¡Aquí me presento con el segundo capítulo de esta historia!
Antes de continuar, me gustaría contestar una review:
Camilo Navas: Creo que una de las cosas que me caracteriza como escritor es siempre intentar un buen desarrollo entre los personajes, profundizar mucho en ello. A veces es difícil por la gran cantidad de personajes que se pueden presentar, pero en este caso no creo que sea muy complicado debido a que me voy a enfocar más que nada en el grupo protagonista. Espero que sigas disfrutando de esta historia.
Sin nada más que responder, es momento de comenzar.
¡Disfruta!
Los estudiantes de tercer y segundo año se reunieron en el gran campo de juego de la Academia Fujimi.
La mayoría ya parecía tener grupos prestablecidos, y eso también funcionaba para Takashi Komuro.
Eso se confirmó cuando estrechó la mano con Hirano Kohta, en donde ambos compartieron una sonrisa. De todas formas, esa sonrisa no duró mucho tiempo debido a los grupos que había alrededor.
Las circunstancias eran obvias.
"No creo que nadie quiera unirse a nuestro equipo." Comentó Kohta con una mezcla de seriedad y desaliento, viendo como todos estaban en grupo de tres, a excepción de ellos.
"No te preocupes, tengo a alguien." Esa respuesta sorprendió a su amigo, quien no pudo evitar mirarlo con gran curiosidad.
Esa curiosidad aumentó en gran medida tras ver que Takashi se detenía frente a Saya.
"Oye…" Saya observó a su amigo con cuidado tras ser llamada.
Su típica expresión seria pero dura hacia fácil pensar que ella iba a rechazarlo de inmediato.
Lo cierto es que Takashi la conocía bastante bien.
Saya podía ser estricta y un poco bastante molesta en ocasiones.
Pero ella definitivamente no era una mala persona.
"¿Quieres unirte a mi equipo? Nos falta uno." Takashi extendió su mano con una sonrisa, ganándose una mirada curiosa por parte de algunos compañeros.
Después de todo, era muy raro ver a Takashi tomarse algo en serio.
Saya también pensaba esto, por lo que le fue imposible ocultar la leve sonrisa que apareció en su rostro.
"Supongo que no me estabas mintiendo cuando dijiste que querías cambiar esa actitud de mierda…" Comentó Saya con un tono un tanto burlesco, aunque su mano no tardó en alzarse para estrecharla con él.
Desafortunadamente, ella no iba a permitirlo.
La sonrisa de Takashi abandonó por completo su rostro al ver como Rei apareció de la nada, separando a ambos con una sonrisa que claramente gritaba problemas.
"Ella está con nosotros, ¿verdad, Saya?" Rei observó a su amiga, viendo como esta lucía bastante sorprendida ante tal intromisión.
"¡Espera…!"
"No te preocupes, Saya." Takashi la interrumpió antes de que se quejara, ganándose una mirada aturdida por parte de la adolescente bajita pero pechugona.
La atención de Takashi fue desviada a Rei, quien lo observaba con esa sonrisa un tanto arrogante y conflictiva en su rostro.
Era conflictiva porque claramente buscaba molestarlo. Eso fue algo que Kohta no paso por alto.
Definitivamente esa mujer tenía algo en contra de su amigo.
Aun así, Takashi no pareció amedrentarse ante la intromisión repentina de la que una vez fue su mujer amiga. De hecho, él le respondió la sonrisa a su manera.
"Ve con ellos." Aun así, el joven cedió a los caprichos de Rei prácticamente de inmediato.
"Si quieres, puedes unirte a nosotros." Hisashi hizo acto de presencia con su típica sonrisa amable.
Otra persona que Takashi no quería ver ni en sus sueños.
"No, gracias. Estoy con otra persona." El ambiente del sitio se puso tenso de repente, haciendo que la sonrisa de Hisashi vacilara un poco.
"Vamos, Takashi. Ya ha pasado mucho tiempo de eso, amigo…"
"Tu ya no eres mi amigo." Takashi ignoró cualquier posible tipo de charla con el hombre, dejando bien en claro que no estaban en buenos términos.
"Oh…" Eiji no pudo evitar burlarse por lo bajo con su grupo de matones. "Por lo visto, el inútil de la academia se ha peleado con Igo." El rubio dirigió su mirada a Rei, observando como la mujer miraba al "inútil" con claro disgusto.
