Capítulo 25
Salió finalmente de su habitación, le había dado mil vueltas al asunto de Ayano y ninguna de las teorías lo convencían. Lo único seguro era que debía estar secuestrada por Haruka. No entendía el por qué ni el cómo, pero si su padre se había convertido en un monstruo entonces cualquiera podía serlo, incluso ese chico del que ella con tanto cariño hablaba.
Sin embargo, no era momento para ello, debía mantener esa fachada de normalidad que tan bien se le daba hasta encontrarla, y una vez que la sacara de ese lugar, la presentaría ante sus hermanos, viva, sana y salva.
Y entonces los tres recuperarían el tiempo perdido.
–Mmm... ¡Huele genial!– comentó sentándose a la mesa, fingiendo no tener una sola preocupación en el mundo y atacando ese modesto pero delicioso plato.
Tan preocupado estaba en no demostrar una pizca de preocupación que no reparó en la expectante sonrisa de las dos chicas frente a él que no dejaban de verlo.
–¡Gracias por la comida!– exclamó con fingida alegría –Voy a bañarme~– anunció alegremente, no le gustaba nada pasar demasiado tiempo engañando a los suyos tan alevosamente.
–Eh... Kano...– escuchó a Mary llamándolo.
–¿Sí?– giró curioso, hasta que vio la expresión de Tsubomi –¿Qué sucede...?– preguntó estúpidamente, ella se veía triste...como si se sintiera decepcionada por algún motivo, le dio la impresión de que se estaba perdiendo de algo.
–¿No te hace feliz...?– volvió a preguntar Mary que debió ver su expresión de franco desconcierto porque continuó –¿Que Seto haya aceptado que Tsubomi se quede...?
–Sí, claro que me hace...– comenzó a decir despreocupadamente hasta que las pocas neuronas que aparentemente funcionaban hicieron sinapsis –¡¿SE QUEDA?!– gritó con sus ojos abriéndose más allá de lo saludable mientras observaba a su hermanita.
Ella asintió con claro alivio y una preciosa sonrisa, que se transformó en risa cuando él corrió hacia ella la tomó por la cintura y levantándola en el aire comenzó a girarla casi llevándose mesa, sillas y Mary por delante.
–¡Ya no volverán a separarte de mi!– exclamó feliz, olvidando un momento el asunto de Ayano, el cansancio, la debilidad producto de meses apenas probando bocado y cualquier tipo de herida antigua o reciente.
Sin embargo, su cuerpo no había olvidado esas heridas causadas por las múltiples caídas de aquella bestia de dos ruedas.
–Shuuya... me estoy marea...– comenzó a decir Tsubomi.
No pudo terminar la frase ya que, para su fortuna o desgracia, el giro terminó en un instante cuando ambos cayeron irremediablemente.
–¡Ahh! ¡¿Están bien?!– chilló Mary ante la estrepitosa caída.
Kano en el piso se veía adolorido, una de sus manos había ido a parar directo a su pierna, fue sólo un instante, pero más que suficiente.
–¡Estamos bien~!– respondió activando su máscara después de un fugaz vistazo a Tsubomi quien no tardó en incorporarse, comprobando que ella sí lo estaba.
–No, no lo estás– Aseguró Tsubomi tocando su pierna, cuando de él se trataba podía ser extremadamente perspicaz.
–¡No… detente! ¡Jajaja! Me haces cosquill...– se quejó mientras ella hacía una suave presión en distintos puntos buscando el indicado –¡AHH!
¡Bingo!
–Deshazla...– le ordenó en ese tono que él no se plantearía desobedecer.
Exhaló derrotado y le permitió ver su pierna.
Su pantalón roto en algunos lugares permitía ver claramente un par de feos raspones, algunas magulladuras y unos pequeños cortes que aún estaban abiertos.
–¡También tu brazo! ¡Esa maldita motocicleta!– exclamó enfurruñada sin dejar de analizarlo por completo en busca de nuevas heridas –¡Sabía que era una pésima idea!– le reclamó –Mary, ¿tenemos algo para curarlo?– preguntó viendo a la susodicha quien se asomaba curiosa y algo preocupada.
