Capítulo 3; ¿Tan rápido?
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La joven se despertó temprano con su despertador, no había dormido mucho, pero había dormido lo suficiente como para mantenerse despierta durante el día. Tomó un baño, comió algo ligero, y salió de su piso con el Gi puesto, lista para otro día.
— Hola, buenos días. ¿Cómo va todo?
Vio que le había llegado ese mensaje. Realmente se había quedado impresionada con quien había conocido ayer. Pero tenía miedo. Pensaba que le atraía, tanto física como emocionalmente. Tenía clase, tenía estilo, era amable. ¿Qué más podía pedir en un hombre? Pero eso era algo que ni siquiera era podía saber, quería conocerlo primero. Era buena oportunidad para empezar una relación. Ya eran varios años que no tenía nada que ver con ningún hombre, y siéndose sincera, ya estaba cansada de eso. Decidió que le daría una oportunidad a Jomei.
¡Buen día! Todo bien, ¿qué tal tú? :) —
Guardó su teléfono, algo nerviosa por el mensaje que envió y se dirigió al dojo del señor Yamamoto. El cual estaba esperando a que los alumnos llegasen. Ella llegó y no había casi nadie. Saludó al señor Yamamoto y se puso a calentar un poco en el mismo tapete que estaba la otra vez.
—¿Qué haremos hoy sensei? —preguntó estirándose.
—Les enseñaré unas dos posturas nuevas y pasaremos a hacer un combate, para ver si ya las pueden aplicar.
Estaba entusiasmada, iba a tener un combate después de tanto tiempo. Su felicidad de esfumó por completo al ver quien llegaba al dojo, captando la atención de las pocas personas que estaban ahí. Él se dedicó a saludar a varios de los que se topaba y se puso en el extremo opuesto del dojo a ella, ambos se miraron de reojo, cuando entró Junko, de manera escandalosa saludando a Akane, eso provocó que los que estaban ahí volteasen a verla. La saludó desde la puerta hasta casi la esquina opuesta, que era donde ella estaba. Ya casi eran las nueve, y ya estaban llegando los demás. Cuando dieron las nueve el señor Yamamoto comenzó a hacer preguntas sobre las posturas que habían visto el lunes.
—¿Alguien sabe cómo se hace la postura de rostro? —inquirió el señor, examinando a toda la sala.
Akane levantó la mano, ella se había memorizado muchas de las poses, le servía que fueran unas diez por clase, así las lograba captar con más rapidez. El señor Yamamoto la escogió.
—Muy bien Tendo, enséñanos como se hace, por favor.
—La mano así… la otra así… agachado a la altura de tu oponente para esquivar el ataque, y doy un golpe por la mandíbula —ejecutó la acción.
—Impresionante trabajo. ¿Alguien se ofrece para practicarlo con su compañera en demostración?
Había muchas manos levantadas en el dojo, todos estaban ansiosos por participar con Akane. Pero el señor Yamamoto escogió a quién no tenía la mano arriba, y parecía estar prestando omisa atención.
—¡Tú! El que llega tarde. No parece que tengas mucho interés en lo que estamos haciendo. Supongo que es porque lo sabes hacer perfectamente bien. Veamos si realmente aprendiste la técnica —hizo que se levantara.
Ranma con cierto fastidio se levantó de el tapete, yendo hacia la punta del dojo. Frente a frente con Akane, la cual le miraba sin ningún tipo de expresión, si le preguntasen, no sabría decir si realmente estaba presente o no.
—Y bien ¿Qué esperan? —preguntó desesperado—. ¿Por qué se quedan parados sin hacer nada?
—Bien —se aclaró la garganta—, primero lo hago yo —habló el de la trenza.
Se puso en posición, de la misma manera en que lo había explicado quién tenía en frente. Ella se puso en una posición en la que trataba de atacar, dejándolo que la ataque como demostración. Él, aunque no lo pareciera, estaba igual o incluso más nervioso que ella. Se posicionó bien e hizo el ataque, tocando apenas la mandíbula de su oponente, con miedo a lastimarla.
