C4: Insensatez

Sakura le advirtió a Itachi que ella jugaba sucio.

El hecho de haber sido humillada por Izumi generó un tumulto de odio, rencor y bochorno que dieron paso a la insensatez que estaba pensando. Quería ver a Itachi arrodillado pidiéndole- no, rogándole perdón. Él no sabía de lo que ella era capaz, no había visto un cuarto de lo que se había transformado durante el año en que él estuvo ausente. Trazó un mapa mental de las cosas que Itachi más odiaba y solo logró consignar unas pocas: ser ignorado, ser rechazado y que ofendan a los suyos. Todos elementos muy poco frecuentes.

Frente al tocador, Sakura se recortaba las puntas del cabello. Sus ojos no se apartaron de su reflejo a la par en que murmuraba consignas incomprensibles y llenas de ira. Recién había salido de la ducha, eran casi las 7 de la mañana y en un rato más tendría que irse, pero estaba demasiado abstraída, al igual que toda la semana. Había estado ignorando al Uchiha. A propósito, por lo que al menos uno de los objetivos estaba logrando cumplir.

Había pasado esa semana en casa de Ino, y Tenten y Hinata para poder evitarlo con más facilidad, y cuando estaba en su propia casa, tenía la música al máximo volumen posible o veía compulsivamente la serie que ella y sus amigas habían estado maratoneando. Suspiró. No quería toparse con él en ninguna parte, esa semana había salido victoriosa, pero no estaba segura de si esta semana lo lograría.

Como día lunes, tenía japonés en el primer periodo, por lo que probablemente Hinata la vería en el camino y la recogería, no tendría que caminar con el peligro de verlo. Aunque eran las 7am, dudaba que lo hiciese. Sin embargo, él se iba en su auto temprano a la universidad, existía la remota posibilidad de que se topen. Comenzó a sobreanalizar lo que sería esa semana, tenía que jugar bien sus cartas. Se había unido a un club deportivo para mantenerse ocupada, por lo que cuatro días a la semana estaría saliendo más tarde, podría volver a esconderse en casa de sus amigas y ocurriese el infortunio de encontrarselo por la calle, simplemente… correría. Ya se cumpliría un mes de clases y las ansias por destruir todo estaban comiéndosela viva.

Cuando se dio cuenta de la hora, se vistió con rapidez. El frío matutino de otoño la obligaron a ponerse una chaqueta grande que doblaba el tamaño de su torso y que combinaba con los colores del uniforme. Salió y en un par de cuadras Hinata estacionó a su lado. Mientras se subía, el auto de Itachi pasó por un costado. No estaba segura de si él la vio, pero si lo hizo, no lo demostró.

En el segundo periodo estaban dando los resultados del proyecto de ciencias. Sasuke y ella habían aprobado exitosamente y Sakura halagó su capacidad de construir maquetas. —Deberías ser arquitecto —Sasuke se lo pensó, pese a que se lo dijo en un tono bromista.

—Me veo más como un hombre de finanzas.

—Como tu hermano —Sakura rodó los ojos. Se le estaba dando por hacerlo más seguido de lo normal. Sasuke la miró de soslayo.

—¿Qué sucede entre tú e Itachi?

—¿Qué te hace pensar que algo está sucediendo entre él y yo?

Ahora eran ambos mirándose de soslayo. Completamente serios. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de la pelirrosa e hizo que ambos soltaran una carcajada poco contenida. Por fuera de la ventana caía un poco de agua desde las nubes y ambos se sumieron en sus pensamientos. Sasuke tenía un cosquilleo extraño tras esa risa cómplice y un amargor que intentaba sostener con tranquilidad al pensar en Itachi y Sakura juntos.

—Estuvo en mi casa hace una semana, —comenzó—y nos besamos. Luego nos topamos a Izumi y… —Sasuke se incorporó para mirarla de frente y le acomodó un mechón rosa detrás de la oreja— peleamos un poco.

—¿Tú e Itachi o tú e Izumi? —alzó una ceja.

—Izumi y yo. Dijo que habían cojido.

—Oh, sí. He notado que ha estado yendo a casa algunas veces por la tarde.

Sakura cerró los ojos con el ceño fruncido. —Así que, ¿ellos están bien? ¿Están saliendo?

—No diría que están saliendo, pero no los veo mal.

Un sentimiento agrio se asentó en su estómago. Itachi la había estado buscando, mientras que había estado follando con Izumi. ¿A qué estaba jugando? ¿realmente quería estar con ambas? ¿realmente creía que podría estar con ambas? No. Eso era imposible. No iba a permitir que jugase con ella. Si la castaña quería aceptar esos tratos de él, allá ella.

