CAPÍTULO 25:
REINO DIVIDIDO
Neathia, Castillo de la Reina
Sala de Reuniones
A lo largo de su vida, Marucho había visto sitios grandes e imponentes, estaba acostumbrado a este tipo de entornos debido a su estilo de vida como hijo de un multimillonario y todos los proyectos a los que había dado forma con ayuda de sus amigos.
Sin embargo, a pesar de eso, le costaba pensar en un sitio que mostrara la opulencia que la capital neathiana, ya fuera dentro o fuera de los muros del castillo de la Reina Serena. Desde el exterior, era una estructura majestuosa, su arquitectura estaba constituida por unos muros de piedra blanca y lisa, bien pulida, dando pie a una apariencia impecable para cada una de las torres que conformaban la enorme fortaleza.
No obstante, lo que se encontraba afuera no podía compararse con el interior. Los muros del castillo eran de apariencia metálica impecable, brillaban al ser tocados por la luz en los techos con los que se conectaban. El suelo era de un acogedor color azul brillante, que se iluminaba por la luz de los focos en el techo y la pantalla colgada en el frente de la sala.
Hasta sus nuevos atuendos eran una pequeña muestra de la importancia que le daban los neathianos a la majestuosidad de sus guerreros, incluso en batalla.
Marucho compartía un mismo diseño con Dan y Jake, enseñando unas armaduras blancas cubriendo la totalidad de sus cuerpos, salvo por sus cabezas, y dejando ver una serie de trazos del color de su respectivo atributo, pero con unas corazas oscuras a los costados y unas hombreras brillantes para proteger mejor sus cuerpos.
Shun vestía una armadura similar, pero la suya contaba con el borde de un abrigo rodeando sus piernas y llegando casi hasta el nivel de sus botas con punta negra. Fabia, por otro lado, vestía con una falda sostenida por un cinturón plateado y una coraza apenas visible bajo su armadura para proteger la zona del busto.
En otros momentos, a Marucho le habría gustado perderse un poco en este sitio y lo que tenía para ofrecer, explorar la grandeza del que debía ser el mejor castillo de este nuevo mundo. Por desgracia, no tenían tiempo para algo así. Después de todo, tenían una guerra que ganar.
Ahora mismo, se encontraban en el centro de la sala, sentados en una mesa alargada de gran tamaño, ocupando cinco de las sillas disponibles en el lugar mientras el Capitán Elright preparaba la pantalla en el muro y Ser Loren sostenía una conversación aparentemente acalorada en una esquina de la habitación a través del dispositivo ajustado en su oído, con su Bakugan en su hombro diciendo algo entre susurros al peleador.
Honestamente, Marucho no sabía qué pensar sobre el compañero de Hawktor. Ser Loren parecía ser un retrato del estereotipo de caballero en un castillo, un sujeto alto, fuerte e imponente y que mostraba una conducta respetuosa y cortés con sus camaradas, incluso si eran desconocidos.
Por lo que había visto, Shun respetaba al hombre por su rescate de último minuto, por lo que sabía, la batalla por el generador de los escudos de la ciudad había sido lo suficientemente difícil como para que se requiriera el apoyo de Ser Loren para ganar. Dan y Jake se notaron emocionados desde el momento en que le presentaron al hombre como el peleador más fuerte del planeta y Marucho estaba seguro de que su amigo más antiguo se moría por retarlo a una batalla.
Fabia, por otro lado, adoraba al soldado, veía con admiración cada gesto o idea de Ser Loren y se permitía mostrar una gran emoción con él e incluso abrazarlo sin pena alguna frente a otras personas. Parte de Marucho se había reído ante la idea de estar en presencia de un posible enamoramiento platónico para la princesa, pues se notaba mucho más amorosa y cálida de lo normal con el caballero. No sabía mucho acerca de la relación que compartían ambos neathianos, pero estaba claro que eran muy cercanos.
No obstante, Marucho no sabía con exactitud qué pensar del hombre. Estaba agradecido por su rescate a Shun y Fabia, pero la experiencia con Ren le había enseñado a ser más cuidadoso con las personas nuevas en su vida y más si las conocía en una guerra. Ser Loren parecía ser alguien bueno, comprometido con su causa al traer refuerzos en el momento en que su ciudad más lo necesitaba, pero su semblante apagado y estoico resultaba un poco inquietante para Marucho.
En cierto modo, lo hacía pensar en Ren durante sus últimos días como aliados antes de que mostrara su verdadero rostro. Por supuesto, no sentía ninguna mala intención de parte del caballero, pero prefería no correr riesgos.
Finalmente, después de unos minutos, las puertas del lado opuesto de la sala se abrieron, dejando ver a la reina de Neathia en todo su esplendor.
Inmediatamente, todos los presentes se levantaron y se pusieron rectos para recibir a la reina que estaba siendo escoltada por un grupo de cuatro guardias a su alrededor.
Siendo el peleador más bajo, Marucho estaba acostumbrado a ver a todos los demás hacia arriba. Sin embargo, a pesar de eso, resultaba difícil adaptarse a la gran altura de la Reina Serena, que habría sido la más alta de los presentes junto con Jake de no ser por la presencia de Ser Loren.
–Hermana, bienvenida –. Saludó Fabia con un saludo formal.
–Majestad, nos honra su presencia –. Saludó Ser Loren regresando a la mesa.
Los terrestres no tardaron mucho en saludar a la reina, hablando casi al unísono en diferentes tonos. Parecía que la coordinación al saludar seguiría siendo su talón de Aquiles.
–Por favor, Peleadores, no es necesario tanto protocolo. Después de todo lo que hicieron en nuestra defensa, no es necesaria tanta formalidad –. Dijo la reina divertida.
Serena Sheen parecía retratar todo lo que decían los neathianos más orgullosos, siendo una mujer de una belleza tan espectacular como exótica. Aunque lo disimulaban bien, Marucho sabía que Dan y Jake se detenían a admirar la belleza de la reina entre fugaces momentos.
Honestamente, era en estos momentos en los que más extrañaba a Nick, pues sabía que el pelinegro se divertiría burlándose de sus amigos como una justa venganza por las veces que lo habían molestado por su propia relación llamándolo "mandilón" con Elisa.
–Es muy generosa, Majestad –. Respondió Shun con una reverencia.
La reina solo pudo resoplar divertida al ver la insistencia del terrícola en mantener una etiqueta estricta.
–Bueno, supongo que podemos comenzar –. Declaró la reina posando su mano en la mesa.
De pronto, bajo los delicados dedos de la reina, un pequeño panel grisáceo se reveló ante los ojos del público. Bastó con una pequeña combinación de botones para que una serie de repentinas luces se mostraran en las sillas libres repartidas por la mesa.
Jake fue el primero en saltar cuando la figura de un hombre neathiano tomó lugar justo en la silla que tenía al lado.
–¿¡Qué es eso, amigo!? –. Dijo el pelinaranja asustado.
–Tranquilo, Jake. Es un holograma –. Explicó Dan con una sonrisa apenada.
A sus alrededores, los hologramas comenzaron a tomar una forma más definida, revelando la proyección de otros neathianos que no podían estar presentes en carne y hueso.
Con todos los que parecían conformar esta junta reunidos, la Reina Serena se levantó una vez más, con su vestido blanco impecable resplandeciendo ligeramente debido a la luz que entraba por la ventana e iluminaba la prenda.
–Mis Lores, compatriotas neathianos, les doy las gracias por reunirse tan pronto con nosotros –. Saludó la reina con cortesía.
–Serena, veo que Miriel se mantiene en pie –. Dijo una mujer con indiferencia al lado de la reina.
–Afortunadamente, Lady Bryann, nuestra capital superó el ataque de los gundalianos –. Respondió Serena haciendo énfasis en el posesivo, para aparente disgusto de la mujer.
