CAPÍTULO 26:

HAWKTOR VENTUS

Neathia, Ciudad de Miriel

Afueras

¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge!

Un poderoso temblor azotó de forma inclemente el suelo de este bosque, provocando que los árboles temblaran y la tierra comenzara a deformarse con cráteres a los pies de los numerosos titanes que estremecían el campo de batalla con la lucha que se libraba delante de sus ojos.

A lo largo de su vida, Hawktor Ventus había presenciado un amplio número de batallas campales, priorizando la defensa de la capital neathiana en cada una de ellas. No obstante, siempre lo había hecho delante de oponentes conscientes y listos para enfrentarse a él con tal de proteger los intereses de sus tierras.

Esta vez era diferente, esta vez enfrentaban oponentes distintos. Había vivido por tanto tiempo, que ya había perdido el conocimiento previo que tenía de su edad. Sin embargo, recordaría perfectamente si hubiera enfrentado una situación cómo esta antes y podía dar fe de que no era así.

No, los gundalianos se habían excedido. No podía comprender cómo tenían la frialdad para secuestrar niños inocentes y usarlos como esclavos para librar su guerra.

No podría perdonarlos por esto, no mientras viera a estos terrícolas inocentes privados de su libre albedrío para luchar en nombre de sus captores.

Ante sus ojos, miles de Bakugan gundalianos se asomaban entre los árboles, listos para invadir la ciudad.

–¡Caballeros del Castillo! ¡Ataquen! –. Gritó el Capitán Elright con todas sus fuerzas a la élite de la capital.

–¡Hombres de Miriel, hombres del sur! ¡Defiendan su mundo y a su gente! –. Rugió Loren a los soldados de la ciudad y a sus refuerzos.

Desde el rabillo de sus ojos rojizos, Hawktor vio como miles de Bakugan neathianos corrían hacia sus oponentes, colisionando con ellos en un violento choque que estremeció los suelos y derribo un considerable número de árboles entre el campo de destrucción en que se estaba convirtiendo el bosque.

Miriel siempre se había caracterizado por perfeccionar sus estilos de combate con Bakugan Haos, mostrando poco interés en desarrollar tácticas con otros atributos más allá de ciertas excepciones en las que figuraba el mismo Hawktor.

La consecuencia de tal práctica se traducía en una clara ventaja por parte de sus enemigos, superando a las fuerzas neathianas en cuanto al número de poderes y tácticas. Sumado eso a la naturaleza guerrera que Gundalia inculcaba a sus hijos, no era raro que estuvieran perdiendo la guerra.

Hawktor siempre había maldecido esa estúpida idea, pero ahora no podía quejarse, no mientras veía con sus propios ojos como dos muchachos de la Tierra usaban a Akwimos y Coredem para formar parte de la primera fila de la defensa a la ciudad.

Ambos miembros de los Peleadores Bakugan.

Coredem se movía como siempre, duro e implacable en sus ataques, una mole devastadora para todos los enemigos que tuvieran la desgracia de estar en su camino. Honestamente, Jake Vallory no le resultaba muy destacable, se notaba que era un novato en la inseguridad de su voz y sus movimientos. Parte de Hawktor incluso temía que el terrícola más grande fuera parte de los defensores de la Tierra más por su relación con los mismos, que por genuino talento.

Sin embargo, no podía decir lo mismo de Akwimos. Su extrovertido amigo siempre había sido un combatiente hábil y dedicado, pero nunca había encontrado un compañero capaz de entenderlo y seguir su ritmo. Chouji Marukura no era como los demás, el pequeño peleador se movía con fluidez a la hora de luchar junto a su amigo y hasta parecía capaz de predecir lo que Akwimos quería hacer.

Si las palabras de la princesa eran ciertas, el chico debería estar acostumbrado a compañeros similares a su amigo, lo que le daban una gran ventaja sobre los anteriores prospectos a peleadores.

Solo podía esperar que la experiencia y el talento que poseían fuera suficiente para derrotar a los enemigos que lideraban este ataque desde el otro lado del campo de batalla.

–¡No tengas piedad, Mason! –. Ordenó el gundaliano, Airzel, a otro soldado en el campo.

Había muchos enemigos en el campo, gundalianos y humanos por cantidad similar. No obstante, había uno que sobresalía al estar tan cerca del líder de este ataque, uno de cabello azul y chaqueta anaranjada cuya atención se encontraba fija en los dos Peleadores Bakugan que lo combatían.

–¡Acaba con ellos, Avior! –. Exclamó el tal Mason al Bakugan que se encontraba delante de él.

Avior Subterra era una criatura intimidante, poseía un aire amenazante que habría hecho encoger a cualquier novato que lo viera. Se trataba de un Bakugan similar a un dinosaurio con un duro caparazón cubriendo la mayor parte de su cuerpo, su cabeza estaba unida a un largo cuello café que emergía de su caparazón con una serie de placas verdes a los costados, tenía una especie de casco marrón por encima de un cuerno dorado y sus ojos rojizos. Su enorme caparazón parecía hecho de alguna especie de metal marrón, del cual sobresalían solo dos piernas del Bakugan y su cola, todas del mismo color que su cuello. Además, también parecía capaz de sacar un par de alas en la parte superior de su cuerpo, apéndices delgados, pero grandes de color naranja que deberían ayudarlo a surcar los cielos.

A simple vista, parecía un ser impresionante e incluso aterrador. Sin embargo, para alguien que ya había enfrentado muchas más batallas que esta, Avior le resultaba un poco torpe. Atacaba con un frenetismo impropio de su estructura, con poca estrategia o eficacia, como si estuviera desesperado por ganar.

O, tal vez, impresionar a su amo –. Pensó Hawktor con sospecha.

Había combatido a los gundalianos múltiples veces y podía distinguir a un soldado real de un niño tratando de ser un hombre.

Mason Brown no parecía distinto.

Tantos años en combate le habían enseñado lo que diferenciaba a un niño de un hombre sin importar su raza y siempre se remontaba al mismo factor: el estilo de lucha.

La desesperación obligaba a los jóvenes a pelear con toda su fuerza desde el inicio, tal como lo hacía Brown con los Peleadores.

Se encontraban rodeados por un campo de fuego, donde los neathianos se enfrentaban a sus enemigos en tierra y aire por igual, pero Mason solo tenía ojos para Jake y Marucho.

–¡Vamos, Avior! –. Rugió el gundaliano levantando la mano, donde una corriente eléctrica se mostró en la punta de sus dedos.

–¿Qué está haciendo? –. Preguntó Jake inquieto.

–Es la forma en que los gundalianos llaman sus armamentos –. Respondió Loren poco sorprendido –. Los mejores peleadores de Gundalia reemplazan sus dedos por unos transmisores que les permite llamar sus armas de forma remota.

–¿Eso es posible? –. Preguntó Marucho asombrado.

–Les sorprendería lo que están dispuestos a hacer con tal de ganar –. Comentó Hawktor mirando a su atacante.

Por encima de los dedos de Brown, un pequeño cilindro marrón se formó fugazmente antes de caer en la palma de sus manos.

–¡Acabemos con ellos, Mason! –. Motivó Avior a su peleador.

–¡Armamento instalado! –. Exclamó el peliazul arrojando la máquina.

Ante los ojos de los neathianos, el enorme dinosaurio protegido por un caparazón extendió sus alas a los lados, dando espacio a una serie de cañones grisáceas que se formaron bajo sus apéndices. Por otro lado, un enorme taladro brillante tomó lugar sobre el caparazón del Bakugan Subterra, apuntando directamente hacia Coredem y Akwimos.

Por encima de la acción, Airzel veía el desarrollo de la batalla con escepticismo, arqueando una ceja ante el curso de acción de su subordinado. En su hombro, Strikeflier miraba el desarrollo del encuentro con estoicismo, aparentemente, poco interesado en lo que esos dos pudieran hacer y esperando su turno para luchar.

Mason pareció notar esta reacción por parte de sus líderes, lo que lo llevó a encogerse con un atisbo de nervios antes de regresar su atención a la batalla.

–Poder de armamento activado: ¡Gran Artillero Lashor!

Avior: 1500.

Cuatro poderosos rayos anaranjados salieron disparados de la boquilla de los grandes cañones de Avior, levantando el polvo y obligando a Akwimos y a Coredem a separarse para no resultar heridos.

–Es fuerte –. Comentó Loren inexpresivo.

Llevaban varios años juntos, luchando implacablemente por la seguridad de Neathia y su gente. En todo ese tiempo, Hawktor había aprendido a diferenciar cuando su amigo en verdad se veía sorprendido por las habilidades de otro peleador y cuando hablaba por simple cortesía.

Podía decir con seguridad que Mason Brown no era sorprendente para Loren en lo absoluto. En realidad, incluso sentía cierta lástima en el tono del soldado.

–Carta portal abierta: ¡Fuerza de Poder! –. Activó Marucho.

Moviendo sus manos de abajo hacia arriba, Akwimos creó grandes cantidades de agua de la nada, manipulando su rumbo con el movimiento de sus manos y rodeando el campo de batalla en un enorme lago que se elevó por los aires.

Una enorme cúpula de agua cubrió el campo de batalla, obligando a los Bakugan de alrededor a alejarse para no caer víctimas del agua.

Akwimos: 1000.

–¡De esto hablaba, amigo! –. Festejó el Bakugan neathiano entrando en su territorio –. ¡Soy el rey del H2O! ¡Todo el que me enfrenta se mojará!

