Advertencia: Algunos de los personajes de esta historia no me pertenecen, son de J.K.R., los demás, y la trama, son mi de pertenencia.

Capítulo 11

1.-

Hermione había pasado toda una semana hablando con Draco por chat. Se habían contando de todo, desde la vez que a ella se le cayó un diente por el susto que le dio que su mamá le dijera que la iba a llevar a un odontólogo para que la inyectaran con anestesia, hasta la vez que a Draco le habían robado la bicicleta, por tonto, por dejarla fuera de un establecimiento de juegos cuando tenía 8 años.

Ella no había podido volver a verlo porque su padre salía con su tío y su madre se quedaba en casa. Pero Blaise sí que iba a donde sus amigos, ya sea en la tarde o en la noche.

Cuando podía estar con ella, salían a la terraza y ahí pasaban horas hablando de lo que él y los muchachos estuvieron haciendo en la azotea.

Cuando Hermione se quedaba sola, bailaba.

Pero ese día sus tíos y sus padres iban a salir antes de la hora del almuerzo. Tenían una pequeña fiesta en casa del gringo por su cumpleaños. Su madre le dijo que ellos estaban invitados, pero Blaise dijo que no quería ir porque se aburriría ya que no iba a haber nadie de su edad. Priya sin embargo, quiso ir, y ella estuvo apunto de verse en la obligación de ir también, pero se inventó que se sentía mal con un dolor de cabeza.

—¿Y qué vamos hacer hoy? —le preguntó Hermione a Blaise, con clara insinuación de que la invitara a donde él fuera.

Era domingo pasada las once de la mañana y sus padres ya se habían ido a la fiesta con Priya y sus tíos.

—No, Hermione, esta vez te vas a quedar en casa. Los muchachos y yo iremos a la play...

—¡A la playa! —gritó de emoción, interrumpiendo a Blaise. Ella no había ido a conocer las playas desde que había llegado a Venezuela.

Blaise iba vestido con bermudas, una camisa y cargaba un morral en la espalda, listo para salir.

—¿Me dejarás sola en casa? —Hermione hizo un puchero y se pegó como lapa a su primo antes de que él saliera de la casa.

Blaise se detuvo en la puerta, con algo de pesar por ella, pero no sabía a que hora vendrían sus padres y los muchachos y ellos acostumbraban quedarse hasta muy noche en la playa. Se lo explicó a Hermione, que compuso una mirada triste.

—Está bien —concedió ella, sin insistirle y Blaise le dijo adiós para abrir la puerta y salir. Pero no caminó mucho más lejos de ella, se quedó pensando un momento y, luego, vociferó un "mierda" antes de entrar de nuevo por la puerta. Después de todo, no iba a tener muchas oportunidades de llevar a su prima a la playa, aunque eso le costara tener que regresar temprano.

—Cambiate rápido. —alzó la voz a su prima quien ya iba subiendo las escaleras para encerrarse con pena en el cuarto y, al oírlo, su ánimo cambió, deshaciendo sus pasos y colgándose en el cuello de su primo, a quien besó fuerte en el cachete.

—¡Gracias! —gritó de alegría

—Sí, sí, ya ve, que se hace tarde.

Hermione asintió para después separse de él y salir corriendo escalera arriba.

—¡Y ponte un bañador! —le gritó Blaise.

2.-

Las playas de Venezuela eran muy hermosas, Hermione había visto unas cuantas a través del internet y soñaba con visitar algunas de ellas. Sin embargo, su padre le había dicho que tendría que conformarse con la piscina que había en la casa de sus tíos, Blaise, en cambio, estaba cumpliendo su sueño.

La playa donde habían llegado se llamaba "Playa Pantaleta" un nombre peculiar a lo que Hermione preguntó a su primo por qué se llamaba así.

—No preguntes. —Le había dicho. En ese momento iban en una vans que conducía Harry, ya que los había recogido en sitio acordado.

El viaje había sido muy ameno, escuchando música y cantando. Hermione hasta coreaba algunas letras porque ella y Draco habían intercambiado listas de canciones...

Draco no iba con ellos. Ese día trabajaba hasta medio día e iba llegar un poco tarde a la playa. Quienes sí fueron, habían sido unas primas de Harry que venían a pasar vacaciones en la casa de él. Blaise ya las conocía y se las prensentó. Una de ellas se llamaba Ginevra ( "Pero me puedes decir Ginny", le dijo a Hermione) y la otra se llamaba Luna, quien también tenía un diminutivo como Luny.

Cuando llegaron a la playa lo primero que hicieron fue buscar un puesto donde estacionarse porque el lugar estaba repleto. Consiguieron uno, con algo de suerte, no tan lejos del mar.

Los muchachos se encargaron de descargar un cooler que habían llevado con hielo y algunas bebidas, y también algo de comer. Las chicas y Hermione se dispusieron a quitarse la ropa que llevaban puesta, quedando en bañador.

Las primas de Harry eran muy bonitas, con cuerpos bastante voluptuosos. El de Hermione, en cambio, era delgado y, eso, la hizo sentir insegura, por lo que agarró un pareo de su bolso y se lo puso alrededor de la cintura.

Ginevra, perspicaz, notó su inseguridad.

—Te ves muy bien. Ya quisiera yo tener un cuerpo tan delgado como el tuyo. —le comentó, agarrándose los royos inexistente de su abdomen.

—¿Tú crees? —Aun así, Hermione no creía que se viera bien.

—Claro que sí. Quitátelo en cuanto te metas al mar y verás que los chicos te lanzan piropos.

Hermione asintió tomando su consejo y después ella y las chicas siguieron a los chicos que ya iban bastante adelantados camino hacia la playa.