A diferencia de Fabia y su hermana, Lady Bryann tenía la piel de color celeste, facciones delicadas cubiertas ligeramente por un velo de cabello oscuro, nariz pequeña entre dos grandes ojos azul oscuro. Usaba un vestido similar al de la reina, pero mucho menos ostentoso y llamativo.
–Me alegra ver que mis refuerzos cumplieron su función. Confío en que recibiremos un justo pago por nuestros servicios –. Comentó la neathiana más baja con firmeza.
–Lo serán, Lady Bryann, tiene nuestra palabra –. Respondió Fabia con el mismo tono.
–Será justo lo que acordamos, una dotación de grano y comida para su castillo y sus tierras. Yo mismo me aseguraré de que los cargamentos lleguen a sus puertas –. Habló Ser Loren esta vez.
–Confío en que así será, Ser. También confío en que nuestros hombres regresarán cuanto antes. Aún tenemos puestos de avanzada que atender –. Dijo Lady Bryann manteniendo su tono.
–Por supuesto.
El tono de la mujer se mantenía frío y altivo, rayando el irrespeto y casi parecía que su intención era molestar a la familia real.
No tenía sentido, ¿qué clase de noble era esta mujer? ¿Cómo tenía el descaro de hablarle así a su reina?
Estuvo a punto de hablar para expresar dichas preguntas, pero se contuvo de hacerlo para evitar molestar a la mujer que había enviado refuerzos a la ciudad.
No obstante, parecía que Jake no compartía ese pensamiento.
–Un momento, ¿por qué trata de esa forma a la reina? Ella no ha hecho más que tratar de dirigir al planeta en esta guerra contra los bobos gundalianos –. Comentó el pelinaranja.
La mirada que Bryann dirigió a Jake solo pudo describirse como mil dagas tratando de alcanzar al miembro más reciente de los Peleadores.
Tanta fue la intensidad en los ojos de la neathiana, que Jake solo pudo tragar saliva al mismo tiempo que se sentaba avergonzado por las palabras de la mujer.
–¿Quién es este niño, que cree que tiene voz aquí? –. Preguntó la mujer indignada.
Ante la pregunta de la mujer, la reina logró esconder su vergüenza por su descuido debajo de una capa de fina cortesía antes de presentar adecuadamente a los nuevos miembros de su ejército.
–Perdonen mi descuido, señores –. Se disculpó la reina antes de señalar a los humanos –. Permítanme presentarles a los legendarios Peleadores Bakugan de la Tierra. Amablemente accedieron a ayudarnos en esta guerra y librar nuestro mundo de la invasión gundaliana.
Las palabras de Serena provocaron que todos los ojos se desviaran hacia ellos. Marucho se mostró un poco incómodo ante las miradas de los neathianos. No necesitaba una explicación, sabía lo que deberían estar pensando y el sentimiento que eso debía generarles.
En respuesta al silencio que había abordado el momento, Dan fue el primero en levantarse para hablar.
–Así es, y les podemos prometer algo: no descansaremos hasta que esos payasos dejen su mundo –. Declaró el castaño con una sonrisa y el pulgar arriba.
–Es cierto, estamos aquí para ayudar. Nos aseguraremos de que Neathia y la Tierra no deban sufrir nuevamente por culpa de los gundalianos –. Respaldó Drago a su compañero.
Con la alegría contagiosa de su líder, Marucho y Jake no tardaron en seguir al castaño con un par de enormes sonrisas y asentimientos en señal de apoyo.
–Así es, amigos –. Dijo Akwimos emocionado.
–Estamos listos para luchar, Lady Bryann –. Declaró Coredem con seguridad.
Estaban juntos en esto, habían accedido a luchar nuevamente por la justicia y el orden. Estaban en Neathia dispuestos a ayudar y a librar la guerra contra los gundalianos.
Por desgracia, los lores no parecían realmente convencidos.
–¿Esto es una broma para usted, Serena? Cuando creo que no podría estar peor, va y mete niños terrícolas en nuestros problemas –. Escupió Lady Bryann con desagrado.
–Mi Lady, los Peleadores Bakugan son la élite de la Tierra y posiblemente los principales defensores de todos los mundos que necesitan ayuda –. Objetó Serena con firmeza –. Ustedes los conocen, se les envió una copia de sus hazañas para que entendieran la ventaja que significa tenerlos con nosotros.
–Son mucho más que niños, ya han salvado más que su propio mundo en el pasado –. Defendió el Capitán Elright tomando asiento.
Esta vez, fue uno de los neathianos sentados del lado opuesto de la mesa quién habló.
–¿Y ustedes están de acuerdo con esto? –. Cuestionó el hombre mirando a los soldados presentes.
–¿Qué quiere decir, general? –. Cuestionó Ser Loren esta vez.
–¿En verdad están de acuerdo en que un montón de niños y sus Bakugan participen en una guerra como esta? ¿Qué clase de formación han tenido? ¿Cómo sabemos que están listos para la guerra? –. Preguntó el hombre nuevamente.
Esta vez, Marucho no pudo evitar desinflarse con pena. Los neathianos eran más severos de lo que había previsto. Tal vez era su culpa por haberse acostumbrado tanto al trato respetuoso que les habían dado los vestal, pero no pudo evitar sentirse un poco mal por la poca confianza que estos sujetos les tenían.
El general era un hombre mayor, falto de cabello en la cabeza, pero con un par de gruesas patillas que se unían en su bigote y la barba que cubría su mandíbula. Su ceño parecía estar fruncido constantemente, pues un conjunto de arrugas se encontraba grabado bajo su frente. Su piel era gris y sus ojos marrones. Vestía con una túnica oscura, ornamentada por numerosas protecciones doradas.
–General Halbrok, le prometo que no tiene de qué preocuparse. Los Peleadores Bakugan formarán parte de las unidades de ataque y defensa, desempeñarán cualquier función que se requiera –. Aclaró Fabia con severidad.
–¿Y cuánto pasará antes de que traten de comandar a nuestros ejércitos? –. Cuestionó el neathiano nuevamente.
–Eso no ocurrirá, general. No tenemos intenciones de liderar grupos armados en batalla –. Dijo Shun con tono conciliador.
–Eso dicen. Sin embargo, poco después de su llegada, los miembros del ejército nos enteramos que la Princesa Fabia ahora es miembro de su equipo, lo que les da un nivel considerable de poder en nuestro mundo –. Reprochó el general insatisfecho.
–¿Cuánto tiempo pasará antes de que busquen más y más influencia entre los ejércitos de la capital? ¿Cómo sabemos que no querrán hacer lo mismo con otras fuerzas? –. Cuestionó Lady Bryann con sospecha.
Ante las preguntas formuladas, otro de los integrantes de esta conferencia se levantó indignado.
–El norte no seguirá las órdenes de extranjeros. Nos hemos mantenido fuertes y ningún gundaliano ha logrado penetrar en nuestras tierras –. Habló el hombre poniéndose de pie –. Si los Peleadores en Miriel buscan poder en nuestras filas, no dudaremos en romper nuestros acuerdos y el centro de Neathia podrá despedirse de los metales que requieren para sus armas y los Bakugan que conforman parte de sus fuerzas de asalto.
El neathiano era joven, su rostro estaba libre de arrugas o grandes cantidades de pelo. Su piel era blanca y contrastaba con la larga cabellera negra que caía sobre sus hombros, sus ojos eran verdes y vestía con un conjunto de túnicas abrigadoras con una gruesa capa sobre sus hombros.
Si este sujeto estaba al norte del planeta, no quedaban dudas de que su región debía ser fría y dura.
–Lord Arrak, le puedo asegurar que eso no pasará. Miriel solo tiene las mejores intenciones para Neathia –. Insistió la reina.