Se sorprendió al pensar en que Itachi quizás no era tan distinto a todos los hombres como ella creía. A medida que crecía, vio la figura del Uchiha como el de alguien confiable, respetuoso y un caballero con las damas; sus mejores amigos, en contraste, eran unos casanovas irremediables. Sasuke no había tenido ninguna novia seria y su "relación" más estable era con Ino. Naruto nunca había tenido una relación y generalmente cambiaba sus intereses amorosos cada cierto tiempo, nunca ponía realmente esmero en el amor. Ninguno de ellos. ¿Y su padre? Ella no conocía a su padre. Hasta donde sabía, quizás él podría ser igual a todos estos hombres.

Itachi siempre había quedado exento de ese juicio.

Sasuke le pasó el brazo por encima y se le acercó al rostro para mirarla a los ojos, sacándola de sus cavilaciones —Sé exactamente qué deberíamos hacer. —Sakura le dio una sonrisa curiosa— Venganza.

Eso no se lo esperaba. ¿Acaso Sasuke estaba pensando en envenenar a su propio hermano? Se golpeó mentalmente, Sasuke jamás le haría eso a su querido aniki.

—Tú y yo seremos novios.

¿Qué? Sakura estalló en una carcajada. —Muy romántico. El sueño de toda chica es que se lo ordenen —ironizó.

Sasuke bufó —Escucha, tonta, es una manera sutil de rechazar a mi hermano, además de herir su orgullo. Itachi, como mi hermano mayor, tiene todo lo que yo tengo. —Sasuke se alzó de hombros —Él y yo tenemos todo a nuestra disposición, no hay nada fuera de límites, no hay nada que no tenga al alcance. Si tú y yo entramos en una relación, pasarás a ser parte de la lista exclusiva y única de elementos que él no puede tener.

Sakura boqueó. Comenzaba a entender.

—Cuando estemos en casa, solo me mirarás a mí, si estamos de fiesta, solo me besarás a mí. —a Sasuke le pareció una idea fantástica en este punto —No vas a volver a dirigirte a Itachi como solías hacerlo, y más aún, no vas a volver a caer cuando intente hacerte caer, porque yo estaré allí. Conozco a mi hermano más que a mí mismo, sé cómo reacciona.

Sonaba como algo inteligente. Más o menos. Habría que… afinar detalles. —Ignorarlo, rechazarlo. Son dos cosas que Itachi-kun odia. —Sasuke le dedicó una mirada que decía 'al igual que yo'. —También odia que se metan con los suyos. ¿Voy a golpearte o algo?

La mueca de burla de la pelirrosa se vio reflejada en el rostro del Uchiha. —Oh, no. —Sasuke jaló uno de los mechones de la pelirrosa provocando un gruñido adorable a su amiga —eso déjamelo a mí. Llegará el momento.

Sakura lo meditó un momento, había una mirada salvaje en Sasuke. Le comunicó que tendría que pensarlo. Ella podría ser impulsiva, pero cuando podía, pensaba en todo con calma.

Después de que terminara el quinto periodo, Sakura se aproximó a las canchas de atletismo, su nuevo club. Correr era una fuente perfecta de desahogo. La próxima vez se uniría a Hinata y Tenten en sus carreras matutinas.

o—

Cuando llegó a casa, vio al mayor de los Uchiha recostado sobre su puerta de entrada. Llevaba puesta una chaqueta grande de cuero y por debajo unos pantalones holgados de pijama. Su cabeza estaba apoyada en la madera de la puerta y tenía los ojos cerrados. Pese a su semblante tranquilo, ella supo que estaba molesto. Aunque se ve como un ángel dormido, también pensó.

Cuando se paró frente a él, finalmente posó sus pozos negros sobre ella. Nadie dijo una palabra por varios segundos.

—Necesito que te muevas para poder entrar a mi casa, Itachi.

El nombrado alzó una ceja. —Si estoy aquí es porque te estaba buscando.

—Y me encontraste, ahora déjame pasar.

Sakura se hizo paso corriendo a Itachi del camino, él cedió. Mientras ella ponía las llaves en la cerradura, le habló —Sé que estás molesta, lo entiendo, pero cuando te fuiste hablé con Izumi —Sakura rodó los ojos. Itachi se tomó otro segundo —si hablaba en ese momento, la discusión se iba a prolongar y se iba a volver insostenible.

Cuando la pelirrosa abrió por fin la puerta de su casa, se volteó a verlo —No debiste haber "hablado" con Izumi, Itachi, debiste haberme de-fen-di-do. —tomó aire—Dejaste que me humillara en el lugar en el que crecí. Frente a ti. Y dejaste implícitamente claro que ella tenía razón.