"Y si tengo que adivinar, estoy seguro que es por culpa de esa mujer."
CAPÍTULO 2: ¡RELACIONES FLORECEN!
179 días para la caída de Japón.
"¿Te encuentras bien?" Hirano colocó una mano sobre el hombro de su amigo, ganándose una mirada un tanto agotada por parte de este.
"Probablemente quieras saber que sucede, pero no es momento para hablar sobre eso. Necesitamos encontrar a un tercer miembro antes de que el profesor vuelva, o podríamos quedar excluidos de la clase." Declaró Takashi con seriedad.
"Bueno, teóricamente no deberíamos tener problemas porque los grupos fueron realizados en función a los números de estudiantes. Otra cosa es que esa persona faltante quiera estar en nuestro equipo." Hirano dijo esto último con una sonrisa nerviosa, ya que no sería la primera vez que le pasaba algo similar. "Por cierto, ¿cómo conoces a Saya Takagi?" El gordito mostró un interés que no pudo ocultar tras esa pregunta, algo que su amigo no pasó por alto.
"Somos amigos de la infancia."
Ambos jóvenes no pudieron continuar con la charla ya que diversos murmullos se estacionaron sobre el campo de juego.
Incluso muchos más rumores que en esa pequeña discusión que tuvo con su antes mejor amigo.
Incluso Eiji se vio sorprendido por alguna razón.
Takashi y Hirano se dieron cuenta de inmediato a que se debía tanta conmoción, ya que Saeko Busujima comenzó a acercarse a ellos entre toda esa multitud.
"Por lo visto, nadie tuvo el valor de acercarse a ella." Susurró Hirano con claros nervios en su tono de voz. "Estamos acabados, seguro que no está interesada en hacer equipo con nosotros."
Takashi no respondió nada a eso, tan solo se dignó a observar como la mujer se acercaba a ellos sin decir una palabra.
O más bien, toda su atención estaba fijada únicamente en él.
Era obvio que Saeko lo buscaba solo a él.
Finalmente, la mujer esbelta y más codiciada de la Academia Fujimi se detuvo frente al inútil, una vista que extrañó a todos sin excepción.
"¿Tienes equipo?" Saeko fue tan directa como siempre.
"Estoy con Hirano, pero nos falta uno." Takashi señaló a su amigo, quien hizo una reverencia realmente torpe tras ser mencionado.
"Ya veo…" Una sonrisa imperceptible apareció en los hermosos labios de la mujer.
"En ese caso, ¿puedo unirme?"
Todos quedaron completamente paralizados tras escuchar esas palabras.
Todos, menos Takashi, quien no pudo evitar sonreírle.
"Seguro, ¿por qué no?" El castaño le respondió con completa naturalidad cuando alzó su mano, algo que Saeko observó con cierta curiosidad.
"¡¿Cómo es que puede ofrecerle su mano con tanto descaro?! ¡Ese bastardo realmente quiere morir!" Pensó Eiji con una sonrisa muy forzada en su rostro.
Ya estaba pensando en diferentes formas de matarlo por lograr acercarse mucho más a Saeko de lo que él pudo.
Por lo tanto, su sorpresa fue total al ver lo que sucedió.
De hecho, él no fue el único que se quedó completamente perplejo ante lo sucedido.
La quijada de muchos cayó al suelo tras ver como Saeko estrechaba su mano con Takashi y, como para rematar, le devolvió la sonrisa con claro ímpetu.
"Esforcémonos." Respondió la bella mujer con esa sonrisa aun vigente en su rostro.
Para Takashi era normal verla sonreír, pero esto era una completa rareza para todos los demás.
Como se dijo antes, Saeko era conocida por lo fría y poderosa que era. Obviamente tampoco es necesario recalcar su enorme belleza.
Era como una especie de Diosa de las Reinas de Hielo.
Por lo tanto, era increíble ver que ella esté sonriendo con tanta naturalidad.
Finalmente, los equipos terminaron de formarse y la diversión dio inicio.
"Hmmm…" El profesor tatareó mientras hacia diversas notas en su cuaderno de notas.
Allí tenía anotado a los diferentes equipos, y le parecía curioso ver el resultado de Takashi, ya que en la primera rotación solo había bateado unas pocas veces, pero ahora que Saeko era el pitcher la historia es diferente.
