Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.

Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry potter sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JKRollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.

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"La Navidad me recuerda los momentos compartidos con quien ya no está, pero también celebro la dicha de tener a mi lado a alguien que me hace sonreír nuevamente."_(Pucca Walburga Black Dooda)

Cuando las vacaciones de navidad de Hogwarts comenzaron, Pucca esperaba que Garu la acompañara junto a Destiny, Paccu y Gura de regreso a la aldea de Sooga. Sin embargo, para su sorpresa y decepción, Garu no vino con ellos.

Se quedó en Hogwarts junto a su hermano gemelo Harry y los hermanos Weasley, dejando a ella sola y a Gura, el primo de Garu cuidando Sooga. Lo peor de todo fue que ni siquiera mandó una carta explicando el porqué de su decisión, lo que dejó a Pucca preguntándose si había sido su culpa.

El viaje en el expreso de Hogwarts fue largo, siempre entre charlas y conversaciones animadas. Cuando llegaron a la estación sus tíos chefs ya la esperaban con una sonrisa, aunque como Pucca regresó a su voto de silencio al salir de Hogwarts como el maestro Soo le ordenó solo no hablé.

Paccu les contó cómo les había ido, mientras que Destiny les dijo que se iría por su camino. Pasaron la noche en un hotel y al día siguiente tomaron un avión, que despegó de Londres a Seúl en corea del sur.

Cuando finalmente aterrizaron en Seúl, el aire cálido y húmedo de Corea del Sur les dio la bienvenida. Pucca, Paccu y Gura se sintieron aliviados de estar de vuelta en tierras conocidas, aunque la ausencia de Garu seguía pesando en el corazón de Pucca.

Al llegar a la aldea de Sooga, fueron recibidos con entusiasmo por sus amigos y vecinos. La aldea seguía siendo tan pintoresca y animada como siempre, con sus calles llenas de vida y los aromas deliciosos de los platillos que preparaban sus tíos chefs, Dumpling, Ho y Linguini.

Sin embargo, el brillo en los ojos de Pucca parecía apagado, y sus tíos lo notaron de inmediato. Mientras Pucca se dedicaba a ayudar en el restaurante, sus pensamientos volvían una y otra vez a Hogwarts y a Garu.

Se preguntaba qué lo habría hecho quedarse allá, pues al no decirle nada y solo despedirse con sequedad. La hacía pensar que hizo algo malo, cuando lo único que había hecho era enamorarse de Harry y besar a Draco por una poción que Ring Ring, Chief, Tobe y Chaman le dieron.

¿Se enojó con ella de otra forma?

¿Estaba en peligro?

¿Había decidido que siempre no la quería?

¿Había encontrado algo más importante?

¿Era una lección de Garu para Gura sobre el tener que cuidar la aldea?

¿O acaso, simplemente, no quería regresar?

La incertidumbre era un peso constante, un peso que no la dejaba en paz en ningún momento. Paccu, siempre la más observadora, se acercó a su hermana y le dijo con seriedad:

–Pucca, vamos, sé que te molesta que Garu no haya venido. Pero hermana, piensa que esto será un alivio para él de tus constantes persecuciones por Sooga.

Pucca frunció el ceño ofendida, su cara poniéndose ligeramente roja por el enojo y se giró para ir a atender a los clientes. Paccu la siguió de mesa en mesa, entregando platillos al igual que Dada y Dandy mientras hablaba con calma:

–Aunque estés molesta, Pucca, es la verdad. Tú y Gura son iguales, ambos persiguiendo a personas que están ocupadas y que no sienten lo mismo por ustedes. Es normal que quiera un momento libre, sí no tuviera que ayudar a nuestros tíos también me quedaría en Hogwarts para que Gura, primo de Garu, no me persiga por toda Sooga como un loco.

Pucca se enojó más, mirándola con ira, en sus ojos se podía entender que decía en silencio:

~¡Pues sería más fácil sí lo dijeran en vez de solo dejar que los persigamos! ¡Al final, Gura y yo solo mostramos nuestro amor de esa manera! ¡Sí a ti y a Garu no les ¡Gustaba porqué no solo no lo dijeron y ya!~

Paccu suspiró al ver la mirada furiosa de Pucca, entregando platos a otra mesa. Sabía que su media hermana tenía razón en cierto sentido, pero también creía que Pucca debía enfrentar la realidad de la situación. Un pesar de todo, Paccu amaba a su media hermana y no quería verla sufrir.

