de fabricar las armaduras con lo que ella consiga.
—Sí pero le tengo que pagar… —Sven suspiró.
—Mientras te mantengas vivo ya le estas pagando, son familia y deben cuidarse, no ponerse quisquillosos.
—Si…
Entonces escucharon golpes en la puerta.
—Hablando del diablo…
Murmuró Sven intentando hacer un chiste él cual fue efectivo con Astrea ya que ella tuvo una risa entre dientes mientras se dirigía a la puerta y la abría.
—Hola Cecil.
—Hola, Señora Astrea, ¿puedo pasar? Vengo a ayudar al idiota.
—Si, si puedes, Sven está dentro abrumado con la economía…
—...
Cecil alzó una ceja confundida mientras pasaba dentro y Sven estaba cerrando un libro dejándolo encima de la mesa y este tosio aclarando su garganta y preparándose para hablar koine. Cecil lo miró antes de resoplar.
—Entonces, ¿Vamos a seguir con las espadas, o no?
—Si, ahí voy.
Sven se levantó mientras acompañaba a Cecil.
Recogieron una de las espadas que habían dejado, y esta vez Sven agarró una espada de una mano mientras se ponía en posición, recordando lo que le había dicho ayer Cecil.
Cecil frunció su vista, pero se le vió una ligera sonrisa como si estuviera reconociendo los principios de un espadachín y que él realmente le haya escuchado cuando le explicó los pasos.
"Al menos tiene iniciativa de aprender… respeto eso. "
Cecil apretó la empuñadura de su hoja antes de escuchar una palmada de Astrea para dar inició al combate de práctica. Ambos se quedaron quietos esperando el ataque de ambos.
—¿Vas a atacar o no?
—¡Voy!
Sven alzó la espada arremetiendo contra ella, Cecil movió su espada alrededor de los 45º para bloquear el ataque y las chispas salpicaron entre los hierros, rápidamente quiso tumbar a Sven con una patada en los pies, pero Sven se percató y retrocedió antes de manejar su espada con un ritmo violento, Cecil notó eso y arremetió contra él, Sven dio pasos hacia atrás mientras sentía la violenta agresión de la peliazul golpeando su espada y cómo se transmite la vibración a través de sus dedos, tuvo que sostener la empuñadura con las dos manos para no estremecerse por las vibraciones.
Sven casi tropezó con sus propios pies mientras trataba de que Cecil no le haga daño, ya que ella lo estaba presionando mucho más de lo que era originalmente y le costaba pensar en sus ataques, y estaba actuando por puro reflejo. En el momento que vino un corte en diagonal, vió una oportunidad y con la fuerza de sus manos, uso la espada en el momento que ambas armas chocaron entre sí, presionó contra ella y empujo la espada hacia abajo mientras las chispas destellaban más fuertes antes de romper la guardia de Cecil.
El rostro de Cecil se sorprendió ligeramente, y Sven levantó su pierna para dar una patada en las costillas de Cecil, después de todo, puede no saber cómo manejar una espada, pero sí sabía algo de artes marciales, más en específico taekwondo, pero solo lo básico. Cecil lo notó y ella no era una estúpida, tenía el tiempo suficiente para cortarle la pierna en ese lapso, pero obviamente no están luchando en serio, en cambió se preparó para el impacto usando su brazo de protección.
—Guh~
Ella se quejó ligeramente antes de haber cambiado la espada a su mano izquierda y balancear para un corte, Sven por la repentina acción quiso dar marcha atrás, pero ya era demasiado tarde, en un instante la espada se frenó al límite de su cuello.
—Yo gano.
—... S-si.
Sven sabía que habría muerto en ese mismo instante, y simplemente asintió antes las palabras de Cecil, ella apartó la espada mientras la soltaba con rapidez y se sobaba su brazo derecho donde impactó la patada de Sven.
"Mierda, patea fuerte."
Cecil no tenía pensado dirigirles estas palabras a Sven, más que nada por su propio orgullo y negándose a decir que si la hubiera atrapado mal parada y no actuara rápido, ella tal vez… solo tal vez habría perdido. Pero si hablaban de experiencia de solo armas, ella pudo haber ganado fácilmente en el momento que él le había preparado la patada para patearla.
—Yo… me di cuenta.
—¿Eh?
Cecil le miró. Sven tenía la mirada baja y sonreía con algo de dificultad.
—Pudiste haberme cortado la pierna, habría perdido de cualquier forma.
—... Me sorprende que te hayas dado cuenta de tu estupidez.
