Le costaba mucho identificar sus emociones, como expresar lo que sentía cuando ni él sabía que estaba sintiendo. Sentía como si el rubio le hubiera quitado algo importante, pero ella no era algo, ni era de él… Y por suerte tampoco de Cheniku. Tenía que lograr que Chenitsu se olvidará de que Aoi sea una de sus esposas. Pero era imposible, mientras comía las bolas de arroz que les llevó, eran simplemente deliciosas… No iba a dejarles nada, a la mierda Moritzu.

— ¿Qué vamos a hacer? Aoi se veía tan enojada

— Tendremos que pedirle una disculpa…

— Una disculpa no va a arreglar todo, literalmente acabamos de de… ¡De hacer que oiga una de las cosas más horribles que puede escuchar una chica! Aoi debe de estar destrozada

— Lo sé… Debemos hacer algo para compensarla y que nos disculpe

— ¡Matemos al cerdo! Le daremos a Aoi su piel como tributo…

— Zenitsu, eso es algo exagerado

— ¡Te parece poco! El muy… Está tragando como si no supiera que hizo

— Es cierto, realmente fuiste muy grosero con Aoi, Inosuke. — Sus amigos seguían discutiendo qué hacer…

Pero Inosuke solo escuchaba Aoi ésto, Aoi aquello, Aoi. Y escuchar su nombre con la voz de Choitsu era especialmente molestó. Quería hacer que Choitsu dejará de decir su nombre, quería que dejara la idea de que sería una buena esposa y quería saber porque todo ésto lo molestaba.

Dio un sorbo al té y de inmediato identificó el sabor asqueroso,era un té medicinal que sabía horrible, dejaba una sensación pastosa en la lengua y era necesario tomarlo para recuperarse.

"Sí quieres volver a pelear y ser más fuerte debes tomarlo todo" Fueron las palabras de la chica de coletas y ojos azules cuando lo obligó a tomarlo la primera vez que estuvo en recuperación dentro de la mansión de las mariposas.

— Está cosa sabe horrible... ¡Seguro que tú no podrías soportar que tú esposa te obligue a beber estas cosas, Zenjitsu! — Río para sí, el rubio era un llorón y nunca quería tomar su medicamento… menos algo que lo ayudará a ser más fuerte.

— ¡Eres un imbécil! ¡¿Qué no ves lo que hiciste?!— Dijo exasperado el rubio, Inosuke lo sabía, había impedido que la chica de las coletas fuera considerada para ser la esposa del rubio o casi.

— ¿De qué estás hablando? — No entendía qué pasaba, parecían realmente molestos con él. Parecía que no era el asunto de las esposas lo que los había alterado… No era su problema y siguió comiendo.

— ¡Ya basta Zenitsu! — Monjiro regañó al otro, quién se sentó en la cama algo molesto. Inosuke agradece que su subordinado sea tan leal y lo apoyé. Claro, que seguro lo entendía, porque el pelirrojo hizo algo parecido en la mañana para impedir que la enana demonio sea la esposa del rubio.

—Sí, cálmate. Yo no he hecho nada malo ¿verdad, Chanjiro?

— Yo no dije eso — Lo miró de una forma casi asesina que hizo sentir un escalofrío recorrer su espalda al pelinegro y que — Inosuke, Tientes que ir a pedirle una disculpa a Aoi. Lo que dijiste no estuvo bien…— A él no le gustó lo que estaba diciendo su compañero así que lo interrumpió

— Pero si es verdad, Zenitsu dijo que Aoi sería una buena esposa para él y no es cierto…— ¿Cómo explicar que esa idea le era repulsiva? Tenía claro que había una parte de él que sintió la derrota de ese tonto juego como una humillación pero en verdad quería quitar toda posibilidad de que Netuzu estuviera con ella el resto de la vida.

— ¡¿Dé qué estás hablando?! Aoi es una mujer preciosa, tiene ojos de zafiro y un rostro bonito… — Le aventó el vaso de té, sin siquiera darse cuenta, pero las palabras del rubio le eran molestas. No le gustaba que le dijeran cosas que ya sabía.

— ¡Inosuke! — El grito severo de Tanjiro lo hizo sentarse con los brazos cruzados sobre el pecho y la mirada baja. El joven Kamado no le gritaría sin motivo... — Lastimaste los sentimientos de Aoi... Y ella ha sido muy buena contigo, así que debes disculparte.

¿Lastimar los sentimientos? Claro que sabía que cosa eran los sentimientos pero desconocía cómo podría lastimarlos. Las palabras parecían tener un poder importante en ellos, al parecer las espadas que se usaban en los sentimientos estaban hechas de palabras. Las palabras del pilar de la llama sobre hacer arder sus corazones se sintieron como una puñalada en el pecho, así que podría ser algo similar, así como las palabras pueden curar y ayudar también podrían herir.

