¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!

Ya estamos terminando este arco, y por ende, se viene la parte que más les interesa a todos. El desarrollo entre la relación de Takashi y Saeko llegará hasta el punto más alto entre los siguientes capítulos. También habrá una última aparición interesante y otras cosas bastante buenas antes de preparar el inicio de la epidemia. Va a ser un capítulo más largo de lo normal por eso.

Sin mucho más que agregar, les dejo aquí con este final de arco.

¡Disfruta!

El sonido característico del choque entre maderas se escuchaba repetidamente sin parar.

Las katanas de madera chocaban sin parar con una gran velocidad y una maestría considerable. Los dos rivales se vieron forzados a separarse cuando el fuerte impacto de sus katanas los envió un poco hacia atrás.

"Has mejora demasiado en tan poco tiempo. Estoy impresionada." Comentó Saeko con una sonrisa competitiva, su katana volvió a su postura de ataque.

"¿Qué puedo decir? Tengo a una gran maestra." Takashi respondió a su manera, colocando su katana de forma horizontal para preparase ante cualquier ataque.

Después de compartir esas pocas palabras, ambos se quedaron en silencio, evaluando cada movimiento del otro. Fueron varios segundos de caminar en círculos, hasta que finalmente Saeko se lanzó a una velocidad vertiginosa, siendo bloqueado por Takashi con clara dificultad. De esa manera, ambos retomar en combate, en el cual Saeko se veía mucho más cómoda, pero Takashi no se quedaba atrás.

"Es increíble como se olvidan de todo lo demás cuando empiezan a practicar." Declaró Saya, observando al dúo con una mirada aburrida en su rostro. "Me hace acordar a cierta persona con las armas de juguete." Agregó como una ocurrencia tardía, haciendo que Hirano se pusiera un poco nervioso.

"Bu-bueno, pero creo que es más divertido jugar con las armas a practicar de esta manera." Hirano se intentó escusar de la mejor manera, algo que pareció funcionar.

"En eso tienes razón. Es divertido." Respondió Saya con una leve sonrisa mientras observaba el cuaderno de Hirano, en donde él estaba anotando diferentes características de algunas armas.

Al notar su mirada, Hirano la miró de reojo. Ese acto hizo que dejara de escribir, y por ende, Saya se dio cuenta que la estaba mirando.

"¿Qué sucede?" Preguntó la enana tetona con un tono neutro.

"Es extraño. Antes cuando nos reuníamos siempre estabas muy celosa de Saeko, pero últimamente te veo mucho más relajada. No es que quiera saber de tu vida privada de todos modos." Hirano agregó las últimas palabras con cierto nerviosismo, ya que conocía el temperamento de una de sus mejores amigas.

Para su suerte, Saya pareció tomarse el comentario con tranquilidad.

"Je, solo esos dos tontos no serían capaces de darse cuenta. Aunque lo esperaba de Takashi porque es un idiota, no pensaba que Saeko podría ser alguien tan inocente…" Comentó la enana pechugona, observando al dúo una vez más. "Creo que en cierta forma es porque me siento más tranquila. Antes que un interés amoroso, él es mi amigo. Era muy triste ver como se hacía daño a si mismo…" Comentó Saya con amargura tras recordar el pasado no muy lejano de Takashi. "De alguna forma siempre intenté ayudarlo, pero sabes que mi personalidad puede ser un poco fuerte, y por eso al final siempre terminaba enojándome. Por eso es que me alegro mucho que Saeko se haya acercado a él, ya que ella pudo hacer en un día lo que yo estuve intentando durante mucho tiempo…" La amargura de Saya se transformó en melancolía.

"Hum, creo que lo entiendo…" Comentó Hirano, observándola con detenimiento. "Entonces, ¿decidiste rendirte ya que Saeko es una opción mucho mejor para él?" La pregunta de Hirano hizo que una sonrisa algo triste emergiera del rostro de la adolescente.

"Si, algo así…" Comentó Saya. "Solo míralos, son como malditas almas gemelas. Me parece increíble que sean tan tarados de aún no haberse dado cuenta." Agregó al final con cierto disgusto.

"Ya veo…" Hirano respondió, dejando un corto silencio al final. "Pero no te preocupes. Cada persona tiene a ese alguien especial en algún lado, solo tienes que esperar." La declaración final hizo que Saya lo mirara con ligera sorpresa.

"Nunca pensé escuchar unas palabras tan profundas de alguien que siempre me está mirando los pechos." Comentó Saya con una sonrisa burlona, haciendo que un sonrojo estallara en el rostro de Hirano.

"¡¿Cuándo-cuándo te diste cuenta?!"

"¿No se supone que deberías negarlo?" Saya lo miró como si fuera un idiota.

"¡Yo…!" Hirano ocultó su rostro detrás del cuaderno al no saber que decir, algo que causo una leve risa en Saya.

"Relájate, idiota." Dijo la enana pechugona con cierta gracia. "Después de todo, no está tan mal saber que alguien te está mirando…" La alegría en su tono desapareció y sus palabras fueron un susurro.

"¿Qué dijiste?" Preguntó Hirano, quien no había podido escucharla.

"Solo digo que te prepares para la entrega de clasificaciones." Saya no pudo ocultar su tenue rubor, algo que Hirano podría haber notado si es que no estuviera a punto de morirse de un infarto.

"¡ES CIERTO! ¡LAS CLASIFICACIONES FINALES SE ENTREGAN MAÑANA!"

El grito de Hirano hizo que Takashi rompiera su concentración, por lo que fue derribado con un fuerte golpe en su mejilla.

_ FINAL DE ARCO – CAPÍTULO 9: ¡MI ÚNICO DESEO! _

_ 10 días para la caída de Japón _

Takashi observó en silencio como entregaban los boletines. La primera de sus amigos en recibirlo fue Saya, quien lo abrió sin más. La leve sonrisa satisfactoria que apareció en el rostro de la siempre seria enana dejó todo muy claro.

Takashi llevó la mirada a su mejor amigo gordito, y la polaridad entre ambos casos era impresionante. El pobre Hirano estaba sudando a mares mientras abría lentamente el boletín, o por lo menos es lo que intentaba. Sus ojos temerosos viajaron por la hoja por varios segundos, hasta que un gran suspiro de alivio surgió de sus labios al mismo tiempo que se reclinaba en el asiento hasta más no poder.

Takashi llevó la mirada a su escritorio tras notar como Kyoko dejó el boletín sobre su mesa. La corta mirada que le entregó la profesora hizo que los nervios que había estado reprimiendo hasta ahora salieran a flote. El sudor recorrió por su rostro, y sus ojos se cerraron con fuerza cuando abrió el sobre. Uno de sus ojos se abrió, y comenzó a evaluar los resultados en silencio.

Tanto Saya como Hirano estaban observándolo con mucha ansiedad, ya que sabían que él era el que más peligro corría si desaprobaba alguna materia.

Finalmente, Takashi abrió sus dos ojos con ligera sorpresa. Su expresión cambió a una sonrisa cuando miró a sus dos amigos, dejando en claro sus resultados.

Detrás de él estaba Rei, quien no podía creer las notas que había sacado su ex amigo luego de haber estado algunos meses sin hacer nada.

_ SALTO DE LINEA _

Academia Fujimi, azotea

1 hora más tarde…

"¡Impresionante!" Exclamó Hirano con mucha emoción.

El grupo bastante peculiar se había reunido en su guarida de siempre, y todos estaban mostrando sus boletines.

Saeko tenía A en todas las materias, a excepción de química y física, en las que tenía una B.

Saya…

Bueno, no es necesario decir sus clasificaciones.

Hirano tenía una mezcla entre B y C, a excepción de educación física que contaba con una D.

Mientras tanto, Takashi tenía una gran cantidad de C, a excepción de química, geometría y física, que contaba con una B. El punto que más impresionó fue sin duda alguna educación física, ya que tenía una A-, a pesar de haber faltado muchas clases.

"Es una lastima que no hayas podido aprobar educación física." Comentó Takashi, recordando como el gordito se esforzaba, pero no aguantaba ni siquiera dos vueltas de 200 metros.

"¡Da igual, da igual! ¡El año pasado tuve que ir a clases de verano por 5 desaprobadas!" Exclamó el gordito con una sonrisa dentuda.

"Yo nunca fui buena en física y química, apenas aprobaba. Pero pude tener una clasificación muy buena." Declaró Saeko, para luego observar a Saya sin ser capaz de ocultar el desconcierto en su rostro. "¿Cómo es que puedes saber tantas cosas y ser capaz de entender cualquier cosa nueva?" La pregunta de Saeko hizo que una sonrisa orgullosa apareciera en Saya.

"¿Qué puedo decir? Yo soy así." Declaró con claro orgullo mientras miraba hacia otro lado y ajustaba sus gafas para verse más genial.