"Rei-chan eres mejor que esto. Necesitas concentrarte." Comentó Hisashi con cierta confusión al notar que su novia lucía bastante distraída.
"Lo siento, hoy no es mi día." Rei le entregó la primera escusa que se le vino a la mente.
Saya se encontraba detrás de ella y la observó con sus ojos analíticos. De inmediato pudo darse cuenta como el agarre sobre el bate se hacia más fuerte de lo normal y que su cuerpo reflejaba una tensión fuera de lo común. Solo necesitó mirar sus ojos para confirmar las sospechas.
Rei estaba mucho más enfocada en como Saeko y Takashi parecían estar hablando sin ningún tipo de problemas mientras compartían leves risas.
"Jeje…" Saya no pudo evitar reírse por lo bajo al ver el ceño fruncido de la mujer.
De hecho, Rei no era la única centrada en aquel grupo. Prácticamente todos los estudiantes presentes parecían estar pendiente de esto.
Algunos sentían curiosidad de como Takashi podía hablar con Saeko con tanta naturalidad, pero ciertamente la gran mayoría sentían una envidia sin precedentes.
Entre ellos estaba Eiji, aunque no lo demostraba exteriormente. De hecho, no hizo más que burlarse regularmente cada vez que Takashi obtenía un strike.
Mientras tanto, sucedía algo un tanto similar entre las hermanas Mitakashi y Yuki, quienes, a pesar de haber formado grupo juntas, casi nadie les estaba prestando atención por culpa de Saeko. En sus casos, no estaban enfocados en Takashi, solo desprendían su rabia y envidia sobre ella.
Después de todo, no sería buena idea meterse con alguien que cuenta con una reputación mucho más elevada que el de ellas.
"¡Las dos últimas!" Gritó Hirano cuando le arrojó la pelota a Saeko, quien la atrapó sin ningún tipo de problemas.
La adolescente observó la bola por un corto segundo antes de volver a enfocar su mirada en el bate de Takashi. El hombre no pudo evitar confundirse un poco cuando ella se acercó sin decir una palabra hasta que se agachó frente a él.
"Hace rato me estaba preguntando…" Saeko observó más de cerca el bate. "¿De quien es esta firma?" La curiosidad no tardó en emerger de sus labios con su típico tono muy interesado.
Era increíble pensar que hace dos días no le interesaban muchas cosas, pero ahora quería saber todo sobre Takashi Komuro.
Quizás era porque es muy agradable hablar con él.
"Ahora que lo mencionas, yo también quiero saberlo…" Hirano se unió a una de sus tantas conversaciones por primera vez, debido a que ahora no se sentía tan tímido o asustado como para hablar con Saeko.
"Oh, esta firma…" Takashi no pudo evitar sonreír con mucho cariño cuando ciertos recuerdos golpearon su mente, algo que llamó mucho la atención de sus dos amigos. "Bueno, es una historia que pocos conocen." Takashi se agachó frente a ellos, y fue bastante gracioso ver como Saeko y Hirano dieron un pequeño salto para estar más cerca.
"Todo comenzó hace 11 años…"
"¿Qué demonios están haciendo?" Se preguntó una de las hermanas Mitakashi con recelo, dejando en claro que nadie podía escuchar la conversación.
"Parecen un grupo de delincuentes reunidos en la calle." Yuki hizo clara referencia a las bandas juveniles de delincuentes que se posaban sobre las veredas de cuclillas mientras fumaban cigarrillos y entregaban malas miradas a los transeúntes.
De hecho, fue bastante gracioso imaginarse a Hirano de esa manera, aunque Takashi se vio un tanto aterrador.
Mejor no mencionar a Saeko…
"Cuando cumplí 6 años, mis padres me llevaron a ver a los San Francisco Giants. Estaba muy feliz y ansioso, ya que allí se encontraba mi mayor ídolo, Barry Bonds." Hirano no pareció reconocer el nombre del deportista, pero el caso de Saeko fue diferente.
"Es el jardinero izquierdo que tiene el récord más grande de home run." El comentario de la mujer sacó una media sonrisa por parte de Takashi.
"762, para ser exactos. De hecho, tuve el privilegio de poder presenciar en vivo uno de sus home run." Esto llamó mucho la atención de los dos.
"¿Y como fue?" Preguntó Hirano con mucho interés.