—Sakura…

—No. Vas a escucharme, Uchiha. Siempre has recibido lo mejor de mí, en mí interior siempre te esperé, a que estuvieras listo, a que me veas a tu altura. Ya-no-más. Ya no más dulce Sakura para ti, ya no más besitos sigilosos. —Sakura recuperó el aliento y respiró hondo para decir lo que tenía atorado en su garganta. La expresión del Uchiha tranquila e inescrutable, no dejando ver si lo que le decía calaba en él. —Tu y yo hemos terminado. Ter… mi… na…do.

La puerta de madera se cerró con fuerza en la cara de él, apenas rozando su nariz.

Dentro de casa, Sakura pegó un grito de cólera y liberación que estaba segura que había sido escuchado en toda la cuadra. Subió a su cuarto y escribió un mensaje a Sasuke:

"si vamos a hacer esto, tenemos que afinar detalles"

o—

Esa semana fue intensa para ambos. Se coquetearon abiertamente durante las clases y después de la jornada iban a casa de Sasuke o de ella para seguir con la farsa, que por lo demás, era bastante divertido. Llenaron sus redes sociales de un coqueteo atrevido que no dejaba dudas de que algo carnal estaba sucediendo entre ellos. Dejaron que Mikoto les viera besándose, la mujer rió y se fue.. Sasuke se aseguraba de decir lo suficientemente fuerte que iba a casa de Sakura durante las tardes y luego no volvía hasta la mañana, para cambiarse, vestirse y recogerla en su auto para ir a clases.

Una de esas tardes llegó bastante lejos para ambos.

—Madre, voy a casa de Sakura. —gritó hacia dentro. En la sala de estar estaban Itachi e Izumi viendo televisión.

—¿Volverás a cenar?

—No.

Cuando Sasuke tocó la puerta de la chica, esta le recibió con un gruñido somnoliento, un pantalón de pijama azul y una blusa de seda blanca. Le hizo un espacio para que pasara y se volvió a recostar en el sofá, en donde una manta de lana la esperaba.

—¿Qué tal el entrenamiento? —preguntó el pelinegro entrando a la cocina a buscarse algo. Regresó con una soda.

—Duro. —se restregó los ojos, sacándose un par de pestañas rosas en el proceso —Ya terminó mi semana de adaptación y ahora me están haciendo correr con todos los demás. Siempre soy la última en llegar.

Sasuke se sentó a su lado y tomó el control de la TV. —Voy a ver algo mientras duermes. —Sakura asintió y volvió a dormirse. Sasuke, al otro lado sofá, de vez en cuando la ojeaba. Era un panorama bastante… acogedor.

Después de un par de horas Sakura despertó para encontrarse con que el pelinegro también había caído dormido, estratégicamente posicionado a su lado. Ella le abrazó y le susurró —Sasuke-kun.

—Mmnh…

—¿Te quedas hoy?

—Mmh.

—Bien. —cuando hizo el intento de levantarse, él la atrajo hacia él. Sakura frunció el ceño y miró sus ojos semiabiertos.

—Creo que ya es momento —dijo él —de consumar nuestra relación de novio y novia.

Sakura se carcajeó con ganas, tapando parte de su boca hasta que se percató de que el chico estaba tapando su pelvis, sospechosamente elevada. —Supongo que Ino no te ha estado dando bola —Sasuke negó. Se cautivó con los ojos brillantes de la Haruno, sus mejillas rosadas por la risa y sus ojos ligeramente hinchados por el sueño.

—Está entrando en serio con Deidara…

—¿Eso me hace a mí el reemplazo? —ironizó.

Sasuke rodeó su cintura con sus brazos y la acercó hacia él. —Jamás podrías ser un reemplazo, —le ronroneó al oído —siempre serás— besó su cuello —primera opción— subió a sus labios —de cualquiera. —sus manos bajaron a su trasero y afirmaron su agarre.

Sasuke se deleitó con la cintura y las costillas de Sakura, con la delgadez de su piel y la tersidad de sus piernas. De la curva en sus caderas, la pronunciación de su clavícula y sus pechos pequeños, la suavidad de sus muslos y su mirada aguda. Esta última no era nada comparada a la primera y única vez que lo habían hecho. Sakura en ese entonces era inexperta, un poco torpe y se había dejado hacer por él; quién mejor que él para compartir un momento tan íntimo, Sasuke se sintió honrado por la confianza y el amor de la chica aquella vez. Y ahora, no habían pasado más de dos años y sentía una ferocidad en su actitud que no le sorprendió ver. Se armó una fiesta de gruñidos y arañazos una vez embistió contra ella.

