Luxemburgo se humedece los labios y le mira con una cara... Gales vuelve a besarle. No le mires así. Pues es que si le ha dicho que se le ha pasado el hambre no es por nada.
La persona que está detrás en la fila hace los ojos en blanco. Pues que se consiga a alguien a quien darle besos en vez de estar de amarguetas.
—P-Podemos pedir —beso —. Para llevar —beso.
—Cómo quieras.
—¿Ahora quien está... Irremediablemente...? —le aprieta más contra sí.
—Irremediablemente nada. Solo no tengo tanta hambre ya —sonríe.
—Cuando terminé contigo vas a tener un hambre de León y no hay nada en la casa porque soy niño pobre.
—Pues pide para llevar, aunque seguro con unas semillitas de mostaza ya tengo suficiente... —le pica.
—¿Así de rápido vas a terminar? —Gales entrecierra los ojos.
—O lo harás tú, a juzgar por lo rápido que ha ido todo en el teatro
—Bueno, puedo... terminar dos veces.
—¿Puedes?
—P-Pues... —no sería la primera vez que contigo termino dos veces, piensa para sí, aunque la última vez sabía hacer cosas que estoy seguro no sabes hacer ahora. Se sonroja solo de recordarlo, porque ahora esa imagen mental le parece mucho más sexy incluso que el día que lo hicieron—. Técnicamente cualquier puede.
—Bueno, claro, si lo haces y luego vuelves a insistir hasta que lo repites...
—Exacto.
—Pero nunca es igual y nunca vale la pena el esfuerzo para como es la segunda vez.
—Eso también es verdad. Es siempre mejor alargar la primera todo lo posible —Gales sonríe de lado, levanta la mano y le quita otra vez el pelo del ojo
—¿Y cómo haces eso?
—Pues... practica y control mental. De la misma manera que lo haces tú, o te corres en cuanto...
—Non, pero quería saber tu método.
—Suelo recitar... Shakespeare —Claro, claro... ahora resulta que la poesía es para no terminar pronto...
—¿En serio? ¿Poesía? Seychelles me contó sobre eso —recuerda de repente.
—Bloody hell con Seychelles! —se sonroja.
—No sabía que era para eso —le mira.
—D-Depende el momento —el británico se sonroja más.
—¿Ah, sí? ¿Y de qué depende?
—Pues... Ugh, vale, ya me dijo ella que no le gustaba la poesía mucho. Ya.
—Ya... ella es más como de música.
—Eire es una rockola.
—Supongo que por eso le gusta.
—Sí, porque ni siquiera tiene buena letra. LA cosa es que... yo soy el de los libros.
—Pensaba que eras el del teatro.
—¿El del drama? —Gales sonríe de lado.
—Oui
—Soy el chico de los besos —el británico se ríe.
Alguien toca a Luxemburgo en el hombro, este sonríe y se gira.
—Es su turno —protesta la persona amargada de atrás
—Oh, oh... sorry. Sorry —se gira a Gales—. ¿Vamos?
Gales se sonroja, asintiendo y soltándole para acercarse al mostrador. Luxemburgo le sigue, sonriendo. Gales carraspea... y carraspea otra vez
—E-Ehm... hello. No... Hemos visto la carta —sonrojo.
—Pero queremos lo que esté más bueno —añade Luxemburgo.
—Lo que esté más bueno... —repite el chico tomando un menú y por supuesto yendo a señalarles un Tomahawk en el menú que es lo más grande y lo más caro y aparatoso—. Este es nuestro corte estrella.
—¿Tú qué dices? —pregunta a Gales.
—Yo digo que eso es como media vaca para comer aquí y no para llevar. ¿Se te antoja? Podemos sentarnos, veo que si hay lugares...
—Está bien, a veces la espera también tiene gracia.
El chico que les atiende levanta una ceja.
—Queremos de eso —asiente Luxemburgo para el chico.
—Tenemos vino de la casa si quieren, o algunos importado también... o cerveza.
—Vino —asiente.
—Bien, ¿quieren acompañar con alguna ensalada?
Gales mira a Luxemburgo que parece muy seguro de lo que quiere, sonriendo un poquito.
—Nah, solo la carne —mira a Gales—. ¿Solo la carne?