"Fue directo a mi ojo izquierdo." La respuesta tomó completamente desprevenido a ambos, quienes no pudieron evitar tener un leve escalofrió. "Pero eso fue genial. Después de todo, gracias a eso es que pude conocerlo en persona y me dio su bate más preciado como disculpa."
En ese momento, tanto Saeko como Hirano no pudieron evitar ensanchar sus ojos.
"Entonces, ¿ese bate es de Barry Bonds?" Hirano hizo la pregunta obvia, recibiendo una sonrisa por parte de su amigo.
"Exacto." Las dudas se disiparon por completo cuando Takashi volvió a agarrar el bate con firmeza. "Ahora será mejor que continuemos. Creo que estamos llamando mucho la atención." Concluyó con una sonrisa un poco tímida, ganándose un rápido asentimiento por parte de sus dos amigos.
"¿De qué tanto hablaron? ¿En qué momento Busujima-san es tan cercano a ese idiota?" Rei no pudo evitar chasquear su lengua una vez que enfocó su mirada en Hisashi una vez más.
Saya y Hisashi estaban pensando algo muy similar, aunque el joven solo parecía estar curioso mientras que Saya no podía evitar estar un poco celosa.
Hirano se acomodó detrás de Takashi para luego hacer una seña con su mano, indicándole a Saeko que comenzara.
La joven no dudó en arrojar la bola, y Takashi la recibió sin muchos problemas. Su ceño se profundizó un poco al notar la corta trayectoria que tomaba el tiro.
"Oye, ¿no se suponía que ingresaste a la Academia Fujimi por tu gran nivel en beisbol? Has errado casi todas las bolas del gordo y ni siquiera pudiste hacer un jodido home run. ¡Eres realmente patético!" Eiji encontró otra manera de molestarlo, haciendo que Takashi frunciera aún más el ceño.
"Eiji-san tiene razón, aunque su nivel nunca ha destacado tanto, también es cierto que puedo notar una gran merma en su rendimiento…" Pensó el profesor, recordando los resultados del año pasado.
"¡La última!" Exclamó Hirano, para luego observar con cierta incertidumbre como Takashi se acercaba a Saeko con pasos acelerados.
La joven no pudo evitar sorprenderse cuando Takashi la tomó de los hombros de forma repentina.
No hacia falta mencionar que todos los demás casi se caen tras presenciar esto.
"Escucha, sé que te estás conteniendo." Esas palabras sorprendieron mucho a Saeko. "Probablemente lo haces para no herir mis sentimientos, pero no eres mejor que ellos si no me permites mejorar." Saeko pudo sentir como las manos de Takashi se apretaban con fuerza sobre sus hombros, y esa mirada solemne y decidida que le entregó hizo que una sensación extrañamente placentera recorriera alrededor de su cuerpo.
"¿Puedes hacerlo por mí?"
Saeko asintió con un poco de torpeza, ganándose una media sonrisa por parte de Takashi.
No supo por qué, pero sus mejillas se calentaron un poco al verlo sonreír.
Una vez que volvió a su posición, Saeko por fin reaccionó y sacudió su cabeza para quitar esa rara sensación de su cuerpo.
Hirano no pudo evitar sudar al notar como un aura amenazante rodeó repentinamente el cuerpo de la mujer al mismo tiempo que sus ojos brillaban de un color rojo que olía a muerte.
"Puedo notarlo, ella realmente va a ir en serio…" Takashi se aferró a su postura y bate con fuerza, su garganta se cerró ante la presencia amenazante frente a él.
"¿Aún estoy a tiempo de arrepentirme?"
Los ojos de Saeko brillaron con más intensidad y su cuerpo se movió a una velocidad glamurosa, haciendo que su cuerpo se vea borroso por segundos.
La pelota salió disparada a una velocidad tan impresionante que dejó una estela blanca a su paso.
Hirano comenzó a rezar en todos los idiomas posibles al ver como la bola asesina se acercaba a toda velocidad y estaba a punto de impactar contra su rostro.
Aunque llevara el casco, era una muerte segura.
Pero justo antes de que sucediera una tragedia, el bate se interpuso en el camino.
Los dientes de Takashi se apretaron con fuerza y la pelota se retorció sobre el bate de una forma muy extraña.
"¡VAMOOOOS!"
Takashi gritó con fuerza y la bola salió disparada con una corriente de aire sobre el bate. La velocidad y la trayectoria fueron imposibles de seguir.