"¡Eres la reina de las matemáticas!" Exclamó Hirano con mucha emoción.

"Vamos, no es para tanto…" El orgullo de Saya se transformó en vergüenza al sentirse muy alagada.

"Para festejar este momento, ¿no creen que sería buena idea ir a algún restaurant esta noche?" La idea de Takashi sin duda alguna que les gustó a casi todos.

Casi…

"Pero mañana ahí clases. Recuerden que debemos preparar el escenario para el acto de fin de ciclo." Comentó Saya con un poco de seriedad.

"Volveremos temprano. Además, creo que todos nos lo merecemos." Saeko dio su punto de vista, y pareció convencer a su amiga.

"Hum, si tú lo dices…" Saya bajó un poco la mirada para debatir consigo misma.

_ SALTO DE LINEA _

Ciudad de Tokonosu

Varias horas más tarde…

Takashi se levantó del sofá tras escuchar como alguien cocaba la puerta. El joven se acercó y abrió la puerta con una sonrisa, allí estaba esperando Hirano con una expresión muy emocionada en su rostro.

"¡Mira esto, me acaban de llegar los nuevos modelos!" Exclamó el gordito con mucha emoción cuando sacó una pistola de juguete de su cinturón.

Tenía un diseño anaranjado junto con unas flamas carmesí que la hacían ver muy bien.

"Wow, luce muy bien." Comentó Takashi mientras tomaba la pistola. "¿Cuánto te costaron?" Preguntó el joven, apuntando la pistola hacia la cara de Hirano.

"¡Baja eso! ¡Puede ser un juguete, pero la potencia máxima sería capaz de sacarte un ojo!" Gritó el gordito con mucho miedo.

"Oh, lo entiendo." Takashi le extendió la pistola, haciendo que Hirano la guardara en su cinturón.

"Estos últimos modelos me costaron los 500 dólares que aún tenía del festival." Hirano respondió a la pregunta, ganándose una ceja alzada por parte de Takashi.

"¿Y que sucedió con todo lo demás? No creo que te hayas gastado como 3000 dólares en los modelos anteriores…" Comentó el joven mientras cerraba la puerta con llave.

"Jeje, eso es una sorpresa para cuando vengas a mi casa." Respondió Hirano con una sonrisa salvaje, algo que lleno de incertidumbre al protagonista.

"Si tu lo dices…" Takashi se inclinó de hombros, comenzando la caminata junto con su amigo.

"¿No iremos en tu moto?"

"No viene mal caminar de vez en cuando. Además, el combustible está caro."

"Ya veo…"

Ambos se quedaron en silencio mientras se perdían de vista lentamente, hasta que Takashi hizo la pregunta que todos estaban esperando.

"¿Vas a llevar esa pistola a la cena?"

"Por supuesto. Aún no se las mostré a ellas."

_ SALTO DE LINEA _

Ciudad de Tokonosu

Algunos minutos más tarde…

"¿Falta mucho?"

"Ya casi llegamos."

Saya y Saeko iban caminando solas a mitad de la noche. La zona se veía muy despejada, y lo único que se escuchaba eran el sonido de las ramas secas chocando entre sí, ya que el invierno había golpeado a la ciudad desde hace algunas semanas.

En esta ocasión, Saeko llevaba un traje azul oscuro con un par de botones que se ataban en ambos costados de su torso. Su pantalón consistía en una prenda más ajustada y de color oscuro que la protegía del frio y el viento. Por último, la mujer llevaba puestos unas deportivas de color negro y azul. Su fiel katana encubierta que le había regalado Takashi posaba sobre el costado de su cintura.

Saya llevaba un gran y gruesa campera que le llegaba hasta las rodillas, también era algo gracioso ver que las mangas le quedaban algo largas. Lo poco que se podía ver de su pantalón era de un blanco con rayas negras como si fueran telarañas, y por último llevaba unos tacones de color rojo.

"¿En serio no falta mucho? Hace más de media hora que estamos caminando y se me están congelando los pies." Comentó la enana con cierta molestia.

"No debiste usar tacones en un día como este." Saeko dijo lo que pensaba sin temor alguno, ganándose una corta mirada por parte de su amiga.

"¿Desde cuando has comenzando a responderme?" Esa pregunta hizo que Saeko la mirara con suma confusión.

Ambas siguieron con su charla, sin darse cuenta que dos personas las estaban siguiendo. Para ser más concreto, eran dos gemelas que estaban espiando desde detrás de los arbustos y árboles, acercándose cada vez que podían.

"Este es el momento perfecto." Comentó una de las gemelas Mitakashi.

"Ahora podremos escracharlas y saber con quienes están saliendo." Comentó la otra mientras sacaba su celular.

"Nadie cree que Busujima-san y Takagi-san pueden estar involucradas amorosamente con esos dos idiotas buenos para nada, pero nosotras lo vamos a demostrar." Comentó la primera gemela una vez más.

"Solo necesitamos…" La segunda gemela volvió a hablar, para que luego una mirada muy maliciosa surgiera en el rostro de ambas.

"Esperar al momento adecuado." Dijeron ambas al mismo tiempo.

Las dos amigas y sus dos perseguidoras continuaron avanzando en las calles vacías y algo apagadas de la parte más descuidada de la ciudad.

"¿Será que vive en los barrios bajos de la ciudad?" Comentó una de las gemelas, ignorando el hecho de que el lugar no se veía pobre, solo se veía normal.

Quizás para ellas eso era ser pobre.

"Je, es obvio que esos dos eran unos simples plebeyos…" Comentó la otra con una risa maliciosa. "Espero que se encuentren aquí, ya que la grabación sería aún mejor."

"Tienes razón, jeje…" Su hermana le siguió la corriente, pero de pronto ambas se callaron y se ocultaron lo mejor posible entre los arbustos.

El motivo estaba a la vista: un hombre había aparecido acompañado de otro más y había tomado a Saya del brazo.

Pero había algo raro…

"Oye, esos dos tipos no se parecen a esos dos idiotas." Susurró una de las gemelas con una mirada muy confundida.

"De hecho, se ven mucho más grande que ellas. Parece que tienen unos 30 años." Susurró la otra.

Una bombilla apareció sobre la cabeza de ambas, haciendo que se miraran entre sí.

"¡¿Eso quiere decir que están saliendo con gente mucho mayor a ellas?! ¡Esto es incluso mejor de lo que esperaba!" Las gemelas se gritaron en silencio como unas tontas.

"¿Qué esperas? ¡Empieza a grabar!"

"¡Está bien, pero deja de jalarme!"

La grabación comenzó y ambas observaban en silencio. Gracias al zoom de su celular de última generación la posibilidad de ver la escena era más nítida que nunca.

Y fue gracias a eso que se dieron cuenta que algo extraño estaba sucediendo.

"Dije que vendrán con nosotros." Comentó el hombre con una sonrisa algo extraña.

La seriedad de Saya comenzó a romperse cuando sintió como el apretón sobre su mano se hacia aún más fuerte. El sudor frio que comenzó a caer sobre su rostro la delataba.

"Un momento…" El otro hombre cambió su mirada deductiva a una sorprendida tras estar observando a Saeko en todo este tiempo. "¡Ella es la hija del gran artista marcial Busujima!" Exclamó el hombre con una sonrisa tenebrosa.

"¡¿Es eso cierto?! ¡Wow, nos hemos ganado la lotería! ¿Cuánto crees que pagaran por su rescate?" Preguntó el otro hombre con mucha emoción en su voz.

"Se los diré una vez más…" Saeko habló, y, a diferencia de Saya, sus ojos tenían un brillo muerto.

"Lárguense."

El tono de Saeko resonó con un espíritu de muerte impresionante. Algo que solo Saya pudo notar, y no supo si debería tener más miedo a los tipos o a su propia amiga.

Pero eso no era el caso de los hombres, quienes claramente eran demasiado idiotas como para darse cuenta que estaban metiéndose en un gran peligro.

"Ohh, que niña más temeraria…" Comentó el sujeto mientras la rodeaba con su mano para abrazarla de la cintura, haciendo que los ojos de Saeko se agrandaran levemente al mismo tiempo que tomaba la empuñadura de su aparente katana de madera. "Lo siento, pero vales una fortuna como para dejarte ir. Así que…" La sonrisa del hombre se ensanchó hasta el punto de ser una muy depravada. "Vendrás con nosotros te guste o no." El hombre sacó una pistola desde dentro de su abrigo, y su compañero hizo exactamente lo mismo, haciendo que Saya cerrara los ojos con fuerza.

"Oye, creo que esto no es lo que esperábamos…" Comentó una de las gemelas con cierto miedo.

"¿Crees que deberíamos irnos antes de que se den cuenta que los estamos grabando?" Preguntó la otra, pero antes de que su hermana le contestara, ella captó algo por el rabillo del ojo.

