El destino de los fragmentos

El área de reparación estaba llena de chispas y el zumbido constante de herramientas. La misión parecía haber sido predestinada al fracaso desde su inicio; los alienígenas que habitaban el planetoide donde se hallaban los fragmentos eran bastante violentos y avanzados para hacerles frente. Una mezcla entre orgánicos e inorgánicos que, si no asemejaban al menos a los Quintesson, les hacían recordar viejos tiempos.

—La razón de nuestra creación —susurró el Seeker, sus ópticos brillando con un destello de nostalgia y resentimiento.

Soundwave había pasado el informe de heridos. Afortunadamente, no hubo bajas, lo que podía considerarse como una ventaja, pero no por eso podían sentirse seguros. Dos fragmentos reposaban en el planeta y, al parecer, la extracción sería todo menos sencilla.

—Las unidades terrestres han sido recuperadas. Breakdown y Swindle están en tratamiento —confirmó el F117, pensativo, mientras observaba las pantallas holográficas.

—No podemos seguir mandando tropas a esos encuentros. Ellos los esperan y es cuestión de tiempo para que el balance se torne en contra. Otra estrategia similar es simplemente ilógica e ineficiente —argumentó Shockwave, observando los datos proporcionados por su aliado de cromas azulados desde su estación en el laboratorio. Al menos las pruebas habían resultado hasta cierto punto favorables, lo que les permitió demostrar que los fragmentos sí serían útiles en la reconstrucción. Los cristales que se hallaron originalmente eran una fuente de poder lo suficientemente concentrada para generar una reacción en los fragmentos que permitía reformar las estructuras dañadas. Tanto Starscream como Shockwave trabajaron incansables ciclos en su estudio, analizando los efectos tanto positivos como negativos de ese desarrollo.

—No lo hemos probado en estructura viva —comentó el general, su único óptico brillando con preocupación.

—Aún no, pero dejaremos eso por el momento. Necesitamos recuperar esos fragmentos cuanto antes y es por ello que he decidido ir yo personalmente —intervino el caza tricolor con seriedad, su voz resonando con determinación.

—No puedo estar de acuerdo en esa maniobra, es ilógico —argumentó Shockwave con frialdad, sus cálculos internos rechazando la idea.

—Yo bajaré —intervino Soundwave finalmente. Si alguien era capaz de realizar la incursión de manera exitosa, era el jefe de espías, más considerando su vasta experiencia en campo.

En la Tierra…

Las cosas cada vez iban de mal en peor. Mientras algunos países defendían y aceptaban la presencia alienígena, otros se escudaban en el último enfrentamiento Decepticon para condenar a toda la raza cybertroniana. Las calles de las ciudades estaban llenas de manifestaciones, con pancartas y gritos que resonaban en el aire. Los noticieros no paraban de mostrar imágenes de los destrozos causados por el último ataque, con edificios derrumbados y vehículos calcinados.

—El robot gigante de la última vez casi destruyó un estado completo —exclamaban las voces en las transmisiones, con un conteo claro de las bajas humanas y los daños que dicho evento generó. Megatron escuchaba a lo lejos los reclamos con los que Optimus tenía que lidiar a diario. Si él hubiese estado a cargo, ya habría tomado cartas en el asunto, pero esa era una de las grandes diferencias con su amigo, quien buscaba métodos más pacíficos a menos que fuese necesario. La verdad es que se sentía solo, fuera de lugar, y prefería pasar las tardes al lado de su vieja amiga y compañera humana, así como con su familia, que seguir en ese asunto político que detestaba.

—Iré a ver a los Malto. Si necesitas algo, puedes hacérmelo saber —comentó, alejándose sin esperar respuesta. Los viejos cuarteles de Ghost parecían haberse convertido en la base Autobot en esos tiempos. El edificio, antes lleno de actividad humana, ahora estaba repleto de tecnología cybertroniana, con pantallas holográficas y equipos de reparación avanzados. Muchos de los Transformers pertenecientes al símbolo carmesí optaron por reintegrarse en ese lugar, inseguros de los tratos que muchos humanos les estaban dando o de las opiniones en general.