–Lo siento, Pucca.

Dijo Paccu en voz baja, tomando las manos de su hermana.

–No quise hacerte sentir mal. Sólo quería que veas las cosas desde otra perspectiva. Pero tienes razón, deberíamos haber sido más claros. Sin embargo, piénsalo así, tú y yo somos semidiosas, ¿Por qué tendríamos que conformarnos con humanos normales? Puede que Garu no esté aquí, pero ya es hora de que te fijes en alguien más como Ronnie, el dios del amor, él puede ser un gran propuesto de novio para ti que Garu.

Pucca miró a Paccu, sorprendida por la sugerencia. Ronnie el dios del amor, su amigo de la infancia, primo suyo y medio hermano de la caprichosa de Ring Ring, era conocido por su encanto y su habilidad para hacer que el amor floreciera.

Aunque la idea de fijarse en alguien más parecía descabellada en medio de su dolor, las palabras de Paccu empezaban a resonar en su mente. Había una cierta atracción entre ella y Ronnie, además de que, entre él, Destiny y Draco le habían quitado la pócima de amor que Ring Ring, Tobe, Shaman y Chief le habían dado.

Los días pasaron en Sooga, pero Pucca ya no quiso hablar con Paccu sobre aquel tema. Solo se enfocó en su trabajo en el Ching Dooda, repartiendo fideos por la aldea, tratando de evitar a Ring Ring, pasear con su amiga Ching y entrenar en el templo del maestro Chang, en donde un día de entrenamiento, escuchó una discusión entre el padre de Ching y el padre de Abyo.

Mientras Pucca entrenaba en el templo del maestro Chang, su mente seguía divagando hacia el desasosiego de la ausencia de Garu y las palabras de Paccu. Los sonidos de la discusión que había escuchado se hicieron más fuertes, capturando su atención en un instante.

Intrigada y preocupada, se acercó discretamente a la entrada de la sala de meditación para escuchar mejor. Regularmente no espiaba a nadie, al menos que fuera por su querido Garu, pero presintió que esto sería importante.

–¡No puedo creer que hayas permitido que esta situación se prolongue tanto, Chang!

Decía fuerte el padre de Abyo, con tono furioso. Respondiéndole el padre de Ching, con tono calmado y algo estricto como siempre.

–Bruce, entiende, esto solo es castigo del consejo de ninjas para Garu. el no volverá a Sooga en esta navidad. Soy maestro de Garu, Pucca, Gura, Paccu, Ching y Abyo, pero todos los ninjas se rigen por las órdenes del consejo de ninja y esta vez no puedo hacer nada.

Pucca se quedó paralizada en la entrada, sus ojos grandes y atentos a la conversación que se desarrollaba frente a ella. No podía creer lo que estaba escuchando; las palabras del padre de Abyo y el padre de Ching la sorprendieron y la llenaron de confusión.

–¡Pero esto es ridículo!

Exclamó molesto Bruce, el padre de Abyo, visiblemente frustrado.

–Garu siempre ha sido leal a la aldea. ¿Cómo puede el consejo castigar a un joven que ha demostrado tanto compromiso?

El padre de Ching, Chang, trató de mantener su compostura mientras explicaba:

–El consejo de ninjas tiene sus razones, Bruce. El maestro Soo no quiso decir mucho, pero parece que lo han castigado por romper su voto de silencio y provocar que Pucca rompiera el suyo por unos instantes enfrente de ellos.

Pucca parpadeó suavemente, ella no recordaba que el consejo de ninjas haya ido a Hogwarts y menos que ella y Garu hayan roto su boto de silencio, ¿A caso tenía que ver con la poción que consumió e hizo que ella se enamorara de Harry, Garu de Ring Ring y Draco de Chief?

No lo sabía, pero era una posibilidad, ahora ya lo entendía todo y dejaría que Garu resolviera sus asuntos a su manera. Se alejó y siguió con subida, aunque aún le mandaba cartas a Garu para que supiera que aun pensaba en él.

En la noche buena, antes de la navidad, Pucca les mandó a Garu, Harry y a Ron unas cobijas de diferente color, unos fideos de Yam Yam y por último unas galletas de chocolate en tres paquetes de colores diferentes. Le rogó a Destiny que viajara a Hogwarts para entregarlas en secreto a los tres, algo que el dragón aceptó con gusto y ella se fue a dormir para esperar la navidad y ver sí le llegaban regalos.