"¡Algo se está moviendo en esos arbustos!" Gritó en un susurro al mismo tiempo que enfocó su celular a aquella dirección, en donde se veía como los grandes arbustos se movían de una forma muy extraña.

"Oigan, creo que deberíamos calmarnos. No es necesario usar armas…" Comentó Saya con claros nervios en su tono de voz.

"No es que vayamos a dispararles o algo por el estilo. Solo nos estamos asegurando de que no hagan nada estúpido." Comentó el hombre que estaba sosteniendo el brazo de Saya.

"Oye…" El hombre que sostenía la cintura de Saeko se desvió un poco hacia su trasero. "¿Qué demonios le dan de comer a las mocosas de hoy en día? ¿No crees que podríamos divertirnos un poco antes de pedir un rescate?" Preguntó el sujeto con una sonrisa enferma en su rostro.

"Eh, me gusta como piensas…" Saya cerró sus ojos con fuerza cuando sintió como una mano apretaba uno de sus pechos por encima de su abrigo. "Pero creo que deberíamos irnos primero..." Comentó ese mismo hombre mientras se ponía un poco serio.

Ajenos a lo que sucedía muy cerca de ellos, una silueta se colocó detrás de un árbol. Un suspiro silencioso surgió de sus labios mientras se ponía en posición, como si fuera a arrojar una pelota de beisbol. Pero lo que tenía en la mano no era una pelota, era una piedra de un gran tamaño.

"Tienes razón. Estas calles no son muy transitadas, pero no podemos arriesgarnos de más." Comentó el sujeto que sostenía a Saeko con seriedad.

El hombre intentó moverla, pero se sorprendió un poco al notar que ni siquiera usando toda su fuerza era capaz de hacerlo.

"¡Vamos, muévete!" Exclamó el hombre, apuntándole con la pistola en la cabeza.

Justo en ese momento una enorme piedra le impactó sobre todo su rostro, haciendo que muchas gotas de sangre impactaran sobre el rostro de Saeko, quien tan solo observó algo sorprendida como el violador caía al suelo muy aturdido.

Su compañero también había caído en shock, por lo que no pudo reaccionar a tiempo cuando una silueta salió corriendo a toda velocidad.

El hombre que estaba en el suelo volvió a tomar su pistola con sumo esfuerzo. Pero cuando intentó dispararle a su atacante, ya era demasiado tarde.

El violador escupió una gran cantidad de sangre cuando recibió una fuerte patada sobre su abdomen, haciendo que se arrastrara por varios metros.

"Takashi…" Los ojos de Saeko brillaron como nunca antes cuando lo vio ponerse enfrente de ella para protegerla.

"¡Malditos mocosos de mierda, no den ni un paso más o le vuelo la cabeza!" Gritó el hombre, presionando la pistola sobre la cabeza de Saya, quien tan solo pudo cerrar sus ojos con fuerza.

Tanto Saeko como Takashi se quedaron inmóviles, y por ese motivo es que el hombre creyó tener la ventaja.

"Imbécil, ¿acaso te crees un héroe o algo así?" Preguntó el hombre con una sonrisa cubierta de furia mientras le quitaba el seguro a la pistola. "Ahora voy a matarte a ti y a esta mocosa que no valen nada. Presta atención a como vuelan sus sesos."

El hombre colocó el dedo sobre el gatillo, y los ojos de Saya se cerraron con fuerza al mismo tiempo que daba un suspiro final.

"¡PUM!"

"¡AAAAGGGGGHHHH!"

El hombre gritó en agonía cuando su ojo prácticamente explotó, haciendo que su concentración se desviara.

Los ojos de Saya se abrieron y observó con gran conmoción como tenía un profundo corte en una de sus mejillas, indicando que el disparo había fallado.

"¡¿PERO QUE CARAJOS?!" Gritó el hombre mientras se tomaba el ojo lastimado.

Un sonido fuerte acompañado por un objeto vertiginoso golpeó su mano, haciendo que apretara sus dientes del dolor. El golpe había sido tan fuerte que dejó caer la pistola a varios metros.

Saya desvió la mirada hacia el origen del impacto, y esta se sorprendió enormemente al ver como Hirano estaba subido arriba de un árbol. El gordito le entregó una sonrisa relajante mientras le alzaba el pulgar, haciendo que la enana se llevara una mano sobre su pecho al sentir como su corazón se aceleró de un momento a otro.

Takashi no perdió el tiempo y se abalanzó sobre el hombre aturdido, dándole un gran puñetazo en la cara que lo tiró al suelo. Después de eso, no dudo en darle una fuerte patada por debajo del mentón para dejarlo inconsciente.

Justo cuando todo parecía haberse resuelto, el otro hombre tomó la pistola y se puso de pie.

"¡Maldito mocoso de mierda!" Exclamó el hombre, preparado para dispararle a Takashi, quien tan solo pudo mirar.

Pero justo cuando le apuntó con su arma, el sonido metálico se acentuó al mismo tiempo que un objeto de color purpura atravesaba su mano a una gran velocidad.

Toda la acción había sido tan rápida que el delincuente no se dio cuenta de que había perdido la mano hasta unos segundos después.

"¡AAAAAAAAAHHHHHH!"

El grito agonizante del hombre resonó por todo el vecindario, haciendo que muchos vecinos cerraran las cortinas y las persianas.

El hombre cayó de rodillas mientras observaba como una gran cantidad de sangre salía de su muñón. Delante de él se encontraba su mano cortada que sostenía su pistola.

Saeko dio un paso al frente y lo apuntó con su katana cubierta de sangre, haciendo que el delincuente se aterrara hasta la medula.

"¡Es-espera! ¡Vamos a irnos! ¡No volverás a vernos! ¡¿Sí?! ¡Lo prometo!" Gritó el hombre, sintiendo como las lagrimas comenzaban a asomarse en su rostro.

Pero si antes tenía miedo, ahora sentía que estaba viviendo una pesadilla.

Todo por culpa de Saeko.

Por culpa de sus ojos.

Esos ojos oscuros carentes de vida brillaron con una intensidad asesina a medida que una sonrisa muy aterradora se dibujaba en sus labios.

"Te lo advertí."

Lo único que pudo hacer el violador fue llorar tras escuchar esas palabras.

El sujeto ni siquiera pudo gritar, lo único que pudo hacer fue vomitar una gran cantidad de sangre cuando la katana se introdujo lentamente en su cuello ante la mirada atónita de Takashi, Saya y Hirano, que no podían creer lo que estaban viendo.

Las gemelas Mitakashi aún seguían grabando todo. Sus miradas estaban tan desconcertadas que no había manera de explicar lo que estaban pensando.

La sonrisa de Saeko enfermiza de Saeko se ensanchó aún más cuando sacó la katana de su cuello, haciendo que una gran cantidad de sangre saliera a borbotones, incluso manchando su vestimenta. Pero, a pesar de que el tipo habia caído muerto, Saeko no se detuvo y continuó clavando su katana en diferentes partes de su cuerpo con un deleite psicópata.

Ella parecía haberse encerrado en su propio mundo de placer retorcido, por lo que todo a su alrededor no existía.

Hasta que…

"¡Saeko!" Takashi la tomó del hombro, haciendo que la mujer despertara de ese pequeño transe.

Ella lo observó, en un principio se veía algo confundida.

"Ya está muerto." Declaró el protagonista con gran seriedad.

Esas palabras hicieron que los ojos de Saeko se ensancharan, y por fin pareció darse cuenta de lo que había hecho.

"Yo…" Saeko no pudo decir nada más, solo se agarró la cabeza y dejó caer su katana mientras que su cuerpo temblaba sin parar.

"¿Saeko?" Takashi la miró con mucha preocupación, y cuando no respondió pudo darse cuenta que se encontraba en shock.

Además, esas pequeñas lagrimas que amenazaron con rodar por sus mejillas lo decía todo.

"¡Hirano, ayuda a Saya a volver! ¡Yo acompañaré a Saeko!" Gritó Takashi, haciendo que Hirano bajara del árbol con un pequeño salto.

"Oye, todo estará bien…" Takashi la volvió a tomar del hombro, pero se puso serio al notar como su mejor amiga tembló con aún más intensidad tras recibir su toque.

"Yo no…" Ella lo estaba mirando mientras las lágrimas amenazaban con caer.

"No te preocupes, déjame llevarte a casa…" Takashi le susurró de la manera más amable posible, tomando la katana y comenzando a llevársela.

"¿Crees-crees que ella estará bien?" Preguntó Saya, quien aún no había superado por completo toda la situación que acababan de vivir.

"Para ser sincero, no lo sé…" Comentó Hirano con una mirada seria en su rostro.

_ SALTO DE LINEA _

Mansión de Saeko

Una hora más tarde…

Takashi y Saeko estuvieron callados durante todo el camino. El protagonista había notado que la mirada perturbada de su amiga ahora había cambiado a una muy triste. Pensó que probablemente se sentía culpable por lo que había hecho, aunque lo sucedido indicaba lo contrario.