–Eso mismo decían sus antepasados cuando nos obligaron a arrodillarnos. Pero no olvide, Serena, que su reinado es frágil y no dudaremos en librar nuestras propias batallas si insiste en influir en el gobierno de nuestras tierras –. Amenazó el neathiano más joven golpeando la mesa.
–Como regente de las tierras del sur, apoyo a Lord Arrak en esto –. Respaldó Lady Bryann.
Las acaloradas declaraciones de los lores no tardaron en alterar a los demás que, hasta el momento, se habían mantenido en silencio.
–No aceptaremos extranjeros a la cabeza de nuestros ejércitos.
–¡No permitiremos esta desfachatez!
–¡Si intenta meter a estos humanos en nuestros gobiernos, enfrentará un enemigo peor que los gundalianos!
–Miriel es débil, no tenemos porque seguir obedeciendo sus órdenes.
Poco a poco, el volumen en las voces comenzó a elevarse de forma abrumadora. Uno a uno, cada miembro comenzó a levantarse de su silla, declarando su descontento con las medidas de la reina o las palabras de los demás presentes.
Algunos hablaban de las políticas de sus tierras, otros hablaban de los problemas económicos que las amenazas realizadas podrían generar al planeta. Llegó un punto en que comenzaron a gritarse por tantas cosas, que Marucho ya no pudo seguir el ritmo de la acalorada discusión y solo pudo limitarse a ver como sus amigos se mantenían en silencio, sin saber qué decir, mientras la reina y sus allegados los defendían con fervor; aunque con poco éxito.
Fabia, Serena y Elright mantenían una defensa fuerte, no dudaban en defender a capa y espada la medida de reclutar a los Peleadores Bakugan en sus filas, pero sus voces se perdían entre el coro de gritos y llamados eufóricos. No parecían ser capaces de detener la discusión que se había creado en medio de la conferencia.
Serena, a pesar de la autoridad que acompañaba la figura de la reina, se veía del mismo tamaño que aquellos que la desafiaban.
No fue hasta que alguien golpeó con fuerza sus manos en la blanca superficie de la mesa, que los gritos se detuvieron fugazmente y todas las miradas se posaron en aquel que los había detenido y que liberó un rugido más fuerte que cualquiera de las débiles declaraciones hechas a lo largo de la reunión.
–¡SILENCIO!
Esta vez, todos se callaron. Ni un solo murmullo salió de parte de los nobles y miembros del ejército cuando Ser Loren se alzó por encima de todos los presentes con una mirada penetrante y una postura que rebosaba autoridad.
–Ya fue suficiente –. Declaró Hawktor en el hombro del soldado.
Tal vez era cosa de la diferencia de altura, pero Marucho no podía evitar notar que Ser Loren se veía mucho más alto estando de pie, por encima de las formas de estos nobles y soldados.
Por supuesto, a pesar de la fuerza con la que habían sido reprendidos, los Lores no estaban dispuestos a dar su brazo a torcer tan pronto.
–Ser Loren, ustedes no tienen la autoridad para callarnos de esa forma –. Reprendió Lady Bryann ofendida.
–Puede que no, pero somos los únicos que parecen comprender la magnitud de la amenaza que enfrentamos –. Respondió el caballero peliazul con firmeza –. En caso de que no lo hayan notado, Gundalia nos ataca por todos los frentes posibles. El enemigo sabe que nuestro mundo no está unido y está explotando esa ventaja a su favor.
–Es cierto, si lucháramos como una sola fuerza contra los gundalianos, no necesitaríamos de los Peleadores en primer lugar –. Respaldó Hawktor al hombre.
–¿¡Se atreven a culparnos de todo esto!? –. Exclamó Lord Arrak enfadado.
–Es culpa de todos nosotros, señor. Hemos permitido que las diferencias entre nuestros pueblos nos mantengan divididos mucho tiempo. Ahora, nuestro mundo necesita que luchemos como uno, pero, en lugar de eso; seguimos discutiendo como si fuéramos niños –. Continuó el soldado de armadura verde.
–¿Y qué es lo que propone, Ser? ¿Permitir que los humanos ganen más y más poder en las filas de nuestro mundo? ¿No quiere que les entreguemos el trono también? –. Preguntó sarcásticamente el general.
–Claro que no, señor. Los Peleadores Bakugan no cuentan con una apropiada formación en política o guerra. No, ellos serán parte de los equipos de ataque y defensa bajo las órdenes de soldados experimentados para las tareas a realizar –. Respondió el Bakugan Ventus esta vez.
Esta vez, las dudas en las expresiones de los Lores flaquearon antes de cruzarse unas con otras.
El general Halbrok se mantuvo en silencio un momento antes de mirar a la reina, esperando una confirmación de su parte. Lord Arrak no tardó en imitar la acción del hombre mayor con su expresión dura tratando de intimidar a la reina.
Estando desde su posición, Serena se mostró a la altura de lo que se esperaba de ella antes de retomar la palabra con su característico tono formal de regreso en su voz.
–Así será, Elright retomará el mando de los Caballeros del Castillo y el general Halbrok seguirá a la cabeza de las operaciones exteriores –. Asintió la reina.
Desde su lugar, Marucho pudo ver como Dan trataba de expresar alguna opinión sobre el asunto, claramente ofendido de no ser tomado en cuenta por ninguno de los Lores o militares que monopolizaban los turnos para hablar.
No podía culparlo, la diferencia en el trato que les ofrecían los neathianos al que se habían acostumbrado con los vestals era gigante. Sus viejos amigos los veían como superhéroes, salvadores a los que tenían que respetar y admirar. Por otro lado, los neathianos los trataban como intrusos o molestias.
La declaración de la reina pareció tener un efecto tranquilizador en el resto de la junta. Ninguno más se atrevió a hablar con descontento.
–Ser Loren, la última vez que usted estuvo en mi hogar, prometió que nadie más comandaría mis tropas. ¿Qué garantía tengo de que se cumplirá esa parte del acuerdo? –. Cuestionó Lady Bryann con escepticismo.
–Si lo que le molesta, Lady Bryann, es que un humano o un soldado de Miriel se ponga al mando de sus refuerzos, le juro que nadie más que yo les dirá que hacer –. Prometió Ser Loren fulminando con la mirada a la mujer.
Esta vez, la dama no tuvo nada que objetar. Su boca se abrió ligeramente, pero ninguna palabra fue emitida. En su lugar, solo pudo soltar un resoplido bajo antes de desviar la mirada a otro sitio.
Una vez más, la habitación quedó en silencio y nadie fue capaz de emitir un sonido que pudiera romper con la calma recién adquirida gracias a Hawktor y Ser Loren.
–Entonces, estamos de acuerdo por el momento. El norte seguirá comerciando con Miriel, materiales para armas a cambio de grano para sus cosechas y comida. Las fuerzas enviadas por Lady Bryann serán comandadas por Ser Loren y, en una semana, volverán a casa con una provisión de comida como agradecimiento por su ayuda –. Declaró la reina antes de mirar a la dama del sur –. Sabemos que han perdido varios campos de cosecha por culpa de los gundalianos, así que seguiremos ofreciendo nuestro apoyo de forma continua a cambio de refuerzos para proteger nuestra ciudad. ¿Están de acuerdo?
Nadie respondió con palabras, en su lugar, todos asintieron con expresiones de dudoso acuerdo y un suave bufido.
–Muy bien, entonces podemos dar por terminada esta junta –. Concluyó Ser Loren por su reina.
Bastó con un par de toques al panel bajo la mano de la reina para que todos los hologramas desaparecieran ante las miradas incómodas de los presentes.