—Solo la carne —Gales asiente —. Y unas papas.
—Eso —sonríe.
—Bien, carnes, papas, vino... ¿algún postre?
Gales se sonroja pensando en EL POSTRE. Carraspea.
—Vendremos por él luego, si acaso.
El chico asiente y les da una base con un número mientras Gales saca la cartera y paga en efectivo lo que marca la caja.
Luxemburgo le deja, esperando, con su numerito. Gales termina, pasándose una mano por el pelo y girándose a él, que le tiende la mano.
—¿Que mesa quieres? —se la da.
—Me da igual.
—A mí no... Quiero esa de allá, la de la esquina —la más escondida.
—¿Y eso? —la mira y luego le mira a él.
—Bueno ahí no estamos en medio de todos —Gales se sonroja
—¿Y qué pretendes que no... Quieres estar en medio de todos?
—Exactamente eso que crees...
—Uuuuuh —se burla un poco, Gales no le mira—. En público nada más... seguimos con lo inapropiado.
El británico se ríe un poco.
—Y además dices que esta cosa... vibra —pronto aprenderás a empezar a temer esa sonrisa.
—S-Si... —Gales levanta las cejas.
—No te atreves.
—A-A hacer qué?
Luxemburgo mira la cosa que vibra y luego baja la mirada
—Quieres que m-me... ¿¡por qué no tú?!
—Porque tú eres el que quiere ir al lado oscurito.
—A toquetearte a ti...
—Pero esto ha sido idea mía.
—Lo hago si tú lo pones en el sitio.
—Vale —se ríe.
—V-Vamos.
Luxemburgo hace un gesto para que vaya delante y Gales lo hace, pasándose las manos por el pelo. De repente se da vuelta hacia Luxemburgo, así, de golpe y este se detiene, levantando las cejas.
Gales traga saliva y le da un beso. Un... buen beso. BUEN beso. E flamenco se lo devuelve, vale, un poco descolocado, pero no vamos a quejarnos.
Así, de golpe, el británico se separa y se gira otra vez, a lo que Luxemburgo parpadea vacilando un instante antes de ir tras él otra vez.
—¿Y eso? Ni siquiera estaba mirando el móvil
—¡Que me pones histérico!
—¿Eh?
—Me pones histérico —se sienta.
—¿Cómo? —se sienta a su lado.
—¡Con tus ideas pervertidas!
—Ni siquiera te he preguntado aun si dentro o fuera.
—W-What?! —por alguna razón ha pensado en el asunto de activo-pasivo.
—De los pantalones.
—Whaaat?
—Esto —le muestra lo que les han dado.
—Aaaahhhh! Ohhhh
—¿Qué pensabas?
—N-Nothing!
—Algo pensabas.
—Pfff.. y-Yo... e-el… P-pensé que hablabas de... lo que va a ocurrir más tarde —Le mira de reojo.
—De eso hablaremos más tarde.
—T-Tú también lo has pensado —Gales se sonroja.
—Oui, céntrate en esto —admite y sonríe—. Ya sé que intentas que se pase el tiempo y así no tener que...
—Bloody hell. ¡Ponlo pues! —Gales se ríe, nerviosito.
—Dentro o fuera.
—Sí sabes que van a recogerlo, ¿v-verdad?
—¿Recogerlo?
—Esto... si lo ponemos dentro, cuando vibre... —Traga saliva—. Hay que sacarlo y devolverlo... anda, ponlo donde quieras —Se le acerca para darle otro beso porque es un ridículo
—¿Tú qué prefieres? —Le deja.
—Es que me estás poniendo histérico!
—Si vibra antes de que lo pongamos me deberás una prenda.
—Y si vibra después, tú irás al baño y me darás tus calzones.
—¡Esto es para evitar que estés vacilando! —protesta.
—Pues ya está, acordado. Quiero tu ropa interior.
—Vale, vale... entonces? Tic tac tic tac.
—Yo prefiero fuera, ¡es menos peligroso!
—Cobarde, por eso solo te doy un calcetín.
—Dentro —sentencia muy serio con ello haciéndole reírse—. Dentro y me das tu ropa interior.