Se sentaron debajo de unos cocoteros que le darían algo de sombra. Descargaron la cava y la comida y fueron por unas sillas plegables que habían traído en la vans. También trajeron unas tablas de surfs, ya que la playa era muy conocida por sus grandes olas y los turiastas acostumbraban a surfear en su visita. Hermione no sabía surfear al igual que Luny, así que ambas decidieron quedarse un rato en la arena, tomando el sol, en tanto los chicos surfeaban. Ginny, que sí sabía surfear, tampoco quiso hacerlo y las acompañó.

Estuvieron hablando un rato entre ellas. Hermione le había comentado algo de su país a petición de Luna y Ginevra y estas le contaron anécdotas que habían tenido en las vacaciones cuando venían a visitar a su primo.

—Me gustaría viajar un día a la India y conocer Dubai. —dijo Luna. Hermione le corrigió, diciéndole que eran países distintos solo que se encontaban en el mismo continente—. Lo que sea —señaló Luny, sacudiendo la mano, restándole importancia—. Me gustaría ir. Yo nunca he salido de Venezuela y lo mas lejos que Ginny y yo hemos estado de casa, es aquí en casa de nuestro primo Harry.

Hermione sí que había ido a Dubai, unas tres veces, se lo comentó a las muchachas que, con algo de envidia de la buena, le preguntaron que cómo era.

—Bonito..., supungo. —se encogió de hombros—. Es que cuando vamos mi papá no sale de la playa que queda en mismo lugar donde está el hotel. Y también comememos en el restarante que está ahí, en el hotel.

—Qué desperdicio. —dijo Ginny, quien se acomodó boca arriba para que le pegara el sol de ese lado de su cuerpo.

—¿Y tú bailas como las Indias de las películas?

—Luna, por favor, el que sea de India no quiere decir que se comporte como los dramas de cine. —la reprendió Ginny.

—De hecho, sí bailo. —dijo Hermione.

Ginny se sentó, entusiasmada.

—Siempre me gustó cómo bailan y de niña he querido aprender, pero mis padres no tenían dinero para meterme en una academia.

—Si quieres te enseño, es muy fácil. —Y dicho esto, Hermione se puso de pie, no sin antes tomar su teléfono y poner música Indi.

Luna y Ginevra también abandonaron la arena y pusieron atención a las intrucciones de Hermione, quien, no solo bailaba, si no que también traducía la letra y explicaba que algunos de los pasos representaba la historia de la canción, como si fuera un lenguaje de señas.

Al principio, a las muchachas sí le pareció difícil, pero, con la paciencia de Hermione, le fueron agarrando el ritmo rato después. Eso sí, repitieron la musica un centenar de veces...

—¡Draco! —gritaron Ginny y Luny en cuanto lo vieron y corrieron abrazarlo, saludándolo. Iban a hacer las dos de la tarde y ahora era que se aparecía.

Draco y las primas de Harry se conocían de niños y, para ellas, era su amor imposible, ya que él no le haría caso a par de niñas.

—¿Cuándo llegaron? —les preguntó, todavía sin acercarse a Hermione para saludarla. Pero sí que la había visto, bailando en ese traje de baño color blanco que le quedaba divino. Esperba tener la suerte de que se quitara el pareo.

—Esta mañana. —comentó Luny.

—¿Y los chicos?

—En el mar. —respondió Ginny y Draco asintió, volteando por inercia hacia la playa, reconociendo a Theodore montado en una tabla, después, volvió de nuevo la vista hacia donde las chicas.

—Dénme un momento. —se alejó de ellas, para acercarse ahora a donde Hermione, que lo veía con sus ojos marrones claros, y le regalaba una sonrisa tan radiante como el sol.

Estaba loco, sí, pero se moría por hacerlo...

Hermione tenía los labios jugosos y le correspondió el beso, metiendo su legua en seguida en la boca de él.

No sabía besar y, lejos de molestarle, le agradó que él fuera su primer beso.

Desafortunadamente...

—¿No estamos perdiendo de algo?

Luna y Ginny se acercaron, interrumpiendo el momento y, a regañadientes, Draco se tuvo que separar de la boca de Hermione.

Antes de que Draco o Hermione dijeran algo, Blaise y Harry se acercaron a saludar a su amigo.

Las muchachas aprovecharon para arrimarse hasta donde Hermione y arrastrarla del brazo hasta las sillas.

—¿Draco y tú son novios? —la interrogaron. Los chicos no escucharon la pregunta porque estaban algo lejos conversando de Hermione no sabe qué. Pero Draco no le quitaba la mirada de encima y le sonreía de vez en cuando.

—Bueno... No sé. —Al fin respondió.

—¿Cómo que no sabes?

—Es que él y yo solo hablamos. Aunque Blaise me dijo que yo le gustaba.

—¡Qué envidia! —dijo Ginny. Hermione arrugó la cara, así que aclaró—. No, no, no te alarmes, lo digo en buena onda. Draco es guapísimo. Luny y yo hemos estado enamoradas de él desde niñas, pero él, ni la hora. Dice que somos así como sus hermanitas. Y tú estás aquí... ¿cuánto tiempo?

—Un poco más de dos semanas. —contestó.

—Y mira, ya lo tienes flechado. Tiene cara de tonto enamorado cuando te mira.

Hermione sonrió por el comentario de Luny y miró a Draco, quien le lanzó un mudo beso. Neville ya estaba con ellos y no se dio cuenta de esto, al igual que Harry y Theodore. Ginny, Luna y Blaise sí que se pillaban todo.

—Creo que es hora de meternos al mar. —dijo Luny—. Quítate el pareo.