Del amor y otras molestias

Historia XI – Parte 1

En la soledad no se oye mejor el corazón

Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-

Ooc (Un poco, por el bien de la trama)

Nota: Esta es una colección de capítulos no lineales algunos largos, otros tipo viñeta, en este universo la masacre Uchiha y el ataque del zorro no ocurrieron.

Género del capítulo: Angustia/Romance.

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Información importante en las notas al final.

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Era tristemente poético.

Vio con profunda tristeza y culpabilidad el ataúd descender con tortuosa lentitud.

"Con sus últimas fuerzas logró dar a luz a un niño vivo"

"Murió al poco tiempo"

Casi como si de un castigo divino se tratase vio pocos lugares a su derecha al anciano Goro contemplar con pesar en la mirada perdida al retrato de la pobre joven que testarudamente había aceptado el peso de un destino que no merecía.

En su abstracción sintió los delicados brazos de su madre rodearle el torso a su lado intentando transmitirle consuelo y luego retirarle de los brazos a la pequeña Hanae, el último rastro de vida que había dejado en el mundo Yuzuki Uchiha.

Un sacrificio totalmente innecesario si se lo preguntaban.

Ahí no quedaba nadie más.

Había perdido la cuenta de las horas que llevaba ahí de pie, pero había llovido dos veces entre la mañana y el atardecer, sintió enfriar, probablemente moriría pronto de una neumonía y por fin podría ponerle fin a esa tortura a la que otros elegían llamar vida.

Se preguntó seriamente, que era aquello tan malo que había hecho en esa vida o la anterior para merecer todo aquello.

-Gracias, Yuzuki- se limitó a pronunciar por primera vez palabra en todo ese día reverenciando profundamente frente al retrato de aquella agradable y enfermiza mujer que hace ya cuatro años se había convertido en su compañera y dos de esos casi eternos años había sido su… estimada esposa.

Viudo a los veintinueve.

Los ancianos no tardarían en traerle otra virgen para sacrificio que pudiera servir como madre sustituta para Hanae, porque si, así de indolentes y malditos eran, esperaba con todo su envenenado corazón que el dolor que sentía el viejo Goro en ese momento le ayudara a entender tan si quiera un poco el calvario por el que había tenido que pasar él mismo.

Inspiró ese inconfundible aroma en el ambiente.

Sakura…

Sus ojos se expandieron asombrados y la vio ahí a lo lejos, justo en la entrada del cementerio resguardada bajo una capa de color beige y un paraguas su rostro aun contemplándolo con pesar e inseguridad se veía exactamente igual que el día en el que la perdió para siempre.

-Vinimos tan pronto como pudimos… Sakura quería estar presente en el alumbramiento, lamentamos tanto que se haya adelantado tantos días, no esperábamos encontrarnos con esto…- empezó Sasuke, su mirada triste le recordaba a ese cachorro que adoptaron cuando eran niños y que los acompañó hasta hace poco durante quince largos años hasta que su vida llegó a su fin con la debida naturalidad, no como la pobre de Yuzuki.

Si bien nunca fueron amigos y sintió repulsión hacia si mismo durante meses después de haber consumado su matrimonio casi obligado cuando las excusas del por qué Yuzuki aún no estaba en espera se le acabaron, en cuatro años de convivencia le había tomado cariño.

Quizás incluso echaría de menos esa triste expresión de prisionera mientras tejía en total silencio haciéndole extrañar la estruendosa risa de Sakura.

Se sentía un canalla y una basura por seguir pensando en la mujer de su hermano mientras su esposa le servía la cena.

Yuzuki le regalaba sonrisas amables, era delicada y prudente, una mujer bastante perspicaz e inteligente pero silenciosa como un espectro y aburrida como el noticiario de las cinco, sus mañanas consistían en atender el hogar y sus tardes se basaban en la lectura, vagaba por la casa como un espectro haciéndole gracia la forma en la que destacaba su barriga en su delgado cuerpo, hasta que los últimos meses cayó enferma y con sus últimas fuerzas había conseguido alumbrar a su única hija antes de morir trágicamente desangrada.

Una muerte atroz para alguien tan buena.

Yuzuki era consciente de que el corazón de su esposo tenía dueña, pero ¿Qué podían hacer? Estaban atrapados juntos en ese no tan desagradable infierno de todas formas, de alguna manera Itachi creyó que Yuzuki había muerto con una sonrisa por el alivio que sintió en sus últimos momentos, pensar que finalmente sería libre al menos en espíritu, criada en un templo como una prisionera de una doctrina de mierda para luego ser casada con un total desconocido y tener que dar a luz a un bebé concebido en lo que Itachi sentía casi como un abuso que por fortuna solo tuvo que ocurrir una vez.

Porque realmente deseó por un momento sentir algo por ella, y estaba consciente de que ella deseaba con todas sus fuerzas, las pocas que tuvo, sentir algo por él, lo intentó, pero su timidez, su ausencia de habilidades sociales y probable temor hacia los hombres al haber crecido completamente aislada entre sacerdotisas y por supuesto su falta de energía dado su enfermiza condición física, le habían imposibilitado una experiencia tan básica y tan humana como enamorarse.

Y su abuelo era un completo idiota ambicioso que había pagado las consecuencias de sus decisiones egoístas de la peor manera perdiendo a su única nieta y familiar con vida.

-Estoy bien- se limitó a responder- Se que están cansados por el viaje, me alivia ver que Sakura vino contigo ¿Crees que pueda revisar a mi hija?

-Por supuesto- asintió Sasuke volteando hacia su espalda donde Sakura permanecía de pie con la mirada en blanco ciñéndose sobre él, deseó con toda su alma poder activar su Sharingan y adentrarse en su mente para saber que era eso en lo que pensaba que la hacía mantener una expresión tan devastada.

¿Tan mal aspecto tenía?

-Vamos a casa niisan, estás temblando- señaló Sasuke quitándose la capa y poniéndola sobre sus hombros, el calor de aquella capa lo sacó de su estupor mirando casi con sorpresa a Sasuke reconociéndole por primera vez en los dos años que llevaba sin verlo.

-¿Sasuke?

-¿Y reaccionas ahora?- sonrió forzado- ven, vámonos, estás helado- empezó a caminar aun rodeándole de los hombros en señal de apoyo.

Sasuke…

¿Era ese él mismo niño berrinchudo?