Estuvieron horas mordisqueando, jugando y lamiendose entre ellos. Conociendo sus cuerpos y explorándolos. Cuando Sakura llegó, Sasuke siguió jugando con ella, oliéndola, empujando sus límites hasta que finalmente él llegó. Se recostó en su cama y jura haber visto una sonrisa en la chica, pero cuando intentó corroborar, ella ya estaba partiendo a ducharse. Sasuke decidió que quería quedarse entre las sábanas, lugar donde el olor y la esencia de la Haruno era más intenso.

Enredaderas de plantas en el techo, posters de artistas femeninas feroces, luces tenues que venían de las lámparas dispuestas en lo extenso de la habitación. Un poco de ropa y prendas interiores en un pequeño canasto blanco al lado de su puerta y la casa de muñecas que le había regalado su padre hace más de 6 años al final del cuarto, con leves modificaciones. Era un lugar que representaba muy bien el espíritu de su amiga. Sin darse cuenta, entre la fantasía y la realidad, cayó en un sueño profundo.

Al salir del baño, Sakura lo miró con amor. Nunca había tenido muy claro que sentía por el chico, hubo un tiempo en que estuvo enamorada y lo olvidó rápidamente al ver que el chico jamás iba a domarse a sí mismo por otra persona. Su amigo era muy poco serio con las mujeres. Su "relación" más extensa era con Ino, y era algo mucho más carnal que emocional. Tanto él como la rubia Yamanaka se atraían físicamente, por lo que implícitamente acordaron que podrían tener encuentros casuales y mantenerse como amigos.

Sakura miró al otro lado de su habitación, alrededor de la casa de muñecas había una serie de fotografías de su infancia, ella, Sasuke y Naruto, ella y las chicas, una de las pocas fotos que tenía con su padre, ella e Itachi. Suspiró. Quitarse al Uchiha mayor de la cabeza le estaba tomando todo su esfuerzo físico, mental y espiritual.

Se puso un pijama limpio y bajó las escaleras, dejaría que Sasuke durmiese mientras ella veía su serie de vampiros. Estás enferma, obsesionada, se dijo a sí misma.

A la mañana siguiente, el chico antes de irse a vestir a su casa, le preguntó a Sakura el turno que tenía su madre el día de hoy.

—Está con doble turno, vuelve mañana a las 6 AM.

Sasuke sonrió con malicia y se despidió. Tenía un plan perfecto. —Bien, te paso a buscar en una hora y nos vamos. No te tardes.

Puntual como siempre, Sasuke recogió a Sakura y se fueron a clases con normalidad. Durante el primer receso, Itachi mensajeó a la Haruno.

o—

Al inicio del receso del cuarto periodo, Sakura aprovechó de acercarse a Ino.

Esta última tomaba de una caja de jugo de uva mientras le explicaba a Sakura los detalles de esa tarde. —Entoncesssss… ¿qué opinas de Sasuke y yo? —interrumpió la pelirrosa.

Ino dirigió su mirada hacia ella. —Supongo que está bien. —tomó un sorbo del jugo y continuó. —Es decir, no me pone mal. Sasuke-kun no me gusta más allá de lo físico… Creo que es divertido a su manera y muy bueno en lo que hace, lamentaré no podré estar con él mientras tú estás, —tomó otro sorbo– pero de todas formas estoy con Deidara, sabes. Aún así, creo que me siento un poco molesta, quizás celosa. No lo sé. Te lo diré cuando lo sepa.

Sakura asintió.

—¿Ya lo han hecho? —Sakura volvió a asentir, esta vez compartieron una mirada divertida —genial. Volviendo al tema de esta noche, repito: ropa cómoda, cabello tomado, dinero en efectivo y a las 11 en casa de Deidara.

En ese minuto llegó Sasuke. —Bien, es hora de irnos —Sakura alzó una ceja y él le brindó a Ino una mueca coqueta como saludo. —la rubia solo giró sus ojos y decidió ignorarlo.

—Recién comenzará el último periodo, tenemos gimnasia. —Sasuke hizo otra mueca parecida a una sonrisa.

—Ino dirá que has tenido un inconveniente femenino. Como soy tu novio, yo te estoy acompañando. —ordenó.

—Sasuke, nadie creerá eso.

—No es lo importante en este momento. —la campana sonó y Sasuke tendió una mano—solo confía en mí.

Sakura suspiró al tomar su mano y tiró un beso de despedida a Ino mientras se alejaba. Ambos corrieron al costado izquierdo trasero del instituto, la chica miró al Uchiha con duda y él apartó ramas y hojas de una pared para mostrar una apertura con forma irregular en la superficie sólida de concreto.