No fue difícil para Takashi ver esa expresión cubierta de éxtasis en Saeko.

Era la primera vez que la veía de esa manera, y debía decir que lo había congelado.

"Ya llegamos." Takashi rompió el silencio cuando se detuvieron frente a la verja de su hogar. "No te preocupes por la cena de hoy, pediremos una reserva para algún otro día. Intenta distraerte con un baño, si quieres yo…"

"¿Qué piensas de mí?" Saeko lo interrumpió, haciendo que Takashi la mirara con ligera sorpresa.

"¿Qué?" Fue lo único que pudo decir, viendo la mezcla de remordimiento y tristeza en el rostro de la mujer.

"¿Qué piensas ahora que has visto mi verdadero yo?" Esas palabras dejaron en silencio a Takashi, quien no supo que contestar. "Lo he estado reprimiendo por tanto tiempo, especialmente ahora que los conozco." Saeko volvió a fijar su mirada en Takashi, quien se veía algo confundido.

"No se a que te refieres. Sigues siendo Saeko." Takashi se inclinó de hombros, haciendo que una risa seca emergiera de los labios de la mujer.

"Siempre fui yo." El rostro de la mujer se ensombreció. "Siempre he sido así desde ese incidente…"

"¿De qué estás hablando?"

"Esta no es la primera vez que intentan abusar de mí." La afirmación de Saeko hizo que Takashi se alarmara. "El primer caso fue hace dos años. Era un borracho bastante violento. En un principio me hice la víctima, pero ni bien pude atacarlo…" Los recuerdos de aquella vez golpearon la memoria de Saeko, haciendo que la sangre y los gritos de dolor junto con el sonido de huesos romperse se escucharan por doquier. "Le rompí los brazos, luego las piernas. El pobre tonto ya ni siquiera podía ponerse de pie. Él me suplicaba para que me detuviera, pero la sangre, los gritos de dolor… Me encanta…" El rostro ensombrecido de Saeko se llenó de una sonrisa enferma por cada vez que recordaba aquel momento.

"¡ME ENCANTA ESA SENSACIÓN! ¡ME ENCANTA LA SANGRE! ¡ME ENCANTA PODER USAR MIS HABILIDADES! ¡ME ENCANTA ESCUCHAR EL RUIDO DE LOS HUESOS CUANDO SE QUIEBRAN EN MIL PEDAZOS! ¡LO AMO!"

Takashi se mantuvo en silencio en todo momento. Lo único que hizo fue ver como Saeko se descargaba contra él mientras lo observaba con ojos vacíos y una sonrisa retorcida.

Pero había algo especial.

Ella estaba llorando.

"¡¿QUÉ OPINAS DE MI AHORA?! ¡¿QUIERES SEGUIR ESTANDO A MI LADO?! ¡¿QUIERES SER COMPLICE DE MIS ACCIONES?! ¡QUIERES OBLIGARTE A SOPORTAR ESTA CARGA CONMIGO?!"

"¿Qué clase de pregunta es esa?" La sonrisa depravada de Saeko cambió a una expresión completamente aturdida a medida que sus lágrimas paraban de caer.

No era solo por la pregunta.

Era la sonrisa de Takashi.

Era una sonrisa que le había entregado en muchas ocasiones.

Una sonrisa que la tranquilizaba.

Pero en esta ocasión, sintió que esa sonrisa significaba mucho más para ella.

"No importa lo que suceda, como dije antes…" Takashi se acercó a ella, para luego colocar una mano sobre su cabeza, haciendo que los ojos de la mujer brillaran con una intensidad sin igual al ver la enorme sonrisa dentuda que le estaba entregando.

"Saeko es Saeko."

Eran tres palabras…

Eran tres palabras realmente simples…

Quizás, hasta eran demasiado obvias para muchos…

Pero esas palabras…

Esas tres palabras significaban más que cualquier cantidad que se podría imaginar.

"No importa como seas. Siempre seguirás siendo alguien especial para mí."

Saeko sintió como sus piernas comenzaron a temblar.

"No importa lo que digan, no importa como te traten, no importa nada de eso…"

Las lagrimas de Saeko comenzaron a formarse una vez más.

"Porque yo te ayudaré. No solo para dividir tu carga, si no para ayudarte a controlarla. También para ayudarte a aceptar quien realmente eres."

Las lagrimas comenzaron a caer en silencio.

"¿Tienes miedo de perder el control? No te preocupes por eso nunca más, porque yo nunca me separaré de tu lado."

Finalmente, las piernas de Saeko cedieron y cayó de rodillas. Su llanto silencioso cambió a un sollozo profundo mientras lloraba sin parar.

Takashi se arrodilló para acompañarla en su descargo. Ella lo abrazó sin dudar y comenzó a llorar sobre su hombro como nunca antes lo había hecho.

"¡GRACIAS!"

Saeko comenzó a gritar, su llanto ahogaba un poco sus palabras.

"¡GRACIAS!"

Saeko repitió, y parecía que no iba a detenerse en un buen rato.

"¡GRACIAS!"

La sonrisa de Takashi se ensanchó un poco a medida que profundizaba más y más el abrazo, haciendo que Saeko se sintiera más apoyada que nunca.

Ella no podía explicarlo.

No había palabras que podrían explicar cómo se sentía ahora.

Lo único que podía hacer era agradecerle.

Estuvieron una gran cantidad de minutos así. Las lagrimas de Saeko se calmaron con lentitud, al igual que sus sollozos.

Lo único que habían estado haciendo en los últimos minutos fue abrazarse. Tampoco no necesitaban hacer otra cosa.

Ese abrazo era todo lo que ella necesitaba.

Una vez que Saeko pareció calmarse por completo, ella apartó suavemente a Takashi con sus manos. Sus piernas aún estaban temblorosas, pero ese rostro cubierto de lagrimas y esa sonrisa tan única en ella dejaban a entender que estaba mejor que nunca.

Ellos se miraron en silencio. Takashi intentó romper el silencio, pero su intento se quedó con su boca abierta al sentir como la mano de Saeko recorría sobre su mejilla.

"Gracias."

Una sonrisa brillante y cubierta de vida se adueñó de su rostro, haciendo que Takashi se sonrojara levemente.

La mujer no tardó en ponerse de pie, sacudiendo la tierra de su vestimenta.

"Esto es tuyo." Takashi se puso de pie y le extendió la katana que aún estaba llena de sangre.

Pero a diferencia de antes, Saeko la tomó sin problemas, e incluso observó ese fluido carmesí sin temor alguno.

"Ya no tengo miedo…" Pensó la mujer, para luego mirar a Takashi.

"¿Cómo podría tener miedo si estás a mi lado?"

_ SALTO DE LINEA _

Unos minutos más tarde…

Takashi se detuvo a ver una de las tantas fotos que había en la casa. El protagonista tomó el marco con cuidado, y una leve sonrisa emergió de sus labios.

En la foto se encontraba el padre de Saeko notoriamente más joven, y ella también estaba junto a él, aunque apenas era una niña que no debería tener más de 4 años. Saeko se encontraba entre medio de sus dos padres, ya que su madre se encontraba en el lado derecho. La mujer era realmente hermosa y joven.

"¿Es la primera vez que ves a mi madre?" Takashi giró su rostro para mirar a Saeko, quien recién había salido del baño, su cabello mojado y la toalla que rodeaba su cuello la delataba.

"Si, y debo decir que es una copia calcada de ti." Comentó Takashi, observando la foto una vez más. "No me extraña que tu padre se haya enamorado de ella, es muy hermosa." Saeko no pudo evitar sonrojarse un poco, ya que inconscientemente Takashi la acababa de llamar hermosa.

"A veces me detengo a mirar las fotos." Saeko se posicionó a su lado, haciendo que Takashi volviera su mirada a ella. "No tengo muchos recuerdos de mi madre, pero verla en cada foto con esa sonrisa me da a entender que disfrutó su vida hasta el último momento. De alguna forma, saber eso me reconforta…" Saeko bajó un poco su mirada ante la melancolía, pero rápidamente salió de ese estado cuando sintió que Takashi se acercó a ella.

"¿Qué champú usas? Tu cabello huele realmente bien, debería probarlo." Takashi cambió el tema a propósito, algo que Saeko notó, por lo que no pudo evitar sonreír.

"¿En serio quieres usar champú de mujer?"

"¿Y qué? ¿Qué clase de prejuicios son esos?" Takashi le devolvió la pregunta, haciendo que Saeko se riera por lo bajo.

"Te regalaré uno, pero con una condición." Ella respondió, ganando el interés de su mejor amigo.

"¿Y qué debo hacer?" Una vez que hizo esa pregunta, Saeko lo tomó de la mano instantáneamente.

