En un barrio tranquilo durante un día tranquilo y soleado en la maravillosa Ciudad del Progreso, Piltover, una jovencita muy alegre y soñadora, de cabello largo con un muy particular color rosado, se encontraba en el taller de hexacústica de sus padres, que trabajaba muy alegremente en un proyecto personal mientras escuchaba y cantaba una canción que estaba sonando en el radio que tenia dentro del taller.

A.M.
Cuando la toco, ella de una se viene
Estoy pa' darte lo que tú me ordene'
Solo me busca' cuando te conviene, ey

Seraphine, "La Cantante Soñadora" invertía su tiempo muy felizmente en algo que pudiera ayudarla a unir a las ciudades hermanas de Piltover y Zaun con su música, aunque fuera solo un poco, y sea un sueño prácticamente imposible debido al historial que había entre estás dos ciudades, ella estaba decida a lograrlo, aún si los barones tecnoquímicos y esa señora aterradora de las piernas-cuchillos trataban de impedírselo. Igual ella tenía su "ángel guardián/perro de ataque".

Mientras seguía trabajando y pensaba riéndose ligeramente sobre ese pensamiento de su ángel guardián/perro de ataque, fue que un sonido que capto con las habilidades de su oído mágico la hizo detenerse.

Un sonido que ella aprendió a reconocer muy bien a lo largo del tiempo, el cuál era un conjunto de percusiones, a veces a destiempo, a veces formando un ritmo poderoso. Sabía exactamente a qué, o más bien, A QUIEN le pertenecía esa melodía. Y por la forma en la que iba aumentando el volumen con el tiempo, se iba acercando rápidamente; y si conocía bien a quien se avecinaba, Y DIOS sabe muy bien que lo hacia, lo haría de una manera estruendosa.

La chica corría por su taller, desesperada tratando de pensar que hacer para tratar de reducir, aunque sea un poco los daños que sabe que habrá. Cuando se dio cuenta que no importaba lo que intentara, realmente no le daría tiempo de salvar su proyecto personal. Por lo solamente pudo poner una cara molesta, inflar las mejillas y solo atinar a decir:

- ¡Me lleva la…!

No pudo terminar su maldición cuando el techo del taller fue atravesado por algo. Seraphine se cubrió el rostro con los brazos, protegiéndose; estuvo así un pequeño rato porque realmente no quería mirar como había terminado el taller, pero necesitaba cerciorarse de que la persona estuviera viva, pero sabía en su corazón que ella estaba bien, siempre lo estaba.

Empezó a bajar los brazos y vio que en lo que estaba trabajando se había ido a la mismísima mierda misma. Una pequeña lagrima salió de uno de sus ojos mientras que su labio inferior temblaba un poco.

- ¿Señor, por qué me has abandonado? ¿Es por el dulce que robe en el Jardín de Infantes? – Dijo mientras juntaba las manos y miraba hacia el cielo. - ¡Pues Amén, Hijo de Perra amargado! – Grito alzando el puño al cielo, agitándolo. Para después sacar un dulce bastante viejo de su bolsillo y metérselo a la boca para dar más énfasis.

Su rostro se tornó de un ligero tono verde, para después poner sus manos sobre su boca tratando de ahogar sus ganas de vomitar. Escupió el dulce después de algunas arcadas y comenzó a tallar su lengua en sus manos, no importandole que estás pudieran tener grasa, mugre y magia por estar trabajando con el hextech.

-¡WACALA DE POLLO! ¿Por qué diablos sigo guardando esa cosa? – Se lamentó, y contra todo sentido común del cualquier ser con uso de razón, recogió el dulce del suelo y volvió a guardarlo en su bolsillo.

Soltó un suspiro cansado y decidió que era el momento de enfrentar al elefante en la habitación. El cuerpo de la peliceleste se había estrellado contra el suelo de panza y cara, su cuerpo había quedado en forma de estrella con sus extremidades rectas y sus coletas tenían forma de zigzag. Se acercó a la chica y empezó a picarla en las costillas con la punta del pie.