— Los sentimientos de una chica son tan frágiles y bellos, las mujeres se deben tratar con delicadeza y decirle palabras que las hagan sentir bien. Deberías dejar de ser tan bruto o nunca tendrás pareja... Y mucho menos una pareja tan linda y servicial como Aoghshlsl…

Si, las palabras eran como armas para los sentimientos… y las de el Rubio eran como piquetes de mosquito, no lo matarían pero como le irritaba escucharlo hablar así. Ni siquiera se dió cuenta cuánta era su necesidad de callarlo hasta que le aventó el contenido del vaso a la boca y después el vaso. Se levantó molestó y abrió la puerta del cuarto sin delicadeza como habitualmente.

— ¿A dónde vas? — Le preguntó el Kamado mientras le daba unas palmaditas en la espalda a su compañero para que dejara de ahogarse.

— Voy a disculparme con Aoi ¿no es lo que quieren? ¡Así que dejen de molestarme!— Se colocó la máscara correctamente y salió por los pasillos de la mansión.

"Gompachiro se molestó mucho cuando Xenitu dijo que se casaría con Mozuko. ¡Es eso! Sólo tengo que decirle a Aoi que la estaba salvando de ser la esposa de alguien que ni Poncharo quería para su hermana"

Le tomó poco tiempo llegar a la cocina, aprovechando la respiración de la bestia pudo encontrar a la muchacha de las coletas. Al llegar a la cocina la vió despejando la mesa, había algo extraño en ella: sus movimientos parecían más bruscos hasta que de repente se quedó completamente quieta, casi como si se hubiera paralizado por la técnica de sangre de algún demonio. Utilizando su respiración de la bestia una vez más pudo distinguir la finca, no había demonio cerca, se acercó a la chica despacio… recién había aprendido a tomar un poco más de tiempo para analizar al enemigo. Ella no pareció percatarse de su presencia, se paró a su lado mientras las lágrimas brotaban de su rostro, se inclinó un poco para verla directo a los ojos mientras murmuraba su nombre.

—Ahmm... mamoi — Sus ojos azules se veían mucho más oscuros con las lágrimas y su corazón se sintió pesado, como si sus músculos lo hubieran apretado y fuera más difícil bombear la sangre a su cuerpo. Quizá le estaba dando un infarto. — ¿Por qué lloras? ¿ Fue por lo que dije?! — preguntó tratando de ignorar ese sentimiento tan extraño que había surgido en su interior. Ella hizo una cara extraña, cómo si le hubiera dicho que tenía dos cabezas y vio que llevaba sus manos a su cara para comprobar lo que decía, eso le molestó porque el no era un mentiroso. Miró fijamente sus manos que limpiaban las lágrimas y sintió de nuevo el recuerdo de sus manos en su espalda y teniendo perder ea sensación para siempre accedió a disculparse.

— Ya basta, me disculparé ¡Tendrás una disculpa del Rey de la montaña! No cualquiera tiene el privilegio de tener una...¡Basta de llorar! ¡El gran Inosuke te lo ordena! — Tomó su rostro entre sus manos, y la sintió temblar a su toque, su piel estaba fría y él sintió la suya calentarse, sobre todo en sus mejillas. Ella debió de haberle hecho algo extraño, quizá los postres extra que le dió estaban envenenados,de que otra forma podría explicar el extraño sentimiento que surgió en su corazón: el corazón de Inosuke dolió mucho más que cualquier herida. Quería que dejara de llorar pero ella no se detenía, seguramente era lo de las palabras… sus palabras le habían hecho daño.

A lo mejor ella no quería escuchar esas palabras, tal vez ella realmente deseaba ser reconocida cómo una buena esposa por el rubio… "¿Tanto deseas ser la esposa de ese idiota? Que lloras por qué hice arrepentirse de elegirte" No sabía que hacer, soltó su rostro y pasando sus brazos por sus hombros la pego a su pecho en un abrazo desesperado. Quería dejar de ver su rostro desesperado, quería volver a sentir su toque, quería tener fe nuevo el control de sus emociones, quería sentir que la tenía cerca y que no la había perdido ante el estúpido de Monitzu… Quería tantas cosas que ni siquiera podía pensarlas.

Le era difícil pensar en lo que estaba sintiendo, en lo que estaba pasando y más si le era tan fácil sentirla, la podía sentir aún a través del odioso pijama, manos de la chica estaban sobre su pecho, le era fácil sentirla, tenía ese tacto reconfortante que no podía recordar en nadie más: Libre de miedo, con un interés genuino y preocupación por él.

Él sintió cuando los pequeños espasmos que tenía la chica se iban haciendo más lentos y su pulsó acelerado disminuir a su habitual velocidad, sintió cuando sonrió pegada a su pecho, sintió su mano tocar justo sobré su corazón y sintió qué su corazón golpeó más fuerte dentro de su pecho, cómo si quisiera salir para encontrarse con la mano de la chica de coletas ¿Acaso eso tendría un nombre? ¿Estaba enfermando?