No, por supuesto que no, a su lado caminaba un hombre de su misma estatura y mayor atractivo físico, al lado de este en completo silencio con su cabello rosa tan infinito como siempre y sus ojos verdes tan cautivadores como recordaba elevando graciosamente el brazo para poder cubrir a los tres de la lluvia con su paraguas estaba el amor de su vida y el de su hermano, por supuesto, tan hermosa como antaño, los años no habían hecho más que madurar esos delicados pocos rasgos adolescentes que aún poseía la última vez que la vio, se había convertido en toda una mujer.

Dolor…

Aflicción…

El llanto de la pequeña sonaba estruendoso por toda la casa, adolorido.

Se preguntó si de alguna forma ella era consciente de que había perdido a su madre y su padre no hacía más que sentir lástima de todos a su alrededor excepto por él mismo.

-Es idéntica a Itachi- susurró Sakura ensimismada.

Un sollozo se escuchó en la habitación seguido de otro, entonces se percató del llanto pesaroso de su madre mientras abrazaba a Sakura como si se le fuera la vida en ello.

-Perdóname pequeñita…- Sakura abrazó ese pequeño bulto recién nacido contra su pecho sintiéndose responsable de la muerte de su madre sin razón y gruesas lágrimas silenciosas descendieron por su rostro- si hubiera llegado un día antes quizás aún tendrías a tu madre- lloró.

-No es culpa tuya… vinimos tan rápido como pudimos…- susurró Sasuke acariciando sus rosados cabellos mientras abrazaba a ambas consoladoramente tras su espalda- tranquila…

Sabía que para él también todo aquello, toda esa escena era dolorosa de ver.

Tan dolorosa.

El cuerpo de Sakura temblaba y volteó a mirarlo con lágrimas frescas en sus ojos verdes casi suplicante.

-¿Qué pasará con la niña?- se atrevió a inquirir Sasuke adivinando sus pensamientos.

-Voy a criarla, por supuesto- se limitó a responder con seriedad, firme en su línea de mínima interacción- los ancianos no tardarán en conseguirle una madre- murmuró con amargura.

-No seas tan frívolo- demandó Sasuke molesto- escucha Sakura y yo…

-No- se negó en automático sin dejarle terminar la oración y se retiró en silencio de la estancia bajo la atenta mirada de Mikoto.

-No es el momento-negó Mikoto con voz suave y maternal acercándose a Sakura quien sostenía en sus brazos a su pequeña nieta contemplándola absolutamente enamorada - él aún está procesándolo todo, denle tiempo.

-La niña necesita una madre…

-Tendrá una- susurró Mikoto resignada- ¿Me dejarías a solas con Sakura un momento?

Ambos jóvenes se miraron confundidos e intrigados, pero aun así el Uchiha menor asintió y salió de la habitación en silencio.

-Es doloroso ¿verdad?- comenzó Mikoto sentándose en el borde de la cama e invitándola a tomar asiento en la mecedora con un gesto delicado de su mano- sé por lo que has pasado… es más común de lo que piensas, Sasuke no iba a ser el último- suspiró.

-¿Cómo se supera este dolor?- habló en voz baja, el llanto de la pequeña se había calmado en sus brazos y ahora cerraba lentamente sus ojos oscuros idénticos a los de su padre.

-Nunca se supera del todo…- admitió- pero sana- se acuclilló frente a ella posando su palma sobre la mano que sostenía a la bebé acurrucada contra su pecho- sana y se vuelve llevadero con el tiempo y mucho amor…- con su mano libre le acarició la mejilla comprensiva.

-Gracias…

-Sakura la bebé necesita alimentarse… ¿Crees que podrías? N-no… espera, por favor quédate con ella un momento, iré a la cocina.

- ¿A qué hora tomó su último biberón?- su mirada se había posado sobre la faz serena de la recién nacida mientras más la veía más encontraba en sus redondeadas facciones la huella imborrable de su linaje.

-Hace tres horas-respondió en voz baja, Sakura jamás había visto a esa alegre mujer tan devastada- lo traeré ahora ¿Puedes cuidarla un momento?

-Por supuesto- respondió en voz baja depositando delicadamente a la niña en su cuna.

Bastaron un par de minutos sobre la cuna para que la bebé comenzara a gimotear en búsqueda de unos brazos que la abriguen.

-Shh.. Shh… estoy aquí cielo…- susurró despacio volviendo a sentarse con la pequeña en la mecedora.

Mikoto estaba tardando un poco y la bebe no tardaría en llorar en búsqueda de alimento.

¿Crees que podrías?

Resonó en su mente.

Inducir la lactancia de manera hormonal era posible, pero tardaría un par de meses y por razones obvias… pero si el chakra podía acelerar funciones regenerativas ¿Por qué no? El duelo perinatal había destruido por completo su cabeza y ver a esa pequeñita de grandes ojos negros y tiernos cabellos oscuros en sus brazos no hacía más que acrecentar el sentimiento de vacío y culpa, metió una mano en su sujetador apretando levemente sus pechos y sintió una gota, entonces claro…

Había cosas que solo una mujer que ha sido madre podía notar.

Por eso Mikoto se lo había abstenido de hacer aquella pregunta, nunca le dijeron a nadie del bebé que perdieron, lentamente guió el chakra hacia sus pechos intentando incentivar su flujo, le dolía tanto tanto pensar en lo que pudo ser…

Acarició las mejillas sonrosadas de la dulce pequeñita.

Se detuvo en seco, intentó contener las lágrimas que sin darse cuenta se derramaban ahora sin control, no pudo más, era algo tan incorrecto.

-Lo sé… las dos hemos perdido a alguien importante ¿verdad?- susurró con una triste sonrisa, suspirando profundamente y el corazón latiendo desembocado en su pecho, la recién nacida instintivamente buscó su pecho entre gorgoteos un intento por alimentarse en medio de los amargos sollozos de Sakura que sentía su alma desgarrarse.

No podía hacerlo, ella no era su madre.

-Sa-Sakura…- el biberón resbaló de sus manos y se acercó rápidamente hacia ella rodeándola maternalmente con sus brazos comprensiva, cerró la puerta tras de si buscando evitar lo inevitable, los sollozos de Sakura podían oírse en toda la casa.