Con el silencio recobrado una vez más, la Reina Serena se recostó con pesadez en su silla mientras sostenía un costado de su rostro con la palma de su mano y soltaba un fuerte suspiro que dejaba en claro el nivel de su frustración.
Preocupada, Fabia se acercó a su hermana y posó con delicadeza sus manos en los hombros de la mujer.
–¿Estás bien, hermana? –. Preguntó Fabia con angustia.
–Estoy bien, Fabia –. Respondió Serena apretando la mano de la princesa con afecto.
–Majestad, sabe que no tiene por qué lidiar con esto. Ser Loren y yo podemos hacernos cargo de los Lores y los soldados por ustedes –. Ofreció Elright por su reina.
–Agradezco su consideración, capitán. Pero debo rechazar la propuesta –. Respondió la reina antes de suspirar con cansancio –. Temo que los Lores no me respetan lo suficiente como para permitirme un lujo así. No puedo darles motivos para pensar que soy una cobarde.
Esta vez, viendo que los ánimos finalmente se habían calmado, Dan se levantó finalmente para llamar la atención de todos los presentes con el desagrado que acompañó sus palabras.
–No entiendo la actitud de esos sujetos. Deberían estar aquí ayudándonos a sacar a esos gundalianos del planeta. En lugar de eso, solo se quedan en sus castillos esperando que perdamos la guerra –. Se quejó el castaño con desagrado –. ¿Cuál es su problema? ¿Acaso no ven lo que podría pasar si perdemos contra los gundalianos?
–Dan, tranquilízate. Es normal que no confíen en nosotros. A pesar de todo, no dejamos de ser extraños a sus ojos –. Razonó Drago con calma.
–Ojalá fuera tan fácil –. Comentó Shun de pronto, rompiendo su silencio.
–¿Qué quieres decir, amiguito? –. Preguntó Jake confundido.
–Por la forma en que los Lores se comportaron durante la reunión, dudo que sea tan fácil como solo decir que no confían en nosotros –. Dijo Ingram saltando a la mesa.
–A juzgar por la forma en que los trataron, presiento que hay un problema mayor entre ustedes. ¿Me equivoco? –. Continuó Shun dirigiéndose a los neathianos.
Ninguno respondió al instante, Fabia y Elright se miraron dubitativos un momento, sin saber que responder con exactitud. Al final, tuvo que ser la misma reina quien ofreció una respuesta precedida por una pequeña risa.
–Es tal como lo describiste, Fabia –. Comentó la mujer antes de acomodarse mejor en su asiento –. Es verdad, Peleadores, hay mucho de los Lores y mi familia que no saben.
–¿Qué quiere decir, Majestad? ¿Acaso le han hecho algo a esas personas? –. Preguntó Marucho sin entender.
–En cierto modo –. Suspiró la reina antes de continuar –. Verán, nuestra familia no fue siempre la máxima autoridad de Neathia. Antes había un rey o reina por cada región del planeta.
–¿Antes? ¿Por qué ya no? –. Preguntó Dan intrigado.
–Nuestros antepasados siempre temieron una posible guerra con Gundalia al ser el mundo más cercano al nuestro, así que mi tátara tátara abuelo comenzó una campaña militar con ayuda de su hermano menor, hicieron alianzas con las islas del este y usaron a los Bakugan para conquistar las naciones del planeta –. Explicó Fabia por su hermana esta vez.
–Pero, Fabia, tú dijiste que los neathianos eran pacíficos y no estaban de acuerdo con usar a los Bakugan como armas –. Reclamó Marucho confundido.
–Nosotros lo somos, pero no podemos decir lo mismo de aquellos que solían estar al mando –. Aclaró Aranaut en el hombro de su compañera.
–En cuanto nuestro padre ascendió al trono, comenzó una política más pacifista para los Bakugan y los países que conforman el reino, pero respetando la última voluntad de nuestro abuelo: mantener a Neathia unida –. Comentó la reina.
–¿Y cómo lo logró si los odiaban? ¿Por qué no rebelarse en cuanto tuvieron la oportunidad? –. Cuestionó Shun curioso.
–Era un gran guerrero y un gran peleador. Antes de heredar el trono, heredó el poder del Elemento y enfrentó a los mejores guerreros de cada nación en batalla y en combate mano a mano o con armas. Se ganó su respeto de esa forma y los Lores juraron seguir bajo el mando de Miriel –. Respondió Fabia nuevamente.
–Por desgracia, yo no heredé ese talento –. Dijo Serena en un suspiro.
–¿Y por qué no lo hiciste tú, Fabia? –. Preguntó Dan confundido.
La princesa no pudo responder, su semblante se ensombreció de forma notable mientras agachaba ligeramente la cabeza y un velo de su cabello azulado cubría sus ojos verdes.
–Temo que la princesa y yo no comenzamos a pelear juntos hasta tiempo después que estalló la guerra con Gundalia –. Explicó Aranaut por su compañera.
–¿Y por qué no rebelarse antes? Si su padre ya no estaba, nada podía impedir que lo hicieran –. Cuestionó Marucho esta vez.
–Fue por nosotros –. Mencionó de repente Ser Loren.
Todas las miradas se enfocaron rápidamente en Ser Loren, interesados en todo lo que el soldado tuviera que decir acerca de sus logros en el campo de batalla.
–Cuando el antiguo rey murió, Loren y yo asumimos la tarea de repetir su hazaña para mantener a las naciones del planeta unidas –. Dijo Hawktor esta vez.
–Pero, si las regiones siguen formando parte de un solo reino, eso significa que ustedes... –. Comenzó Dan conteniendo una gran emoción en su voz.
–Sí, lo logramos, incluso sin el Elemento –. Asintió el Bakugan neathiano con una risa orgullosa –. Eso comenzó la idea de que somos los más fuertes del planeta.
El líder de los Peleadores pareció estar a punto de saltar de la alegría al encontrar a un guerrero tan formidable como el que tenían enfrente, pero la expresión seria de Ser Loren impidió que Dan pudiera decir algo.
–Por desgracia, nosotros solo somos soldados. A pesar de nuestros esfuerzos, nuestro poder no basta para que los demás países respeten la fuerza de la capital –. Comentó Ser Loren frustrado.
–Usted hizo un gran servicio, Ser. No tiene que sentirse culpable, es por mí que la ciudad ha perdido parte de su reputación –. Consoló Serena al hombre –. Temo que mi incapacidad para luchar ha hecho creer al planeta que su reina es débil.
–Hermana, no digas eso. Eres la mejor reina que Neathia puede pedir –. Pidió Fabia a su hermana mayor.
–Tiene razón, Majestad. La culpa es solo nuestra. Si en verdad fuéramos los más fuertes, ya habríamos sacado a esos gundalianos de nuestro hogar –. Respondió el Bakugan Ventus a su reina.
–Descuida, Hawktor. Nos aseguraremos de que esos sujetos no vuelvan a lastimar su mundo. Es una promesa –. Juró Drago al caballero.
–Es cierto, estamos aquí para ayudar. No descansaremos hasta acabar con esos invasores y liberar a nuestros amigos de sus garras –. Dijo Ingram esta vez.
–Sí, pueden contar con nosotros. ¿Cierto, chicos? –. Declaró Dan mirando a sus amigos con ánimo.
Jake y Marucho no tardaron en saltar con alegría de sus lugares mientras mostraban su disposición. Por supuesto, Shun no expresó emoción a simple vista, pero Marucho pudo ver por el rabillo del ojo como mostraba una pequeña sonrisa y un asentimiento a la realeza.
–Para eso, primero tenemos que terminar con el ataque de las 12 Órdenes sobre nuestro mundo. El último ataque estuvo demasiado cerca de inhabilitar el escudo, no podremos soportar otro ataque a gran escala y los refuerzos del sur no estarán aquí por siempre –. Dijo Ser Loren pensativo antes de suspirar –. Temo que Lady Bryann solo accedió a ayudarnos a terminar con este asedio a cambio de comida para su pueblo.
