Guerra... Cruenta y desgarradora guerra.

Incontables almas sometidas a su inclemencia, a su desgarradora sed de sangre.

Incontables almas que pierden sus idas... La mayoria... como meros accidentes que podían haber sido evitados. Inocente... Inocentes almas que simplemente estaban en el momento y lugar equivocado.

Y a la par... la vida de esos soldados que luchan por lo que creen que es justo. Hermanos de armas perdidos. Hermanos de sangre separados por el beso del deseso. Pero nadie sufre más que aquellos que, incluso la muerte se le fue negada.

Aquellos que vieron a los suyos caer frente a sus ojos. Aquellos que perdieron parte de sí en el campo de blaster y olor a hierro y carne quemada. Algunos, cuyas mentes jamás serán las mismas antes los traumas provocados... Otros, cuyos cuerpos mutilados nunca encontrarán descanso entre las prótesis e implantes ciberneticos.

Pasillos silentes de las estaciones médicas de la República, se llenan del ruido de pasos y lamentos de heridos y sanitarios. Cada crucero que arriba a sus puertos trae consigo la desgracia y el dolor. Sin embargo, ese caos momentáneo jamás se comparara con el absoluto silencio de la soledad. Y es en uno de esos pasillos, donde los pasos profanan la vigilia de la constante calma.

Pablo: - ¿Cómo está? - Preguntaba el general al sanitario qué lo acompañaba, claramente nervioso por el estado de su padawan.

Doctor: - Su cuerpo está estable, pero no sabría decir acerca de si estado emocional. Creemos que al estallar su ojos bionico, grandes descargar de energía tal vez hallan afectado su cerebro. -

Pablo: - ¿Eso podría suponer alguna afectación permanente? -

Doctor: - No sabría decirle. El Teniente es joven y posees buena salud... Pero la mente aun es un misterio incluso en este milenio con toda nuestra tecnología. Dar un diagnóstico exacto será imposible hasta hacerle los respectivos exámenes. -

Pablo: - ¿Ya esta despierto? -

Doctor: - Si. Abrió los ojos hace apenas unas horas. Supongo que ver una cara conocida le será de ayuda. -

Y asi, el maestro jedi siguió al clon medico por la estación. El retumbar de sus pasos en los silentes pasillos hacia sentir un extraño cosquilleo en la espalda del Jedi... Como un preludio de mala suerte. ¿Una corazonada?... Sería muy difícil de definir. Y finalmente, ambos llegaron a la puerta que conducía a la habitación donde el joven padawan yacía.

Pablo: - ¿Aquí? -

Doctor: - Si. Recuerde. Nada de emociones fuertes. Debe descansar todo lo que pueda para que... ¿¡PERO QUE DEMONIOS ESTA HACIENDO!? -

El disgusto repentino del doctor no era injustificado. Tan pronto abrieron la puerta, tanto clon como jedi quedaron sorprendido al ver al padawan haciendo lagartijas sobre el suelo del salón. No portaba su túnica, y a juzgar por su rostro sudoroso, es posible que hubiese estado así por un tiempo antes de su llegada.

Roy: - Ah, maestro, Doctor. Qué bueno que llegaron. Quería pedir algo de comer. Tengo un hambre atroz. -

Doctor: - Se supone que este de reposo. -

Roy: - Mmmm... Yo me siento bien. -

Doctor: - Que se sienta bien y que su cuerpo lo esté son dos cosas diferentes. Debería estar acostado. -

Pablo: - Tranquilo doctor. Mi padawan suele ser bastante testarudo. -

Doctor: - Bueno... Usted lo conoce mejor que yo. Pero de igual manera necesito examinarlo. -

El joven humano no se opuso a seguir las instrucciones del sanitario. Una serie de prueba y revisiones física para revisar el estado de sus partes orgánicas, pues Roy era más maquina que joven después de todo. Y tras el aburrido chequeo, todo parecía estar estable.

Doctor: - Bueno... Eso es todo por mi parte. Me retiro de momento. -

Roy: - Recuerde algo para comer. -

Doctor: - Si si... Informaré al personal para que le traigan algo. -

Y asi, el doctor se retiró dejando a maestro y alumno solos. Ambos no pudieron evitar reírse al verse, antes que Roy se sentara sobre la cama y Pablo en el sillón del salón.