Para consternación de todos los presentes, Akwimos comenzó a nadar de un lado al otro con movimientos extravagantes mientras reía como un niño con un dulce.

Hawktor no pudo evitar negar con la cabeza divertido. Esta conducta era típica de su viejo camarada, ni siquiera el pasar de los años podía apagar la chispa de hiperactividad que siempre lo acompañaba.

–¡Esto no cambia nada! –. Exclamó Avior liberando una nueva ráfaga de disparos.

Rápidamente, Akwimos se sumergió para evadir los ataques bajo la seguridad de su nueva barrera.

Por un breve instante, el agua se pintó de naranja antes de retomar su color normal. Y se notó en los ojos felinos de los invasores que ninguno podía decir con claridad si el ataque había dado en el objetivo.

Al menos, hasta que Akwimos se asomó en la superficie con una enorme sonrisa de oreja a oreja.

–Hagámoslo más interesante –. Declaró Marucho levantando el brazo.

A simple vista, las armaduras de los Caballeros del Castillo parecían decoradas con un cristal extravagante en la muñeca, por lo que pocos podrían ver las teclas camufladas que se escondían en las protecciones del traje.

Con una rápida combinación, el cristal color zafiro en la muñeca de Marucho brilló con un lento destello para dar paso a una pequeña figura mecánica sobre la mano del pequeño peleador.

–¡Armamento instalado! –. Exclamó el terrícola arrojando el equipo a su compañero.

Con un gesto de su parte, las garras y turbinas del Gigarth se materializaron en los hombros de Akwimos, dándole una apariencia más grande al Bakugan.

Un rastro de miedo se formó en los ojos de Mason Brown, dejando ver un poco de la sensación que parecía querer esconder de su líder. Al lado de Airzel, el antiguo infiltrado se veía pequeño y poco impresionante, como si no fuera nada.

Por desgracia, eso no impidió que el gundaliano mayor se fijara en los acontecimientos que tenían lugar frente a sus ojos.

–¿No pueden vencer a un par de humanos, Mason? –. Cuestionó Airzel al peliazul con una ceja arqueada.

–Tal vez nos equivocamos con ustedes –. Comentó Strikeflier con frialdad.

–¡No, aún no terminamos, señor! –. Dijo Brown alarmado.

–¡Demuéstralo entonces! –. Exclamó el gundaliano mayor con los brazos cruzados.

–Sí, señor –. Asintió Mason de forma sumisa.

Escuchando las últimas indicaciones de sus líderes, Avior emprendió el vuelo con mayor velocidad mientras abría fuego sobre el campo de batalla, pasando por un lado de la enorme cúpula de agua para intentar derribar a Coredem.

–¡Viene por nosotros, Jake! –. Avisó el Bakugan neathiano a su compañero.

–No te preocupes, lo tengo –. Respondió Jake alzando su brazo.

Una intensa nube de polvo cubrió por completo a Coredem, el cual no emitió nada más que un débil quejido al verse impactado por los disparos del enemigo.

Por suerte, el caballero neathiano no tardó mucho tiempo en mostrarse una vez más a los ojos del público, en guardia con sus enormes brazos cubriendo su pecho y su cabeza, mientras un par de grandes cañones reposaba en sus hombros entre un gancho metálico y una bola de demolición.

–¡Armamento instalado, amigo! ¡Rock Hammer! –. Dijo el humano más grande alegre.

–Eso no cambia nada. ¡Avior! –. Respondió Mason llamando a su compañero.

El Bakugan no respondió con palabras, no inmediatamente. En lugar de eso, desvió su curso para volver a posicionarse sobre Coredem y bañar el campo de batalla con sus ataques nuevamente, creando una lluvia anaranjada que devastó el suelo y cubrió la imagen de Coredem alzando los brazos nuevamente.

–¡Aún no terminamos, amigo! –. Respondió Jake tan fuerte como pudo levantando una carta –. Poder de armamento activado: ¡Rock Hammer Beo-Blaster!

De pronto, de las entrañas del humo creado por los disparos de Avior, dos rayos de energía salieron disparados hacia los cielos, pintando el fondo azul y blanco con un intento color naranja que cortó la distancia hasta llegar al Bakugan gundaliano.

Sorprendido por el ataque, Avior no pudo hacer más que rugir adolorido cuando se vio brutalmente golpeado por el contraataque del terrícola y el caballero neathiano, dejando sobre sí una nube negra de humo para caer a gran velocidad al suelo.

Mason Brown había hecho gala de grandes ventajas sobre su oponente, mayor movilidad, mejores medios para desplazar a su Bakugan y un armamento mucho más destructivo, pero igualmente había perdido con un solo movimiento de su contrincante. Y éste no era más que un novato.

–¡No! ¡No puedo creer que me ganara con un golpe directo! –. Rugió molesto Avior mientras caía al suelo.

No hubo tiempo para más protestas, la forma de la energía Subterra deformando su figura hasta convertirlo en una esfera calló cualquier objeción que Avior pudiera tener antes de dejarlo a los pies de su compañero.

–Indicador de vida de Mason: 30%.

–¡Eso fue patético! –. Reprochó Airzel al más joven.

–Lo sentimos, señor. Son más fuertes de lo que parecen –. Se disculpó Mason mientras recogía a su compañero.

–O ustedes son muy débiles –. Escupió Strikeflier con asco.

En respuesta a sus fuertes declaraciones, el gundaliano de pelo azul solo pudo bajar la cabeza y aceptar la cruda realidad que parecía tener enfrente.

¿Qué podría motivar a un chico así a participar en esta guerra? Alguien que, claramente, no estaba listo para el desafío de luchar en el frente y bajo el mando de un comandante tan severo como Airzel.

No tenía sentido, pero no hubo tiempo para hacer más preguntas cuando el gundaliano mayor dio un paso al frente con su Bakugan listo para entrar en escena.

–Quédense atrás esta vez y traten de aprender algo –. Ordenó Airzel a sus subordinados antes de recoger a su compañero.

Honestamente, no conocía a estos tipos más allá de su reputación y los datos recopilados por la inteligencia bajo el mando de Elright. Los había visto en acción de lejos, pero no podía decir que conocía con certeza su estilo de pelea. Igualmente, Hawktor podía darse una idea de cómo proceder gracias a lo que ya sabían del enemigo.

–¡Esta vez, la batalla es en serio, terrícolas! –. Declaró Airzel arrojando a su compañero al campo de batalla –. ¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge!

Una estrella fugaz voló por el campo de batalla, cayendo debajo de la cúpula de agua de Akwimos y dando paso a la imagen imponente de un Bakugan Ventus alzándose a los cielos, cubierto por sus grandes alas verdes y dejando ondear su cabello rojizo con el viento.

Normalmente, cualquiera esperaría que un contendiente como Strikeflier aprovechara la ventaja que le ofrecía el aire para combatir la inferioridad numérica. Sin embargo, el Bakugan gundaliano los sorprendió a todos cuando emprendió el vuelo para adentrarse en el territorio de Akwimos, desplazándose con relativa facilidad a través del agua hasta quedar frente a frente con su enemigo.

–¿Qué está haciendo? –. Se preguntó Hawktoe confundido.

–Tendremos que ver para averiguarlo –. Comentó Loren intrigado.

Frente a frente, Strikeflier no parecía afectado por el territorio desventajoso. Todo lo contrario, controlaba sus movimientos y era capaz de mantenerse firme donde quería incluso bajo el agua. Se notaba tranquilo y a la espera de su primera instrucción.

–Amigo, ¿escuchaste lo que dije antes? Nadie me gana en el agua –. Repitió Akwimos con sorna.

–Veamos si puedes aferrarte a esa apuesta –. Respondió el gundaliano dándose la vuelta para mirar a su compañero.

–Poder activado: Captura de Habilidad –. Activó Airzel rápidamente.

Alzando su puño tan alto como pudo, Hawktor vio como el brazo de Airzel se deformaba y aumentaba su tamaño hasta dar con la apariencia metálica de una extremidad gruesa de color café donde solía estar un brazo verde.

–¿Ese es...? –. Comenzó Jake asombrado.

–Sí, es el brazo de Coredem –. Asintió Hawktor.

–¿Cómo es posible? –. Preguntó el Bakugan neathiano confundido.

–Strikeflier tiene la capacidad de recrear los poderes de sus oponentes para usarlos en su beneficio –. Explicó Airzel al ver a su compañero avanzar.

A pesar del peso que su nuevo brazo debería tener, Strikeflier demostró su capacidad para moverse ágilmente y conectar un poderoso gancho en el rostro de Akwimos, obligándolo a retroceder aturdido.

–¡Akwimos, prepárate! –. Avisó Marucho levantando su siguiente carta –. Poder de armamento activado: ¡Hydrazer Gigarth!

–¡Sí, con esto llevaremos la batalla al siguiente nivel!

Una poderosa andanada de rayos celestes fue liberada del armamento de Akwimos, mostrando un gran poder que se desplazó por el agua hasta chica directamente con su objetivo.

En otras circunstancias, un golpe así significaría la victoria para Marucho. Por desgracia, Strikeflier no era un oponente común e hizo gala de su gran resistencia al elevarse por encima de los ataques de su enemigo hasta salir de la cúpula de agua y volar como si nada.

–Poder activado: Submarino –. Exclamó Airzel levantando una nueva habilidad.

Posicionado delante de la luz del sol, Strikeflier extendió sus alas para tapar por completo los rayos solares mientras sus apéndices se tornaban de un intenso color rojizo.