–¿Aún quedan puestos de avanzada en sus tierras? –. Preguntó Fabia preocupada.
–Temo que sí, los hombres de Gundalia son escurridizos. Después de que desmantelamos el primer puesto, se volvieron escurridizos y envían equipos para retirar las provisiones de los establecimientos después de quemar los campos de cultivo y se movilizan al poblado siguiente –. Respondió Ser Loren.
–Están matando al sur de hambre. Pronto, no les quedarán medios para cultivar por sí mismos –. Dijo Elright pensativo.
–¿Sabemos por qué se enfocan tanto en las naciones? ¿No sería más fácil atacarnos solo a nosotros?
–No, temen que podamos reunir refuerzos. Neathia está dividida y se están aprovechando de eso.
–Gracias a los informes de inteligencia, tenemos la teoría de que pretenden vender alimentos a las ciudades del sur para que apoyen su campaña. Si se apoderan de las rutas comerciales, aislarán al sur y los tendrán a su merced.
–Por eso no podemos descuidar ese sector. Si nosotros no ayudamos a las regiones sureñas, nuestros enemigos lo harán.
–Necesitamos un informe completo de nuestros suministros para la guerra. El general Halbrok sigue en los campos de cultivo, díganle que necesitamos los datos completos de cuánto alimento disponemos para compartir con el sur.
–¿Y qué hay del norte?
–Los gundalianos no podrán con el duro frío de las montañas esparcidas por la zona. Librarán cada batalla temblando y eso le dará ventaja a los defensores de Lord Arrak.
Honestamente, su conversación comenzaba a volverse un poco difícil de seguir. Llegó un momento en que se volvió complicado distinguir quién estaba hablando y quién lo interrumpía.
Sin embargo, Marucho no era el único que se notaba confundido. Shun hacía un esfuerzo por seguir la conversación, pero su silencio no parecía ser un indicativo de éxito. A Jake le giraba la cabeza por tanto desviar la mirada hacia quien tomaba la palabra, mientras Dan se rascaba la cabeza con una mezcla aparente de confusión y pena.
Tomó un momento, pero la conversación de los neathianos finalmente se vio interrumpida cuando Dan levantó la mano con una sonrisa apenada.
–¿Tiene una pregunta, Maestro Kuso? –. Preguntó Hawktor tras un breve silencio.
–De hecho, sí. ¿Qué son las 12 Órdenes? –. Dijo Dan posando una mano en la parte posterior de su cabeza.
–Es cierto, olvidé que aún no los ponemos en contexto –. Dijo la reina antes de mirar a Elright –. Capitán, proceda, por favor.
–Sí, Majestad –. Asintió el caballero yendo hacia la pantalla en el muro.
De pronto, el gran objeto se encendió, iluminando el rincón de la habitación y mostrando la imagen de seis individuos ante los ojos curiosos de todos los terrícolas y vestroianos.
Todos compartían una serie de características muy específicas, piel grisácea y casi escamosa, dientes y uñas afiladas, cuernos amarillos en la frente rodeando sus cabezas y unos profundos ojos felinos que miraban directamente a la pantalla.
Eran gundalianos claramente, se podía notar fácilmente incluso si las fotografías tomadas no podían presumir de una gran calidad, especialmente considerando que parecían haber sido tomadas en medio de la batalla.
–¿Quiénes son esos sujetos? –. Preguntó Dan mirando las imágenes.
–Estos son los miembros de las 12 Ordenes –. Comenzó el capitán señalando la pantalla.
–El más alto nivel de las clases gundalianas encabezadas por el Emperador Barodius –. Declaró la reina desde su asiento.
La primera imagen en expandirse fue la de un peleador con atuendos y cabello de color rojo, los cuernos en su frente rodeaban su cabeza con grosor y hacían ver su cabello como la llama de una antorcha, su cuello se encontraba rodeado por una placa dorada por encima de unos trazos de fuego más oscuros. Llevaba un cinturón verde y unas hombreras y mangas rodeadas.
En una imagen apartada a su lado, se encontraba un Bakugan Pyrus con forma humanoide, cubierto con una armadura roja y trazos dorados. Se veía alto y sumamente imponente mientras comandaba lo que parecía ser un pequeño ejército al frente de batalla.
–Él es el peleador Pyrus: Gill, un guerrero de sangre fría que ha demostrado una gran obediencia al emperador –. Presentó Elright al sujeto –. A su lado, pueden ver a su Bakugan: Krakis Pyrus.
Moviendo las fotografías con un gesto de su mano, el capitán dio paso a las imágenes de un peleador un poco más bajo que el anterior, de larga cabellera anaranjada y atuendos azules, con una mirada llena de sadismo y crueldad en sus ojos.
A su lado, se encontraba la foto de un Bakugan Aquos con forma de un aparente insecto con cuello y cola alargados, además de unas grandes tenazas a cada lado de su cuerpo siendo acompañadas por una serie de puntos rojos que completaban los grandes ojos anaranjados en forma de panal de la criatura.
–Él es Stoica, el peleador Aquos. Es un demente, cuya personalidad va del bromista al malvado salvaje en un parpadeo. Jamás querrán darle la espalda –. Aconsejó el capitán antes de señalar al monstruo a su lado –. Su Bakugan es Lythirius Aquos
El siguiente fue un peleador de alargado cabello verde limón atado en una coleta por detrás y con un gran mechón cubriendo su ojo derecho por delante, sus cuernos eran más pequeños y solo se alzaban en dos puntas a los costados antes de perderse en la parte posterior de la cabeza. Vestía unas túnicas verdes más oscuras, con un cuello azul en forma de placa y unas grandes mangas amarillas alrededor de los brazos.
Al igual que el peleador Pyrus, su Bakugan era de forma humanoide, pero un poco más ligero y cubierto por diferentes placas verdes por encima de su cuerpo. Poseía dos grandes alas emplumadas en su espalda, que alcanzaban su cabeza completamente blanca, falta de boca o nariz, pero dejando ver dos grandes ojos amarillos y dando paso a una alargada cabellera roja que bajaba más allá de los hombros.
–El peleador Ventus, Airzel, capitán de las fuerzas gundalianas y protegido de Gill. Él fue quien me atrapó y me interrogó. Por suerte, pude escapar en un momento de distracción durante el último ataque y me hice pasar por un soldado para reunirme con Ser Loren y las fuerzas del sur –. Comentó Elright –. Su Bakugan es Strikeflier Ventus.
El siguiente fue un peleador de edad aparentemente avanzada, un hombre más alto que los demás que dejaba ver una serie de cicatrices en el lugar donde debería haber cabello. Los cuernos alrededor de su cabeza resaltaban las marcas en su cabeza y apuntaban directamente a la barba anaranjada en forma de candado bajo su nariz. Contaba con los característicos ojos de lince de su especie, pero los suyos estaban decorados por una serie de arrugas a su alrededor y bajando por sus mejillas. Vestía túnicas marrones con grandes hombreras protegiendo su cabeza, mangas moradas con trazos amarillos y unas líneas de color café recorriendo su piel.
A su lado, se encontraba un Bakugan de gran tamaño con forma de Minotauro, pero recubierto por placas de metal oscuro que le daban una apariencia más intimidante.
–El peleador Subterra es Nurzak, un veterano que ha servido desde el reinado del emperador previo. Se dice que es el hombre más sabio en Gundalia –. Continuó el capitán antes de señalar al monstruo al lado del peleador –. Su Bakugan es Sabator Subterra
La siguiente fue una mujer de vestido morado con accesorios blancos, presumía una piel azulada con escamas más oscuras que su vestido por encima de su cabello rubio atado en una coleta.