El guerrero plateado se elevó usando su forma alterna para perderse en los cielos claros del mediodía. Desde las alturas, podía ver las vastas extensiones de tierra, algunas aún marcadas por las cicatrices de batallas pasadas. Se preguntaba

- ¿Cómo estarían sus antiguas tropas?- La pregunta pasó por su procesador infinidad de veces. ¿Podría mandar un mensaje a los mismos? Sería inútil si es que aún estuviesen en rango. ¿Qué podría decir que fuera diferente a la última vez?...Nada.

Starscream se cruzó de brazos mientras observaba a su aliado prepararse. Anteriormente, esa clase de convivencia sería inédita, pero después de la deserción de Megatron, muchas cosas habían cambiado. La unión del grupo era más contundente, lo que los hacía aún más efectivos y peligrosos. Ravage seguía con la mirada fija en las acciones de los generales, preparándose para partir a la orden de su guardián.

El cuarto de armas era un espacio amplio y sombrío, iluminado por luces frías que colgaban del techo metálico. Las paredes estaban revestidas con estantes llenos de armas de todo tipo: blásters, espadas energéticas, y dispositivos de espionaje. El suelo, de un metal oscuro y resistente, resonaba con cada paso de los mechas. En una esquina, una mesa de trabajo estaba cubierta de herramientas y piezas de repuesto, testimonio de las constantes reparaciones y mejoras que se realizaban.

—No creo necesario recordarte que aún puedes llevar una escolta —comentó el Seeker con un aire desinteresado, sabiendo que el jet azulado se negaría de manera rotunda. Soundwave prefería trabajar en solitario para esa clase de misiones.

—Negativo, será más efectivo si lo hago a mi modo —recalcó Soundwave con el mismo tono firme.

—Podríamos causar alguna distracción en otro punto que podría darte ventaja —prosiguió el comandante aéreo, su voz resonando en la sala de armas.

—No, eso los pondría en alerta. Será mejor realizar una incursión no esperada —afirmó el espía, enfocando su visor carmesí en los ópticos azulados de su acompañante.

—Como quieras —respondió el volador con un toque de molestia en su voz.

—Estaré en el puente supervisando la incursión —finalizó Starscream, saliendo de la sala y dejando a solas a Soundwave con su más preciado compañero.

—Ravage, nos marchamos —exclamó el espía azulado antes de que el felino adoptara su posición en la forma ahora aérea de su portador. Ambos estaban armados y listos. El mecha marchó por los pasillos del Venganza, las pocas tropas que encontraba en el camino se retiraban, dejándole libre el paso. La lealtad de los mechas presentes y los ánimos parecían ser otros en la nave Decepticon. No peleaban por supremacía, peleaban por su supervivencia, por un futuro libre ajeno a los estereotipos, por la recuperación de su mundo una vez más.

Las compuertas de la nave se abrieron, liberando a su activo. El espacio exterior se desplegaba ante ellos, vasto y oscuro, salpicado de estrellas brillantes. La nave Venganza flotaba en la órbita del planetoide, su estructura metálica reflejando la luz de los astros lejanos. Soundwave y Ravage se lanzaron hacia su misión, el silencio del vacío solo roto por el zumbido de sus motores. El cielo se extendía vasto y despejado, mientras ambos se alejaban del Venganza.

A lo lejos, en otro mundo, Megatron se dejaba caer liberando aire como si suspirara. A su lado, Dot Malto colocó su mano en uno de sus brazos, sintiendo el frío del metal bajo sus dedos. Ella podía ver el conflicto reflejado en los ópticos carmesí de su viejo amigo, un brillo que delataba una mezcla de tristeza y reflexión.