De pronto, el agua que rodeaba a Akwimos comenzó a burbujear al mismo tiempo que su temperatura se elevaba a gran velocidad y un intenso rastro de humo se dirigía hacia el cielo.

–¡Oye, está caliente! ¡Está caliente! –. Se quejó el Bakugan Aquos mientras se revolvía en el agua.

Finalmente, como si no fuera más que una frágil burbuja, el agua que rodeaba a Akwimos se desvaneció, convertida en vapor a una velocidad antinatural y dejando caer al Bakugan como si no fuera más que un costal al suelo.

–Están acabados –. Declaró el Bakugan Ventus mirando a su compañero.

Asintiendo, Airzel aprovechó el momento para invocar su propio armamento, juntando la corriente en sus dedos hasta dar con la forma de un cilindro, uno que proveyó a Strikeflier de dos cañones ajustados en sus alas y un par de pinzas colgando de su cintura.

–Ya les estaba ganando sin el armamento, ahora que lo tienen... –. Comenzó Hawktor con curiosidad.

–Serán más difíciles de vencer –. Completó Loren por él.

Jake dio una orden más y gracias a ella Coredem y Akwimos se decidieron a actuar nuevamente, disparando todas las ráfagas de energía que pudieron hacia su contrincante, creando una lluvia de color celeste y naranja contrastando con el verde del bosque.

Strikeflier no pareció inmutarse, ni siquiera un poco. En su lugar, solo mostró su voluntad de combate al extender sus alas en una postura defensiva.

–Poder de armamento activado: ¡Turbina Explosiva! –. Contraatacó Airzel con una carta en sus manos.

De los cañones posicionados en las alas de Strikeflier, una repentina y veloz ráfaga de disparos verdes fue emitida de las múltiples boquillas de las armas, cayendo a tierra y colisionando con los rayos de sus enemigos, pero dando paso a que nuevos disparos cayeran del cielo en dirección a los Bakugan de los terrícolas.

Superados, Akwimos y Coredem solo tuvieron tiempo de emitir un quejido antes de que una serie de poderosas explosiones cayeran sobre ellos con fiereza, silenciando cualquier sonido mientras deformaba la silueta de ambos guerreros hasta convertirlos en esferas y enviarlos a los pies de sus compañeros.

Indicador de vida de Marucho: 50%.

–Indicador de vida de Jake: 40%.

Strikeflier era impresionante, tenía que admitirlo. Le habían bastado unos pocos movimientos para vencer a dos miembros de los Peleadores Bakugan en plena ventaja.

No podía decir mucho del chico Vallory, pero Marucho Marukura era parte de la élite de la Tierra, uno de los mejores guerreros de su planeta e igual había sido incapaz de retener a sus enemigos por el tiempo esperado.

Estos sujetos eran cosa seria y no podían darse el lujo de subestimarlos.

–Coredem, ¿estás bien, amiguito? –. Preguntó el humano a su compañero preocupado.

–Estoy bien, Jake. No te preocupes por mí –. Respondió el Bakugan al abrirse.

–¿Alguien tomó las placas? –. Murmuró Akwimos desorientado –. Ese tipo es más rudo de lo que pensé.

–Eso parece. Será difícil conseguirle tiempo a Dan y a los demás –. Respondió Marucho mirando a su nuevo oponente.

Desde el otro lado del campo, la expresión burlona de Airzel brillaba con el destello de las llamas y los rayos de la arena. A pesar de la victoria del general gundaliano en la primera ronda, los soldados a los alrededores no paraban sus propios combates. A pesar del acalorado encuentro, la moral de los neathianos estaba en su punto más alto gracias a la presencia de los Peleadores Bakugan y los Más Fuertes de Neathia.

–¿¡Eso es todo lo que pueden hacer, humanos!? ¡Parece que nos preocupamos para nada! ¡No son tan fuertes como se decía! –. Provocó Airzel con los brazos cruzados.

–Quizá por eso sus amigos cayeron en la Tierra. No son tan impresionantes como se decía –. Concluyó Strikeflier por su compañero.

Ese último comentario llamó especialmente la atención del pequeño Marucho, cuyo sobresalto vino acompañado de una furia ardiente al devolver su atención a sus enemigos.

–¿¡Vieron a Nick y Julie!? ¿¡Qué les han hecho? –. Gritó el pequeño terrícola enojado.

–¡Será mejor que los suelten de inmediato! –. Rugió Jake señalando al invasor.

–¿Se atreven a exigirnos algo? Qué insolentes son los terrícolas –. Se burló el gundaliano mayor con una sonrisa –. No se preocupen, verán a sus amigos muy pronto.

–Les hará bien a esos humanos tener un poco de compañía en los calabozos del emperador –. Continuó el Bakugan Ventus gundaliano.

Molestos, Marucho y Jake tomaron a sus Bakugan nuevamente y se prepararon para lanzar, listos para defender a sus amigos ausentes, listos para caer en las provocaciones de Airzel.

No podía culparlos, todo lo contrario, los entendía. En otras circunstancias, Hawktor reaccionaría de forma similar con tal de defender a sus allegados y, si la reputación de Nick Takahashi y Leónidas Darkus era todo lo que se decía, los terrestres podrían ser activos valiosos para Neathia.

Sin embargo, no valía la pena arriesgarse a una derrota definitiva tan pronto y mucho menos frente a los hombres. Ambos terrícolas habían dado un gran espectáculo, pero ya era hora de continuar con la misión.

Por desgracia, ambos miembros de los Peleadores habían caído bastante rápido y ahora que Airzel los estaba provocando con tanto éxito, sería aún más peligroso enfrentarlo.

Y parecía que Loren estaba de acuerdo y lo demostró al avanzar hasta ponerse delante de sus nuevos aliados y alzar las manos delante de cada uno para detenerlos.

–Ser Loren, ¿qué está haciendo? –. Preguntó Marucho confundido.

–Evito que cometan un error –. Respondió el soldado inexpresivo.

–¿Un error? –. Cuestionó Jake sin entender.

–Trata de provocarlos para que se descuiden, para actúen impulsivamente. Sabe lo importante que son los demás Peleadores para ustedes y está sacando provecho de eso –. Explicó Hawktor a los terrícolas.

Ambos peleadores se notaron avergonzados por su reacción tan explícita frente a su enemigo, mostrando sus mejillas sonrojadas mientras se tranquilizaban antes de hablar nuevamente.

–¿Y qué hacemos? –. Preguntó Jake al caballero.

Antes de responder, Loren desvió la mirada de Airzel para enfocarse en los humanos por un segundo.

–Quédense atrás esta vez.

La instrucción del hombre no tardó en ser respondida con protestas por parte de los terrícolas, que no concebían la idea de dejar al caballero para enfrentarse a un sujeto como Airzel.

No obstante, Hawktor no pudo escucharlos, pues su atención se enfocó completamente en Loren y en la mirada cómplice que compartieron por un segundo.

–¿Qué dices, amigo? ¿Estás listo? –. Preguntó Loren al Bakugan con una pequeña sonrisa tratando de asomarse.

Por supuesto, Hawktor no necesitó de un solo segundo para responder.

–Sabes que sí.

Firme en sus palabras, el Bakugan Ventus se cerró en una esfera al alcance del peleador mayor, cuya mano no tardó en cerrarse alrededor del guerrero.

–¿Acaso estás loco, neathiano? ¿De verdad crees que puedes vencer a Airzel? –. Preguntó Mason incrédulo ante lo que veían sus ojos.

–Los Peleadores Bakugan no fueron rivales, ¿qué les hace pensar que pueden ganar por su cuenta? –. Cuestionó Avior verdaderamente confundidos.

Parecían estar listos para decir algo más, pero ambos gundalianos se vieron rápidamente silenciados cuando el general de las fuerzas dio un paso al frente con autoridad.

–Ustedes dos, guarden silencio y prepárense para luchar.

Ambos peleadores se notaron sorprendidos al recibir la orden, respondiendo con preguntas que delataban su confusión creciente por la naturaleza de la situación y todo lo que veían.

–Pero, señor...

–¡Sin objeciones, Mason! ¡Prepárate para luchar! –. Silenció el general a su subordinado con firmeza.

Encogiéndose con sorpresa y aparente temor, Brown tomó a Avior entre sus manos mientras se preparaba para pelear sin quitarle los ojos de encima a su líder.

–Estos sujetos no son como los demás.

No hubo más protestas por parte de ninguno de los bandos, todos guardaron un frágil silencio que dio tiempo a ambos peleadores Ventus de acercarse un poco más, cerrando el espacio del campo para mirarse fijamente.

–¿Estás seguro de que no va a necesitar ayuda? –. Escuchó decir a Vallory entre susurros a su compañero.

–Si la llegan a necesitar, nos lo dirán –. Aseguró Coredem a su peleador con un tono similar.

–Descuiden, amigos. Hawktor acabará con ellos –. Festejó Akwimos con alegría.

Su fe era conmovedora, pero no se dieron más tiempo para escuchar lo que tenían que decir. Después de todo, tenía una batalla al frente y no sería buena idea perder el enfoque que tenían en ella.

No teniendo delante al hombre que había derrotado a dos Peleadores Bakugan al mismo tiempo.

–El General Gill me habló de ti. Se dice que eres el peleador más fuerte de Neathia, ¿es cierto? –. Cuestionó Airzel con cautela.

–Escucha, gundaliano, no queremos lastimar a ninguno de los tuyos. Váyanse ahora de nuestro mundo y nadie saldrá herido –. Ofreció Loren con cortesía.