—Muy bien, falta movimiento en las piernas, pero parece que sí ha prestado atención. Va usted Tendo.
Ella se situó en la postura y lanzó el golpe, él se lo esperaba, y antes de impactar con su rostro la esquivó.
—¿Qué haces? —preguntó ella en un susurro.
—Me ibas a golpear.
—Ese es el punto de la postura. Además no planeaba golpearte, no estoy loca —dijo con fastidio.
—"Ese es el punto de la postura" —imitó—. No, el punto es demostrar, no golpear maníacamente a tu rival.
—¿Perdón? ¿Maníaca? —volteó a verle enfurecida.
—Nada… —masculló retrocediendo, dándose cuenta de la bomba que acababa de soltar.
Irritada le soltó una cachetada. Todo el mundo se quedó boquiabierto. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué si parecían no conocerse se hablaban tan familiarmente? Y más que todo la gente pensó. ¡¿Cómo vas a golpear a Ranma Saotome?!
—Oye ¿Qué te pasa? Si yo no te he golpeado —reclamó sobando su mejilla.
—Claro, no me has golpeado, me has dicho maníaca, por si no escuchaste tus palabras —le golpeó en el pecho con el dedo índice.
Los demás miraban primero a la izquierda y luego a la derecha, era como un partido de tenis, como si fuera un combate donde ninguno de los dos fuera a perder. Algunos de hecho consideraron traer un snack y verlos pelear.
—Qué si las he escuchado, y las dije muy claramente. Me ibas a golpear de manera maníaca.
—Y dale con los insultos… ¡¿Qué no te puedes comunicar como una persona normal?!
—¿Normal? Yo no soy el que…
—¡BASTA! Por Kami-sama… Los pasé para que demostraran la postura, no para que se pelearan como niños. ¡A sus lugares! ¡Los dos! —se cruzó de brazos firme.
Ambos se fueron tal cual fuesen un perro regañado, aunque no tuvieran cola, muchos podrían decir que tenían la cola entre las patas, lo que hacía que se viera más cómica la situación. Todos estaban confundidos cuanto menos, parecía que fuesen unos niños peleando y además no entendían la familiaridad con la que se dirigían.
La clase siguió sin mucho problema, sólo que ahora los roces entre estos dos eran más evidentes. Hicieron combates, Junko con Akane y Ranma con otro de los chicos que estaban ahí. Akane, por su técnica le pudo ganar a Junko, y con obviedad Ranma pudo ganarle a su oponente.
Después de los combates, ya casi era hora de irse. Ranma se acercó a un joven que había peleado muy bien, parecía ser que él también estaba en un nivel más profesional de artes marciales. El chico era muy alto, incluso más que él. Era robusto y calvo.
—Hola, he visto que peleaste muy bien —se acercó amigable.
—G-gracias, tú también peleas bien, de hecho, mejor que yo —contestó tímido.
El chico se veía algo tímido, parecía ser que, aunque tuviera mucha habilidad para pelear no tenía ningún amigo ahí. Notó un acento extraño, que nunca antes había escuchado en Japón.
—¿Eres de por aquí?
—No, de hecho, soy vietnamita. Me llamo Cuong.
—Vaya, qué exótico. Creo que ya lo sabes, pero soy Ranma, mucho gusto —le extendió la mano.
—Mucho gusto Ranma —le devolvió el gesto—, ¿por qué viniste aquí si tú tienes un nivel profesional?
"Lo mismo me pregunto yo de ti.", pensó. — Mi padre es amigo del señor Yamamoto, me invitó a apoyarlo en su curso, pero con tanta gente no parece que necesitara apoyo. ¿Y tú?
—Me llamó la atención, sólo quiero mejorar como artista marcial.
