ACLARACIÓN
LA IDEA DE LA HISTORIA SURGIÓ DESPUÉS DE HABER LEÍDO "VOLVERTE A VER" DE LA AUTORA HANNA FERRARI. PERO, LA HISTORIA ESTA INSPIRADA EN : CANDY CANDY - LA HISTORIA DEFINITIVA - de Arechi Manga.
CAPITULO 1 :
POV TERRY -
Aunque los movimientos del doctor fueran igual de seguros que hace un año,en este tiempo había aprendido qué la mirada de aquel doctor podía decir más que sus propias palabras.
- Por esta noche, el diagnóstico final de la señorita es estable - fue lo primero que había dicho el doctor saliendo de la habitación de Susana hacia el pasillo de aquel hospital - Sin embargo señor, no quiero darle falsas esperanzas.
- ¿A que se refiere? - pregunte al instante, levantando mi mirada hacia la mirada de aquel doctor que parecía ser de confusion.
- Llevo más de 18 años en este hospital, y antes que llegara la señorita Susana, todos mis casos habían sido simples y claros - hablo el doctor con una sonrisa melancólica en su rostro - Es por eso que la próxima semana quisiera hacerle más exámenes y además quería ver la posibilidad de seguirla observando.
- ¿Por que quiere hacer más exámenes cuando dice que estado esta bien? - pregunte con un pesar que no pude evitar sentir al saber que los exámenes serian los mismos del inicio y que para agregar quizás no ayudarían en nada.
- El diagnóstico de la señorita susana puede cambiar, y es por eso que quiero evitar cualquier evolución de su estado antes de darla de alta - respondió el medico antes de detener su paso - Las recaídas para ella no han sido favorables pero si aun así, usted no esta de acuerdo en estos exámenes entonces no me queda más opción que entender su decisión.
Las palabras del doctor junto a su mirada de súplica, había sido como recibir un golpe qué me hizo caer en la realidad.
En estos meses, Susana había sido una mujer fuerte en cada recaída qué eran como amenazas para su vida por unos días,hasta que desaparecían dejándome ver como Susana siendo una mujer pequeña sé levantaba todos los días con una sonrisa que demostraba sus ganas de seguir viviendo.
Después de lo malo, sentir a Susana feliz era lo que me daba aliento para estar de pie todos los días y seguir con mi vida qué sea había vuelto solitaria desde que cuidaba de Susana.
- Creí que te habías ido - hablo Susana desde su cama cuando abrí la puerta qué me daba la bienvenida a su habitación.
- Fui por un café - le dije a Susana caminando hacia su cama para estar cerca de ella que sonrió cuando estuve cerca de ella, a su lado.
- ¿Puedo saber que te dijo el doctor? - pregunto suavemente Susana, logrando que la mirara directamente a los ojos por unos instantes.
Decirle a Susana lo que el medico había dicho se estaba volviendo algo de casi todos los días y si bien el diagnóstico qué había dado el doctor era bueno, no me parecía buena idea decir este tipo de información a Susana, en especial cuando iba a dormir. Sin embargo, esto era parte de su salud y aunque no quisiera era inevitable qué ella no se diera cuenta sobre su nuevo diagnóstico.
- Hablamos mucho pero lo más importante es que la próxima semana hará más exámenes y luego de eso estarás en observación por unos días para salir de este hospital - sin poder evitarlo había mostrado una media sonrisa en mi rostro mientras hablaba, queriendo qué mis palabras fueran suaves y ligeras para Susana.
Un profundo suspiro salir de Susana después de lo que había dicho, me hizo saber que no había logrado qué ella viera el lado positivo de lo que el doctor había dicho.
- Quiero salir de este lugar - hablo Susana intentando retener las lagrimas qué querían salir de sus ojos - No creo que salga de este hospital si el doctor quiere hacer más exámenes - murmuro Susana desviando su mirada hacia la ventana del hospital que mostraba la imagen de la cuidad en la noche.
- Susana... - reaccioné cuando me di cuenta que Susana estaba limpiando las lagrimas de su rostro con sus manos.