–¿Acaso te burlas de mí, neathiano? ¿Crees que no sé quién eres? –. Respondió Airzel ofendido –. Ser Loren de Miriel, se dice que fuiste el único en el frente capaz de vencer al general en combate uno a uno.

Loren no era alguien arrogante, era uno de los mejores soldados del planeta e igualmente optaba por mantenerse humilde con sus logros. No obstante, ya conocían la forma de trabajar de Airzel y no podía arriesgarse a caer en sus provocaciones.

No, tenían que usarlas a su favor.

–Si lo hice o no, no lo recuerdo. Hemos vencido tantos de los suyos, que todos empiezan a verse iguales –. Provocó Loren con estoicismo.

–¿¡Qué!? ¿¡Cómo se atreven!? –. Exclamó Strikeflier ofendido.

–Hagan lo que les decimos y puede que no corran con la misma suerte de su maestro –. Advirtió Hawktor a los gundalianos esta vez.

–¿¡Creen que van a ganar tan fácilmente!? –. Cuestionó Airzel fulminándolos con la mirada.

Ninguno de los neathianos respondió al instante, solo se limitaron a compartir una mirada antes de devolver su atención a los invasores.

–Se los estamos advirtiendo, no inicien una pelea que no podrán terminar. No cometan el mismo error de Gill –. Aconsejó Hawktor con seriedad.

Enfurecido, Airzel rugió una orden a Mason para que comenzara la batalla arrojando la carta portal al centro de la arena, tornando los suelos del bosque de un intenso color naranja, dando paso al inicio de la última ronda del encuentro.

Seguido del grito de batalla de ambos gundalianos, Loren vio desde el nivel del suelo como Avior y Strikeflier se imponían sobre él con miradas penetrantes, haciendo gala de la enorme diferencia de altura que tenían a comparación del neathiano.

Avior y Strikeflier: 1800.

Pero Loren no retrocedió, se mostró erguido y sereno, imperturbable ante lo que sus ojos veían antes de tomar a su compañero con delicadeza y acercarlo a su rostro.

–Nos superan en número y armamento, no podemos contenernos –. Recordó el caballero al Bakugan.

–Lo sé, no te preocupes, viejo amigo –. Asintió Hawktor antes de que su compañero lo sujetara con más firmeza.

Con un movimiento fluido y grácil, Hawktor abandonó la mano del caballero, saliendo a gran velocidad al centro del campo y volando entre el espacio que sus enemigos no habían cubierto.

–¡Bakugan, pelea!

Abriéndose ante los ojos expectantes de sus oponentes, un destello rojizo brilló en los ojos de Hawktor antes de que un repentino tornado se formara en el centro del campo, agitando el viento y obligando a los Bakugan gundalianos a desviar la vista debido a la dureza de las corrientes.

–¡Bakugan, surge!

Una sombra aprovechó el momento para salir disparada del suelo, extendiendo un par de grandes alas verdes con las cuales cubrió el sol brevemente para dar paso a la luz del día que mostró su figura.

Para consternación de los atacantes, un poderoso grito de batalla fue emitido por parte de los neathianos al ver la silueta alada bajar del cielo como un ángel justiciero, anunciando la esperada aparición del Bakugan más fuerte de Neathia.

–¡Surge ahora, Hawktor Ventus!

Hawktor: 1300.

Un poderoso grito de batalla resonó en los alrededores, proveniente de los neathianos que veían al Bakugan Ventus extender sus alas y sus brazos, dejando en claro su grandeza a pesar de su tamaño promedio como Bakugan.

–¿¡Qué!? ¿¡Cómo es posible que tenga un nivel tan alto!? –. Gritó Brown alarmado.

–¡Tranquilízate, Mason! ¡Aún somos más que él! –. Regañó Airzel a su subordinado.

Lo intentó, pero el temor grabado en los ojos del muchacho dejó en claro que no podía calmarse, qué no solo tenía miedo de su nuevo oponente.

Estaba aterrado.

Aunque trató de evitarlo, Hawktor no pudo evitar sentir un poco de lástima por este muchacho. Ya había visto a muchos jóvenes obligados a asumir la vida de soldado y estaba al tanto de todas las emociones que podían experimentar al afrontar desafíos que nunca habían pedido.

Él mismo había llegado a sentir algo semejante.

–Aún están a tiempo de rendirse, gundalianos –. Ofreció Hawktor con educación –. Por favor, preferiría no lastimarlos.

–¿Crees que nos daremos por vencidos solo por qué tú lo ordenas? –. Cuestionó Strikeflier ofendido.

–Esperamos que se rindan, porque de otro modo solo sufrirán. Tomen la oferta ahora y ríndanse –. Dijo Loren con tono firme.

Aunque el gundaliano más joven y su compañero se vieron tentados por la oferta, ninguno de ellos tuvo la oportunidad de replicar cuando sus superiores emitieron su desagrado.

–¡Ya escuchamos suficientes tonterías! –. Cortó Airzel con enojo –. ¡Ataca, Strikeflier! ¡Muéstrales lo que pasa cuando te burlas del imperio gundaliano!

–¡Con gusto!

Eufórico, el Bakugan enemigo se abalanzó sobre Hawktor con un azote de sus alas que lo llevó hacia el frente, impulsándose con el movimiento de tal modo que no tardó mucho tiempo en quedar posicionado delante del neathiano para comenzar una veloz serie de puños y patadas.

Levantando los brazos, Hawktor logró crear una defensa efectiva al bloquear todos los ataques que caían sobre él con furia, a pesar de la fuerza superior de su enemigo, cuya gran figura trataba de imponerse al forzar al guerrero alado a retroceder.

Golpe tras golpe, la gran sombra de Strikeflier comenzó a volverse más grande a los ojos de los miles de soldados que veían con asombro como su mejor guerrero retrocedía a pesar de que ninguno de los golpes del enemigo lo habían alcanzado todavía.

–¡Ser Loren, haga algo! –. Escuchó decir al pequeño Marucho.

Desde su lugar, Hawktor no podía ver a su peleador, pero podía imaginar cómo debería lucir en estos momentos y lo mucho que su semblante tranquilo debía inquietar a los hombres y a los humanos por igual.

No podía culparlos, él mismo había sentido algo similar la primera vez que había luchado junto a Loren.

Gancho derecho, gancho izquierdo, patada baja, golpe de codo, golpe ascendente con la mano libre y vuelta a empezar. Los movimientos de Strikeflier eran certeros y podía sentir la fuerza que el Bakugan depositaba en ellos, pero también eran predecibles, repetía el patrón constantemente, tratando de alcanzar un punto indefenso para romper la barrera que sus extremidades podían generar para parar sus ataques.

Si fuera más rápido, lo habría conseguido, pero eso era algo que Hawktor había aprendido a valorar como guerrero. A veces, ser pequeño, pero veloz, podía resultar una ventaja vital en ciertos combates.

Y éste era uno de ellos.

–¿¡Listo, Hawktor!? –. Preguntó Loren desde la distancia.

–Cuando quieras –. Respondió el Bakugan bloqueando el siguiente ataque del enemigo.

–¡Ataca!

Siguiendo la orden de su peleador, Hawktor esperó.

Para quienes estuvieran viendo la pelea en tierra, el siguiente ataque del gundaliano debió ser muy veloz, pero Hawktor pudo ver el puño de su enemigo acercarse lentamente a su rostro.

Estaba seguro de que Strikeflier ser un guerrero veloz normalmente, pero su tamaño y complexión de mayor tamaño le jugaba en contra frente a un Bakugan más pequeño y delgado como Hawktor. Casi pudo sentir la sorpresa de su oponente cuando se agachó, provocando que el brazo de éste apenas rozara las plumas de su cabeza, evadiendo de forma exitosa el golpe.

Strikeflier no tenía rostro visible, por lo que sería imposible determinar que emoción debió abordarlo al ver a su oponente acercarse por debajo de su gran brazo, pero Hawktor pudo deducir con seguridad lo que debió sentir cuando azotó su propio puñetazo en el estómago del gundaliano.

Strikeflier se vio obligado a encogerse por el golpe recibido, tratando de recomponerse del dolor que recorrió la zona herida mientras trataba de tomar aire.

Hawktor no se lo permitió.

Sin dudar, el Bakugan neathiano se abalanzó nuevamente sobre el enemigo, encajando un nuevo puñetazo en el rostro del oponente, obligándolo a levantar la cabeza y descuidar su torso.

Aprovechando la oportunidad, Hawktor se impulsó con el movimiento de sus alas para azotar su rodilla en el estómago herido de Strikeflier, cortándole la respiración al gundaliano mientras él se elevaba.

El invasor hizo un nuevo intento de alcanzar a su oponente, de neutralizarlo al sujetar su cuerpo más pequeño y usar su fuerza superior para someterlo.

No tuvo éxito. Antes de que las grandes manos del invasor alcanzaran al caballero neathiano, las piernas de éste se estrellaron en el pecho del invasor con una fuerza asombrosa para un Bakugan de su tamaño, una que fue capaz de enviar al enemigo directamente hacia el suelo, levantando una nube de polvo alrededor de la zona del impacto.

–¡Strikeflier! –. Llamó Avior a su líder con preocupación.

Como pudo, el susodicho se levantó del suelo, envuelto en capas de tierra que ensuciaban su cuerpo verde y dorado.

Avior y Strikeflier: 1600.

–¿Suficiente? –. Preguntó Hawktor aún en los cielos.