–¡S...Sí!– exclamó ella yendo por algunas gasas y alcohol, no podían permitirse más.
–No tienes que preocuparte tanto... es sólo superficial– le restó importancia –. ¡Debemos celebrar que finalmente le llegó algo de agua al tanque a nuestro hermanito!
–¡Claro que me preocupo!– exclamó –Estás haciendo esto por mí… Lo último que quiero es que te lastimes…– lo miró suplicante.
Sonrió sinceramente –Te extrañé…– exhaló viéndola con añoranza –Te he extrañado tanto este tiempo…
Cuando Mary regresó con las gasas y el alcohol se lo encontró lagrimeando y a ella despeinándolo afablemente, se sintió feliz, las cosas finalmente estaban saliendo bien para uno de sus mejores amigos.
En la tarde llegó Seto, algo cansado, pero aliviado, se había quitado una gran carga de los hombros al finalmente haber tomado esa decisión que tanto lo torturó durante meses. Además sentía curiosidad por lo que habrían hecho ese día, Mary solía pasar la mayor parte del día sola en la casa, así que probablemente estuviera divirtiéndose con esos dos, y efectivamente encontró más bullicio del que nunca hubo allí.
Como cada tarde Mary lo recibió con una sonrisa y un tierno abrazo –Bienvenido a casa Seto, ¿cómo estuvo el trabajo?
–Bien, bastante bien– le devolvió el abrazo –. Son muy ruidosos, ¿verdad?– le preguntó viendo hacia la cocina.
Ella asintió –Están felices gracias a Seto– comentó con una sonrisa, él negó, pero ella continuó –. Aunque Tsubomi está un poco molesta porque Kano no quiere dejar el empleo de la moto.
–¿Cuál moto?– preguntó no entendiendo del todo.
Llegó la noche y ya se estaba arrepintiendo de su decisión, tenerla en la casa durante esas pocas horas lo había agotado en extremo.
Se alegraba de que su hermano se viera feliz, que hubiera vuelto tan pronto a ser el Shuuya que conocía, ese que no se callaba ni abajo del agua y que disfrutaba de bromear con los demás, sin embargo, esa noche se estaba pasando, era como si sintiera la necesidad de molestarlos todo aquello que no pudo en esos seis meses.
Y la fantasma que apenas podía detectar en la casa de los Tateyama, y cuando hablaban solía ser en voz baja para no ser descubierta, tampoco se detenía.
Cualquier comentario intrascendente era suficiente para que discutieran...
–Me duele la cabeza– murmuró levantándose de la mesa –. Voy a dormir...
–Seto, ¿te encuentras bien?– Mary fue tras él para sorpresa de nadie.
–Sí, tranquila, sólo estoy cansado– le dijo con una sonrisa dirigiéndose a su habitación –, y... ¿qué opinas de vivir con Tsubomi? ¿Crees que estuvo… bien?– preguntó una vez que cerró la puerta de su habitación después que ella pasó.
–¡Estuviste genial Seto!– respondió con emoción –Kano se ve mucho más feliz, y Tsubomi es una chica muy agradable... Además cocina muy bien.
Lo primero era cierto sin dudas y lo último innegable, hacía medio año que no probaba una comida decente como la de ese día, tanto desayuno como cena habían sido un manjar si lo comparaba con lo que cualquiera de ellos tres podían cocinar.
–Me alegra ver mejor a Kano, creo que me desacostumbré un poco a su energía, debo estar volviéndome viejo– rio por lo bajo -. Tienes toda la razón, dejarla quedarse fue algo bueno.
Con aquella tranquilidad y la compañía de Mary, se quedó dormido sin siquiera quitarse la ropa.
–Me voy~– avisó saliendo de su habitación con su bolso y la ropa de trabajo.
–No vas a ir...– ordenó ella viéndolo con seriedad.
–¡Claro que voy a ir! No puedo faltar mi segundo día de trabajo~~
–¡Claro que vas a faltar! ¡Y no vas a regresar! ¡Estás herido! ¡Ese trabajo no es para ti!– Exclamó enfrentándolo, con sus brazos en jarra.
