CAPÍTULO LXII
AVERSIÓN
Bebiendo su acostumbrada taza de café, Haruka observaba a través de la ventana mientras pensaba en lo acontecido hacía dos días.
" Espero y Mina se haya convencido de que no tuve nada que ver en ese asunto, aunque considero que luego de lo sucedido es lógico que así lo piense", murmuró en su idioma.
"¿Hace mucho que está despierto?", habiéndose puesto en pie hacía un par de minutos, avergonzada por la hora Michiru consultó el reloj. "¿Por qué no me despertó?"
Él se volvió hacia ella, dibujando en sus labios una sonrisa; "No importa la hora, además no quise molestarte, pero dime ¿Tienes planes para hoy?"
"La otra tarde quedé de pasar a visitar a una amiga, luego haré algunas compras", señaló.
"Bien, yo también tengo algunos pendientes. ¿Sabes? Ayer abrieron el cine y estaba pensando que más tarde podríamos encontrarnos para ir a ver una película. ¿Qué opinas?"
"Si, por supuesto", expresó desviando el rostro para que no notara el rubor que acudió a encendercelo.
"Bien, no lo olvides"
"No lo haré, coronel", sus labios dijeron. " ¡Vaya!, ¿Debería considerarlo una cita?", emocionada se preguntó.
(Cerca de ahí)
Sin pensar en lo sucedido la otra tarde y aprovechando su día de descanso es que la rubia abandonó su habitación en busca de alguna distracción, y fue que casi sin darse cuenta sus pasos la condujeron hasta esa ya bien conocida calle.
"Buenos días, teniente", saludó la pelinegra Rei, quien se encargaba de arreglar el jardín.
"Buenas tardes", replicó Mina.
"¿Se encuentra bien?", notando el pálido de sus mejillas, no pudo evitar cuestionar.
"Si, por supuesto", no supo qué más decir.
"Por favor pase y beba algo"
"¡Ah!, no creo que sea buen momento", titubeante luego de los insistentes avances que el castaño hizo con ella, expresó.
"Por favor. Además si le incomoda que mi esposo este en casa permítame decirle que salio y no regresará hasta por la tarde"
Aún no muy convencida, pero sin ser descortés Mina asintió. Así que ingresando en el recibidor se quitó el gorro y acto seguido tomó asiento. "¿Cómo se encuentran?", esperando escuchar que todo estaba en orden, no pudo evitar preguntar.
"Perfectamente bien. En mucho nuestra relación ha mejorado. Puedo hasta asegurar que Nicolás ha vuelto a ser ese hombre que conocí", sirviendole el postre que había cocinado y la refrescante bebida, orgullosa Rei señaló.
"Me alegra mucho. Gracias, es usted muy amable"
"No hay de que, teniente"
Fue de esa forma que ambas dieron paso a una interesante conversación, la cual de pronto se vio interrumpida por alguien que llamó a la puerta
"Sin duda debe tratarse de mi amiga. Llega justo a tiempo para que la conozca", emocionada la pelinegra expresó.
Así pues se dirigió a la entrada y atendiendo, sonrió ante la aguamarina.
"Pensé que te habías olvidado de nuestra reunión"
"Por supuesto que no", aún emocionada por la petición de su amado, ella replicó.
"Lo importante es que ya estás aquí. Ven, quiero presentarte a alguien"
Michiru ingresó en el recibidor, donde contempló a la hermosa rubia. "Hola, buenas tardes", alegre saludo.
Ante la presencia de la mujer, Mina se puso de pie. "Buenas tardes"
"¡Vaya!, nos volvemos a encontrar", agregó la aguamarina.
"¿Cómo?, ¿Ya se conocen?", incrédula Rei cuestionó.
"No formalmente", replicó la hermosa oficial, quien no pudo evitar fijar la mirada en la figura de la joven.
"Así es, el otro día fue muy amable al atenderme. Muchas gracias por todo", Michiru señaló.
"Entonces permítanme presentarlas de forma oficial. Michiru, ella es la teniente Aino. Fui su paciente, así fue como nos conocimos"
"Mucho gusto, teniente", contestó extendiendo la mano, y es que no supo si dirigirse a ella con todos los formalismos que su rango exigía, o hacerlo de una forma más amigable.
"El placer es mío", correspondiendo a su gesto la rubia replicó, luego volvió a contemplar su avanzado estado. Así que deseando no ser descortés con ambas mujeres, volvió a tomar asiento.