"¿Puedes quedarte a dormir hoy?" El rostro y la sonrisa de Saeko eran muy delicados, algo que se ganó una sonrisa suave por parte de Takashi.

"Por supuesto." Respondió el joven sin dudar.

"Déjame guiarte al dormitorio de mi padre." Comentó Saeko, sin dejar de tomar su mano.

"¿Cómo se conocieron tus padres?" La pregunta repentina de Takashi tomó por sorpresa a Saeko.

"Por lo que tengo entendido, mi madre era una gran fan de mi padre. En esos momentos él estaba pasando por malos momentos e incluso estaba pensando en abandonar el kendo, pero ella lo ayudó y desde allí comenzaron a conocerse. Al final terminaron juntos gracias a mi madre, ya que mi padre nunca se atrevía a confesarse debido a que había tenido una mala experiencia con su primera pareja." Saeko dio un resumen rápido, a lo que Takashi asintió. "Mi padre siempre habla de ella como la mujer más hermosa que haya existido, como la mujer que lo salvó del poso en que se estaba metiendo."

"Ya veo, tu madre era una gran mujer." Comentó Takashi con una leve sonrisa, algo que aparentemente se contagió en Saeko.

"Si, y estoy orgullosa de saber que ella es mi madre..."

"Hablando de mujeres…" Takashi alzó la mirada, como si hubiera recordado algo interesante. "Hoy se cumplieron 3 meses desde que hice aquella promesa." Takashi comentó con una sonrisa, ignorando por completo el hecho de que Saeko se había detenido en seco tras escucharlo. "Como pasa el tiempo, ¿no crees?" El protagonista se vio obligado a detenerse cuando su brazo se estiro al máximo. "¿Saeko?" Preguntó con suma preocupación al ver como la mujer tenía una mano sobre su pecho, y su rostro indicaba que algo le estaba doliendo.

"No…" Saeko sacudió su cabeza con fuerza. "No es nada. La habitación es esta." Saeko dio un par de pasos rápidos hasta llegar al dormitorio, algo que confundió un poco a Takashi. "Allí está el baño. No te preocupes por la cama, yo la ordenaré cuando vayas a cambiarte para la Academia." Saeko cerró la puerta cerró la puerta sin que Takashi fuera siquiera capaz de darle las gracias.

"¿Habré dicho algo malo…?" El joven se frotó el cabello sin entender el comportamiento de su mejor amiga.

Mientras tanto, Saeko se apoyó desde del otro lado de la puerta mientras se tomaba el pecho con ambas manos.

Podía sentir los latidos de su corazón, y como dolían.

Ella realmente le dolía.

"¿Por qué me siento así?" Saeko se preguntó al sentir como las lagrimas amenazaban con salir de sus ojos.

9 días para la caída de Japón.

La alarma del celular resonó con mucha energía. La hora marcada eran las 6 de la mañana.

Takashi tomó su celular y detuvo la alarma con cierta pesadez. El joven se rascó los ojos en un intento de disminuir el sueño mientras observaba las notificaciones.

Sin duda alguna, esas notificaciones fueron lo que más le despertaron.

"¡¿30 llamadas perdidas?!" Takashi se sentó en la cama un tanto exaltado al notar que sus padres lo estuvieron llamando gran parte de la noche.

Justo cuando le iba a devolver la llamada, su celular recibió una.

"¿Hirano?" Takashi se colocó el celular sobre la oreja mientras se colocaba los pantalones.

"¿Cómo está Saeko? ¿Estás en tu casa? ¿Has visto las noticias?" El aluvión de preguntas apresuradas hizo que el protagonista se agobiara un poco.

"Oye, primero cálmate e intenta hablar bien." Comentó Takashi mientras se colocaba los zapatos. "Saeko se encuentra bien, hoy dormí en su casa. Y no, no he visto las noticias." La respuesta del joven hizo que su amigo diera un leve suspiro.

"Bien, creo que es bueno que ustedes dos estén juntos." Comentó el gordito, para luego ponerse serio. "Escucha, no sé como ha sucedido, pero aparentemente alguien grabó todo lo que sucedió allí y el video está en todas partes."

"¡¿Qué?!" Takashi se puso de pie tras escuchar semejante declaración.

"No te sobresaltes. Las grabaciones sin duda nos ayudaran, pero seguro debemos dar testimonio en un juicio. De todas formas, eso es lo que menos me preocupa…" Hirano hizo una pausa, algo que puso un poco nervioso a Takashi.

"¿Hay algo más?" Preguntó el protagonista con clara inquietud al mismo tiempo que Saeko entraba al dormitorio con el desayuno en una bandeja, por lo que él hizo unas señas con sus manos para que se acercara.

"Ya sabes, Saeko es hija de una gran celebridad y ella fue quien mató a ese tipo. Eso puede traer muchas complicaciones, por lo que les recomiendo que no salgan de la casa por lo menos por este día." Las palabras del gordito fueron escuchadas por ambos, por lo que Saeko no tardó en levantarse de la cama y dirigirse hacia la ventana cerrada.

"Bueno…" Takashi no pudo evitar dar un gran suspiro al final. "Creo que no tenemos muchas más opciones."

"Lo sé. Nos vemos mañana, o eso espero…" Comentó Hirano con cierta incertidumbre.

"Si, lo mismo lo digo." Takashi se despidió y cortó la llamada, para luego ver como Saeko comenzaba a abrir la persiana.

La mujer abrió las cortinas, y los flashes de las cámaras comenzaron a caer como si no hubiera un mañana. Saeko no tardó en cerrar las cortinas, y un leve suspiro emergió de sus labios.

"¿Qué demonios fue eso?" Preguntó Takashi con los ojos bien abiertos.

"Eran paparazzi. Decenas de ellos." Comentó la mujer con desinterés, como si ya hubiera pasado muchas veces por algo parecido.

"¿Pero esos tipos no están metidos en tu jardín? ¿Acaso no es ilegal?" Preguntó Takashi, cruzándose de piernas sobre la cama mientras tomaba un buñuelo hecho por la mujer.

"Por supuesto que lo es, pero evidentemente no les importa mucho." Respondió Saeko, viendo como su futuro amante comía con cierto gusto.

"Eres una maestra cocinera. Me gustaría quedarme a vivir contigo." Comentó Takashi con cierta burla, pero ese comentario solo se ganó un tenue sonrojo por parte de la mujer. "Por cierto…" Takashi hizo una pequeña pausa cuando tomó del chocolate caliente. "¿Tú padre te ha llamado?"

"Si, por eso es que me levanté tan temprano." Saeko se sentó a su lado y comenzó a comer junto a él. "Lo tendrías que haber escuchado. Él vio el video completo, y está muy agradecido por todo lo que hiciste. Está tan conmovido que quiere comprarte un boleto a Estados Unidos lo más rápido posible para conocerte en persona." El comentario de Saeko hizo que Takashi sonriera.

"Sin duda se vuelve un hombre bastante sensible cuando se trata de su hija." Dijo el protagonista, algo que sacó una pequeña risa en Saeko.

"En eso estamos de acuerdo. Puede ser un poco denso a veces jeje."

En la noche…

"Muchas cosas pasaron ese día. Saeko-chan no abrió las ventanas en todo el día para que no nos molestaran los fotógrafos. Pudimos ver que las noticias estaban repletas de ese video y hablando de los acontecimientos, así como el índice de criminalidad preocupante de aquellos días…"

"Por lo que tengo entendido, también recibieron una demanda, ¿verdad?"

"Si, fue al mediodía. En un principio no quisimos abrir la puerta porque siempre eran los fotógrafos molestando. Los policías nos dijeron que nos presentemos en el juicio mañana a las 8 de la mañana."

"¿Y cómo se lo tomaron?"

"Para ser sincero, yo estaba bastante nervioso. Pero Saeko-chan estaba muy tranquila. Supongo que esa tranquilidad se terminó apoderándose de mi también."

"¿Qué hicieron en esa última noche antes del juicio?"

"Bueno…"

"Puede saltearse ciertas partes íntimas si así lo desea."

Takashi acostó su cabeza sobre la almohada con fuerza. Sin duda alguna, este día había sido uno de los más pesados de su vida. Pero Saeko había estado junto a él en todo momento, algo que sin duda lo ayudó a estar más tranquilo. Se lo debía a sus ocurrencias y la siempre calma que mostraba hacia el exterior.

Era impensado que una mujer así haya llorado tanto en sus brazos el día anterior.

Ahora que lo pensaba, era gracioso…

Él había dicho que la respaldaría y la entendería para siempre, pero al final es ella quien siempre lo termina salvando.

Aunque eso no estaba mal, ¿verdad?

El sentimiento de sentir esa protección y cariño reciproco era muy agradable.

Algo que, ahora que lo pensaba, nunca había sentido con Rei o Hisashi.

O quizás si lo había sentido, pero había pasado tanto tiempo que ya ni lo recordaba.

En su mente ahora solo estaba Saeko.