–¡¿Qué dices?! ¡Es perfecto para mí!– se defendió, no era como si lo adorara, pero salir de noche y recorrer la ciudad en esa motocicleta que esperaba dominar en poco tiempo, le daría la oportunidad de investigar el tema de Ayano.
–¡No sabes conducir! ¡Vas a matarte en esa moto!– le gritaba desesperada como si no pudiera concebir que él no lo entendiera.
–Chicos... Seto necesita dormir...– se escuchó la vocecita de Mary, quién sabe desde cuando estaba allí intentando hacerse oír entre tanto grito.
–Uhh...– Tsubomi se cubrió la boca, apenas había sido aceptada, no quería ser una molestia para su hermano –Lo siento...– susurró viendo a Mary con arrepentimiento.
–Está bien...– le sonrió la chica –Sólo no hagan tanto ruido, Seto debe levantarse muy temprano para trabajar.
Tsubomi asintió, y cuando volvió su mirada a su hermano, buscando la forma de hacer énfasis en su punto, él por supuesto ya no estaba –¡Demonios!– exclamó saliendo tras él, pero ya no se veía por ningún lado. Entró frustrada y enojada –Maldición, lo perdí...– se quejó en voz baja.
–Tranquila...– la reconfortó Mary –Kano sabe cuidarse, en todo este tiempo buscándote nunca tuvo problemas.
La miró con algo de desconfianza, sabía perfectamente que él pudo regresar sangrando en cualquier ocasión y ella no lo notaría, tal vez Seto, pero tampoco estaba tan segura de eso.
Mary bostezó, y luego de despedirse se fue a dormir, dejándola en medio de la sala mortificándose por la suerte de su hermano, estaba segura de que se iba a matar en esa cosa.
Esa noche no hubo ni rastro de Haruka, Ayano o alguna pista, solamente cayó una vez de esa apestosa moto, pero esta vez fueron apenas raspones, sentía que pronto aprendería a dominarla, y sino, sólo necesitaba aprender a caer.
Al regresar a su casa todo estaba en penumbras y no se escuchaba ruido alguno. Se sintió bien, si podía garantizar un tranquilo sueño para su familia cada noche todo el esfuerzo valdría la pena.
Y si la vida volvía a sonreírle como hacía unos pocos días cuando recuperó las ganas de vivir, y encontraba a Ayano viva, y lograba rescatarla, entonces la vida volvería a ser maravillosa.
Lucharía con su vida por proteger esa felicidad.
Entró a su habitación sin percatarse del par de ojos carmesí que lo habían esperado hasta que llegó.
Una vez que Shuuya estuvo a salvo en su cuarto, pudo exhalar, tranquila y cansada, él se veía bastante bien dentro de todo, así que se recostó en el sofá buscando conciliar el sueño en ese que después de tanto tiempo y tanto sufrimiento se había convertido en su hogar.
Se sentía como si finalmente las cosas se encaminaran, ahora sí sin engaños, sin ocultar nada, podía vivir con su familia como en sus recuerdos.
–Sólo no lo arruines Tsubomi…– se dijo a sí misma antes de quedarse dormida.
Notas de la autora:
Uff… tardé seis largos años en traer esta actualización, un record personal.
En realidad, por motivos que no recuerdo dejé de escribir, y estos días volviendo a leer mis propios fics en un intento por recordar algo de la historia original (había olvidado casi todo), me sentí mal por no haber terminado éste que daba para tanto despliegue de delirios.
Claro que el problema era que tampoco recordaba cómo planeaba seguirla, así que luego de varios días dándole vuelta creo que recordé algo y sentí la necesidad de darle un final más o menos decente, así que aquí estoy.
Pido disculpas por lo soso y el poco avance del capítulo, pero volver a escribir después de tanto tiempo es complicado, pasará un tiempo antes que vuelva a retomar el flujo.
Sin aburrir más me despido, y saludos a quienes aún quedan en el fandom.
¡Hasta la próxima!