"Hablábamos sobre la reconstrucción del hospital", Reí señaló…
" Hacía ya mucho que no conversaba de esta forma con mujeres como ellas. Había olvidado que se sentía tener una vida normal", sonriendo la rubia pensó, pero en cuanto contemplo a la aguamarina con la mano sobre su vientre, bajo la mirada y de forma ligera se mordió los labios. " Pero también hay cosas que aún estando en guerra no se olvidan, y esa es una de ellas".
Los minutos siguieron transcurriendo y entonces se puso de pie. "Tengo que retirarme"
"¿Tan pronto?, teniente"
"Mi hora de descanso ha terminado y tengo pacientes que atender. No deseo que el coronel o la médico en jefe me amonesten", mintió.
"Es una lastima que tenga que irse tan rápido, pero si algo necesita por favor no dude en buscarme"
"Gracias, es usted muy amable. Con su permiso", expresó para con ambas civiles.
"Adelante, teniente", Michiru dijo y entonces aquel recuerdo volvió a ella. "Es verdad, ella estaba junto al capitán Matveyev la mañana que el coronel fue herido durante la toma de la cancillería, entonces no pude evitar preguntarme qué fue lo que la trajo a este maldito infierno"
"Haya sido lo que haya sido, no podemos negar que es muy bonita"
"Lo es... por palabras del coronel sé que muchos fueron los motivos de las mujeres para unirse a la pelea, pero ¿Sabes por qué lo hizo?. En su mirada puedo ver que hay una profunda tristeza"
"No lo sé. Cuando la conocí noté que en ella había un dolor que luego desapareció, sin embargo ha regresado y me atrevo a decir que más vivo que antes"
Sin que la imaginación le alcanzara como para entender lo que esa mujer tuvo que vivir, Michiru se mordió los labios.
Por su parte y aún más pensativa que antes, Mina regresaba a la clínica.
"Sé que algún día podré sonreír como lo hace ella, sin embargo esa alegría no podrá borrar viejas heridas", llevándose la mano al pecho murmuró.
"Espera", de pronto aquella voz a su espalda pidió.
Ella continuó en lo suyo y frunciendo el entrecejo, hablo lo suficientemente fuerte para que él la escuchara; "¿Me estás siguiendo?"
Armand negó con la cabeza; "Por supuesto que no. Es mera casualidad que nos hayamos vuelto a encontrar. Pero quiero que hablemos sobre lo que sucedió la otra tarde"
"Es lo que tú deseas, yo no"
"¿Sigues molesta?"
"¿Crees que puedes tratarme de la forma en la que lo hiciste y luego pretender que no sucedió nada?, ¿Crees tener derecho a humillarme?"
"Lo que dijiste me altero, pero te juro que no fue mi intención lastimarte"
"Jamás es tu culpa, todo es responsabilidad de los demás. Creo haber sido muy clara, no quiero volver a hablar contigo"
"Me pides un imposible, recuerda que estamos bajo las órdenes del mismo superior. Por cierto, ¿Ya hablaste con él?
"No hay razón para que vaya a importunarlo con mis problemas. Así que por favor deja de buscar culpables, nadie es responsable de nuestros actos más que nosotros mismos"
"De acuerdo, ¿Qué te parece si hacemos las paces?"
Mina no respondió con palabras, pero bastó el ligero negar de su cabeza para que él lo entendiera.
"¿No?, ¿Por que no?... ¡ah, ya se porque!. No puedes perdonar que te haya cambiado por Alisa. ¿Verdad?"
Mina sonrió; "No tengo nada que perdonar, pero es mejor que a partir de hoy tomemos rumbos diferentes"
"No puedes hacer que entre nosotros nada sucedió"
"Aquello forma parte de un pasado que no va a volver"
Por su parte Armand apretó el puño; "¿Y si me niego a dejarte ir?"
"Eso debiste pensar antes de actuar en la forma que lo hiciste"
"Oye tú, ¿Tienes problemas con él?", notando lo que ocurría, cuestiono un oficial que cerca de ahí caminaba.
"Estoy bien", ella respondió.
"No trates de hacerte la tonta, Mina. si estas molesta es porque aún me amas"
Por su parte ella lo ignoró, continuando su camino.
(Cerca de ahí)
Y sucedió que habiéndose encontrado, el rubio y la aguamarina pudieron disfrutar de una película, aunque más lo hicieron de la mutua compañía.
"¿Te gusto?", cuestionó el.
"Así es, coronel. Muchas gracias"
"Me alegra"
"¿Sabe?, hoy conocí a una teniente de su ejército. Se apellida Aino"
Haruka asintió de forma ligera; "Se quien es, esta bajo mis órdenes y trabaja en la clínica con Mizuno"
"Ya veo. Disculpe el atrevimiento, pero ¿Sabe que la llevó a enlistarse?"