— Inosuke, gracias... Ya estoy mejor, será mejor que vuelvas a la cama — Sintió cómo aplicó un poco de fuerza en su pecho y temiendo que ella escuchará sus latidos se separó de ella despacio. La miró de nuevo a los ojos y vio que sus pestañas estaban brillantes por las lágrimas por un impulso que no pudo entender sus manos habían llegado a su rostro y quitado sin mucho cuidado el rastro de lágrimas que tenía en las mejillas. Vió como estás mismas se iban volviendo rojas bajo su tacto y quedó fascinado. ¿A caso le había dado fiebre tan rápido? ¿Ella también se estaba enfermando?

— ¡¿Ahh?!¿Segura que te encuentras bien? Tu cara se puso roja ... — Estaba por explicar los síntomas de su nueva enfermedad (que al parecer ella también tenía) pero ella se alejó rápidamente sin darle tiempo de continuar. La vió darse un pequeño golpe con la mesa en el afán de dejarlo lejos.

— ¡No! ¡ No es cierto! — Al Hashibira le pareció que el golpe había dolido porque ella empezaba a hablar raro y se llevó las manos a la cara, seguro para tratar de ocultar su cara de dolor. Eso le molestó, lo llamaba mentiroso y le trataba de ocultar cosas. Pero él era el gran Inosuke y por lo tanto ella no debería ocultarle nada.

— ¡Si lo es! ¡El gran Inosuke no miente! — Estaba decidido, le quitaría la mano de la cara para probar su mentira después, él no dejaría que ella se avergonzara de ser tan débil y sentir dolor por un golpe pequeño e insignificante… Le haría saber ¿Qué cosa exactamente? No lo había podido pensar buen cuando ella ya le estaba gritando de nuevo.

— ¡¿De qué estás hablando?! ¡Claro que mientes! ¡Mentiste en la mañana ¡dijiste que no te comiste los onigiris y tenías el rostro lleno de arroz — Ahora era momento de que él se avergonzará. Pensó que ella realmente le había creído.

— Bueno... No los robé, soy el rey y tú mi subdita así que no fue un robo. Lo tuyo es mío y ...— " lo mío sería tuyo porque soy un rey generoso" No terminó la frase y por alguna razón sintió un alivio cuando ella lo interrumpió.

— ¡No soy tu súbdita! ¡Y si mientes! ¡Esa es una gran mentira! — Ella volvía a actuar como siempre, se movía cómo si fuera más fuerte que el y me gritaba de la misma forma que antes. Aunque había algo diferente.— Mentiste al decirle a Zenitsu que no sería una buena esposa… — Ese comentario lo molesto mucho, sin darse cuenta ya la estaba interrumpiendo con los brazos cruzados como si con eso evitará sentir enojó ante la mención de su amigo rubio.

— No fue una mentira... No eres para nada el tipo de buena esposa que Modnjitsu dijo — Bien, quizá hubiera modificado un poco la verdad con los oniguiris pero en definitiva no iba a dejar que lo llamara mentiroso cuando claramente no lo era. El dijo que ella no era una buena esposa para Zenitsu y es que ella no era linda y delicada como las damas del distrito rojo, ella no estaba sentada sin hacer nada interesante ni se movía tan lento cómo si se fuera a romper. Inosuke, que sólo había escuchado que le decían lindas a las cortesanas de ese lugar, no podía poner en la misma categoría a Aoi. Ella en definitiva para él no podría ser linda.

Ella era vivaz, tenía un carácter fuerte y una determinación admirable… en definitiva no era la definición de dulce y gentil. Sobre todo cuando se trataba de darles medicamentos horribles para mejorar y hacerlos superarse. Ella estaba demasiado lejos de estar dentro de lo que Ceviche describió como una buena esposa, así que no podía entender porque se enojaba con él y no con el rubio tarado que ignoraba todo eso.

— ¡Te lo voy a demostrar !¡ No serías una buena esposa! — Gritó el joven mientras salía de la cocina. El iba a demostrar, que ella no sería una buena esposa para Zenitsu… porque ella era demasiado y por lo tanto debía demostrar que Monitzu era un imbécil por haber siquiera pensado en la posibilidad de que Aoi fuera una de sus esposas. Aunque para eso primero tendría que derrotarlo, el llorón a su parecer solo servía en una batalla mientras dormía, no era proveedor, ni protector… Sería fácil mostrar que él era mucho mejor que Monitzu, podría empezar ahora.

— ¡Lo venceré! — Se dijo así mismo antes de entrar en la habitación. — ¡Xenisusu! ¡Peleemos! — Se había decidido a dar todo de sí. Porque él sabía mejor que nadie que la chica de ojos azules y coletas tenía muchas más cualidades que la alejaban de ser "Linda, dulce y gentil" pero que a su vez la harían una persona increíble para tener a su lado el resto de la vida.


Me costó mucho trabajo escribir este capítulo... Quería llevar de la mano el no saber que te gusta alguien con el matrimonio (dos polos opuestos y extremos) Y pues... Inosuke no es fácil de escribir. Espero que les guste, Muchas gracias por su apoyo.