-No pude…- susurró con voz rota y gruesas lágrimas rodando por sus mejillas- no pude…

-Oh… cariño, está bien… todo estará bien…

-Fue mi c-culpa Mi-mikoto-san- Sakura parecía estar a punto de ahogarse en su propio llanto-fue mi culpa…

Mikoto se separó lentamente de ella tomando el biberón para alimentar a la pequeña en medio de la conmoción.

-¿Qué pasa?-Sasuke llegó corriendo seguido de Itachi alertado por el llanto adulto, deteniéndose ambos en seco ante la dolorosa escena, era la primera vez que veía a Sakura derramando lágrimas por lo que les había sucedido, verla tan rota sujetando el biberón con la niña entre sus brazos le sentó como una patada en la boca del estómago, el aire comenzó a escasearle y el peso del último mes y todo lo que había acontecido entre ellos durante ese medio año se volvió repentinamente insoportable.

-No puedo ver esto- Sasuke con un nudo en la garganta no pudo más que desaparecer.

Sakura lloró más fuerte observando a Itachi convertido en un maniquí en la entrada de la habitación completamente congelado con los ojos fijos en su inocente hija recién nacida quien se alimentaba del biberón ajena a todo el caos a su alrededor y entonces no tardó en comprender.

Una madre que ha perdido un bebé.

Un bebé que ha perdido una madre.

Intentó avanzar, deseó arrancarle a su hija de los brazos y detener todas las imágenes que llegaban a su mente de todos esos sueños rotos a los que renunció para dejarla ir y que ahora se personificaban en su delante burlándose de él.

Lo perdí

Las palabras resonaron en la suspicaz mente de Itachi comprendiendo en seguida el aire incómodo que sintió en cuanto vieron a la bebé, ese aura de profunda tristeza que rodeaba a Sakura y esos tintes de desesperación en la voz de Sasuke que lo obligó a espantar los terribles pensamientos que estaba teniendo, no lo merecían.

Ni él.

Ni Sakura.

Ni Sasuke.

No merecían todo el dolor por el que habían pasado, pasaban y seguramente pasarían, él problema era él, siempre había sido él, Sakura y Sasuke estaban destinados a estar juntos, él se interpuso provocando un dolor inmenso a ambos, debió apoyar a su hermano pequeño, Sasuke tenía razón, le había arrebatado el corazón de la única persona que solo tenía ojos para él y el resultado había sido completamente cruel, una mujer muerta y él un padre viudo.

Abusó del error que cometió su hermano pequeño.

Fue inevitable tomar ventaja, él también la amaba.

La seguía amando.

¿Y si les daba a la niña?

Su mente estaba por colapsar como un castillo de cartas en medio de un huracán e hizo exactamente lo mismo que su hermano, huir con la cola entre las patas para evitar el drama.

Notoriamente eran hermanos, apenas saltó al tejado los ojos vacíos de Sasuke lo recibieron sin ninguna expresión en su rostro cansado.

-Fue un largo viaje, querrás descansar- se animó a decir guardando una precavida distancia.

-Lo mismo digo- respondió escuetamente.

-Lo lamento, no sabía…-susurró y el viento sopló entre ellos helándolos.

-También yo, siento lo de tu esposa.

-Siento lo de tu hijo.

-No lo sientas… me intriga más de lo que me duele, no tuve tiempo de hacerme ilusiones, me enteré de su existencia el mismo día en que lo perdimos, prefiero no darle vueltas al asunto y dejarlo como un sombrío acontecimiento.

-¿Puedo saber… lo que ocurrió?- se sentó a su lado sintiéndose profundamente incómodo, hace años no veía a Sasuke y realmente no esperaba verlo en condiciones como esas.

-Sakura se culpa de todo porque trabaja demasiado y no se percató de su estado, aparenta que está bien y es fuerte, pero solo ha esquivado el asunto durante un mes, ella tampoco lo sabía y por eso se siente tan devastada ahora, supongo que finalmente la represa se rompió…

-Pospusieron la boda por eso- afirmó.

-Sakura no quería, yo decidí posponerlo todo.

-¿Por qué?

-Ella se ha cerrado tanto en su mundo últimamente que ya no estoy seguro de si las cosas realmente funcionan o ella solo se ha resignado a mi como un deber que cumplir después de perderlo todo, a veces pienso que está desesperada por tener un bebé entre sus brazos para llenar el vacío de algún modo y Hanae le ha dado justo lo que tanto anhelaba.

-Sasuke…

-No me malinterpretes, sé que ella me ama, solo no me ama tanto como a ti- sonrió con tristeza, volteó a mirarlo, los ojos de Itachi se expandieron ligeramente, estaba atónito por la revelación.

-Que tonterías dices…

-Yo lo acepté hace mucho- rodó los ojos- no pongas esa cara- exhaló con cansancio.

-¿Qué cara?- volteó a mirar la caída del sol con ojos brillantes.

-Esa cara de estúpido- insultó resignado posando sus ojos en los colores del crepúsculo igual que su hermano, definitivamente no podía odiarlo por eso, sería injusto odiarlo por amar a Sakura incluso habiendo renunciado a ella por su felicidad.

Pudo detenerlo esa noche, pero no lo hizo.

La noche en la que se fue a Suna, supo que los había seguido hasta la salida de la aldea, él también había considerado fugarse con ella y por primera vez en su vida se alegró de ver a Itachi dejarse ganar por él, siempre estaría agradecido por aquel sacrificio.

Le dolía tanto ver la infelicidad en sus ojos que solo por esta vez le perdonaba todo el amor que reflejaban al pensar en su prometida.

Solo por esta vez se callaría y aguantaría, porque sabía que no se atrevería a intentar nada, era su hermano, a fin de cuentas.

-¿La querías?-preguntó Sasuke repentinamente.

-¿Te refieres a Yuzuki?

-¿A quién más?

-Claro que si… cuatro años no pasan en balde, era una persona silenciosa y distante, pero acabé tomándole cariño ¿sabes? Es lo que consigues al pasar tanto tiempo conviviendo con alguien- agregó malintencionado sonriendo de medio lado.

-Sakura me ama- afirmó con los ojos entrecerrados de forma amenazante.

-Yo no dije nada- decidió fingir inocencia.

•••

Para cuando decidieron bajar tanto Itachi como Sasuke se encontraban más calmados, entraron a la habitación de la pequeña para encontrarse un escenario completamente distinto, los ojos de Sakura estaban hinchados y su nariz roja evidenciando el pasado llanto, pero ahora se encontraba haciendo caras graciosas a la bebé que la observaba con ojos curiosos y sonrisas esporádicas, ella la contemplaba completamente enamorada.