El entorno que los rodeaba era sereno, un contraste con las batallas que ambos habían presenciado. Estaban en un claro rodeado de árboles altos y frondosos, cuyas hojas susurraban con el viento. El cielo, teñido de un azul profundo, se extendía sin nubes, y el sol comenzaba a descender, bañando el paisaje con una luz dorada.

—¿Aún piensas en Spitfire y Aftermath, los jóvenes Decepticons? —le cuestionó la humana con un deje de tristeza en su voz.

—Entre otras cosas —susurró el mecha, comprendiendo el impacto que la pérdida de esos dos sparkling pudo tener en esa familia. Eran tan jóvenes que parecía injusto. Pero en la guerra no hay justicia. ¿Cuántos recién creados y familias enteras no perecieron bajo el fuego de ambos bandos? La crueldad de la que no se dignaba hablar. Los humanos experimentaron un punto muy leve de lo intenso que fueron las batallas; mismas que llevaron a su mundo y raza a la extinción.

—No es que tus acciones hayan ayudado al final —pensó, aunque no lo dijo en voz alta.

—Jamás entenderé del todo lo que puedes sentir al encontrarte en esta situación. Agradezco el apoyo que nos has brindado y los sacrificios que has hecho por esta familia y mundo. Sé que muchos no piensan igual, pero nosotros siempre estaremos agradecidos —confirmó la mujer con un sentimiento de honestidad y apego que era obvio en su mirada.

—Gracias, Dorothy. Son estos momentos los que me hacen ver la razón por la que dejé todo eso atrás —afirmó el guerrero plateado, su voz resonando con un eco metálico.

—Es normal, fueron tus tropas durante muchos años. A pesar de los problemas, siempre se genera un apego —confirmó Dot con tranquilidad, su mirada fija en el horizonte.

—A pesar de la confianza que tenemos, hay cosas que no conoces del todo sobre mí y la razón por la que me siguieron. Es historia antigua, finalmente las cosas deben seguir su curso —finalizó con un toque de resignación, consciente de que las cosas aún no habían terminado.

—Debo retirarme, amiga mía, pero agradezco tu compañía. Hasta mañana —se despidió el ex Decepticon, levantándose con un movimiento fluido y poderoso. El sol se ocultaba lentamente, proyectando sombras largas y alargadas sobre el claro, mientras Megatron se alejaba, sus pasos resonando suavemente en el suelo cubierto de hojas.

Soundwave descendió aprovechando la oscuridad que recubría la mitad del planeta, ocultando su firma para pasar desapercibido de los radares enemigos. El paisaje era sombrío y desolado, con estructuras metálicas que se alzaban como sombras en la penumbra. Transformándose antes de tocar suelo, el general mimetizó su forma con las estructuras aledañas, su superficie azulada reflejando apenas la luz de las estrellas.

Una cerca gigantesca rodeaba la zona donde se hallaban los fragmentos, con torres de vigilancia y drones patrullando el perímetro. Al parecer, los habitantes del planeta identificaron con facilidad las posibilidades que algo como el "All Spark" podía generar.

—Ravage, reconocimiento —comandó el mecha azulado, liberando al felino cybertroniano. Su compañero corrió con agilidad, evitando los sistemas de seguridad con maestría, haciendo un análisis completo antes de adentrarse en la base. Su simbionte le permitiría conocer a fondo los riesgos a los que se enfrentaban.

—Aún tengo abierto un canal cifrado por si requieres refuerzos —recibió el mensaje del comandante aéreo, quien seguía sus movimientos con los sistemas de la nave.

El casete atravesó la primera barrera internándose por un respiradero, una desventaja que muchos orgánicos compartían y que entes como ellos aprovechaban. La seguridad en los túneles era bastante amplia, con sistemas semejantes a láseres recorriéndolos para eliminar cualquier alimaña. Ravage descendió antes de enfrentarse a uno, ocultándose con facilidad debido a su tamaño entre el mobiliario adyacente.