- Hey, Pow-pow ¿Estás viva?

El brazo derecho de la chica en suelo se levantó en cuanto escucho la voz de la pelirrosa, se agarró del cabello de la nuca y lo jalo, obligando a su cabeza a levantarse.

- ¡Mira mamá, me aplastaron! – Dijo divertida, sin importarle que tuviera mugre, restos de techo y pequeños cortes en la cara.

- Por supuesto que lo estas.

Jinx, "La Bala Perdida", se levantó de golpe del suelo rápidamente, como si su cuerpo no hubiera recibido ninguna clase de daño después de esa "entrada" que acababa de realizar. - ¡Aloha, Rosa!

Acto seguido tomo a la otra chica entre brazos, la inclinó y le plantó un beso bastante subido de tono a la chica cantante, provocando que soltara un pequeño grito al momento de tomarla e inclinarla, y un pequeño gemido al momento de besarla, el cual, aunque la pelirrosa no quisiera admitirlo, la puso nerviosa. Pero la magia termino abruptamente cuando la Bala Perdida soltó de repente a la Cantante Soñadora, dejándola caer al suelo.

- ¡Oye! – Se quejó la pelirrosa desde el suelo.

- ¡Suputamadre! ¿¡Qué carajos comiste!? – Fue el turno de la chica de trenzas de quejarse mientras hacía gesto de asco. – ¡La boca te sabe a MIERDA! – Dijo estirando la última palabra.

Antes de la pelirrosa pudiera siquiera decir algo, afuera se escucharon los pasos de alguien corriendo hacia el taller, para después alguien abrir la puerta fuertemente mostrando a una hermosa mujer de mediana edad y cabello castaño.

- ¿Cariño, estás bien? – Preguntó preocupada. – Oí un fuerte escándalo de acá y…

Sus palabras murieron en su boca al ver la escena que tenía ante ella: El taller de su hija estaba a medio destruir; su propia hija estaba en suelo, cubierta de polvo y escombros, además de estar extrañamente sonrojada, quién la miraba ligeramente avergonzada; pero lo más importante era la chica delgada, de cabello celeste en dos larguísimas trenzas y un mechón, que estaba encima de su hija. Toda preocupación que tuviera fue cambiada por incredulidad por lo que tenia ante ella.

-¡Hola Señora-Mamá de Sera-Suegrita! – Saludo efusivamente la Bala Perdida mientras saludaba. – Pasaba por el barrio, y se me ocurrió, ya sabe, 'caerle' de sorpresa a mi encantadora novia, su bella hija. ¿Entiende? – Comentó alegre y divertida la peliceleste.

La mujer mayor mantuvo el rostro inexpresivo unos segundos antes de dirigir su mirada hacia arriba, viendo el enorme agujero que había en el techo, agujero que tenía una muy definida forma humana… curiosamente el agujero incluía la forma de las largas trenzas de la terrorista.

Bajo su mirada hacia Jinx, para encontrarla haciendo su mejor actuación de una chica buena que no rompe un plato, incluso tenía sus manos en posición de oración y pestañeaba a gran velocidad. La pobre mujer solo se apretó el puente de la nariz y sacó un profundo suspiro de exasperación.

- Solo asegúrate de reparar ese agujero Pow-pow. – Dijo saliendo del cuarto y cerrando la puerta detrás de sí. Pero inmediatamente volvió a abrir la puerta para asomar la cabeza y señalar a la loquita del centro de Piltover con el dedo. – Y hablo enserio jovencita.

- ¡Señora, Si Señora! – Dijo haciendo pose y gesto militar, pero riéndose ligeramente de todos modos.

La madre de Seraphine solo le hizo el gesto de 'te estoy vigilando' para ahora sí salir definitivamente y alejarse del taller para darles un poco de privacidad.