Itachi tuvo claro que Hanae había encontrado una madre.

Sasuke tuvo claro que Sakura había nacido para serlo.

De repente el lúgubre ambiente que había pesado sobre ellos momentos atrás había cobrado una tenue luz cálida.

Sakura dejó delicadamente a la bebé profundamente dormida en la cuna.

-Y ¿Cómo está ella?- se aclaró la garganta acercándose inseguro hacia la cuna, la cercanía de Sakura y ese aroma con el que durante años solo había podido soñar se le antojaban irreales, por increíble que sonase Sasuke se retiró de la habitación anunciando que iría a saludar a su padre dejándolos completamente solos.

Contrario a lo que creyó ella no se tensó, no reaccionó mal y no trató de apartarse, volteó su mirada jade hacia él con una suave sonrisa nostálgica en su rostro y realmente no supo que le habría dolido más.

Si su incomodidad o esa naturalidad con la que le sonreía con los ojos impregnados en la alegría de volver a ver a un viejo amigo.

-Su bajo peso es algo preocupante, pero debería de recuperarse en los próximos días con la alimentación adecuada, le he dado instrucciones a Mikoto-san sobre ello, por todo lo demás es una niña preciosa y completamente sana- explicó en tono profesional habiendo devuelto sus ojos a la pequeña que dormía angelicalmente sobre su cuna.

-Gracias, eso me alivia- suspiró- y por primera vez desde el nacimiento de esa diminuta criatura fijó sus ojos atentamente en ella, era pequeñita, tenían razón se parecía muchísimo a él, pero había heredado la nariz respingada de su madre, rio suavemente con algo de tristeza y quiso tomarla en brazos y así lo hizo, la pequeña gimoteó protestando por haber sido interrumpida de su sueño, pero tras unos cortos gorgoteos abrió los ojos e Itachi conoció un nuevo amor.

Uno que quizás habría de llenar su vacía existencia otra vez.

Escuchó un sollozo y luego otro, volteó hacia Sakura que lo contemplaba con sus labios temblando en un puchero que casi se le antojó gracioso, le recordaba a esa pequeña Sakura en la academia que lloraba cuando su hermano la trataba mal.

-No hagas eso… Mikoto dijo que ni siquiera querías verla y yo… creí que no la querrías e iba a preguntarte si nos dejarías adoptarla por si criarla sería algo doloroso para ti, pero ahora la adoras y me siento una persona horrible por haber querido pedirte algo tan egoísta como eso…- explicó.

-¿Qué?- su rostro reflejaba la más profunda de las confusiones y realmente le costaba procesar todo lo que había escuchado, por alguna razón sintió ganas de reír a carcajadas por lo terriblemente ilógico que había sonado todo eso- Por supuesto que no- negó casi divertido- ¿Pensaron que iba a dar a mi hija en adopción porque su madre murió? Ella es todo lo que tengo ahora- afirmó sin poder evitar que una risilla nerviosa se le escapase.

Hanae atrapó su dedo índice con sus pequeñas manos de neonata captando su atención de vuelta.

-Oh… tú serás muy fuerte ¿verdad?- sonrió embelesado por primera vez en años- eres una niña preciosa… claro si te pareces a tu padre…- bromeó con la niña antes de devolverla a la cuna.

-Así no Itachi, va a llorar, tienes que mecerla un poco no la dejes en la cuna hasta que se duerma- le indicó con un movimiento suave de sus brazos la manera correcta de arrullar a la niña.

-Ahora que lo pones así… no sé cómo voy a hacer esto solo- suspiró resignado siguiendo las indicaciones de Sakura, ambos guardaron silencio hasta que la pequeña se durmió profundamente e Itachi la devolvió a la cuna con suma delicadeza.

Sakura no perdió detalle de sus manos, ni de su tenue sonrisa y ojos brillosos admirando a su primogénita destilando el amor más puro que pueda existir y se encontró a sí misma anhelando todo aquello, preguntándose que sería de su vida de haber tomado una decisión diferente esa noche, esa pregunta que no había llegado a su mente hace tantos años, todo el esfuerzo, todo ese amor que le guardaba desempolvado con un simple gesto, con una breve mirada había conseguido derribar el muro que tanto le costó levantar alrededor de su memoria y por la forma en que sus ojos se cruzaron prendados el uno del otro supo que Itachi sentía exactamente lo mismo, pero jamás movería un dedo por ello.

Itachi jamás haría nada que pudiese lastimar el corazón de su hermano pequeño.

Sakura amaba a Sasuke lo suficiente como para saber que lo último que quería en su vida era romper el corazón del hombre que la había salvado.

Todo siempre se reducía la mismo punto, toda la vida, Sasuke.

-Madre dice que la cena está lista- el susodicho asomó su cabeza no perdiendo detalle del tenso ambiente y elevó una ceja consternado- ¿Pasó algo interesante? ¿Hanae nació con el sharingan activado o algo así?- inquirió sin emociones.

Sakura fue la primera en reír tontamente por la pregunta rompiendo por completo el tenso ambiente y se cubrió rápidamente la boca con la palma de su mano cuando la pequeña se removió gimoteando, Itachi la regañó con la mirada antes de voltear a atender a su pequeña.

-Deja dormir a la pobre criatura, ya tendrás los tuyos- quiso picarla tirando suavemente de su mano fuera de la habitación y se tensó en ese mismo momento cuando Sakura clavó sus ojos verdes adoloridos en él, la herida era fresca y Sasuke era un bruto.

-Lo siento cielo…- se disculpó- no quise decirlo así- suspiró abrazándola contra su pecho en la privacidad que les brindaba la antesala del comedor y sintió a Sakura inspirar profundamente llenándose de su aroma amaderado.

-Lo sé…- respondió en voz baja- tienes razón… tendremos los nuestros, ya llegará el momento- una sonrisa diminuta pero sincera apareció en su faz- te amo- ella se desinfló lentamente en un suspiro resignado apretándole el torso con sus brazos casi con necesidad.

-Te amo- le acarició los largos cabellos dejando que ella le apretujara a gusto, aunque no le dejase respirar-me asfixio Sakura…- susurró con dificultad.