–¡No te burles de nosotros! –. Respondió Mason levantando una carta –. Poder activado: ¡Gran Aércules!

De pronto, el cuello de Avior se alargó junto con su cola en forma de horca, mostrando más de más placas verdes que decoraban los costados del Bakugan, dándole una imagen más imponente junto con el regreso de sus grandes alas a la contienda.

–¡Acábalo, Avior! –. Ordenó Mason con fuerza.

–¡Con gusto!

Batiendo sus alas, el gran Bakugan Subterra salió disparado de su posición, emprendiendo el vuelo hacia Hawktor mientras liberaba una serie de ráfagas de energía de su hocico.

–¡Qué no te alcance, amigo! –. Indicó Loren al Bakugan.

Avior disparaba a gran velocidad, cubría el espacio que los separaba con sus ataques al mismo tiempo que lo reducía gracias al vuelo de sus alas.

Con dificultad, Hawktor logró evadir los ataques de su enemigo al moverse a un lado cada que veía un nuevo rayo acercarse a su posición.

Sin embargo, la distracción del enemigo resultó efectiva y Hawktor no pudo hacer nada para esquivar la embestida de la mole que era Avior Subterra, aquella que lo empujó de su posición y los hizo caer juntos al suelo.

–¡Hawktor! ¡Resiste, amigo! –. Animó Akwimos desde la distancia.

Una nueva nube de tierra se levantó en el campo cuando ambos Bakugan cayeron al suelo, dejando al gundaliano por encima del guerrero de Neathia.

Usando su gran cuello, Avior trató de terminar la pelea al tratar de envolver la cabeza de Hawktor entre sus fauces, pero el Bakugan neathiano demostró su velocidad al evadir los múltiples mordiscos que trataban de alcanzar su cabeza.

Finalmente, en uno de los intentos del invasor, su cabeza quedó posicionada por un breve momento junto a la de Hawktor, perfectamente expuesta para que el Bakugan Ventus conectara un golpe a un costado del rostro del enemigo. Por desgracia, eso no bastó para quitar de encima al monstruo, que cambió su táctica para alejar la cabeza tanto como pudo y mostrar un nuevo rayo de energía asomándose entre sus fauces.

–¡Loren! –. Llamó Hawktor a su compañero.

–Poder activado: ¡Ciclón de Viento!

Posando sus pies en la parte baja del caparazón de su oponente, Hawktor logró poner la fuerza suficiente en su movimiento para empujar a Avior atrás, desviando su ataque y provocando que el rayo que amenazaba con salir de su boca diera en el suelo.

Viendo la gran forma de su oponente batallando para retomar su posición ventajosa, Hawktor usó sus alas para salir rápido de su lugar en el suelo, emprendiendo el vuelo una vez más y elevándose en una ráfaga de viento para escapar de su enemigo.

Hawktor: 1500.

–¡Prepárate para atacar! –. Avisó Loren levantando una nueva carta –. Poder activado: ¡Colmillo Volador, Tiro de Combate!

Al recibir la orden de su peleador, Hawktor creó un par de esferas de energía verde en sus manos, brillando con intensidad al mismo tiempo que batía sus alas para comenzar a girar con la velocidad de un tornado y creaba violentas ráfagas de viento verde, acompañado por una lluvia de energía y relámpagos que cayeron sobre ambos gundalianos con el poder de una tormenta.

Hawktor: 1800.

Fuertes corrientes de aire azotaron el campo de batalla, agitando los árboles y obligando a varios peleadores y Bakugan en el campo de batalla a sostenerse de lo que pudieran para evitar salir disparados de su lugar.

Parte de Hawktor le decía que esta tormenta debería ser visible incluso desde el castillo de la reina, casi tanto como deberían ser audibles los quejidos de dolor de sus oponentes al recibir directamente ferocidad de sus ataques.

Aunque no podía ver bien debido a la velocidad con la que estaba girando, Hawktor podía ver, incluso desde la distancia, como Avior se escondía en su caparazón para evitar heridas mayores mientras Strikeflier usaba sus alas reforzadas como escudo.

Avior y Strikeflier: 1300.

–¡Suficiente! –. Exclamó Airzel con dificultad –. Poder activado: ¡Captura de Habilidad!

Con un grito de batalla, que se escuchó incluso entre el bullicio del encuentro, Strikeflier exhibió sus manos una vez más, mostrando cómo éstas brillaban intensamente antes de retomar la forma de los brazos de Coredem desde el codo hasta los dedos.

–¡Ya basta! –. Rugió Strikeflier azotando las palmas de sus nuevas manos

Tan poderoso fue el movimiento, que las ondas que produjo el gundaliano llevaron a que el viento a su alrededor se desestabilizara tanto como su creador, parando el tornado y todo lo que venía con él.

Avior y Strikeflier: 1500.

–¡Ataca, Strikeflier, no le des un respiro! –. Ordenó Airzel a su compañero.

El Bakugan no respondió, no con palabras. En lugar de eso, se lanzó violentamente sobre su enemigo con los puños de Coredem arriba.

–¡Hawktor, qué no te alcance! –. Advirtió el Bakugan Subterra a su amigo desde tierra.

El enemigo arremetió con fuerza, enviando fuertes puñetazos dirigidos al rostro de Hawktor con la intención de terminar la batalla. Sin embargo, el peso ganado por sus nuevas extremidades ralentizó los movimientos de Strikeflier, dándole la oportunidad a Hawktor de evadir tal ofensiva.

–¡Quédate quieto! –. Exigió el gundaliano enojado.

–¡Eres demasiado lento! –. Respondió Hawktor desviando uno de los golpes de su enemigo.

Acercándose lo suficiente a su contrincante, el neathiano logró asestar un puñetazo en un costado descubierto de su enemigo, provocando que éste detuviera su ataque momentáneamente para emitir un quejido.

Strikeflier no se dejó vencer por el dolor, en su lugar, empuñó su nueva mano libre para tratar de alcanzar a su contrincante. Pero Hawktor demostró su velocidad nuevamente al quitarse de la trayectoria del golpe antes de golpear con su codo el costado de la cabeza del gundaliano, alejándolo un par de metros.

Irritado, el invasor trató de golpear nuevamente a Hawktor con un golpe directo, pero el Bakugan lograría esquivarlo al elevarse a la altura de la cabeza de su enemigo e impulsarse con el movimiento de sus alas para azotar una de sus rodillas en la cabeza del gundaliano.

Una veloz ráfaga de puños y patadas cayó sobre el cuerpo de Strikeflier, que se retorcía adolorido ante cada impacto que dejaba marca en las partes expuestas de su cuerpo. No pudo hacer nada cuando la rodilla de Hawktor se estrelló violentamente contra su estómago, obligando al gundaliano a bajar la cabeza para ser rápidamente recibido por la sensación de un codo golpeando la parte posterior de la cabeza.

–Qué regrese al suelo, Hawktor –. Ordenó Loren a su compañero.

–Enseguida –. Asintió el Bakugan juntando las manos y posándolas por encima de la cabeza.

En la espalda descubierta de su contrincante, Hawktor dio un fuerte golpe que cortó el vuelo del gundaliano y lo envió sobre sus manos y rodillas al suelo para amortiguar la caída, provocando que el suelo temblara ligeramente.

Bajando con la fuerza y la velocidad de un misil, Hawktor trató de caer sobre su contrincante con una poderosa patada destinada a terminar la ronda, pero Strikeflier lograría moverse a tiempo para evadir el ataque. En consecuencia, el pie de Hawktor se enterró en el suelo y las rocas a su alrededor se levantaron en un segundo.

–¡Aún no nos vencen, neathianos! –. Recordó Airzel alzando una nueva carta –. Poder activado: ¡Efecto Inivisa!

Antes de que Hawktor pudiera atacar nuevamente, Strikeflier se desvaneció de forma repentina, pintando su cuerpo de un enigmático color gris antes de que desvanecerse ante la vista de todos.

–¿Dónde está? –. Preguntó Hawktor mirando a todos lados.

–Detrás de ti.

Un poderoso golpe impactó de lleno en un costado de Hawktor, levantándolo del lugar en el que se encontraba para tirarlo al piso.

Frustrado, el Bakugan trató de defenderse atacando a su retaguardia, pero no encontró nada más que Avior con una risa burlona.

De pronto, un nuevo puñetazo invisible dio de lleno en el rostro del neathiano, seguido por la sensación de una patada en su lado libre para, acto seguido, sentir como un fuerte pisotón caía sobre su espalda, generando un poderoso grito de dolor por parte del Bakugan.

Sin embargo, no tuvo tiempo para quejarse o decir algo más cuando la sensación de unas manos recorrió su espalda y sus alas verdes para levantar su cuerpo tan alto como fue posible antes de tirarlo con dureza contra el piso.

–¡Hawktor, resiste! ¡Aún puedes ganar! –. Animó Akwimos a su amigo.

–¡Jake, tenemos que ayudar! –. Dijo Coredem a su peleador.

–No, no lo harán –. Detuvo Ser Loren a los Bakugan –. Aún no perdemos.

Ante los ojos fascinados de Hawktor, Strikeflier se reveló nuevamente para enredar sus brazos más grandes debajo de las axilas del neathiano, alzándolo y manteniéndolo estático en su agarre para obligarlo a mirar a Avior.

Hawktor: 1500

–Esperaba más de un sujeto como tú, pero eres tan débil como el resto de tus hermanos –. Escupió Strikeflier antes de mirar a su acompañante –. ¡Acaba con esto, Avior! ¡Demos una lección a estos patéticos neathianos!