Solo se supo donde cayó debido a que Eiji detuvo la pelota con su rostro.
Espera…
¿La detuvo con su rostro?
El matón escupió una gran cantidad de sangre cuando uno de sus dientes salió volando por culpa del impacto. Su mejilla se retorció de una forma bastante graciosa, como si fuera gelatina, para luego caer estrepitosamente al suelo.
La pelota rodó hasta los pies del profesor, quien no pudo evitar tomarla con una expresión de clara incredulidad en su rostro.
"¿Quién humanamente puede poseer tanta fuerza? Y, es más, ¿quién humanamente puede ser capaz de detener algo así?" Pensó el profesor sin poder creer lo que acababa de presenciar.
"¡Eiji-kun!" Sus amigos y las chicas lo rodearon con preocupación, solo para ver como el matón se levantaba casi al instante con una expresión cubierta de furia.
"¡Maldito imbécil! ¡¿Te crees muy gracioso?!" Eiji escupió sangre para luego acercarse a paso veloz, cargando su bate con una fuerza sorprendente.
"¡Seguro lo hiciste a propósito!"
Takashi solo pudo observar con aturdimiento el evento repentino, ya que el rubio agitó el bate con toda la intención de rompérselo en la cabeza.
Pero algo sucedió…
Un silencio abrumador se presentó en todo el sitio cuando la trayectoria del bate fue detenida de forma inmediata por una sola mano.
Esa misma mano se apretó con fuerza sobre el bate y le obligó al rubio a retroceder cuando una fuerza muy superior fue impuesta sobre él.
"¿QUÉ CREES QUE HACES?"
La mirada de Saeko no reflejaba nada más que muerte y sufrimiento, haciendo que Eiji se asustara demasiado.
"Yo…"
Eiji no tuvo tiempo a decir más de una palabra, ya que Saeko lo tomó sorpresivamente del cuello, elevándolo en el aire como si se tratara de un simple gusano.
El bate cayó al suelo y el matón llevó las manos sobre el brazo de Saeko para intentar liberarse, pero le resultaba imposible.
"Ya fue suficiente." La voz del profesor calmó las aguas, quien estaba haciendo unos garabatos en su libreta. "Eiji-san, fue un accidente. Busujima, cálmate." Las palabras despreocupadas pero directas del hombre salvaron al rubio, quien no pudo evitar caer de trasero en el momento que Saeko lo soltó.
"Estuviste molestando toda la hora." Saeko le entregó la espalda, para luego mirarlo de reojo. "Será mejor que dejes esa actitud, o me veré obligada a usar medidas extremas la próxima vez." Los ojos vacíos de Saeko hicieron que la piel de Eiji se erizara por el gran miedo que atravesó su cuerpo.
"¡De acuerdo!" Fue lo único que pudo responder el matón mientras se frotaba el cuello para aliviar el dolor.
El carácter cortante e incluso tenebroso de Saeko cambió drásticamente tras enfocar su mirada en Takashi una vez más.
"¿Te encuentras bien?" La bella adolescente atrapó su mano con las propias demostrando una gran preocupación.
"Uh, no es necesario que te preocupes…" Takashi no pudo evitar sentirse un poco abrumado por la acción tan enternecedora y protectora de su nueva amiga.
Aunque no todos se sintieron de la misma manera.
Eso se demostró con facilidad en el momento que Rei volvió a profundizar su ceño.
Sus ojos reflejaban el agarre tan cuidadoso y atento que Saeko tenía sobre la mano de Takashi.
Las horas pasaron, las clases terminaron y los recesos se acabaron.
Takashi le enseñó su lugar secreto a Hirano, quien se mostró bastante cómodo ante la idea de ir a la azotea, un lugar donde nadie los molestaría.
Saeko también los acompañó en los pocos recesos. Ella volvió a compartirle de su sabrosa torta a Takashi quien le demostró todo su agradecimiento.
Gracias a que Hirano ya parecía estar un poco más tranquilo ante la presencia de la mujer más famosa y poderosa de la Academia, los tres pudieron entablar una buena conversación durante los recesos.
Ahora Takashi podía decir con seguridad que nunca se aburriría en la Academia si ellos están cerca.
Incluso salió de la academia sin la necesidad de cubrirse como lo hacia habitualmente gracias a que Saeko lo acompañó a la salida, al igual que Hirano.