-Lo sé, pero es tan… relajante apretarte como a un muñequito antiestrés- rió sin muchos ánimos- vamos, nos esperan.

•••

Luego de un mes de merecidas vacaciones Sasuke y Sakura tomaron la decisión conjunta de regresar a la aldea para tomar sus cargos oficiales dentro de la policía militar y el hospital respectivamente para agrado y alivio de todos quienes habían comenzado a asumir que dos de sus mejores elementos se exiliarían para la eternidad, por lo cual maletas en mano habían sido ayudados por todos quienes apreciaban con la mudanza a su nuevo hogar para disgusto de sus padres lejos del barrio Uchiha.

Esa noche la luna lucía preciosa, no podía evitar perderse en los recuerdos de una noche de verano como esa en la que vio reflejada su blanca luz en unos orbes jade que lo contemplaban con el más puro amor.

Escuchó a su hija gimotear entre sueños y volteó la mirada hacia la cuna ubicada ventajosamente junto a su cama preguntándose con qué podría estar soñando una bebé de a penas dos meses de nacida.

Un pinchazo en el centro de su pecho lo aquejó su respiración se volvió dificultosa y lentamente todo comenzaba a darle vueltas, aquellos episodios esporádicos de ahogamiento eran cada vez más recurrentes y casi siempre seguidos de una especie de arritmia, se concentró en regular su respiración sujetándose de las barandas de la cuna con fuerza para no caer.

Se preguntó seriamente si debería de ir al hospital, solo no quería que Sakura lo examinase.

•••

Los días pasaban y aquella diminuta criatura llamada Hanae Uchiha crecía de manera tan acelerada como su amor por ella, la vida repentinamente había vuelto a tener sentido y quizás solo quizás si Yuzuki aún viviera su agradecimiento por traer a su primogénita al mundo pudo haberse lentamente convertido en amor porque era precisamente lo que sentía mientras veía a Sakura celebrar con ojos aguados los primeros intentos de gatear de su pequeña a sus tiernos seis meses y medio.

Aunque contaba con la ayuda constante de una niñera, su madre y por supuesto de Sakura como médico de cabecera de la bebé y autodenominada tía favorita no podía negar que criar a solas a una bebé era agotador, se había negado rotundamente a moverse a casa de sus padres por lo cual fue su madre quien en medio de las protestas de su padre se había tomado la libertad de mudarse con él y su propio padre no tardó en replicar la acción días después.

La interacción con Sakura había sido tensa los primeros tres meses, pero poco a poco su alma torturada comenzaba a resignarse a verla únicamente como era debido, a fin de cuentas, en cuanto la próxima primavera apuntase su primer día ella sería oficialmente la esposa de su hermano.

La escuchó suspirar profundamente, sus ojos verdes los contemplaron inundados de cariño y ansió tanto posar sus manos sobre sus mejillas sonrosadas y acariciar su tersa piel.

-En cualquier momento estará diciendo sus primeras palabras, aún no tiene ni siete meses cumplidos y ya esta gateando- rio alegremente jugueteando con la bebé en sus brazos, en el transcurso de los meses había visto cada día los ojos de Sakura llenarse de vida un poquito más cada vez, como si lentamente algo que hubiese perdido fuese restaurándose pieza por pieza.

Casi podían palparse en el aire sus inmensas ganas de ser madre y la visión de su mirada embelesada sobre la bebé mecida tiernamente en sus brazos intentando alcanzar los cabellos de su flequillo con sus diminutas manos lo confundía.

Lo llevaba a peor.

Lo sumergía en una vorágine de emociones incontrolables que lentamente lo estaban matando.

-Te amo.

Sakura tuvo que sujetar con fuerza a la niña para que no resbalase de sus brazos cuando tropezó torpemente hacia atrás con sus propios pies con una expresión estupefacta en su rostro ahora pálido, en un pestañeo y por puro reflejo Itachi estaba a su espalda deteniendo la catastrófica caída de ambas, le retiró a la niña con suavidad sintiéndose instantáneamente una basura.

¿Qué carajos pasaba con él?

¿En qué momento su boca tomó control de si misma y pronuncio aquellas inapropiadas palabras?

-I-Itachi… yo…

-Perdóname- incapaz de mirarla a los ojos- perdóname Sakura, fue un impulso, solo olvídalo por favor, creo que estoy…

El aire escapó de sus pulmones sintiendo el ya familiar pinchazo en su pecho y la arritmia por segunda vez la pequeña Hanae corrió el riesgo de caer de unos brazos y comenzó a llorar desesperada, Sakura la tomó viendo con desesperación a Itachi colapsar en el suelo ahogado en un repentino ataque de tos y comenzó a clamar por ayuda.

Casi instantáneamente la niñera quien se encontraba dentro de la casa ayudando a Mikoto con la cena había corrido hacia ella junto con la matriarca Uchiha alertadas por los gritos provenientes del jardín, tomó a la niña que Sakura había tenido que depositar cuidadosamente sobre unos cojines en el suelo para auxiliar a Itachi.

Había sangre sobre las tablas de madera, con el entrecejo fruncido y el chakra verde fluyendo por sus manos no dudó en inquirir en tono profesional.

-¿Cuánto tiempo llevas sufriendo de estos ataques?

-Yo… - pronunció con dificultad- Sakura…

-Itachi ¿Cuánto tiempo?- insistió su tono desesperado y su corazón desbocado amenazaban a sus ojos que comenzaban a escocer.

-Poco antes de que Hanae naciera…- explicó comenzando a normalizar su respiración con dificultad, se incorporó ayudado por Sakura- durante ese invierno, pensé que solo era un resfriado…

-Itachi…- su madre contempló con horror la abundante cantidad de sangre expulsada sobre el suelo.

-¿Por qué no le dijiste a nadie?- cuestionó la decepción y preocupación en su voz eran palpables, su rostro contraído por el enojo casi lo intimidaba.

-No creí que fuera algo importante…

-¿¡NO CREISTE QUE FUERA IMPORTANTE?!- explotó y lo sacudió por los hombros ante la sorpresa de todos, Hanae comenzó a llorar- ¿No se te ocurrió que podría ser una patología contagiosa? ¿No te pasó por la cabeza que Hanae podría enfermar?- reclamó seriamente- eres un irresponsable- lo acusó señalando el desastre y a penas en ese momento las palabras de Sakura lo golpearon como una torre derrumbada de ladrillos.