El tamaño de las estructuras era similar al de los mismos cybertronianos, con pasillos amplios y techos altos. Las paredes estaban cubiertas de paneles metálicos y luces intermitentes que indicaban la actividad constante del lugar.

—Con cuidado, hay métodos de detección que aún desconocemos —advirtió el mecha, mientras el felino se adentraba a una especie de laboratorio. El laboratorio mantenía algunas muestras del metal creado por el "All Spark", así como una serie de escritos en un lenguaje desconocido. Sin embargo, las imágenes revelaban que los planes no eran la destrucción de los alienígenas metálicos, sino su uso e integración. Por eso no había bajas registradas.

—Esto convierte en más que una prioridad la obtención de los fragmentos y su extracción —recalcó Soundwave a su casete, el cual asintió adentrándose más al área de investigación.

Los datos se transfirieron al Venganza, donde Starscream los revisaba desde una tableta personal.

—Debemos hacer una marcación de este planeta —susurró, observando con claridad los gráficos y sintiendo un leve escalofrío en sus sistemas.

—Soundwave, vamos a tomar medidas más drásticas. Estos entes no están jugando. Me niego a terminar como vehículo de transporte de esas criaturas o algo similar —afirmó, marcando un nuevo curso.

—Si dejamos que la nave sea visible en la superficie, tendremos problemas. La resistencia y estabilidad del Venganza no es igual a la del Némesis —advirtió Shockwave, entrando al puente después de haber recibido los datos que ahora Starscream sostenía.

—Lo sé, pero no podemos permitir que su investigación continúe. Debemos retrasar ese hecho si queremos tener oportunidad, más considerando que Cybertron es un desastre actualmente. Nosotros somos los últimos recursos militares con los que cuenta hasta donde sabemos —recalcó el Seeker.

—Estoy consciente y veo la lógica en tu plan, pero ellos buscan nuestra presencia —respondió su interlocutor.

—Podemos hacer una serie de ataques coordinados. El Venganza puede rastrear las fuentes de energía principales, las cuales destruiremos a lo largo del planeta. Esto los dejará en un momento claro de indefensión, lo que aprovecharemos para facilitar el robo de los fragmentos y retirarnos.

—La nave no tiene por qué descender, lo realizará la fuerza aérea —prosiguió el jet.

—Eso es más adecuado —confirmó el cíclope, enviando la información recién generada. Lo que dejaba a Soundwave con una escasa cantidad de tiempo para recuperar el fragmento antes de que todo se convirtiera en un caos.

Mientras tanto Soundwave y Ravage están en medio de su misión, descubren una sala oculta en el laboratorio. Dentro, encuentran una serie de dispositivos extraños conectados a los fragmentos del "All Spark". Al acercarse, Soundwave se da cuenta de que estos dispositivos están diseñados para reprogramar a los Cybertronianos, convirtiéndolos en esclavos obedientes a las órdenes de los alienígenas.

De repente, una alarma silenciosa se activa. Ravage, en su intento de desactivar uno de los dispositivos, es capturado por un campo de energía. Soundwave observa con horror cómo su compañero comienza a ser reprogramado. La luz en los ojos de Ravage parpadea, y su comportamiento se vuelve errático.

—Ravage, no… —murmura su guardián sintiendo una rara punzada de desesperación.

En ese momento, recibe un mensaje urgente de Starscream.

—Soundwave, estamos listos para iniciar los ataques coordinados. Necesitamos esos fragmentos ahora- Exclama con fuerza.

El espía se enfrenta a una decisión imposible: intentar rescatar a Ravage y arriesgarse a ser capturado él mismo, o completar la misión y dejar a su compañero atrás. Sabe que el tiempo es crucial y que cualquier retraso podría significar el fracaso de toda la operación.