A su lado, se encontraba la fotografía de un Bakugan con la forma de un perro blanco con partes doradas en su pelaje y grandes colmillos debajo de sus ojos oscuros.
–Ella es la peleadora Haos: Kazarina, está a cargo del centro de investigación biológica Bakugan. Rumores dicen que realiza experimentos crueles en Bakugan vivos –. Dijo el capitán con desagrado –. Su Bakugan es Lumagrow Haos.
Al retirar las imágenes de la mujer, las siguieron unas de un hombre con túnicas negras y piel oscura debajo de unos grandes cuernos dorados bordeando un mechón de cabello claro con una línea amatista en los bordes. Era un sujeto alto y con una mirada penetrante a pesar de su sonrisa burlona.
Lo acompañaba un Bakugan del tipo dragón, cuadrúpedo con un lado cuerpo que sostenían sus enormes alas oscuras con trazos verdes y amarillos por encima de sus escamas negras y cuernos morados.
Este sujeto podía ser el único que no requería una presentación formal para saber quién era.
–Finalmente, el peleador Darkus y emperador de Gundalia: Barodius. Tal vez no diga mucho, pero créanme que es demasiado inteligente. Es pura maldad –. Dijo Elright antes de mirar al dragón negro al lado –. Su Bakugan es Dharak Darkus, se dice que es tan fuerte como el Bakugan que posea el Elemento.
–Oigan, fueron los que enfrentamos –. Comentó Dan.
–Y los que desaparecieron –. Dijo Drago rápidamente.
–Esos seis peleadores y sus Bakugan conforman las 12 Ordenes, los líderes de la ofensiva a Neathia.
–¿Y cómo se relacionan con el hombre que combatimos en el último ataque? –. Preguntó Ingram de pronto.
Al escuchar la pregunta del Bakugan vestroiano, todas las miradas se dirigieron tensas hacia el capitán, esperando que éste pudiera ofrecer una respuesta.
Por supuesto, todos habían escuchado por boca de Shun y Fabia sobre la situación que habían tenido que afrontar en el bosque a las afueras de la ciudad y la gran fuerza del oponente que los había desafiado y combatido sin la ayuda de nadie más que de su compañero.
Emitiendo un profundo suspiro, Elright hizo un ademán con su mano nuevamente, desplazando las imágenes de las 12 Ordenes para reemplazarlas con las fotografías tomadas en el frente, dejando ver al hombre que sus amigos habían enfrentado y a su aterrador Bakugan.
–Por desgracia, no hemos podido reunir muchos datos sobre él más allá de lo que ustedes dijeron –. Respondió el líder de los Caballeros del Castillo antes de señalar las fotos –. Para los que no estuvieron presentes en la batalla, les presento a Lundarion Eximus y a su compañero Bakugan, Elfar Ventus. Según palabras de ambos durante la batalla, sirven únicamente a un tal Príncipe Freidr.
–¿Barodius tiene un hijo? –. Preguntó un curioso Hawktor.
–No hasta donde sabemos. Hemos tratado de descubrir más acerca de estos tipos y su líder, pero nadie sabe nada, es como si fueran fantasmas –. Respondió Elright con un suspiro –. Teníamos la esperanza de que nuestros equipos de espionaje en Gundalia pudieran averiguar algo, pero ninguno ha dado respuesta.
–De todos modos, Eximus no actuaba como un fiel del emperador. Durante la batalla, no dudó en insultar y escupir su nombre, incluso delante de las legiones que encabezaba. Así que podemos asumir que no siente lealtad alguna por Barodius –. Dijo Aranaut a los demás.
–Muy cierto. Aunque debo reconocer nuestro fracaso en intentar identificar a estas nuevas amenazas gundalianas, pudimos lograr un hallazgo interesante gracias a los datos proporcionados por la princesa y los acontecimientos dados en la Tierra –. Declaró el capitán antes de mostrar una nueva fotografía.
A pesar de su poca calidad de imagen, ninguno necesitó de un vistazo profundo para reconocer los sucesos retratados en la pantalla.
Ahí, en el centro del gran marco, se asomó nuevamente las imágenes usadas en los noticieros para reportar el secuestro de Nick, Julie y sus Bakugan, con ambos Peleadores siendo arrastrados por la fuerza por el mismo sujeto que Shun y Fabia habían combatido y un neathiano de gran tamaño que cargaba a Nick sobre su hombro como si fuera un mero costal.
–Esos son los payasos que se llevaron a nuestros amigos –. Escupió Dan apretando un puño con frustración.
–Lamento oír eso, pero les pediré que se enfoquen específicamente en el neathiano con la lanza –. Pidió Elright señalando al sujeto.
Todos lo miraron, pero ninguno pudo comprender exactamente qué es lo que trataba de demostrar el líder de los Caballeros del Castillo.
Al menos, hasta que la mismísima Reina Serena soltó un jadeo lleno de asombro, con sus ojos tan abiertos como si de un par de platos se tratase y una mano tapando su boca.
–¿Acaso él es...? –. Comenzó la reina asombrada.
–Temo que sí, Majestad –. Asintió Ser Loren con la cabeza gacha.
–¿Qué? ¿Quién es? Oigan, están comenzando a asustarme –. Se quejó Dan.
–Esa armadura no es cualquiera, joven Kuso –. Comenzó el caballero de armadura verde poniéndose de pie –. Ese es el atuendo de guerra de la antigua casa de los Xadir, últimos reyes al oeste de Neathia.
–¿Últimos? ¿Por qué son los últimos? –. Preguntó Marucho curioso.
Ante su pregunta, los neathianos se encogieron con vergüenza. Ninguno parecía dispuesto a responder esta vez, ni siquiera la misma Fabia, que ahora escondía su rostro tras el cuello elevado de su armadura.
Tomó un momento, pero, en esta ocasión, fue Ser Loren quién tomó la palabra por su reina, su princesa y su camarada.
–Cuando el antiguo rey desafió a los mejores peleadores de cada región, logró ganarse la sumisión de la mayoría de los nobles líderes en el reino –. Comenzó el soldado apoyándose sobre la mesa –. Por desgracia, los Xadir no eran como la mayoría y tuvieron la idea de rebelarse y aspirar a convertirse en la casa líder de Neathia, borrando a los Sheen de la faz del planeta.
–¿Y qué sucedió? –. Preguntó Shun atento a la historia.
–El rey se alzó en armas contra ellos, reunió a sus fieles y a sus aliados de cada región para contraatacar. Libraron batallas por todos los territorios del oeste hasta dejar devastadas esas tierras –. Respondió Aranaut esta vez.
–Fueron tres años de guerra, tres años de batallas que vieron su fin en las puertas de la fortaleza de Galdrick Hen, donde Lord Baldimor Xadir enfrentó cara a cara a mi padre y encontró su fin –. Continuó la reina por sus súbditos –. Supongo que ya sabemos que fue lo que pasó con el desaparecido Lord Dairus.
–¿¡Es broma!? ¿¡Ese sujeto abandonó a su familia!? –. Cuestionó Dan anonadado.
–No, no pudo haberlo hecho –. Interrumpió Ser Loren de repente –. Se escuchaban muchos rumores acerca de la valentía y determinación de Lord Dairus Xadir, se decía que siempre comandaba a los hombres que lo seguían en batalla y que habría estado dispuesto a morir por cada uno de ellos. No pudo haber abandonado a su padre y a sus hombres en las puertas de su fortaleza por nada.
–Él tenía una familia, ¿cierto, Loren? –. Dijo Hawktor a su peleador antes de ver la pantalla nuevamente –. ¿Qué tal si esa chica al lado del líder es su hija, aquella por la que abandonó su propio hogar?