La Navidad llegó a la aldea de Sooga con una mezcla de calidez y festividades, pero el corazón de Pucca seguía cargado con la incertidumbre y el anhelo. Mientras la nieve cubría los tejados y el aroma de los platillos festivos llenaba el aire, Pucca continuaba con su rutina diaria en el Ching Dooda, aunque el brillo en sus ojos seguía apagado.

La sorpresa de la discusión entre los padres de Ching y Abyo había aclarado muchas cosas, pero también dejó un sentimiento de tristeza y frustración en ella. El día de Navidad comenzó con una alegre mañana en la aldea, todo pareciendo estar con calma y oyéndose los villancicos.

Los niños jugaban en la nieve y las familias se reunían alrededor de mesas llenas de comida deliciosa, haciendo que el ambiente se hiciera acogedor. Pucca, sin embargo, no estaba en el ánimo festivo.

Aunque se esforzaba por sonreír y disfrutar de la celebración, su mente estaba ocupada en la esperanza de que Garu recibiera sus regalos sorpresa y entendiera cuánto significaba para ella. Destiny, fiel a su palabra, había llegado a Hogwarts para entregar los paquetes de Pucca a escondidas.

Pucca estaba ansiosa por saber si Garu, Harry y Ron recibirían sus regalos, aunque sabía que se podía confiar en Destiny para cumplir la tarea en secreto. No podía evitar preguntarse cómo estarían y si el gesto le demostraría a Garu que ella seguía pensando en él, porque a pesar de que tenían sus peleas de vez en cuando, ella jamás lo alejaría de su corazón.

A medida que el día avanzaba, Pucca se reunió con Paccu, Gura y sus amigos en el Ching Dooda para disfrutar de una cena de Navidad. Aunque trató de participar en las celebraciones, su mente seguía divagando hacia Hogwarts y los sentimientos de incertidumbre que la atormentaban.

En medio de la fiesta, Paccu notó la melancolía de su hermana y decidió hacerle una pequeña sorpresa para animarla. Paccu se acercó a Pucca con una caja decorada con cintas y papel brillante, tenía figuras de mariposas negras, el moño era rosa y el papel era un rojo brillante.

~¿Qué es esto?~

Preguntó curiosa Pucca en silencio, mirando atenta.

–Es un regalo para ti.

Dijo Paccu con una sonrisa.

–Lo guardé para un momento especial y creo que hoy es el día perfecto.

Pucca abrió la caja lentamente y encontró dentro una hermosa bufanda de lana roja y dorada, tejida con esmero. La bufanda tenía bordados de estrellas y copos de nieve que brillaban bajo las luces de Navidad. Pucca sonrió con gratitud mientras examinaba el regalo.

~Gracias, Paccu. Es precioso.~

Agradeció Pucca con una reverencia, siempre en silencio para mostrar que su amor aún era de Garu.

–Me alegra que te guste.

Respondió alegremente Paccu.

–Pensé que te vendría bien algo para recordarte que siempre estás rodeada de cariño, incluso cuando las cosas parecen difíciles.

Mientras Pucca colocaba la bufanda alrededor de su cuello, sintió una oleada de calidez y gratitud hacia su media hermana. A pesar de la ausencia de Garu, el gesto de Paccu le recordó que no estaba sola.

Más tarde esa noche, mientras el reloj marcaba la medianoche y la fiesta seguía con ganas. Ronnie, el dios del amor, que estaba en el escenario animando la fiesta de navidad con sus canciones, soltó con alegría en el micrófono a todos los invitados del Dong King y el Ching Dooda unidos.

–Querida gente de Sooga, hoy voy a mostrarles dos bailes y dos canciones que cree para una hermosa joven llamada Pucca Black Dooda, una chica que es dueña de mi corazón desde siempre.

El murmuro de sorpresa se extendió por la sala del Ching Dooda, dejando a todos impactados por aquella revelación. Pucca, aunque sorprendida, no podía evitar sentir un leve rubor en sus mejillas.