"¿Por qué sonríes tanto?" Saeko se detuvo en la puerta, su vestimenta revelaba que hace poco había salido de un baño.

De hecho, era muy reveladora.

"No es nada, solo estaba pensando…" Takashi se atragantó con sus palabras al ver que Saeko solo iba con una ropa interior violeta, siendo acompañada por la toalla que encerraba su cabello. "¡¿Por qué sales del baño de esa manera?!"

"¿Qué?" Saeko se miró a si misma sin entender. "Si ya me has visto en ropa interior antes…" Comentó la mujer sin darle mucha importancia.

"¿Te refieres a la vez que nos vieron mis padres? Se generó tanto alboroto que no lo recuerdo bien." Aclaró Takashi, sus manos tapaban sus ojos. "Por cierto, ¿por qué apareciste en mi cama ese día?"

"Ahora que lo dices, también me resulta difícil encontrar la respuesta…" Takashi pudo sentir como Saeko se sentaba sobre la cama, haciendo que se cubriera los ojos con más fuerza. "Los recuerdos de esa noche son un poco confusos, pero…"

"¿Pero?" Takashi remató con una pregunta al notar que Saeko se había detenido.

"Supongo que, aunque quiera ignorarlo, la verdad que es muy difícil no sentirse sola en una casa tan grande…"

El significado de sus palabras no era lo único que se sentía pesado. Incluso su tono había tenido un cambio considerable.

Takashi lo notó al instante, por lo que comenzó a descubrirse el rostro con algo de sorpresa.

Saeko aún seguía en ropa interior, pero eso ya no le importaba.

No importaba que esa figura tan candente esté frente a él de esa manera.

Lo único que él veía era ese rostro ligeramente melancólico de esa mujer que apreciaba tanto.

La sonrisa conflictiva de Saeko se transformó en una expresión cubierta de sorpresa al sentir como una mano se posaba sobre su cabeza.

"¿Quieres dormir conmigo hoy?" Si antes estaba sorprendida, ahora no había manera de explicar cómo se sentía.

De todas formas, ese sentimiento no tardó en transformarse en una felicidad radiante.

"¿Puedo?" Su tono de voz estaba tan encendido como sus ojos.

"Por supuesto." Respondió Takashi sin dudar, entregándole una de esas sonrisas que la hacía sentir tan bien.

Takashi se apartó un poco y levantó las sabanas. Él también estaba en ropa interior, pero ya parecía que ninguno de los dos se avergonzaba por ello.

Una vez que Saeko se acomodó dentro de la cama, ambos se quedaron mirando fijamente sin decir ni una palabra. Ella estaba muy relajada con tan solo mirarlo con sus hermosos ojos celestes, pero Takashi comenzó a sentirse algo incomodo ante la mirada tan fija de su futura amante. Aunque, quizás lo que más le incomodaba era el hecho de que estaban solo a pocos centímetros de distancia.

"Hueles bien." Takashi rompió el silencio para sentirse más cómodo.

"¿En serio quieres que te regale uno de mis champús?" Preguntó Saeko, ganándose una risita nerviosa por parte de Takashi.

El silencio entre ellos estaba apunto de reinar una vez más, pero Saeko hizo una pregunta inesperada.

"¿Puedo abrazarte?" Takashi la observó sin ser capaz de ocultar su asombro ante lo escuchado.

Pero al ver su rostro, también pudo darse cuenta que ella realmente quería abrazarlo.

Era casi como una necesidad.

Takashi respondió con una leve sonrisa, y Saeko recibió la respuesta completa cuando sintió como su mano se colocó sobre su hombro. Ella no perdió el tiempo y se acercó para abrazarlo con fuerza. Takashi pudo sentir como Saeko recostaba la cabeza sobre su pecho para usarlo como almohada al mismo tiempo que sus piernas se enredaban con las suyas de una forma muy tierna.

Era como estar encerrado en un abrazo de oso.

Lo único malo es que esa osa tan cariñosa estaba apretando su entrepierna sobre su muslo izquierdo. Era obvio que no lo hacia con intenciones provocativas, pero Takashi era un hombre, y la realidad es que esos estímulos no podían quedar en un segundo plano.

Por suerte estaba usando una camisa debido al invierno, porque si no su gran escote estaría en contacto directo con su piel.

Esos pensamientos lujuriosos se disiparon rápidamente al escuchar como Saeko daba un suspiro de placer mientras se acurrucaba más y más contra su cuerpo para poder dormir. Sus ojos estaban cerrados y su rostro se veía muy sereno.

Verla de esa manera hizo que su vergüenza se disparara y fuera reemplazada por una sonrisa. Por eso es que intentó abrazarla, pero se detuvo algo vacilante en mitad del camino.

"¿Por qué te detienes?" La pregunta repentina de Saeko sorprendió a Takashi, ya que ella ni siquiera había abierto los ojos. "¿Por qué dudas tanto? Podemos abrazarnos y dormir juntos. Después de todo, esa promesa tuya hace que no me veas como mujer, ¿no es así?" Takashi se quedó en silencio, pensando en sus palabras.

"Hum, no funciona así exactamente. Pero si no te molesta, entonces no veo el problema." Respondió el protagonista, rodeándola con su mano, haciendo que ella se reacomodara una vez más.

Takashi se la quedó mirando una vez más, mientras ella aún seguía con los ojos cerrados, esperando el momento para entregarse a sus sueños.

"¿En que piensas?" Ella lo volvió a descubrir sin siquiera abrir los ojos.

"Ahora que sé toda "esa" parte de ti, entendiendo porque me decías que no merecías ser amada." Saeko abrió sus ojos tras escuchar esa frase.

"¿Aún lo recuerdas?" Ella preguntó con ligero asombro.

"Es difícil de olvidar, te veías muy afligida en ese momento." Una leve sonrisa apareció en el rostro de Saeko al escuchar como Takashi continuaba preocupándose por ella. "Solo digo que, si yo puedo entenderte, entonces estoy seguro que encontraras a esa alma gemela que también lo haga. No tienes que renunciar a ello."

Saeko sabía que estaba intentando alentarla a encontrar a alguien, pero esas palabras estuvieron lejos de motivarla.

"Ya no me interesa eso. No quiero a nadie." Saeko volvió a cerrar sus ojos, su tono sereno sonaba un poco áspero.

"Eso dices ahora, pero dentro de algunos años, quizás tú…"

"Dije que no quiero." Saeko lo abrazó con más fuerza y lo miró con un ojo incriminador, como si tuviera miedo de separarse de él. "Yo no te estoy molestando con tu promesa, que es prácticamente lo mismo."

"Bueno, tienes razón, pero…"

"¡Ya basta!"

Takashi se quedó completamente callado cuando ella le gritó.

Saeko tenía una mezcla de enojo y tristeza mezcladas en su rostro. Nunca la había visto de esa manera.

Saeko no tardó mucho en darse cuenta de su reacción, por lo que una mirada un tanto triste adornó su rostro.

"Lo siento, no quería gritarte…" Saeko se aferró un poco más fuerte sobre su cuerpo al sentir como cada latido de su corazón dolía.

Pero no era solo su corazón, todo su pecho estaba haciendo grandes esfuerzos para hacerla llorar.

¿Por qué se sentía de esa manera?

¿Por qué una charla tan superficial la hizo enojar tanto?

"No, soy yo él que debe disculparse." Saeko se distrajo de sus pensamientos al sentir como Takashi la atraía aún más a él para abrazarla más fuerte. "Es un tema muy delicado para ti. No debí hablar con esa libertad. Lo siento." Takashi le dio un corto beso en la frente, ya que era lo único que se le había ocurrido para reconfortarla.

Y sí que lo hizo.

Los ojos de Saeko se ensancharon un poco al sentir la humedad de sus labios sobre su piel.

Solo había sido un instante, pero ese instante fue suficiente para callar todas esas incertidumbres que la estaban bombardeando.

"Olvídalo." Saeko cerró sus ojos, una leve sonrisa placida emergió de sus labios. "Mañana será un día muy agitado, así que durmámonos ya." Una leve sonrisa apareció en el rostro de Takashi tras escucharla.

"Tienes razón." Takashi extendió el brazo para apagar la lampara.

"Buenas noches."

….

Todo era oscuridad.

En esa oscuridad solo se encontraban Takashi y Saeko, ambos arrodillados.

Ellos se estaban abrazando con fuerza.

"¿En serio estás dispuesto a apoyar a alguien como yo?"

"Lo diré todas las veces que sea necesario: eres alguien muy especial para mí."

Saeko se separó un poco y le acarició la mejilla como aquella vez.

"Gracias."

Esa palabra resonó sobre cualquier otra como aquella vez.

Pero este recuerdo no era un recuerdo.

Había muchas discrepancias.

La más grande de ellas se presentó en el final, como ese deseo que tanto se resistía a aceptar.