–Puede ser, el último reporte que recibimos acerca de Lady Nirian Xadir es que había dado a luz poco antes del final de la guerra –. Asintió Elright al Bakugan.
–¿Cómo saben todo eso? Ni siquiera yo estaba al tanto de esa información –. Cuestionó Fabia asombrada.
Ambos caballeros se tomaron un momento para responder, mirándose mutuamente antes de que el capitán de los Caballeros del Castillo le hiciera una seña con la cabeza a los más fuertes de Neathia.
–Princesa, nosotros combatimos al lado de su padre en el asalto a Galdrick Hen, cuando la Reina Serena aún era una bebé –. Respondió el caballero de atuendo verde.
–Pero eso fue hace no mucho tiempo y usted no es tan viejo, Ser. ¿Qué edad tenían cuando lucharon junto a nuestro padre? –. Preguntó Serena con un hilo de voz.
–Yo tenía 17 y Elright tenía 14, Majestad –. Respondió el hombre con pesar.
La revelación hizo que la reina mirara avergonzada el suelo mientras depositaba el puente de su nariz entre sus dedos, cubriendo ligeramente su ceño fruncido.
Resultaba triste saber que, incluso en otros mundos, la naturaleza de las guerras seguía arrastrando a jóvenes a los campos de batalla. Fabia había descrito su mundo como un paraíso, como un lugar casi perfecto, pero parecía que hasta Neathia tenía sus defectos.
–Lo siento, no sabía que habían tenido que luchar por mi familia desde tan jóvenes –. Se disculpó la reina.
–No tiene que lamentarse, Majestad. Habríamos ido de cualquier manera, es nuestro deber –. Consoló Ser Loren a la reina.
–Y trajo cosas buenas, si los muchachos no hubieran participado en esa batalla, Loren y yo nunca nos habríamos conocido –. Respaldó Hawktor a su peleador.
–Está bien, Majestad. Para nosotros fue un honor servir bajo el mando de su padre –. Asintió Elright con una mano en el pecho.
Parecía que estaban listos para decir algo más, pero ninguno de los soldados o Bakugan pudo decir algo cuando la reina comenzó a negar con la cabeza, dejando ver la frustración que sentía.
–No, no está bien. Es injusto que las familias nobles de Neathia obliguen a niños a luchar sus guerras –. Respondió la reina antes de mirar a los terrícolas –. Temo que ahora estoy cometiendo el mismo error, poniendo a muchachos inocentes a sangrar en mis batallas.
–Majestad, nosotros accedimos a venir aquí. No nos obligó y estamos dispuestos a pelear por ustedes –. Declaró Dan con un pulgar arriba –. Además, que estos sujetos nuevos sean un poco más fuertes que el resto no cambia nada.
–Ojalá fuera tan fácil, Dan –. Interrumpió Shun con firmeza.
–¿Qué quieres decir? –. Preguntó Marucho preocupado.
En respuesta, el ojimiel optó por levantarse de su silla para dirigirse a la pantalla del castillo, acercándose lo suficiente para señalar una foto del gundaliano en específico, una en la que el sujeto sostenía una pequeña piedra brillante entre los dedos; tenía el color de una esmeralda, pero se veía incluso más vivo.
–Mientras peleábamos, Eximus sacó esa piedra y la utilizó para evolucionar a su Bakugan –. Expuso Shun mostrando dos imágenes diferentes del Bakugan Ventus.
Le costaba creer que algo así pudiera ser posible. Hasta dónde sabían, las evoluciones de los Bakugan no eran algo que pudiera controlarse a voluntad, siempre habían logrado dichos avances gracias a elementos externos. La sola idea de que uno de sus enemigos fuera capaz de evolucionar a su Bakugan en medio del combate era aterradora, pero tenían que aceptarlo como una realidad.
Elfar Ventus tenía una apariencia atemorizante, pero la que presumía en su nueva forma era especialmente aterradora, siendo más grande y contando con un par de brazos extra, hechos completamente de sombras.
–La llamó "Piedra de la Evolución" y estando bajo sus efectos, Elfar le hizo algo a Ingram –. Señaló Shun a su compañero con sutil angustia.
Instintivamente, todas las miradas se centraron en el Bakugan vestroiano. Si bien Ingram no había mostrado una evolución, las marcas rojas en forma de símbolos que ahora decoraban su torso eran notorias y, según el mismo Shun, las acompañaban una serie de nuevos y extraños poderes sobre los que no tenían control; pero que les habían ayudado a mantenerse en la batalla contra el misterioso Bakugan.
–Temo que es cierto, no me sentí yo mismo en esa batalla. Solo quería destruir a ese sujeto, tenía tanta ira y no me creí capaz de controlarla –. Confesó Ingram con vergüenza –. Nunca me había sentido de esa forma, ni siquiera cuando Oberus me entregó su energía de atributo.
–¿Y qué hacemos entonces? –. Preguntó Jake con una mano en la parte posterior de la cabeza.
–No lo sé, pero si ese sujeto tiene un poder de esa magnitud y sirve a alguien más, creo que es seguro asumir que su maestro también tiene acceso a otra Piedra de la Evolución –. Respondió Shun con los brazos cruzados.
–Y si los Xadir están con ellos... –. Comenzó Fabia con preocupación.
–Entonces ellos también deben tener los medios para evolucionar a sus propios Bakugan –. Completó Aranaut por su compañera.
–Sabemos que esos sujetos vencieron a Leónidas y a los demás tras una batalla. Puede ser que hayan usado esas cosas para someterlos –. Sugirió Drago.
–Es posible, pero durante la pelea, Elfar decía ser un Bakugan Oscuro –. Comentó Fabia de pronto.
–¿Bakugan Oscuro? ¿Qué es eso? –. Preguntó Marucho confundido.
–Amigo, es una historia vieja en Gundalia, una de las más brutales y sangrientas de ese planeta –. Respondió Akwimos a su nuevo peleador.
–¿Y cómo la conocen? –. Preguntó el pequeño rubio nuevamente.
–Los académicos y los miembros del ejército teníamos la orden de aprender todo lo que nos fuera posible de Gundalia, conocer a nuestros vecinos para estar preparados en caso de cualquier eventualidad –. Respondió Coredem esta vez.
–Se dice que los Bakugan Oscuros son una raza de guerreros especiales, más poderosos que los Bakugan normales. Parte de su mito dice que solían ser la especie dominante en Gundalia, incluso por encima de la especie de Barodius –. Resumió Ser Loren –. Estuvieron en la cima de la jerarquía del planeta por miles de millones de años, hasta que el más poderoso de ellos desapareció un día.
–Se supone que, después de eso, entraron en un estado de guerra civil y se mataron entre ellos. Debilitaron sus números hasta un punto en que ejércitos de Bakugan comunes pudieron hacerles frente con ayuda de la raza de las 12 Ordenes –. Continuó Hawktor por su peleador.
–La leyenda dice que aún hay sobrevivientes, pero son muy extraños de ver. Para la mayoría de los neathianos que conocen la historia, estos no eran más que cuentos para asustar a los niños –. Concluyó Elright con el discurso.
–Elfar Ventus enfrentó y casi derrotó a dos Peleadores Bakugan y a los más fuertes de Neathia al mismo tiempo. Creo que es hora de empezar a creer en esas historias –. Dijo la Reina Serena antes de levantarse.
Todas las imágenes proyectadas en la pantalla no tardaron en ser reemplazadas por la imagen de un mapa de la ciudad y sus alrededores, decorados brevemente con tres líneas curvas rodeando la forma de la ciudad antes de que dos de ellas desaparecieran.
–Por ahora, este es el problema de mayor urgencia –. Dijo la reina con un suspiro.
–Las fuerzas gundalianas han destruido el segundo escudo –. Dijo Aranaut con preocupación.