Finalmente, toma una decisión. Con un movimiento rápido, desactiva el campo de energía que retiene a Ravage, pero el daño ya está hecho. Su casete está parcialmente reprogramado y no puede seguir la misión., él lo recoge para colocarlo en su compartimento, sabiendo que deberá encontrar una manera de revertir el proceso más tarde.

—Starscream, tengo los fragmentos. Procedan con los ataques —informó el espía con voz firme a pesar del conflicto interno.

—Recibido, mantén tu posición hasta que podamos extraerte —respondió el seeker; su tono lleno de urgencia.

El mecha de cromas azulados se ocultó en una sombra profunda, observando el caos a su alrededor. Sabía que debía encontrar una manera de revertir la reprogramación de Ravage, pero eso tendría que esperar hasta que estuvieran a salvo. Mientras tanto, debía asegurarse de que los fragmentos no cayeran en manos enemigas.

De repente, un grupo de alienígenas apareció en la entrada del laboratorio, armados y listos para atacar, sus formas humanoides pero de tonos más azulados y metálicos se mantenía firme. El espía se preparó para el combate, sus sensores alertas. Con un movimiento rápido, lanzó una serie de disparos precisos, derribando a los enemigos uno por uno. Sin embargo, sabía que no podría mantener esa posición por mucho tiempo.

—Soundwave, estoy a un click de hacer contacto.— La voz de Starscream resonó nuevamente.

—Entendido —respondió Soundwave, su voz firme.

Mientras esperaba Soundwave revisó el estado de Ravage. El felino cybertroniano estaba inerte, sus sistemas mostrando signos de reprogramación. Soundwave sabía que debía actuar rápido para salvar a su compañero.

Finalmente Starscream llego liberando una serie de misiles, los cuales derribaron las torres de vigilancia asegurando la zona permitiendo que el mecha azulado adoptara su forma alterna para ascender hacia el Venganza.

De vuelta en la nave, Soundwave se dirigió inmediatamente al laboratorio de Shockwave. El científico Decepticon era su única esperanza para revertir la reprogramación de su simbiote.

—Shockwave, necesito tu ayuda. Ravage ha sido reprogramado parcialmente. Debemos revertir el proceso antes de que sea irreversible —comento el general con su voz llena de urgencia.

—Entiendo. Prepáralo en la mesa de operaciones. Esto requerirá precisión y tiempo —respondió su aliado.

Mientras el científico trabajaba en el casete, su guardián observaba con preocupación. Sabía que cada nanosegundo contaba y que cualquier error podría significar la pérdida de su compañero. La tensión en el laboratorio era palpable. El silencio solo era roto por el zumbido de las herramientas, así como los sistemas de monitoreo.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Shockwave se volvió hacia Soundwave.

—He logrado revertir la mayor parte de la reprogramación. Sin embargo, necesitará tiempo para recuperarse completamente. Debemos mantenerlo bajo observación —afirmo de manera calmada pero firme.

—Gracias, Shockwave. No sé qué habría hecho sin tu ayuda —respondió su aliado con alivio.

Sabía que los problemas aún no habían terminado, pero al menos logro salvar a su compañero. Ahora, debían centrarse en asegurar los fragmentos del "All Spark" y prepararse para cualquier amenaza futura.

La tecnología de control desarrollada por los alienígenas era avanzada y específica para los Cybertronianos. Utilizaba una combinación de señales electromagnéticas y nanomáquinas para infiltrarse en los sistemas de los Transformers. Una vez dentro, las nanomáquinas comenzaban a reescribir los protocolos de comportamiento, eliminando la voluntad propia y reemplazándola con comandos preprogramados.

Para Ravage, el proceso de reprogramación fue doloroso y desorientador. Las nanomáquinas invadieron sus circuitos, causando cortocircuitos y alteraciones en sus sistemas. Su mente, normalmente aguda y enfocada, se llenó de confusión y resistencia. A pesar de su entrenamiento, el felino no pudo evitar que parte de su programación fuera alterada.

