- . My Hero Academia 180 grados. -

8. Donde Deku se reencuentra con Uraraka después de no de verla por un tiempo y conoce a nuevos amigos


Izuku caminaba por una calle concurrida, absorto en sus pensamientos mientras hacía anotaciones detalladas en una de sus libretas. Sus pasos eran automáticos, guiados más por la rutina que por la atención a su entorno. El mundo a su alrededor parecía moverse a toda prisa, pero él estaba inmerso en la tarea de registrar cada idea que cruzaba por su mente. Había algo reconfortante en ese hábito, una forma de organizar el caos de su mente siempre activa. Sin embargo, justo cuando levantó la vista para orientarse, algo detuvo su pluma. Una figura familiar, destacando entre la multitud, capturó su atención.

Era Uraraka.

Izuku sintió una cálida oleada de emoción al reconocerla. Estaba a unos metros de distancia, caminando con paso firme. Su traje de artes marciales era ajustado pero práctico, y su cabello, recogido con una pinza sencilla, le daba un aire casual pero decidido. La imagen le resultaba curiosamente linda, y su corazón latió un poco más rápido de lo que esperaba.

—¡Uraraka, espera! — gritó Deku, levantando la mano en un intento de llamar su atención.

Al escuchar su voz, Uraraka se giró rápidamente, sus ojos brillando de sorpresa y alegría al verlo. —¡Deku! — exclamó con una sonrisa radiante. —. ¡Qué sorpresa verte por aquí!

—Acabo de terminar un entrenamiento con Todoroki y el señor Yagi — explicó Izuku, todavía un poco agitado por la emoción de haberla encontrado.

—Yo también vengo de entrenar — respondió ella, su voz llena de entusiasmo compartido.

Ambos se sonrieron, y sin necesidad de decir más, comenzaron a caminar juntos, disfrutando de la inesperada compañía. Mientras caminaban, algo en el atuendo de Uraraka capturó la atención de Izuku. El cuello de su traje de artes marciales dejaba entrever sutilmente su nuca, una parte de su piel expuesta que, de alguna manera, parecía más delicada y atractiva de lo que él hubiera imaginado. Sin poder evitarlo, se quedó mirando un segundo más de lo que pretendía.

Uraraka, notando su mirada, se giró hacia él, lo que hizo que Deku se pusiera nervioso de inmediato.— ¡E-es una pena que ya no nos veamos tan seguido! — expresó, tratando de desviar la atención, mientras jugaba con los bordes de su libreta —Creo que ya ha pasado dos meses desde la última vez que nos vimos.

Uraraka bajó la mirada por un segundo, y su tono también se suavizó. —Sí, lo es —respondió, como si compartiera el mismo pesar.

Izuku sintió un pequeño nudo en el pecho al escucharla. No estaba seguro de por qué la distancia entre ellos le dolía tanto últimamente, pero no pudo evitar preguntarse si ella sentía lo mismo. Se quedó en silencio, buscando las palabras adecuadas para romper la barrera invisible que parecía haberse formado entre ellos con el tiempo.

—¿Te importaría si... te llamo alguna vez? —preguntó finalmente, con una timidez palpable en su voz. Desvió la mirada hacia el suelo, incapaz de sostener el contacto visual por miedo a que su propuesta fuera malinterpretada. —P-pero si estás ocupada, lo entenderé...

Antes de que pudiera continuar, Uraraka se detuvo en seco, lo que hizo que Izuku también se detuviera abruptamente. Su corazón se aceleró. ¿Había dicho algo incorrecto? ¿Acaso había cruzado un límite que no debía?

—P-perdón si dije algo inapropiado... —comenzó a balbucear, el pánico apoderándose de su voz—. No quería que sonara como si... como si quisiera que fueras mi novia o algo así. No es que... no es que tenga esas intenciones... Se que solo somos amigos...

