Capítulo 2

Un mes después del nacimiento de Shin

Era un día soleado en Konoha. A pesar de la intensa guerra en curso en Amegakure, la vida en Konoha seguía su curso normal para los civiles.

Yumi estaba limpiando la casa nuevamente, tratando de evitar los nervios mientras esperaba a Byu. Hoy debería volver a casa. Al fin estaríamos los tres juntos de nuevo. Podríamos tener nuestra familia reunida.

"Yumi, estoy en casa", escuché decir a Byu desde la entrada.
Corrí a recibirlo. "Bienvenido a casa", dije, olvidando que aún tenía un trapo en la mano.

Lo abracé y le di un beso. Estaba tan feliz de que hubiera vuelto. La cantidad de ninjas muertos en la guerra era mayor que en la anterior. Sé que, pese a ser un -Genin-, Byu es capaz de enfrentarse a casi cualquier -Chunin-, pero en una guerra, nada está asegurado.

Cuando me separé de él, noté el vendaje en su pierna.
"¿Estás herido?" pregunté mientras de inmediato usaba el -Jutsu: Palma Mística- para evaluar su condición.

"Estoy bien, solo es una herida en el músculo. No pude atenderla a tiempo, así que necesita más tiempo para sanar. Puedo moverme bien, es más por precaución", lo escuché decir, pero no es la primera vez que minimiza sus heridas.

No entiendo por qué lo hace, sabiendo que puedo comprobar su estado en segundos. Al verificar que no era grave me sentí más aliviada.

"No mencionaste nada de esto en las cartas", dije, cruzándome de brazos. Ambos somos ninjas, no tenía por qué ocultarme estas cosas.

"Lo sé, solo no quería preocuparte más. Si no fuera porque nos mandaron de regreso pronto, ya estaría curada. Y viste que no es nada grave". Intentó abrazarme, pero seguí con los brazos cruzados.

"Además, tú tampoco fuiste clara con lo del parto. Estuviste grave, no quería preocuparte más".
"¿Cómo lo supiste?" Pero no me tomó mucho para adivinar.
"Papá", dije, molesta.

"Empiezo a extrañar cuando no se llevaban bien". Cedí y lo abracé de nuevo.

"Es raro que lo digas, después de todo el esfuerzo que hiciste para que nos lleváramos mejor", me dijo con una sonrisa.

"Uhm", aparté la cara. A veces, no sabía cuándo dejar las cosas tranquilas.

"Pero es cierto que no fui del todo honesto. La última misión fue peor de lo que te dije. Aunque antes de hablar de eso, quiero ver a nuestro hijo".

"Te estabas demorando. Aún está dormido, ven conmigo". Fuimos a la cuna que estaba en la sala; la colocaba ahí cuando limpiaba.

Byu se quedó viéndolo con una enorme sonrisa. "Es tan bello", susurró.
Abracé su brazo. "Sí, tiene los ojos de tu padre". Pude ver cómo su sonrisa se quebró un poco. Esta guerra no solo le arrebató a la mayoría de los miembros de su clan, sino también a su padre.

Shin es un destello de felicidad entre tanta tragedia para Byu.
"Eso le ayudará con las chicas. Mi padre tenía muchas mujeres atraídas por sus ojos".

Le di un golpe en el brazo. "Nuestro hijo no tiene ni un año y ya estás pensando en parejas".

"Solo digo lo obvio, hay que estar preparados para cuando tenga muchas pretendientes". Byu se rió, pero creo que se dio cuenta de que no me hacía gracia y se calló.

"Al menos no sacó lo hablador de ti. Es un bebé muy callado, solo llora cuando quiere comer o por un cambio", le dije, tratando de desviar la conversación hacia algo más agradable sobre nuestro bebé.

Se rió. "Nuestro hijo es perfecto, es muy empático, y seguro nos dejará dormir por las noches".

Quise replicar, pero era verdad que rara vez me despertaba, y cuando lo hacía, solo era una vez por noche.

En ese momento, comenzó a despertarse. "Ha de tener hambre. Sosténlo un rato antes de que lo amamante", dije mientras lo levantaba para que Byu lo cargara.

"¿En serio? ¿Cómo debería? ¿Estás segura de que no lo lastimaré? Puedo cargarlo después, si prefieres", dijo nervioso.

No sé qué tienen los hombres con ponerse nerviosos al cargar un bebé. "Cielo, eres capaz de controlar tu fuerza al mínimo detalle cuando combates o usas shuriken. No lastimarás a Shin".

Byu lo tomó, y Shin lo miró antes de sonreírle. Pude ver la alegría en su rostro mientras le hablaba. Traté de memorizar ese momento en mi mente.

Lástima que Byu arruinó el momento diciéndole a Shin que sería un rompecorazones. Le quité al bebé y le dije: "Ha de tener hambre, y deja de decirle esas cosas a Shin".

De nuevo, Byu solo se rascó la cabeza, diciendo que estaba bromeando.

Cuando terminé de alimentar a Shin, era tarde. Decidimos cenar antes de hablar de temas serios. Solo charlamos sobre cosas cotidianas, le expliqué cómo estaban las cosas en la aldea y nuestros amigos.

Después de que insistiera en lavar los platos, lo dejé y fui a ver a Shin nuevamente. Es tan bello, mi corazón se estremecía solo de verlo.

No me di cuenta del tiempo hasta que Byu me abrazó por la espalda. Después de unos minutos, me dijo que debíamos hablar.

En el comedor, nos sentamos a conversar. Byu empezó relatando lo que sucedió el día que nació Shin, cómo dos Jounin murieron y solo 5 personas sobrevivieron de 30. En sí, es un milagro que él y Sora salieran con vida.