—De verdad que estás motivado, es admirable. ¿Algún motivo? Si me dejas preguntar…
—Bueno, tengo una novia en Vietnam, Mihn, nuestra mayor ilusión es vivir de las artes marciales, pero a mí me gusta el combate libre, así que vine donde mejores maestros de combate libre hay. El próximo año vuelvo a vietnam.
—Vaya, que inspiradora historia de amor… —comentó con ironía interna. — ¿Cómo has hecho para sobrevivir sin tu novia tanto tiempo?
—Me da pena decir esto, no suelo ser muy cursi, pero… el amor lo puede todo. Sueno como un personaje de una película, pero una vez que lo vives es verdad —miró al piso avergonzado.
—Pues me alegra mucho que estés tan enamorado. Oye estaría bien que me pasaras tu número.
—Claro —dijo tomando su celular y escribiendo su número en el mismo.
—Bueno Cuong-Kun. Un gusto, me tengo que ir.
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—Oye Akane-Chan, ¿has visto el chico que está hablando con Ranma? —codeó Junko.
—No, yo a él no le volteo a ver ni por error, hará que me enoje más.
—Vale, pero mira a su amigo. ¿No crees que es guapo? —mencionó derritiéndose.
—No es de mi gusto, pero si para ti lo es… supongo que sí —se encogió de hombros.
—Esos son el tipo de chicos que me gustan, por eso no me va Ranma. Es muy pequeño para mí.
"¿Pequeño?" Pensó. Ella era pequeña, todos le quedaban grandes pero bueno, quién era ella para juzgar.
—Sí…
—Oye, hablando de Ranma ¿qué fue eso más temprano? —preguntó muy confundida.
—Está tonto, eso es —lanzó agobiada.
—Bueno, si te ha llamado loca a ti. ¿Lo conocías desde antes? Parecía que rencor se traían desde hace tiempo.
—Sólo me cae mal, es muy grosero con las mujeres, y no sabe respetar —mintió irritada.
—Pero sólo has hablado esta vez con él.
—Da igual eso, si me ha llamado maníaca en la primera conversación es un grosero —mostró molestia.
—Sí, creo que sí tienes razón.
Salieron del dojo del señor Yamamoto, donde a Junko ya la estaba esperando su hermana y Akane estaba a punto de subirse a su auto.
—Oye —dijo una voz conocida de manera seca.
A ella se le agudizaron los sentidos, y con una cara de pocos amigos volteó atrás.
—¿Qué quieres? —cuestionó desesperada.
—¿Por qué me golpeaste?
"No va enserio." pensó. Con un rostro lleno de incredulidad lo vio fijamente. —No me la creo —susurró—. Estábamos entrenando, no te iba a golpear. En todo caso, tú fuiste quién me llamó maníaca primero, con toda la familiaridad del mundo.
—Tú empezaste. Con tu "ese es el punto de la postura". — Imitó con voz chillona.
—Sabes qué, haz lo que quieras, es estúpido pelear por esto —gritó cerrándole la puerta del auto en la cara. Sacó un cigarro y se fue de ahí.
Él se sintió ofendido, realmente pensaba que era una tonta, él quería una disculpa sincera. Aunque siéndose totalmente honesto, sabía que era una manera de hacerla enojar y llamar su atención, aunque lo disfrazase con lo que lo disfrazase.
Akane abrió su bolso y revisó su bandeja de entrada, tenía mensajes de Jomei.
— Me encanta oír eso, yo estoy bien. ¿Te apetece un café para conocernos mejor?
¡Claro! Está perfecto ;). —
— Si me lo permites voy por ti a tu piso, a la hora de la comida.
Gracias, ya te mando la ubicación. —
Llegó a su piso y se arregló. Se puso un vestido fresco de color amarillo, con unos zapatos flats y sólo estaba esperando que su cita llegara. La llamaron de la recepción y bajó para ver a quién la invitaba. Traía un pantalón y una camisa de vestir. Un poco formal para la ocasión, pero no se veía mal.