—Bien —mano a la pantorrilla que le hace tragar saliva, así que se la resiiiiigue hasta la bragueta, mirándole a los ojos
—B-Bloody... —Gales traga saliiiiiva otra vez. Luxemburgo sonríe de ladito sin dejar de mirarle a los ojos y mete la mano, abriéndosela—. Oh m-my GOD.
—Hoy aun no te habías desnudado ni un poquito para mí... —toma su asunto de ahí dentro
—N-No... Te has tardado e-en desnudarme
—Tú te has tardado —toma la... cosa que no sé ni cómo es y se la va a meter debajo…Pues debajo.
—No tienes ni idea de lo que me gustas —Gales traga saliva.
—¿No era yo un pervertido de lo peor? —se ríe volviendo a meter el asunto dentro y subiendo de nuevo la ropa interior.
—Una c-cosa no exime de la otra.
—Creo que es difícil equivocarse si extraemos conclusiones de ello.
—¿D-Difícil?
—Parece que hay más sangre circulando por abajo que por arriba y que aquí el pervertido no soy exactamente yo.
—Wh-What? ¡No! ¡Tú eres el pervert!
—Al que le gustan estas coas es a ti, acabas de confesarlo.
—¿A ti no te gustan? —Gales traga saliva.
—No las propondría si no me gustaran, pero yo no lo he admitido.
—Entonces no es A MI a quien le gustan. ¡Nos gustan!
—No cuando estoy intentado incomodarte y avergonzarte a ti.
Gales se sonroja
—De hecho entonces es "te gustan" o más bien teee guuustaaaaan —canturrea de manera molestita.
—Tienes la mano en mi pant... Ugh, shut up. Estas cosas no función Conmigo —ojos en blanco.
—No puedes evitaaarlo o escondeeerloooo.
—Claro que no puedo, me gustas... —cinismo.
—Aunque te pongas cínicoooo veo cómo te sonrojaaas.
—¡Que me voy a sonrojar!
Luxemburgo se ríe, porque es broma, claro.
—A mi así no me molesta... Nada me molesta. Soy un témpano de hielo—Va a vibrarte esto a la mitad y vas a ver.
—Pues para ser un témpano de hielo, hace calor aquí. ¿No tienes calor?
—T-Tengo un montón de cosas a la vez.
—¿Cómo cuáles? —le pone las manos en el cuello de la camisa—. Tal vez podríamos abrir algún botón...
—Debí traer corbata. O-O al menos u-una pajarita —Gales traga saliva.
—Eso no responde a mi pregunta —le abre los botones y le mete dentro la mano, acariciándole un poco el pecho como si le estuviera echando vicks vaporub.
Es que no se puede decir que Galia no le tocará, pero toda la intención de Galia era siempre mucho más sencilla y dulce. Este hombre le pone los pelos de punta. Bueno... no solo los pelos.
—C-Calor... y-y hambre. No de comida, eso ya lo vemos.
—¿Y nada más?
—Hambre de ti y de que me sigas tocando —le mira haciéndole reír.
—¿Entonces cómo funciona esto? ¿Cuándo vibre vamos a buscar la comida a la barra?
—Yes —Gales se sonroja y aprieta los ojos porque suena súper desesperado.
—¿Y qué... pasa si desafortunadamente lo hemos perdido? Se nos debe haber caído por ahí... tal vez deberíamos hacerlo vibrar un rato más hasta que alguien lo encuentre.
—N-No tengo ni idea... nos lo cobrarán.
—Ooooh... creo que puedo permitirme pagar un poco más por verte retorcerte toda la cena. Sí. Dinero bien invertido. Igualmente no creo que nadie quiera tocarlo después de esto así que... hasta les haría un favor.
—No vas a... inventarte un vibrador. ¡No creo que siga v-vibrando además!
—La única falla en mi plan es que voy a tener que fiarme de tu buena voluntad en que no te lo quites.
—Quiero tu ropa interior
—¿Vas a mantenerlo ahí?
—¿Vas a darme tu ropa interior?
—Después —asiente.
—¿Antes de irnos? —susurra acercándose por un beso
Asiente sonriendo, inclinando un poquito la cabeza también y justo cuando va a darle un beso le empiezan a vibrar los pantalones.
Si no es que se separa activamente, Luxemburgo no se va a enterar.