Todos los ojos estaban puestos en ella y en Ronnie, mientras Ronnie se preparaba para la actuación especial que había anunciado. Dio una sonrisa sensual, que hizo suspirar a todas las mujeres y chicas presentes y comenzó a cantar con suavidad, mientras su banda cambiaba a una tonalidad más lenta, romántica y sensual.

_Bajo la luna, en el silencio de la noche,

Tus ojos me enredan, me llevan al derroche,

Tu piel, un susurro, que me invita a soñar,

Cada roce tuyo es un deseo al despertar.

Ronnie dio un guiño travieso y luego se acomodó sus gafas negras, dio un paso adelante y luego un giro seductor sin dejar de cantar, mientras los músicos ayudaban con el coro con sus voces.

_Ven, acércate, que la noche es nuestra,
Déjame sentir tu aliento, ser la luz que enciende,
En esta danza de caricias, no hay vuelta atrás,
Nuestros cuerpos se encuentran, en la pasión se funden.

Ronnie continuó con su coreografía, moviéndose con gracia y sensualidad al ritmo de la música. Las luces del escenario se enfocaban en él, creando un ambiente mágico y romántico.

La audiencia estaba hipnotizada por su presencia, y Pucca no podía evitar sentir una mezcla de emoción y timidez mientras observaba su actuación. Vio como lanzaba besos hacia el aire, casi desmallando algunas cuantas chicas, mientras los hombres parecían arder de celos.

_Cada caricia tuya es un fuego que me quema,
Tus labios, un misterio, una promesa eterna,
En el calor de tu abrazo, encuentro mi paz,
Y en la noche sin fin, nuestros cuerpos se enlazan.

La melodía continuaba resonando en el Ching Dooda, envolviendo a todos los presentes en un ambiente de ensueño. Pucca, aún sorprendida por la declaración de Ronnie, se encontró sintiendo una mezcla de emociones.

Aunque su corazón seguía ligado a Garu, no podía ignorar la atención y el cariño que Ronnie le demostraba. Menos con tanto esplendor, que añadían el coro de Ronnie al ser acompañado por los músicos.

_Ven, acércate, que la noche es nuestra,
Déjame sentir tu aliento, ser la luz que enciende,
En esta danza de caricias, no hay vuelta atrás,
Nuestros cuerpos se encuentran, en la pasión se funden.

La melodía romántica y sensual que llenaba el Ching Dooda creó un ambiente de ensueño, y las luces del escenario se enfocaron en Ronnie, resaltando su figura mientras se movía con gracia. Su traje blanco con detalles dorados brillaba bajo las luces, al igual que sus guantes negros y su cabello azul cielo, y sus movimientos eran suaves pero llenos de pasión.

_Deja que el deseo nos lleve sin miedo,
En el vaivén de las sábanas, en el misterio del juego,
Tus susurros y mi nombre, una melodía sin final,
En cada beso, un juramento, en cada toque, un ritual.

Ronnie dio un giro suave, extendiendo un brazo hacia Pucca. Quien estaba de pie cerca del escenario, observando con asombro y un leve rubor en sus mejillas.

La música se intensificó, y Ronnie ejecutó una serie de pasos elegantes, moviéndose con una fluidez que dejaba a todos hipnotizados. Sus movimientos eran una mezcla de danza contemporánea y toques de tango, lo que añadía un aire de seducción a su actuación.

_Ven, acércate, que la noche es nuestra,
Déjame sentir tu aliento, ser la luz que enciende,
En esta danza de caricias, no hay vuelta atrás,
Nuestros cuerpos se encuentran, en la pasión se funden.

El coro de su banda se unió con armonía perfecta, añadiendo profundidad a la canción mientras Ronnie continuaba su baile. Sus ojos nunca se apartaron de Pucca, y en cada giro y paso, parecía acercarse un poco más a ella.

En un momento, lanzó un beso al aire, causando que varias chicas en la audiencia suspiraran y se sonrojaran otra vez. Los hombres solo rodaban los ojos, odiando como Ronnie sé robaba la atención de todas las chicas.

_Y cuando el amanecer nos sorprenda desnudos,
Seguiremos en el eco de lo vivido,
Porque en cada instante, en cada deseo compartido,
Encontramos nuestro amor, eterno y no rendido.

El escenario se transformó con luces de colores que cambiaban al ritmo de la música, creando un espectáculo visual impresionante. Ronnie realizó un movimiento final, deslizando su mano por su pecho y extendiéndola hacia el cielo, como si estuviera dedicando su actuación a Pucca.