—Hey…
Sven gruñó malhumorado ante el trato malo que le estaba dando su compañera, su familia.
—Pero con el tiempo él mejorará…
Astrea mencionó acercándose con unas toallas para que se limpien su sudor, Cecil simplemente se quedó callada aceptando la toalla y Sven simplemente dió una sonrisa agradecida con la diosa.
—Igual… creo que por el momento… solo usaré el arco, ya que es lo que mejor sé usar.
—... Tal vez.
—mmmh…
Mientras discutían, Astrea negó con su cabeza, mientras recordaba las discusiones de Ryuu y Kaguya con cariño.
Dos días después. Miercoles. Hogar de Astrea.
Se escuchaba un pequeño bullicio dentro de la cabaña. Sven estaba terminando de cerrar una pequeña mochila de cuero, mientras Astrea terminaba de alistarse, después de guardar un par de tacones en otra mochila.
—¿Tienes todo, Sven?
—Si, ¿y tú?
—Igual.
Ambos se estaban preparando para ir a buscar a los comerciantes que habían venido el día de hoy al pueblo, habían llegado hace un par de horas ya que fueron notificados por los vecinos, y si bien ya tenían la gran mayoría de cosas abarcadas, faltaban unas pequeñas cosas.
—Ah, ¿Astrea? ¿Para qué la capa?
—Por si hace frío en el camino.
Astrea contestó rápidamente mientras pasaba a un lado de Sven para abrir las puertas y se abrigaba un poco con el manto de tela negra antes de agarrar la mochila con sus cosas y las bolsas de valis. Sven sonrió negando con su cabeza antes de levantarse de la misma forma agarrando su propia mochila mientras colgaba el arco de madera en su hombro.
Se miraron a sí mismos antes de salir de la casa de Astrea. El viento movió sus ropas un poco, a pesar de que eran las dos de la tarde y hacía sol, había una brisa que azotaba en sus pieles y ropajes. Mientras caminaban, se encontraron con Cecil quien también llevaba una mochila, ella estaba sosteniendo una bolsa de valis para pagar su propio viaje.
—No hace falta, Cecil…
—No, insisto, señora Astrea.
Astrea trató de frenar lo que quería hacer su dependiente, pero la mujer no cedía por lo que terminó por rendirse antes de suspirar., mediante se acercaron vieron que los comerciantes empezaban a juntar sus cosas.
—Oigan, una disculpa, ¿van a Orario?
Astrea se acercó con una voz gentil mientras Cecil estaba a un lado de Sven quien este miraba a Astrea interactuar con el hombre. Esta le hizo un toque en el brazo con su brazo al notar que llevaba el arco colgando en su hombro.
—¿Hm?
—No era necesario que llevarás el arco, te podía hacer uno nuevo después.
Ella murmuró suavemente con un tono más gentil. Sven parpadeó un poco y se rascó su mejilla.
—Bueno, es para no hacerte trabajar de más y… ya me estás ayudando bastante con todo eso del entrenamiento con la espada.
—Idiota.
—... ¿A ver y ahora por qué…?
—Idiota.
—Fuuh…
Sven suspiró un poco desanimado al ver que la mujer se había puesto hostil con él nuevamente sin poder realmente comprenderla. Cecil simplemente apartó su rostro con una mirada indiferente y un tono completamente inexpresivo.
Astrea se dió la vuelta y sonrió mientras se nos acercaba con uno de los comerciantes.
—Dijo que serán 520 valis por persona para el viaje a Orario.
—Grr…
Cecil gruñó ante la clara estafa mientras buscaba en su bolsa de valis y sacaba un par de monedas de distintos tamaños, y se las dió a Astrea, ella sonrió antes de acercarse al hombre nuevamente.
Una vez pagados, siguieron a Astrea.
—Que malditamente caro.
—También piensas así, ¿eh?
Sven bufó y Cecil simplemente asintió en silencio mientras se subían a la carretera. Vieron a unas personas acercándose a Astrea y dándole algunos obsequios, ella los aceptó amistosamente antes de darse la vuelta y caminar hacía ellos y unirse a la carroza.
—Bueno, este será un viaje largo, tal vez tardemos unos tres días…
El hombre habló, pero Sven frunció un poco sus ojos al no haber entendido completamente ya que tenía un acento extraño por lo que Astrea ayudó en la traducción y este asintió comprendiendo. Astrea, Cecil y Sven se acomodaron y entonces empezaron a movilizarse.
Rumbo a Orario.
[Fin de capítulo]