Los ojos de Takashi se agrandaron a más no poder cuando Saeko se acercó hasta el punto de tomar sus labios sin decir ni una palabra.

La oscuridad se transformó en un hermoso prado de flores.

Todo por ese simple beso.

Takashi se despertó muy sobresaltado, el sudor dominaba gran parte de su cuerpo.

En un principio intentó moverse, pero pronto se detuvo al recordar que Saeko estaba durmiendo plácidamente sobre su pecho.

Takashi intentó recobrar el aliento mientras observaba a Saeko en silencio.

"¿Qué demonios fue ese sueño?"

8 días para la caída de Japón.

"Lamento interrumpir, pero no nos queda mucho tiempo. ¿Podrías relatar los siguientes acontecimientos más rápido hasta llegar al día que se desató el virus sangriento?"

"Haré un resumen rápido de los siguientes días."

"Eso me parece excelente."

"Para empezar, el juicio llevó gran parte del día. Pero con todas las pruebas a nuestro favor, al final logramos salir impugnes. La prensa nos molestó un poco, pero ese fue el último día en donde estuvieron detrás de nosotros."

7 días para la caída de Japón.

"¿Y luego de eso? ¿Ya comenzaron a sentir algo raro?"

"No realmente. Los siguientes días volvimos a la Academia. Lo único raro es que todas esas personas que antes nos despreciaban ahora querían ser nuestros amigos, incluso recuerdo como las hermanas Mitakashi se nos insinuaban."

"Wow, a eso le llamo yo ser una sinvergüenza."

"Igual no duró más de un día. Saya se hartó muy rápido de la situación y salimos de la azotea para encontrar otro lugar para hablar sin que nos molestaran. Así fue como llegamos a la enfermería y pudimos conocer mejor a Shizuka-Sensei. Fue muy fácil hablar con ella, ya que su personalidad despreocupada encajaba muy bien con nosotros."

4 días para la caída de Japón.

"Después de eso pasaron los días con tranquilidad, ayudando con los preparativos de la academia. En el medio estuvo el cumpleaños de Saya. En un principio teníamos pensando quedarnos junto a ella hasta el amanecer, pero prácticamente nos echó a mí y a Saeko-chan para poder hablar a solas con Hirano."

"¿Y sabes qué le dijo?"

"En un principio había dicho que tenían que discutir por el regalo que le había dado, ya que no le gustó. Pero, ahora que pasó el tiempo, creo que tanto Saeko-chan como yo sabemos que la razón es bastante diferente."

"¿Podemos saber ese motivo?"

"Hum… ¿Cómo lo digo? Pues… hay ciertas cosas que son mejor no hablarlas."

Saya cerró la puerta de su dormitorio, volteándose para ver como Hirano estaba sentado en la cama. Su expresión se veía muy confundida y hasta tímida, debido a que la enana pechugona solo llevaba puesta una toalla en estos momentos, por una extraña razón que el gordito no entendía.

"O-oye, lamento mucho que no te haya gustado mi regalo. P-pero, ¿no podemos hablar de esto de manera normal?" Preguntó Hirano, su sonrojo era notable al no saber en dónde mirar.

"No es que no me haya gustado tu regalo, simplemente me pareció insuficiente." Saya se cruzó de brazos, su mirada ofuscada siempre presente en ella. "¿Sabes algo? Estoy harta de ver como cada estúpida se te acerca por haberte convertido en mi héroe."

"¿Eh? Pero sabes que esa no es mi culpa. Y tampoco es como si me interesaran, ellas fueron muy malas conmigo. Si tuviera la posibilidad, preferiría estar contigo…" Hirano se cubrió la boca al darse cuenta lo que acababa de decir.

"¿Oh? Ya veo…" Una sonrisa bastante picara emergió en el rostro de Saya, haciendo que el gordito se pusiera aún más nervioso. "Entonces, esto podría ser un regalo adecuado no solo para mí, sino que también para ti." La enana pechugona dio un par de pasos hasta estar frente a Hirano. "Ya deberías saber que yo no soy como esos tontos de Saeko o Takashi. Prefiero ser más directa si tengo la posibilidad, y ahora con lo que me dijiste ya no tienes escapatoria."

"Espera, ¿qué quieres decir con…?"

Hirano tuvo una enorme hemorragia nasal cuando Saya dejó caer su toalla.

"Si no quieres compartir esa experiencia, entonces lo entendemos."

"No es tanto por mí, si no por respeto a mis mejores amigos. Volviendo al tema principal, me gustaría decirte algo muy curioso."

"¿Eso que sería?"

"Para mí, el Infierno se desató con un día de antelación."

"¿Y eso que significa?"

"Escucha con atención…"

20 horas para la caída de Japón.

Takashi se apoyó contra la barandilla, observando el cielo despejado. Saeko estaba detrás de él, y verlo así le trajo un recuerdo fugaz de cómo se habían conocido.

Ese simple recuerdo trajo una sonrisa en su rostro.

Así como aquella primera vez, ella se colocó a su lado y comenzaron a tomar jugo juntos sin siquiera mirarse. Solo miraban el cielo.

"Mis padres están pensando ir de vacaciones cuando terminen este último trabajo. Dijeron que si quería podía llevar a alguien." Takashi rompió el silencio e hizo contacto visual con Saeko. "¿Quieres venir conmigo?" La pregunta hizo que Saeko llevara su mirada al cielo una vez más.

"Lo siento, pero voy a tener que rechazar tu oferta. Mi padre quería compartir las vacaciones conmigo cuando venga de visita dentro de dos semanas." Saeko bajó un poco su mirada tras esas palabras. "Hace mucho que no lo veo, y la verdad es que lo extraño un poco…"

"Lo entiendo. Envíale saludos de mi parte." Respondió Takashi con una sonrisa, recibiendo un asentimiento por parte de la mujer, quien sacó su celular porque había empezado a vibrar.

"Hablando de él…" Saeko le mostró el nombre de contacto, para luego atender la llamada. "¿Cómo estás?" Takashi tan solo guardó silencio y la observó detenidamente.

"Hola, Sao-chan. Tu viejo está bien, por ahora la edad sigue perdiendo la carrera… ¡Oye imbécil, esas pesas no se usan así! ¡Vas a sacarte la maldita columna!" Saeko no pudo evitar reírse tras escuchar las elocuencias de su padre, y eso también hizo sonreír a Takashi.

"Veo que estás muy ocupado en el dojo." Comentó Saeko con una sonrisa.

"Ya sabes, solo estoy disciplinando algunos novatos, lo de siempre…" Ryoma se sentó en una bicicleta fija y se cruzó de piernas. "Pero no te llamaba por eso. Creo que estás en el receso, y si no, te pido que me des unos minutos porque es algo muy importante." Ryoma enserio un poco su mirada, y el tono presentado hizo que la sonrisa de Saeko se esfumara.

"¿Sucedió algo malo?" La pregunta de Saeko hizo que la sonrisa de Takashi también desapareciera.

"No realmente. Más bien es algo muy bueno." Declaró Ryoma, comenzando a andar en la bicicleta. "Cómo sabes, las cosas políticas y gubernamentales están muy complicadas allá en Japón por las prontas elecciones. Se dice que hay muchas amenazas, corrupción, entre otras cosas. Por eso pensé en una cosa…" Ryoma se detuvo por un segundo, para luego sonreír.

"Quiero que vengas a vivir conmigo a Estados Unidos."

Los ojos de Saeko se ensancharon de una manera repentina, algo que Takashi no pasó por alto.

"Todavía falta un tiempo para las elecciones, pero no quiero arriesgarme a que te suceda algo. Por eso te compré un pasaje para que vengas a Nueva York dentro de tres días. Ve empacando todas tus cosas cuando llegues de la Academia. También tengo una sorpresa guardada que seguro te encantara." Ryoma hablaba con completa confianza, pero esa confianza desapareció al notar que su hija se había quedado completamente callada. "¿Sao-chan?"

"¿Es-es algo obligatorio?" La voz de Saeko sonó algo temblorosa, algo que su padre no pasó por alto.

"Sé que es demasiado repentino, pero lo que está sucediendo en Japón es cosa seria. Y teniendo en cuenta que casi te raptan no hace mucho tiempo, esto es lo mejor." Ryoma lo dijo con la máxima serenidad posible, sabiendo que quizás esto era algo difícil para su hija, debido a que por fin había conseguido a amigos que realmente la apreciaban.

"Yo-yo… Está bien…" Takashi observó con ligera sorpresa como Saeko estaba desconcertada e incluso impactada.

Las pocas veces que la ha visto reaccionar así no significaba nada bueno.

"Yo también te quiero, adiós." Saeko cortó la llamada y se quedó mirando a la nada, sintiendo como su corazón estaba rompiéndose.

"¿Qué sucede?" Takashi tomó su hombro para intentar confortarla, pero falló estrepitosamente.