–¡Entendido! –. Respondió el Bakugan Subterra mostrando un intenso brillo en su boca.

Un nuevo rayo de energía fue liberado de las fauces del enemigo, pintando el verde del bosque con un intento tono anaranjado, el color de un ataque pensado para terminar con esta parte del encuentro.

La mayoría de aquellos que veían el combate contuvieron el aliento, mirando expectante como un campeón neathiano se libraba de esta situación o si podría hacerlo siquiera.

El ataque del dinosaurio alado salió con furia y gran poder hacia su objetivo, listo para terminar con él de ser necesario. Y, de ser cualquier otro, Hawktor se habría resignado a una derrota clara por parte de estos sujetos.

Sin embargo, no había llegado tan lejos aceptando la derrota tan pronto.

–¡Loren! –. Llamó el caballero a su peleador.

–Poder de fusión activado: Lluvia Huracanada –. Activó el caballero sin dudar.

Antes de que el ataque diera en el blanco, antes de que una poderosa explosión consumiera los gritos de dolor de un guerrero, antes de que sonaran las campanas de una derrota aparentemente inevitable, el suave soplido del viento proveniente del campo de batalla se elevó ante los ojos anonadados de todo el mundo; que presenciaba con asombro como un poderoso tornado verde desviaba el ataque de Avior a los cielos y escapaba de las manos de Strikeflier para precipitarse una vez más a los cielos.

Ante la visión estupefacta de miles de espectadores, un tornado se elevó hasta los cielos, perdiéndose entre las nubes por un segundo antes de que poderosas corrientes de aire cayeran con dureza sobre el suelo, creando una serie de cráteres a lo largo del campo de batalla.

Todos ellos formados gracias a la lluvia de aparentes ataques que caían sobre los gundalianos como una lluvia de meteoritos, devastando la arena de combate. Pero no solo a los líderes del ataque, sino también a todos los invasores que habían tenido la osadía de poner un pie en Neathia.

Grupos considerables de Bakugan gundalianos fueron castigados por los ataques del caballero neathiano, devolviéndolos a sus formas de esfera, derrotados ante esta lluvia de ataques invisibles que reducía los números de los invasores y abría agujeros en el suelo como si éste no fuera más que papel.

–¿¡Con qué nos está atacando!? –. Gritó Avior confundido.

–¡Está controlando la presión del viento! ¡Lo usa como un arma, por eso no podemos ver sus ataques! –. Respondió Strikeflier cubriéndose con sus alas.

Hawktor: 2000.

Al igual que los Bakugan, los peleadores en los lados opuestos de la arena se vieron obligados a taparse los ojos y sujetarse debió que pudieran para resistir la abrumadora fuerza del viento que el guerrero en los cielos creaba.

Todos, neathianos, gundalianos o humanos, hasta el último de ellos se vio superado por el fenómeno climático que ahora servía como el castigo de los invasores.

Todos ellos, menos uno.

Solo aquel caballero de armadura verde resistía la fuerza del viento, cruzado de brazos mientras veía expectante a sus enemigos.

–¡Aún están a tiempo de rendirse! ¡Bajen las armas ahora y entréguense! –. Ofreció Loren con seriedad.

–¡Púdrete, asqueroso neathiano! ¡Un gundaliano de verdad no se rinde! –. Respondió Airzel con desagrado.

–Fueron advertidos.

Seguido de las suaves palabras del caballero, una nueva carta se asomó entre sus dedos, dejando ver un llamativo resplandor verde que anunciaba un nuevo problema para los invasores.

–Poder activado: Tornado Espiral.

Un poderoso grito de batalla se escuchó entre las nubes, uno tan fuerte, que logró invocar corrientes de feroz viento huracanado que giró y giró en los cielos hasta tomar la forma de un poderoso torbellino verde que, incluso estirándose para tocar el suelo, su ojo nunca abandonó el nivel de las nubes.

Hawktor: 2300.

–El Tornado Espiral siempre ha sido un poder ofensivo de Hawktor, se basa en la creación de pequeños torbellinos que podemos controlar a voluntad para atacar como si fuera energía pura –. Comentó Loren mirando a su compañero en los cielos –. Descubrimos hace tiempo que, potenciado con las cartas de fusión, su poder se amplificaba y dejaban de ser pequeños tornados para convertirse en algo mucho mejor.

Un nuevo soplido agitó el campo de batalla, moviendo los árboles y las piedras en direcciones completamente aleatorias por un momento, uno muy breve y que casi podría pasar desapercibido para los contendientes, de no ser por el cataclismo que vino después.

Rodeando el gran tornado de viento esmeralda que recorría el campo de batalla, nuevos torbellinos de un tamaño ligeramente más pequeño se formaron en la arena, rodeando al más grande y creando una poderosa tormenta de viento cegó casi por completo a todos los que formaban parte de la confrontación entre ambos bandos.

Ante las miradas llenas de asombro de miles de guerreros, cinco tornados de colosal tamaño se aventuraron al extremo gundaliano del campo de batalla, dejando a su paso marcas en los suelos y levantando decenas de árboles como si no fueran nada más que pequeñas piedras.

Gritos y rugidos se escucharon incluso desde la lejanía, todos ellos por parte de los Bakugan invasores que trataban de resistir inútilmente la fuerza de tracción de este antinatural fenómeno climático antes de ser arrastrados hacia sus profundidades, donde sus gritos ya no podían oírse.

Uno a uno, cada Bakugan gundaliano que se encontraba en tierra cayó ante el devastador poder del viento neathiano que engullía cada rastro de hostilidad en su camino y callaba los gritos de miedo de aquellos que se habían atrevido a atacar su hogar mientras danzaba al ritmo de los cantos de sus aliados.

–¡Retírense ahora! –. Ordenó Loren a sus hombres.

–¡Ya escucharon, señores! ¡Saquen a sus Bakugan del campo! –. Ordenó Elright a su parte del ejército antes de mirar la arena una vez más.

Una tormenta asoló el campo de batalla, una que traía los vientos del averno consigo y provocaba el terror de aquellos invasores que ahora debían experimentar, envueltos en pánico, el poder más grande que Neathia había conocido en mucho tiempo.

De forma casi inevitable, una pequeña sonrisa se alzó en los labios del capitán.

–Los más fuertes se encargarán de darnos la victoria.

Al compás de un solo canto, los hombres de los ejércitos neathianos rugieron con júbilo, festejando al ver como la tormenta su mundo arrasaba de forma inclemente a sus enemigos, recibiendo su desagradable presencia como solo el campeón de la madre Neathia podría hacerlo.

Los Bakugan enemigos trataron de huir, pero de esconderse en el bosque y escapar, pero sus intentos se vieron frustrados debido a la fuerza que los arrastraba al interior de los tornados, de los cuales salían como diminutas esferas a los pies de sus peleadores.

–¡Ya basta! –. Gritó Airzel iracundo antes de ver a los terrícolas a sus espaldas –. ¡Unidad de ataque aéreo, quiero que derriben a ese maldito del cielo!

Los terrícolas no respondieron con algo que no fuera un asentimiento colectivo y perfectamente sincronizado. No tenían elección, eran soldados obligados a ser fieles a sus captores. Pero no se podía decir lo mismo de los Bakugan que luchaban con ellos.

Intimidados por el monstruo que tenían delante, Bakugan Ventus con forma de insectos se elevaron al nivel más alto del huracán principal para disparar una veloz ráfaga de ataques provenientes de la punta de sus aguijones, todo en un intento desesperado de atravesar el viento y dar al Bakugan que se encontraba en el núcleo de tal fenómeno.

No funcionó, a pesar de la fuerza de sus ataques, el poderoso viento de Neathia mostró su superioridad al obligar a la energía del enemigo a girar como si fuera parte de su ser antes de acercarse.

–¡Señor, nos están superando! –. Exclamó Mason a su líder.

–¡Hazte a un lado! ¡Yo me ocuparé de esto! –. Respondió Airzel mostrando una carta familiar.

Uno a uno, cada guerrero enviado a combatir la amenaza del caballero neathiano sucumbió ante su gran poder. Uno a uno, todos cayeron de los cielos como si no fueran más que insectos volando hacia su perdición.

Amenazado por la delgada línea que los separaba de la derrota, Airzel levantó el objeto entre sus dedos, gritando su nombre como si ahí se encontrara la clave de la victoria.

–Poder activado: ¡Captura de Habilidad!

Emitiendo un intenso rugido de guerra, Strikeflier se elevó con el movimiento de sus alas hasta igualar la altitud de su oponente para conjurar una serie de furiosos vientos que, rápidamente, lo envolvieron como un capullo antes de abrirse de tal forma que un nuevo tornado se presentó en el campo de batalla, acercándose al guerrero neathiano.

–¡Strikeflier, quiero que copies todos los poderes de Hawktor a partir de ahora! ¡Los venceremos usando sus propios trucos en su contra! –. Ordenó Airzel con fuerza.

Si aún tenía consideración por los hombres que aún tenía en el campo, ambos gundalianos la olvidaron por completo. Casi toda la presencia Bakugan invasores en el campo se perdió en el momento en que Strikeflier puso sus propios huracanes en la arena, llevándose por delante a amigos y enemigos por igual en una confrontación violencia y arrolladora con el defensor neathiano.

Solo uno logró mantenerse en pie gracias a las alas que lo dotaban de un medio útil para escapar.