Pablo: - Sabes... ¿Siempre me pregunte como... funciona el tema de comer para ti? -

Roy: - No es muy diferente... Aún necesito nutrientes, así que tengo un sistema que separa las componentes de los alimentos y los envía a mis partes organizas. Lástima que mi sentido del gusto esté intacto... Si no, no tendría que sentir el sabor de esas raciones militares. -

Pablo: - Con algo de suerte... Podrás comer algo diferente esta vez. -

Roy: - Que la Fuerza lo escuche... Y... ¿Cómo está el resto? -

Pablo: - Preocupados... Todos ansian por verte. -

Roy: - Ya veo... Yo también. -

Era una charla amena, pero pronto el rostro de Roy perdió la sonrisa y el brillo que solía caracterizarlo.

Roy: - Me enteré de lo de Collin. - Pablo suspiro al escucharlo.

Pablo: - Khorm... Realmente fue una campaña difícil. Perdimos a muchos buenos hombres... Collin era una de los mejores. -

Roy miro a su maestro. El joven se sentía satisfecho de algún modo, ahora que veía como incluso un Jedy hecho y derecho, incluso comenzaba a valorar a los clones bajo su mando. Aún así, Roy se recostó al espaldar de su cama mientras apoyaba sus manos sobre la cabeza.

Roy: - Cuatro meses... Me he perdido de muchas cosas. -

Pablo: - Bastante... Han sido tiempos bastante curiosos. - Meciono con cierta diversión.

Roy: - Wao... Eso es nuevo. Viniendo de usted. -

Pablo: - Las cosas cambias, joven padawan... Las cosas cambian. -

Roy: - Ya veo. -

Ambos se volvieron a ver, felices por los repentinos cambios y el reencuentro... Pero ya era momento de hablar de temas menos agradable.

Pablo: - Roy... Mira... Se que no estarás de acuerdo pero... alguno maestros del consejo están en desacuerdo con que sigas tu servicio militar. Y yo... estoy de acuerdo con ellos. -

Roy: - Yo... Lo entiendo pero... yo... -

El rostro del padawa volvió a oscurecer. Sabía que tenía razón. Sabía que el consejo tenía razón. Pero... ¿Cómo sería capaz de simplemente darle la espalda a todo?

Pablo: - Algunos lo hemos hablado... Se te concederá la oportunidad de formar parte de la Guardia del Templo... Has demostrado que tienes habilidad, y que puedes proteger los secretos de los Jedi... Yo también lo creo... Y creo que sería lo mejor para ti. -

El joven se lo pensó un momento. No era una mala oferta teniendo en cuenta su estado y lo ocurrido. La guerra simplemente no era lugar para un adolescente como él... pero...

Roy: - Yo... Maestro... entiendo lo que tanto usted como el consejo decidieron... Soy consiente que es una situación difícil pero... Yo aun puedo dar mas... Quiero proteger este galaxia de la mejor manera que se... En el frente... Junto a los clones... No detrás de unos muros en Coruscant. Yo le imploro... que hable con el consejo... Cuando esta guerra acabe cumpliré su voluntad sin refutar... Pero deme la oportunidad de ser útil en este causa. -

Palabras que salieron del propio corazón del joven, sin importar que este fuese circuitos y cable. Su voluntad aún seguí ardiente. Quería luchar... quería ser de utilidad. No por honor... No por venganza... No por fama... Pablo ya sabía que Roy no estaba apegado a nada de eso... A él solo lo movía luchar por aquello que creia correcto. Entonces... que así sea.

Roy vio algo preocupado como el Jedi se puso de pie y le dio la espalda. Temía lo peor, sobre todo mientras esperaba por la respuesta del que llamaba maestro. Aunque no estaría listo para la verdad.

Pablo: - Te veo en la bahía 7 cuando termines de comer. -

Roy: - ¿Eh? ¿Qué? -

Pablo: - ¿No era esto lo que querías? -

Roy: - Si pero... ¿Tan facil? ¿No va a tratar de convencerme ni nada? -

Pablo: - No realmente. El maestro Yoda sabía que ibas a decir eso... Así que no me sorprende. -

Roy: - Ese pequeñajo me conoce demasiado. - Dijo divertido.

Pablo: - No es el más sabío de todos nosotros en vano... Teniente... Espero su regreso... Repórtese tan pronto este listo. - Dijo en tono militar.

Roy: - Señor, si señor.- Respondió de igual modo.

Y asi, el general se retiró de la habitación, rumbo a su destino mientras joven padawan suspiraba aliviado mientras se dejaba caer sobre el colchón.

Lucharía hasta que no le quedasen fuerzas. Protegería a sus hombres y a sus ideales con cada pizca de su ser. Rendirse nunca fue una opción, y esta oportunidad no la iba a desperdiciar.

Tal vez debería hablar con Ashoka y preguntar sobre ese rigurosoo entrenamiento que el maestro Skywalker le impuso.