El sol estaba saliendo y entrando en la ventana de Bluey haciendo que la perrita azul comenzará a despertar cuando se dio cuenta de que su cama estaba mojada, algo que la hizo sonrojarse mucho porque no era lo que tenía que pasar, pero al estar "soñando" con estar a solas con el Border Collie allí mismo hizo que la perrita azul expulsara de su cuerpo un poco de su fluir en las sábanas de su cama, esto no lo podía ver su madre, podría estar en problemas. La chica quitó las sábanas de la cama para llevarlas a lavar donde ella misma las metió dentro de la lavadora para que nadie se diera cuenta de lo que había ocurrido con su cuerpo.

—Vamos, antes de que despierten.

Después de un aproximado de treinta minutos las sábanas ya estaban lavadas, en cuanto terminó el ciclo de centrifugado sacó las sábanas al tendedero donde las colgó para que se estarán. Una vez que había hecho esto, llevó el canasto a su lugar y tomó sábanas limpias para ponerlas en su cama cuando se le apareció su madre, la joven Heeler se estremeció de miedo cuando vio delante de ella a su madre. Sabía que le haría preguntas al respecto.

—¿Bluey? ¿Qué haces levantada a esta hora? —preguntó Chilli.

—Oh, eh… tenía que cambiar las cobijas de mi cama —tembló nerviosa.

—Bueno, era tiempo de hacerlo, pero para la otra deja que yo lo haga.

—Bueno, si me disculpas es hora de que las ponga en mi cama.

—Oh, no te preocupes, yo lo hago, tú ve a desayunar —sugirió.

—Gracias.

Bluey le dio las cobijas a su madre para que ella fuera a desayunar, mientras que su madre arregla su cama. Después de unos momentos dos desayunaron para finalmente salir de casa, la familia subió a Bobo para que cada uno fuera dejado en su respectiva institución escolar. Mientras que los padres iban a sus trabajos. Una vez que Bluey entró a la secundaría fue recibida por sus amigos.

—Bluey, ¿Cómo está tu amante? —preguntó Judo.

—desgraciadamente quedó en coma —contestó Bluey.

—¡¿Qué?! —gritó Coco—. ¡¿Cómo que quedó en coma?!

—Oh, hola, Coco. Sí, desgraciadamente Mackenzie quedó en coma —lloró la chica al recordar cómo había quedado su "amigo".

Todas comenzaron a aullar de tristeza, y no estaban solas: Jack, Rusty, Indy, Honey, Snickers, Los Terries, Winston, Chloe y Lucky se unieron al llanto de Bluey como señal de tristeza por el estado en el que había quedado su amigo Border Collie. Sin embargo, Mackenzie estaba despertando en la cama de Bluey cuando vio que el ángel de la vida estaba levanté de él, asustado cayó de la cama—. ¡Auch! —El Border Collie se levantó del suelo para ver al ángel de la vida aun revestido de Calypso.

—Oye, ¿Por qué no usas tu verdadera apariencia? —preguntó curioso.

—Porque la muerte sabía dónde estás con mayor facilidad —respondió.

—Bueno, ¿Dónde crees que debo buscar el equipo de guerrero? —inquirió.

—Debemos buscarlos en los recuerdos del pasado Mackenzie —comentó Calypso.

—Bueno, creo que en ese recuerdo no hay nada que buscar —comentó.

—¿Estás seguro? —indagó Calypso.

—Bueno, creó que debería buscar en lugar de rendirme —dijo determinado a encontrarlas.

—Así se habla.

Los dos salieron de la casa de los Heeler para regresar a la primaria de Calypso donde el Border Collie volvió a donde fue arrastrado por su amigo para ver qué era lo que había pasado con los chicos.

—Ves te lo dije, vámonos de aquí —rabió Mackenzie.

Cuando se fueron Bluey comenzó a dictar a su amiga cuando esta la interrumpió.

—Oh, mira Bluey, ¿Crees que sirva como un barco? —preguntó.

—¿Eh? Si, pero sigamos…

—¿No se la quieres dar a Mackenzie? —insistió.

—¿Qué? No.

Entonces, Mia se levantó y llevó a Bluey con los chicos al arroyo donde jugaban a los barcos.

—Hola —saludo.

—¡Ah! —exclamó soltando el agua empapando a Mackenzie—. Lo siento, Mackenzie.

Mackenzie se sacudió para secarse el agua que había caído sobre él.

—¡¿Qué hacen aquí?! —reclamó.

—Ella me trajo —respondió Bluey.

—Oh, quería ver si está pendra sirve como un barco —comentó.

—Si, puede ser —comentó Capitán

—Oh, bueno, podemos buscar más piedras de estas —sugirió Mia.

—Tienes razón, vamos —se alegró Capitán.

—¡¿Qué?! —exclamaron los dos al ver que sus amigos se iban.

Los dos se fueron y dejaron a los dos cachorros ahí con las dos piedras sin saber qué hacer.

—Se ve que realmente los dos sentían algo el uno por el otro, y yo no podía ver, pero creo que esto es lo que realmente quiero con Bluey, aún no es tarde para que ella y yo seamos más unidos y demostrar nuestro amor al mundo —se inspiró Mackenzie tocando su pecho en señal de que estaba tocando su corazón haciendo que su mano brillará de luz trayendo a la mano de Mackenzie la espada con la cual podía derrotar a la muerte, pero su camino aún era largo.

—Felicidades has obtenido la espada, sigamos con el siguiente recuerdo.

—Vamos.

Mientras tanto, La Blue Heeler ya se encontraba saliendo de clases, y sin pedir permiso a sus padres se tomó un autobús con dirección al hospital, quería volver a ver a su amado Border Collie. Al estar caminando por el camino se encontró con Mia y Capitán quienes estaban tomados de las manos. La Joven los vio y saludó.

—Hola, Mia ¿Qué tal les va?

La setter ingles se dio cuenta de que la Heeler había subido al autobús, feliz le respondió al saludo.

—¡Bluey! ¿Qué sucede mi buena amiga?

—Je, je, je, veo que al final te quedaste con tu repostero americano —bufoneó Bluey guiñándole el ojo a su amiga.

—Oh, Hola Bluey —saludo Capitán al ver a la amiga de su amada.

—Hola, Capitán, ¿No huele por aquí a romance? —se siguió burlando.

—Pues si hueles a romance Bluey, no me digas, ¿Mackenzie —ironizó Capitán.

Bluey se había sonrojado al escuchar aquellas palabras que venían de Capitán.