—Me hubieras avisado que viniera un poco más formal.
—No te preocupes, así te ves perfecta. Ven, vamos a mi auto.
Él le abrió la puerta del copiloto para que entrara, y después subió él al vehículo. Él se veía incluso mejor en ropa más casual. Mantuvieron una conversación de cómo había ido el día y habían llegado a la cafetería. Tenía un aspecto vintage de estilo occidental, por dentro, tenía una pared llena de libros, y era de dos pisos, el piso se abajo era más grande que el de arriba. El suelo era de madera, y sus pisadas se escuchaban al pasar. Olía de una manera embriagante a café, y tenía mesas bonitas.
—Realmente todo es muy bonito aquí —miró asombrada.
—¿Ves? Pensé que se podría adaptar mucho a ti, además los lugares bonitos son para que los complementen mujeres bonitas. Ven, yo vengo mucho por aquí, tengo una biblioteca privada.
Subieron al segundo piso del lugar, había una puerta que abrió, donde era una habitación no muy pequeña donde las cuatro paredes estaban llenas de libros. Ella estaba nerviosa por el hecho de que fuese una biblioteca privada.
—Tengo de todo, incluso me he comprado tus libros. Los leí hace tiempo, pero realmente quería descubrir a la mente maestra que estaba detrás de esas obras. Y por fin ayer tuve el placer de conocerla. Pero, aun así, sigues siendo un misterio para mí. Solamente se tu nombre y tu trabajo. Cuéntame más de ti.
—Desde pequeña siempre me han gustado las artes marciales, a diferencia de mis dos hermanas, que no tuvieron ningún interés. Mi padre tiene un dojo, es por eso que desde pequeña he estado relacionada con ese mundo. A mí me encantaría llevar el dojo algún día cuando mi padre ya no esté, para pasarle todas las cosas que he aprendido a nuevas generaciones. Aunque sea escritora, a lo que yo me quería dedicar desde un principio era enfermera, así sabría todos los primeros auxilios por si los alumnos en el dojo llegaban a hacerse daño.
—¿Y tu novio? Supongo que debe de estar muy orgulloso de una mujer tan profesional.
—Yo… no tengo novio por ahora.
—Qué lástima, yo nunca dejaría escapar a una dama como tú.
Ella le miró un poco avergonzada —¿Qué tal tú? ¿Te dedicas a algo más que la poesía?
—Sí, soy barista. Siempre me ha gustado el olor a café y un buen libro. Mi papá tuvo una cafetería, me la pasé toda mi adolescencia aprendiendo a preparar café, hasta que lamentablemente mi padre murió por un tiroteo fuera de su cafetería y mi madre, no supe nada de ella desde que nací. Ahí fue donde me encontré con las palabras. No sabía cómo expresar lo que sentía en ese momento, así que un día tomé una hoja de papel y comencé a escribir. De ahí nacieron varios poemarios, pero eso ya es otra historia.
—Lo lamento mucho. Tu padre debió de haber sido un gran hombre.
—Así es. Entonces ¿tus libros? Me gusta como escribes. Vi una entrevista tuya hace poco. ¿Es verdad que solamente es fantasía o se basa en la vida real?
—Pues todo es una mezcla, mi imaginación sólo lo escupe y mis manos lo manifiestan en documentos y papel.
—Me parece muy interesante tu metodología. Nunca había conocido a alguien que tuviera un proceso tan simple.
—¿Cuál es tu proceso? La verdad no he leído tus poemas.
—¿Quieres ver uno de los poemas? Te voy explicando mientras los leemos.
—Sí…
Pero, aun así, detrás de la nube que llora se esconde aquello radiante.
Después de pensar que los árboles de cerezo no florecerían más,
Que el viento no se metería entre mis dedos otra vez,
Que no volvería a sentir antes de ti.