En esos momentos descubrió que el hogar de Kohta en realidad quedaba muy cerca del suyo, ya que estaba a unas pocas calles de distancia. Eso hizo que ambos se pusieran felices, ya que no tendrían problemas en reunirse debido a que la ciudad de Tokonosu era realmente extensa.
Eso les permitió disfrutar el fin de semana juntos, y como Takashi prometió, en esta ocasión ayudaría a Hirano a disfrutar de su hobby. Pero el gordito insistió que aún no era el momento, ya que necesitaba comprar nuevos equipos para que ambos estén en igualdad de condiciones.
Obviamente, Takashi no entendió nada, y Hirano parecía realmente entusiasmado con la idea de mantenerlo como un secreto hasta que llegue el momento.
De esa forma estuvieron jugando al beisbol y Kotha le ayudó un poco con las tareas atrasadas de su amigo, aunque evidentemente no progresaron mucho.
Hirano parecía ser el típico nerd inteligente, pero era evidente que su inteligencia y conocimientos estaban dirigidos hacia otro rubro.
De esa manera comenzó la siguiente semana.
Una semana que indicaría grandes cambios para Takashi Komuro.
O eso es lo que pensaba, ya que la realidad es que no pudo estar más de 5 minutos en el aula. Después de todo, Rei se mostraba mucho más melosa con Hisashi y eso era realmente obvio.
Saya observó con cierta irritación como Takashi abandonaba el aula. Aunque dicha irritación en esta ocasión no fue enfocada en su amigo, ya que observó con enojo como Rei estaba sonriendo con suficiencia para luego volver a besar a Hisashi, dejando en claro que esto había sido un plan para molestarlo.
Hirano se mantuvo al margen de todo, pero no era idiota. Después de las pistas entregadas por Takashi y los cruces que tuvo con Hisashi y Rei en estos días le daba las suficientes pistas para saber por qué su amigo se sentía tan afectado cada vez que ellos dos estaban presentes.
"Solo necesito poner mi furia en el bate. Prometo que volveré la próxima hora cuando esté más calmado." Pensó Takashi con clara molestia mientras intentaba subirse a la ventana del gimnasio, un proceso algo difícil teniendo en cuenta que era un poco alta.
Aunque se volvió sorpresivamente más fácil de un segundo al otro.
"¡WAAAHHHH!" Takashi cayó de cara al suelo cuando su trasero fue empujado, haciendo que este volteara su mirada con una expresión adolorida.
"Veo que necesitabas una mano." Declaró Saeko con un aire bastante peculiar a su alrededor.
"Muy graciosa." Issei no pudo evitar sonreír al verla.
El dolor que le causaba Rei fue un poco apaciguado con tan solo observar esa sonrisa.
"¿Qué hubieras hecho si otra persona que no sea yo te encontraba por aquí?" Preguntó Saeko, quien comenzó a trepar la ventana.
"No lo sé, supongo que estaría en problemas." Takashi se inclinó de hombros con desinterés para luego ayudar a Saeko.
"Deberías dejarlo. De momento solo estás creando desorden, pero la institución podría poner cámaras dentro del gimnasio al pensar que quizás comiencen a robar." Aclaró la joven, aceptando la ayuda para entrar al establecimiento con un aterrizaje perfecto, a diferencia de cierto castaño.
"¿Quién dijo que estaba causando desorden?" Takashi se hizo el desentendido, ganándose una mirada en blanco por parte de Saeko. "¿Piensas que fui yo el que hizo todo ese desorden el viernes pasado?"
"¿Y quien otro más podría ser? No hay muchos amantes del beisbol en Fujimi, y dudo mucho que alguien esté tan loco como tú para hacer algo como esto." Las deducciones de Saeko hicieron que Takashi se frotaba el cabello con algo de timidez.
"Bueno, supongo que no hay manera de defenderme…" La timidez de Takashi se convirtió en curiosidad al ver que Saeko dejaba su mochila a un lado. "¿Aún no fuiste a clases?"
"En realidad, estaba esperando que salieras de tu aula." Comentó la mujer con sinceridad cuando comenzó hurgar en la mochila.
"¿Por qué?" Takashi no pudo hacer otra cosa más que preguntar con mucha confusión.
"Porque estoy preocupada por ti."
La respuesta tan directa y sincera sorprendió inmensamente a Takashi.