¿Y si Hanae enfermaba por su culpa?

No podría perdonárselo nunca

La observó abatido y arrepentido, Sakura supo identificar las emociones que asolaban su mirada y suspiró ablandando su gesto y su voz, llamando a la calma, primero tendría que asegurarse de que lo que Itachi tenía no fuese tuberculosis o todos en esa casa tendrían que entrar en cuarentena y empezar a cercar casos de posible contagio.

Estaba sorprendida, jamás habría esperado que Itachi pudiera tener un descuido tan garrafal.

-Ven, levántate, te acompañaré al hospital- declaró a media voz.

Ya dentro de casa pidió que todos permanecieran dentro e hicieran una lista de las personas con las que habían interactuado en los últimos seis meses tanto como recordaran para pánico de todos los presentes, no mencionó la posible enfermedad peligrosamente contagiosa que podía estar sufriendo Itachi pero intuía que no podría serlo, en seis meses alguien más tendría que haber presentado síntomas y eso no había ocurrido ni en su casa ni en ninguna parte de la aldea, por lo tanto sea lo que sea que Itachi tuviese su avance lo convertía en el paciente cero.

•••

-Todo apunta a que es una afección cardiopulmonar provocada por una antigua lesión- se sentó junto a la camilla con el portapapeles en las manos haciendo anotaciones completamente concentrada en su accionar.

La conocía de toda la vida, pero era la primera vez que la veía tratarlo como trataría a cualquier otro de sus pacientes en estado delicado, muy diferente de como le trataba al hacer sus inspecciones rutinarias de salud antes de enviarlo a cualquier misión y no podía parar de pensar en el pasado.

Para su fortuna ella parecía haber olvidado completamente su improvisada y absolutamente inapropiada confesión de aquella tarde.

-¿Es tratable?

-Con medicamentos y unas cuantas sesiones de restauración de tejidos con ninjutsu médico en casa estarás como nuevo en unos cuantos meses, pero esto pudo ser muy peligroso, Itachi…- explicó observándole decepcionada.

La miró largamente en silencio sin saber que más decir.

-Pudiste haber muerto ¿Por qué no me lo dijiste? Yo pude tratarte y ser discreta por ti…- desvió la mirada hacia el borde de la falda color verde agua de su vestido.

-¿Serías discreta por mí?- la intensidad de su mirada pesó sobre ella y casi de inmediato la pelirrosa se sintió acorralada por aquellos penetrantes ojos ónices que la acribillaban en busca de respuestas.

-Itachi…- su mirada jade se encontró de frente con las perlas negras de sus ojos sosteniéndole la mirada con firmeza y profundo desconcierto.

Vacilante se inclinó ligeramente sobre su rostro desde su posición sentado sobre la camilla de inspección tentado a probar del dulce pecado que representaba su sola existencia, ella no se alejó de él ni siquiera cuando sus alientos se entremezclaron reduciendo la distancia que lo separaba de sus labios sin llegar a tocarse.

Tres toques en la puerta los despertaron de su ensoñación y la Haruno se apartó de él nerviosamente como si su sola presencia fuese a incinerarla y se alisó la falda del vestido casi por reflejo abriendo la puerta con aparente inexpresión.

-¿S-sí?- se aclaró la voz en un intento por disimular su nerviosismo ante la enfermera que apresurada le entregó unos formularios previamente solicitados y se retiró con una reverencia.

Cerró la puerta tras de si sintiendo el rostro arder y los ojos acuosos ¿Qué había estado a punto de hacer?

-No podemos hacer esto Itachi- declaró- lo siento, no puedo… no voy a traicionar de esta forma a Sasuke- inspiró controlando las lágrimas que se arremolinaban en las comisuras de sus ojos amenazantes por correr como ríos por sus mejillas.

-T-tienes razón, lo siento Sakura, no fue mi intención ponerte en esta situación, yo… fui impulsivo, lo lamento- se disculpó afligido, por toda calma ella solo asintió en silencio refugiándose detrás de su escritorio.

-Tenemos que olvidar todo…- susurró- ya puedes retirarte si no tienes otra consulta o algo en lo que pueda ayudarte- intentó recuperar su tono profesional, pero le fue imposible, no pudo ocultar el temblor en su voz ahogada por el nudo que se había formado en su garganta.

Verla así lo llenó de arrepentimiento y como el shinobi de elite que era desapareció en silencio dejando a Sakura derrumbarse sobre su escritorio sujetando sus cabellos en puño sumida en la desesperación.

•••

La medicación mantenía su estado de salud estable, pero Sakura no había puesto un pie en aquella casa hace más de una semana y solo la había visto dos veces para su tratamiento con ninjutsu en el hospital sin que ella le dirigiera a penas la palabra y eso lo estaba matando mucho más rápido que su extraña enfermedad.

¿Por qué estaban los Dioses ensañados con él?

¿Por qué le regalaban una mínima esperanza y luego se la arrebataban así sin más?

¿Tan mala persona había sido en su vida anterior?

Pero entonces se detuvo un momento cortando el hilo de aquellos nefastos pensamientos ¿A dónde los llevaría todo eso? ¿Acaso estaba dispuesto en convertirse en su amante? En tomarla de espaldas a Sasuke como si él con lo perceptivo que era no fuese a darse cuenta nunca…

Claro

¿Cómo pudo simplemente omitir algo así?

Cuando Sakura estaba en su radar no podía evitar convertirse en un completo imbécil y que sus emociones tomaran el control total de sus acciones, pero no podía dejar de pensar en ella, en esos brillantes orbes verdes que lo observaban anhelantes esperando algún movimiento de su parte o quizás simplemente estaba delirando, quizás estaba malinterpretando su amabilidad, ella solo estaba ayudándolo con su hija, fungiendo como una figura materna para ella de alguna forma para llenar de alguna manera el vacío que la ausencia de una madre podría provocar en la tierna psique de su Hanae.

Claro… era lo que lo estaba confundiendo, no podía evitar ver a Sakura como la madre ideal para su hija si todo el tiempo estaban juntos, si se pasaba cada segundo de su tiempo libre pegada a la pequeña e incluso se la llevaba con ella al mercado y de paseo, habían creado una conexión familiar indiscutible que sin darse cuenta lo estaba arrastrando en una corriente descendente hacia lo impensable.