No pude evitar pensar en lo que hubiera pasado si hubiera perdido a Byu el mismo día que nació Shin, o peor aún, si Shin hubiera perdido a sus dos padres ese día, dejándolo solo con mi padre y su tío. Pero esos pensamientos no duraron mucho. No sirve de nada pensar en lo que pudo haber pasado. Ambos estamos aquí con Shin, y eso es lo único que importa.

"No te preocupes, solo fue mala suerte, tener dos misiones que salieran mal. Al menos me sirvió ser Genin si fuera Chunin, capaz hubiera tenido peores misiones, o me hubiera enfrentado a Hanzo", me dijo, tratando de bromear.

"Hablando de eso, respecto a tu promoción a Chunin…" No sabía cómo abordar el tema. Sé que es algo que le afectó mucho; su mayor ilusión era ser promovido después del desastre en los últimos exámenes Chunin.

"Bueno, también hay detalles sobre eso que no pude contarte en las cartas", dijo, suspirando.

"Después de que la mayoría de los Chunin murieran, quedamos cinco de nosotros escondidos en territorio enemigo..."

6 Meses atrás

Amegakure, a 7 km de un puesto de provisiones enemigo

Paramos de huir. Solo quedamos cinco de los quince iniciales. Vimos cerca de 30 ninjas, muy lejos de lo mencionados en el reporte de la misión. Pensamos que todos serían Genin, dado su número tan alto. Los Chunin se quedaron peleando y nos ordenaron a mí y a otros tres implantar bombas en el puesto de provisiones de Amegakure.

Pasaron solo unos segundos de combate, y sucedió una masacre de inmediato. Mataron a los Chunin del clan Hyuga, los más fuertes entre nosotros, candidatos a Jounin. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que había muchos Chunin enemigos.

El caos se desató. Comenzaron a llover -Sellos explosivos-. De seguro de nuestro lado, una táctica común cuando el enemigo es más numerosos. Si no hubiera ido directo hacia el objetivo cuando dieron la orden, habría quedado atrapado en medio de todo. Usé casi todas las bombas de humo que tenía para cubrir mi salida. De no ser por eso y las constantes explosiones, nos habrían encerrado también.

"Alto" le dije

"Tenemos que tratar a Keiji sigue perdiendo sangre" sus heridas eran muchas en especial en sus piernas se veían graves, y la de arriba de su hombro sangraba mucho pese al vendaje rápido que le pusimos, de seguro fue esquivando un golpe mortal

Keiji era de los que conocía del grupo, es del clan Aburame, bastante honesto, tuvimos algunas misiones juntos antes de la guerra, también el único Chunin que sobrevivió de los 5.

Nos detuvimos en el lugar donde hubo un combate, entre usuarios de los elementos tierra y fuego, por la tierra quemada y las rocas y partes del suelo levantadas en la superficie.

Vi una roca grande y dije: "Tú", señalando a un Genin rapado que había estado conmigo en otras batallas semanas atrás. Sabía que era un usuario de Doton (elemento tierra), y bastante bueno además.

"Necesito que crees una cueva para nosotros tres. La entrada debe ser pequeña, pero con suficiente espacio para que podamos acostarnos los tres." Luego, señalé una parte del suelo grande y quebrado que sobresalía a la derecha de la roca.

"Haz otra cueva para ti y los demás ahí, claro, si es que no conoces el jutsu -Elemento Tierra: Refugio de Roca-", le dije, dudando que lo tuviera, ya que es un jutsu algo específico.

"Soy Taro. No conozco ese jutsu y no tengo suficiente chakra para mover y esconder la tierra en dos refugios, apenas podría hacer uno", me respondió, esperando que decidiera dónde hacerlo.

Le di algunos vendajes a Nara y le pedí que tratara primero las heridas de las piernas. Tomé un momento para pensar. Un refugio no sería una opción segura; si atrapaban a alguno, sospecharían que podría haber más.

"¿Y si solo cortas las piedras y las guardas en un -pergamino-? ¿Sería posible así?"

"Serían muchas rocas. Necesitaríamos un pergamino con mucho almacenamiento, o varios", me dijo, considerando la idea.

Saqué dos pergaminos de los bolsos de mi cintura.
"Estos deberían bastar, uno por cada cueva", le dije, agradeciendo internamente a mi suegro por haberme dado algunos en caso de necesidad.

Hasta que terminara, les dije a los otros dos que vigilaran. Aunque probablemente yo me enteraría antes que ellos por mi audición, era mejor mantenerlos ocupados para evitar que entrasen en pánico por la situación.

Ayudé a Nara a tratar las heridas de Keiji. Las heridas en las piernas eran profundas, definitivamente lo dejaban fuera de combate, lo cual era muy preocupante. El único que podía enfrentarse a un Chunin ahora era yo, y solo contra Chunin promedio, no de élite como los que mataron a los Hyuga.

Nos detuvimos cuando el primer refugio estuvo listo. Movimos a Keiji dentro de la cueva y la tapamos con una roca que Taro había dejado preparada.

Después de estabilizar su condición, salí para hablar con Taro y el resto. Estaba terminando su propio refugio. Cuando acabó, llamé a los otros dos.

"Escóndanse. Nadie debe salir durante las próximas cuatro horas. Aprovechen para descansar. Luego veremos qué haremos. Con suerte, Keiji despertará para entonces", les dije.

Regresé a mi cueva y le dije lo mismo a Nara. Se quedó dormido de inmediato; era evidente que estaba muy bajo de chakra. Intenté hacer lo mismo, pero mis pensamientos no me dejaron en paz.

Esta se suponía que iba a ser una misión no muy complicada, infiltrar y destruir nada más.