–¡Prepárate para atacar, Avior! ¡Puede que el capitán aún requiera nuestra ayuda! –. Avisó Mason a su Bakugan tan fuerte como pudo.

–¡Entendido! –. Respondió la criatura acorazada.

Un choque de proporciones bíblicas se dio en el ojo del campo de batalla, donde numerosos torbellinos chocaron violentamente alrededor de las siluetas de dos enemigos en una confrontación directa.

Los brazos de Coredem habían desaparecido para Strikeflier, dotando al invasor de una velocidad mayor con la que pudo comenzar un rápido intercambio de golpes y patadas con Hawktor, que equilibraba su ofensiva con su gran defensa.

Avior y Strikeflier: 2000.

Furiosos eran los ataques que ambos Bakugan Ventus compartían en una sanguinaria confrontación donde se buscaba la supremacía sobre el oponente. Perdidos entre el furor del combate, las mentes de ambos Bakugan se perdieron para los gritos de los hombres que los animaban y solo quedó un pensamiento claro en sus mentes.

Ganar.

–¡Aprovecha su peso, Hawktor! –. Aconsejó Loren desde tierra.

Un nuevo golpe por parte de Strikeflier se precipitó al rostro del Bakugan neathiano, el cual logró evadir el movimiento al hacerse a un lado para obligar al enemigo a acercarse lo suficiente como para conectar un fuerte puñetazo en su estómago.

–¡Qué no te supere, Strikeflier! ¡Eres mucho más fuerte! –. Exclamó Airzel a su compañero.

Mostrando una gran voluntad para combatir, el Bakugan gundaliano ignoró el dolor que recorría su estómago y usó su brazo extendido para golpear con el codo a su oponente en su rostro enmascarado.

Hawktor se alejó aturdido, pero no tuvo tiempo de recomponerse cuando una veloz andanada de puñetazos cayó sobre su cuerpo, castigando su estómago, su pecho y su cabeza.

Perdido entre el dolor que recorría su cuerpo, Hawktor no pudo reaccionar a tiempo cuando la rodilla de su oponente se enterró furiosamente en su estómago y sus manos sostuvieron firmemente su cabeza para obligaron a ver a Strikeflier a los ojos.

El gundaliano no dijo nada, no parecía dispuesto a darle largas a una victoria que debía sentir tan cercana. En su lugar, optó por dar un fuerte cabezazo en la frente del Bakugan neathiano antes de alejarlo con un fuerte puñetazo frontal que desvaneció de forma abrupta la presencia de todos sus tornados, para consternación de todos los neathianos que veían el fiero combate.

Cómo pudo, Hawktor logró extender sus alas lo suficiente como para frenar la trayectoria que Strikeflier había impuesto a su cuerpo, pero no sin sentir el dolor que había dejado marcado en su cuerpo.

Hawktor: 2000.

–¡Acaba con él, Strikeflier! ¡No tengas piedad! –. Animó Airzel al Bakugan.

Siguiendo la última orden específica de su compañero, el Bakugan gundaliano posó su mano izquierda a la altura de su cadera mientras giraba su cuerpo para tomar impulso.

Fue un movimiento veloz, pero uno que Hawktor entendía bien, por lo que solo tuvo un segundo para procesar lo que debía hacer cuando el puño de Strikeflier se estiró en su dirección y una poderosa corriente de aire salió disparada como un misil hacia él.

Por supuesto, logró esquivarla a tiempo, sintiendo como el viento soplaba junto a su pecho antes de seguir su trayectoria.

Sin embargo, el ataque no se detuvo ahí. Sorprendentemente, Hawktor se vio incapaz de moverse cuando sintió el agarre de un Bakugan en su espalda.

No supo en qué momento, pero Avior había aprovechado la distracción de su líder para acercarse sigilosamente a su enemigo por la espalda y sostenerlo en un agarre que sería mortal para cualquier Bakugan en su posición.

–¡Ahora, Strikeflier, acaba con él! –. Dijo Avior al Bakugan Ventus.

–¡Será un placer! –. Respondió el susodicho liberando una nueva andanada de ataques de aire.

La robusta forma de Avior logró mantenerlos estáticos en su lugar mientras flotaban con dificultad al recibir de firma consecutiva poderosos ataques de viento a presión que castigaban a Hawktor con un dolor tan inmenso, que sus gritos de dolor se volvían audibles para todos los que se encontraban en tierra.

–¡Hawktor! –. Llamó Akwimos con preocupación.

–¡Tenemos que entrar a ayudar! –. Declaró Marucho.

–¡Aún no! –. Respondió Loren con firmeza.

–¡Ser, no podemos permitir que esto siga! –. Dijo Coredem alarmado al caballero.

–¡A este paso, Hawktor será derrotado! ¡No podemos dejarlos solos en esto! –. Argumentó Jake frustrado.

–¡Tranquilos! –. Dijo el caballero con un tono más fuerte del normal –. Todo va de acuerdo al plan.

Hawktor: 1500.

Tan severa había sido la ráfaga de golpes recibidos por Hawktor, que el Bakugan ahora bajaba la cabeza y parecía depender completamente del cuerpo de Avior para mantenerse en vuelo.

"¿Estaba derrotado?"

Debía ser la pregunta que se hacían los invasores al ver la condición de su enemigo, pero ninguno se lo cuestionó mucho tiempo cuando Strikeflier cargó un nuevo puñetazo a la altura de su cadera, soltándolo en un movimiento rápido que agitó el viento para terminar se una vez con su oponente.

No obstante, fue pisando el umbral de la derrota, que una nueva carta se asomó en el campo de batalla, brillando con una tonalidad esmeralda que iluminó el bosque incluso desde la distancia y trayendo consigo el aire de la esperanza.

–Poder de fusión activado: ¡Huracán Interno!

Un poderoso grito de guerra se escuchó incluso a kilómetros del campo de batalla, donde un intenso resplandor esmeralda tomó lugar en el espacio que separaba a ambos gundalianos uno del otro, cegando su vista momentáneamente y agitando el viento en direcciones aleatorias.

Una estrella se posicionó en el centro del campo de batalla, una tan verde como el bosque mismo y tan brillante como el sol que servía de testigo en este feroz encuentro de fuerzas enemigas.

Una estrella que no tardó en ser consumida por la figura del guerrero que ahora se encontraba libre del agarre de sus oponentes y los miraba con penetrantes ojos rojizos que apenas se podían ver debido a la fuerza del brillo esmeralda que bañaba su cuerpo.

Hawktor: 2500.

–¿¡Qué!? ¿¡Cómo es posible que su nivel haya incrementado tanto!? –. Preguntó Mason confundido.

–Es el poder del Huracán Interno, fortalece a Hawktor en todos los sentidos. No solo su nivel crece, también lo hace su fuerza, su velocidad y su resistencia –. Explicó Loren con una mirada fulminante.

–¡Eso no es nada! ¡Lo que tú hagas, yo lo haré mejor! –. Declaró Strikeflier con fuerza.

Avior y Strikeflier: 3000.

Los tornados desaparecieron de la arena. Strikeflier descartó los suyos para dirigir una mirada fija a Hawktor antes de empuñar sus manos y conjurar un brillo idéntico al de su oponente sobre su propio cuerpo.

Dos estrellas del color del bosque se miraron fijamente antes de arremeter contra el otro, cortando la distancia en un parpadeo antes de chocar ferozmente entre sí con la silueta de Avior Subterra detrás del Bakugan Ventus más grande.

El gran dinosaurio fue el primero en atacar, usando sus alas para elevarse sobre su oponente y usar sus piernas para tratar de derribarlo. Sin embargo, sus intentos se vieron frustrados cuando Hawktor levantó los brazos para bloquear los golpes del invasor con una fuerza y resistencia mejoradas que ningún Bakugan de su complexión debería tener.

Pero ahí estaba el neathiano, tranquilo ante la mole que se cernía encima suyo, bloqueando los poderosos golpes que caían sobre él como si no fueran nada más que la caricia de un niño.

Impactado por lo que veía delante de sí, Avior no pudo hacer nada cuando Hawktor se elevó en un suspiro y le clavó las rodillas en la mandíbula inferior, alejándolo con la elegancia y la ferocidad que solo un guerrero de su clase podría alcanzar y callando cualquier sonido que el invasor más pesado pudiera emitir.

Strikeflier fue el siguiente, el Bakugan Ventus más grande se lanzó sobre su enemigo con sus propias características mejoradas gracias a su propia versión del Huracán Interno, pero sus ataques se vieron evadidos y bloqueados a partes iguales antes de recibir una patada por parte del neathiano en su guardia, una con la fuerza suficiente para alejar metros al gundaliano.

El invasor logró parar su caída al extender sus alas, pero no fue consciente del momento en que Hawktor se abalanzó sobre él con una nueva patada frontal en su pecho y un gancho en su mejilla cubierta.

Al ver a su líder en problemas, Avior se abalanzó sobre su enemigo con una embestida acompañada por un intento de mordida que Hawktor logró ver a tiempo, por lo que no tardó en evadir el movimiento haciéndose a un lado.

Sin embargo, para su sorpresa, Avior no detuvo su avance, siguió hasta que su cola quedó delante de Hawktor y la usó para empujar al Bakugan neathiano lejos, dándole la oportunidad a Strikeflier de atacar nuevamente.

La rodilla del gundaliano se enterró de lleno en el pecho del Bakugan Ventus más pequeño, aturdiéndolo un segundo clave para que Strikeflier se elevara y conectara un poderoso golpe descendente en la cabeza de Hawktor, enviándolo al nivel del suelo.