Shockwave, al analizar la tecnología, descubrió que revertir el proceso requería una intervención quirúrgica precisa. Debía eliminar las nanomáquinas sin causar más daño a los sistemas del minicon, utilizando herramientas avanzadas y su vasto conocimiento en cibernética el científico decepticon logró desactivar las nanomáquinas y restaurar la mayor parte de la programación original de Ravage.

Megatron…

Una formación de aeronaves se divisó a lo alto, el mecha no pudo evitar criticar las maniobras realizadas por los pilotos, pensando en la excelencia aérea de aquellos que fueron sus combatientes, pero se necesitaba ser un jet para entender del todo las capacidades del mismo. Aun así se guardó los comentarios, a su lado tanto humanos como autobots observaban los giros impresionados.

-Increíble, realmente no hay comparación- Se dijo con un toque de nostalgia.

-¿Está todo bien?- Pregunto Optimus.

-Todo está perfecto- Replico su antiguo rival, el cual solo podía imaginar lo que los decepticons estaban viviendo.

Los fragmentos del "All Spark" estaban asegurados en un compartimento especial dentro del Venganza, protegido por múltiples capas de seguridad. Starscream, Shockwave y Soundwave se reunieron en la sala de mando para discutir los próximos pasos.

—Estos fragmentos son extremadamente valiosos. No podemos permitir que caigan en manos enemigas —dijo Starscream con determinación.

—Estoy de acuerdo. Debemos encontrar una manera de utilizarlos para nuestra ventaja sin exponernos a más riesgos —respondió Shockwave, analizando los datos en su tableta.

—Podríamos intentar fusionar los fragmentos con nuestra tecnología para crear una nueva fuente de energía. Esto nos daría una ventaja significativa en cualquier conflicto futuro —sugirió Soundwave, su mente trabajando rápidamente.

—Es una posibilidad, pero debemos proceder con cautela. La energía del "All Spark" es impredecible y peligrosa. Cualquier error podría ser catastrófico —advirtió Shockwave.

Mientras discutían, una alerta resonó en la sala de mando. Los sensores del Venganza detectaron una flota enemiga acercándose rápidamente. Los alienígenas no estaban dispuestos a dejar que los fragmentos se les escaparan tan fácilmente.

—Prepárense para el combate. No permitiremos que nos arrebaten estos fragmentos —ordenó Starscream, su voz resonando con autoridad.

El Venganza se preparó para la batalla, sus sistemas de defensa activándose y los Decepticons tomando sus posiciones. Soundwave, aún preocupado por Ravage, se aseguró de que su compañero estuviera seguro antes de dirigirse a la sala de mando.

La batalla que se avecinaba sería crucial. Los fragmentos del "All Spark" eran la clave para el futuro de los Decepticons, y no podían permitirse perderlos. Mientras las naves enemigas se acercaban, Soundwave, Starscream y Shockwave sabían que debían luchar con todas sus fuerzas para proteger lo que habían logrado.

La nave ahora insignia apunto todos los cañones al enemigo, buscando despedazar los de mayor tamaño, mientras los caza y todo mecha volador disponible se preparaba para el encuentro.

—Prepárense para el combate. No permitiremos que nos arrebaten estos fragmentos —ordenó Starscream con autoridad.

Las naves alienígenas comenzaron su ataque, lanzando una lluvia de proyectiles energéticos hacia el Venganza. Los escudos de la nave Decepticon se activaron, absorbiendo el impacto inicial, pero la intensidad del ataque era abrumadora. Los Cybertronianos respondieron con una andanada de disparos láser y misiles, iluminando el espacio con explosiones brillantes.

Soundwave, desde su posición en la sala de mando, monitoreaba los movimientos enemigos y coordinaba las defensas. Sus sensores detectaron una nave alienígena más grande que se acercaba rápidamente, claramente el buque insignia de la flota enemiga.