- Lo siento - respondió Susana con voz entrecortada debido al dolor qué reflejaba sus lagrimas, qué seguían cayendo como cántaros de agua de sus ojos, una escena que sin dudar hacia despertar el sentimiento de culpa en mi pecho.
¿Por que tuve que hablar y decirle todo como el medico me lo había dicho?. No quería mentirle pero, ¿Por que no pensé en el dolor que ocasionaría al decirle la verdad?. ¿De qué diablos habían servido todo este tiempo a su lado cuando no podia protegerla de algo tan simple?.
A veces me odiaba y nada podía darme más impotencia que ver a Susana llorar por mi culpa.
- Terry... - me llamo la suave voz de Susana, consiguiendo qué volviera en si, alejándome de lo que pensaba y sentia -¿Me das tu mano? - pregunto Susana con una sonrisa que en lugar de demostrarme alegría, demostraba una ternura con cierto aire de tristeza que pude ver en sus ojos.
- ¿Estas bien? - pregunte cuando tome la mano de Susana y me di cuenta que estaba más cálida de lo normal.
- Si, solo... Quiero dormir - respondió Susana entrelazando su mano con la mía en un contacto qué aproveché para transmitirle tranquilidad. No era molesto y además este tipo de contacto fue lo único que pude ofrecerle a Susana antes de que poco a poco cayera rendida en el sueño profundo.
Mirar a susana dormir hacia qué el ambiente pareciera más tranquilizante qué cuando estaba despierta, no era problema cuidarla durante el día pero desde que había decidido quedarme con Susana mi parte favorita del día, era la noche. El silencio de la soledad mientas Susana dormía sin temor de que algo pudiera pasar, era la fuente de energía qué tomaba para poder sobrevivir al día siguiente.
Susana necesitaba mucha atención qué yo le daba sin quejarme de la cansada rutina qué había tomado desde que estaba en este hospital. El día para mi no era otro más que despertar con el pesar de creer que ese podía ser el último día en que Susana podría seguir con vida. Y aun así, ese presentimiento no era tan torturante como ir al teatro y lograr olvidar todo por unas horas hasta que llegaba la hora de regresar de nuevo al hospital.
Se sentía como si una ruleta giraba en mi contra, repitiendo lo mismo de todos los días y lo peor de todo es que ya me estaba acostumbrando a sobrevivir. La desesperanza se había quedado en mi desde aquella noche.
Estar vivo era algo que no sentía, por que todo me molestaba y lo miraba sin sentido. Por ratos esto era como estar muerto en vida, pero aun así, "estar bien" para Susana para mi no era un castigo. De hecho, me parecía irónico tener la impresión de ser libre en la soledad de la noche. Podía hacer lo que quisiera, pero desde hace mucho tiempo no hacia nada más que cuidar de los sueños de Susana y esto me hacia dudar desde cuando exactamente me había convertido en algo parecido a un perro totalmente fiel al lado de su amo, dispuesto a hacer lo que sea por recompensa de amarlo y mantenerlo vivo aunque no quisiera.
Estaba atado a Susana y aunque esto me había hecho enloquecer al principio, ahora ya no me causaba nada. Parecía como si hubiera aceptado que me rendía a mi destino como un pusilánime.
- !Señor Granchester! - el grito de aquella voz llamándome hizo qué volviera al presente, uno donde estaba ensayando en el escenario del teatro.
- Señor Orson - pronuncie al reconocer al viejo hombre portero de la entrada del teatro.
- !Es la señorita Susana!, su madre acaba de pasar diciéndome qué tiene que ir al hospital urgentemente!.
- ¿Qué? - murmuré suavemente, sintiendo como lo que el señor Orson había dicho me hacia sentir perdido en un disertó.
Desde hace meses, el estado de Susana no se mantenía igual y que hasta ahora cada vez que cambiaba lo hacía tan drásticamente qué la dejaba casi sin fuerzas. El bienestar de Susana le daba algo de sentido a mi vida, o eso era lo que creía para todos los días querer volver a su lado desesperadamente.