Entonces se detuvo en seco, la luna estaba especialmente brillante ese día y más cercana a la tierra de lo que alguna vez hubiera visto iluminando totalmente la nívea piel de su espalda desnuda desnuda, ella pareció percatarse de la intromisión en un sobresalto volteando rápidamente para encontrarse con su alta figura de pie entre las sombras tenuemente iluminado por los rayos de luz lunar que se filtraban entre las hojas de lo arboles y rápidamente se hundió bajo el agua ocultandose de su mirada fija con solo su cabeza fuera de las trémulas aguas en esa calurosa noche de verano.

-Oh… Sa-Sakura yo… diablos, perdón, me voy no sabía que estarías aquí.

Las palabras escaparon atropelladamente de su boca con la cara ardiéndole como la luz rojiza de un farol de navidad mientras se daba vuelta.

-¿Cómo conoces este lugar?

Su voz tembló ligeramente y se sintió tentado a voltear cuando escuchó la agitación del agua y solo pudo imaginarla como una ninfa desnuda con los rosados cabellos cubriendo su cuerpo en una cascada etérea de lisos mechones como pétalos de cerezo.

-Puedes voltear, no importa que estés aquí, solo no intentes nada extraño.

Volteó consternado y ligeramente ilusionado por alguna razón, pero ella ya había cubierto su desnudez con una bata blanca de algodón haciéndole sentir un depravado por los oscuros pensamientos que cruzaron su mente por una milésima de segundo.

-Lo descubrí un día dando vueltas por aquí- mintió con una pequeña sonrisa nerviosa incapaz de admitir que conocía su lugar secreto desde hace mucho.

Ella suspiró y se sentó cerca de la orilla dejando que el rio le moje los pies relajadamente.

-Descubrí este sitio cuando regresé a Konoha después de mi viaje con Tsunade-sama- sonrió suavemente- creo que es mi lugar favorito en el mundo, aquí puedo… podía- corrigió mirándole con reproche de reojo- nadar como se me antojara y sabía que nadie nunca me vería, pero bueno, la felicidad nunca es eterna- terminó por admitir casi con amargura.

Itachi tuvo la sensación de que no estaba hablando del rio.

-Descubrí este lugar cuando lo marcaste en el mapa el día que encontraste a Nagisa- admitió sereno tomando, asiendo a su lado e imitando su acción dejando también que la suave corriente del rio acaricie sus pies descalzos- asumí que este era tu famoso lugar secreto de entrenamiento que siempre presumías, pero nunca revelabas su ubicación, ciertamente es precioso.

-Me gusta venir aquí cuando necesito pensar- pronunció en voz baja y casi para si misma- me relaja nadar en especial en noches como estas en las que el calor me provoca insomnio ¿No deberías estar en casa con tu hija?

-Sali a dar un pequeño paseo nocturno aprovechando que mi madre se ha quedado dormida con ella en su cama- en un gesto que Sakura solo pudo reconocer como un reflejo de la comodidad de antaño Itachi liberó su inseparable coleta dejando que sus lisos cabellos negros cayeran libres siendo movidos por al ligera y cálida brisa nocturna que el rio les traía.

Por un momento todo aquello que habían vivido dejó de existir y habían vuelto a ser ellos mismos en su realidad ideal aquella donde podían estar juntos y dar rienda suelta a su amor sin ser juzgados, pronto se encontró a si misma anhelante de que aquello nunca terminara, como aquella noche del festival, fue entonces que sus ojos azabaches se encontraron con los suyos desbordados de emociones que iban desde la confusión hasta el más profundo embelesamiento y decisión.

-Me parece que tenemos una conversación pendiente ¿verdad?- una sonrisa serena se dibujó en rostro amable y Sakura lo observó largamente antes de responder percatándose por primera vez en el tiempo que llevaba en Konoha que realmente eso estaba ocurriendo, que él había vuelto a su vida de algún modo y ahora observando su perfil era finalmente consciente de lo mucho que había cambiado, había cortado su largo cabello solo un poco y ahora caía liso por debajo de sus hombros lo suficiente para seguir atándolo en una corta coleta, sus rostro había madurado endureciendo sus facciones masculinas, sus ojeras estaban mucho más acentuadas y lucía… cansado, quizás por su enfermedad, por los desvelos con su pequeña hija, por sus tediosas ocupaciones.

-¿De qué quieres hablar?- pronunció finalmente su voz suave e impersonal llegó hasta los oídos de Itachi en medio de sus pestañeos mientras escapaba de sus aprisionantes pensamientos sobre el pasado.

-Uhm no sé… creo que solo lo dije para romper el silencio- habló casi risueño.

-Perdóname Itachi, por todo, no debí mentirte- sus ojos verdes afligidos lo contemplaron con profunda sinceridad Itachi le devolvió una suave mirada comprensiva y exhaló una corta risa relajada.

-Tranquila, no tengo nada que perdonarte Sakura, sabía que te perdería en el momento en que me hablaste sobre irte un mes de misión, siempre fuiste muy mala mentirosa- sonrió con ternura- Aun así, gracias.

-¿Por qué?

-Cada día que estuve contigo- se detuvo buscando las palabras- todo ese tiempo, los momentos más felices de mi vida los viví a tu lado y de no ser por tu sacrificio quizás habríamos cometido varias locuras y todo se habría… dañado de alguna manera, no lo sé- admitió con los ojos fijos en el recorrido del agua en el rio.

-¿Te arrepentirías?

-No, habría sido feliz mientras estuvieras conmigo- confesó con sinceridad- pero quizás solo quizás sí que nos habrían matado acusándonos de traición al final de todo- rio- y jamás te pondría en esa clase de peligro.

-No, quizás si tan solo hubiéramos luchado un poco más… lo habrían acabado aceptando- murmuró resignada antes de suspirar profundamente elevando la vista hacia el oscuro cielo- Fui impulsiva y decidí por los dos… jamás me detuve a pensar en lo que sentías, en el dolor que te causé- susurró con voz rota.

Itachi tomó su muñeca tirando de ella para obligarla a mirarla y un jadeo impresionado escapó de sus labios por el inesperado contacto, se encontró con sus brillantes jades enrojecidos conteniendo el llanto y entonces no pudo más, sabía que estaba mal y aún así tomó su rostro entre sus manos y prácticamente estampó sus labios contra los suyos en un beso demandante y desesperado intentando transmitirle todo aquel amor torturado que tanto había luchado por extinguir.