Saeko lo miró, sus ojos reflejaban una mezcla de desesperanza y tristeza absoluta.

"En tres días me mudo a Estados Unidos." Los ojos de Takashi se ensancharon con horror tras escuchar esas palabras.

Simplemente no podía creerlo.

Saeko se iba a ir.

Se iba a ir para siempre.

Su mente estaba hecha un lio, pero una palabra logró salir de sus labios:

"¿Q-qué?"

8 horas para la caída de Japón.

El resto del día había sido realmente doloroso para Takashi. Durante las decoraciones del gimnasio estuvo actuando en piloto automático, por lo que Saya y Hirano tuvieron grandes dificultades para hablar con él.

Una vez que llegó a su hogar, la situación tampoco mejoró. Era como ver aquel Takashi del pasado que lo único que hacia era estar todo el día tirado en la cama mientras lanzaba y atrapaba su pelota de beisbol. Sus amigos habían llamado para saber como se encontraba, pero el apenas y respondió la primera llamada para que lo dejaran en paz.

La única que no había llamado era Saeko, quien se encontraba igual de afectada que Takashi. Pensó que podría distraerse si hacia las maletas, pero resultó ser aún peor.

Al final, las horas pasaron y ambos se reflejaban como un espejo: Los dos tirados en la cama mientras observaban a la nada. Parecía que habían perdido toda esperanza.

Ellos querían desafiar este futuro.

Pero ¿cómo lo harían?

Simplemente era imposible.

La despedida era imposible.

Y de solo pensar eso hacia que se sintieran cada vez peor.

Cada hora, cada minuto, cada segundo…

Cada momento era un sufrimiento.

Era como haber pisado el mismísimo Infierno.

No había forma de salir de este Infierno.

O quizás si…

Lo que necesitaban era un milagro.

Ambos estaban en sus dormitorios, en diferentes casas, en diferentes camas…

Pero los dos pudieron ver como una estrella fugaz pasó a una gran velocidad por sus respectivas ventanas.

"Es una estupidez, lo sé…" Takashi se puso de pie.

"Los cuentos de hadas no son reales, pero…" Saeko acompañó sus pensamientos sin saberlo.

Ambos se acercaron a la ventana y la abrieron al mismo tiempo.

"Si tuviera que pedir un deseo…" Takashi cerró sus ojos, su expresión se endureció considerablemente al sentir que las lágrimas querían salir.

"Si tuviera que pedir un milagro…" Saeko cerró sus ojos, sintiendo como las lagrimas comenzaban a formarse en sus ojos.

Takashi apretó los dientes con fuerza a medida que las lagrimas comenzaban a caer. Saeko abrió sus ojos y observó a las estrellas mientras las lágrimas caían sin parar.

En ese momento, como si sus almas estuvieran sincronizadas…

Takashi y Saeko expresaron su deseo al mismo tiempo:

"Pediría que ese viaje sea cancelado para siempre, sin importar qué…"

Comienza la caída de Japón.

"Hoy nos organizaremos en diferentes grupos para acabar con esto." El profesor señaló el pizarrón, en donde se podía ver que había dos cuadrados separados con las letras A y B. "El primer grupo se encargará de las decoraciones finales…" El profesor señaló el primer cuadro. "El segundo grupo se hará cargo de ordenar las sillas y las mesas…" El profesor señaló el segundo cuadro. "¿Quedó claro?" Todos asintieron. "Perfecto. Entonces, ¿quien quiere ir al primer grupo?" El profesor golpeó el grupo A con la tiza, haciendo que algunos levantaran las manos.

El profesor tan solo asintió y comenzó a anotar los nombres, pero todos se sorprendieron al ver como Takashi se ponía de pie sin previo aviso.

"¿Sucede algo, Komuro-san?" Preguntó el profesor con dudas.

"Tengo que ir al baño…" El susurro de Takashi apenas fue audible, y sumado a su mirada ensombrecida, lo único que pudo hacer el profesor fue asentir con cierta torpeza.

Saya se quiso poner de pie para perseguirlo, pero Hirano la detuvo cuando la tomó del hombro.

El ceño fruncido de Saya se profundizó aún más cuando fijó su mirada en Hirano, pero él ni siquiera se inmutó. Lo único que hizo fue negar con la cabeza lentamente, la seriedad en su rostro lo decía todo.

Al final, Saya tan solo bajó la mirada y dio un leve suspiro.

Rei no pasó desapercibido todo esto, por lo que miró a los amigos de Takashi con curiosidad.

"¿Se habrán peleado?" Pensó Rei con una pequeña sonrisa no muy amigable.

Takashi se apoyó en la barandilla de siempre y su mirada se desvió hacia el cielo. Estaba despejado, solo había un par de nubes que vagan en completa libertad.

"Justo cuando pude recuperar el sentido en mi vida…" Takashi llevó la mirada a su celular, en donde él y Saeko estaban abrazados y sonriendo. "¿Por qué tiene que pasar esto?"

Takashi dio un leve suspiro mientras veía como los segundos recorrían en su celular.

"8:12:47"

"8:12:48"

"8:12:49"

"¿Qué debería hacer? Siento que si la veo podría romperme, pero tampoco quiero perderme la oportunidad de pasar estos últimos días con ella." Takashi se mordió el labio inferior con fuerza al sentir como el lamento estaba dominándolo una vez más.

"8:13:19"

"8:13:20"

"8:13:21"

"¿Por qué tienes que irte?" Sus manos se apretaron con fuerza tras ese pensamiento al mismo tiempo que una mirada cubierta de melancolía y dolor lo rodeaba.

"8:13:33"

"8:13:34"

"8:13:35"

Lo único que podía hacer Takashi en estos momentos era mirar su celular, sin encontrar una solución.

Pero sabía que la única solución es que ella se quedara a su lado.

Pensó que nunca sucedería…

Pero…

"8:13:45"

Takashi alzó su mirada tras escuchar como la profesora Kyoko estaba discutiendo con alguien. Un profesor la estaba acompañando, por lo que no tardó en tomar al sujeto de su vestimenta para amenazarlo. Takashi volvió su mirada al celular, pensando que no era nada importante.

"8:13:51"

"¡AAAAAAAHHHH!"

Takashi volvió a alzar su mirada con cierta sorpresa tras escuchar el grito de su profesora. Lo que vio hizo que sus ojos se ensancharan aún más, ya que el profesor de educación física estaba retorciéndose en el suelo mientras una gran cantidad de sangre salía de su cuello.

"¿Pero qué…?" Takashi ni siquiera pudo terminar su frase, ya que observó como el profesor se levantó como si no le hubiera pasado nada, a pesar de que claramente se estaba desangrando.

Kyoko intentó ayudarlo, pero fue en ese momento que todo explotó.

Takashi dio un paso hacia atrás tras ver como el hombre se abalanzaba sobre la mujer y la devoraba sin piedad.

Sin saber que hacer, Takashi solo se dispuso a mirar su celular con una expresión de completo desconcierto en su rostro.

"8:14:00"

Sus ojos se fijaron en los segundos.

"01."

"02."

"03."

"04."

"05."

El cuerpo de Kyoko comenzó a retorcerse a medida que el hombre se alejaba a paso lento.

"06."

"07."

"08."

"09."

"10."

Kyoko se levantó del suelo, sin importar el hecho de que la mitad de su cráneo estaba expuesto.

Los ojos de Takashi se ensancharon como nunca antes, y ese gran desconcierto y conmoción se trasformó en terror al ver como ambas personas ahora irreconocibles se acercaban a paso lento a la entrada de la Academia.

Todavía estaba muy afectado por lo que había visto, pero lentamente comenzó a reaccionar.

Takashi dio un par de pasos hacia atrás. Su cuerpo comenzó a temblar, y poco después ya estaba corriendo hacia su aula antes de que siquiera se diera cuenta.

Debía salvar a sus amigos.

¡FINAL DEL CAPÍTULO!

¡Espero que les haya gustado!

Tuve que acelerar ciertos momentos, porque si no el capítulo se hubiera hecho muy largo y tardaría incluso más tiempo en publicarlo.

Fue una larga travesía, pero por fin llegamos a este momento. Como dije antes, los acontecimientos serán ligeramente diferentes a todo lo presentado en el anime o manga. Especialmente cuando hablamos sobre los caminos tomados, no tanto en los destinos finales.

Ahora solo restan dos arcos. Ya estoy emocionado con empezar esta parte de la historia, porque se vendrán muchas conclusiones de ciertas relaciones (tanto malas como buenas).

Recuerda que puedes seguirme por para estar al tanto de todas las novedades de mis historias. También puedes volverte miembro por un dólar, y así pedir un capítulo doble de cualquier historia que sea de tu agrado, incluyendo esta. Puedes buscarme como: Jyanzein.

Sin nada más que decir, es momento de despedirse.

¡Muchas gracias por leer!