–Eso significa que solo nos queda el tercero. Si eso falla, estamos perdidos –. Dijo Fabia mirando la pantalla.
–Descuiden, no dejaremos que eso pase –. Interrumpió Dan con convicción –. Tenemos que volver a colocar el segundo escudo.
–¿Cómo haremos eso? –. Preguntó Shun a su líder.
–Si podemos llegar al sector D, dónde está el generador del segundo escudo, podríamos restablecerlo –. Explicó Elright ampliando el mapa –. Pero necesitamos una fuente de energía poderosa para restaurarlo.
–¿Algo tan poderoso como el Elemento? –. Preguntó Drago al capitán.
–Sí, Neo mantenía los escudos en pie cuando la guerra empezó. Los generadores se hicieron en base a la energía que emite el Orbe Sagrado, están diseñados para ser compatibles con el Elemento –. Asintió el capitán nuevamente –. Por desgracia, para pasar por ahí, debemos cruzar la línea frontal. Estaremos completamente expuestos en esa zona.
–Muchos árboles se quemaron durante la batalla con Eximus y su Bakugan. No contaremos con el terreno a nuestro favor –. Dijo Hawktor a los soldados –. Necesitamos que el Elemento restaure todos los daños a la naturaleza antes de nuestro próximo viaje al sur.
Asustado, Jake fue el primero en reaccionar sosteniendo su cabeza entre sus manos mientras una mirada llena de angustia se posaba en sus grandes ojos.
–Por favor, amigos, creí que ustedes eran lo mejor de lo mejor en la ciudad. Deben tener algún plan de respaldo –. Expresó el Peleador más grande.
Parecía estar listo para seguir con su discurso, pero las palabras del nuevo integrante de los Peleadores se vieron interrumpidas cuando una alarma sonó desde las consolas de control en la mesa.
–Tenemos problemas –. Avisó Ser Loren moviéndose a la pantalla.
Dejando de lado todas las fotos y los esquemas, la extensión del aparato se vio completamente cubierta por el vídeo de varias naves de aspecto aterrador surcando los cielos.
–Ya están preparando su próximo ataque –. Dijo Ser Loren mirando las naves.
–Los transportes del frente pertenecen a Kazarina, Stoica y Airzel –. Dijo el capitán de los Caballeros del Castillo.
–Dejen que vengan, estamos listos –. Dijo Akwimos eufórico.
–Sí, no los dejaremos romper el segundo escudo –. Respaldó Coredem a su amigo.
Si bien su determinación estaba llena de valentía y determinación, Marucho no pudo evitar fijarse con detenimiento en el gran espacio que separaba el trayecto de las naves con su destino principal.
Se trataba de una gran zona boscosa, una vía alterna a kilómetros detrás del sitio en el que Shun y Fabia habían enfrentado al gundaliano misterioso.
–Quizá haya una alternativa, chicos –. Señaló Marucho al mapa antes de seguir –. Mientras los gundalianos atacan por el frente a nuestras tropas, un equipo pequeño puede llevar a Drago por el bosque hasta el generador del segundo escudo. Nos escabulliremos detrás del enemigo y los sorprenderemos al reparar nuestras defensas.
–¿Sugiere que ataquemos a los invasores como una distracción? –. Cuestionó Ser Loren.
–Es la idea, sí. Daremos la idea de que es nuestra ofensiva, y le daremos tiempo a Dan y Drago de restaurar el escudo –. Asintió Marucho con una sonrisa de orgullo.
El caballero no ofreció una respuesta verbal, pero sí se permitió mostrar una pequeña sonrisa de orgullo ante la idea antes de asentir.
–Suena bien para nosotros, ¿cierto, Hawktor? –. Dijo el hombre mirando a su Bakugan.
–Me parece bien.
–Sus sensores dimensionales tal vez detecten la teletransportación. Si vamos a hacer esto, el segundo equipo debe ir a pie a través del bosque –. Señaló Elright a los muchachos.
Al escuchar las palabras del capitán, Fabia y Aranaut no dudaron en dar un paso al frente para tomar la palabra.
–Chicos, yo conozco la zona como la palma de mi mano. Puedo guiarlos hasta el generador –. Indicó la princesa.
–Bien, entonces acompañarás a Dan y Drago –. Asintió Marucho a la peliazul.
–Nosotros también iremos –. Declaró Shun a los mencionados.
–Ayudaremos en todo lo que podamos –. Asintió Ingram a sus amigos.
–¿Están seguros de que es buena idea? ¿Después de lo que pasó con Eximus? –. Preguntó Drago a los Peleadores Ventus.
–Lo estamos –. Asintieron ambos al unísono.
Antes de que cualquiera pudiera intentar objetar a las palabras de los miembros de los Peleadores, Ser Loren se acercó nuevamente al grupo, posando sus grandes manos en los hombros de Dan y Shun.
–Es lo mejor, necesitarán una escolta hasta el generador. Elright dirigirá la defensa y yo los ayudaré a combatir a los líderes de nuestros atacantes –. Declaró el hombre con firmeza.
–¿Están seguros de esto? –. Preguntó Fabia con preocupación.
–Lo estamos, llevamos demasiado tiempo fuera. Es hora de compensar el tiempo perdido –. Asintió el caballero tomando la mano de la princesa con cuidado.
–Les mostraremos a esos sujetos porque nos dicen "los más fuertes" –. Respaldó Hawktor al hombre.
–Cuídense mucho, por favor –. Pidió la peliazul con ojos brillantes.
–Estaremos bien, no te preocupes –. Respondió Loren acariciando la cabeza de Fabia con afecto.
Levantándose por encima de todos en la sala, la Reina Serena se mostró erguida y en una postura perfecta antes de hablar, llamando la atención de los presentes, que no tardaron en asumir una postura formal en espera de lo que la monarca quisiera decir.
–Ya están demostrando lo valiosos que son para Neathia. Nuevamente, debo pedir disculpas por obligarlos a pasar por esto.
–Descuide, reparemos el segundo escudo y sacaremos a esos payasos de aquí en un parpadeo –. Aseguró Dan nuevamente.
–Prepararé a los Caballeros del Castillo en el frente –. Avisó Elright a sus viejos amigos.
–Y nosotros iremos por las tropas y las fuerzas del sur –. Respondió Ser Loren.
–Qué esos invasores lamenten el día que pusieron un pie en Neathia.
Originalmente, este capítulo iba a contener la batalla contra Airzel, pero se volvía demasiado largo. Así que decidí partirlo en dos. Me parece justo considerando que el capítulo anterior fue 100% batalla.
Por otro lado, este capítulo también me pareció el momento perfecto para explorar la reacción de los neathianos ante los protagonistas. Honestamente, no quiero que la guerra se desarrolle únicamente en las ciudades de Serena y Barodius, razón por la que me estoy tomando la libertad de darle nombres propios a los lugares que aparezcan en la historia.
En todo caso, para todos los fans de Hawktor que ahora me leen, tengo planeado que él luche como se debe en el próximo capítulo, para mostrar el nivel que maneja a comparación del de la serie. Se vienen capítulos movidos, así que hay que aprovechar los momentos de calma para explorar el aspecto social del escenario en que nos encontramos.
Por otro lado, poco a poco, comenzamos a sumergirnos en la historia del grupo de Freidr. Todavía queda mucho por contar, pero ya dimos el primer paso para comenzar a resolver el rompecabezas. Por supuesto, Lud y el príncipe también tendrán lo suyo.
PD: Camilo, definitivamente recomiendo Sekiro. Hasta que juegue Elden Ring, es mi segundo juego favorito de From Software (solo por debajo de Dark Souls 3). Sin embargo, si decides darle una oportunidad, obvio tendrás que hacerte a la idea de que el título del juego es bait y te morirás más de dos veces XDDD.