—Starscream, tenemos una nave enemiga de gran tamaño acercándose. Parece ser su buque insignia —informó Soundwave.

—Entendido. Dirijamos nuestros ataques hacia esa nave. Si logramos destruirla, desmoralizaremos a sus fuerzas —respondió el seeker tricolor.

El Venganza maniobró con agilidad, esquivando los proyectiles enemigos mientras lanzaba sus propios ataques. Las naves alienígenas, aunque numerosas, no podían igualar la precisión y el poder de fuego de los Decepticons. Las explosiones iluminaban el vacío, creando un espectáculo de luces y destrucción.

Shockwave, desde su consola, analizaba los patrones de ataque enemigos y ajustaba las defensas del Venganza en consecuencia. Sus cálculos precisos permitían a la nave Decepticon maximizar su eficiencia en combate, derribando una nave enemiga tras otra.

—Soundwave, necesitamos más potencia en los cañones principales. Enfoca toda la energía disponible en un solo disparo dirigido al núcleo del buque insignia enemigo —ordenó el mecha purpureo.

—Entendido —respondió su aliado redirigiendo la energía de los sistemas secundarios hacia los cañones principales.

El Venganza se alineó con el buque insignia enemigo, sus cañones principales brillando con una energía intensa. Con un disparo preciso, el Venganza lanzó un rayo de energía concentrada que impactó directamente en el núcleo del buque insignia. La nave enemiga explotó en una brillante bola de fuego, desintegrándose en el vacío.

Con la destrucción del buque insignia, las fuerzas alienígenas comenzaron a desorganizarse y retroceder. Los Decepticons aprovecharon la oportunidad para lanzar un contraataque decisivo, obligando a los alienígenas a retirarse.

—Hemos logrado desmantelar su flota. Los fragmentos del "All Spark" están seguros por ahora —confirmo Starscream con satisfacción.

—Debemos permanecer alerta. Es probable que intenten otro ataque en el futuro —advirtió Shockwave.

Soundwave por su parte se limitó a observar los restos de la batalla desde la sala de mando, sintiendo una rara sensación de alivio. Habían logrado proteger los fragmentos y mantener a raya a los alienígenas. Ahora, debían centrarse en utilizar los fragmentos del "All Spark" para fortalecer su posición preparandose para cualquier amenaza futura.

—Soundwave, asegúrate de que los fragmentos estén bien protegidos. No podemos permitirnos ningún error —ordenó el comandante aéreo.

—Entendido —respondió el aludido dirigiéndose al compartimento donde se guardaban los fragmentos.

Mientras Soundwave aseguraba los mismos, Starscream y Shockwave discutían los próximos pasos. Sabían que la energía del "All Spark" era poderosa y peligrosa, debían manejarla con extrema precaución.

—Debemos investigar más sobre estos fragmentos y encontrar una manera de utilizarlos sin poner en riesgo nuestra seguridad —afirmo Shockwave, analizando los datos en su tableta.

—Estoy de acuerdo. Pero también debemos estar preparados para cualquier ataque futuro. No podemos bajar la guardia —respondió el jet sin perder de vista la pantalla principal.

De vuelta en el laboratorio, Soundwave observaba a Ravage, quien comenzaba a mostrar signos de recuperación. El felino cybertroniano movía lentamente sus extremidades, sus sistemas volviendo a la normalidad.

—Ravage, ¿cómo te sientes? —preguntó el volador azulado.

—Mejor… Gracias guardián. Sabía que no me abandonarías —respondió el felino débilmente. El espía asintió pasando su mano sobre el minicon. Esa tecnología era escalofriante, y más considerando que los enemigos la desarrollaron con el simple estudio de un fragmento, el imaginar los resultados si algo más sustancioso caía en sus manos fue aterrador.

Mientras tanto el Venganza se alejaba del planeta, los Decepticons se preparaban para lo que vendría. Sabían que la lucha por el "All Spark" no había terminado, pero estaban listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.

FIN