- ¡Ja, ya sabía que tú mamá me adoraba! – Dijo orgullosa de sí misma la peliceleste.

- Oh si, si, definitivamente eres su adoración y la luz de su mirada. – La Cantante Soñadora asentía y le daba la razón a su novia desde el suelo, del cuál no se había movido durante todo el rato. – ¡Deja de decir tonterías y levántame, cabeza de chorlito! – Grito haciendo una pequeña rabieta.

Jinx solo soltó una corta risa y le tendió la mano a Seraphine, quien la tomo y la levanto rápidamente sin ninguna clase de dificultad. A pesar de la evidente molestia de la pelirrosa, se acercó hacia la zaunita para darle un pequeño y casto beso en los labios. Cosa que sorpresivamente hizo avergonzar y sonrojar ligeramente a la Bala Perdida. (La pelirrosa nunca admitiría que la razón del beso puritano fue por el hecho de escuchar a su novia quejarse del sabor de boca, en especial por un tonto dulce que usa para autocastigarse, le calo fuerte en el alma).

Seraphine se alejo de la chica alborotadora y comenzó a caminar hacia una de las parades intactas del taller, (el cual curiosamente tenía un letrero que rezaba "en caso de visitas sorpresas de Jinx") la cual tenia distintas herramientas y empezó a tomar algunas.

- ¿Qué haces Rosa? – Pregunto la peliceleste mientras la veía con curiosidad.

- Ya oíste a mamá, TIENES que reparar el techo. – Respondió la cantante mientras llenaba un bolso de trabajo con las herramientas y materiales para trabajar. – Vamos, te ayudare.

- ¿¡Que, ahora!? – Se quejo viendo con repulsión el techo y las herramientas de trabajo que traía su chica que se acercaba hacia ella.

- Si Pow-pow, ahora. – La Cantante Soñadora ya se esperaba esa reacción… además de lo que sucedería a continuación.

- Ay, ese techo. – Dijo cabizbaja con los brazos en la espalda, mientras tallaba su pie en el suelo. Para después levantar la cabeza con una enorme sonrisa en el rostro. – No sería mejor mandarlo a ¡VO-LAR! – Hizo un gesto con sus manos simulando una explosión, una gran explosión, una gran explosión marca Jinx.

La terrorista tenía una sonrisa extrañamente encantadora y una mirada soñadora que, si no la conocieran, encantaría a todo mundo; mientras que observaba a la joven diva esperando una respuesta positiva. En cambio, la pelirrosa miraba inexpresivamente a la peliceleste; después de unos instantes Seraphine soltó un pequeño suspiro mientras materializaba lo que parecía un enorme abanico de papel de detrás de su espalda. El rostro de Jinx cambio, comenzando a sudar a cantaros, sus pupilas se encogieron y se escuchó un pequeño 'gulp' cuando trago saliva.

Ambas chicas se encontraban en el techo del taller bajo el caluroso sol de la tarde, realizando trabajos de construcción. Seraphine traía un sombrero para tapar un poco los rayos del sol que caían sobre ella; mientras que Jinx traía una blusa usada de la pelirrosa a modo de turbante para: 1) Resguardarla un poco del incesante sol, 2) Poder oler el aroma de su novia sin que esta la tache de rara… más de lo normal, y 3) Ocultar los chichones de su cabeza que le habría proporcionado la ronda de zapes que le dio la Cantante Soñadora a la Bala Perdida con su abanico de papel mágico que aparecía y desaparecía.

Pero a pesar de todo ello, ambas jóvenes se encontraban tranquilas trabajando en su enmienda mientras escuchaban y cantaban alegremente la música que sonaba en la radio de la pelirrosa, que milagrosamente por obra y gracia de Dios y del autor del fic, había sobrevivido el aterrizaje forzoso de la peliceleste.

A pesar del sol y del calor que hacia en esos momentos en la ciudad del Progreso, cuando la canción llego a cierta parte, movidas por la música, dejaron lo que estaban haciendo para levantarse, cantar y bailar ese estribillo.