Sus palabras se desmoronaban sobre sí mismas, y su rostro se tornó de un rojo intenso, incapaz de ocultar su vergüenza. Sentía que había perdido el control de la situación, y justo cuando se preparaba para disculparse de nuevo, una presencia conocida irrumpió en la escena.

—¡Entonces hazte a un lado, nerd! — gruñó una voz cortante, seguida por un fuerte empujón que lo derribó al suelo. Izuku apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de ver a Bakugo de pie frente a él, con su habitual mirada desafiante.

'¿De dónde había salido?!' pensó Izuku, aún aturdido por el golpe.

—Bakugo, entonces esto quiere decir...?— Uraraka preguntó, mirando a Bakugo con una mezcla de confusión y curiosidad.

—Sí,— respondió Bakugo mientras tomaba la mejilla de Uraraka con suavidad sorprendente. —Rechacé a todas esas extras por ti, cara redonda.

—¡Espera, Kachan!— gritó Midoriya, pero su voz se ahogó en la creciente sensación de desesperación que lo invadía. De repente, se vio a sí mismo como alguien escuálido, flaco y con el uniforme de la escuela, exactamente como cuando Kachan le había insinuado que se tirara del techo.

Bakugo lo miró con desprecio, su quirk centellando amenazadoramente en su mano. —Entonces, ¿qué harás?— le preguntó, mientras el miedo paralizaba las piernas de Izuku.

El rostro de Bakugo se acercaba cada vez más al de Uraraka, como si el tiempo se hubiera ralentizado, hasta que fueron interrumpidos por una voz poderosa y resonante.

—¡Jajaja! Ya todo está bien. ¿Y por qué? ¡Porque yo estoy aquí!

—¡All Might! ¿Qué haces aquí?!— exclamaron Bakugo y Uraraka al unísono, con sus manos entrelazadas.

Izuku vio a All Might pasar de largo, sin siquiera notarlo, mientras una sensación de tristeza lo invadía. —Tu amenaza de muerte me llegó al corazón, joven Bakugo,— dijo All Might, su voz llena de solemnidad. — ¡Por eso he decidido convertirte en mi sucesor!

—¡No esperaba menos!— respondió Bakugo con una risa malvada que se extendió hasta el infinito, resonando en la mente de Izuku mientras sentía que caía en una espiral oscura y sin fondo.

Entonces, sintió que alguien lo sacudía suavemente. —Midoriya, creo que tienes una pesadilla.

Al abrir los ojos, lo primero que vio fue el rostro preocupado de Todoroki.

...


El sol apenas comenzaba a despuntar en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados mientras Midoriya y Todoroki caminaban en silencio por una calle aún desierta, cargando cada uno una pala al hombro. Aunque el ambiente era tranquilo, la mente de Midoriya seguía nublada por los restos de la pesadilla que lo había inquietado momentos antes.

—Siento haberte molestado con mi pesadilla —dijo Midoriya, frotándose los ojos para sacudirse el sueño—. Y gracias por despertarme.

Todoroki, como era costumbre, lo miró con una mezcla de calma y preocupación. —Siempre murmuras un poco entre sueños, pero hoy te veías algo perturbado.

Midoriya se detuvo por un momento, sorprendido. —¿Cielos, siempre murmuro en sueños? No lo sabía... Espero no haber dicho nada vergonzoso.

—Solo repetías un nombre una y otra vez.

—¿Q-qué nombre?

—Kachan.

Midoriya se desanimó y Todoroki lo miró de reojo.

—No te preocupes. De cualquier manera no he podido dormir mucho desde entonces.

Ante sus palabras Deku recordó que desde el secuestro de la madre de Todoroki, nadie se había comunicado para solicitar algún tipo de rescate o para indicar sus intenciones. La investigación tampoco parecía avanzar mucho de momento dado que Endeavor, en todos sus años de héroe, había amasado demasiados enemigos de los cuales sospechar. A Todoroki se le veía muy tranquilo, pero Izuku se hacía una buena idea de como se sentía realmente.