—Cuando estábamos en primer año, Naruto vio a un gato en un salón y decidió seguirlo por toda la escuela. Eventualmente su travesía le llevó a este lugar y vio como se deslizó entre medio de unas ramas hasta el agujero. El tarado me contó y desde entonces de vez en cuando nos escapamos. —Sakura le hizo un puchero y Sasuke rodó sus ojos sabiendo el reclamo implícito que su amiga le hacía. —Si no te contamos es porque en ese entonces eras una aburrida y nos hubieras delatado.

—No lo hubiera hecho —se cruzó de brazos

—Eso ya no importa, hay que irnos.

La Haruno fue la primera en cruzar y una vez estuvieron ambos, corrieron en dirección al centro de la ciudad.

Estuvieron una hora dando vueltas por bazares y uno de los parques. Sasuke se había encargado de proveer alimentos dulces para su amiga, a quien había que mantener contenta para que no se pusiese temperamental. El chico pensó en lo bueno que era no tener novia, o al menos, una real, ya que cada vez que él, Sakura y Naruto salían, terminaba gastando dinero en los caprichos de la pelirrosa.

El clima de ese día no era nada agradable y la chica lamentó seguir caminando con falda, por lo que se refugiaron en un café. —Así que el día de la apuesta hace unos años…

—No tenías ninguna posibilidad de ganarme. —Sasuke la cortó. —Pero respeto tus esfuerzos, hiciste un desastre y no tuviste represalias. Es casi ficticio.

—Creo que quizás si supieron lo que hice y decidieron dejarlo pasar —se alzó de hombros—al día siguiente Kakashi-sensei se acercó a preguntarme cómo hice para no quemarme con los químicos…

El chico dejó de prestar atención cuando vio a dos oficiales de policía por el rabillo del ojo, por lo que se levantó enérgicamente y agarró la mano de la chica para guiarla al mostrador de la caja, allí, pagó y la arrastró, no sin tener algo de queja de su parte. —Solo sígueme, ¿bien? Tengo un —arrugó el rostro con la palabra que pensaba utilizar —...plan.

Caminaron rápido y pasaron al lado de los policías, quienes al verlos, aminoraron un poco el paso. Los oficiales rápidamente pusieron el plan de acción para aplicar en caso de ver a dos jóvenes en uniforme de colegio fuera del horario establecido.

¡Super plan de acción policial en caso de ver a dos jóvenes fugados de clases!:

¡Número 1: Cerrar el paso de los jóvenes!

—Ustedes dos, alto ahí. —dijo uno de ellos, mortalmente.

¡Número 2: Cuestionar a los jóvenes sobre por qué están fuera del horario de clases! ¡Jóvenes irresponsables!

—Mmnh… ¡Salimos antes! —exclamó Sakura en respuesta. Ella y Sasuke compartieron una mirada. Esos policías eran... extraños.

¡Número 3: Detenerlos y llevarlos a la delegación policial más cercana para que tengan su merecido!

—¡No es nada responsable escaparse de clases, muchachos! —exclamó uno de ellos ya dentro del carro policial y sacándose las gafas oscuras de forma cool (por enésima vez).

¡Número 4: Llamar a la escuela para que sus tutores se dirijan de inmediato!

Este último paso fue el más veloz, ya que la madre de uno de ellos, se puso en camino a buscarlos cuando la escuela se enteró de que habían dos alumnos que estaban faltando...

Antes de siquiera poder compartir una conversación entre ambos, Mikoto Uchiha ya estaba entrando a buscarles con una mirada de ofuscación que a Sasuke le hizo replantearse si esa había sido una buena idea.

¡Plan de acción policial ejecutado exitosamente! ¡Esos chicos pensarán dos veces antes de volver a escaparse!

Resultados no garantizados.

La matriarca Uchiha una vez en casa no se contuvo con los gritos y enumeró un castigo catastral para su hijo menor, además de castigar a Sakura en nombre de su madre, quien estaba con doble turno. —Van a cenar y luego van a la cama. ¿Entendido?

Ambos asintieron.

—En habitaciones separadas. —puntuó.

Ambos asintieron, sonrojados.

—Bien, ahora irán a la sala de estar. No prenderán el televisor. Denme sus celulares. —ambos obedecieron—Bien. Largo.

Ambos se quedaron de brazos cruzados sentados sobre el gran sofá negro de 5 piezas. Sasuke recostado pensando en nada en particular, Sakura con el ceño fruncido con una maraña de pensamientos casi homicidas hacia su amigo.