No obstante, antes de que el campeón de Neathia tocara la tierra, Strikeflier apareció delante de él para propinarle una patada que lo envío contra la mezcla de rocas más grandes y cercanas al campo de batalla, destrozándolas de manera brutal antes de caer sobre Hawktor.

Una nueva ráfaga de puños cayó con fiereza sobre el neathiano, abriendo un enorme cráter bajo su espalda debido a la fuerza de sus golpes.

–¡Mátalo, Strikeflier, no tengas piedad!

El Bakugan lo intentó, de verdad trató de hacer posible la orden de su compañero, pero le resultó imposible. Poco a poco, los golpes del guerrero comenzaron a perder velocidad y, con ella, fuerza.

Un jadeo colectivo se escuchó de parte de todos los presentes cuando uno de los golpes de Strikeflier se vio envuelto por una de las manos de Hawktor, el cual dedicó una mirada penetrante a su enemigo.

–¿Qué... qué está... pasando? –. Cuestionó Strikeflier tratando de forcejear con su enemigo.

Pero sus intentos fueron en vano, incluso con sus dos brazos, la fuerza de Strikeflier no fue rival para Hawktor, el cual no tardó en levantarse como si nada hubiera pasado, aún envuelto en brillo esmeralda.

–Mi fuerza... no siento mi fuerza... –. Dijo el gundaliano confundido.

–Es el efecto del Huracán Interno, es un excelente poder, pero consume mucha energía si no lo controlas bien. Después de un rato de uso, comienzas a perder fuerza –. Respondió Hawktor antes de apretar las manos de su contrincante.

Un fuerte grito de dolor se escuchó por parte del Bakugan invasor, cuya rodilla cayó al suelo mientras trataba de alejar sus manos del agarre potenciado de su oponente.

–Sabíamos que, apenas vieran los efectos de este poder, intentarían copiarlo sin pensar en ninguna posible consecuencia –. Comentó Loren mostrando una vez más la carta de poder de fusión, aún brillando entre sus dedos.

–Perdieron la batalla en el momento en que decidieron copiar mis poderes –. Terminó Hawktor antes de empujar a su enemigo con una patada.

Avior y Strikeflier: 2500.

Aún en los cielos, Avior llamó a su líder antes de liberar a una esfera de energía de su boca en dirección hacia su oponente, pero éste lograría desviarla como si no fuera más que una molestia de nuevo a las alturas.

Intimidado ante el monstruo que ahora lo veía fijamente, Avior se quedó paralizado y no pudo hacer nada cuando las alas de Hawktor comenzaron a elevarlo para conducirlo a la posición de su oponente más débil.

–¡Avior, sal de ahí! –. Ordenó Mason con preocupación.

Tarde, el enorme Bakugan Subterra no pudo hacer nada cuando un puño de Hawktor le cerró la boca de manera agresiva e inclinó su cuerpo hacia atrás, exponiendo la parte baja de su caparazón.

–¡Qué vuelvan a tierra, amigo! ¡Es hora de terminar esta batalla! –. Ordenó Loren a su compañero.

Posando sus pies en el estómago cubierto de Avior, Hawktor golpeó una vez más la cabeza del dinosaurio para aturdirlo y que fuera más fácil llevarlo de regreso al suelo, levantando rocas y polvo por igual.

Cómo mejor pudo, Strikeflier trató de acercarse una vez más para combatir. Pero su cuerpo agotado le impidió rendir como debería en la batalla, por lo que se vio rápidamente sometido cuando los puños de Hawktor se clavaron en una rápida sucesión en su pecho, su rostro y su cuello antes de que sus piernas fueran barridas, tirándolo al suelo donde una nueva andanada de golpes cayó sobre su rostro.

–¡Acabemos con esto, Hawktor! –. Declaró Loren alzando una nueva carta en sus dedos –. Poder activado: ¡Cola de Cometa!

Terminando su feroz sucesión de golpes con un último puñetazo, Hawktor se elevó hasta el nivel de los cielos como un cohete abandonando la firmeza de la tierra en solo unos cuantos segundos.

–¡Levántate, Avior! ¡Por favor, amigo! –. Pidió Mason desesperado.

–No puedo... –. Respondió con dificultad el gran guerrero.

Como pudo, Avior trató de levantar la cabeza, pero el dolor que recorría su cuerpo hizo que cayera nuevamente al suelo.

Impotenten y derrotado ante las fuerzas del enemigo, Avior no pudo hacer más que cerrar los ojos para contrarrestar la intensa luz verde que pintó los cielos y que anunció la llegada del ataque que terminaría con esta batalla para él.

Un último grito de batalla, proveniente de los cielos, fue el encargado de anunciar el fin de este encuentro y la caída de una feroz estrella neathiana con los puños encendidos en las llamas del sexto atributo.

Lo último que se vio de los invasores antes de que Hawktor cayera de las nubes con un gran poder contenido en su cuerpo, fue la sombra de los Bakugan gundalianos perdiéndose entre la intensa llama verde que los consumió inmisericordemente.

El último vestigio que se alcanzó a divisar del intenso combate librado en el corazón de los bosques de Miriel fue la forma de dos esferas cayendo a los pies de los invasores gundalianos, que solo pudieron ver con furia como el poderoso Hawktor Ventus se levantaba del suelo con los brazos cruzados antes de asumir también su forma de esfera.

Indicador de vida de Mason: 0%.

Indicador de vida de Airzel: 30%.

–Aún te queda una ronda más, Airzel. ¿Te gustaría probar suerte? –. Provocó Loren al gundaliano mientras recibía a su compañero.

El invasor no respondió al instante, se limitó a recoger a su Bakugan en silencio antes de ver a aquel que lo había derrotado incluso en desventaja.

–Entonces, los rumores eran ciertos. De verdad son los más fuertes de Neathia –. Comentó el gundaliano con frustración.

–No somos los más fuertes, solo conocemos nuestras habilidades y las aprovechamos al máximo. Les tendimos una trampa en cuanto tuvimos la oportunidad y ustedes cayeron –. Respondió Loren con indiferencia.

–Puede que copien nuestros poderes, pero no tienen la destreza para usarlos correctamente. Esa fue su derrota –. Terminó Hawktor sentándose en el hombro de su compañero.

En respuesta a sus palabras, Airzel solo pudo reír animadamente antes de señalar a los caballeros neathianos.

–No me importa si son los más fuertes de Neathia o no. Su fuerza no se compara a la verdadera élite de Gundalia –. Declaró con confianza y una enorme sonrisa burlona –. Espero ansioso el día que tengan que enfrentarse al emperador, al príncipe y a sus hombres. Ellos los harán sufrir tal como lo hicieron con los humanos.

Jake y Marucho reaccionaron de forma agresiva ante las burlas de Airzel, pero sus palabras cayeron en oídos sordos cuando la forma de todos los invasores se desvaneció en una lluvia de múltiples colores que los sacó de la zona de peligro, ya fueran humanos o gundalianos.

–Esos miserables huyeron otra vez –. Comentó Jake enfadado.

–Está bien, los atraparemos otro día. Ahora debemos enfocarnos en el segundo escudo –. Recordó Ser Loren a los humanos –. ¿Sabemos algo del equipo de restauración?

–Lo último que supimos es que Stoica los atacó en el trayecto, por lo que Shun Kazami siguió adelante con Drago para reparar el escudo mientras Dan Kuso y la princesa se encargaban de distraer ese demente –. Informó Elright a su amigo –. Por desgracia, desconocemos el resultado de la batalla.

–Entonces, no perdamos el tiempo. Tenemos que buscarlos de inmediato –. Declaró Loren a los hombres con firmeza.

–¡Sí, señor!

Habían ganado una batalla, pero aún no cumplían la misión. Solo podían esperar que, donde sea que se encontraran, Shun Kazami y Drago Pyrus estuvieran bien y cerca de cumplir con el propósito de este arriesgado plan.


Debo decir que me apena haber tardado tanto con este capítulo, temo que los estudios consumieron mi tiempo por el resto de mayo a tal punto que solo pisaba mi casa para comer y volver a salir luego. Por suerte, el ritmo de trabajo se ha calmado un poco y trataré de recuperar más constancia para escribir esta historia.

Por otro lado, espero que les guste esta versión de Hawktor. Como ya les había dicho, al mantener a Ingram como compañero de Shun, me vi obligado a darle un nuevo peleador a Hawktor. Sin embargo, para equilibrar la balanza, decidí hacer de esta versión una más experimentada y poderosa que el Hawktor original. Por lo mismo, este de aquí no tiene la actitud de novato que ya conocemos y es mucho más letal y confiado.

Además, no sé qué piensen, pero siento que Shun nunca le sacó todo el jugo a Hawktor (lo que me parece decepcionante considerando que hablamos del segundo mejor). Así que Loren me funciona como una buena oportunidad para explotar a Hawktor y mantener al mejor compañero en términos narrativos de Shun. Sin embargo, sepan que no planeo hacer de su poder algo regalado y ya, el cómo lo obtuvo va a ser importante en algún punto de la historia para el avance de nuestros héroes.

Sin más que decir, aprecio mucho su comprensión y paciencia.


PD: Un saludo a Sebasquiros, que se acaba de unir a este pequeño grupo que conformamos y me pide de favor que continúe la historia. Amigo mío, no te preocupes, no pienso abandonar esto pronto y tengo como reto personal terminar toda la historia que tengo pensada para el disfrute de este fandom tan bonito del que somos parte.