Ya habían pasado dos meses desde que habían limpiado la playa, y en este tiempo el señor Yagi le había presentado a un hombre que había sido héroe profesional, conocido como Gran Torino, quien le ayudo a seguir un entrenamiento que al principio le pareció demasiado extremo. Había ido con ellos a una zona rocosa a aprender a escalar y dar grandes saltos parecidos a los del parkour los fines de semana. Con una modificación de Hatsume en sus zapatos y rodilleras, pudo acumular energía si repetía flexiones y pudo saltar más alto de lo que jamás imaginó posible.

—¡Por aquí! —llamó una voz familiar desde la distancia. Era Toshinori, quien ya los esperaba frente a una gran área en ruinas.

—Esto es...— se sorprendió Midoriya al reconocer los rastros de la construcción.

—Así es. Es el puente que fue atacado por Tomura Shigaraki hace algunos meses.

—Y venimos a investigar?— intentó adivinar Todoroki, levantado su pala.

—No. Toda la información que podía obtenerse de este lugar ya fue documentada— contestó el señor Toshinori, observando el gran espacio destruido del puente.

—Cómo se lo dije en su momento al joven Midoriya, hay trabajos que no son tan glamurosos como el de los héroes salvando personas, pero el servicio comunitario es necesario para el bienestar de la sociedad. Un puente como este puede no parecer gran cosa, pero para la gente que podría utilizarlo a diario, es una parte vital de sus vidas... Igual que la playa que ayudaron a limpiar.

—Está citando lo que dijo All Might hace unos días en una entrevista— mencionó Todoroki —En la misma que aclaraba que todavía no ha elegido a un sucesor.

Atrapado con sus palabras, intentó disimular.

—En serio lo dijo? Debe ser que pensamos igual al respecto.

—Yo tampoco lo sabía. Desde que deje de seguir a All Might no me llegan sus notificaciones— reflexionó Midoriya.

—En fin —dijo Toshinori, aclarando su garganta—. He hecho una pequeña convocatoria para que los jóvenes de la comunidad vengan a ayudar a reconstruir el puente. La empresa constructora está pasando por dificultades, y este proyecto ha quedado como una mancha en su reputación. Así que decidí que podíamos echar una mano para darle a este lugar una nueva oportunidad.

—Entonces esto quiere decir...— empezó decir Midoriya, pero fue interrumpido.

—¡Hola! ¡Buenos días! — una voz familiar lo interrumpió. Era Kirishima, con su energía característica

Junto a él venía una chica de tes rosa y ojos extravagantes —Espero que no hayamos llegado tarde.

— Hola. Es aquí donde solicitaron ayuda?— preguntó una chica con ojos grandes y de cabello verde, junto a un chico rubio con una gran cola.

Unos pasos más pesados resonaron detrás de Midoriya y Todoroki, haciendo que ambos se giraran.

—Muchas gracias a todos por venir —dijo el recién llegado con una sonrisa cálida.

—¡Es el padre de Uraraka! —exclamó Midoriya, recordándolo claramente de su encuentro en la comisaría de policía.

El hombre se acercó directamente a él, colocando una mano firme en su hombro, su mirada llena de gratitud. —Izuku Midoriya. No creo que alguna vez pueda agradecerte lo suficiente por salvar a mi hija. ¿Y ahora, ayudarás a mi empresa? Siempre estaré en deuda contigo.

Midoriya intentó negar rápidamente, sintiéndose un poco incómodo con tanto agradecimiento. —No... eso no es...

Antes de que pudiera terminar la frase, una voz alegre lo interrumpió. —Estamos de acuerdo en que Deku es genial, —dijo Uraraka saliendo detrás de la joven con apariencia de ranita y el muchacho con cola —Pero no olvides que hay otros voluntarios aquí también.

—Tienes razón, hija —dijo su padre, riendo suavemente.

—¡Uraraka! —exclamó Midoriya, sin poder evitar que su voz delatara su alegría al verla. Está vez, ella se había atado el cabello en una media coleta, que le sentaba muy bien. Izuku intento sonreír con normalidad y ella le respondió de la misma forma.