Se inclinó hacia él y le susurró con los dientes apretados —en qué mierda estabas pensando cuando pasaste junto a esos oficiales, te voy a destrozar la mandíbula Uchiha Sasuke.

—Exactamente en eso, en pasar junto a esos oficiales.

—¿Para qué?

—Para que nos detuvieran.

—¿¡Por qué!?

Sasuke bufó y masculló por lo bajo lo estúpido que se veían esos policias con su estúpido plan y sus estúpidos lentes de sol —tus preguntas son tontas, Sakura.

—Y tú eres un insensato.

—Solo déjate llevar. Sé exactamente lo que hago.

La pelirrosa quedó intranquila, pero volvió a sentarse recta cuando Mikoto apareció súbitamente en el salón. —Sasuke-chan, hay té en la cocina. —la mujer los miraba severa y con el rostro elevado, pero parecía que su enojo se había enfriado— y pueden ver televisión. Con volumen moderado. No los quiero ver divertirse, ¿bien?

Ambos asintieron. Después de que Sasuke dejara el té en la mesa, pusieron una película. Ambos se quedaron en silencio. Ella lanzando miradas asesinas y él ignorandolas con maestría. La película retrataba a un matrimonio de sicarios que intentaban asesinarse uno al otro. Vaya.

Extrañamente pasaron una tarde… agradable. Pasadas algunas horas estaban ambos relajados sobre el sillón. Sakura recostada sobre el Uchiha y él acariciando distraídamente su cabeza. Se había cambiado el uniforme por su ropa de casa y había facilitado una camiseta grande a Sakura por su comodidad. Una camiseta horrible, por lo demás. Era negra y de un material caro, pero tenía enfrente a una rana gigante sacando la lengua, cortesía de… Bueno, era obvio quién le había obsequiado eso.

Cada vez que Sakura reía por algo que decían en la TV, su pecho se ponía tibio y cada vez que ella le buscaba la mirada para saber si había pensado lo mismo que ella o le había causado gracia lo mismo que a ella, su corazón taladraba en su pecho.

Sasuke se percató que al llegar Itachi a casa el semblante de su aniki no se veía muy positivo. Su mirada se había oscurecido y después de saludarlos, se encaminó a su habitación y no salió.

Llegada la noche, Sasuke tuvo que poner en marcha su plan. Un plan a corto y largo plazo. Se excusó con Sakura y la dejó viendo alguna tontería romántica, mientras él se duchaba y se preparaba para la fiesta.

—Uh, uh. Sasuke, ¿qué diablos?

Sasuke hizo un gesto con la mano para indicarle que se ponga de pie y lo siga. La Haruno lo obedeció, siempre mirando hacia las escaleras por si aparecía Mikoto ladrándoles nuevamente.

—Sasuke, ¿qué diablos? —repitió. Siempre costaba extra sacarle información al Uchiha menor y a la pelirrosa le molestaba tener que lidiar con eso.

—Guarda silencio Sakura.

—¡Sasuke! Qué-dia-blos.

Sasuke abrió la puerta de su casa y la obligó a escabullirse por el jardín, levemente inclinados detrás de las hojas. Lo suficientemente molestos entre ellos como para escuchar los dientes del otro apretarse.

Sakura lo jaló del brazo —Detente. Vas a tener que comenzar a contarme tus estúpidos planes, porque la idea de estar castigada la detesto. ¿Sabes como se pone mamá cuando se enoja? Por supuesto que lo sabes, la-has-visto. Así que empieza a hablar, Uchiha.

—Una vez veas los resultados de esto, vas a adorarme, Haruno. —Intentó seguir su camino, pero ella volvió a jalarlo.

—Habla.

Sasuke suspiró y apuntó a la esquina de la calle. Allí, un jeep blanco prendía sus luces y arrancaba en su dirección. —Confía en el proceso.

Al volante de un Wrangler blanco, Hinata se limaba las uñas mientras escuchaba a Yamanaka, la persona más parlanchina que conocía. Muy contrario a Ino, Hinata tenía una manera bastante particular de hablar; suave, tranquila, algo pensativa inclusive. Como si estuviera constantemente drogada o sedada. Aunque eso, en parte, era cierto. Cuando Hinata cumplió 13 comenzó un tratamiento farmacológico que consistía en benzodiacepinas para evitar que sus nervios, o estrictamente hablando, su intensa ansiedad, la dominaran. Eso, junto a la terapia, la ayudaron a dejar de tartamudear como boba.