El SALTO QUE PEGA. Lo que va a hacer es darse en las dos. Rodillas con la mesa y soltar un gritito
—Quoi? Quoi? ¿Te he mordido?
—No!
—Alors?
—La... la... lala... e-esto!
—¿Quoi?
El británico se señala la zona, sonrojado, girando la caras el muy, muy... cínico. Claro. Porque es que ¡además vibra un montón esta cosa!
—Oh... ¡Oh! ¿Ya? Disimula, o sabrán que sí lo tenemos.
Gales aprieta los ojos.
—P-Pues... vibra —se sonroja tres veces más al intentar no moverse—. M-Mucho.
—¿Demasiado? ¿Duele?
—N-No... Pero vibra m-más que...
—Si te duele quítatelo.
—No... No. Quiero tu ropa interior —sonríe un poco apretando los ojos.
—Non, venga, en serio, no quiero que te haga daño... te la daré igual —se ríe.
—¡Cielos! Tócalo — Le mira a los ojos un segundo y sí que va por ella porque vibra un poco más fuerte de lo que esperaba.
—Uf... no, no sirve para hacer esto — le mira hacer y se ríe—. Vale, vale. Ve a devolverlo. Voy al baño
—V-Vale —responde Gales y le mira otra vez a los ojos sin poderse creer que de verdad le vaya a dar su ropa interior. Ahí se levanta Luxemburgo—. ¿También la elegiste para mí? —la sonrisa del británico, tan tonta.
No le contesta pero se gira y le manda un beso. Se va a tardar un ratito porque el baño no está todo lo limpio que él querría. Gales le mira y sonríe más, yendo por la comida.
Vuelve a la mesa rodándolos en el dedo. Son grises y de algodón. Calvin Klein. Gales tiene a media vaca en la mesa y el vino y las copas y está comiendo unas papas. Sonríe y se sonroja desde que le ve venir.
—Sacre bleu... Esa es MUCHA carne —estira la mano hacia él con los calzones aun colgando de su dedo.
Gales se los quita con cuidado, más sonrojado. Luxemburgo le mira de reojo y sonríe
—E-Esta e-Es... mucha ropa interior —se sonroja, guardándola —. O muy poca en tu caso.
—¿Por?
—¡Porque si te la quitaste para mí! —se los lleva a la cara y se la cubre un poco con ellos hechos una bolita
—Pues... es lo que acordamos, ¿no? Deben oler a nuevos, los he estrenado al salir de la ducha —se ríe.
—Huelen... sí —se sonroja, y Luxemburgo se revuelve un poco en la silla porque es raro esto—. What? Es i-incómodo?
—Solo... raro. Pero me gusta cómo te sonrojas cuando me miras
—E-Es que es... sexy! —Gales sonríe y es que casi parece que se sonroja por orden tuya. Lo hace de golpe solo con oírte decirlo.
—Un poco sí —se ríe,
—Bastante... —sonríe más y le da un beso a los calzoncillos antes de guardarlos en su bolsillo.
—Vale, vale.
—¿Quieres un trozo de carne? —Gales sonríe, mirándole a los ojos.
—Oui —Asiente.
—Te lo sirvo... o intento —Gales toma uno de los cuchillos de la mesa y un tenedor e inclina la cabeza intentando buscarle la lógica.
Luxemburgo sonríe y mira un poco alrededor, pensando que Mónaco nunca haría lago así.
—Esto... a ver —pica la carne y corta dónde puede.
—A lo mejor... por aquí —le señala para ayudarle.
—A ver... aquí —Gales nueva la mano por donde dice, cortando un poco.
—¡Esto es enorme!
—Ya, ya... sí que lo es. Y nosotros que queríamos irnos rápido... después de esto vamos a estar empanzonados...
—¡Y yo no me voy a comer todo este trozo!
—Pues ¡es menos de la mitad! Nada de que saliendo de aquí no puedes moverte... —le advierte.
—Pues es que esto es... ¡es como un dinosaurio! ¿Sabes? Parece el costillar de los pica piedra
—Yaba daba doo —Gales se ríe con esa descripción haciendo reír a Luxemburgo también—. Comamos lo que podamos.
Asiente y el británico se corta otro trozo para él.