Mientras el ambiente entre los jóvenes se relajaba, Toshinori dio un paso al frente, tomando la palabra con su acostumbrada serenidad.

—Les agradezco a todos por venir. Los capataces estarán aquí para indicarles en qué pueden ayudar. Entiendo que algunos están practicando para ingresar al curso de héroes de la UA, como la hija del señor Uraraka, así que siéntanse libres de usar sus quirks, pero con cuidado. Recuerden, estamos aquí para ayudar, no para causar más problemas.

—¡Vamos! —gritó Uraraka, levantando el puño al aire con entusiasmo.

—¡Sí! —respondieron todos, contagiados por su energía.

El grupo aplaudió al unísono, y en cuestión de segundos, la actividad comenzó a llenar el ambiente.


Midoriya hacía lo posible por seguir el ritmo de los trabajadores. Los costales de cemento pasaban de mano en mano, y junto a Todoroki, se encargaban de mantener la cadena en movimiento.

De reojo, Deku observaba a los demás voluntarios y trabajadores, fijándose en los quirks que utilizaban para facilitar la construcción. Todo eso le parecía fascinante, y ya estaba deseando tener un momento de calma para anotarlo todo en su libreta. Cada quirk, cada habilidad, representaba una nueva oportunidad para aprender.

—Ah, ¿podrían esperar un momento? —interrumpió uno de los trabajadores, con el ceño fruncido mientras revisaba una lista en su tablet—. Creo que nos faltan algunos bultos de cemento. Necesito llamar al proveedor para asegurarme de que no sea un error.

Ambos, Todoroki y Midoriya, asintieron aliviados por el breve descanso.

El cansancio ya empezaba a hacerse sentir en sus brazos, y Midoriya aprovechó el momento para secarse el sudor de la frente con el dorso de la mano. Mientras tanto, sus ojos se desviaron instintivamente en busca de Uraraka. Sabía que si alguien estaba destacando en este proyecto, debía ser ella con su quirk de gravedad cero.

—¿Es ella Kachan? — le pregunto Todoroki señalándola.

Midoriya giró bruscamente, un poco confundido por la pregunta. Pero al ver a Uraraka, estaba conversando animadamente con el chico con cola, y ambos parecían estar riéndose de algo. Aunque no quería admitirlo, algo en la imagen lo incomodó un poco, y Todoroki no pasó por alto el pequeño fruncimiento de su ceño.

—No me gusta meterme en los asuntos de los demás, pero... tal vez si hablas con ella podrías dormir mejor —sugirió Todoroki con su tono neutral, aunque sus palabras tuvieron sentido para Midoriya.

Justo cuando estaba por dar el primer paso, dispuesto a acercarse a Uraraka, el trabajador volvió a hablar, interrumpiendo el momento.

—¡Listo! —anunció, levantando la vista de su tablet—. Los bultos faltantes llegarán mañana, así que podemos reanudar el trabajo.

El ritmo de la construcción volvió a la normalidad en un instante.


—Muchas gracias a todos. Nos vemos mañana, si es que no están demasiado cansados — se despidió uno de los capataces cuando llegó la hora de que los estudiantes fueran a la escuela.

—¡Muchas gracias por recibirnos! —respondió Kirishima enérgico, hablando en nombre de los que se retiraban.

Midoriya miró atrás esperando ver a Uraraka retrasada, dado que no iba con ellos. Aunque, pensó que tal vez se había quedado un rato más con su padre.

—¡Hola, Midoriya! —la voz de Kirishima lo sacó de sus pensamientos—. ¿Sabes? Invité a Bakugo para que viniera, pero dijo que prefería ir al gimnasio, ya sabes, "como la gente normal". Pensé que esta actividad le gustaría. El olor de la masculinidad está por todos lados.

—Creo que no estás siendo muy justa con nosotras— le reprochó la joven de tes rosa del otro lado —Por cierto, me llamó Mina Ashido.