Pese a que tanto su cuerpo como su cerebro se acostumbraron a sostener un cierto equilibrio gracias a las pastillas y pese a que Hinata no se sentía drogada, tanto su postura como su semblante generalmente decían otra cosa. Hipnótica, somnolienta e irritable eran tres palabras que definían de manera perfecta a la chica y que hacían que se viera misteriosa e inalcanzable para gran parte de la población masculina.

Sin quitar la vista de su mano, interrumpió educadamente a su amiga: —Ino, ¿estás formalmente con Deidara?

La rubia se pensó la pregunta sin quitar sus ojos claros de los grises de su amiga —No lo sé —sonrió. —A veces creo que sí, pero más de la mitad del tiempo sospecho que ninguno de los dos quiere eso.

Hinata asintió —quiero que me presentes a Hidan. —Ino pestañeó. —Hoy, de ser posible.

Ino volvió a pestañear, sus labios levemente abiertos en sorpresa. Antes de poder indagar en la rareza de esa petición, apuntó hacia el frente. —¡Prende el auto, allí están!

La pelinegra obedeció y antes de que sus dos amigos entraran por la puerta trasera, añadió: —Guarda el secreto, ¿bien? —la rubia asintió, con la curiosidad aún impresa en su rostro.

Sakura se acomodó en el asiento trasero respirando agitada—¡No tenía idea que estaban en esto también! Nadie me cuenta nada… —hizo un puchero y Sasuke bufó. —De todas formas, ¿cómo voy a ir a la fiesta con el uniforme de la escuela?

Ino se volteó y extendió una bolsa grande con una sonrisa. —Estas son las ocasiones en que demostramos lo maravillosas que podemos ser. Prendas para regodearse, tu elección.

La pelirrosa abrió la bolsa y efectivamente había un montón de prendas pequeñas para prepararse. Ágilmente comenzó a probarse las combinaciones que le parecieron más adecuadas para la noche que se venía.

o—

Un par de horas antes de que Sasuke y Sakura se escaparan de la escuela esa tarde, Itachi buscó a la Haruno nuevamente. Se determinó por textearle cuando él sabía que ella estaba en su receso y no habría excusa de que ella no le respondiera.

"me parece que no has dejado que me explique ni bien ni con calma, veámonos, necesito verte y solucionar esto"

Sakura: "estás con Izumi?"

"me encuentro solo"

Sakura: "sabes a qué me refiero"

Por un par de minutos Itachi pareció meditar qué decir, por lo que prefirió guardar su celular. Los viernes solo tenía una clase de 9 a 12, por lo que condujo a casa pensando en una respuesta que no hiciera que la pelirrosa chillara y lo mandara al infierno. Él bien sabía la animadversión que tenían una por la otra desde que eran pequeñas. Lo cierto es que cada una tenía un lugar especial en su vida, pero siempre supo que la persona correcta para estar, era Izumi. No solo era su primera novia y la primera persona de la que se había enamorado, también tenía su edad, era educada, respetuosa y hermosa. Habían mantenido contacto a través de los años y podía asegurar que ya no estaba enamorado, pero sí le tenía un cariño especial y era lo correcto. Como si desde muy pequeño se hubiese hecho la idea de que su destino era estar con ella y de alguna manera él sabía que ella pensaba parecido.

No obstante, la vida era incierta. Él últimamente la sentía incierta. Cuando llegó a casa, respondió.

"nada oficial con Izumi"

Fue a darse una ducha y pensó en Sakura. Se había enamorado lentamente de ella a través de los años, inseguramente, tomando un camino borroso entre el cariño y el amor. Dándose cuenta que ella siempre estuvo allí, dedicándole sonrisas adoración y celándolo cuando le veía con otras chicas en la escuela. Él, por su parte, siempre dando todo lo que estuviera a su alcance para hacerla dichosa y encapricharla, demostrándole más cariño que a cualquier otra persona. Al salir de la ducha, revisó su teléfono.

Sakura: "mientras ella y tu estén juntos, yo estaré fuera del mapa. A.K.A. no quiero verte"

Suspiró. Suspiró como solía hacerlo últimamente. Al final, ella estaba con su hermano. No había manera de que él se atreviera a cruzar esa gruesa línea.

Era ambicioso de su parte querer seguir teniéndola de amiga cuando sabía lo que había entre ambos, su intimidad ya había sido pactada. Él sabía que ella llevaba años apegada a él y ella, de alguna manera tenía la seguridad de que él tenía cierta preferencia y debilidad hacia ella. Aunque sus últimas acciones no concordaban con su actitud. Haberse decidido por Izumi fue una decisión calculada. De lógica. Cada vez que Sakura respirara, él recordaría esta decisión como agujas en su corazón.