"Su prometido fue reclutado por la fuerza y ella porque es valiente decidió acompañarlo. Luego fueron separados y puestos en comandos diferentes. Ella continuó luchando para poder encontrarlo", sin entrar en grandes detalles explicó.
"Es cierto, ya me había hablado de ella"
"Entonces te estarás preguntando si pudieron reunirse y la respuesta es sí", y porque conocía lo suficiente a Mina como para entender que algo le sucedía, es que no preguntaría ni diría nada más. "Vamos a comprar pan. ¿Deseas algo en especial?"
" Tomar su mano", ella pensó. "Nada, coronel... pero tengo que comprar algo en la farmacia"
"Perfecto, ve a lo tuyo y yo a lo mío", expresó contemplando que ambas tiendas estaban a pocos pasos.
"De acuerdo, coronel"
"Bien, no me tardo. Si termino antes que tú vendré a buscarte, si tú lo haces primero esperame"
"Si, coronel"
El rubio sonrió, encaminando sus veloces pasos hacia el otro lado de la acera. " Soy un idiota por ir a una cita y no llevar flores. Espero poder encotrar a esta hora", pensó.
Por su parte, muy emocionada Michiru llevó a su nariz una barra de jabón, recordando aquellas que en la víspera de navidad el rubio le obsequió.
Y sin duda todo habría seguido en orden, a no ser porque justo en ese momento dos oficiales ingresaron, siendo que uno al verla se colocó justo en medio del pasillo para bloquearle el paso.
"Pero miren a quien tenemos aqui", burlón expresó.
Reconociendo su molesta voz, con presura la joven tomó lo que necesitaba y aceleró sus pasos hacia el mostrador.
"¿De nuevo vas a ignorarme?". Si, se trataba del sujeto de la otra tarde.
Por su parte Michiru no replicó.
"¡Anda!. Vamos por ese café que dejamos pendiente. Te aseguro que te conviene"
Ella de nueva cuenta no respondió.
"Te estoy hablando, mírame", expresó y dandole alcance, la sujetó por la muñeca.
"Suelteme", dejando caer sus cosas, ella se quejó.
"Oiga, no debería tratarla así. ¿Qué no ve que está embarazada?", un civil, notando lo que sucedía, intervino.
"No es asunto tuyo ni de ninguno de ustedes", expresó para aquellos que atestiguaron todo.
"Por favor, dejeme ir", ella pidió mientras él la empujaba hacia uno de los estantes.
"Esta vez no te me vas a escapar. Ni habrá nadie que interfiera", expresó y entonces la aprisionó entre sus brazos.
"No, suélteme", dejando que el llanto la embarga, trato de deshacerse de su tosco agarre.
"Deja de quejarte", le dijo empujándola sobre un bulto. "Si fueras inteligente, pensarías en tu hijo", añadió mientras la inmovilizaba.
"No se atreva", ordenó sin poder hacer nada.
"Callate", grito acercando su rostro al de ella.
Escuchando lo que sucedía a pocos pasos de ellos, los civiles se observaban unos a otros, sin embargo ninguno se atrevería a intervenir o en carne propia pagarían las consecuencias.
"¡Ey!, hagan menos ruido y date prisa", burlón el oficial que lo acompañaba ordenó, luego se sentó en el suelo a beber.
"Ya cállate", él la golpeó en el rostro y al instante el labio se le inflamó. "¡Demonios estoy muy ebrio!"
"Suelteme", en vano ella volvería a pedir.
"Shhh, voy a darte comida. ¿No es lo que quieres para tu hijo?", masculló.
"No, alejese"
La puerta principal se abrió, dando paso al rubio y entonces escuchó lo que más allá sucedía, reconociendo al instante la voz de la aguamarina.
"Coronel", pálido el otro oficial se puso de pie, haciendo el debido saludo.
"¿Qué demonios pasa ahí?", enfurecido cuestiono y soltando las flores y lo demás, corrió hacia ese punto, contemplando aquella maldita escena.
"Callate, ¿Quieres que de verdad te pegue?", él amenazó mientras le rasgaba el vestido, luego volvió a golpearla, terminando por sumirla en la confusión. "Por fin nos estamos entendiendo", chillo a punto de besarla.
"Hijo de perra", Haruka grito y avanzando hacia él, lo tomó por el uniforme, luego lo golpeó en el rostro.