Los músicos, con gran sincronización, terminaron la canción con una nota alta y prolongada que resonó en todo el lugar. en otro rato en silencio, otra balada comenzó, pera esta solo era romántica y menos sensual.

_En tus ojos veo el cielo,

Un refugio en la tormenta,

Cada día junto a ti es nuevo,

Como un sueño que no cesa.

La audiencia aplaudió con entusiasmo, pero el centro de atención seguía siendo Pucca. Ronnie se acercó a ella con una sonrisa traviesa, extendiendo su mano para invitarla al escenario.

–Ven, amor, baila conmigo.

Pucca, aunque sorprendida y un poco tímida, aceptó la invitación y subió al escenario. La multitud observaba con fascinación, mientras Pucca y Ronnie se movían juntos al ritmo de la música.

_Eres mi sol, mi luna,

La razón de mi existir,

Contigo, amor, no hay duda,

Eres todo para mí.

La conexión entre ellos era palpable, y aunque Pucca seguía pensando en Garu, no podía negar que Ronnie estaba haciendo un esfuerzo sincero por mostrarle cuánto le importaba. A su alrededor, los amigos y vecinos de Sooga sonreían y aplaudían, emocionados por la declaración de amor de Ronnie.

_Tu sonrisa ilumina el camino,

Eres mi norte y mi paz,

En tus brazos me siento divino,

Nada nos podrá separar.

Ching y Abyo observaban con alegría, mientras que Paccu y Gura intercambiaban miradas de complicidad, contentos de ver a Pucca un poco más animada. Sabían que esto confundiría un poco a Pucca, pero Paccu creía que era mejor para que naturalmente olvidara a Garu.

_Eres mi sol, mi luna,

La razón de mi existir,

Contigo, amor, no hay duda,

Eres todo para mí.

Ronnie seguía cantando, dándole giros elegantes a Pucca, mientras las mujeres comenzaban a aplaudir.

_Aunque el tiempo pase y cambie,

Nuestro amor seguirá,

Eres mi eterno paisaje,

Mi canción de eternidad.

El coro final empezó, haciendo olvidar a Pucca su tristeza de no tener a Garu a su lado.

_Eres mi sol, mi luna,

La razón de mi existir,

Contigo, amor, no hay duda,

Eres todo para mí.

Ronnie concluyó el baile y la canción con un movimiento final, levantando a Pucca en el aire y girándola antes de bajarla suavemente al suelo.

_En tus brazos quiero quedarme,

Por siempre contigo estar,

Nuestro amor es inquebrantable,

Juntos hasta el final.

La audiencia estalló en aplausos y vítores, y Ronnie, con una sonrisa radiante, se inclinó hacia Pucca y le susurró al oído:

–Eres increíble, Pucca. Siempre lo has sido.

Pucca, con el corazón acelerado y las mejillas sonrojadas, le sonrió a Ronnie, sintiendo una calidez inesperada. Los aplausos seguían resonando mientras ambos descendían del escenario, rodeados por la gente de Sooga que los felicitaba y aplaudía.

Ching y Abyo fueron los primeros en acercarse. Ching, con una sonrisa llena de emoción, abrazó a Pucca.

–¡Eso fue maravilloso, Pucca!

Exclamó emocionada Ching.

–Ronnie realmente te sorprendió esta noche.

Abyo, siempre el entusiasta, dio una palmada en la espalda de Ronnie y habló con tono sarcástico siempre de lado de su amigo Garu.

–¡Gran actuación, amigo! No sabía que tenías todo eso planeado.

Ronnie se rio, rascándose la cabeza con modestia y hablando con una mordacidad imperceptible.

–Solo quería hacer algo especial para Pucca. Se lo merece. Ya sabes, como Garu no lo hace, era hora de que yo lo hiciera.

Pucca, aún sorprendida, miró a Ronnie con nuevos ojos. Aunque su corazón siempre había estado con Garu, no podía ignorar el gesto romántico de Ronnie y cómo había capturado la atención de todos con su actuación.

La fiesta continuó con más alegría y risas, pero Pucca no pudo evitar preguntarse cómo cambiarían las cosas después de esta noche. La noche continuó con un aire de magia en el Ching Dooda, que llenaba a todos de alegría, menos a Ring Ring, Tobe, Shaman y demás villanos de Garu y Pucca.