Se esfumó aquel sueño falso del que era parte.
Y de repente empezó a cobrar sentido por lo que estaba aquí.
—Es hermoso Jomei. Realmente captura la emoción de volver a sentir después del dolor —dijo conmovida.
—Este fue uno de los primeros que escribí después de la muerte de mi padre. Y el último de mi primer poemario. Los poemas siempre me surgen cuando hay un buen olor a café. No tiene mucha ciencia, sólo sale cuando el olor a café es delicioso. Por eso también paso mucho tiempo aquí.
Ella pensaba que, aunque las situaciones eran diferentes, podían compartir mucho en común. Ella se sentía así el día que se dio cuenta que tal vez debía de seguir adelante. Por primera vez en años sentía que algo la conectaba a alguien: experiencias. Sin embargo, toda esa conexión, los momentos que pasan juntos, con todo eso, se siente incapaz de quererle. Es guapo, amable, la trata bien… Tal vez solo es cuestión de tiempo para que le comience a gustar más seriamente.
—Sabes Jomei… yo, pienso que hemos vivido cosas similares. No te lo dije, pero yo perdí a mi madre, era muy pequeña, pero ella era una gran mujer. Y bueno, siento que tu poema retrata las emociones después del duelo. Me conmueve mucho.
—Me alegra escuchar que te gusta.
Siguieron charlando durante una o dos horas. Ella se dio cuenta que tenían mucho en común, y realmente antes que una potencial pareja, podía ver un amigo que había pasado lo mismo que ella. Compartían experiencias, y de alguna manera, mientras más experiencias compartían, a ella se le enternecía el corazón. Después de esa larga plática por fin pudo sentir ese "flechazo" del que se creía incapaz de sentir. Quedó impresionada de él, pensaba que sería algún tipo de mujeriego poeta, pero por lo que hablaron parece que se toma las cosas mucho más en serio.
—Akane, me gustó mucho conocerte. Vales la pena. Eres una mujer muy inteligente, brillante, además de hermosa. Me gustaría que nos viéramos otra vez.
—Gracias Jomei, a mí también me gustaría.
Después de su cita, Akane se quedó contemplando la idea. Tantos años y no se había hecho la idea de estar con alguien más. Tenía que superar por completo su antigua relación para poder estar feliz con Jomei. Pero se preguntó: ¿Realmente sería feliz?
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Llegó su asistente por el, como de costumbre. Se subió a su auto y se fue directo a su hotel.
—¿Cómo le fue hoy Señor Saotome?
—Ah, el viejo estúpido me puso a practicar con ella y discutimos en frente de todos. Fue humillante, me golpeó y cuando le fui a pedir que me dijera el porqué de su reacción me cerró la puerta de su auto en la cara.
—Bueno Saotome, yo no sé mucho de este tipo de situaciones, pero, creo que no me está contando toda la verdad. ¿Por qué lo golpeó? ¿Por qué le cerró la puerta? No quiero insinuar nada, pero, sé que algo tuvo que pasar para provocarla así.
—Bueno sí, me volví loco. Ella iba a atacar y la esquivé, se enojó por esquivarla y le dije que estaba loca y después peleamos. Y hace un momento, le pedí que se disculpara conmigo por lo que dijo y… creo que debí de haber sido yo el que ofrecía una disculpa —bajó su tono de voz gradualmente mientras caía en realización.
—Bueno, tal vez sí, pero que le quede como enseñanza, si no se quiere llevar peor de lo que se lleva con ella, pídale una disculpa y ya no la provoque. Sabe que pronto empezará la publicidad explosiva para el torneo y no se puede meter en problemas, además que los problemas nunca le traen nada bueno.
—Está bien Keiko, gracias. Oye, por cierto, ¿hay algo más que hacer hoy? Quiero pasear de nuevo. Me gustó estar por la ciudad. Y además tengo ganas de distraerme un rato —manifestó más calmado.