Kirishima se rascó la cabeza, dándose cuenta de su error.

—¡Lo siento! No fue intencional, en serio.

—Soy Izuku Midoriya, un gusto —se presentó Midoriya con una ligera reverencia, tratando de aliviar la tensión.

—Ya que estamos en el momento de presentaciones, yo soy Tsuyu Asui, pero si quieren, pueden llamarme Tsu —añadió la chica con aspecto de rana, con voz tranquila.

—Encantado, Tsu. ¡Por cierto, me gustó cómo usaste tu quirk hoy! —comentó Kirishima.

—Es fácil cuando te puedes adherir a las superficies —respondió Asui, encogiéndose de hombros.

Un joven con una cola se unió a la conversación.

—Yo soy Ojiro Mashirae, y ella es Toru Hagakure. Un gusto conocerlos.

Todos parpadearon, desconcertados al mirar hacia el espacio vacío donde Ojiro había señalado.

Sin poder resistir, Ojiro dejó escapar una risa, y una segunda risa femenina, ligera y divertida, lo acompañó.

—Lo siento —se disculpó—, es una broma que nos gusta hacer cuando conocemos a personas nuevas.

Por un momento, nadie lo entendió, hasta que Midoriya, siempre atento a los detalles, lo dedujo.

—¡Ah, Hagakure es invisible! —exclamó.

Ojiro asintió, aún riendo.

—Hace un rato le hicimos creer a Uraraka que su poder se estaba descontrolando y que estaba haciendo levitar un balde que ni siquiera había tocado.

Midoriya recordó cuando había mirando en su dirección y por fin lo entendió. Sonrió un poco, pero se sintió extrañado de sentirse tan aliviado de que ellos dos no hubieran estado riendo solos. Pero ¿por qué?

—Espera... —Kirishima levantó una ceja, como si acabara de caer en cuenta de algo—. ¿Eso significa que todo el tiempo estás...?

—Ni lo digas —lo interrumpió Ojiro, visiblemente sonrojado—. Por supuesto que se ha desarrollado ropa usando su cabello como material, para que también sea invisible.

—No me molesta que la gente piense que soy nudista —aclaró Hagakure—. Es una suposición válida, pero la mayoría de las veces uso ropa visible.

—De cualquier forma, discúlpame por haber pensado eso de tu novia. No fue muy caballeroso —se disculpó Kirishima, con su habitual seriedad.

—No somos novios. Solo hemos salido un par de veces —aclaró Hagakure, riendo suavemente.

—Pero no sé lo tenías que decir a todos —murmuró Ojiro, rascándose la barbilla, un poco incómodo.

A todos les divirtió un poco todo aquello.

Midoriya se preguntaba por qué los chicos en su escuela eran demasiado diferentes a ellos. Se sentía casi como si todos ya fueran amigos y era tan natural. Ojalá que pudiera ser así todos los días en la escuela.

—Oye, Midoriya, ¿qué pasó con el otro muchacho que estaba contigo antes? —preguntó Ashido, cambiando de tema—. El chico guapo de mirada seria.

—Sí, yo también pensé lo mismo —se sumó Hagakure.

Tsuyu, por su parte, pensó que ese chico le recordaba a su hermano menor, por lo que no podía considerarlo guapo del todo.

—Todoroki tenía un asunto que atender y por eso se fue antes — explicó Midoriya.

Estaba algo preocupado por eso, pero le tranquilizaba que el señor Yagi lo hubiese acompañado.

—Además de guapo, misterioso. Eso solo lo hace más atractivo —opinó Ashido, compartiendo una risita con Hagakure.

Kirishima y Ojiro intercambiaron una mirada de resignación.

—Mujeres... —murmuraron ambos en tono de broma.

—Bueno, creo que aquí nos separamos —anunció Kirishima, mientras llegaban a una intersección en su camino.

Todos siguieron caminos diferentes despidiéndose y Midoriya se sintió un poco desanimado por quedarse solo. Especialmente se sentía decepcionado de no haber podido hablar con Uraraka después de tanto tiempo.