De hecho, él podía decir con facilidad lo tanto que ella se preocupaba solo con ver el brillo de sus hermosos ojos violetas.
"Sé que tu pasado te está afectando. Por eso es que abandonas tus estudios y tus metas. Puedo notar que estás intentando regresar, por eso es que quiero ayudarte." Saeko sacó dos cajas de jugo de su mochila.
"No quiero sonar grosero, pero tu no entiendes…" Takashi no pudo continuar hablando, ya que la caja de jugo golpeó su pecho con fuerza.
"Entonces, dímelo." La mirada profunda de Saeko hizo que los ojos del joven se ensancharan un poco. "Dime lo que te afecta para que pueda ayudarte. A veces, incluso hablar con alguien sobre tus problemas es más que suficiente para superar gran parte de tus heridas." Saeko se acercó un poco más, hasta el punto de que sus rostros estaban realmente cerca.
"Ni siquiera se lo dijiste a tus padres, ¿estoy en lo cierto?"
"Yo…" Takashi no pudo evitar apartar la mirada.
Aunque esa sensación se trasformó en otra cosa más especial al sentir como Saeko posicionaba una mano sobre su hombro.
"No te preocupes. Estaré aquí para escuchar cualquier cosa que quieras contarme."
Cuando volvió su mirada a ella, la joven lo estaba esperando con una sonrisa que inspiraba mucha esperanza.
"No me importa si te tomas 1 minuto, 1 hora, o todo el día. Me quedaré a escucharte todo el tiempo que necesites."
Los ojos de Takashi brillaron, algo que Saeko pareció notar y por eso es que su preciosa sonrisa se ensanchó un poco.
Entonces, él finalmente tomó una decisión.
"Primero vamos a ponernos cómodos."
Ambos se sentaron en medio del gimnasio. En esta ocasión no hubo ningún tipo de desorden, simplemente estaban ellos dos disfrutando del jugo que Saeko había traído.
Lo único que se escuchaba era el sonido característico de las pajillas mientras la mujer esperaba pacientemente a que su amigo estuviera listo para contarle todo.
"Es un poco complicado encontrar el momento por donde comenzar…" Takashi se frotó el cabello, pensando su siguiente pregunta con cuidado. "Por lo que tengo entendido, ya conoces a Rei y Hisashi, ¿estoy en lo cierto?" Saeko dejó su pajilla a un lado, dando un leve asentimiento que le permitió continuar.
Takashi llevó la mirada hacia el techo del gimnasio. Su mirada se tornó mucho más melancólica que esa primera vez cuando se encontraron.
"Ellos eran mis mejores amigos desde que tengo memoria. Ni siquiera recuerdo cuando me enamoré de Rei. Hisashi sabía a la perfección lo que sentía por ella, y ella también me quería hasta cierto punto. Pero todavía éramos muy jóvenes para ir a algo más. Por eso mismo hicimos la promesa de que nos casaríamos cuando tengamos la edad." Takashi hizo una breve pausa cuando se llevó la pajilla a la boca una vez más, su mirada no se despegaba del techo.
Saeko no necesitaba escuchar más para saber que estaba pasando, pero aún así no quiso interrumpirlo.
"Era una promesa de niños completamente tonta, lo sé. Pero, de alguna forma, me mantuve aferrado a esa idea. Después de todo, aún la sigo amando…" La caja de jugo se estrujó con fuerza tras sus últimas palabras. "Rei siempre supo que aún seguía enamorada de ella. Hisashi tampoco ignoró eso. Pero, aún así, ellos jugaron conmigo desde hace varios años. Yo lo sabía, pero no quería aceptarlo. Al final, no quedó otra opción más que aceptar la realidad cuando…" La voz de Takashi se agudizó tras recordar ese momento en concreto.
Su garganta se apretó con tanta fuerza que apenas era capaz de hablar.
El malestar estaba en su máximo apogeo.
Las pesadillas rondaban su mente como era habitual.
Esas pesadillas que desaparecieron en el momento que sintió como alguien tomaba su mano con mucha delicadeza y cariño.
"Mientras yo esté aquí, nada de eso va a alcanzarte." Saeko sabía como se sentía el sentimiento agónico, aunque ella tenía un tipo de experiencia diferente.
De todas formas, ese gesto y las palabras de su amiga lo reconfortaron lo suficiente como para que vuelva a sonreír.