—A ver... abre la boca —se lo tiende, acercándole el tenedor.
—No me vas a dar además de tu trozo, ¡como si no tuviera yo bastante!
—Abreeee... —insiste.
—Non! —aprieta los labios.
Gales se ríe, se lleva el trocito a la boca y lo sostiene entre los dientes.
—Eso. Tú te comes lo tuyo y yo lo mío.
El británico se sonroja un poco porque esperaba... que se lo quitara de los dientes, pero el flamenco ni enterado, va a cortar un pedazo del suyo para probarlo. Gales mastica un poco el que tiene el en los dientes y levanta las cejas porque no es malo...
—Está bien... un poco demasiado hecha pero... está bien.
—Sinceramente... eso suena bastante bien considerando que estamos en mi casa —se ríe un poco con la boca aún medio llena, bocado de lado. Ahí le tienes, esto pasa cuando consigues relajarle y sacarle el palo del culo, agrega Irlanda.
—Bueno, solo es poner carne sobre el asador. Es más difícil hacerlo mal que bien.
—Eso creerías tú... pero no sabes lo inflamable que es la carne.
—Anda ya.
—Ya me conocerás... —Gales se pasa una mano por el pelo y le señala con el tenedor—. Pensé que el incidente de la pasta había sido explicativo
—Pero eso es más difícil.
—No sabes cuantas veces de pequeños comimos conejo calcinado...
—¿Cocinabas tú? —Levanta las cejas.
—No precisamente. Cocinábamos todos. Yo solía ser el que les gritaba a todos cuando el conejo estaba en llamas
—Qué útil...
—England lo cazaba casi siempre, Eire ayudaba a despellejarlo... —Gales se ríe—. Alba nos reñía a todos junto con mum y... bueno, yo supervisaba.
—Así que dos lo hacían y el resto gritabais.
—Well... algo así, yes. Aunque estoy convencido de que hablar es mucho más útil que hacer en la mayor cantidad de ocasiones.
—Hablar.
—Of course, creo firmemente en las palabras.
—Pero los hechos son los que de veras demuestran las cosas.
—Bueno, uno con palabras puede conseguir muchos hechos si uno sabe a quién y cómo decirlas. Y no, no me refiero a TODAS las actividades de la vida...
—¿Entonces?
—A... algunas. Como sea conveniente —se ríe un poco.
—Obviamente quiero un ejemplo, listillo.
—Bueno, una de las que no es la que vamos... espero, a hacer al concluir esta cita —no le mira.
—Y para todo lo demás sí.
—No sé si... todo. Pero si una proporción. No encuentro problemas en la vida cómoda.
—A ver, un ejemplo de eso, como funciona.
—El trabajo... que tanto se queja England que no hago. Podría hacer algo de trabajo, desde luego. De hecho, en realidad, de vez en cuando hago el trabajo necesario aquí. Para mi gente, para mis cosas... pero ayudar en el gobierno central, solo trae problemas. Es mejor dejar que England haga y expresar mi opinión al respecto.
—Ya me imagino cuantas veces le dices gracias y que hace un buen trabajo.
—Las mismas que él me dice gracias a mí.
—Pero si tú eres el mantenido.
—No, yo aporto lo que tengo que aportar para que esto funcione apropiadamente. No es trabajo necesariamente...
—Ya... —se ríe.
—¿Eso... va a ser un problema?
—Non, es vuestro país, yo no pienso meterme en como os organizáis, bastante tengo con el mío. Merci.
—Eso me alegra —Gales sonríe un poco.
—Pero más vale que te acostumbres a oír mi opinión.
—¿Respecto a cómo organiza England el país? O respecto a cómo yo no trabajo.
—Respecto a todo.
—Espero entonces que te acostumbres a discutir —Gales le sonríe.
—Pues es que... lo que intento decir es que sé que parezco siempre súper diplomático y todo eso, pero una de las cosas que más me gusta con Mónaco...
Gales le mira a los ojos.
—Era una especie de... juego o costumbre o algo así, no sabría cómo describirlo. Ella y yo... criticábamos a todo el mundo y eso a veces era un poco demasiado, pero muchas veces, al menos a mí, me ayudaba a relajarme y a tomar perspectiva de la gente y a sentirme seguro y confiado. Nunca lo hacíamos más que para nosotros dos, pero... podíamos ser todo lo crueles y soberbios y horribles que quisiéramos.