—Perfecto señor, no tenemos nada, pero recuerde que mañana tenemos la sesión de fotos, así que hoy hay que procurar no descuidarnos tanto.
—Ok Keiko, está bien.
El campeón y su asistente dieron una vuelta por Tokio, algo cansada pero no lo suficiente como para llegar al hotel. Keiko y él se la pasaron hablando un buen rato de cosas aleatorias. Ranma podía decir sin titubear ni dudarlo que Keiko era su mejor amiga, aunque no supiese mucho de ella, lo había acompañado desde que empezó y por mejores ofertas que tuviera nunca se fue, además que Keiko era una de las únicas mujeres que no lo veía como un sujeto guapo o una pareja. Él sabe que Matsuda y Keiko solo eran su jefe y su asistente, sin embargo, después de tanto tiempo juntos ahora eran más que sólo compañeros de trabajo.
—¿Por qué le preocupaba tanto una disculpa o una explicación de ella señor? —Preguntó curiosa.
—No sé Keiko, supongo que me dejé llevar por lo enfadado que estaba —respondió vagamente, mientras tomaba un sorbo de su té helado.
—Yo creo que sentía que se la debía hace tiempo. No sé si haya querido una disculpa de manera consciente o inconsciente, pero usted realmente sentía que le debía algo. Aunque ¿no cree que ella también siente que usted le debe una disculpa? Es decir, la manera en la que dejaron de hablar fue tal vez un malentendido y tal vez ambos piensen que tienen la culpa y nunca podrán saber la verdad de si realmente lo que pasó pasó por culpa de alguno de los dos o ambos. Y por más que sea muy precipitado, intente dialogar con ella, aunque sea para saber su versión de la historia, no necesita más.
—Me dejas sin palabras Keiko, siempre sabes que decir. Pero ese es el problema, no puedo hablar con ella sin pelear. Y creo que ella tampoco puede hablar sin pelear, realmente me gustaría que esto ya no fuese un malentendido. Quiero saber que pasó, pero preguntarle abruptamente sería muy precipitado. Entonces me iré acercando, haciéndome su amigo. ¿Tú qué opinas Keiko?
—A mí me parece bien, usted haga lo que piense correcto Saotome, a final de cuentas usted la conoce mejor que yo. Pero igualmente ofrézcale una disculpa, usted y yo sabemos que en esta sí metió la pata —lo miró con complicidad.
Él sólo miró al piso en señal de que, en efecto, era cierto lo que señalaba su asistente. Pero en esa conversación, una duda se le insinuó en la cabeza, era como una piedrita en el zapato, la sentía, pero decidió ignorarla. Al ser su amigo podría conocerla mejor, algo que le causaba mucha curiosidad. "¿Será la misma?" "¿Habrá cambiado?" se preguntó. No lo podía saber, de una manera u otra creía saber que seguía siendo igual, o al menos eso aparentaba.
Se fue a dormir esa noche con la mente llena de suposiciones e ideas, remotamente no podía esperar a que llegara la hora de verla de nuevo. Le irritaban esos nervios, e incluso lo ponían más nervioso, se durmió como pudo, porque al otro día tenía que seguir entrenando. Las competencias siempre lo mataban de los nervios.
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Este día ella se levantó con nuevas esperanzas, tal vez pelearon antier, pero esperaba que eso no fuese impedimento para poder seguir con el curso. Hoy cerraba la primera semana del curso, sólo faltan dos más. Revisó su celular y tenía un mensaje nuevo, un mensaje de Jomei.
—Buenos días Akane. Espero que hoy hayas amanecido de maravilla, al igual que yo, que no he dejado de pensar en ti. Me gustaría que nos viéramos hoy, pero tengo un horario muy apretado.