Con su muñeca aún aprisionada en su mano guio su palma hasta su pecho sin despegar la mirada de sus ojos claros y pronunció con la aflicción de un corazón que ha esperado toda una vida.

-Te amo y no hay un solo día en el que haya dejado de hacerlo, perdóname, pero simplemente no puedo dejarlo así Sakura- admitió- no puedo seguir así…

-Itachi…

-Si tan solo…- se inclinó sobre ella apegando su frente contra la suya inspirando su respiración a penas rozando su nariz- si tan solo una parte de ti aún siente algo de amor dime que podemos llevarnos a Hanae lejos de aquí… Dímelo Sakura…

-No me pongas en esta posición, por favor- suplicó en un hilo de voz- sabes que no podemos hacerle algo así a Sasuke, es tu hermano, es mi prometido Itachi, mi lugar es junto a él…- hipó insegura e intentó con toda su fuerza de voluntad resistirse a las pecaminosas manos que ahora se afianzaban firmemente a su cintura.

-Tu lugar es a mi lado, siempre lo fue.

Atrapó sus labios en una caricia cargada de pasión, el cuerpo de Sakura tembló y las lágrimas que tanto había luchado por contener finalmente escaparon irrefrenables filtrándose saladas en su boca cuando sin pensarlo se dejó llevar por el tacto suave de aquellos labios que solo en sus sueños más culposos había vuelto a probar en un beso que le supo a dolor y al más puro amor que en su vida sentiría, sollozó en medio de aquel anhelado beso y gimió cuando su lengua invadió su boca asfixiándola.

Ella era la única que merecía sufrir en todo esto.

Sintió las manos de Itachi colarse por debajo de su bata y aquello repentinamente la devolvió a la realidad.

¿Qué estaba haciendo?

Lo empujó con fuerza por el pecho apartándolo.

-No podemos- afirmó nerviosa se puso de pie acomodando su bata y el golpe de realidad la azotó en primer lugar ¿Qué hacía una mujer comprometida hablando semidesnuda con su expareja ahora cuñado en medio de un sitio apartado en el bosque? Caminó hacia atrás alejándose de él profundamente consternada- ¿Qué hemos hecho?- Trató de detectar alguna firma de chakra cercana que pudiese convertirse en un potencial testigo de su infidelidad sintiéndose una basura.

-Es mi culpa, lo lamento Sakura, yo… me dejé llevar otra vez, lo siento, no puedo evitarlo…- intento acercarse a ella, pero ella solo saltó hacia atrás evitando que volviera a ponerle las manos encima- Sakura por favor… ¿Es que ya no sientes nada?

-T-te amo…- susurró en voz baja- pero también amo a Sasuke… con toda mi alma.

El aire escapó de los pulmones de Itachi la observó largamente con los labios entreabiertos, no estaba sorprendido, pues él lo sabía perfectamente y lo dolía tanto el sufrimiento en su voz, no pudo hacer más que quedarse de pie viendo a Sakura derrumbarse sobre la tierra llorando amargamente.

¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?

Ahora podía escucharlo, finalmente, sus latidos erráticos, el dolor, aquella punzada, el zumbido en sus oídos, la mirada desesperada de Sakura cuando prácticamente se arrastró hacia él gritando desesperada viéndole sucumbir en medio de una convulsión.

-¡Itachi!

Su voz llegó a sus oídos tan lejana, si… si el moría… entonces todo acabaría, sonrió suavemente intentando alcanzar su mejilla por última vez, pero sus brazos no respondían, lo último que vio fue el brillo de sus manos intentando estabilizarlo antes de simplemente fundirse en la penumbra.

No, madre… en la soledad no se oye mejor el corazón…

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Notas de la autora:

-No me maten lean esta historia hasta el final y luego ya pueden matarme-

Lo principal es anunciarles que a partir de este punto la historia avanzará de forma lineal hasta su final, digamos que hemos llegado al presente de nuestros protagonistas, tampoco quiero alargar esta historia innecesariamente y que se vuelva eterna así que, aunque queda algo de tela nos estamos acercando a la recta final.

El refrán escrito correctamente es "En la soledad se oye mejor el corazón" pero lo he "volteado" para reflejar desde el título el sentimiento de resignación e ironía en el que vive sumido Itachi, decidí narrar esta historia en su mayoría desde el pov de este personaje, se lo tenía bien merecido, estamos por celebrar el primer aniversario de este fic xD y releyéndolo me di cuenta de que hemos estamos viviéndola en su mayoría desde el punto de vista de Sakura y el de Sasuke ya que si, la historia se llama "Del amor y otras molestias" es precisamente porque nuestro personaje principal masculino en esta historia es Sasuke, tenemos como su pov más marcado y no chiquillos no es spoiler, aún hay tantita tela que cortar aquí antes de dar un veredicto, pero si como mencioné antes estamos cerca del final, la verdad yo amo ambas parejas, no he decidido aún con quien dejar a Sakura oficialmente, voy a discutirlo con mi musa, tengo en mente dos finales (? Como ya he dicho antes soy un agente neutral (del caos) me pongo romántica con ambas parejas porque si, efectivamente, Sakura los ama a los dos, el dilema de amar a dos personas al mismo tiempo es real, el conflicto interno de no saber si el amor verdadero es quien amaste primero o quien amaste más intensamente es real, no lo he vivido en carne propia pero soy muy chismosa así que conozco mucha gente que si JAJAJAJA dejen en los comentarios si alguna vez han vivido esa encrucijada y con quien se quedaron, desahóguense.

Por otra parte, sé que este capítulo al inicio tiene tintes muy amargos y va tomando forma hacia el final, no fue por hacer dramas pero le da algo de profundidad a la trama, siempre tuve esta idea desde el inicio y espero les esté gustando tanto como a mí.

Nota dos: Como dije arriba, no he tomado una decisión como autora entonces estuve pensando en regalarles un final oficial y uno alternativo para satisfacer a mis dos queridos teams y a mi misma porque la verdad estoy in love con ambas parejas xD ¿Qué dice el público? ¿Quieren final alternativo? O hacemos dos finales y luego ustedes eligen hacer canon el final que les guste más, esta historia da para dos rutas. Dejen su respuesta en los comentarios.

Con cariño,

Azulen.