—Y qué cosas... ¿qué cosas habrían criticado de mí? Solo como ejemplo, para entender
—Todo. TODO. Es... es la gracia. Ser crudo, ser ofensivo y cruel, pero sin que la persona lo sepa.
—¿Y quieres jugar a eso conmigo también? —Gales inclina la cabeza un poco con eso.
—P-Pues... No necesariamente.
—No digo que no pueda jugarlo... supongo.
—P-Pardón, creo que es del todo inapropiado, esta es la primera cita y no todo el mundo se siente cómodo con estas cosas. Discúlpame. Mejor vamos a olvidarlo y a hablar de otra cosa. Me contabas de cuando eras pequeño.
—Nah, hombre... venga. No me estoy tensando ni estoy pensando nada malo de ti —sonríe un poco y extiende una mano hacia él—. Y claramente es algo que te gusta hacer, lo bastante como para decírmelo. Dame un ejemplo.
—Non, es que... lo he pensado mejor y es... es demasiado. Es una faceta mía que aún no... No creo que estés preparado para ver ni yo para mostrarte.
—¿Puedo al menos decirte lo que me estoy imaginando?
—Mmm... Bueno, vale.
—O sea te sentabas con Mónaco y... me veías entrar a mí, por ejemplo, a... dar un discurso en la ONU. Porque así es más fácil decir cosas horribles sin que nadie se ofenda.
—¿Aja?
—Y si íbamos a ir más tarde a cenar, mientras se arreglaban empezaba/ a... destrozarme. En plan... "¿le has visto? Es que los dientes tan amarillentos que tenía, y la camisa, anticuada, como de pobre..." y Mónaco entraba a complementar...
—Uhm...
—"No, no... Es que ¿le has visto los zapatos? No estoy segura de que haya comprado unos en los últimos cien años" —pone voz un poco aguda, hablando en francés, realmente sin imitarla.
Luxemburgo le mira de reojo, nervioso.
—Y así... TODO lo horrible que podían decir de mi o de... quien fuera, ya lo habían dicho y procesado, y en la noche nada más llegar y sonreír se veían de reojito y el chiste interno...
Pero entiendo perfecto que eso de seguridad y cierto aire de... superioridad.
—Olvídalo. No debí mencionarlo —suspira.
—Algo medianamente parecido pasa con mis hermanos y... los libros en una casa. No te ofendas.
—Non, non, no tienes que justificarme.
—¿Te hace esto sentir... culpable? —Gales inclina otra vez un poco la cabeza.
—Te lo suplico, solo... hablemos de otra cosa.
—Con una condición... —Gales le sonríe.
Luxemburgo le mira sin sonreír. Gales vacila un instante con esa cara... pensando ahora que... debe estar extrañando a Mónaco. Se le cae un poco la sonrisa.
—C-Cuando sea el momento de que me dejes ver esa... faceta tuya, me contarás.
—Ehm... Oui, bueno, ya veremos—se vuelve al plato.
—¿L-La echas de menos? —Gales quita la mano de encima de la mesa.
El flamenco se humedece los labios y se encoge de hombros. Luego aprieta los ojos porque esto se ha vuelto raro.
—Mmm, well... ¿qué... t-te sirvo papas? —Gales suspira, teniendo esa sensación familiar de estar en medio de... algo. Mira su plato.
—No, no... Si no voy a acabarme esto.
—Bueno... están buenas. Quizás pida un recipiente para llevarlas.
—Oh, si dices que no hay nada en la nevera, tal vez para desayunar.
—Exactamente —le mira un poco consternado.
—La verdad, no me gusta tomar patatas fritas fuera de casa, simplemente no saben igual.
—Ya, bueno... y estas no son las mejores para ti, seguramente... —vacila un poco otra vez, incómodo—. Las dejamos mejor y ya mañana pediremos algo... ¿Quieres que nos vayamos?
—No, hombre, pero si te han gustado llévatelas.
—Voy por un recipiente.
Asiente
Se levanta yendo para allá, pensando que... bueno es que ahora besarle puede quedar raro. Ugh. Bueno... incómodo.