—Buenos días Jomei, me encuentro bien, gracias por preguntar. A mí también me gustaría, espero que podamos la próxima semana :)
Estaba lista para comenzar de nuevo hoy. Encendió su auto y se encaminó a el dojo del señor Yamamoto. Desde el último momento agridulce que vivió con él no ha fumado. Últimamente piensa mucho en dejarlo de una vez, no le trae nada bueno hacerlo, aunque no sea fácil.
Después de su retrospectiva en el auto llegó como de costumbre al dojo, temprano y a calentar. Se acomodó sonde siempre y empezó a estirar. Junko entró menos efusiva de lo normal a sentarse a lado de Akane, saludándola.
—Buenos días Aka —saludó cabizbaja.
—Hola Jun ¿Todo bien? — Preguntó la azabache preocupada.
—Bueno… En realidad, no. Después de escuchar accidentalmente la charla que tuvieron Ranma y el chico que me gustó, Cuong. Digamos que me puse a investigar de él. Es vietnamita, vino meramente a entrenar y lo PEOR es que tiene novia en Vietnam, y se van a casar —suspiró, cayendo dramáticamente encima de su amiga.
Akane sostuvo a su amiga y la levantó.
—Vaya… ¿Y tú dónde encontraste todo eso? —inquirió algo asustada por los dotes investigadores de su amiga, viéndola a la cara.
—Tengo mis medios… pero bueno, eso no importa. Perdí al amor de mi vida —lloró.
—Jun-chan, eso no es cierto, ni siquiera le conocías. ¿Qué tal si es un maltratador y tú no sabías nada? Ya vendrá otro, no te preocupes —la tomó por los hombros, dándole un serio consejo.
—Está Bien Aka… —respondió decaída.
De pronto entró el aclamado artista marcial. Pero contrariamente a como hizo las anteriores ocasiones, fue directamente al asiento detrás de la escritora. Junko miró muy poco disimuladamente a su amiga, insinuando algo… Akane avergonzada le hizo caso omiso a la acusación silenciosa de su amiga.
—Buenos días —saludó él a quién tenía en frente.
"¿Me está hablando a mí?" pensó ella. "¿Cómo puede actuar tan normal después de la pelea que tuvimos antes?"
Se giró hacia él de la manera más rígida corporalmente. Lo miró extraño por una fracción de segundo, pero luego repitió el gesto: — Buenos días —. Y se volteó.
Posteriormente, Cuong tomó lugar justo a lado de Ranma, y ahora Akane podía echarle en venganza una mirada a su amiga, aunque sepa que no va a pasar nada.
El señor Yamamoto dio por iniciada la clase, primero agradeciendo a todos los que estuvieron presentes desde el día uno, cerrando la primera semana. Explicó que las próximas el entrenamiento sería más duro y que si ve que no hay desempeño los vetará de la clase.
Para el primer ejercicio, asignó parejas. A Akane le tocó con Cuong y a Junko con Ranma. El ejercicio constaría de que uno de ellos tendría que ser ciego, y el otro sordo, uno va a poder luchar y otro no. Obviamente, el equipo de Ranma iba a luchar contra el de Akane. El sensei les dio cinco minutos para planear su estrategia y una vez que terminaron se pusieron en posición para pelear. Decidieron que Cuong y Ranma pelearían, haciendo que Junko y Akane guíen.
—Bien Cuong, Dijiste que te gustaban los ataques cuerpo a cuerpo, esto es lo que vas a hacer. Tienes que ser lo suficientemente rápido como para que no te esquive, él es muy ágil. Ten cuidado con tu cuello, tu tronco y tu espalda, ahí tienes puntos que si son presionados te debilitas, una vez que sepas y ubiques a Ranma, puedes hacer lo que gustes, pero yo igual te tengo que decir cuando va a atacar y cómo —le dijo seria.
EL chico tímido asintió ante la explicación de su compañera. Se puso la bandana y sólo quedaba esperar al otro equipo.