¡A ella le gusta que le den duro y se la coman!

¡A ella le gusta que le den duro y se la coman!

Caminaban la una hacia la otra, moviendo sus cuerpos al ritmo de la canción.

¿¡Que!?

Pusieron una de sus manos en uno de sus oídos.

A ella le gusta que se la coman

A ella le gusta que le den duro y se la coman

Y es que yo quiero la combi completa

Estando frente a frente, realizaban pasos de baile y hacían gestos, retándose una a la otra.

¿¡Que!?

¡Chocha!

Un meneo de cadera hacia adelante mientras se sujetaban la entrepierna, Jinx de una manera aún más obscena.

¡Culo!

Un giro de 90° para después chocar caderas y sacudir un poco el trasero.

¡Teta!

Girarse para quedar de frente nuevamente, colocar las manos debajo de los pechos y…

Ambas se quedaron en esa posición, inmóviles, dejando que la canción continuara. Terminaron deprimiéndose por sus atributos femeninos; Seraphine con sus "limones" y Jinx con sus "piquetes de zancudo". Ambas chicas se abrazaron y consolaron mutuamente sobre las injusticias de la vida y de la existencia, mientras ríos de lágrimas salían cómicamente de los ojos de ambas.

Desafortunadamente, ninguna se dio cuenta, que debido al baile y dejar las cosas a la mitad, el techo aun no estaba completamente estructurado, quedando débil, mas todo el ajetreo que hicieron ambas, provoco que no resistiera y se viniera abajo el techo con ambas jóvenes, provocando un gran estruendo.

- ¿Jinx? ¡Jinx! ¿Dónde estás? – Preguntaba la joven diva, sentada en el "suelo", mientras se sobaba la cabeza y miraba a todos lados buscando a su chica.

- Aquí abajo. – Se escucho despacio debajo de la pelirrosa.

Sera miro hacia abajo y vio que en realidad estaba sobre el cuerpo de su novia. La cual estaba exactamente igual que cuando llego por primera vez al taller el día de hoy: bocabajo, de cara al suelo y con las extremidades extendidas hacia los lados; solo que, en esta ocasión, sus coletas formaron, por una extraña razón, un corazón.

- Oh Dios mio, lo siento. – Dijo levantándose rápidamente. - ¿Estas… bien?

- Pues, hubiera preferido que fuera mi cara y no mi espalda sobre la que callera tu trasero. Pero de ahí en fuera, estoy bien. – Menciono la peliceleste mientras se levantaba y se sacudía el polvo.

La loquita del centro esperaba un reclamo o un ligero golpe por su comentario, pero al notar que no obtuvo ninguno de los dos se giro hacia su acompañante. "La Cantante Soñadora" miraba hacia arriba con una cara de pánico y terror total. La terrorista dirigió su rostro hacia arriba y fue cuando noto que, donde antes había solo un hoyo con la forma de su cuerpo que ya estaba siendo reparado; ahora no había prácticamente casi nada de techo en el taller… Pero siendo la loca destructiva que era, no veía cual fuera realmente el problema.

Antes de que pudiera mencionar algo, Seraphine le extendió el brazo sin regresar a mirarla; la peliceleste vio que le estaba tendiendo un pedazo de papel el cual tomó. Al mirarlo vio que rezaba "Permiso para maldecir como marinero de Aguas Turbias"; el cual tenía 5 casillas, de las cuales, 3 estaban enmarcadas con una carita chibi de Jinx guiñando el ojo y sacando la lengua. La terrorista se le quedo viendo unos instantes a la joven cantante, pero esta solamente seguía observando con horror el techo. Jinx solo se encogió de hombros, para después empezar a buscar en sus bolsillos hasta hallar lo que necesitaba: Un sello. Le quito el protector y lo estampo sobre la 4° casilla, dejando marcada otro dibujito de ella.