Decidió salir de casa cuando escuchó a su madre llegar. Al mirar por el ventanal de su habitación, vio tanto a la pelirrosa que estaba en su cabeza como a su hermano menor salir del auto, ambos con rostro de culpabilidad. ¿Qué habían hecho ahora?

Pese a que la intriga le picó el estómago, no se atrevió a estar bajo el mismo techo que su otouto y Haruno. Salió cuando escuchó a su madre gritarles en la cocina.

(escena itachi más amigos jeje) preparandose para la fiesta!

—¡MIERDA, MIERDA MIERDA, KAKUZU! —un billete de veinte fue puesto en la mesa – ¡MIERDA, MALDITO SEAS!

Dedos ágiles y largos se movían por sobre la mesa, distribuyendo cartas frente a cada jugador alrededor. Hidan terminó de repartir al tiempo en que la puerta del salón se abría y entraba por ella Shisui e Itachi con dos cajas de pizza. Un vistazo rápido a la puerta y Hidan siguió gritando.

Shisui malabareó las pizzas con maestría encantadora. Si hubiese habido alguna chica presente, la ropa interior ya hubiese estado húmeda y en el piso.

Definitivamente, Shisui seguía a Itachi para lo que él quisiese hacer, sabía que sin importar lo que su remilgado primo hacía, todo indicaba diversión.

Al menos eso le pareció cuando conoció a su grupo de amigos por primera vez y vio como todos accedían a hacer lo que su primo sugería. Como si fuese el único que conectase dos neuronas en el grupo. Eso lo hizo reir, porque era exactamente como se sentía con él cuando estaban juntos.

—Oh, Tachi-chan, no invité a Izumi. —el nombrado arqueó una ceja —Su hermano entró a la escuela policial. No queremos intrusos.

Itachi asintió. A su alrededor estaban sus amigos de toda la vida. Algunos buscapleitos, otros tranquilos, unos explosivos, otros extremadamente raros, cada uno con sus peculiaridades. Congeniaban extrañamente unos con otros y cuando era más joven llegó a la conclusión de que si se habían juntado como individuos, era porque cada uno de ellos debía tener un problema mental serio.

Se encontraban todos alrededor de la mesa de póker puestos para otra ronda. Jamás, jamás y jamás lo admitiría, pero había extrañado estar allí. Esta noche sería memorable.

Hidan, quien había estado lanzando maldiciones momentos antes, finalmente se calmó y tomó un trago de su cerveza. —¡Esta fiesta será épica, tío! Definitivamente vamos a necesitar más alcohol que esto— dijo con los ojos brillando con anticipación.

Kakuzu asintió mientras mezclaba las cartas con maestría, ya había pensado en cómo recaudar el dinero y además tenía el plan listo para multiplicarlo. —Con lo que venderemos esta noche será suficiente. —Tanto él como Zetsu tenían una pequeña "empresa" de distribución ilegal. Cuando iban en la secundaria, a este lo expulsaron cuando descubrieron que para un proyecto de ciencias había creado unas semillas de marihuana altas en THC. Al registrar su casillero en busca de las dichosas semillas, encontraron todo tipo de drogas duras que se dedicaba a vender en la escuela. Esto con ayuda de Kakuzu, quien era un apostador compulsivo desde muy temprana edad. Adicto al dinero, Kakuzu aprovechaba cada oportunidad de hacer negocios que podía. Itachi estaba seguro de que si lograba hacerse con poder político o establecerse en un cargo alto en una empresa, Kakuzu caería preso por corrupción.

—Konan contactó a una DJ especializada —comentó Kisame mientras le devolvía a la mencionada un espejo con el que se estaba retocando el maquillaje azul que insistía hace tantos años en utilizar. —pero pidió pago por adelantado.

—MIERDA KAKUZU ESTÁS HACIENDO TRAMPA MUESTRAME TUS PUTAS CARTAS.

Kakuzu ignoró —Dame su número y negociaré con ella. —le extendió su teléfono a la joven peliazul sentada en el gran sofá detrás, no había un gramo de grasa en su escuálida corporalidad. A su lado, un cómodo Obito acariciaba su delgado brazo por detrás del respaldo. A Pain, el novio de la chica, no parecía importarle.

—AAAAAAAAAAHHHH —gruñó Hidan mientras agarraba una de las cajas de pizza y la estrellaba contra la pared. —KAKUZU.

—Paga.


N/A: Este capítulo llevaba listo MESES pero no me convencía del todo. Aún así llevaba sin actualizar demasiado tiempo. El siguiente capítulo también está listo así que durante la próxima semana lo estaré subiendo.

Besitos!