—¡Oigan, esperen!

Deku se sorprendió y su corazón dio un pequeño vuelco al reconocer la voz, pero intentó disimularlo.

—Uraraka... lo siento, ya todos se fueron —dijo, tratando de sonar natural.

Uraraka se acercó con una sonrisa disculpándose mientras se ajustaba la mochila.

—Creo que me distraje mucho hablando con mi papá sobre sus nuevos proyectos. Es difícil detenerlo cuando empieza a hablar de arquitectura, pero se le ve realmente contento —explicó con una mezcla de pena y afecto.

Ambos continuaron caminando hacia la estación y discretamente Deku miro hacia atrás y se pellizco la mejilla para convencerse que no era otro sueño.

—¿Pasa algo? —

—No, nada —respondió Midoriya, tratando de sonar alegre—. Por cierto, me agradaron mucho los voluntarios que vinieron hoy. Nunca había estado en un grupo de personas así.

—¿Tan raro es? — le divirtió un poco Uraraka sin creerlo.

—Para mí, sí —Midoriya miró al cielo con una expresión pensativa—. Me hace pensar en que... si todos entraran al curso de héroes, se la pasarían muy bien juntos.

Uraraka se percató de la tristeza de esas palabras y sintió un impulso muy grande de confortarlo. Intentó recordar la decisión que había tomado ese día en la playa viéndolo entrenar, pero ahora se daba cuanta de que eso se estaba volviendo un caso perdido. Porque lo que sentía por Deku se estaba desbordando ahora que lo volvía a ver.

Uraraka se acercó un poco a él y le tomó la mano con suavidad.

—Deku, deberías intentar ingresar a la UA —

Midoriya sintió de inmediato como si una vieja herida en su pecho se abriera. Tenía que reconocer que constantemente se había encontrado pensando como confrontaría el examen de ingreso a la UA si lo intentara. Pero que alguien como Uraraka se lo dijera en voz alta lo hacía demasiado real.

—Pero le prometí a mi mamá... — comenzó a decir, su voz titubeando.

Uraraka negó con la cabeza, interrumpiéndolo.

—Sé que ella entenderá —le aseguró con confianza—. Sé que no dejará que renuncies a tu verdadero sueño.

—En verdad... me gustaría seguir conociendo a personas como las del día de hoy— reflexionó Midoriya con una leve sonrisa.

—Y yo estaría muy feliz de estudiar contigo y verte todos los días —

Dicho eso sin pensar, a Uraraka le basto solo un segundo para comenzar a sonrojarse, y quiso soltar la mano de Deku, pero está vez él tomo la suya con decisión por la muñeca. Él también pareció sorprenderse de su propia reacción, que más bien pareció bastante instintiva.

—P-perdóname... — comenzó a decir Deku pero sin soltarla y el corazón de Uraraka se sentía cada vez más turbulento —. Uraraka...

Ambos se miraron a los ojos y vieron su confusión mutua con sonrojo.

—¡No puedo creer que olvidaste el proyecto de ciencias en la construcción! ¡Ahora llegaremos tarde! — se quejó Ashido bajando las escaleras de la estación.

—Ah! Pero si Midoriya y Uraraka siguen aquí! No debe ser tan tarde— señaló Kirishima.

Ambos reaccionaron muy asustados como si sus sus manos quemaran y se separaron de inmediato.

—Pero si ya casi son las 9— se extraño Ashido viendo su reloj.

—¡Ah es muy tarde!— reconoció Uraraka.

—¡Si muy tarde!— coincidió Midoriya.

Ambos subieron a toda velocidad las escaleras de la estación, separándose en las dos diferentes direcciones del tren.

—¿Qué les sucede ahora? — preguntó Kirishima y Ashido los miró con interés.


Notas de la autora

Listo en octavo capitulo. Sus comentarios siempre son bienvenidos! Muchas gracias por leer, seguir y darle like. Realmente me hicieron sonreír. Saludos!