Aunque esa sonrisa no duró mucho tiempo.
Especialmente por lo que estaba a punto de decir.
"Los atrapé teniendo sexo en el baño de la academia."
Esa afirmación sorprendió a Saeko en gran medida.
De todas las formas de romperte el corazón, probablemente esa era la peor de todas.
Los dientes de Takashi se apretaron y sus ojos se entrecerraron en contra de su voluntad, sintiendo como comenzaban a humedecerse.
"Era una promesa completamente ridícula, lo sé. No debería haberme aferrado a algo como eso, lo sé. Pero…¡Pero…!" Las lagrimas comenzaron a rodar por sus mejillas sin parar.
"¡¿POR QUÉ NUNCA ME DIJERON QUE ESTABAN JUNTOS?!"
"¡¿POR QUÉ SE BURLARON DE MI DURANTE TODOS ESTE TIEMPO?!"
"¡¿ACASO HACERME ESO LES DABA MÁS PLACER?!"
"¡¿ACASO YO NUNCA FUI SU AMIGO?!"
"¡¿NI SIQUIERA ESO ME CONSIDERABAN?!"
Takashi intentó mostrarse fuerte, pero fue simplemente imposible.
Su corazón estaba completamente roto, y de alguna manera sentía que debía desahogarse.
El protagonista tomó la pajilla y comenzó a beber el jugo con mucha fuerza, a pesar de que ya estaba vacío. Sus lagrimas caían sin parar, y su cuerpo temblaba en contra de su voluntad.
"¡¿POR QUÉ…?!"
"¿Por qué…?"
El tono de Takashi se apagó rápidamente en el momento que el llanto lo desbordó por completo, siendo incapaz de contener todo el dolor que sentía.
Pero él estaba equivocado en una cosa…
Él no debía contenerse.
Sus ojos se abrieron con fuerza al sentir como unas manos delicadas lo tomaban con mucho cuidado.
Lo siguiente que sintió es como su cuerpo se apoyó contra alguien que se sentía extremadamente cálida y viva.
"No necesitas contener ese dolor." Saeko lo abrazó con más fuerza, para luego susurrarle al oído.
"Libéralo todo. Libera todo ese dolor sobre mí. Yo siempre te escucharé, siempre te apoyaré."
La calidez y el confort tan gigantesco que recayó sobre su cuerpo fue imposible de controlar.
Saeko se quedó en completo silencio, acariciando su espalda con todo el afecto y apoyo que podía brindar.
Era un simple toque.
Solo un toque.
Pero…
¿Por qué de repente él se sentía así?
Takashi estaba seguro que nunca se había sentido tan vivo en su vida.
Su llanto prácticamente se silenció por completo, aunque sus lagrimas no paraban de derramarse.
La sensación de calidez y afecto extremo lo abrazó por completo.
Simplemente era una sensación tan preciosa que no podía resistirse.
Nunca pensó en resistirse a ella tampoco.
Sus manos se aferraron a la espalda de Saeko lentamente hasta que sus manos se apretaron sobre su vestimenta con fuerza.
Sus lagrimas se derramaron como cascadas cuando hundió su rostro entre los pechos de la mujer.
Saeko no dijo nada al respecto. De hecho, su sonrisa aumentó y ahora lo estaba abrazando con más fuerza que antes.
Las pesadillas se transformaron en sueños.
La tensión se transformó en alivio.
El dolor se transformó en paz.
Y a partir de ese momento, su corazón también comenzó a transformarse…
"No te preocupes, está bien…" Saeko besó su frente.
Sus suaves y cálidos labios se estacionaron sobre su piel por varios segundos y trasmitieron una sensación electrizante en Takashi. Esa sensación tan única hizo que la abrazara con aun más fuerza.
Finalmente, ella se separó y comenzó a acariciarle la cabeza con mucho cariño.
"Saeko, yo…" Takashi pudo recomponer su habla entre tanto llanto, haciendo que Saeko le sonriera.
Como último acto, ella apoyó su cabeza sobre la de Takashi y cerró sus ojos profundamente.
"No temas, no voy a irme a ninguna parte."
¡FINAL DEL CAPÍTULO!
¡Espero que lo hayan disfrutado!
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Sin nada más que agregar, nos vemos en el próximo capítulo.
¡Muchas gracias por leer!