La actuación de Ronnie había dejado a todos los presentes emocionados y con una sonrisa en los labios, agradecidos de que el Ching Dooda y el Dong King se unieran por las fiestas. Las luces de colores y la música seguían llenando el ambiente, mientras los invitados se relajaban y disfrutaban del momento.

Pucca, aun sintiendo la calidez del gesto de Ronnie, decidió tomar un respiro. Se apartó un poco de la multitud para contemplar la noche desde uno de los balcones del lugar, soñando con Garu y con Ronnie a la misma vez.

El aire fresco le ayudaba a aclarar sus pensamientos, que ahora estaban más confusos que nunca. Mientras miraba las estrellas, escuchó pasos acercándose. Era Ronnie, quien se detuvo a su lado, mirándola con una sonrisa tierna.

–¿Estás bien, Pucca?

Preguntó con suavidad, poniéndose de lado de Pucca.

~Sí, Ronnie.~

Respondió en silencio ella, volviendo su mirada hacia él.

~Solo necesitaba un momento para procesar todo.~

Ronnie asintió, entendiendo sus sentimientos, aunque solo fuera con las señas que ella hacía y las miradas que le daba.

–Sé que fue un poco inesperado.

Dijo suavemente, rascándose la cabeza con una sonrisa apenada.

–Pero no podía dejar pasar la oportunidad de decirte lo que siento. Eres una persona increíble, Pucca, y mereces saberlo.

Pucca se sintió conmovida por sus palabras, así que le agradeció en silencio. Aunque su corazón seguía dividido, no podía negar el impacto que Ronnie estaba teniendo en ella esa noche.

~Gracias, Ronnie. –dijo, sonriendo con sinceridad–. Significa mucho para mí. ~

En ese momento, los fuegos artificiales comenzaron a iluminar el cielo, anunciando la llegada del nuevo día. Los colores brillantes y las explosiones resonaron en la noche, capturando la atención de todos. Ronnie extendió su mano hacia Pucca, invitándola una vez más a bailar.

–¿Bailamos una vez más?

Preguntó con una sonrisa encantadora, esperando a que su chica especial aceptara. Pucca, sintiendo una mezcla de emoción y gratitud, aceptó su mano. Juntos, regresaron al salón principal, donde la música continuaba y la gente seguía disfrutando de la fiesta.

Mientras bailaban, Pucca se permitió olvidar por un momento sus preocupaciones y simplemente disfrutar del momento. La cercanía de Ronnie, su sonrisa y su calidez, le daban una sensación de seguridad que no había experimentado en mucho tiempo.

El resto de la noche pasó en un abrir y cerrar de ojos. La fiesta terminó con una energía positiva, y todos los invitados se retiraron a sus hogares con recuerdos inolvidables. Pucca, acompañada de Ronnie, se despidió de sus amigos y vecinos, agradecida por la noche mágica que había vivido.

Cuando finalmente se encontraron solos de nuevo, Ronnie tomó las manos de Pucca y la miró a los ojos.

–Pucca, sé que siempre has amado a Garu, y no quiero presionarte ni hacerte sentir incómoda. Solo quería que supieras lo que siento. Lo que hagas con esa información depende de ti.

Pucca, con el corazón latiendo con fuerza, asintió en silencio.

~Gracias, Ronnie. Aprecio tu sinceridad y todo lo que has hecho por mí está noche. –dijo con una sonrisa–. Necesito tiempo para pensar, pero estoy agradecida de tener a alguien como tú en mi vida.~

Ronnie sonrió y asintió.

–Lo que necesites, Pucca. Siempre estaré aquí para ti.

Con esas palabras, se despidieron por la noche, sabiendo que su relación había cambiado para siempre. La incertidumbre de lo que el futuro deparaba estaba presente, pero también una nueva esperanza y una sensación de posibilidad.

Pucca caminó de regreso a su casa, pensando en todo lo que había sucedido. Aunque su amor por Garu seguía ahí, esa noche le había mostrado que quizá había espacio para nuevas emociones y nuevas personas en su vida. Y mientras se acurrucaba en su cama, decidió que permitiría que el tiempo y el destino Guirán sus pasos.

Lo que fuera a suceder, lo enfrentaría con el mismo corazón abierto y valiente que siempre había tenido.