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Estado de duermevela

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Kakashi dormía profundamente, algo inusual para él a esa hora, ya que apenas había caído la noche, pero las pastillas que había tomado para combatir la fiebre y el malestar lo mantenían atrapado en un sueño denso. Estaba tumbado con un pantalón corto de pijama y una sábana ligera apenas cubría parte de su cuerpo. Una mano estaba extendida sobre el otro lado de la cama, mientras la otra descansaba sobre su pecho. El viento cálido del final del verano llenaba la habitación, pero Kakashi no lo sentía, todo lo que experimentaba estaba distorsionado por la medicación.

De repente, una voz lo sacudió bruscamente.

—¡Ey!

Kakashi se sobresaltó, despertando de golpe, aunque todavía medio adormilado. Vio cómo Sakura se sentaba al otro lado de la cama, pero las palabras que ella decía le llegaban como si atravesaran una neblina. La figura de Sakura se perfilaba a su lado, pero todo a su alrededor le parecía confuso y lejano.

—¿Qué...? —murmuró, desconcertado, todavía intentando ubicarse—. ¿Sakura...?

Ella le decía algo, pero en su mente embotada, solo podía captar palabras sueltas. "¿Estás bien?" "preocupada" "enfermo". Las frases se mezclaban en su cabeza sin sentido completo.

—¿Qué pasa...? —repitió, todavía adormilado, esforzándose por mantener los ojos abiertos.

Sin esperar más y guiado por un impulso instintivo, Kakashi estiró la mano hacia la cintura de Sakura y la atrajo hacia él con suavidad.

—Ven aquí —susurró, con la voz pesada de sueño.

La arrastró hasta que su cuerpo estuvo contra el suyo, envolviéndola en un abrazo.

La calidez de Sakura lo envolvía, aunque apenas era consciente de lo que hacía. Apoyó la cabeza en el hueco de su cuello, inhalando ligeramente el aroma que siempre parecía rodearla. Lo tranquilizaba.

—Buenas noches, Sakura... —murmuró con una suavidad inconsciente.

Parecía que estaba a punto de caer nuevamente en el sueño profundo cuando, de repente, sin ser del todo consciente, susurró:

—Te quiero.

El silencio que siguió a su susurro pareció alargarse. Sakura no respondió, pero tampoco se apartó. Kakashi, aún medio adormilado, no fue consciente de su reacción. Con los ojos entrecerrados y su mente embotada, dejó que el sueño lo arrastrara de nuevo, sin captar más que un leve cambio en la respiración de ella.

—Perdón... —murmuró él, incapaz de procesar completamente lo que acababa de decir, pero sintiendo que debía disculparse.

Sakura, en lugar de apartarse, comenzó a reír suavemente, en voz baja, mientras permanecía acurrucada en sus brazos.

Kakashi, desconcertado, intentó entender lo que ocurría, pero seguía aturdido.

—¿Esto es por el sueño? —preguntó Sakura, con una mezcla de curiosidad y diversión en la voz, su risa aún presente.

—Ah... —murmuró Kakashi, intentando sonreír—. Tomé unas pastillas para dormir... He estado enfermo.

Sakura asintió en silencio, como si eso explicara todo, pero su preocupación la hizo separarse un poco para mirarlo mejor.

—Lo sé. Vine a ver cómo estabas... —susurró, mientras examinaba su rostro.

Kakashi, aun sintiendo el peso del cansancio, la abrazó de nuevo con suavidad, atrayéndola hacia él.

—Yo también te quiero... —murmuró Sakura, dejándose abrazar.

Con una sonrisa suave, Kakashi la envolvió con más firmeza, girándola hasta que su espalda volvió a encontrarse con el colchón. Pasó su brazo sobre ella, y de nuevo encajó su rostro en el hueco de su cuello, donde el aroma de Sakura lo envolvió, llenándolo de una calma involuntaria, tan natural como su presencia.

—Buenas noches, Sakura... —dijo con voz somnolienta, dejándose arrastrar nuevamente por el sueño.

El silencio llenó la habitación. El peso del cansancio lo empujaba a dormir, pero algo en la calidez de Sakura lo mantenía atado a la consciencia, justo en el borde.

Sin embargo, estaba a punto de dormirse por completo cuando, de repente, una duda cruzó su mente. Con la voz suave y los ojos apenas abiertos, formuló una última pregunta:

—Ah, yo... ¿a qué venías?

Sakura, ya medio dormida, sonrió.

—Quería saber cómo estás... —murmuró—. Mañana hablamos...

Kakashi, satisfecho con una respuesta que no llegó a entender, la abrazó más fuerte, dejando que el sueño lo envolviera de nuevo.

—Mañana... —repitió en voz baja, antes de caer finalmente en un sueño profundo.

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NdA: Algo muy breve que he escrito antes de ponerme a trabajar. Y en vez de subir los que ya tengo, me apetecía subir este.