"Tú no te metas", escupiendo a un lado la sangre que de sus labios brotó, el sujeto ordenó. "Esto es entre esta perra y yo"
Confundida por los golpes ella se reincorporó, observando la butal pelea que el rubio y el otro hombre mantenían. "¡Dioses, coronel", sin poder hacer nada gimió.
"Hoy te mueres, maldito", Haruka grito pateandolo en la entrepierna.
Él por su parte lo golpeó en la frente, provocando que la sangre emanara, luego continuaron la pelea en el suelo.
Fue entonces que dos oficiales ingresaron, logrando separarlos.
"Coronel, por favor tranquilícese", uno de ellos pidió.
"¿Y tú maldito imbécil?, ¿Por qué permitiste que ese sujeto atacará a una civil?", grito.
"Pensé que tenían un trato y..."
"Es lo que sucedió. Iba a pagarle, pero en el último momento ella se rehusó", el perpetrador acusó.
Observando a su amada, quien seguía desorientada, el rubio forcejeo; "Hijos de perra, me lo van a pagar"
"Será mejor que se vaya, coronel. No siga metiéndose en problemas", liberandolo, el oficial pidió.
"Vamonos. Voy a llevarte con la médico", quitándose el saco, la cubrió con el.
"¡Dioses!", ella gimió sin poder dejar de llorar.
"Nos volveremos a ver, cariño", aunque lastimado, el hombre se atrevió a decir.
Sin escucharlo y sin que le importarán sus propias heridas, Haruka la ayudaba a avanzar.
"Mi bebé… ese sujeto iba a… me alegra mucho que llegara", expresó al borde del colapso.
"Es mi culpa, no debí dejarte sola"
Temiendo que llegara a mal interpretar lo sucedido y recordando la acusación que el sujeto hizo, dejó que el llanto volviera a embargarla. "Coronel, le juro que las cosas no pasaron como ellos quieren hacerlo parecer. Ese hombre es el de la otra tarde. Yo me negué y él me arrastró a ese lugar…"
"No tienes que darme ninguna explicación. En tu estado una mujer es más vulnerable que cualquier otra y ese hijo de perra se valió de ello. Sabía que por tu hijo pondrías poca o ninguna resistencia… espera", expresó deteniendo un carro militar para que los condujera a la clínica…
¿Qué sucedió?", cuestionó Mizuno al verlos en ese estado.
"Le di lo que merecía a ese mal nacido"
"Su frente está sangrando, tengo que suturar"
"No, yo puedo esperar. Ocúpate de ella"
"Yo me hago cargo", expresó Mina mientras tomaba lo necesario para llevar a cabo la curación del coronel.
"Gracias", apenado murmuró.
"No hay nada que agradecer, coronel", la rubia contestó.
(Más tarde)
Y apenas ingresaron en el recibidor, Michiru tomó el estetoscopio y una vez que volvió a cerciorarse que todo estaba bien con su bebé, se sentó en el sillón. Luego negó con la cabeza al pensar en lo que habría pasado si él no hubiera llegado a tiempo.
"Considero que debiste hacerle caso a Mizuno y quedarte en la clínica"
"No habría podido, aquí me siento segura"
"Déjame ver. En unos cuantos días tu labio estará mejor. Mañana levantaremos el reporte en su contra de esos malnacidos"
"¿Servirá de algo?"
"Espero que sí. No pueden ir por ahí sin recibir castigo"
De pronto alguien llamó a su puerta, cosa que a ambos desconcertó.
"¿Quién podrá ser a estas horas?", molesto cuestiono mientras acudía a abrir y entonces, se encontró con tres oficiales.
"¿Es usted el coronel Haruka T?", uno de ellos preguntó.
"Si, ¿Qué con eso?", frunciendo el entrecejo Haruka respondió.
"Coronel, está bajo arresto por golpear a un oficial"
"¿Qué?", incrédulo negó con la cabeza.
"Tiene que acompañarnos"
Ante esas palabras y ver cómo su amado era esposado, un escalofrío recorrió el cuerpo de la aguamarina.
Notas de autor;
Michelle; Haya sido como haya sido Mina no se merecía que la tratara así. Difícil es que Armad cambie su forma de ver las cosas, solo lo hace a conveniencia.
Kaiohmaru; Armand va victimizandose sin ver el daño que causa, hasta a su esposa le hace mal, pero desde su perspectiva nada es su culpa.
Isavellcota; Armand no se resigna a perder porque su cinismo no se lo permite, pero al menos Mina ya se convenció de que clase de hombre es y sobre todo, que para ellos ya no habrá punto de retorno.