—Mira Ranma, he visto de cerca la estrategia de Akane, no sé si es la que siempre usa conmigo o si cambie con Cuong, pero sabe los puntos débiles, sabe exactamente donde tocar para debilitarte, a mi me da miedo eso, pero el punto es que cuides tu cuerpo y estés muy atento a lo que haga Cuong y diga Akane. Yo te mantendré al tanto.
—Está bien —dijo poniéndose la bandana en los ojos.
El combate había empezado. Ranma era muy ágil, pero las explicaciones de Junko no le ayudaban, contrariamente a Cuong, él estaba muy atento a lo que dijera Akane, siguiendo cada uno de sus pasos. Los demás combates ya habían acabado, y ahora (como siempre) Ranma y Akane eran centro de atención, incluso el propio Yamamoto se paró a observarlos. Ranma no podía tomar la derrota, dejó de seguir las instrucciones de Junko y empezó a aplicar más técnica propia hacia Cuong, Akane y Cuong hacían lo posible para no perder, pero todo era en vano. Ranma era demasiado fuerte para Cuong, haciéndolo caer a pesar del esfuerzo que le puso.
Akane esta visiblemente enojada, y no por perder (en parte sí) sino por que dejó de escuchar a Junko, haciendo lo que le dio la gana. Sin embargo, aceptó su derrota, ayudado a Cuong a pararse.
—Estuviste muy bien Cuong —le ayudó con su característica sonrisa.
—Bien peleado —se dirigió Ranma a ambos.
Cuong respondió de igual manera, pero Akane solo se quedó callada, yendo con su amiga.
—Akane, ganamos —exclamó entusiasta.
—¿No estás enojada? —preguntó extrañada.
—No en realidad.
—Pero hizo lo que se le dio la gana —se quejó la azabache.
—Le dije que si se desesperaba podía hacerlo.
—Está bien… —dijo derrotada—. Es justo. Bien peleado —volvió a tomar su sonrisa a pesar de la derrota.
Akane se acercó a donde Ranma, rodeado de todos. Felicitándolo por su triunfo.
—Ey. Bien peleado —dijo mientras le extendió la mano a el chico de los ojos azules.
El la analizó por un segundo, repitiendo su gesto y dándole la mano. Para Ranma, no había ningún tipo de rivalidad entre ellos, para él era evidente que ganaba. Pero Akane sentía cierta rivalidad, la misma de toda la vida. Y más ahora que sentía todo a flor de piel. Estaba ardiendo por recordar todo lo que pudo haber pasado, sin embargo, se serenó y dieron por terminada la clase.
Todos salieron como de costumbre. Ranma rodeado de sus compañeros, haciéndole elogios e inflándole el ego. A Akane le hartaba ver esa escena. "¿Quién creen que es?" Pensó. Pero después se retractó. Era Ranma Saotome, campeón nacional. Ranma Saotome, campeón nacional que de un día para otro decidió acercarse a ella a saludar.
—Akane — Exclamó.
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Este capítulo sí estuvo interesante. ¿Ustedes que opinan? ¿Qué creen que vaya a pasar cuando Ranma se acerque con Akane? ¿Creen que Jomei sea la próxima pareja de Akane? ¿Creen que Akane quiera ser igual de amable con Ranma después de todo? Ya pronto será el torneo, ¿cuánta gente habrá en la fiesta después del combate? ¿Ranma podrá ganarle a su oponente? Pues… muchas preguntas y pocas respuestas jajaja. Gracias a todos por los rewiews. Tengo que decirles algo importante, mis vacaciones de verano terminaron, entonces tengo que resumir mis actividades escolares, esto lo menciono porque puede que de repente no publique en una semana o me tarde en publicar. Les pido una disculpa, pero también quiero que recuerden que este es un fanfic que está en proceso, eso quiere decir que aún no sé el final y que lo estoy escribiendo con el tiempo. Les agradezco su comprensión y apoyo incondicional. Otra vez les pido una disculpa por la pausa que tomaré por un tiempo mientras me organizo.
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