Volvió a guardar el sello en su bolsillo y le regreso el papel a la pelirrosa; la cual tomo el papel sin regresarla a ver y procedió a guardarlo en su brassier, para inmediatamente darle unas palmaditas en señal de que estaba bien guardado. Después, de una manera muy tranquila, se enderezo, se arreglo el cabello, hizo un ademan de quitarse el polvo, para finalmente respirar hondo… Y explotar.

- ¡AAAAAHHHHH! – Grito aguda y con fuerza, llorando cómicamente mientras corría en círculos con los brazos en alto. - ¡JODIDAS, PENDEJA! ¿¡ME OISTE!? ¡ESTAMOS JODIDAS! ¡JO-DI-DAS! – Gritaba mientras sacudía con fuerza a la Bala Perdida del top, tanta, que lo termino rompiendo, provocando que los pálidos (y pequeños) pechos de la peliceleste estuvieran al aire, aunque ni a ella ni a Seraphine parecía importarles.

- ¡Woah! ¿Y a ti que rayos te pasa?

- ¿¡Que 'qué me pasa'!? ¡Estas viendo y no ves pendeja! – Se separo y empezó señalar varias veces para hacer énfasis hacia el techo… mientras aun tenia el top de Jinx en la mano. - ¡Destruimos el puto techo! ¡Mamá nos va a matar a chanclazos! – Dijo preocupada, para después perder casi todo el color del rostro. – O peor, nos azotara con el cable de la Hexplancha. – Dijo sombríamente.

- ¡Oye, no digas esas madres! – La Bala Perdida parecía genuinamente asustada por esa declaración. - ¡Además! ¡Realmente, AHORA SI, fue un accidente! – Trato de, increíblemente, razonar. – Tu mamá es una mujer razonable, ella entenderá, ¿no? – Lo dijo mas para tranquilizarse ella misma.

Como si hubiera sido invocada, la puerta del taller se abrió de un portazo, mostrando a la madre de Seraphine, quien tenia el pie levantado, dando a entender que la había abierto de una patada. Pero lo que hizo que la sangre de ambas jovencitas se helara, era que la señora tenia en una mano una chancla Y el cable de la Hexplancha en la otra.

- ¡Mami! – Chillo agudamente la pelirrosa, quien se quedó completamente quieta, cual venado enfrente de un auto a toda velocidad, cuando la vio acercarse a ella velozmente.

Y como si fuera policía de otro país, en otro universo, llamado Estados Unidos; sin preguntar el 'como', el 'cuando' y el 'por qué', empezó a repartir la bala fría, en forma de chancla y cable, sobre su hija. Jinx, quien de por si es naturalmente(?) pálida, por poco y se vuelve transparente al ver como su suegra masacraba a su novia, pero, aunque quisiera intentar ayudarla, sabía lo que sucedería a continuación.

- Je, je. Bueno, ya saben lo que dicen. "Mas vale aquí corrió, que aquí quedo" – La peliceleste retrocedía lentamente hacia la puerta. - ¡NIGERUNDA…!

Pero antes de que pudiera utilizar "La Gran Técnica Secreta de Escape" que había visto en un programa de televisión, una mano firme la había sujetado del hombro, impidiendo que pudiera huir. Lentamente fue obligada a voltearse, quedando frente a frente con su suegra quien la miraba impasible. Detrás de ella, al fondo, estaba Seraphine, en el suelo, casualmente haciendo la misma pose del tipo gordo de camisa blanca y pantalones verdes de la caricatura que habían visto hace unos días. Si no estuviera en la situación en la que estaba, se hubiera reído y le hubiera tomado una foto. Pero todo rastro de humor que pudo haber tenido en sus pensamientos fue borrado cuando vio a la señora levantando el brazo con la chancla; a lo que únicamente pudo hacer fue gritar con pánico:

- ¡EN LA CARA NO, QUE SOY CO-PROTAGONISTA DE ESTA HISTORIA!